{"id":9057,"date":"2004-11-01T00:00:52","date_gmt":"2004-10-31T22:00:52","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9057"},"modified":"2004-11-01T00:00:52","modified_gmt":"2004-10-31T22:00:52","slug":"la-vuelta-de-lo-narrativo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/la-vuelta-de-lo-narrativo\/","title":{"rendered":"La vuelta de lo narrativo"},"content":{"rendered":"
Herminio Otero<\/strong> Pero no todos tienen el don de suscitar esta magia. Sancho Panza quiso divertir a su se\u00f1or Don Quijote de La Mancha cuando deb\u00eda pasar la noche en vela para poder ser armado caballero. Sancho pretendi\u00f3 contarle cuentos y m\u00e1s cuentos hora tras hora, pero el caballero desesperaba pues no pod\u00eda soportar la mala forma que ten\u00eda de narrar su desafortunado criado: embarullaba el comienzo y el final de las historias, se enredaba en la estructura… Estas caracter\u00edsticas, especialmente las dos primeras, sirven para todos los relatos y han de ser tenidas en cuanta a la hora de elegirlos o adaptarlos. En ese sentido estar\u00e1 bien recordar que hay diversos tipos de relatos:<\/p>\n Para poder contar el relato, el narrador ha de haberlo asimilado: ha de haber vibrado con \u00e9l y haberlo sentido \u00edntimamente, de modo que pueda trasmitir su esencia, su fisonom\u00eda propia, su punto de vista particular, sea humor\u00edstico, instructivo o pat\u00e9tico. Para ello seguir\u00e1 estos pasos:<\/p>\n \u00a0<\/em><\/p>\n \u00a0<\/em><\/p>\n El arte de la narraci\u00f3n es una expresi\u00f3n personal muy compleja y variar\u00e1 seg\u00fan el grado de perfecci\u00f3n cultural de cada persona. Sin embargo podr\u00e1n servir algunas sugerencias generales.<\/p>\n <\/p>\n Todas las personas nos asemejamos m\u00e1s de lo que creemos. El testimonio personal, nuestro o de otros, comunicado sobre todo oralmente, pero tambi\u00e9n por escrito, es un recurso imprescindible en estos tiempos tan necesitados de testigos. <\/p>\n estudios@misionjoven.org<\/p>\n
\nHerminio Otero es Coordinador y Editor del \u00e1rea de Catequesis de la Editorial PPC.
\n
\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEn primer lugar, el art\u00edculo ratifica la importancia de la narraci\u00f3n. La cultura oral sigue siendo una arte muy importante del patrimonio de la humanidad. En medio de tantos medios de comunicaci\u00f3n, vuelve lo narrativo. Si han perdido credibilidad los metarrelatos, queda el peque\u00f1o relato. Perviven los cuentos porque el hombre necesita de ellos. La narraci\u00f3n tiene el poder de poner alegr\u00eda a la vida. Su misi\u00f3n es agradar, estimular el esp\u00edritu; es una llamada al sentimiento de la belleza. Despu\u00e9s se detiene en el arte de narrar: elecci\u00f3n de los relatos, adaptaci\u00f3n, arte de contar, para terminar resaltando la fuerza del propio testimonio.
\n
\n
\nLas historias y narraciones han sido el alimento de los seres humanos desde el principio de los tiempos. \u201cLa palabra es el h\u00e1lito y el h\u00e1lito es la respiraci\u00f3n y la respiraci\u00f3n es la vida\u201d. Por eso la conversaci\u00f3n es transmisi\u00f3n de vida y el relato oral es una herencia que palpita y que conlleva la suma de los h\u00e1bitos, esperanzas, intenciones y modos de cada generaci\u00f3n. Y no cabe duda de que, todav\u00eda ahora, nuestra cultura personal, la de cada uno de nosotros, es oral en el pensamiento porque nuestro discurso es hablado en el cerebro. Por eso sigue estando de actualidad lo narrativo, que implica el gusto por lo oral y la recuperaci\u00f3n de la conversaci\u00f3n. Es m\u00e1s: el predominio de los medios ac\u00fasticos, entre otras causas, ha potenciado la vuelta de lo narrativo
\n <\/p>\n\n
\nTodav\u00eda hoy las civilizaciones orales siguen comunicando la personalidad de los pueblos o de las familias. Y, frente a lo que a simple vista pudiera aparecer, hay una nueva cultura oral, universal y comunicante en grado sumo, que intenta sobreponerse a todas las dem\u00e1s: la de la televisi\u00f3n, la radio y los medios audiovisuales. Y nos acaba de llegar Internet con su palabra escrita, hablada o dibujada, que tambi\u00e9n se incorpora a esa cultura oral en movimiento. Y nos acompa\u00f1a ahora en el bolsillo un tel\u00e9fono m\u00f3vil o celular \u2013cada vez m\u00e1s peque\u00f1os, cada vez con m\u00e1s prestaciones\u2013 que nos facilita la comunicaci\u00f3n oral o escrita (mensajes), siempre entrecortada y por lo breve, especialmente con aquellas personas a las que queremos.
\nEl antiqu\u00edsimo arte de contar cuentos o relatos (\u201clos poetas de la antigua Grecia cuyos cantos \u00e9picos formaron la Iliada <\/em>y la Odisea<\/em>, los int\u00e9rpretes de las leyendas hist\u00f3ricas que compusieron los Gesta romanorum<\/em>, los trovadores de Francia, los bardos bretones, los minnesinger de Alemania, los juglares de Espa\u00f1a, cuyos versos se tejieron con las epopeyas nacionales, las abuelas de anta\u00f1o cuyos cuentos derivan del folclore c\u00e9ltico, de los mitos escandinavos o de la mitolog\u00eda asi\u00e1tica…, continuadores todos de generaciones de narradores n\u00f3madas cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos\u201d) se actualiza ahora cada d\u00eda en los relatos del telediario, en las p\u00e1ginas de los peri\u00f3dicos o en las noticias al minuto y en las notas diarias de los blogs de Internet. Miles de radios lanzan al espacio en cada momento noticias, historias de todo tipo y canciones (que tambi\u00e9n son historias), convirtiendo la actualidad en Historia. Lo resum\u00eda el Juan de Mairena<\/em> de Antonio Machado: \u201cEs el viento en los ojos de Homero, la mar multisonora en sus o\u00eddos, lo que nosotros llamamos actualidad\u201d.
\nLa actualidad pasa tambi\u00e9n por las confesiones p\u00fablicas en televisi\u00f3n ante un p\u00fablico imaginario o por las confesiones privadas con un confidente (pareja, amigo, amiga…), que siempre se reducen a lo mismo: contar lo que nos pasa para enterarnos de qu\u00e9 nos pasa. Porque, como dice Galeano, todos tenemos algo que contar a los dem\u00e1s. Y siempre tenemos mucho de que aclararnos nosotros mismos.
\nPor eso la cultura oral sigue siendo, incluso en estos tiempos en que las expresiones escrita y visual lo invaden todo, una parte muy importante del patrimonio de la humanidad. Es m\u00e1s: en medio de tantos medios de comunicaci\u00f3n ha vuelto lo narrativo porque quiz\u00e1s nunca estuvo del todo ausente.
\n <\/p>\n\n
\nNuestra condici\u00f3n posmoderna nos hace ser conscientes de que han ca\u00eddo las grandes utop\u00edas (las grandes propuestas y los grandes relatos) de la humanidad, y han sido sustituidos por los peque\u00f1os relatos como alimento cotidiano de sentido. Esta condici\u00f3n posmoderna tiene que ver con el triunfo del relativismo, para el que la raz\u00f3n es simplemente un sistema de persuasi\u00f3n, la l\u00f3gica es pura ret\u00f3rica y la verdad apenas una ilusi\u00f3n producida por los efectos de la argumentaci\u00f3n. Las manifestaciones de este relativismo se han producido desde las teor\u00edas cient\u00edficas de la relatividad, la incertidumbre y la probabilidad a la antropolog\u00eda cultural y la historia de las ideas, hasta el existencialismo y la ling\u00fc\u00edstica estructural. Lyotard resume esta trayectoria (1979) afirmando que existen, no uno, sino muchos saberes, de los cuales dos han sido claves en occidente: el saber narrativo (o popular, vinculado a la oralidad) y el saber cient\u00edfico (vinculado a la escritura). De ah\u00ed el reconocimiento de la diversidad (la atenci\u00f3n y el respeto a las particularidades culturales y locales de todo saber) y por tanto la alteridad (reconocimiento del otro, de la diferencia) y el disenso (posibilidad de que el conocimiento no sea necesariamente consensual).
\nTodas estas ideas, nacen de una desestabilizaci\u00f3n de la \u201ccapacidad de explicar\u201d que hab\u00edan tenido casi exclusivamente los saberes narrativo y cient\u00edfico, y que se manifiesta en la promulgaci\u00f3n de nuevas normas de inteligencia y nuevas reglas para el juego del lenguaje, que exigen su expresi\u00f3n y a la vez condicionan la tecnolog\u00eda de la expresi\u00f3n de modo que puedan hacerse, ambas (la expresi\u00f3n y la tecnolog\u00eda), compatibles.
\nEn rebeld\u00eda contra los grandes relatos que hasta ahora han servido para legitimar el saber, la condici\u00f3n posmoderna marca un cambio radical en las prioridades: pasa de la unidad a la fragmentaci\u00f3n, de la homogeneidad a la heterogeneidad y de la identidad unificada a la dispersi\u00f3n de las identidades. Todo lo que queda en esta sociedad postindustrial e informatizada es una red funcional de \u00abjuegos de lenguaje\u00bb, en la cual el sentido tradicional del conocimiento como saber y sabidur\u00eda se descompone en metanarraciones peque\u00f1as y locales basadas en la socioling\u00fc\u00edstica y en la teor\u00eda de la performance.<\/em> Esta red de juegos de lenguaje tiene un sentido contrario al consenso basado en el logos <\/em>y es proclive a la paralog\u00eda,<\/em> al disenso.
\nLa nostalgia del (gran) relato perdido ha desaparecido por s\u00ed misma para la mayor\u00eda de la gente. Pero eso no conduce a la barbarie. Se lo impide saber que la legitimaci\u00f3n s\u00f3lo puede venir de su pr\u00e1ctica ling\u00fc\u00edstica y de su interacci\u00f3n comunicativa. Y aunque el recurso a los grandes relatos est\u00e1 excluido, el peque\u00f1o relato se mantiene como la forma por excelencia que toma la invenci\u00f3n imaginativa. El saber posmoderno refina nuestra sensibilidad ante las diferencias. Y Lyotard subraya que s\u00f3lo a trav\u00e9s del acceso del p\u00fablico a las memorias y a los bancos de datos se puede evitar que la informatizaci\u00f3n de las sociedades se convirtiera en el instrumento de control.
\nLas consecuencias y manifestaciones de esta realidad son m\u00faltiples. Vicente Verd\u00fa hace un resumen a su manera en \u201cEl prestigio de ser persona\u201d (El Pa\u00eds<\/em>, 24.9.04):
\n\u201cLa felicidad de la especie humana no correlaciona con la edad, ni con la riqueza, la etnia, la inteligencia, la cultura o el sexo: s\u00f3lo correlaciona, y estrechamente, con el contacto y la mayor comunicaci\u00f3n interpersonal. Lo nuevo, pues, a estas alturas, cuando se ha saldado la deuda con la cantidad, es la directa conquista de la felicidad. \u00bfFelicidad siendo rico? \u00bfFelicidad viajando m\u00e1s? \u00bfFelicidad sabiendo m\u00e1s? Ninguna de las opciones alcanza sentido sin la relaci\u00f3n con los dem\u00e1s. Ninguna prosperidad es completa sin buena compa\u00f1\u00eda. Para esto, sin embargo, no basta con ser una gran individualidad, es preciso absolutamente ser persona. (…) Los m\u00e1s j\u00f3venes han empezado ya a desarrollar esta nueva degustaci\u00f3n persona a persona. Fuera y dentro de la red cunden las comunidades donde se intercambian sentimientos, ayudas morales y materiales, secretos, m\u00fasicas o miserias.\u201d
\n <\/p>\n\n
\nEste intercambio comunicacional requiere fundamentalmente del relato. Si los metarrelatos han perdido toda credibilidad, lo que queda es el peque\u00f1o relato, \u201cesa forma por excelencia que toma la invenci\u00f3n imaginativa\u201d y que se instala en el centro mismo de la ciencia. Antes de que Lyotard hubiera notado \u00abla vuelta de lo narrativo en lo no-narrativo\u00bb, Huizinga hab\u00eda intuido que la narraci\u00f3n est\u00e1 estrechamente ligada al individuo: el redescubrimiento del individuo conlleva el retorno a la narraci\u00f3n. Quiz\u00e1s por eso se d\u00e9 ahora un nuevo entusiasmo narrativo en diversos campos: la ciencia, por ejemplo, o la historiograf\u00eda ante el descontento del modelo econ\u00f3mico determinista.
\nSeg\u00fan eso, la propuesta de la narraci\u00f3n podr\u00eda ser el espacio de la reconciliaci\u00f3n entre los diversos saberes y discursos acerca de lo humano. Y aqu\u00ed entra tambi\u00e9n la educaci\u00f3n. Y la pastoral.
\nDice Ernesto R. Abad que \u201cnarramos para asustar los miedos, narramos para conocer el mundo, narramos para llenar nuestras vidas, narramos por necesidad de fama…\u201d El arte de narrar es un arte antiguo. Los cuentos perviven porque el hombre ha necesitado de ellos como de la comida. Los cuentos nos hacen crecer: son el viaje inici\u00e1tico que toda persona ha de hacer para pasar el umbral, atravesar la puerta que nos hace mayor. Las historias nos sumergen en el r\u00edo de la vida, pasada o presente, y tambi\u00e9n futura, pues tienen el valor de un exorcismo contra la angustia. Nos abren puertas a la esperanza porque nos se\u00f1alan caminos al sentido de la vida.
\nLo hicieron los cuentos infantiles desde la infancia, pues aportaron a nuestra imaginaci\u00f3n nuevas dimensiones a las que hubiera sido imposible llegar por nosotros mismos. As\u00ed se enriqueci\u00f3 nuestra vida interna: potenciaron nuestro desarrollo psicol\u00f3gico y afectivo y desarrollaron nuestras capacidades cognitivas, adem\u00e1s de fortalecer los lazos entre narrador y oyente. Y sobre todo trajeron la magia a nuestras vidas.
\nIsabel Tenhamm, arquitecta y cuentacuentos, que ense\u00f1a a voluntarios el arte de narrar para luego ir a contar cuentos a los hospitales de ni\u00f1os, asegura:
\n\u201cUna narraci\u00f3n tiene el poder de ponerle alegr\u00eda y magia a la vida. Normalmente, los cuentos nos dejan contentos. Adem\u00e1s, fortalecen la comunicaci\u00f3n. A veces no sabemos de qu\u00e9 hablar dentro de las familias o grupos, pero si podemos contar algo simp\u00e1tico, se rompe el hielo y comenzamos a comunicarnos\u201d.
\nProporcionar a los ni\u00f1os cuentos de hadas, caracterizados siempre por su ingenuidad, viveza y elegancia, les ayudar\u00e1 a formar un juicio personal que les conducir\u00e1 a soluciones pr\u00e1cticas. \u201cLos relatos del folclore \u2013dice M. Bryant\u2013 producen en el ni\u00f1o una impresi\u00f3n semejante a la que sentimos nosotros al leer la cr\u00f3nica de sucesos de un peri\u00f3dico. No intenta ejercer ninguna influencia sobre nuestro ni defender causa alguna; se nos presenta simplemente como una evidencia de la vida para ser examinada y juzgada\u201d.
\nLas buenas narraciones trasmiten infinidad de conceptos positivos e iluminadores, de modo que, sin sermonear, se pueden ense\u00f1ar muchas cosas. El cuento, la narraci\u00f3n o el relato ayuda a comprender y dar un orden a los sentimientos que muchas veces no comprendemos o no sabemos c\u00f3mo expresar. Al ver las emociones reflejadas en los personajes o en la historia, nos es m\u00e1s f\u00e1cil ver la situaci\u00f3n y hablar de ella.
\n
\nLos relatos nos dan tambi\u00e9n la posibilidad de ponernos en el lugar de otro, ense\u00f1an a o\u00edr y a prestar atenci\u00f3n, lo que es importante en un mundo en que predomina la imagen. Tambi\u00e9n ampl\u00edan el vocabulario y est\u00e1 demostrado que las personas que leen o escuchan cuentos, pueden expresarse mejor. Y pueden solucionar mejor los episodios dif\u00edciles o angustiosos de la vida. El final feliz es un requisito imprescindible en todo cuento, ya que la promesa de que el bien triunfar\u00e1 sobre el mal otorga al ni\u00f1o seguridad y le ense\u00f1a el valor de la esperanza.
\nNarrar con entusiasmo un cuento o un relato, contar con sencillez una historia (lo que nos ha sucedido, lo que hemos vivido, m\u00e1s all\u00e1 de las batallitas personales) es, pues, una experiencia enriquecedora que genera un contacto grato, abre nuevos espacios a la comunicaci\u00f3n y comunica seguridad y esperanza. Y esto, que sirve para los ni\u00f1os, servir\u00e1 tambi\u00e9n para todos, adolescentes, j\u00f3venes o adultos. No es de extra\u00f1ar que haya brotado con fuerza el gusto por el arte de narrar, ese arte tan antiguo como los hombres, tan misterioso como las sombras y los enigmas, tan excitante como los ritos.
\n <\/p>\n\n
\nTodos, adem\u00e1s de tener siempre algo que contar, conservamos una hereditaria curiosidad hacia la experiencia de nuestros vecinos. Por eso ejerce sobre nosotros una atracci\u00f3n especial lo hecho o sentido por otra persona. Todos deseamos conocer las experiencias personales de los dem\u00e1s, hasta el punto de que encontramos placer al escucharlas, de modo que, en alg\u00fan tiempo, escuchar cuentos era la mayor distracci\u00f3n de todos. Ahora hay otras formas de hacer lo mismo.
\nEl encanto de un cuento contado no es superable por ninguna de las otras formas de acercarse a ellos: ni la lectura, ni siquiera su representaci\u00f3n, cautivan como lo hace el hecho de contar. El lector de un cuento queda ligado a lo que lee: le traban el libro en las manos, las palabras en la memoria o las im\u00e1genes \u2013tan ricas y tan sugerentes ahora\u2013 en la fantas\u00eda. El narrador, por el contrario, es libre en su interpretaci\u00f3n: no est\u00e1 limitado por nada, se levanta, se sienta, sigue el texto o lo modifica seg\u00fan la reacci\u00f3n del auditorio… Se sirve de sus manos, de sus ojos, de su voz… y elige siempre lo que mejor ayuda a su expresi\u00f3n. Hasta su esp\u00edritu es libre, pues las palabras fluyen sin forzarlas seg\u00fan la intensidad con que haya asimilado el tema.
\nNo es de extra\u00f1ar: un cuento, una narraci\u00f3n, es ante todo y esencialmente una obra de arte. Su misi\u00f3n es agradar, estimular el esp\u00edritu y proporcionar alegr\u00eda. El mayor servicio que aporta a quien lo escucha es su llamada al sentimiento de la belleza por la que el alma humana se siente constantemente impulsada hacia nuevos descubrimientos.
\nLas razones para narrar pueden ser m\u00faltiples, pero para que una narraci\u00f3n sea v\u00e1lida ha de cumplir un requisito indispensable: estar construida y pensada como un mensaje art\u00edstico. No es importante la historia: el narrador no debe contentarse con contar un hecho y llegar a un final; eso es una conversaci\u00f3n cotidiana. Lo que importa es comunicar una emoci\u00f3n est\u00e9tica.
\nEl objetivo del relato es cultivar la vitalidad del esp\u00edritu de quien escucha desarrollando su inteligencia emocional, abriendo nuevos horizontes a su imaginaci\u00f3n y ampliando la intensidad del ideal de vida. De otra forma, el objetivo es proporcionar placer: en las se\u00f1ales de complacencia de quien escucha encontraremos la prueba de que el cuento o la narraci\u00f3n llega a su destino. El narrador deber\u00e1 guiarse por las ingenuas manifestaciones de goce y se esforzar\u00e1 en provocarlas de modo que convierta a su relato en cautivador.<\/p>\n\n
\nGabriel Garc\u00eda M\u00e1rquez, que confiesa que \u201cyo lo \u00fanico que he querido hacer en mi vida -y lo \u00fanico que he hecho m\u00e1s o menos bien- es contar historias\u201d, dirigi\u00f3 unos talleres para ense\u00f1ar a contarlas. Y resum\u00eda:
\n\u201cLo que nos interesa aprender aqu\u00ed es c\u00f3mo se arma un relato, c\u00f3mo se cuenta un cuento. Me pregunto, sin embargo, hablando con entera franqueza, si eso es algo que se pueda aprender. No quisiera descorazonar a nadie, pero estoy convencido de que el mundo se divide entre los que saben contar historias y los que no. (…) Lo que quiero decir es que el cuentero nace, no se hace. Claro que el don no basta. A quien s\u00f3lo tiene la aptitud pero no el oficio, le falta mucho todav\u00eda: cultura, t\u00e9cnica, experiencia… Eso s\u00ed: posee lo principal. Es algo que recibi\u00f3 de la familia, probablemente no s\u00e9 si por la v\u00eda de los genes o de las conversaciones de sobremesa. Esas personas que tienen aptitudes innatas suelen contar hasta sin propon\u00e9rselo, tal vez porque no saben expresarse de otra manera. Yo mismo, para no ir m\u00e1s lejos, soy incapaz de pensar en t\u00e9rminos abstractos. De pronto me preguntan en una entrevista c\u00f3mo veo el problema de la capa de ozono o qu\u00e9 factores, a mi juicio, determinar\u00e1n el curso de la pol\u00edtica latinoamericana en los pr\u00f3ximos a\u00f1os, y lo \u00fanico que se me ocurre es contarles un cuento. Por suerte, ahora se me hace mucho m\u00e1s f\u00e1cil, porque adem\u00e1s de la vocaci\u00f3n tengo la experiencia y cada vez logro condensarlos m\u00e1s y por tanto aburrir menos.\u201d
\nLos buenos narradores repiten sus cuentos para buscar en ellos la belleza de la construcci\u00f3n, la emoci\u00f3n de la transmisi\u00f3n, la conexi\u00f3n con el p\u00fablico. No es importante contar muchas historias, lo importante es saberlas contar. Hay que narrarlas con la pasi\u00f3n por las palabras, por los sonidos, por los gestos. Para ello, hay que aprender a narrar. Y, ante todo, hay que aprender a elegir lo que se quiere narrar y, despu\u00e9s, saber adaptar esas narraciones al p\u00fablico que escucha. Partimos de los cuentos infantiles recordando fundamentalmente las propuestas de Sara C. Bryant en El arte de contar cuentos<\/em>.
\n5.1. Elecci\u00f3n de los relatos
\nDice Elena Fort\u00fan que \u00abes preciso que el cuento o la historia nos guste de tal manera que sintamos el deseo urgente de comunic\u00e1rselo a los ni\u00f1os para que ellos sientan el placer que nosotros hemos sentido al conocerlos\u00bb. Por eso se han de elegir los cuentos o relatos que a nosotros nos cautiven y que sean los m\u00e1s adecuados al p\u00fablico a que van destinados, sea \u00e9ste el que sea, de modo que a \u00e9l tambi\u00e9n le cautive.
\nYa hace a\u00f1os, numerosos grupos de ni\u00f1os de infantil se\u00f1alaron sus tres cuentos favoritos: Los tres osos<\/em> (Ricitos de oro<\/em>), Los tres cerditos <\/em>y el repetitivo El lobo que no quer\u00eda salir del bosque<\/em>. Las caracter\u00edsticas comunes a estas tres narraciones son:<\/p>\n\n
\n
\n5.2. Adaptaci\u00f3n de los relatos<\/strong>
\n
\nNo todos los relatos sirven para ser contados. De hecho, gran cantidad de lecturas, incluso de indiscutible valor literario, no sirven para el fin primordial de la narraci\u00f3n (suscitar el inter\u00e9s), a no son ser que el narrador sea capaz de adaptarlos abreviando los demasiado largos o alargando los demasiados cortos. Para ello tendr\u00e1 en cuenta los principios generales de la adaptaci\u00f3n y realizar\u00e1 un an\u00e1lisis previo (descubrir si hay que acortar o alargar) para despu\u00e9s acortar o alargar el relato conservando siempre lo esencial:
\n <\/p>\n\n\n
\n Para acortar un relato<\/strong>: eliminar<\/td>\n Para alargar un relato<\/strong>: incorporar<\/td>\n<\/tr>\n \n \u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Los hechos secundarios
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Los personajes in\u00fatiles
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Las descripciones
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Los incidentes accesorios<\/td>\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Detalles interesantes, aunque sean inventados.
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Intervenciones del personaje principal<\/td>\n<\/tr>\n\n \u00a0En ambos casos, hay que mantener<\/strong><\/td>\n<\/tr>\n \n \u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Una continuidad l\u00f3gica de los acontecimientos
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Un objeto \u00fanico
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Un estilo sencillo
\n\u00b7\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Un desenlace bien preparado.<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n
\n5.3. Contar los relatos<\/strong>
\nLas historias se adue\u00f1an de las personas si primero se han adue\u00f1ado del alma del narrador. Muchas veces pensamos c\u00f3mo elegir un texto, pero nunca sabemos cu\u00e1ndo el texto nos va a elegir a nosotros. Una vez que esto sucede, ya no saldr\u00e1n de nuestra boca m\u00e1s que palabras del texto, que se apodera de la voz y del cuerpo del narrador. Despu\u00e9s de seleccionar y adaptar el relato, hay que saber contarlo. Para ello se ha de partir de que el narrador es el int\u00e9rprete o figura principal del cuadro u obra de arte que es la narraci\u00f3n. Seguir\u00e1 estos pasos:<\/p>\n\n
\n
\n
\n
\n
\n
\n
\n
\n
\n
\n
\n
\nTodo lo anterior, resumido como recordatorio general en el recuadro de al lado, sirve para el narrador en general, ya sea narrador de relatos para adultos, cuentos para ni\u00f1os o incluso historias personales para todos[1]<\/a>.
\nLas personas, no solamente los ni\u00f1os, gozamos de una prodigiosa capacidad de ilusi\u00f3n aun cuando no tengamos excesiva imaginaci\u00f3n creadora. Aunque esa capacidad se reduce con la edad, siempre quedan las ascuas que es f\u00e1cil recuperar. Seguimos siendo adeptos a la ficci\u00f3n, que casi siempre es una ficci\u00f3n muy seria. Y funcionamos como en los sue\u00f1os, donde pueden suceder las cosas m\u00e1s improbables y fant\u00e1sticas sin parecer tales a quienes las sue\u00f1an. Por eso convertimos todos los relatos en cre\u00edbles si nos creemos lo que contamos y mostramos un verdadero inter\u00e9s por lo que narramos.
\nPero dentro de esta vuelta a lo narrativo, queremos recalcar la importancia de saber ofrecer el propio testimonio, especialmente en el \u00e1mbito pastoral.
\nSi las historias de los dem\u00e1s nos cautivan, el testimonio personal es una forma de conectar con lo m\u00e1s profundo de nuestro interior y de abrir nuevos caminos en el mundo del esp\u00edritu. Por eso es especialmente v\u00e1lido para la acci\u00f3n pastoral. He aqu\u00ed algunas pautas para darlo y prepararlo adecuadamente:<\/p>\n\n
\n
\n
\n
\nPARA PONER HACIA EL FINAL, EN UN RECUADRO, COMO RESUMEN<\/strong>
\n <\/p>\n\n\n
\n \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 C\u00f3mo contar un cuento o narrar un relato<\/strong>
\n
\n1. Cree en ti. Todos sirven para contar cuentos o relatos. No des explicaciones ni disculpas (ni antes de comenzar, ni despu\u00e9s, ni al final…). Y empieza a narrar…
\n
\n2. Elige un relato que te guste, ya que has de hacerlo propio para contarlo de verdad.
\nPractica a solas, en voz alta, o con otros: aprende a narrar narrando.
\n
\n3. Aprende el cuento hasta hacerlo tuyo, pero no de memoria, sino su estructura: lee, relee, subraya las palabras clave, recalca las acciones importantes, ensaya los tonos de voz… Con la estructura incorporada, lo podr\u00e1s relatar a auditorios distintos.
\n
\n4. Usa la voz apropiada: aprovecha todos sus matices (tono, ritmo, timbre…) y ad\u00e1ptala a las situaciones, personajes…
\n
\n5. Acompa\u00f1a la palabra con gestos (manos, boca, ojos…) para dar m\u00e1s expresividad a las palabras.
\n
\n6. Cuida el lenguaje: que sea sencillo, correcto, preciso, rico, sugerente…
\n
\n7. Dec\u00eddete a actuar, pues todos tenemos alguna experiencia.
\n
\n8. Adapta el relato elegido, lenguaje, tonos de voz y gestos a los oyentes: su edad mental, contexto familiar y social… Y si quieres opiniones y consejos cobre el arte de narrar, especialmente por escrito, consulta la opini\u00f3n de muchos autores conocidos en http:\/\/www.ciudadseva.com\/textos\/teoria\/opinion.htm<\/a>
\n
\n9. Durante la narraci\u00f3n, no te muevas mucho, mira a todos y habla despacio acomodando el ritmo, tono, cadencia, gestos… a las reacciones de los oyentes.
\n
\n10. Revisa: recalca lo que hace que el p\u00fablico est\u00e9 atento; corrige lo que le distrae. Y sigue ensayando y actuando.
\n <\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\nHerminio Otero<\/h6>\n