{"id":8974,"date":"2005-05-01T00:00:48","date_gmt":"2005-04-30T22:00:48","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8974"},"modified":"2005-05-01T00:00:48","modified_gmt":"2005-04-30T22:00:48","slug":"proponer-a-los-jovenes-una-vida-con-espiritu","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/proponer-a-los-jovenes-una-vida-con-espiritu\/","title":{"rendered":"Proponer a los j\u00f3venes una \u00abvida con esp\u00edritu\u00bb"},"content":{"rendered":"

Jos\u00e9 Luis Moral<\/strong>
\n 
\nJos\u00e9 Luis Moral<\/strong> es profesor de Teolog\u00eda Pastoral en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma.
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nProponer la espiritualidad cristiana a los j\u00f3venes, explica el art\u00edculo, implica algunas cuestiones previas que es necesario repensar. Especialmente: la condici\u00f3n, identidad y existencia concreta de los j\u00f3venes y de la comunidad cristiana, y un modelo de pastoral juvenil que opte por la humanizaci\u00f3n (objetivo) y la educaci\u00f3n (camino), capaz de restablecer la comunicaci\u00f3n con los j\u00f3venes. Desde estas coordenadas perfila una espiritualidad fundamental que remite a la manera de unificar y orientar la propia respuesta vital ante lo real y una espiritualidad concreta (espec\u00edfica) cristiana, consistente en vivir la fundamental con el esp\u00edritu con que vivi\u00f3 Jes\u00fas de Nazaret, rehaciendo a lo largo de la historia los dos ejes en torno a los que estructur\u00f3 su vida: el Abb\u00e1 y el Reino.
\n 
\nLa petici\u00f3n concreta de Misi\u00f3n Joven me ven\u00eda formulada en estos t\u00e9rminos: \u00abLa exigencia pastoral<\/em> de proponer la espiritualidad cristiana a los j\u00f3venes\u00bb. A simple vista se trata de una \u00abexigencia obvia\u00bb; sin embargo, mirado con detenimiento, el asunto pierde buena parte de su obviedad debido \u2013entre otras\u2013 a tres cuestiones implicadas, cuya respuesta no es tan evidente como tendemos espont\u00e1neamente a suponer: 1\/ \u00bfC\u00f3mo son<\/em> y qu\u00e9 j\u00f3venes cristianos queremos?;<\/em> 2\/ Consiguientemente, \u00bfc\u00f3mo (re)pensar la pastoral juvenil?;<\/em> 3\/ En fin, \u00bfqu\u00e9 espiritualidad cristiana\u2026? <\/em>Intentar\u00e9, entonces, formalizar la propuesta siguiendo el hilo de dichas cuestiones que, por otro lado, fusionar\u00e9 estrechamente con los dos atolladeros fundamentales de la vida cotidiana de los j\u00f3venes: la decisi\u00f3n acerca de la \u00abidentidad-orientaci\u00f3n\u00bb y acerca de la \u00abcomunicaci\u00f3n-acci\u00f3n\u00bb.
\n <\/p>\n

    \n
  1. J\u00f3venes: b\u00fasqueda de sentido y \u00abnuevo cristianismo\u00bb<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    Si la teolog\u00eda en general se preocupa de la correlaci\u00f3n entre la experiencia cristiana originaria y la experiencia de las mujeres y hombres contempor\u00e1neos, la diferencia espec\u00edfica de la pastoral<\/em> \u2013frente a la forma de proceder del resto de las disciplinas teol\u00f3gicas\u2013 ata\u00f1e a la praxis como punto de partida: la existencia concreta de los j\u00f3venes y de la comunidad cristiana es el \u00ablugar teol\u00f3gico\u00bb por excelencia para escuchar y comprender tanto la palabra inmediata<\/em> de Dios como la respuesta eclesial m\u00e1s adecuada a la misma.
    \n 
    \n 1.1. J\u00f3venes y b\u00fasqueda de sentido<\/strong>
    \nPor eso\u2026, con la pastoral juvenil no se trata de pensar a la luz de la Biblia u organizar doctrinas que transmitir\u2026; casi cabr\u00eda decir que lo contrario: es desde el contacto directo con los j\u00f3venes, con el bagaje de sus esperanzas y frustraciones, anhelos y contradicciones, etc., desde donde se ha de (re)pensar la misma Escritura y c\u00f3mo anunciarles la salvaci\u00f3n, el \u00abevangelio\u00bb o las buenas noticias de parte de Dios.
    \nTambi\u00e9n por eso, la comunidad cristiana, antes de interrogarse por cuanto \u00abha de comunicar a los j\u00f3venes\u00bb, debe preguntarse ella misma qu\u00e9 anuncio o qu\u00e9 le dice o anuncia hoy el Evangelio: quiz\u00e1 por ah\u00ed atisbemos\u2026 que toca recomenzar, <\/em>es decir, atisbemos a leer el estado generalizado de la fe como un \u00abmomento seminal<\/em> de muerte\u00bb que empuja hacia el (re)inicio de una vida distinta.<\/em> En este sentido, los j\u00f3venes no son un problema para las comunidades eclesiales, por m\u00e1s que frecuentemente muchas quieran escabullirse por esta falsa puerta, sino un desaf\u00edo y una oportunidad: las nuevas generaciones son una ocasi\u00f3n inmejorable para (re)pensar la experiencia cristiana original, para correlacionarla creativamente con la existencia humana hodierna \u2013adecu\u00e1ndola a los actuales dinamismos antropol\u00f3gicos\u2013 y, en fin, para reconstruir la pastoral.
    \nPues bien, en nuestro particular momento hist\u00f3rico de cambio epocal<\/em> (cambio que no s\u00f3lo comporta una nuevo estado de conciencia sino que incluye tambi\u00e9n la gestaci\u00f3n de un in\u00e9dito modo de ser y vivir en el mundo), los j\u00f3venes \u2013a su manera\u2013 nos anticipan ese \u00abnuevo individuo\u00bb naciente\u2026 A la par, nos indican que, as\u00ed como somos los mayores, no les interesamos y que, por ejemplo, ni nuestra religi\u00f3n ni nuestra Iglesia les conciernen, pues no se sienten atra\u00eddos por el c\u00f3mo creemos, celebramos y \u00abvivimos de<\/em> fe\u00bb.
    \nLas hondas transformaciones en curso s\u00f3lo nos permiten, por ahora, reconocer una especie de \u00aborden sin fondo\u00bb, ante el que los adultos solemos recular y armarnos con elevadas dosis de disimulo e intentos desesperados para ocultar la inseguridad. En cambio, los j\u00f3venes se lanzan con desparpajo a la b\u00fasqueda de sentido <\/em>para ese nuevo ser humano, cuyo esqueleto ya es el suyo.
    \nEs posible leer bajo la \u00f3ptica del sentido, pues, las vicisitudes que rodean la existencia de los j\u00f3venes. De esta forma, sus vivencias, lo experimentado, lo intuido, lo so\u00f1ado\u2026 nos conducir\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 de la simple met\u00e1fora: en los gestos, palabras y actuaciones de las chicas y chicos, sin duda, podemos alcanzar a leer una \u00abpeque\u00f1a profec\u00eda\u00bb que nos demanda acogida, que denuncia su exclusi\u00f3n y expresa, sobre todo, un profundo deseo de \u00absentirse reconocidos<\/em> y necesarios\u00bb[1]<\/a>.
    \n 
    \n 1.2. \u00abNuevo cristianismo\u00bb<\/strong>
    \n\u00abHay algo radicalmente religioso en los j\u00f3venes\u00bb (A. de Miguel): desde hace tiempo, los soci\u00f3logos se\u00f1alan la presencia de una evidente, aunque ambigua, demanda religiosa en las nuevas generaciones. Si a la hora de proponer la espiritualidad, la pastoral juvenil debe mirar antes de nada a los j\u00f3venes \u2013en general\u2013, con mayor raz\u00f3n ha de observar a los propios j\u00f3venes cristianos y a cuantos aprecian el sentimiento religioso. En esta perspectiva, pr\u00e1cticamente la mitad de los adolescentes y j\u00f3venes espa\u00f1oles de 15 a 29 a\u00f1os se considera \u00abcreyente cristiano\u00bb\u2026 \u00a1a su modo! Esto es, los j\u00f3venes realizan una espont\u00e1nea \u00abreconversi\u00f3n de la religi\u00f3n y de la fe\u00bb que, en nuestro caso, cabr\u00eda denominar como \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb <\/em>por responder a estas dos caracter\u00edsticas fundamentales:
    \n 
    \n\u00a1 Humanitario: <\/em>Unos, aceptan a Dios, creen y se remiten a \u00c9l con la oraci\u00f3n, por encima de todo, y con alguna pr\u00e1ctica m\u00e1s o menos religiosa; otros, realizan una traducci\u00f3n humanista de lo anterior, sin apenas referencias trascendentes. Para estos \u00faltimos j\u00f3venes, es verdadero creyente y religioso quien es honrado, ayuda a los necesitados y, seg\u00fan dichas claves, se pregunta por el sentido de la vida.
    \n\u00a1 Aut\u00f3nomo: <\/em>La pertenencia a la Iglesia, en general, no forma parte de los requisitos de identidad cristiana. Son \u00abaeclesiales\u00bb: pasan<\/em> de la Iglesia cat\u00f3lica, pero sin particular beligerancia en el tema; por lo que, al respecto, esta identidad se extiende desde los que dicen sentirse cat\u00f3licos y proyectarse como tales, hasta quienes se excluyen de la pertenencia a la Iglesia.
    \n 
    \nDe ser verdad, como apuntan numerosos \u00edndices, que los adolescentes y j\u00f3venes son capaces de sintonizar con un cristianismo as\u00ed, que una identidad de ese tipo cuenta con algunos apoyos o estructuras de plausibilidad en el \u00e1mbito particular de las nuevas generaciones, junto a la cuesti\u00f3n del sentido, aqu\u00ed radicar\u00eda otro quid<\/em> de la praxis cristiana con ellas y, m\u00e1s en concreto, otra pista para organizar la propuesta de la espiritualidad
    [2]<\/a>.
    \nEn fin, tanto la vida de los j\u00f3venes como la propia realidad de las comunidades cristianas est\u00e1n estrechamente encadenadas a dos de los n\u00facleos que mejor condensan la complejidad problem\u00e1tica<\/em> de nuestros d\u00edas: por un parte, el problema de la \u00abidentidad\u2013orientaci\u00f3n\u00bb<\/em> de la existencia humana, donde se concentra el desaf\u00edo del futuro (humanidad o inhumanidad); por otra, la dificultad de la \u00abcomunicaci\u00f3n\u2013acci\u00f3n\u00bb\u2026<\/em> que determina la direcci\u00f3n del di\u00e1logo educativo.
    \nUniendo todos los aspectos que vengo comentando (sentido y nuevo cristianismo, identidad-orientaci\u00f3n y comunicaci\u00f3n\u2013acci\u00f3n), ya contamos con un punto de partida suficientemente definido para constatar que la propuesta de la espiritualidad debe inserirse en una apuesta coherente por la humanizaci\u00f3n<\/em> \u2013objetivo<\/em> b\u00e1sico de la pastoral juvenil\u2013 y por la educaci\u00f3n<\/em> \u2013camino<\/em> propio de la pastoral juvenil\u2013.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Pastoral juvenil: Encarnaci\u00f3n, Abb\u00e1<\/em> y Reino de la vida<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      A partir de lo dicho, la preocupaci\u00f3n de cara a plantear la espiritualidad se traslada a la pregunta por \u00abqu\u00e9 j\u00f3venes cristianos queremos\u00bb o, mejor, c\u00f3mo (re)plantear la pastoral juvenil <\/em>para afirmar la vida y la esperanza, al tiempo que restablecer la comunicaci\u00f3n con los j\u00f3venes. Como apuntaba al final del p\u00e1rrafo anterior, \u00e9stas ser\u00edan las dos opciones b\u00e1sicas del replanteamiento: la humanizaci\u00f3n <\/em>como respuesta a la b\u00fasqueda de \u00abidentidad-orientaci\u00f3n\u00bb; la educaci\u00f3n <\/em>para afrontar los obst\u00e1culos en torno a la \u00abcomunicaci\u00f3n-acci\u00f3n\u00bb.
      \nHuelgan los comentarios tanto acerca de la desorientaci\u00f3n como sobre el atolladero al que se ve conducida hoy la identidad personal. Otro tanto cabe alegar por cuanto ata\u00f1e a la humanizaci\u00f3n: \u00ablo humano aut\u00e9ntico\u00bb<\/em> es lo que cabalmente representa el \u00abobjetivo com\u00fan\u00bb de cualquier acci\u00f3n, eclesial y pastoral incluidas. Objetivo que, desde nuestra perspectiva cristiana y de cara a los j\u00f3venes, ha de poderse leer cual \u00abcriterio \u00e9tico\u00bb \u2013para se\u00f1alar la l\u00ednea de comportamiento que rechaza de ra\u00edz cuanto pueda contradecir la humanidad\u2013 y, a la par, cual \u00abcriterio m\u00edstico\u00bb \u2013por integrar, dentro de la autenticidad, la apertura a un cierto \u00ababsoluto\u00bb o trascendente\u2013
      [3]<\/a>. Es la humanizaci\u00f3n,<\/em> sin duda, el \u00abterreno com\u00fan\u00bb para redefinir la uni\u00f3n entre fe y vida, cultura y evangelio, y designa inmejorablemente el objetivo espec\u00edfico de una praxis cristiana consciente de la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes.
      \nPor lo dem\u00e1s, la evangelizaci\u00f3n de los j\u00f3venes est\u00e1 ahora m\u00e1s que nunca ligada a las tramas de la comunicaci\u00f3n o, para ser m\u00e1s exactos, suspendida en multitud de interferencias comunicativas que obedecen, por un lado, a diversos rumores o falta de sinton\u00eda y, por otro, a la carencia de significatividad y envejecimiento de las estructuras, formas y lenguajes con los que se les pretende transmitir una \u00abnovedad cargada de vida y sentido\u00bb que, por tales incoherencias, perciben como algo viejo y ajeno. As\u00ed las cosas, tanto para restablecer la comunicaci\u00f3n como para afirmar la vida y esperanza de las nuevas generaciones resulta ineludible la colocaci\u00f3n de la pastoral juvenil en una rotunda disposici\u00f3n educativa capaz de restaurar sinton\u00edas, sensibilidad y, sobre todo, convalidar la \u00abBuena Noticia\u00bb
      [4]<\/strong><\/a>.
      \nLa situaci\u00f3n actual de los j\u00f3venes llama en causa tanto la humanizaci\u00f3n como la educaci\u00f3n, que se afirman y justifican en base al \u00abprincipio encarnaci\u00f3n\u00bb y a la propia praxis de Jes\u00fas de Nazaret. Es as\u00ed como en la pastoral juvenil se entrelazan profundamente educaci\u00f3n y fe, hasta fundirlas en procesos de \u00abmutua implicaci\u00f3n\u00bb, es decir: madurar como personas y crecer como cristianos se implican rec\u00edprocamente, por lo que el hecho educativo contiene la posibilidad de la experiencia cristiana, al igual que \u00e9sta comporta la maduraci\u00f3n que persigue la educaci\u00f3n.
      \n 
      \n2.1. El principio-encarnaci\u00f3n<\/strong>
      \nLa \u00abEncarnaci\u00f3n\u00bb, sin duda, es la contrase\u00f1a, el misterio <\/em>central del cristianismo que marca<\/em> la direcci\u00f3n de su espiritualidad. Dios no s\u00f3lo se hace hombre, ni tan siguiera s\u00f3lo manifiesta con ello la asunci\u00f3n de lo humano, sino que tambi\u00e9n en lo humano y desde lo humano, a partir del descenso divino (cf. Flp 2,6-11), es posible alcanzar a Dios. La encarnaci\u00f3n no s\u00f3lo da forma concreta a la asombrosa fe que el Padre tiene en nosotros, nos manifiesta tambi\u00e9n que, para conocer a Dios, no hay que huir o elevarse por encima de lo humano, sino todo lo contrario: a Dios se le conoce y encuentra en lo que nos es propio y a trav\u00e9s de lo humano; alcanzarlo<\/em> no supone una salida de tal condici\u00f3n, antes la realizaci\u00f3n m\u00e1s profunda del propio hombre o mujer. Es as\u00ed como la encarnaci\u00f3n resit\u00faa el significado de la verdad de Dios ante el mundo: no es tanto cuesti\u00f3n de preservar la identidad ante una posible amenaza de la propuesta secular y laica del pensamiento y cultura modernos, cuanto de encarnar<\/em> o fundir \u2013sin confundir\u2013 esta \u00abnueva carne humana\u00bb \u2013secular y laica\u2013 con la vida y salvaci\u00f3n ofrecidas gratuitamente por Dios en Jes\u00fas.
      \nEs importante para la praxis cristiana con j\u00f3venes, en suma, destacar la \u00abestructura de la oferta\u00bb revelada en la encarnaci\u00f3n: reconocer a Dios, conocer su menaje \u2013por m\u00e1s que afirmemos y respetemos la presencia de su misterio\u2013, no tiene nada que ver con un proceso ciego o sobrenaturalista sino con la propia experiencia humana de la realidad y de la historia. De modo que viene espont\u00e1nea una pregunta clave, bien diversa de las habituales de la \u00abcl\u00e1sica espiritualidad cristiana\u00bb: \u201c\u00bfCreemos lo bastante en nosotros mismos para creer en nosotros como Dios cree en nosotros?\u201d
      [5]<\/a>; pregunta que, con mayor crudeza, resume de otra manera esta constataci\u00f3n de J. M. Castillo:
      \n 
      \nSe interprete como se interprete (seg\u00fan las diversas teor\u00edas de los te\u00f3logos), la encarnaci\u00f3n de Dios es la humanizaci\u00f3n de Dios. Pero aqu\u00ed es donde todos no llevamos la gran sorpresa. Porque hay serias razones para pensar que no creemos en la encarnaci\u00f3n de Dios. Por supuesto, creemos en la divinizaci\u00f3n del hombre, que se realiz\u00f3 en Jes\u00fas y mediante Jes\u00fas. Pero lo que no acabamos de aceptar es que el misterio de la encarnaci\u00f3n es, no s\u00f3lo la divinizaci\u00f3n del hombre, <\/em>sino igualmente la humanizaci\u00f3n de Dios. <\/em>M\u00e1s a\u00fan, es la divinizaci\u00f3n del hombre porque <\/em>se produjo la humanizaci\u00f3n de Dios
      [6]<\/a>.
      \n 
      \nEn la encarnaci\u00f3n se descubre el \u00abDios-con-nosotros\u00bb, no transcendencia lejana sino Padre-Madre de la humanidad, y mucho m\u00e1s: hablar de Dios y sus cosas es, simult\u00e1neamente, una forma particular de hablar del hombre y su mundo; de ah\u00ed que no s\u00f3lo no puede existir colisi\u00f3n o pugna entre la fidelidad a Dios y la fidelidad al hombre, sino que toda fidelidad a Dios pasa por la fidelidad al hombre.
      \nQuienes creemos en Jes\u00fas como \u00abrevelaci\u00f3n de Dios\u00bb, creemos en un Dios que est\u00e1 indisociablemente vinculado a lo humano, encarnado en lo humano y, por tanto, fundido con lo humano. Ese \u00abDios d\u00e9bil\u00bb que se funde con lo humano nos recuerda que m\u00e1s que saber sobre \u00c9l, le importa la humanizaci\u00f3n de nuestra vida: \u201cTuve hambre\u2026 Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos m\u00edos\u2026\u201d (Mt 25,35-40). Dios, para m\u00e1s se\u00f1as, se identifica con los que sufren; si toda la vida del cristiano consiste en salir al encuentro de los hombres de cada tiempo, orientada por el principio encarnaci\u00f3n, se concreta un poco mejor la modalidad: hay que \u00abhacerse cargo\u00bb, \u00abhacerse pr\u00f3jimo\u00bb de todos los tirados<\/em> por el camino (cf. Lc 10,25-37).
      \n 
      \n2.2. La praxis de Jes\u00fas de Nazaret<\/strong>
      \nLos ejes estructuradores de la vida de Jes\u00fas se pueden encontrar observando dos posibles y sencillos interrogantes con cuya contestaci\u00f3n se articula el rumbo de cualquier existencia personal: \u00ab\u00bfQui\u00e9n soy\u00bb? (identidad),<\/em> por un lado; por otro, \u00ab\u00bfqu\u00e9 tengo que hacer con mi vida?\u00bb (acci\u00f3n).<\/em>
      \nContestando al primero,<\/em> empez\u00f3 por comprender que la respuesta, m\u00e1s que suya, ten\u00eda que venir de alguien cuyas palabras le merecieran un cr\u00e9dito total. En el contexto jud\u00edo de la \u00e9poca, la \u00fanica voz con una autoridad indiscutible era la de Dios. Jes\u00fas, pues y narrado coloquialmente, debi\u00f3 ponerse ante \u00c9l demand\u00e1ndole: \u00ab\u00bfdime qui\u00e9n soy?\u00bb. Podemos suponer que en la relaci\u00f3n profunda que Jes\u00fas mantuvo con Dios no faltaron, hasta alcanzar una respuesta satisfactoria, las disputas<\/em> por raz\u00f3n de esas im\u00e1genes del Antiguo Testamento imposibles de casar \u2013Dios amante y celoso, pac\u00edfico y guerrero, justiciero y misericordioso; duro hasta infundir miedo y temor, a la par que compasivo sin l\u00edmites\u2026\u2013; as\u00ed que, debi\u00f3 espetarle tambi\u00e9n: \u00absi fueras as\u00ed de contradictorio, dif\u00edcilmente me servir\u00eda la respuesta que te pido\u00bb. De este modo, en Jes\u00fas culmina la revelaci\u00f3n del verdadero rostro de Dios, Abb\u00e0; y al descubrir la paternidad, fue asimismo reconoci\u00e9ndose como \u00abhijo\u00bb e intuyendo que su identidad (qui\u00e9n soy)<\/em> iba a\u00fan m\u00e1s lejos, no \u00fanicamente hijo sino \u00abel\u00bb Hijo.
      \nAludiendo al segundo<\/em> interrogante, Jes\u00fas entendi\u00f3 y desarroll\u00f3 su vida, su acci\u00f3n (qu\u00e9 tengo que hacer\u2026), <\/em>con el recorrido, igualmente vinculado a su experiencia de Dios, por los caminos de un apasionamiento incontenible por la causa del Reino; hasta el punto de convertirlo en el centro de su mensaje.
      \n\u00abDios Abb\u00e0\u00bb y el Reino configuran los ejes con los que se estructura la vida y praxis de Jes\u00fas de Nazaret (resultan, adem\u00e1s, particularmente apropiados para la pastoral juvenil actual que tiene que responsabilizarse de los mencionados meollos problem\u00e1ticos concomitantes: orientaci\u00f3n-identidad y comunicaci\u00f3n-acci\u00f3n).<\/em> Y la encarnaci\u00f3n representa la \u00abclave hermen\u00e9utica\u00bb o su principio vertebrador esencial: la continuidad entre la experiencia humana y el misterio de Dios se asientan sobre la vida y la praxis de un hombre\u2026 que revolucion\u00f3 el modo de entender y vivir las relaciones religiosas del ser humano con el divino y de los humanos entre s\u00ed.
      \nEn consecuencia, la espiritualidad cristiana se orienta no tanto por la teolog\u00eda cuanto por la teo<\/em>-l\u00f3gica:<\/em> la de un amor universal, creador y salvador. Somos seres que habitamos un misterio<\/em> cuya realidad,<\/em> m\u00e1s que superar nuestra inteligencia, la ilumina. \u00c9sta es su luz: \u00abDios es amor\u00bb, consiste en amar a todos gratuita e incondicionalmente. Reside aqu\u00ed la clave cristiana para descubrir la identidad<\/em> y orientaci\u00f3n<\/em> b\u00e1sicas de la existencia, esto es, la experiencia de sentirse fruto de un amor paterno-materno que, por un lado, nos constituye en hijas e hijos dignos de ser amados (identidad);<\/em> por otro, nos asigna la tarea de la sororidad y fraternidad (orientaci\u00f3n).<\/em> La propuesta espiritual a los j\u00f3venes debe poner toda la carne en el asador para trasladar<\/em> la base de la vida cristiana a los terrenos de esta experiencia agraciante\u2026 <\/em>\u00a1y comprometedora! De nuevo con J. M. Castillo:
      \n 
      \nLo que Jes\u00fas vino a ense\u00f1ar es que\u2026 quien encuentra al ser humano y se relaciona correctamente con \u00e9l, \u00e9se (y solamente \u00e9se) es el que encuentra a Dios.<\/em> En este sentido, es exacto decir que Dios se identifica con el ser humano… De manera que quien \u00abse humaniza\u00bb hasta lo m\u00e1s hondo de su ser y se relaciona con los dem\u00e1s, sean quienes sean, con sentimientos y hechos de \u00abprofunda humanidad\u00bb, \u00e9se, aunque ni siquiera piense en Dios, ni sepa que Dios existe, en realidad \u00e9se es el que encuentra a Dios en la vida
      [7]<\/a>.
      \n 
      \nDios-Abb\u00e0 y Reino, apuntaba m\u00e1s arriba, constituyen la columna de la personalidad y praxis de Jes\u00fas de Nazaret: si el primero fue su \u00faltima referencia personal; hay que hacer notar que, para Jes\u00fas, incluso Dios es contemplado dentro de la totalidad m\u00e1s amplia que viene indicada por el \u00abReino de Dios\u00bb. Esta perspectiva representa, sin duda, un descubrimiento clave para la teolog\u00eda moderna
      [8]<\/a>, a la par que para el planteamiento de la espiritualidad cristiana y, seg\u00fan la perspectiva argumental del art\u00edculo, para responder concretamente a la problem\u00e1tica de la pastoral juvenil relacionada con la comunicaci\u00f3n-acci\u00f3n.<\/em>
      \n 
      \nEl centro de la predicaci\u00f3n de Jes\u00fas no es su propia persona, ni tampoco la explicaci\u00f3n de la ley, como podr\u00eda esperarse de un maestro jud\u00edo, ni tan siguiera Dios en s\u00ed mismo. Jes\u00fas anuncia el Reino de Dios
      [9]<\/a>.
      \n 
      \nEstas palabras de R. Aguirre resumen el dato, ya reconocido por todos, de la centralidad del Reino. Seg\u00fan Jes\u00fas, la realizaci\u00f3n del Reino<\/em> no andaba b\u00e1sicamente por los terrenos que imaginaban los jud\u00edos de su tiempo (que lo entend\u00edan como \u00absometimiento al yugo de la Tor\u00e1\u00bb,<\/em> como \u00abasunto religioso\u00bb y cuyos primeros destinatarios eran las \u00abclases nobles\u00bb o dirigentes), sino por los de la realizaci\u00f3n de la vida; <\/em>por lo mismo llegar\u00e1 a subvertir el sometimiento al yugo de la ley y, muy especialmente, a desenmascarar el significado opresor de la religi\u00f3n y el mismo orden religioso establecido (y tradicional); finalmente, aunque no en \u00faltimo lugar, resultar\u00e1 claro que si el mensaje de Jes\u00fas entusiasm\u00f3 tanto a las gentes sencillas, a los m\u00e1s pobres y desgraciados, a la muchedumbre del pueblo, era por algo… \u00a1Estaba de su parte! Sent\u00eda especial compasi\u00f3n por todos aquellos que \u201candaban vejados y abatidos como ovejas sin pastor\u201d (Mt 9,36)
      [10]<\/a>.
      \nJes\u00fas establece una ilaci\u00f3n profunda y fundamental entre Reino y vida, y no entre aqu\u00e9l y la religi\u00f3n; su praxis confirma constantemente que donde no hay empe\u00f1o por la vida, no puede hacerse presente el Reino; a sus disc\u00edpulos no les pide otra cosa que la defensa de la vida aliviando el sufrimiento de los seres humanos. El centro del Evangelio y, por tanto, el centro de la espiritualidad cristiana seg\u00fan Jesucristo est\u00e1 y debe girar en torno al anuncio del Reino. Por desgracia, con el sucederse del tiempo, dos de las caracter\u00edsticas centrales de este anuncio se trastocaron esencialmente: al pueblo, como destinatario principal, le sustituyeron \u00ablos llamados\u00bb a un seguimiento m\u00e1s cercano; y el mismo \u00abReino de la vida\u00bb se desplaz\u00f3 de \u00e9sta a la virtud. Hemos de estar particularmente atentos a esos dos peligros que se reflejan en los pasos (de retroceso, por retrotraernos a una religiosidad anterior a Jes\u00fas) \u00abdel pueblo a los escogidos\u00bb y \u00abdel Reino a la virtud\u00bb; recorridos que destruyen el descentramiento<\/em> personal y comunitario que nos exige la afirmaci\u00f3n del \u00abReino de la vida\u00bb
      [11]<\/a>.
      \nNo es posible entrar en detalles, pero son datos que saltan a la vista en la historia de la espiritualidad: con esos cambios, por un lado, muchos creyentes en Jes\u00fas se persuadieron de que la expresi\u00f3n central de la fe estribaba en la pr\u00e1ctica de la virtud, con lo que el proyecto de vida<\/em> del Reino se convirti\u00f3 en proyecto de ascesis;<\/em> el inter\u00e9s por la historia cotidiana del pueblo, en preocupaci\u00f3n por la perfecci\u00f3n personal y la \u00abotra vida\u00bb; por otro, el clericalismo monopoliz\u00f3 la configuraci\u00f3n y organizaci\u00f3n de la Iglesia\u2026 En fin, el desenlace conclusivo de este aspecto \u2013en relaci\u00f3n directa con el problema de la comunicaci\u00f3n-acci\u00f3n<\/em>\u2013 parece m\u00e1s que obligado: hay que \u00abvolver al Reino de la vida\u00bb (comunicaci\u00f3n) <\/em>para redescubrir ese descentramiento<\/em> personal y comunitario (acci\u00f3n) <\/em>que gu\u00ede la experiencia hacia una comunidad cristiana y humana m\u00e1s justas, en grado de cuidar de todos y devolver \u00abesperanza de vida\u00bb a las personas m\u00e1s pobres y sufrientes
      [12]<\/a>.
      \n <\/strong><\/p>\n

        \n
      1. Proponer y experimentar una vida \u00abcon\u00bb esp\u00edritu<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        Obligado cerrar la reflexi\u00f3n con algunas palabras concretas sobre \u00abqu\u00e9 tipo de espiritualidad\u00bb proponer a los j\u00f3venes, cuesti\u00f3n que se funde estrechamente con la del recorrido educativo a seguir en la propuesta. Una curiosidad, antes de entrar en tema: el t\u00e9rmino \u00abespiritualidad\u00bb no aparece en el Nuevo Testamento y tampoco se utiliz\u00f3 en los tres primeros siglos del cristianismo; despu\u00e9s \u2013abreviando y dicho con cierta (sana) socarroner\u00eda\u2013, hasta pr\u00e1cticamente el siglo XII, se mantiene sin una significaci\u00f3n muy precisa; a partir de esa fecha, la spiritualitas<\/em> se va cargando de sentido asc\u00e9tico y m\u00edstico e identific\u00e1ndose con lo contrario de la carnalitas,<\/em> hasta pasar a representar una forma de vida (espiritual)<\/em> \u2013capaz de elevarse por encima de la normal (material)\u2013<\/em> vinculada a pr\u00e1cticas religiosas, devociones, etc.[13]<\/a>
        \n 
        \n3.1. Identidad y \u00abespiritualidad fundamental\u00bb<\/strong>
        \nLas nuevas generaciones sienten particularmente el desamparo que rodea la vida del hombre moderno. Heidegger lo condens\u00f3 admirablemente:
        \n 
        \nEn ninguna \u00e9poca se ha sabido tanto y tan diverso con respecto al hombre como en la nuestra [\u2026]. Y, sin embargo, en ning\u00fan tiempo se ha sabido menos acerca de lo que el hombre es. En ninguna \u00e9poca el hombre se ha hecho tan problem\u00e1tico para s\u00ed mismo como en la actual
        [14]<\/a>.
        \n 
        \nNormales, por ello, las especiales dudas de identidad-orientaci\u00f3n (\u00bfqui\u00e9n soy?) <\/em>y comunicaci\u00f3n-acci\u00f3n (\u00bfqu\u00e9 debo hacer con mi vida?) <\/em>que rodean la existencia de los j\u00f3venes. No ser\u00eda normal, sin embargo, que la pastoral juvenil se dedicara a vender<\/em> certezas o \u00abseguridades de balde\u00bb: todo ser humano debe enfrentarse con la realidad \u2013interpretar su vida y cuanto le rodea, tomar posturas, etc.\u2013 y, por eso mismo (por ser capaz de conocer, nombrar, comprender, optar\u2026), tiene una \u00abvida espiritual\u00bb en el sentido m\u00e1s elemental del t\u00e9rmino (inteligencia con capacidad de ir m\u00e1s all\u00e1 de lo material): sea m\u00e1s o menos consciente, lo quiera o no, est\u00e1 abocado a confrontarse con la vida. \u00c9ste ser\u00eda justamente el primer y esencial significado de la espiritualidad. Dicho con las atinadas expresiones de J. Sobrino:
        \n 
        \n\u00abVida espiritual\u00bb es, por tanto, una tautolog\u00eda, pues todo ser humano vive su vida con esp\u00edritu. Otra cosa es, por supuesto, cu\u00e1l sea el esp\u00edritu con que vive [\u2026]. La vida espiritual no es algo regional y menos en oposici\u00f3n a otro tipo de vida \u00abmaterial\u00bb [\u2026]. Esto, adem\u00e1s, lo proh\u00edbe la misma revelaci\u00f3n de Dios, seg\u00fan la cual el mismo Dios se ha hecho presente y se ha atado definitivamente a lo material de la carne de Jes\u00fas y a lo material de la historia y de sus hijos privilegiados, los pobres. Espiritualidad es m\u00e1s bien el esp\u00edritu con que se afronta lo real, la historia en que vivimos con toda su complejidad. <\/em>Se podr\u00e1 hablar entonces de qu\u00e9 esp\u00edritu es el adecuado y de cu\u00e1l no, pero cualquiera de ellos est\u00e1 remitido a lo real\u2026
        [15]<\/a>
        \n 
        \nEl inevitable quehacer de \u00abvivir con<\/em> esp\u00edritu\u00bb adquiere un relieve particular en los momentos de crisis y des-<\/em>quiciamiento, como el nuestro, al comprobar que los antiguos quicios no sirven para ajustar los movimientos de las cosas modernas y que se necesitan otros nuevos para que la historia contempor\u00e1nea gire con soltura y los hombres y mujeres puedan vivir como seres humanos. Entonces, es exactamente la dimensi\u00f3n del \u00abser-humano-con-esp\u00edritu\u00bb, la identidad m\u00e1s profunda \u2013la espiritual\u2013, la llamada en causa. Esta espiritualidad (fundamental),<\/em> por tanto, remite primordialmente a la manera como cada cual unifica y orienta su respuesta ante la situaci\u00f3n, ante lo real; es decir, al quicio sobre el que las personas construyen su proyecto de existencia. Ahora bien, confrontarse con lo real, antes de nada, exige respetar la verdad de la realidad: captarla tal cual es, y no inventarla \u00aba nuestro gusto\u00bb, para responder a sus exigencias. De ah\u00ed que muchos de los inconvenientes b\u00e1sicos de la identidad-espiritualidad estriban en esto, en una deficiente, interesada o manipuladora definici\u00f3n de la realidad. De entrada, y para no pervertir lo siguiente, hay que ser honrados con la realidad
        [16]<\/a>.
        \nNo sobra insistir: la nuestra es un \u00e9poca que, con maestr\u00eda inusitada y cuando menos te lo imaginas se desquicia, esto es, sustituye la realidad por su imagen: \u201cVivimos \u2013testifica J. Baudrillard\u2013 un mundo en el que la m\u00e1s elevada funci\u00f3n del signo es hacer desaparecer la realidad, y enmascarar al mismo tiempo esa desaparici\u00f3n\u201d
        [17]<\/a>. Independientemente de que este postmoderno<\/em> \u00abcrimen perfecto\u00bb sea o no cierto, seguro es que \u2013si siempre dependi\u00f3 todo del color del cristal con que se miraba\u2013 ahora hemos perfeccionado hasta extremos insospechados las argucias para \u00abfabricarnos la realidad a nuestra medida\u00bb (la medida <\/em>de los intereses<\/em> econ\u00f3micos, personales, eclesiales, etc.). \u00a1Pero ni con esas!: la realidad m\u00e1s real, valga la redundancia, la realidad mayor<\/em> est\u00e1 siempre ah\u00ed, aunque volvamos los ojos para otra parte, aunque no la queramos ver. No es otra que el abismo de injusticia<\/em> que separa a unos seres humanos de otros; el abismo infernal de la injusta pobreza, por encima de todo: de los m\u00e1s de 6.000 millones de seres humanos que poblamos el mundo, cerca de 4.000 habitan la pobreza.
        \nFrente a este terrible desquiciamiento<\/em> de la realidad que envuelve la vida humana, no podemos ser neutrales. Y m\u00e1s: la honradez y fidelidad o, por el contrario, la deslealtad e infidelidad de la respuesta a lo real son \u00abactos de esp\u00edritu\u00bb que realiza todo ser humano y que, como tales, constituyen el cimiento de la identidad-espiritualidad de cada uno. Con raz\u00f3n cabe hablar, pues, de espiritualidad fundamental:<\/em> una espiritualidad que ata\u00f1e universalmente y, por la cual, la postura adoptada con ella representa una primera y b\u00e1sica contestaci\u00f3n \u2013por impl\u00edcita que se suponga\u2013 al \u00abmisterio de Dios\u00bb presente en la realidad, a la trascendencia que sostiene la inmanencia hist\u00f3rica. De esta forma \u2013expl\u00edcita o impl\u00edcitamente\u2013, respondiendo en un modo concreto a la realidad, se hace tambi\u00e9n experiencia de Dios en la historia. Esta espiritualidad fundamental, aclar\u00e9moslo de paso, se refleja positivamente de mil maneras en tantos hombres y mujeres de buena voluntad que conducidos por el \u00abprincipio-misericordia\u00bb re-<\/em>accionan ante la injusticia y el sufrimiento ajenos por el simple hecho de que son inhumanos. Desde nuestra visi\u00f3n cristiana, reconocemos que decir s\u00ed a la humanidad m\u00e1s \u00edntima y radical del hombre es ya un s\u00ed a Dios, aunque sea pronunciado sin relaci\u00f3n directa con \u00c9l
        [18]<\/a>.
        \nEsta espiritualidad, ciertamente, admite diversas concreciones ulteriores, pero ninguna suprime o exime de la opci\u00f3n fundamental a favor o en contra de las implicaciones que comporta, so pena de construir con ellas una mera ideolog\u00eda o superestructura ocultadora de la realidad.
        \n 
        \n3.2. Espiritualidad (especial)<\/em> cristiana: restituir vida y dignidad\u2026<\/strong>
        \nSi aqu\u00e9lla, la fundamental;<\/em> su concreci\u00f3n cristiana representa una \u00abespiritualidad especial\u00bb<\/em> o espec\u00edfica que, conforme a la observaci\u00f3n anterior, consistir\u00eda en vivir la fundamental seg\u00fan y \u00abcon el esp\u00edritu\u00bb con que vivi\u00f3 Jes\u00fas de Nazaret, quien al encarar la realidad de su tiempo, verdaderamente, \u00abse dej\u00f3 llevar por el Esp\u00edritu de Dios\u00bb: \u00abEl Esp\u00edritu de Se\u00f1or est\u00e1 sobre m\u00ed, porque me ha ungido para que d\u00e9 la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberaci\u00f3n a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y para proclamar el a\u00f1o de gracia del Se\u00f1or. [\u2026] Esta escritura\u2026 se cumple hoy\u00bb (Lc 4,18-21; cf. Is 61,1-2).
        \nPor ah\u00ed condujo el Esp\u00edritu a Jes\u00fas con una finalidad muy clara: restituir vida y dignidad a quienes se encontraban despojados de ellas, injustamente tratados por sus propios hermanos. Dios no est\u00e1 de acuerdo con situaciones similares y Jes\u00fas, desde el principio, se decanta a favor de las personas m\u00e1s desfavorecidas. Por eso, el Evangelio funde n\u00edtidamente la causa de Dios con la causa de la humanizaci\u00f3n del hombre. Por este lado, la consecuencia no puede ser m\u00e1s concluyente: la espiritualidad cristiana es un proyecto que m\u00e1s que centrar al sujeto en s\u00ed mismo, en su propia perfecci\u00f3n o santificaci\u00f3n personal, lo descentra y lo remite a los otros, orient\u00e1ndole a los dem\u00e1s como samaritano de todos.
        \nPara los cristianos, entonces, vivir con esp\u00edritu no es sino reaccionar ante la realidad como Jes\u00fas, rehacer a lo largo de la historia los dos ejes en torno a los cuales se estructur\u00f3 su vida: relaci\u00f3n profunda con el Abb\u00e1 (\u00ab\u00bfqui\u00e9n soy?\u00bb)<\/em> y apasionamiento por la causa del Reino, a partir de los m\u00e1s d\u00e9biles (\u00abqu\u00e9 tengo que hacer con mi vida?\u00bb).<\/em>
        \nEl Nuevo Testamento deja claro que la identidad-espiritualidad cristiana se resuelve desde Cristo (y su Esp\u00edritu) y como camino para \u00abhacerse hijos en el Hijo\u00bb (cf. Rm 8,29), pero la imagen de ese Cristo que hay que reproducir no es otra que la de Jes\u00fas de Nazaret. Los evangelios explican que tal reproducci\u00f3n<\/em> se consigue en el seguimiento <\/em>(donde residen igualmente las claves de la \u00abidentidad-orientaci\u00f3n\u00bb y \u00abcomunicaci\u00f3n-acci\u00f3n\u00bb que la pastoral debe proporcionar a los j\u00f3venes). Ahora bien,
        \n 
        \nser cristiano es re-hacer la vida de Jes\u00fas, es pro-seguirle m\u00e1s que imitarle, pues el verdadero ser humano se manifest\u00f3 en un ser humano concreto, cuya concreci\u00f3n debe ser rehecha a lo largo de la historia. Es este sentido, la identidad cristiana tiene que ser re-hecha y tiene que buscar siempre mediaciones hist\u00f3ricas. [Por otro lado], el seguimiento de Jes\u00fas no es s\u00f3lo el lugar de la pr\u00e1ctica <\/em>de la fe, sino lo que posibilita saber qu\u00e9<\/em> fe es la que practicamos
        [19]<\/a>.
        \n 
        \nEspiritualidad del seguimiento, entonces, que incluye el \u00abre-hacer\u00bb o repensar con los j\u00f3venes la identidad cristiana, sin olvidar \u2013\u00a1claro est\u00e1!\u2013 que junto a la encarnaci\u00f3n, el Abb\u00e1 y el Reino\u2026 tambi\u00e9n est\u00e1 la cruz<\/em> y la resurrecci\u00f3n:<\/em> la expresi\u00f3n por excelencia de la identidad y espiritualidad cristianas es un \u00abse\u00f1or crucificado\u00bb, no para impulsarnos a un dolorismo o ascetismo trasnochados, sino para indicarnos que \u00abcontemplar y practicar a Dios\u00bb, como Jes\u00fas, est\u00e1n inseparablemente unidas al riesgo, por una parte, de ser considerados agitadores y subversivos a los ojos de la sociedad y del orden establecido de cualquier instituci\u00f3n y, por otra, a la obligaci\u00f3n de confrontarse con la propia cruz cuando se trata de derribar o disminuir las injustas cruces de nuestro mundo; todo eso\u2026 \u00a1con resurrecci\u00f3n!, esto es, con la esperanza viva de que as\u00ed como se hizo justicia con Jes\u00fas, se har\u00e1 en la historia de los hombres.<\/p>\n

        Jos\u00e9 Luis Moral<\/p>\n

        estudios@misionjoven.org<\/a><\/p>\n

         
        \n
        [1]<\/a> No es el caso de entrar en pormenores. He tratado el tema en otras ocasiones: cf., por ejemplo, J. L. Moral, Los j\u00f3venes, met\u00e1fora y profec\u00eda del cambio de siglo, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 270-271 (1999), 51-62; Id., Modernidad y postmodernidad: cambio de valores en la juventud, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 330-331(2004), 63-87.
        \n
        [2]<\/a> Tampoco aqu\u00ed es posible entrar en detalles e igualmente env\u00edo a otros lugares donde he abordado el asunto: cf. J. L. Moral, \u00abIdentidad creyente\u00bb de los j\u00f3venes espa\u00f1oles,<\/em> \u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 290 (2001), 5-14; Id., J\u00f3venes cristianos: retrato con fondo, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 330-331(2002), 5-32 y 49-59 (este \u00faltimo art\u00edculo, con abundante bibliograf\u00eda para justificar la catalogaci\u00f3n de \u00abcristianismo humanitario y aut\u00f3nomo\u00bb).
        \n
        [3]<\/a> Tomo la terminolog\u00eda de C. Geffr\u00e9 (Credere e interpretare. <\/em>La svolta ermeneutica della teologia, <\/em>Queriniana, Brescia 2002, 123), si bien \u00e9l la emplea en relaci\u00f3n con el pluralismo religioso.
        \n
        [4]<\/a> Por fortuna, nadie discute a estas alturas que la pastoral con j\u00f3venes se especifica en procesos de \u00abeducaci\u00f3n a la fe\u00bb. Te\u00f3ricamente, tampoco existen dudas acerca de la estrecha relaci\u00f3n existente entre educaci\u00f3n y fe. No obstante, en la pr\u00e1ctica, ambas afirmaciones se desdibujan. Y es que en la pr\u00e1ctica, muchas veces, la pastoral juvenil se reduce a simple \u00abcatequesis juvenil\u00bb y la educaci\u00f3n se utiliza cual mero instrumento para el adoctrinamiento. Por otro lado, se entiende cada vez mejor que las dificultades, incluida la incapacidad de muchas parroquias y agentes de pastoral para entrar en contacto con los j\u00f3venes, tienen la ra\u00edz com\u00fan de un cierto descuido de las actitudes educativas. <\/em>En fin, aunque se trata de temas harto complejos, b\u00e1sicamente nos enfrentamos a una cuesti\u00f3n de competencia o incompetencia educativa.
        \n
        [5]<\/a> A. Gesch\u00e9, Dios para pensar I. El mal. El hombre, <\/em>S\u00edgueme, Salamanca 1995, 282.
        \n
        [6]<\/a> J. M. Castillo, Dios y nuestra felicidad, <\/em>Descl\u00e9e De Brouwer, Bilbao 2001, 78-79 (cursivas del autor).
        \n
        [7]<\/a> Ib\u00edd., p. 59 (cursivas del autor).
        \n
        [8] <\/a> Cf. J. Sobrino, Jes\u00fas liberador, <\/em>Trotta, Madrid 1991, 97.
        \n
        [9]<\/a> R. Aguirre, La mesa compartida. Estudios del NT desde las ciencias sociales, <\/em>Sal Terrae, Santander 1994, 135.
        \n
        [10]<\/a> Cf. J. M. Castillo, El Reino de Dios. Por la vida y la dignidad de los seres humanos,<\/em> DDB, Bilbao 1999, 55-243.
        \n
        [11]<\/a> Cf. Ib\u00edd., pp. 247-405.
        \n
        [12]<\/a> Ese Dios que crea para salvar y nos ama gratuita e incondicionalmente es, en el fondo, la mayor pro-<\/em>vocaci\u00f3n que contiene la realidad: iniciativa previa y llamada universal capaz de provocar hasta las respuestas m\u00e1s generosas y atrevidas. La pastoral juvenil, adem\u00e1s de colocarse en el horizonte del Reino, ha de canalizar sus propuestas recalcando el tema de la fe como respuesta a la provocaci\u00f3n de Dios, a las instigaciones de la vida y de la historia a trav\u00e9s de las cuales se nos revela ese amor desafiante <\/em>y salvador. Por una parte, entonces, ninguna vocaci\u00f3n cristiana espec\u00edfica aflorar\u00e1, desde este punto de vista, como \u00abelecci\u00f3n por selecci\u00f3n\u00bb o \u00abllamada a escogidos\u00bb; antes bien, el Dios que nos regala todo, don de la fe incluido, y que nos sostiene siempre, asimismo estimula y provoca<\/em> la respuesta de la fe con la tensi\u00f3n <\/em>y el arrojo con los que cada uno est\u00e9 dispuesto a darla. Por otra, anunciar el Evangelio no consistir\u00e1 tanto en solicitar a los hombres y mujeres de hoy la fe en Dios, cuanto en presentar y hacer cre\u00edble la asombrosa fe que Dios tiene en todos los seres humanos.
        \n
        [13] <\/a> Cf. J. M. Castillo., El centro de la espiritualidad cristiana, <\/em>\u00abMisi\u00f3n Joven\u00bb 279 (2000), 5-14.
        \n
        [14]<\/a> M. Heidegger, Kant<\/em> y el problema de la metaf\u00edsica, <\/em>Fce, M\u00e9xico 1973, 175.
        \n
        [15]<\/a> J. Sobrino, Espiritualidad y seguimiento de Jes\u00fas, <\/em>en: I. Ellacur\u00eda-J. Sobrino (Eds.), Mysterium<\/em> liberationis I, <\/em>Trotta, Madrid 1990, 449-476 (aqu\u00ed, pp. 452-453; las cursivas, nuestras. Por lo dem\u00e1s, el esqueleto de todo el ep\u00edgrafe se basa en este estudio); cf. Id., Liberaci\u00f3n con esp\u00edritu. Apuntes para una nueva espiritualidad, <\/em>Sal Terrae, Santander 1995.
        \n
        [16]<\/a> Cf. J. Sobrino, La honradez con lo real, <\/em>\u00abSal Terrae\u00bb 5(1992), 375-388; Id., Espiritualidad y seguimiento de Jes\u00fas,<\/em> o.c., pp. 449-452.
        \n
        [17]<\/a> J. Baudrillard, El crimen perfecto, <\/em>Anagrama, Barcelona 1996, 17.
        \n
        [18]<\/a> Cf., adem\u00e1s de las referencias que venimos empleando del mismo autor: J. Sobrino, El principio-misericordia. Bajar de la cruz a los pueblos crucificados, <\/em>Sal Terrae, Santander 1992.
        \n
        [19]<\/a> J. Sobrino, Identidad cristiana, <\/em>en: C. Florist\u00e1n-J.J. Tamayo-Acosta (Dirs.), Conceptos fundamentales del cristianismo, <\/em>Trotta, Madrid 1993,<\/em> 568-587 (aqu\u00ed, p. 570); \u00faltima frase de la cita: Id., Seguimiento de Jes\u00fas, <\/em>en: C. Florist\u00e1n (Dir.), Nuevo diccionario de Pastoral, <\/em>San pablo, Madrid 2002, 1364-1370 (aqu\u00ed, p. 1370).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        Jos\u00e9 Luis Moral   Jos\u00e9 Luis Moral es profesor de Teolog\u00eda Pastoral en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma.   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO Proponer la espiritualidad cristiana a los j\u00f3venes, explica el art\u00edculo, implica algunas cuestiones previas que es necesario repensar. Especialmente: la condici\u00f3n, identidad y existencia concreta de los j\u00f3venes y de la comunidad […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[975,7,94],"tags":[],"class_list":["post-8974","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-340","category-jose-luis-moral","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8974","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8974"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8974\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8974"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8974"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8974"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}