{"id":8989,"date":"2005-04-01T00:00:20","date_gmt":"2005-03-31T22:00:20","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=8989"},"modified":"2005-04-01T00:00:20","modified_gmt":"2005-03-31T22:00:20","slug":"yo-quiero-ser-como","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/yo-quiero-ser-como\/","title":{"rendered":"Yo quiero ser como…"},"content":{"rendered":"

Carlos Dom\u00ednguez Morano<\/strong>
\n <\/p>\n

Carlos Dom\u00ednguez Morano es profesor de Teolog\u00eda y Psicolog\u00eda en la Universidad de Granada<\/p>\n

 
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl anhelo del \u201cyo quiero ser como\u201d expresa la necesidad de \u201cllegar a ser\u201d, de conquistar la identidad. El art\u00edculo muestra con claridad el sentido de la identidad como un proceso vivo y siempre inacabado de interacci\u00f3n con los dem\u00e1s, que a trav\u00e9s de las propias decisiones va dando forma y \u201cestilo personal\u201d a la propia existencia. Explica tambi\u00e9n su desarrollo y construcci\u00f3n, se\u00f1alando la importancia decisiva del per\u00edodo de la adolescencia-juventud, y abordando algunos problemas espec\u00edficos que agravan actualmente la crisis normal de la identidad.
\n <\/p>\n

Todo Yo comienza con algo que no es \u00e9l…<\/em><\/p>\n

(<\/strong>Sigmund Freud)<\/p>\n

 
\n 
\nYo quiero ser como…<\/em> La afirmaci\u00f3n pareciera hacernos entender que, de alguna manera, reside en nosotros el lograr ser de un modo u otro mediante una libre elecci\u00f3n entre los m\u00faltiples modelos que se nos ofrecen a lo largo de la vida. Pero, en realidad, antes siquiera de poder expresar tal deseo, ya estamos, de hecho, \u201csiendo como\u201d, \u201cqueriendo ser como\u201d, o quiz\u00e1s m\u00e1s bien, \u201cnecesitando ser como\u201d. Porque, tal como el psicoan\u00e1lisis nos ha puesto de manifiesto, desde el mismo d\u00eda de nuestro nacimiento no nos cabe otra alternativa para ser sino la de la identificaci\u00f3n con esos otros que surgen a nuestro alrededor. Y esto sucede as\u00ed, a pesar de que, en esos primeros estadios de la vida, esos otros no pueden llegar a configurarse como tales en nuestra experiencia interna m\u00e1s profunda.
\n 
\nNos encontramos as\u00ed, con lo que desde Freud, el psicoan\u00e1lisis ha denominado \u201cidentificaci\u00f3n primaria\u201d; es decir, un modo primitivo de constituci\u00f3n del sujeto humano sobre el modelo de un otro que todav\u00eda no se considera como independiente y que, de un modo muy arcaico, es como incorporado, introducido en lo m\u00e1s \u00edntimo de la propia realidad personal1<\/a>. Y es en este sentido en el que Freud expres\u00f3 la afirmaci\u00f3n que encabeza el presente trabajo: Todo<\/em> Yo comienza con algo que no es \u00e9l…<\/em>2<\/a>, porque, efectivamente, en esa primera identificaci\u00f3n, todav\u00eda ni siquiera existe un Yo que posibilite diferenciar la propia realidad de la que circunda al sujeto. Pero tan s\u00f3lo sobre esa base se har\u00e1 posible m\u00e1s adelante que podamos llegar a decir o pensar: Yo quiero ser como…<\/em>
\n 
\nTan s\u00f3lo con posterioridad a esas primitivas identificaciones que nos van constituyendo, ir\u00e1 tomando cuerpo en nosotros un Ideal del Yo; <\/em>es decir, una nueva estructura de personalidad que resulta de la convergencia entre el narcisismo infantil y las sucesivas identificaciones que se van llevando a cabo con los progenitores, sus sustitutos y los ideales colectivos del entorno socio-cultural. De ese modo, esa nueva instancia de la personalidad del Ideal del Yo<\/em> se constituye como un modelo interno al que el sujeto intentar\u00e1 ajustarse a lo largo de toda la vida. Un modelo que, a lo largo de las diversas etapas de la existencia, va siendo configurado a partir de los modelos familiares, de maestros y educadores en general, de personajes relevantes del entorno social, de amigos y compa\u00f1eros admirados, de h\u00e9roes de ficci\u00f3n o de personajes hist\u00f3ricos de la propia tradici\u00f3n cultural. Todos ellos van a formar parte, en una medida u otra, y no siempre de modo consciente, de esa representaci\u00f3n interna de la que surgir\u00e1 ese anhelo del yo quiero ser como…<\/em> Anhelo que, a su vez, expresar\u00e1 una necesidad de \u201cllegar a ser\u201d, de conquistar lo que denominamos como una \u201cidentidad\u201d.
\n <\/p>\n

    \n
  1. De las identificaciones a la b\u00fasqueda de una identidad<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    Desde la vertiente de la psicolog\u00eda social se afirma que toda sociedad contiene un amplio repertorio de identidades: ni\u00f1o, ni\u00f1a, padre, madre, polic\u00eda, maestro, ladr\u00f3n, sacerdote, coronel, etc. A trav\u00e9s de una especie de loter\u00eda invisible, dichas identidades se asignan a los diferentes individuos. Algunas son asignadas desde el mismo momento del nacimiento, como ni\u00f1o o ni\u00f1a; otras son asignadas con el paso de los a\u00f1os, como \u201cni\u00f1o listo\u201d o \u201cni\u00f1a bonita\u201d (o, por el contrario, \u201cni\u00f1o est\u00fapido\u201d o \u201cni\u00f1a fea\u201d). Otras identidades incitan, por as\u00ed decirlo, a su adscripci\u00f3n, y los individuos las obtienen a trav\u00e9s de un esfuerzo deliberado, como el poder llegar a ser \u201cpolic\u00eda\u201d o \u201csacerdote\u201d. Sin embargo, independientemente de si una identidad es asignada o conseguida, en todos los casos llega al individuo a trav\u00e9s de un proceso de interacci\u00f3n con los dem\u00e1s. Son los otros quienes le identifican de una manera especifica. Y \u00fanicamente si los otros confirman una identidad se puede decir que \u00e9sta se corresponde con el individuo que la posee. De una manera importante, estamos hechos de las palabras de los otros.
    \n 
    \nA partir de lo que vamos viendo, el concepto de identidad hay que entenderlo como el resultado de un proceso complejo en el que, a trav\u00e9s de m\u00faltiples identificaciones previas, los otros se fueron convirtiendo en parte de nosotros mismos. La identidad, por otra parte, hay que entenderla tambi\u00e9n como expresi\u00f3n de una tendencia inconsciente a establecer una continuidad en la propia experiencia personal, as\u00ed como a conferir un sentimiento de unidad y de integraci\u00f3n en la multiplicidad y dispersi\u00f3n de las previas identificaciones que se fueron llevando a cabo.
    \nEsa identidad, que se manifiesta en las opiniones de la persona, en sus ideales, sus criterios, su conducta y su funci\u00f3n en la sociedad, no es, sin embargo, un mero precipitado de las identificaciones llevadas a cabo previamente. Como muy bien se\u00f1ala E. Erikson, la identidad no es una mera suma de las diferentes formas de identificaci\u00f3n, sino que constituye una s\u00edntesis din\u00e1mica, resultante de un proceso de asimilaci\u00f3n y de rechazo de estas identificaciones previas y de la interacci\u00f3n entre el desarrollo personal y las influencias sociales.
    \n 
    \nNecesitamos alcanzar una identidad, porque es ella la que nos posibilita decir y decirnos a nosotros mismos \u201csoy yo\u201d, diferenciarnos de los otros y narrarnos, contarnos, ante esos otros para ser por ellos reconocidos y comprendidos. La identidad, por otra parte, expresa un sentirse vivo y activo, ser uno mismo, al mismo tiempo que manifiesta una tensi\u00f3n activa, confiada y vigorizante de sostener lo que nos es propio. Al mismo tiempo, la identidad se presenta tambi\u00e9n como un campo de fuerzas, de luchas, a veces de conflictos, en los que se va trenzando el car\u00e1cter con la disciplina. Un proceso vivo, pues, que no se ve nunca concluido sino con la propia muerte.
    \n 
    \nLa identidad, pues, en tanto proceso vivo y siempre inacabado, no se constituye desde una plena pasividad por parte del sujeto. Cuenta tambi\u00e9n como factor esencial la propia decisi\u00f3n en ir dando forma y estilo, \u201cestilo personal\u201d, a ese material que la vida ha ido configurando en cada uno. Construcci\u00f3n de s\u00ed mismo, pues, en la que articulamos nuestro querer, nuestra decisi\u00f3n y nuestra aspiraci\u00f3n ideal con lo que a trav\u00e9s de los otros se fue sedimentando en nuestro interior. Es, por eso, como la firma personal con la que rubricamos las identificaciones que se fueron haciendo en nosotros o, tambi\u00e9n, la firma que negamos, con mayor o menor \u00e9xito, a aquellas otras que en el pasado se fueron llevando a cabo en el interior de nuestra m\u00e1s \u00edntima din\u00e1mica personal.
    \n 
    \nDe este modo, resulta que la identidad es -como atinadamente lo expres\u00f3- Juan Rof Carballo- un concepto fronterizo, bifronte. Est\u00e1 en el l\u00edmite de la psicolog\u00eda individual y la cultural, en la frontera que separa la m\u00e1s \u00edntima biograf\u00eda del ser humano y la historia que se va desplegando a su lado
    3<\/a>. Es por eso que la identidad contiene la historia de la relaci\u00f3n entre el individuo y su sociedad y de la forma particular de soluci\u00f3n encontrada frente a sus problemas. De una parte, pues, tenemos el \u201cYo quiero\u201d <\/em>que habla de nuestra mismidad, y de otra parte el \u201cser como…<\/em>\u201d, que nos remite a esas figuras y representaciones mod\u00e9licas que el propio sistema social nos brinda, nos sugiere, nos propone o, de alguna manera tambi\u00e9n, nos impone.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. El desarrollo de la identidad.<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      La construcci\u00f3n de la identidad -tal como la ha descrito E. Erikson, la figura m\u00e1s emblem\u00e1tica en la elaboraci\u00f3n de este concepto- se lleva a cabo en ocho estadios diferentes a lo largo del desarrollo. Los cuatro primeros tienen lugar durante el per\u00edodo de la infancia y son los de confianza b\u00e1sica<\/em>, autonom\u00eda<\/em>, iniciativa<\/em> y competencia o aprendizaje<\/em>. El quinto estadio, de particular importancia como veremos, es el que acaece en el per\u00edodo de la adolescencia y es el de identidad propiamente dicha<\/em>. Tras esta etapa se suceder\u00e1n -ya en la vida adulta- los estadios de intimidad<\/em>, capacidad de creaci\u00f3n <\/em>y, finalmente, integraci\u00f3n<\/em> 4<\/a>. Cada uno de estos estadios encuentra tambi\u00e9n su respectivo riesgo opuesto: desconfianza<\/em>, duda, culpabilidad, sentimiento de inferioridad, confusi\u00f3n de identidad, aislamiento, estancamiento<\/em> o desesperaci\u00f3n<\/em>. Y dependiendo de la elaboraci\u00f3n que se lleve a cabo de estas posibilidades positivas o negativas, resultar\u00e1n actitudes fundamentales que configurar\u00e1n, de un modo u otro, al conjunto de la personalidad. Y as\u00ed tenemos que de la primera etapa de confianza b\u00e1sica<\/em> o desconfianza<\/em>, llegar\u00e1 o no a tener lugar una disposici\u00f3n vital para mantener una esperanza en la vida; del par autonom\u00eda-duda<\/em> depender\u00e1 la actitud voluntariosa que se pueda llegar a conquistar, y as\u00ed en adelante, el sentimiento de competencia, la coherencia con uno mismo, la actitud amorosa frente a los otros , el cuidado o la sabidur\u00eda, ser\u00e1n expresiones de esa particular dial\u00e9ctica establecida en cada uno de estos per\u00edodos del desarrollo identitario.
      \n 
      \nEs importante se\u00f1alar tambi\u00e9n que los diferentes estadios est\u00e1n todos condicionados de un modo fundamental por el que hay que considerar como germen de todos los dem\u00e1s: el primero de ellos, que tiene lugar a lo largo del primer a\u00f1o de vida, y que se ha descrito como confianza b\u00e1sica.<\/em> Sin ella, no hay posible construcci\u00f3n de identidad, y del modo en el que se haya afianzado o no en esos primeros momentos de la vida, va a depender el desarrollo de todos los estadios restantes. De ah\u00ed, que sea obligado tener en consideraci\u00f3n que muchas situaciones problem\u00e1ticas en las identidades de nuestros adolescentes y j\u00f3venes pueden muy bien encontrar su aut\u00e9ntica ra\u00edz en unas situaciones primitivas en la que, por la incidencias familiares en las que se criaron, no se les proporcion\u00f3 esa confianza b\u00e1sica<\/em>, fuente de la seguridad y confianza en ellos mismos, en la vida y en los dem\u00e1s. Toda una amplia y compleja problem\u00e1tica sobre las transformaciones de los modelos familiares que tienen lugar en la actualidad tendr\u00eda que ser tenida en cuenta a este prop\u00f3sito, si bien no es posible adentrarnos en ella en este espacio presente.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Identidad y adolescencia.<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        Pero, como se se\u00f1al\u00f3 m\u00e1s arriba, junto a ese primer per\u00edodo de la vida, el de la adolescencia-juventud, desempe\u00f1a tambi\u00e9n un papel particularmente decisivo en la construcci\u00f3n de la identidad. Es una etapa, por ello, en la que en el \u201cyo quiero ser como\u201d<\/em> se juegan aspectos muy relevantes de la futura din\u00e1mica de personalidad; en definitiva, la construcci\u00f3n de una identidad propia, diferenciada, la elaboraci\u00f3n de un proyecto vital en sus distintas esferas. S\u00f3lo as\u00ed se podr\u00e1 dar una adecuada respuesta a ineludibles preguntas como las de \u00bfqui\u00e9n soy yo?, \u00bfqu\u00e9 quiero hacer con mi vida?, \u00bfen qu\u00e9 quiero trabajar?, \u00bfc\u00f3mo quiero que sea mi vida social y mi vida familiar?, \u00bfcu\u00e1les son mis criterios morales?, \u00bfcu\u00e1les son los valores por los que merece la pena comprometerse?
        \n 
        \nDurante ese per\u00edodo de la adolescencia, la interacci\u00f3n entre la subjetividad personal y la din\u00e1mica cultural es particularmente influyente y determina aspectos de gran importancia para la vida futura. Nos encontramos en una etapa en la que, m\u00e1s all\u00e1 del estrecho \u00e1mbito familiar, el adolescente se abre al horizonte m\u00e1s amplio de la sociedad en la que tendr\u00e1 que aprender a desenvolverse. En esta situaci\u00f3n, es normal y hasta conveniente -como luego tendremos ocasi\u00f3n de ver- que el joven experimente una crisis y que muestre un cierto grado de desorganizaci\u00f3n y confusi\u00f3n, ya que el logro de su identidad supone redefinir aspectos claves de s\u00ed mismo y de su relaci\u00f3n con el ambiente.
        \n 
        \nAs\u00ed pues, no resulta nada f\u00e1cil ese tr\u00e1nsito desde las identificaciones infantiles llevadas a cabo en el \u00e1mbito familiar hacia esas otras que ahora se abren ante su horizonte. Esas nuevas perspectivas con las que el adolescente ahora se confronta establecen necesariamente una lucha interna entre la asimilaci\u00f3n y la repulsa con de las figuras parentales. El camino que lleva al \u201cdescubrimiento de s\u00ed mismo\u201d -afirma J. Rof Carballo- est\u00e1 sembrado de cad\u00e1veres, de figuras que durante un tiempo han funcionado como \u201cmodelos\u201d, como \u201c\u00eddolos\u201d, como \u201cpadres\u201d, y a los que ahora se intenta destronar implacablemente, a veces abrumando a la figura antes adorada con el mayor de los desprecios. Y es a trav\u00e9s de un constante caminar entre identificaciones con figuras amadas y admiradas y un abandono y aniquilamiento de esas admiraciones como, poco a poco, va fragu\u00e1ndose la identidad. Una identidad que nace, pues, de la repudiaci\u00f3n selectiva y de la asimilaci\u00f3n mutua de identificaciones infantiles y de su reabsorci\u00f3n en una configuraci\u00f3n nueva
        5<\/a>. Cuando el repudio se impone masivamente por las circunstancias que sean, nos ver\u00edamos abocados a una \u201cidentidad negativa\u201d, que explicar\u00eda una buena parte de las conductas antisociales que presentan algunos adolescentes.
        \n 
        \nBien sabemos que, en ese horizonte, las relaciones con sus iguales van a jugar un papel fundamental. En los subgrupos de la adolescencia, en efecto, los amigos, colegas, admiradores, adversarios, vienen a confirmar <\/em>al ser individual como alguien nuevo<\/em> que puede llegar a ser. Y, en esta situaci\u00f3n, aparecen tambi\u00e9n otras instancias que parecen ofrecerle la confianza<\/em> que antes, en los primeros estadios de su vida, se encontr\u00f3 en la protecci\u00f3n parental.
        \n 
        \nLa interacci\u00f3n de lo personal y lo cultural que tiene, pues, lugar a lo largo de todo el desarrollo personal, juega de modo particularmente intenso en este per\u00edodo, en el que se ha de lograr la integraci\u00f3n que asegure una cierta unidad al sujeto adulto. Porque s\u00f3lo si al final de la adolescencia – y alrededor de los veinte a\u00f1os- se culmina sin especiales conflictos esa integraci\u00f3n psico-social, se podr\u00e1 evitar el s\u00edndrome de difusi\u00f3n de identidad o identidad difusa<\/em> de la que nos habl\u00f3 Erikson. En esa situaci\u00f3n, el sujeto acaba ignorando qui\u00e9n es o hacia d\u00f3nde va. Y todo ello tendr\u00e1 una expresi\u00f3n dram\u00e1tica en la ausencia de objetivos y la apat\u00eda, en la incapacidad de esforzarse con cierta intensidad o durante un tiempo prolongado en una determinada direcci\u00f3n, en la dificultad para decidir o para comprometerse con las propias decisiones, etc. En la identidad difusa<\/em> nos encontramos con una especie de barco vac\u00edo mecido por las aguas. Estas caracter\u00edsticas, si bien son relativamente frecuentes al principio de la adolescencia, pueden ser consideradas ya como un problema cuando se prolongan en exceso, impidiendo una adecuada autorrealizaci\u00f3n en edades posteriores. Los adultos con difusi\u00f3n de identidad<\/em> son inseguros, inestables y tienen una gran dificultad para comprometerse con proyectos o acciones emprendidas. Dan la impresi\u00f3n de estar viviendo permanentemente en la adolescencia, en la crisis de identidad que caracteriza a esa etapa de la vida.
        \n 
        \nEn el polo opuesto, nos podemos encontrar tambi\u00e9n con lo que se podr\u00eda denominar una \u201cidentidad prematura\u201d. En esta condici\u00f3n, el individuo puede tener proyectos y objetivos claramente definidos, pero estos no son el resultado de una b\u00fasqueda personal entre distintas alternativas, sino la consecuencia de una presi\u00f3n social excesiva (generalmente de la propia familia) o tambi\u00e9n de su propia dificultad para soportar la incertidumbre que genera el cuestionamiento de una identidad proporcionada por otros. Los adolescentes que establecen sus proyectos vitales de forma prematura, sin crisis ni cuestionamiento de las opciones propuestas por otras personas, pueden parecer m\u00e1s tranquilos y equilibrados que sus compa\uf05aeros cuando estos atraviesan por dicha crisis. Pero tampoco se deber\u00edan olvidar los riesgos que encontrar\u00edamos en esta situaci\u00f3n de identidad prematuramente definida. Entre ellos, cabr\u00eda destacar los del empobrecimiento de dicha identidad, limitando las posibilidades de desarrollo del individuo, as\u00ed como su capacidad para comprometerse y luchar por lo que ha elegido. Igualmente, puede suceder que se produzcan graves discrepancias entre las decisiones adoptadas (ocupaci\u00f3n, pareja, estilo de vida) y determinadas caracter\u00edsticas personales, con el consiguiente riesgo que de ello se deriva en el desarrollo posterior. La insatisfacci\u00f3n puede impregnar de modo importante el conjunto de sus vida. Como tambi\u00e9n puede suceder que la crisis de identidad sobrevenga en edades posteriores, cuando su soluci\u00f3n resulta m\u00e1s dif\u00edcil.
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Problemas espec\u00edficos de hoy.<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

          Si el per\u00edodo de adolescencia y juventud ha implicado siempre unas dificultades, no caben duda de que hoy se a\u00f1aden obst\u00e1culos espec\u00edficos para estos procesos que venimos analizando. De manera que la crisis normal de identidad puede manifestarse en la actualidad con una intensidad que vengan a agravar la confusi\u00f3n, el malestar y la resoluci\u00f3n del proceso. Una expresi\u00f3n de este acrecentamiento del problema lo podr\u00edamos constatar en el aumento de los \u00edndices de deserci\u00f3n educativa, delincuencia y violencia que afecta a un sector juvenil en proporciones crecientes a lo largo de los \u00faltimos a\u00f1os; o lo que tambi\u00e9n se expresa por esa especie de exhibici\u00f3n ostentosa de la propia marginalidad, a trav\u00e9s de la vestimenta estrafalaria, peinados rompedores, adornos agresivos, etc., en una pretensi\u00f3n de construir la propia identidad precisamente por la ausencia de la que es socialmente reconocida y aceptada.
          \n 
          \nEvidentemente, la juventud es un colectivo muy diverso y plural. Y -como tantas veces se ha repetido, aunque otras tantas lo olvidemos- en realidad, no existe una juventud sino toda una serie de constelaciones de j\u00f3venes. En el Informe-Encuesta de la Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda realizado en 1997, el profesor Javier Elzo nos ofreci\u00f3 una tipolog\u00eda (que hoy sigue manteniendo, aun aceptando que se puedan dar determinadas variaciones porcentuales) en la que se nos diferenciaba entre pasotas (un 10,11% de j\u00f3venes), postmodernos (el 24,3%), reaccionarios (15%), conservadores-liberales (13,86%), radicales (2,17 %), e integrados (34,42%)
          6<\/a>.
          \n 
          \nNo vamos a entrar aqu\u00ed en una descripci\u00f3n detallada de los rasgos caracter\u00edsticos de la llamada postmodernidad, ya de alguna manera son bien conocidos por todos. Pero s\u00ed habr\u00e1 que tener en consideraci\u00f3n lo que \u00e9sta onda cultural supone de cara a la formaci\u00f3n identitaria de nuestros adolescentes y j\u00f3venes. Y, ciertamente, uno de los rasgos que caracterizan a nuestras sociedades occidentales postmodernas y que marca de manera decisiva la din\u00e1mica juvenil es el de la ausencia de unos proyectos colectivos, con la consiguiente exaltaci\u00f3n del individualismo
          7<\/a>.
          \n 
          \nEsto supone que los nuevos modos de construir la identidad, a diferencia de lo que pod\u00eda acaecer en las sociedades tradicionales, \u00abholistas\u00bb (de car\u00e1cter global y poco diferenciado), se ven confrontados a esgrimirse con toda una serie casi infinita de solicitaciones, que necesariamente dificultan la integraci\u00f3n personal. Generaciones anteriores pod\u00edan elaborar los procesos de identidad a partir de un n\u00facleo interno de convicciones (religiosas, \u00e9ticas, ideol\u00f3gicas) que se presentaban de modo bastante monol\u00edtico ante los sujetos. Pero las generaciones j\u00f3venes de hoy han de ensayar otros modos de resoluci\u00f3n de la crisis de identidad. Es m\u00e1s dif\u00edcil ya encontrarla a trav\u00e9s de un n\u00facleo unitario de referencias ideales, sean en el campo pol\u00edtico, \u00e9tico o religioso. De ah\u00ed que esa identidad venga a construirse m\u00e1s bien como una especie de membrana extensa y d\u00factil hasta donde sea posible. Una identidad, pues, marcada por un enorme sentido de lo pragm\u00e1tico, con una escasa propensi\u00f3n a fanatismos ideol\u00f3gicos, pero tambi\u00e9n con una importante desafecci\u00f3n en los campos de la pol\u00edtica o la religi\u00f3n y con una notable predisposici\u00f3n a mostrarse favorable y cambiante ante los mil influjos comunicativos e informativos que la sociedad ofrece.
          \n 
          \nSi este nuevo modo de identidad tuviera un n\u00facleo \u00faltimo, \u00e9ste bien podr\u00eda ser el de la propia libertad, pues los valores han dejado de estar orientados por las fuentes de las instituciones y encuentran su centro esencialmente en el propio sujeto y en sus aspiraciones individuales. Esta individualizaci\u00f3n de los valores hace que la din\u00e1mica juvenil se centre fundamentalmente en las relaciones primarias, tales como las personales, sexuales y de pareja; con una conciencia, a veces exacerbada, de las libertades personales y los derechos individuales en todas estas \u00e1reas
          8<\/a>. En alguna medida, se podr\u00eda afirmar que ya no se trata tanto de \u201cser como\u201d, sino m\u00e1s bien de \u201cser lo que soy\u201d; es decir, ser joven, puesto que este estado de cosas conduce inexorablemente a una aguda autoconciencia juvenil, a falta de modelos indetificatorios provenientes del mundo adulto.
          \n <\/p>\n

            \n
          1. Identidad y compromiso.<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

            Pero, evidentemente, todo esto plantea una serie de problemas serios de cara a la construcci\u00f3n de una identidad m\u00ednimamente s\u00f3lida. Es un hecho que el sujeto humano se va construyendo a s\u00ed mismo y va configur\u00e1ndose en su identidad a trav\u00e9s de las diversas opciones que va llevando a cabo a lo largo de su existencia. De alguna manera, nos construimos a partir y a trav\u00e9s de la decisiones vitales que vamos tomando y que van marcando una direcci\u00f3n concreta, particular, \u00fanica, a nuestra vida. Vamos haciendo camino al andar<\/em>. Un camino que va tomando direcci\u00f3n precisamente por los compromisos personales que se van asumiendo y que comportan, de modo ineludible, la renuncia a otras posibles direcciones alternativas.
            \n 
            \nPero el hecho es que, junto a la escasez de proyecto colectivos, hoy nos encontramos con unas posibilidades tales de elecci\u00f3n en todos los \u00e1mbitos que dificultan de modo muy importante la toma de decisiones (habida cuenta de la inevitable renuncia que toda elecci\u00f3n implica) y producen f\u00e1cilmente un bloqueo y paralizaci\u00f3n en el desarrollo y construcci\u00f3n de la identidad. La dificultad para comprometerse en la vida con la toma de decisiones que comporten cierta radicalidad y, sobre todo, definitividad, se acrecientan de modo considerable. Y ello, al margen de otras consideraciones \u00e9ticas o religiosas, tiene un efecto de primer orden en la construcci\u00f3n de la identidad.
            \n 
            \nNos movemos en una sociedad que progresivamente va adquiriendo un estilo \u201czapping\u201d en la que pareciera que se trata de contar con la posibilidad de elegirlo todo, para acabar, finalmente, en la posibilidad no comprometerse con nada. Nunca, en efecto, tuvimos a nuestra disposici\u00f3n tantas posibilidades para optar en todos los terrenos de la existencia. Desde ni\u00f1o, se elige con alegr\u00eda y con todo tipo de oportunidades, los juguetes, la indumentaria, las comidas, los estudios, las amistades, todo conforme a una oferta que se multiplica portentosamente y de la que Internet es, desde luego, uno de los mejores exponentes. Unas nuevas posibilidades econ\u00f3micas as\u00ed lo facilitan y una mentalidad que privilegia ante todo lo subjetivo, lo singular y lo propio lo estimula y lo favorece. Y as\u00ed venimos a encontrarnos con una peligrosa situaci\u00f3n en la que se favorece la aspiraci\u00f3n a ser libre para poder elegirlo todo y, al mismo tiempo, disfrutar perpetuamente de esa libertad en un creciente presentismo, defendi\u00e9ndose de cualquier compromiso de futuro que pudiera venir a restringir ese inmenso campo de posibilidades. El coste, sin duda, puede ser el de un serio estancamiento para el logro de una identidad. Una identidad que, tras la crisis de la adolescencia, se ha de resolver precisamente por la realizaci\u00f3n de una serie de compromisos en aspectos centrales de la vida como son los de la opci\u00f3n vocacional, las creencias ideol\u00f3gicas y religiosas y las vinculaciones interpersonales.
            \n 
            \nSeg\u00fan J. E. Marcia, autor que destaca en las investigaciones emp\u00edricas realizadas a partir de la teor\u00eda de E. Erikson, las \u00e1reas en las que ese compromiso podr\u00eda tomar cuerpo son seis: 1) filosof\u00eda de la vida (\u00e1rea compuesta que incluye religi\u00f3n, pol\u00edtica y valores en general), 2) padres (relaci\u00f3n del sujeto con sus progenitores y valoraci\u00f3n que hace de la misma), 3) amigos, 4) escuela, ocupaci\u00f3n futura y tiempo libre (importancia concedida al colegio, a la preparaci\u00f3n para una vocaci\u00f3n futura y las actividades durante el tiempo libre), 5) caracter\u00edsticas personales (apariencia f\u00edsica o caracter\u00edsticas del cuerpo, rol sexual y personalidad) y, 6) relaciones \u00edntimas (un campo que no es expl\u00edcitamente sexual, pero incluye, por ejemplo, relaciones prematrimoniales)
            9<\/a>.
            \n 
            \nAs\u00ed pues, parece que el logro de una sana identidad o la exclusi\u00f3n o la moratoria de la misma depender\u00e1 en muy buena medida del modo en el que el joven se vincule y comprometa con determinadas posiciones en esos campo de la religiosidad, la pol\u00edtica, la formaci\u00f3n acad\u00e9mica, as\u00ed como en el \u00e1mbito de sus relaciones familiares, amistosas y afectivas.
            \n 
            \nY a este respecto, no deja de resultar significativo que, dentro de este amplio espectro de vinculaciones y compromisos en los que se elabora la construcci\u00f3n de la identidad, los j\u00f3venes de hoy parezcan mostrar una clara tendencia a involucrarse preferentemente en instancias afectivas y relacionales (familiares, amistosas o er\u00f3ticas1
            0<\/a>), mientras que las relaciones y actitudes respecto a las instituciones (acad\u00e9micas, pol\u00edticas, religiosas, etc.) generen m\u00e1s f\u00e1cilmente actitudes de recelo, desconfianza o, incluso, menosprecio. En efecto, seg\u00fan el \u00faltimo informe sobre la juventud espa\u00f1ola publicado por el Instituto de la Juventud (INJUVE), los j\u00f3venes espa\u00f1oles no parecen manifestar grandes preocupaciones vitales y se encaminan en la b\u00fasqueda de la felicidad fundamentalmente a trav\u00e9s de la armon\u00eda de sus relaciones interpersonales con los amigos, la pareja y la familia, as\u00ed como en una enorme predilecci\u00f3n por el mundo de las nuevas tecnolog\u00edas11<\/a>.
            \n 
            \nTodo ello hace pensar que los modelos sociales que se ofrecen en la actualidad no logran conectar suficientemente con las aspiraciones b\u00e1sicas de muchos de nuestros j\u00f3venes, de manera que acierten a despertar en ellos la motivaci\u00f3n (consciente e inconsciente) de ese \u201cyo quiero ser como\u201d que expresa la din\u00e1mica de identificaci\u00f3n. En ello confluye, sin duda, la actual irrelevancia de cualquier tipo de utop\u00eda o de proyecto colectivo que caracteriza a las sociedades postmodernas, as\u00ed como la incapacidad de las instituciones (particularmente las pol\u00edticas y religiosas) para sintonizar con la din\u00e1mica personal y sociocultural de la mayor parte de los j\u00f3venes de nuestros d\u00edas.<\/p>\n

            Carlos Dom\u00ednguez Morano<\/strong><\/p>\n

            estudios@misionjoven.org<\/p>\n

             
            \n
            1<\/a>Cf. LAPLANCHE, J. – PONTALI, J. P., Diccionario de psicoan\u00e1lisis, <\/em>Labor Madrid 1971, s.v. Identificaci\u00f3n primaria.
            \n
            2<\/a>Cf. Psicolog\u00eda de las masas y an\u00e1lisis del Yo<\/em>, cap. VII, La identificaci\u00f3n<\/em>, O.C., III, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, 2585-2588.
            \n
            3<\/a>Cf. J. ROF CARBALLO, Rebeli\u00f3n y futuro<\/em>, Taurus, Madrid 1979, 132.
            \n
            4<\/a>E. ERIKSON, Sociedad y adolescencia<\/em>, Siglo XXI, M\u00e9xico 1977; Identidad, juventud y crisis<\/em>, Taurus, Barcelona 1990.
            \n
            5<\/a>J. ROF CARBALLO, Ib. 159.
            \n
            6<\/a>Cf. J. ELZO y otros, J\u00f3venes espa\u00f1oles 99<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 1999.
            \n
            7<\/a>Cfr. G. LIPOVETSKY, La era del vac\u00edo. Ensayo sobre el individualismo contempor\u00e1neo<\/em>, Anagrama, Barcelona 1986. Sobre este tema me detuve recientemente en el trabajo \u201cLa alteridad difuminada. Reflexiones en los tiempos de los v\u00ednculos.com\u201d: Proyecci\u00f3n<\/em> LI (2004) 347-367.
            \n
            8<\/a>Cfr. ANDR\u00c9S ORIZO, F. Sistemas de valores en la Espa\u00f1a de los 90, <\/em>CIS, Madrid 1996.
            \n
            9<\/a> Cf. MARCIA J. E., \u201cDevelopment of Ego Identity status\u201d: Journal of Personality and Social Psychology<\/em> 3 (1966) 551-558; \u201cIdentity six years after: A follow-up study\u201d: Journal of Youth and Adolescence<\/em> 5 (1976) 145-160.
            \n
            10<\/a> Seg\u00fan el \u00faltimo informe sobre la juventud espa\u00f1ola, el el 81% de los j\u00f3venes entre 15 y 29 a\u00f1os declaren haber tenido relaciones sexuales completas. Cfr. el VI Informe \u00abJuventud en Espa\u00f1a\u00bb, correspondiente al a\u00f1o 2004 del Instituto de la Juventud (INJUVE) www.mtas.es\/injuve. <\/a>
            \n
            11 <\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

            Carlos Dom\u00ednguez Morano   Carlos Dom\u00ednguez Morano es profesor de Teolog\u00eda y Psicolog\u00eda en la Universidad de Granada   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El anhelo del \u201cyo quiero ser como\u201d expresa la necesidad de \u201cllegar a ser\u201d, de conquistar la identidad. El art\u00edculo muestra con claridad el sentido de la identidad como un proceso vivo y […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[62,969,94],"tags":[],"class_list":["post-8989","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-carlos-dominguez-morano","category-estudios-339","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8989","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=8989"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/8989\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=8989"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=8989"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=8989"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}