{"id":9027,"date":"2005-01-01T00:00:01","date_gmt":"2004-12-31T22:00:01","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9027"},"modified":"2005-01-01T00:00:01","modified_gmt":"2004-12-31T22:00:01","slug":"la-adolescencia-en-el-cine","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-adolescencia-en-el-cine\/","title":{"rendered":"LA ADOLESCENCIA EN EL CINE"},"content":{"rendered":"

(diario de trabajo)<\/h1>\n

Jes\u00fas Villegas<\/strong><\/h5>\n

 
\nLunes, d\u00eda 15<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nTengo que empezar a preparar mi art\u00edculo para el Misi\u00f3n Joven. <\/em>Algo sobre cine y adolescencia. As\u00ed, a primera vista, el tema parece prometedor. Primera decisi\u00f3n: \u00bfhablar sobre el cine que ven los adolescentes o sobre las im\u00e1genes que de los adolescentes nos ofrece el cine? El primer enfoque, aunque interesante, me arrastrar\u00e1, sospecho, a terreno trillado: llegar desde Scarie movie 3, American pie, Alien vs. Predator <\/em><\/strong>o S\u00e9 lo que hiciste el \u00faltimo verano<\/em><\/strong> a las cabezas y corazones de los futuros adultos me llevar\u00eda a consideraciones del tipo \u201cnecesitan argumentos esquem\u00e1ticos\u201d, o \u201cel humor, la acci\u00f3n, el horror deben expresarse de forma l\u00edmite para estimularlos\u201d . En conclusi\u00f3n: amenazantes lugares comunes. Adem\u00e1s, si tengo mal d\u00eda, podr\u00eda caer en juicios generalizadores y pesimistas sobre la educaci\u00f3n para la sensibilidad que les estamos dando. No ser\u00eda justo, puesto que yo, en mis tiempos mozos, era exactamente igual \u201cde adobe\u201d, palmo m\u00e1s, palmo menos, que ellos. En fin: hablaremos de los adolescentes tal y como aparecen retratados en la pantalla.
\nMe bajo al videoclub. Antes de meterme en faena, quiero rastrear sus estanter\u00edas, a la caza y captura de material fresco. Veamos: pel\u00edculas con adolescentes de las \u00faltimas temporadas. Primera pieza: Sue\u00f1os de adolescente<\/em> <\/strong>(2000, T. Davis). La car\u00e1tula del disco est\u00e1 presidida por la siguiente frase-gancho: \u201cMi madre tardar\u00e1 veinte minutos. \u00bfQuieres que lo hagamos de nuevo?\u201d. Contin\u00fao con mis pesquisas. Entre copias innumerables de Yo robot <\/em><\/strong>y La pasi\u00f3n de Cristo, <\/em><\/strong>me topo con un nuevo t\u00edtulo, Tart Quiero probarlo<\/em><\/strong> (2003, C. Wayne). \u00bfQue qu\u00e9 quiere probar? Imagino que lo mismo que quer\u00eda \u201chacer de nuevo\u201d la protagonista de mi primer hallazgo. Sumo y sigo. Kevin &Perry. Hoy mojamos<\/em><\/strong> (2003, E. Bye). Bueno, bueno. Parece que ese es el asunto: \u201cel asunto\u201d, o sea, el sexo. Por ah\u00ed tenemos una l\u00ednea tem\u00e1tica. M\u00e1s material: Chicas al ataque <\/em><\/strong>(2001, D. Gansel), Ingenuas y peligrosas<\/em><\/strong> (2001, F. McDougal), \u00a1A por todas!<\/em><\/strong> (2000, P. Reed)… <\/em><\/strong>Contagiado por los tres primeros espec\u00edmenes, me inclino a pensar que estos tres t\u00edtulos tambi\u00e9n est\u00e1n cargados de picard\u00eda y remiten a las hormonas en efervescencia, al despertar sexual, al descubrimiento, entre m\u00e1gico y escabroso, del otro sexo; aunque, para desilusi\u00f3n m\u00eda, constato que s\u00f3lo el primero cumple con creces mis expectativas, pues las otras dos pel\u00edculas pertenecen a esa original e incomprensible tendencia del cine norteamericano a facturar celuloide (que luego nosotros nos comemos) cuyas protagonistas sean animadoras deportivas. Ya se sabe: falditas cortas y camisetas ajustadas al servicio de cuerpos pujantes, descaro, pompones y mucho ritmo, cha, cha, cha… O sea, m\u00e1s de lo mismo (\u201cel asunto\u201d) bajo otra bandera.
\nSigamos adelante. Con un poquito de atenci\u00f3n puedo reconocer algunas pel\u00edculas del subg\u00e9nero \u201ccomedia adolescente de instituto\u201d, la mayor\u00eda de la factor\u00eda Disney, lo que supone que la omnipotencia del \u201casunto\u201d se escarcha con az\u00facar y se confita en rom\u00e1ntica historia \u201cd`amour\u201d: As\u00ed es el amor<\/em><\/strong> (2002, T. O`Haver), Diez razones para odiarte<\/em><\/strong> (1999, G. Junger), El amor no cuesta nada <\/em><\/strong>(2003, T. Beyer)… Sin verlas, me las imagino: chica o chico conoce a chico o chica; chica o chico se aleja (en sentido literal o figurado) de chico o chica; chica o chico cae en brazos de chico o chica. Todo esto en el \u00e1mbito de una pandilla heterog\u00e9nea y \u201csuperguay\u201d, en medio de la \u201cmovida\u201d escolar, con el agobio de los ex\u00e1menes (descubro la existencia del subg\u00e9nero \u201cc\u00f3mo copiar\u201d dentro del subg\u00e9nero-instituto: Una banda de los tramposos<\/em><\/strong> (2002, A. Gurland) o La puntuaci\u00f3n perfecta <\/em><\/strong>(2004, B. Robbins)), entre unos padres que no entienden nada, pero que quieren mucho a sus poyuelos en plena edad del pavo, y unos profesores que viven en la estratosfera de su mundo acad\u00e9mico y estirado. En definitiva: las cinco o seis evidencias simples y amables sobre los adolescentes que, sin dejar de tener algo de verdad, suponen s\u00f3lo un denominador com\u00fan y, por tanto, trazan un retrato demasiado general y epid\u00e9rmico de unos sujetos, creo, un pel\u00edn m\u00e1s complejos. M\u00e1s material: Quiero ser superfamosa <\/em><\/strong>(2004, S. Sugarman),<\/em><\/strong> Lizzie Superstar<\/em><\/strong> (2003, J. Fall), Josie y las mel\u00f3dicas<\/em><\/strong> (2001, D. Kaplan y H. Elfont), pel\u00edculas sobre chicas empe\u00f1adas en triunfar en el mundo del espect\u00e1culo (la \u00faltima en un tono cr\u00edtico muy de agradecer). \u00a1Aj\u00e1! Est\u00e1n al lado de las pel\u00edculas de Britney Spears, Eminem o Mariah Carey: adolescentes tan \u201ctalluditos\u201d que ya no lo son; s\u00edmbolos, m\u00e1s bien, que act\u00faan como referentes indiscutibles para muchos muchachos y muchachas. En estas pel\u00edculas se aborda el tema de la superaci\u00f3n personal y el triunfo en el \u00e1mbito de la m\u00fasica, siempre tras un duro esfuerzo trufado de dificultades.
\nConsulto el reloj. Debo ir terminando. Reconozco un par de pel\u00edculas en la estela de El club de los poeta muertos<\/em><\/strong> (1989, P. Weir): The Emperor\u00b4s club<\/em><\/strong> (2002, M. Hoffman) y La sonrisa de Mona Lisa<\/em> <\/strong>(2003, M. Newell):<\/em><\/strong> adolescentes en medio de su proceso educativo, que caen en manos, por suerte, de un profesor excepcional quien, con su br\u00fajula m\u00e1gica, les indicar\u00e1 el verdadero sentido de la existencia. Muy visto, pero eficaz. Tambi\u00e9n est\u00e1n las pel\u00edculas con padres e hijos a la gresca (Ponte en mi lugar <\/em><\/strong>(2003, M.S. Water)), lo cual todav\u00eda se agudiza m\u00e1s si los padres provienen de otra realidad cultural (Quiero ser como Beckham<\/em><\/strong> (2002, G. Chadha)), con lo que, a los efectos s\u00edsmicos del choque generacional, se le suman las diferencias de mentalidad entre, por un lado, los progenitores, baluartes de la tradici\u00f3n y de los principios del pa\u00eds de origen, y, por otro, los hijos, integrados en parte en los modos y valores de la tierra de acogida (recuerdo, en esta misma l\u00ednea, Oriente es oriente <\/em><\/strong>(1999, D. O`Donnell)).
\nTras la batida, repaso mi lista. Si descartamos las pel\u00edculas con adolescentes para adolescentes (las arriba citadas pertenecer\u00edan a esa corriente), la n\u00f3mina de obras significativas y recientes protagonizadas por adolescentes halladas en mi videoclub podr\u00eda ser la siguiente: Thirteen<\/em><\/strong> (2003, C. Hardwicke), Ken Park <\/em><\/strong>(2002, L. Clark), Bully <\/em><\/strong>(2001, L. Clark), H\u00e9ctor<\/em><\/strong> (2003, Gracia Querejeta), Elephant <\/em><\/strong>(2003, Gus van Sant), Planta cuarta <\/em><\/strong>(2003, A. Mercero), Eres mi h\u00e9roe <\/em><\/strong>(2002, A. Cuadri) , Ciudad de Dios <\/em><\/strong>(2002, F. Mirielles) y Felices diecis\u00e9is <\/em><\/strong>(2002, K. Loach). <\/em><\/strong>Habr\u00e1 que revisarlas.
\n 
\nMartes, d\u00eda 16 <\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nAyer empec\u00e9 a darle vueltas al asunto del art\u00edculo. En esta fase previa es muy importante dejar volar la imaginaci\u00f3n. As\u00ed que, antes de nada, me siento en mi rinc\u00f3n de trabajo y anoto, en una lluvia de ideas, algunas intuiciones previas a prop\u00f3sito de los adolescentes que aparecen en las pel\u00edculas. Recurriremos, pues, al m\u00e9todo inductivo. Mordisqueo el l\u00e1piz, me rasco con el l\u00e1piz mordisqueado el ombligo, aun a riesgo de infecciones, y anoto: \u201cAdolescentes\u201d. Luego garabateo: \u201cAdultos\u201d, que tambi\u00e9n empieza por \u201cad-\u201c. Doy dos o tres vueltas al folio y sigo escribiendo: \u201c Las pel\u00edculas con adolescentes las ruedan y las escriben adultos\u201d. Simple, pero cierto. De ah\u00ed, imagino, esa tendencia a situar muchos de los argumentos con protagonistas j\u00f3venes en el pasado, en un pasado hasta cierto punto ideal (recuerdo, a bote pronto, Esperanza y gloria <\/em><\/strong>(1987, J. Boorman), Casi famosos <\/em><\/strong>(2001, C. Crowe), Las v\u00edrgenes suicidas <\/em><\/strong>(2000, S. Coppola), Liberty Heights<\/em><\/strong> (1999, B. Levison), Los juncos salvajes <\/em><\/strong>(1994, A. T\u00e9chin\u00e9), Las bicicletas son para el verano<\/em><\/strong> (1984, J. Chavarri), Los chicos de mi vida <\/em><\/strong>(2002, P. Marshall) y un largo etc\u00e9tera), que remite al propio pasado de guionistas y realizadores. De esa primera idea se deducen otras tres que corro a formular. Primera: \u201cLa adolescencia suele ser un tiempo m\u00edtico, la \u00e9poca de \u201cla primera vez que…\u201d. A consecuencia de esta visi\u00f3n evocadora y nost\u00e1lgica, en las pel\u00edculas se insin\u00faa que nunca la amistad, el amor, la magia o la intensidad de la vida volvi\u00f3 (volver\u00e1) a ser como entonces\u201d. Segunda: \u201cLa adolescencia, en esos casos, constituye m\u00e1s un estado de las cosas, una actitud hacia la existencia, que una edad concreta\u201d. Por eso son tan adolescentes los ni\u00f1os de doce a\u00f1os de Cuenta conmigo<\/em><\/strong> (1986, R. Reiner) como los quincea\u00f1eros de Cielo de octubre <\/em><\/strong>(1999, J. Johnston) o, incluso, los j\u00f3venes que rondan la mayor\u00eda de edad en Rebelde sin causa<\/em><\/strong> (1955, N. Ray). Ser adolescente, en definitiva, es estar en el momento clave, en \u201cel D\u00eda D\u201d o \u201cla Hora H\u201d de la encrucijada vital. Tercero: \u201cDe todo lo anterior se deduce que, si la adolescencia aparece enunciada en pasado, es, sobre todo, porque all\u00ed, en sus l\u00edmites inciertos, se est\u00e1 configurando el futuro\u201d. El adolescente \u201cde cine\u201d prefigura un adulto, mientras se desembaraza de su piel envejecida de ni\u00f1o. Y ese adulto a\u00fan por llegar, ese \u201cser prometido\u201d, se reconoce, se adivina, se anticipa en el dejar de ser del ni\u00f1o que relata las pel\u00edculas. El adolescente, por tanto, concentra infancia, pubertad y madurez en su sola figura, con las posibilidades reflexivas y creadoras que para un artista conlleva semejante visi\u00f3n global del ser humano.
\nCarraspeo, me levanto, paseo. Creo que me estoy acercando. No s\u00e9 d\u00f3nde, pero estoy cerca. Casi me he comido medio l\u00e1piz cuando vuelvo a escribir: \u201cSi la adolescencia es, en esencia, el maravilloso o\/y horroroso o\/y desconcertante tr\u00e1nsito del ni\u00f1o al hombre (de la ni\u00f1a a la mujer), los personajes adultos de pel\u00edcula encontrar\u00e1n en el adolescente, o bien la inocencia incontaminada infantil, o bien una perversa prefiguraci\u00f3n del adulto antes de tiempo: de ah\u00ed la atracci\u00f3n que ejercer\u00e1n en ellos estas criaturas bullentes\u201d. Es verdad: el adolescente es siempre una tentaci\u00f3n para el adulto, unas veces la tentaci\u00f3n de la pureza, del \u00e1ngel, del bien, del ni\u00f1o que ellos dejaron de ser (recuerdo, por ejemplo, Beautiful girls<\/em><\/strong> (1996, T. Demme), La flaqueza del bolchevique <\/em><\/strong>(2003, M. Mart\u00edn Cuenca),<\/em><\/strong> o El hombre que nunca estuvo all\u00ed<\/em><\/strong> (2001, J. Coen)), otras, el abismo de lo prohibido, de la trasgresi\u00f3n y el desorden (de Lolita<\/em><\/strong> (1962, S. Kubrick) en adelante, hasta llegar a American Beauty <\/em><\/strong>(1999, S. Mendes)). En este mismo sentido, para el adulto constituye siempre un reto la iniciaci\u00f3n del adolescente, y, por ello, acompa\u00f1ar, conducir hacia la madurez a quien est\u00e1 a punto de salir del cascar\u00f3n dorado de la infancia resulta un tema muy cinematogr\u00e1fico. Hay, en esta l\u00ednea, una innumerable n\u00f3mina de pel\u00edculas protagonizadas por maestros (Profesor Holland<\/em><\/strong> (1995, S. Herek), J\u00f3venes prodigiosos<\/em><\/strong> (2000, C. Hanson), El incre\u00edble Will Hunting <\/em><\/strong>(1997, G. V. Sant), por citar tres que no sean la omnipresente El club de los poetas muertos<\/em><\/strong>), por mentores en los m\u00e1s diversos oficios o encomiendas (Descubriendo a Forrester<\/em><\/strong> (2000, G. V. Sant), Little Voice <\/em><\/strong>(1998, M. Herman), Las normas de la casa de la sidra<\/em><\/strong> (1999, L. Hallstr\u00f6m)) o por familiares que, con un lento y meditado empuj\u00f3n, facilitan u ocasionan el ingreso de sus pupilos o pupilas en los \u00e1speros l\u00edmites de la adultez. Menci\u00f3n aparte merecer\u00eda el tan socorrido argumento de la iniciaci\u00f3n sexual del adolescente a manos del adulto (desde la m\u00edtica Verano del 42<\/em><\/strong> (1971, R. Mulligan) hasta obras como La belleza de las cosas <\/em><\/strong>(1995, B. Winderberg)o la reciente Una mujer dif\u00edcil<\/em><\/strong> (2004, T. Willians)), que acaban por insinuar, con cierta tendencia a la simplificaci\u00f3n, que el \u00fanico conflicto que el adolescente debe resolver para salir del atolladero de su indefinici\u00f3n es el que se establece con sus genitales… \u201cAsunto\u201d que no es balad\u00ed, reconozc\u00e1moslo, pero tampoco \u00fanico.
\nEs tarde. Con tirar de este hilo de las relaciones adultos\/adolescentes , acabar\u00eda top\u00e1ndome con un eje tem\u00e1tico crucial: las problem\u00e1ticas avenencias y desavenencias padre-madre\/adolescente, tema, creo, central de las pel\u00edculas sobre las que deber\u00e9 escribir en breve. Pero de eso tomar\u00e9 notas otro d\u00eda, que ahora tengo hambre.
\n 
\nMi\u00e9rcoles, d\u00eda 17<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\nReviso el listado de mis pel\u00edculas, a ver con qu\u00e9 material cuento para empezar a trabajar sobre im\u00e1genes concretas. Los grandes cl\u00e1sicos del cine, en general, desprecian al adolescente como personaje cinematogr\u00e1fico. O, en su defecto, trasladan a un adulto \u201cnovato\u201d en su oficio (de conducir ganado, de robar bancos, de navegar los mares) las contradicciones, las zozobras, la precipitaci\u00f3n y el apasionamiento del adolescente. Desde este punto de vista, pel\u00edculas como Centauros del desierto <\/em><\/strong>(1956) de John Ford o R\u00edo Rojo<\/em><\/strong> (1948) de Howard Hawks, obras que tienen mucho de iniciaci\u00f3n vital por parte de un joven biso\u00f1o e impulsivo, se podr\u00edan considerar magn\u00edficas pel\u00edculas sobre la adolescencia sin adolescentes.
\nQuieto ah\u00ed: el art\u00edculo no ha de ser erudito. Como me ponga en plan cin\u00e9filo, espanto al personal. As\u00ed que abrevio mi recorrido. Destaco algunos t\u00edtulos, por si me resultan despu\u00e9s de utilidad, pero sin intenci\u00f3n de diseccionarlos m\u00e1s adelante, s\u00f3lo como mera filmograf\u00eda de cabecera para iniciados: Fellini y sus recuerdos de adolescencia entre hiperrealistas y on\u00edricos en Amarcord<\/em><\/strong> (1973), W. Allen y los suyos, te\u00f1idos de nostalgia, en D\u00edas de radio<\/em><\/strong> (1987)…<\/em><\/strong> Y, c\u00f3mo no, Manhattan<\/em><\/strong> (1979), <\/em><\/strong> con la adorable Mariel Hemingway, esa madura jovencita de dieciocho a\u00f1os de la que se enamora perdidamente, sin saberlo hasta el final, nuestro imprescindible y s\u00f3lo adulto en apariencia jud\u00edo; <\/em><\/strong>la inolvidable El r\u00edo <\/em><\/strong>(1950) de Jean Renoir, en la que una ni\u00f1a lo deja de ser en el ambiente entre sensual, mortuorio y embrujado de la India, Los olvidados <\/em><\/strong> (1950) de Luis Bu\u00f1uel (adolescencia y marginaci\u00f3n: cuesti\u00f3n clave. Que no se me olvide Los cuatrocientos golpes<\/em><\/strong> (1959) de Truffaut), el cine de Henry Hathaway (revisar Valor de ley <\/em><\/strong>(1969) o Los cuatro hijos de Katie Elder<\/em> <\/strong>(1966), pel\u00edculas del oeste con el aprendizaje como motivo clave), la memorable Viento en las velas<\/em><\/strong> (1965) de Mackendrick (\u00a1ese pirata enamorado en silencio de la preadolescente que ha secuestrado!). Y las adolescentes-tentaci\u00f3n de Eric Rohmer en sus Cuentos morales<\/em>, que sacan a relucir con su magnetismo incontaminado y su franqueza las hipocres\u00edas y mezquindades de los adultos (ah\u00ed est\u00e1n La coleccionista<\/em><\/strong> (1966), Pauline en la playa <\/em><\/strong>(1983) o La rodilla de Clara<\/em><\/strong> (1970)). Y el d\u00edptico de Coppola sobre las novelas de Susan E. Hinton Rebeldes <\/em><\/strong>(1983) y La ley de la calle <\/em><\/strong>(1983).<\/em><\/strong> Y… ah…Aqu\u00ed est\u00e1: Rebelde sin causa<\/em><\/strong> de Nicholas Ray. Por aqu\u00ed debo empezar. Sin duda.
\nHabr\u00e9 visto esta pel\u00edcula quince o diecis\u00e9is veces. Y, para el caso que nos va a ocupar, se trata de una obra fundamental: por la riqueza de matices con que presenta a sus personajes, porque habla de adolescentes con un estilo arrebatado y po\u00e9tico que es la adolescencia misma, porque demuestra c\u00f3mo el sentir rom\u00e1ntico est\u00e1 en la ra\u00edz del sentir adolescente. Jim, Judy y Plat\u00f3n son tres j\u00f3venes desorientados, que buscan unos padres (un padre, sobre todo) que no encuentran: Jim (el m\u00edtico James Dean) presencia crispado c\u00f3mo su padre se somete a una mujer autoritaria que lo anula y, a los ojos del muchacho, lo humilla hasta condenarlo al sacrificio de su dignidad masculina; Judy (la no menos rutilante Natalie Wood) se niega a aceptar que est\u00e1 creciendo, sobre todo porque eso supone que su padre rechace sus gestos de cari\u00f1o, asustado en cierto sentido por su feminidad incipiente; Plat\u00f3n, el malogrado Sal Mineo, el personaje m\u00e1s tr\u00e1gico de los tres, vive con una ni\u00f1era en una mansi\u00f3n tan lujosa como desoladora, mientras sus padres, separados, siempre de viaje, se limitan a enviarle cheques con que suplantar un afecto inexistente. Los tres, profundamente desarraigados y presos de una angustia sin nombre, reaccionar\u00e1n a la contra antes esas carencias, ante ese referente adulto que no encuentran: Jim intentar\u00e1 acorazarse en una hombr\u00eda, en una valent\u00eda y unos modos violentos que contrapesen la ausencia de virilidad del padre; Judy potenciar\u00e1 su sensualidad, sus impulsos pasionales no satisfechos por el cari\u00f1o paterno; Plat\u00f3n, solo, sin amigos, para paliar su abandono se entregar\u00e1 a la amistad con Jim con tal arrebato que esa dependencia absoluta ocasionar\u00e1, indirectamente, su tr\u00e1gico final. \u00bfRebeldes sin causa? Quiz\u00e1s no tanto.
\nNicholas Ray rueda con maestr\u00eda y aliento la desaz\u00f3n de estos muchachos destinados a encontrarse, su pureza confusa, sus profundas contradicciones (fruto de la vulnerabilidad de unos caracteres que se resuelve en una fachada de consistencia y madurez demasiado f\u00e1cil de resquebrajar). Adem\u00e1s, no se limita a trazar un retrato sociol\u00f3gico, sicol\u00f3gico y l\u00edrico de unos muchachos de clase media-alta que no se encuentran a s\u00ed mismos porque carecen de espejos donde mirarse, sino que tambi\u00e9n nos remite a su perfil profundo o trascendente, a esa secreta zozobra existencial que habita en cualquier adolescente: el planetario, decorado que aparece en las secuencias clave de la pel\u00edcula, se convertir\u00e1 en un espacio simb\u00f3lico, pues en ese lugar los protagonistas tomar\u00e1n conciencia de su peque\u00f1ez ante el cosmos, de su insignificancia, de su extrema pero admirable debilidad, que es tambi\u00e9n ra\u00edz de su sensibilidad… Pero debo dejar de pensar en voz baja en la pel\u00edcula y tomar alguna nota:
\n <\/p>\n