{"id":9065,"date":"2004-11-01T00:00:42","date_gmt":"2004-10-31T22:00:42","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9065"},"modified":"2004-11-01T00:00:42","modified_gmt":"2004-10-31T22:00:42","slug":"te-escribo-querido-jonas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/te-escribo-querido-jonas\/","title":{"rendered":"Te escribo, querido Jon\u00e1s…"},"content":{"rendered":"

Relatos de un disc\u00edpulo<\/h1>\n

Jos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez<\/strong>
\nDelegado de Pastoral Juvenil de la Provincia Salesiana de Andaluc\u00eda Occidental y Extremadura
\n 
\nEste material que se presenta a continuaci\u00f3n, ha sido concebido como un intento de narrar en primer persona los acontecimiento referidos a Jes\u00fas de Nazaret desde la perspectiva de un disc\u00edpulo, Silas, en su encuentro transformador con el Maestro.
\nTras la experiencia desoladora de su muerte, Silas escribe a su amigo Jon\u00e1s contando su experiencia de encuentro con Jes\u00fas. El joven disc\u00edpulo hace memoria de algunos momentos compartidos junto a \u00e9l y c\u00f3mo la palabra del profeta galileo, su mirada y sus signos han transformado su manera de vivir y le han hecho descubrir horizontes nuevos en su propia historia.
\nEste material ha sido utilizado en encuentros catequ\u00e9ticos con j\u00f3venes universitarios. Metodol\u00f3gicamente pueden ser utilizados independientemente en una presentaci\u00f3n a modo de mon\u00f3logos<\/em> (de tanto \u00e9xito \u00faltimamente), escenificados por alg\u00fan animador con capacidad y posibilidades. El relato, si se cree conveniente, puede ir acompa\u00f1ado del texto escrito entregado posteriormente y las pautas adecuadas para alg\u00fan trabajo en grupo.
\n
\n<\/strong><\/p>\n

    \n
  1. Para contarte lo sucedido en estos d\u00edas<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    Desnudo y apaleado<\/strong>
    \n 
    \nJon\u00e1s, salud y paz.
    \nTe escribo, querido Jon\u00e1s, cont\u00e1ndote cuanto nos ha sucedido en estos d\u00edas. Lo de Jes\u00fas el galileo, maestro y profeta, de quien te habl\u00e9 en diferentes ocasiones en mis visitas a Jeric\u00f3. \u00bfLo recuerdas? Fui uno de sus seguidores. Hace ya cinco semanas fue ejecutado en Jerusal\u00e9n. Poncio Pilato, el gobernador, lo conden\u00f3 a muerte tras apresarlo inesperadamente al delatarlo uno de nuestro grupo.
    \n 
    \nFue durante el Pesah…<\/strong>
    \n 
    \nFue durante la fiesta del Pesah.<\/em> Jerusal\u00e9n estaba atestada de extranjeros, t\u00fa conoces bien c\u00f3mo se transforma la ciudad en esos d\u00edas. Sucedi\u00f3 todo muy deprisa y no supimos reaccionar ante la actuaci\u00f3n de los sacerdotes que, dicen, presionaron al gobernador y sobornaron a un buen grupo de hombres para exigir su muerte.
    \nEl grupo de los doce, sus m\u00e1s \u00edntimos, estaban con \u00e9l aquella noche y no pudieron evitarlo. Cuentan que el miedo los paraliz\u00f3 y ante el peligro de ser arrestados tambi\u00e9n, se escondieron en las casas de parientes y amigos esperando a que todo pasara. Fue demasiado tarde. En pocas horas, Jes\u00fas estaba colgado del madero a las afueras de la ciudad, como un malhechor, rodeado de asesinos.
    \nCuando llegu\u00e9 al G\u00f3lgota, ya lo hab\u00edan crucificado. Me acompa\u00f1aba Jacob, de Cafarna\u00fan. Lo conociste hace unos meses, cuando nos encontramos en casa de tu pariente Benjam\u00edn. Seguro que te acuerdas. Hab\u00edamos pasado la noche en casa de unos amigos galileos y vino a avisarnos de todo Santiago, el de Zebedeo. Estaba muy nervioso y parec\u00eda agotado. Salimos corriendo hacia extramuros sin saber muy bien qu\u00e9 nos \u00edbamos a encontrar. Cuando lo vi colgado de aquella cruz, no pude evitar dar un grito. Ca\u00ed por tierra y Santiago se abraz\u00f3 a m\u00ed llorando.
    \nFue lenta la agon\u00eda. Y doloroso el trance de verlo machacado y apaleado, abrazado a su propia desnudez, \u00a0 escap\u00e1ndosele la vida a borbotones, con la mirada perdida y ensangrentada… Tengo todav\u00eda en mi retina su imagen dolorida y \u2013 aunque han pasado muchos d\u00edas – a veces me despierto sobresaltado por los gritos de las mujeres, cortando en dos la noche, para las que aquella tarde parec\u00eda no haber consuelo.
    \nNo s\u00e9 cu\u00e1nto estuve all\u00ed. Perd\u00ed la noci\u00f3n del tiempo. Hac\u00eda un calor sofocante y los gritos desesperados de las mujeres me aturd\u00edan. No pudimos acercarnos porque la guardia romana custodiaba el lugar y formaba una barrera infranqueable varios metros por delante del lugar donde se alzaban las cruces.
    \nDe pronto, Jes\u00fas dio un grito fuerte y qued\u00f3 inm\u00f3vil. Todas las miradas estaban fijas en \u00e9l, como hab\u00eda sucedido tantas veces. S\u00f3lo que esta vez, sus labios no pronunciaron ninguna palabra, su ojos no brillaron y su sonrisa se convirti\u00f3 en un rictus terrible . El vac\u00edo parec\u00eda haber helado su mirada para siempre.
    \nPas\u00f3 todav\u00eda alg\u00fan tiempo m\u00e1s hasta que certificaron su muerte. Un soldado le atraves\u00f3 el pecho con una lanzada certera para cerciorarse de que todo hab\u00eda acabado. Ni siquiera un estertor. S\u00f3lo la sangre, a borbotones, de un costado ya inerme.
    \n 
    \nAll\u00ed qued\u00f3, clavada, nuestra esperanza<\/strong>
    \n 
    \nMar\u00eda, de Magdala, ech\u00f3 a correr hacia Jes\u00fas. Esta vez no se lo impidieron. Tras ella Mar\u00eda, la madre de Jes\u00fas, Salom\u00e9 y algunas otras mujeres tambi\u00e9n se acercaron a toda prisa hasta la cruz. All\u00ed est\u00e1bamos todos, uno tras otro, con los ojos arrasados por las l\u00e1grimas y el cansancio despu\u00e9s de tantas horas sin dormir. El cuerpo de Jes\u00fas pend\u00eda de aquel madero como un grito silencioso contra la iniquidad de quienes le hab\u00edan arrancado la vida. Me pareci\u00f3, por un instante, que all\u00ed, en aquel madero est\u00e1bamos atravesados todos y que en sus manos, y en sus pies, y en su costado, clavados a la cruz quedaba nuestra esperanza. Desnuda esperanza. Ensangrentada esperanza.
    \nCuando bajaron el cuerpo de Jes\u00fas, Mar\u00eda – su madre -, lo abraz\u00f3 en silencio, como si no le quedaran m\u00e1s l\u00e1grimas que derramar. Y estuvo as\u00ed largo tiempo, abrazada, anudada al cuerpo de su hijo y dejando escapar un leve murmullo musitado entre sus labios resecos, como queriendo susurrarle al o\u00eddo cu\u00e1nto lo quer\u00eda.
    \nLos dem\u00e1s no pronunciamos palabra en un buen rato. Por fin Jos\u00e9, el de Arimatea, rompi\u00f3 el silencio de hielo para decirle a Juan que el sepulcro estaba preparado. Era un sepulcro nuevo, excavado en la roca y propiedad suya. No quedaba lejos de all\u00ed. Las mujeres se encargar\u00edan de prepararlo todo. Hab\u00eda que actuar con rapidez porque al ser viernes, al caer el sol comenzaba el sabat<\/em>. As\u00ed lo hicimos.
    \nUnos cuantos de nosotros cargamos con el cuerpo de Jes\u00fas hasta el sepulcro. \u00a1Qu\u00e9 sensaci\u00f3n, Jon\u00e1s! \u00a1El cuerpo del Maestro sobre mis hombros! No s\u00e9 explicar muy bien qu\u00e9 sent\u00ed. S\u00f3lo un enorme vac\u00edo y aquel desgarro en las entra\u00f1as de quien ha perdido, para siempre, su esperanza.
    \nDesde entonces no dejo de recordar, a cada momento, c\u00f3mo me mir\u00f3 aquel d\u00eda – la primera vez que hablamos – en Genesaret y c\u00f3mo me cambi\u00f3 la vida encontrarme con \u00e9l.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Ven y s\u00edgueme…<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      Seguimiento y discipulado<\/strong>
      \n 
      \nLos acontecimientos, los momentos vividos, las emociones… se agolpan en mi mente y afloran a borbotones. Trato de poner un poco de orden en mis recuerdos. Quisiera, querido Jon\u00e1s, que pudieras entender lo que supuso para m\u00ed conocerlo. Fue la primera vez que hablamos y me sorprendi\u00f3 que supiese mi nombre. Seguramente le habr\u00eda llamado la atenci\u00f3n que llevase con ellos alg\u00fan tiempo y me hubiera mantenido discretamente distante. Supe m\u00e1s tarde que Santiago, a quien conoc\u00eda desde ni\u00f1o, le hab\u00eda hablado de m\u00ed. \u00bfSabes? Lo cierto es que aquella noche tard\u00e9 en conciliar el sue\u00f1o.
      \n 
      \nVente conmigo…<\/strong>
      \n\u00a0<\/strong>
      \nEmpezaba a hacer buen tiempo. Las tardes se alargaban y el sol, m\u00e1s perezoso que de costumbre, se obstinaba en arder con un fuego intenso en el horizonte. Por entonces, me hab\u00eda unido establemente al grupo desde hac\u00eda unas semanas y comenzaba a entenderme con aquel pu\u00f1ado de galileos a los que me un\u00eda la incertidumbre de no saber muy bien d\u00f3nde iba a acabar aquello.
      \nUna tarde, cansados de la jornada y sentados alrededor del fuego despu\u00e9s de haber tomado un bocado, por fin me decid\u00ed.
      \n 
      \nMaestro…<\/em>
      \nDi, Silas.<\/em>
      \n\u00bfQu\u00e9 tengo que hacer para ser una persona lograda?<\/em>
      \nLo sabes bien, \u00bfno? Cumple los mandamientos…<\/em>
      \nMaestro, ya lo intento desde que tengo uso de raz\u00f3n, desde que era peque\u00f1o me ense\u00f1aron a amar a Dios y a mi pr\u00f3jimo, \u00bfno se resume en esto la ley?<\/em>
      \n 
      \nTodos est\u00e1bamos pendientes de su respuesta. Creo que hab\u00eda estado h\u00e1bil en mi planteamiento… Pero Jes\u00fas se me qued\u00f3 mirando con expresi\u00f3n serena y a\u00f1adi\u00f3 …
      \n 
      \nMuy bien, Silas, muy bien… pero, \u00bfsabes? Si quieres encontrar el camino de la vida… vende lo que tienes y d\u00e1selo a los pobres. Despu\u00e9s, con el coraz\u00f3n liberado, \u00a1vente conmigo!<\/em>
      \n 
      \nNo supe qu\u00e9 responder. Baj\u00e9 la cabeza y continu\u00e9 jugueteando con las brasas simulando estar distra\u00eddo. Tras un silencio algo embarazoso, la conversaci\u00f3n continu\u00f3 comentando perezosamente algunas an\u00e9cdotas del d\u00eda y mi pregunta \u2013 y su respuesta \u2013 se desvanecieron en la noche como el humo del fuego termina por desaparecer cuando trepa en la oscuridad.
      \nSin embargo, no pude evitar seguir ensimismado en su respuesta: \u201csi quieres encontrar el camino de la vida…\u201d. \u00bfVender lo que tengo? \u00bfLiberar el coraz\u00f3n? Me pareci\u00f3 estar fuera de sitio, me sent\u00ed algo herido por su aparente salida de tono y pens\u00e9 en que al d\u00eda siguiente volver\u00eda a casa… \u00a1Qu\u00e9 torpe fui! Mi orgullo no me dej\u00f3 descubrir la hondura de su propuesta. Mi seguridad no me permiti\u00f3 percibir el brillo de su mirada y la radicalidad de sus palabras. Fui un est\u00fapido, Jon\u00e1s. Perd\u00ed la oportunidad aquella noche, al abrigo de las sombras, de quedarme para siempre atrapado en la luz de su fuego.
      \n\u00a1No sabes cu\u00e1ntas veces se repiti\u00f3 esta misma escena! Algo hab\u00eda en la mirada de aquel galileo que subyugaba cuando cruzabas tu mirada con la suya…
      \nAhora lo s\u00e9. Aunque, a decir verdad, creo que siempre lo he sabido. Era su irresistible mirada, la fuerza de sus palabras y la ternura de sus manos lo que provocaba la cercan\u00eda de aquellos hombres y mujeres a Jes\u00fas. Fueron muchos los que se sintieron atra\u00eddos por el ideal, la propuesta y el estilo de Jes\u00fas de Nazaret y se acercaron -quiz\u00e1s con curiosidad- a aquel hombre de ojos penetrantes y abierta acogida. En su encuentro, sintieron su palabra c\u00e1lida y la subversiva invitaci\u00f3n a dejarlo todo por el Reino que ya hab\u00eda irrumpido en sus pobres historias porque Dios hab\u00eda estado grande, una vez m\u00e1s, con ellos.
      \n 
      \nLa causa del Reino<\/strong>
      \n 
      \nJes\u00fas vivi\u00f3 apasionado por la causa del Reino. \u00c9l mismo era para nosotros el Reino. Pero de esto te hablar\u00e9 m\u00e1s tarde. D\u00e9jame terminar con mi relato, que siempre tengo la tentaci\u00f3n de saltar a otra cosa.
      \nComo ya te he dicho, aquella tarde, me sent\u00ed descolocado, fuera de juego. Jes\u00fas parec\u00eda pedir demasiado. \u00bfEstaba dispuesto a tanta renuncia? Lo cierto es que sus palabras debieron causarme una impresi\u00f3n muy fuerte porque, como me suced\u00eda a menudo, tard\u00e9 en coger el sue\u00f1o y no dejaba de pensar en c\u00f3mo no hab\u00eda tenido agallas de decirle que estaba dispuesto.\u00a1Dejarlo todo! \u00bfHacia d\u00f3nde quer\u00eda llevarnos Jes\u00fas? \u00bfQu\u00e9 quer\u00eda de m\u00ed? Entonces me hac\u00eda muchas preguntas que no encontraban f\u00e1cilmente respuestas… Con una cabeza tan dura como la m\u00eda, tard\u00e9 mucho en comprender las exigencias de seguir a Jes\u00fas. Y lo que es m\u00e1s dif\u00edcil a\u00fan… aceptarlas.
      \nA muchos de los que se un\u00edan al grupo, les pasaba algo parecido. Creo que fue al d\u00eda siguiente de lo de nuestra conversaci\u00f3n cuando un letrado se acerc\u00f3 dispuesto a todo y dijo a Jes\u00fas:
      \n 
      \n-Maestro, te seguir\u00e9 adonde quiera que vayas…<\/em>
      \n\u00a0<\/em>
      \nJes\u00fas fue radical en su respuesta:
      \n 
      \n-Las zorras tienen madrigueras, los p\u00e1jaros nidos, pero este Hombre no tiene donde recostar la cabeza…
      \n\u00a0<\/em>
      \nSe hizo silencio… y dio media vuelta. Los que est\u00e1bamos alrededor no nos atrev\u00edamos a decir nada. Pero Jes\u00fas, como no dando importancia a lo sucedido, nos pidi\u00f3 que subi\u00e9ramos a la barca para pasar a la otra orilla del lago.
      \nLa palabra de Jes\u00fas era exigente. Nos ped\u00eda autenticidad, transparencia, generosidad, confianza… Nos hizo entender que era importante tener las manos liberadas de tantas cosas, el coraz\u00f3n despegado de todo aquello que no nos dejaba ser personas, la mirada apasionada por la gente que sufre y una palabra c\u00e1lida y solidaria siempre a punto… Seguir a Jes\u00fas supuso encontrarnos a nosotros mismos, renunciar a todo lo que nos imped\u00eda vivir como \u00e9l, sentirnos \u2013en medio de nuestra debilidad\u2013 sostenidos por el amor de Dios a quien Jes\u00fas llamaba siempre Padre.
      \n 
      \nMuchas veces me pregunt\u00e9 en aquellas primeras semanas con el grupo de Jes\u00fas, c\u00f3mo es que Pedro, Santiago y los dem\u00e1s, aquellos tozudos pescadores a la orilla del lago no dudaron en apostar por un destino diferente y dejar atr\u00e1s tanta mara\u00f1a y tantas redes remendadas para nadar contracorriente esperanzados en la propuesta de aquel rabino.
      \nJes\u00fas, al inicio, comparti\u00f3 muchos momentos con ellos faenando cada noche en Tiber\u00edades. Tambi\u00e9n \u00e9l remend\u00f3 redes y arrastr\u00f3 el copo; tambi\u00e9n \u00e9l abrig\u00f3 su alma al calor de unas brasas y un pescado en el fuego de una amistad sincera que preced\u00eda cada amanecer. Gan\u00f3 su coraz\u00f3n y les propuso: Vamos, hay un mundo mejor en la otra orilla, venid conmigo… seremos pescadores de hombres.
      \n 
      \nS\u00f3lo T\u00fa tienes palabras de vida…<\/strong>
      \n 
      \nSus palabras resonaron con fuerza en el coraz\u00f3n rutinariamente acostumbrado de aquellos hombres. Ten\u00edan un punto de novedad en medio de tanta mediocridad y tanta resignaci\u00f3n. Era la fuerza arrolladora del Reino reflejado en las pupilas de Jes\u00fas. Sus palabras no eran como las de los otros, su mensaje ten\u00eda fuerza, su invitaci\u00f3n era c\u00e1lida y arriesgada a un tiempo, su propuesta era cre\u00edble, su vida ten\u00eda una carga de coherencia que arrastraba. Era la palabra del amigo y Jes\u00fas puso fuego en el coraz\u00f3n de aquellos hombres.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Para todos nosotros, estar con Jes\u00fas supuso descubrir un horizonte m\u00e1s amplio en nuestra vida. No nos dejaba tranquilos y a menudo nos interpelaba fuertemente. Si quer\u00edamos ser sus disc\u00edpulos, nos dec\u00eda, habr\u00edamos de pasar por estrechos desfiladeros.
      \nEntendimos qu\u00e9 significa \u201cmisericordia quiero… y no sacrificios\u201d. Ca\u00edmos en la cuenta de que las personas est\u00e1n por encima de la ley, que es importante ser luz que alumbre y un poco de sal que d\u00e9 sabor, que no se puede servir a dos se\u00f1ores (a Dios y al dinero), que es necesario vivir desprendidos para poder compartir lo que somos y tenemos con los que necesitan m\u00e1s que nosotros…
      \nUna tarde, nos env\u00edo por delante, en grupos, para anunciar a todos que el Reino estaba cerca e invitar a cambiar de vida. Fue una prueba de fuego. Sus instrucciones fueron muy claras, pero exigentes y duras:
      \n 
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 – Id pronto. Pero mirad que os env\u00edo como corderos en medio de lobos. Y no llev\u00e9is bolsa, ni alforja, ni sandalias… y all\u00ed donde entr\u00e9is, decid \u00a1Paz a esta casa! Comed de lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella y decidles: \u00a1El Reino de Dios est\u00e1 cerca!<\/em>
      \n 
      \nAlgunos no lo soportaron y en varios momentos estall\u00f3 la crisis. Aquel d\u00eda fue duro… Muchos \u2013 tambi\u00e9n de los m\u00e1s cercanos \u2013 decidieron abandonar.
      \n\u00a0<\/strong><\/p>\n

        \n
      • \u00bfTambi\u00e9n vosotros quer\u00e9is marcharos?, <\/em>nos pregunt\u00f3.<\/li>\n<\/ul>\n

         
        \nSe hizo un silencio de esos que nadie se atreve a romper… Pedro alcanz\u00f3 a responder:
        \n 
        \n– Se\u00f1or, \u00bfa qui\u00e9n iremos? \u00a1Si s\u00f3lo t\u00fa tienes palabras de vida!
        \n 
        \n\u00a1Palabras de vida! Jes\u00fas nos enviaba en su nombre, para ser su palabra en medio de las gentes. Ligeros de equipaje, nos pusimos en marcha. \u00a1En el nombre de Jes\u00fas! Para ser una buena noticia de paz y liberaci\u00f3n para aquellos que encontr\u00e1semos por los caminos y las veredas.
        \n <\/p>\n

          \n
        • \u00bfTambi\u00e9n yo, Se\u00f1or?<\/em><\/li>\n
        • Tambi\u00e9n t\u00fa, Silas.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

           
          \nDesde aquel d\u00eda nos sentimos m\u00e1s unidos, m\u00e1s fuertes, m\u00e1s seguros. Pero todav\u00eda quedaba un dif\u00edcil desfiladero por atravesar. Jes\u00fas nos fue ense\u00f1ando, poco a poco, que el grano debe romperse para dar fruto \u00a1Qu\u00e9 duro fue aceptarlo!
          \nSeguir a Jes\u00fas era pisar en sus mismas pisadas… dejar jirones de nuestra vida en las personas, en las situaciones dif\u00edciles, sanando y alentando, vendando heridas y avivando la esperanza de muchos… Y cuando miramos al horizonte, descubrimos d\u00f3nde terminan aquellas huellas: en el monte, en la cruz, con la vida entregada sin condiciones, en un abrazo desgarrado por el dolor, pero sostenido por la esperanza del amor-que-es-m\u00e1s-fuerte-que-la-muerte.
          \nEn aquellos d\u00edas, algo hab\u00eda cambiado en m\u00ed. Definitivamente, me qued\u00e9 con Jes\u00fas.
          \n <\/p>\n

            \n
          1. \u00a1Convert\u00edos! El Reino est\u00e1 cerca<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

            Transformar el coraz\u00f3n<\/em><\/strong>
            \n\u00a0<\/strong>
            \nEspero, querido Jon\u00e1s, que mis recuerdos toquen tu coraz\u00f3n. Te escribo todo esto como al amigo en quien poder descansar cuando reverdece el alma al rememorar tan vivamente cuanto sucedi\u00f3 de importante en la propia historia. Aquellos acontecimientos vividos junto al nazareno no me han dejado indiferente. Algo ha cambiado sustancialmente en m\u00ed en el encuentro con \u00e9l. Su vida y su muerte, sus palabras y sus signos, su mirada y sus manos sanadoras han hecho mella en mi interior y ya nada es igual que antes. Jes\u00fas ha removido mis entra\u00f1as y me ha transformado el coraz\u00f3n.
            \nEl coraz\u00f3n, s\u00ed. Todo cuanto soy. Mi visi\u00f3n miope sobre la realidad, mi torpe manera de tratar a los dem\u00e1s, mis enfados y mis cabezoner\u00edas, el ego\u00edsmo de pensar s\u00f3lo en m\u00ed, la autosuficiencia de creerme el mejor, el orgullo de quedar siempre por encima de quien me afrenta, la incapacidad para perdonar sin l\u00edmite, la imposibilidad de dar sin pedir nada a cambio… Todo ha cambiado. Y no es ahora sea mucho mejor que antes, no; pero me esfuerzo en hacer m\u00edo su proyecto y… \u00bfsabes? Descubro espacios insospechados de libertad en mi interior, horizontes nuevos que rompen los estrechos m\u00e1rgenes en los que he vivido y le dan una tonalidad diferente a cada jornada. No s\u00e9 explicarlo bien, pero es como si hubiese nacido de nuevo y tuviese la oportunidad de coger las riendas de mi vida y hacer de ella una historia diferente cada d\u00eda.
            \n 
            \nFelices los de coraz\u00f3n limpio<\/strong>
            \n 
            \nTe preguntar\u00e1s qu\u00e9 ha sucedido. Es dif\u00edcil precisar en qu\u00e9 momento he descubierto todo esto; qu\u00e9 lo ha motivado concretamente; pero muchos momentos significativos me vienen a la cabeza y siento un escalofr\u00edo al recordar con tanta viveza todo lo que sucedi\u00f3. Como lo de aquel d\u00eda, despu\u00e9s salir de Cafarna\u00fam, cuando Jes\u00fas tom\u00f3 la palabra en aquel mont\u00edculo y todos nos sentamos pendientes de sus labios. Era al atardecer. Lo recuerdo bien porque el sol estaba declinando y el cielo se visti\u00f3 con tonos anaranjados. Soplaba un ligera brisa y me invadi\u00f3 una intensa sensaci\u00f3n de paz. Jes\u00fas comenz\u00f3 a hablar y dijo:
            \n 
            \n– Felices los que son pobres y s\u00f3lo esperan en Dios, porque de ellos es el reino; felices los que viven con coraz\u00f3n limpio, porque est\u00e1n cerca del coraz\u00f3n de Dios; felices los que son misericordiosos, porque son expresi\u00f3n de las entra\u00f1as de Dios; felices los que se esfuerzan por la paz, porque esos son los hijos de Dios; felices los que luchan por la justicia, porque est\u00e1n amasando el futuro de Dios… <\/em>
            \n 
            \nYo lo escuchaba sin pesta\u00f1ear y sent\u00eda que me daba un vuelco el coraz\u00f3n. Lo que Jes\u00fas estaba diciendo era lo m\u00e1s subversivo que jam\u00e1s hab\u00eda escuchado. Aqu\u00ed estaba la verdadera revoluci\u00f3n, la aut\u00e9ntica liberaci\u00f3n, en darle un vuelco a nuestra manera de vivir, en volver del rev\u00e9s nuestros esquemas, en remover nuestra mente y escuchar m\u00e1s el latido de nuestro coraz\u00f3n. Entonces comprend\u00ed que algo nuevo estaba naciendo y que era imparable porque prend\u00eda con fuerza en la vida de muchos hombres y mujeres que anhelaban en sus machacadas historias palabras de vida. Continu\u00f3 Jes\u00fas:
            \n– Felices vosotros, si os persiguen y os injurian y os hacen da\u00f1o por mi causa; no os faltar\u00e1 la fuerza de Dios sosteni\u00e9ndoos en la dificultad… estad alegres porque as\u00ed trataron a todos los profetas.<\/em>
            \n\u00a0<\/em>
            \n\u00a1C\u00f3mo adquieren fuerza sus palabras despu\u00e9s de lo ocurrido! Puede que no alcanzara entonces a ver todo lo que hab\u00eda detr\u00e1s de su anuncio de persecuciones e injurias. Pero todo se ha hecho dram\u00e1ticamente m\u00e1s claro cuando la realidad de su propia muerte nos ha hecho experimentar a todos la fuerza de Dios en la dificultad.
            \n 
            \nJes\u00fas nos ense\u00f1\u00f3 que el reino se abre paso sin estridencias, pero nos pide una gran transformaci\u00f3n: la del propio coraz\u00f3n seg\u00fan el coraz\u00f3n de Dios. He aqu\u00ed la verdadera revoluci\u00f3n. Es el momento del desapego de los bienes porque nadie puede, nos dijo, servir a Dios y al dinero; y es urgente compartir cuanto se tiene aunque no sea m\u00e1s que unos pocos panes y unos pocos peces para que todos puedan comer y saciarse.
            \n 
            \nM\u00e1s all\u00e1 de la ley<\/strong>
            \n 
            \nM\u00e1s all\u00e1 de la ley, nos ense\u00f1\u00f3, est\u00e1 el amor; y en la nueva manera de vivir no hay lugar para el rencor ni el odio. \u00a1C\u00f3mo sonaron sus palabras en los o\u00eddos de todos nosotros y de nuestros sacerdotes! Acostumbrados como estamos a cumplir cada precepto de la ley de Yahv\u00e9h, \u00a1Bendito sea el Alt\u00edsimo!, Jes\u00fas nos hizo descubrir que las personas est\u00e1n por encima de cualquier precepto y que la ley nunca puede ser un pesado fardo que nos robe la libertad. \u00a1Se meti\u00f3 en la boca del lobo se\u00f1alando con el dedo y desenmascarando la hipocres\u00eda de quien oculta sus miserias bajo los largos mantos impolutos!
            \n 
            \n– Vosotros, no se\u00e1is como los hip\u00f3critas que tocan la trompeta en la calle para ser vistos por los hombres y admirados por sus virtudes. Bajo sus mantos ocultan sus miserias y son como sepulcros blanqueados cuando exigen a los dem\u00e1s lo que ellos nunca cumplen \u00a1Y se creen justos!<\/em>
            \n 
            \nTodos sab\u00edamos por qui\u00e9n lo dec\u00eda. Algunos, del partido de los fariseos, bajaron la cabeza y se marcharon murmurando. No tuvieron las agallas necesarias como para entrar en discusi\u00f3n, pero desde entonces se la juraron. Y la cosa fue a m\u00e1s, como ya te referir\u00e9 m\u00e1s adelante.
            \nEn otro momento, uno le pregunt\u00f3:
            \n <\/p>\n

              \n
            • Maestro, \u00bfHasta cu\u00e1ndo tengo que perdonar a mi hermano? \u00bfHasta siete veces?<\/em><\/li>\n
            • \u00bfSiete veces? No, no te canses nunca de hacer el bien… perdona siempre, siempre… hasta setenta veces siete.<\/em><\/li>\n
            • \u00bfY a aquellos que me hacen mal?<\/em><\/li>\n
            • Si perdonas s\u00f3lo a los que te aman \u00bfqu\u00e9 m\u00e9rito tendr\u00e1s? Perdona tambi\u00e9n a los que te hacen mal. Que tu coraz\u00f3n sea como el de tu Padre Dios, que hace salir el sol sobre bueno y malos y hace caer la lluvia sobre todos, justos e injustos.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

               
              \nY no creas que nos dejaba la conciencia tranquila. Tan acostumbrados est\u00e1bamos a nuestros ritos purificadores que nos parec\u00eda que todo quedaba oculto bajo el manto cada s\u00e1bado en la sinagoga y justificado en el perfume agradable de nuestra ofrenda. Pero Jes\u00fas despert\u00f3 nuestras conciencias adormecidas:
              \n <\/p>\n

                \n
              • Si cuando vas a presentar tu ofrenda te das cuenta de que tienes algo contra tu hermano, ve, deja la ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano. Despu\u00e9s vuelve al altar a presentar tu ofrenda con el coraz\u00f3n reconciliado y en paz.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                \u00a0<\/em>
                \nRomper con lo viejo<\/strong>
                \nNo alcanz\u00e1bamos a comprender. Parec\u00eda demasiado. Saltaba por los aires nuestro tranquilizador modo de vivir. Como cuando alguien le objet\u00f3 que la Torah nos mandaba odiar a nuestro enemigo y esto parec\u00eda lo m\u00e1s justo. Jes\u00fas no dud\u00f3 en romper una vez m\u00e1s nuestros esquemas legalistas y estrechos:
                \n 
                \n– Hab\u00e9is o\u00eddo que se dijo: \u2018ojo por ojo y diente por diente\u2019, pues yo os digo que no resist\u00e1is al mal; al que te abofetee en la mejilla derecha pres\u00e9ntale tambi\u00e9n la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la t\u00fanica, d\u00e9jale tambi\u00e9n el manto; y al que te obligue a andar una milla, vete con \u00e9l dos. A quien te pida dale, al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. Hab\u00e9is o\u00eddo que se dijo: amar\u00e1s a tu pr\u00f3jimo y odiar\u00e1s a tu enemigo. Pues yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que se\u00e1is hijos de vuestro Padre del cielo. \u00a0 <\/em>
                \n 
                \n\u00bfLo has entendido, Jon\u00e1s? Jes\u00fas hac\u00eda a\u00f1icos el \u201cojo por ojo\u201d de nuestra ley. Era una nueva manera de entender la relaci\u00f3n entre las personas; m\u00e1s all\u00e1 del rencor, m\u00e1s all\u00e1 del orgullo y la memoria airada de la afrenta, nos propuso perdonar sin l\u00edmites, con coraz\u00f3n bondadoso, con mirada benevolente, sin llevar cuentas del mal, olvidando y recomenzando con esperanza la reconstrucci\u00f3n de la fraternidad.
                \n\u00bfUtop\u00eda? \u00bfLocura? M\u00e1s bien realidad refrendada con la propia vida por aquel que perdon\u00f3 hasta el final a aquellos que le quitaron la vida. Propuesta para todos los que hemos entendido que su vida \u2013 y su muerte \u2013 no han sido en vano.
                \nQuerido Jon\u00e1s, la propuesta de Jes\u00fas nos ped\u00eda una aut\u00e9ntica ruptura. M\u00e1s all\u00e1 de las apariencias y la b\u00fasqueda de notoriedad para ser vistos por los hombres, est\u00e1 la grandeza de un coraz\u00f3n aut\u00e9ntico. Por encima de las ansias de poder de los grandes que dominan como se\u00f1ores absolutos es necesario descubrir el poder\u00edo del servicio. Mucho m\u00e1s fuerte que la espada del juicio que descubre la brizna que hay en el ojo del hermano es la mirada indulgente que ha descubierto primero la viga en el ojo propio.
                \n 
                \nParece una locura. No todos estaban dispuestos a aceptar aquel camino y algunos se le echaron encima:
                \n 
                \n– Entonces, Maestro, \u00bfqui\u00e9n puede entrar en el reino de Dios?<\/em>
                \n 
                \nRespondi\u00f3 Jes\u00fas:
                \n 
                \n– Es verdad que es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la salvaci\u00f3n. Muchos son los llamados y pocos los escogidos que recorren el sendero de la vida. \u00a1Esforzaos en entrar por la puerta estrecha!<\/em>
                \n 
                \nEst\u00e1 claro que no basta decir \u201cSe\u00f1or, Se\u00f1or\u201d y que continuemos viviendo como antes. La urgencia del reino reclama deshacer caminos equivocados y encontrar veredas nuevas. Se trata de transformar el coraz\u00f3n. Creo que lo he entendido, Jon\u00e1s. Aunque est\u00e9 lejos del camino que lleve a la vida. Pero algo en m\u00ed ha cambiado, nada de lo vivido y compartido ha sido indiferente. \u00a1La urgencia del Reino! Esta era la pasi\u00f3n de Jes\u00fas, todo lo que intent\u00f3 que comprendi\u00e9ramos d\u00e1ndole un vuelco a nuestro vivir.
                \n\u00a0<\/em>
                \n <\/p>\n

                  \n
                1. \u00a1Quiero! \u00a1Queda limpio!<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                  Los signos liberadores del Reino<\/em><\/strong>
                  \n 
                  \nS\u00ed, amigo Jon\u00e1s. El Reino de Dios ha llegado hasta nosotros. \u00bfRecuerdas que te habl\u00e9 del Bautista cuando envi\u00f3 a dos de sus disc\u00edpulos a interrogar a Jes\u00fas estando \u00e9l en la c\u00e1rcel? Su respuesta fue contundente: mira a tu alrededor… Y nosotros vimos y palpamos cuanto Dios estaba haciendo entre nosotros en su siervo Jes\u00fas. Es lo que me dispongo a narrarte.
                  \nAquel hombre enfermo, como tantos otros, se acerc\u00f3 hasta Jes\u00fas con la esperanza de que Yahveh oyese su plegaria y se apiadase de su desesperaci\u00f3n. A mi me pareci\u00f3 que su s\u00faplica era el grito de los pobres, de los que hab\u00edan dejado todo en el camino porque la historia y los hombres se lo hab\u00edan arrebatado, de los que no ten\u00edan m\u00e1s asidero que la misericordia divina y no les quedaba m\u00e1s que esperar un favor del Dios de Israel.
                  \n 
                  \n– Jes\u00fas, si quieres… puedes limpiarme<\/em>
                  \n– \u00a1Quiero, queda limpio! <\/em>
                  \n 
                  \nNos asombraron sus palabras, pero nos quedamos at\u00f3nitos cuando a aquel hombre se le cerraron sus heridas y se levant\u00f3 dando gritos alabando a Yahveh que hab\u00eda tenido misericordia de \u00e9l. No podr\u00e1s creerlo Jon\u00e1s, pero te aseguro que aquello se repiti\u00f3 muchas veces ante nuestros ojos. Jes\u00fas tocaba los ciegos y recobraban la vista, levantaba con sus manos a los inv\u00e1lidos y se sosten\u00edan en pie, acariciaba a los pecadores y encontraban la paz y el perd\u00f3n de sus pecados…
                  \n 
                  \nLas manos de Jes\u00fas
                  \n 
                  \n\u00a1Las manos de Jes\u00fas! Las manos de Jes\u00fas eran entra\u00f1ables y cercanas; manos solidarias, manos abiertas… eran la expresi\u00f3n \u2013 ahora estoy seguro – de la liberaci\u00f3n de Dios que nos hace entender a trav\u00e9s de su Hijo que est\u00e1 de parte de los peque\u00f1os y los pobres, de parte de los m\u00e1s d\u00e9biles, de parte de todos los que est\u00e1n en l\u00edmite…
                  \nComo aquella mujer que padec\u00eda hemorragias desde hac\u00eda tanto tiempo. \u00cdbamos de vuelta, tras una jornada de camino, a casa de algunos del grupo que nos acog\u00edan aquellos d\u00edas. Cerca de Cafarna\u00fan todos apretujaban a Jes\u00fas y quer\u00edan tocarlo. Nos abrimos paso a duras penas entre el gent\u00edo. De pronto, sin darnos cuenta se acerc\u00f3 a Jes\u00fas por detr\u00e1s una mujer y toc\u00f3 el borde del manto del Maestro.
                  \nJes\u00fas se par\u00f3 de pronto y exclam\u00f3:
                  \n\u00a0<\/em>
                  \n– \u00bfQui\u00e9n me ha tocado?<\/em>
                  \n 
                  \nExclam\u00f3 Sim\u00f3n, el mellizo, casi bromeando:
                  \n\u00a0<\/em>
                  \n-\u00bfQui\u00e9n te ha tocado, Se\u00f1or? \u00a1Todo el mundo te toca!<\/em>
                  \n 
                  \nInsisti\u00f3 Jes\u00fas:
                  \n 
                  \n– No, alguien me ha tocado porque he sentido una fuerza salir de m\u00ed.<\/em>
                  \n 
                  \nY en el colmo del asombro, una pobre mujer anciana y llorosa se acerc\u00f3 hasta Jes\u00fas y se ech\u00f3 a sus pies contando entre sollozos c\u00f3mo hab\u00eda tocado su manto porque suplicaba a Dios ser curada de su enfermedad que durante tanto tiempo la ten\u00eda postrada. Estaba toda temblorosa y los sollozos casi no le dejaban hablar. Envejecida y encorvada, el rostro de aquella anciana expresaba todo el sufrimiento hilvanado en la rueda de la desesperaci\u00f3n durante tanto tiempo. Quiz\u00e1s s\u00f3lo llevaba en el coraz\u00f3n la esperanza en un gesto misericordioso de su Dios. No fue un gesto m\u00e1gico, no. Fue, seguro, la necesidad de sentirse salvada y la confianza de que aquel rabino era fuerza de Dios.
                  \nY ahora… \u00a1se sent\u00eda curada! Curada, Jon\u00e1s \u00a1por la fuerza de Dios! Ninguno nos atrev\u00edamos a hablar de milagro, pero \u00bfqu\u00e9 otra cosa pod\u00eda ser? Jes\u00fas obraba signos liberando a las personas y devolvi\u00e9ndoles la dignidad de ser hijos de Dios \u00a1Yahveh visitaba de nuevo a su pueblo!
                  \nPero Jes\u00fas continu\u00f3:
                  \n 
                  \n– No hab\u00eda visto tanta fe en toda Galilea… Dios te mira con ternura en este d\u00eda, te ha salvado tu fe. Levanta, vuelve a casa porque Dios ha extendido su brazo sobre ti y te ha devuelto la vida.<\/em>
                  \n\u00a0<\/em>
                  \nLa mujer bes\u00f3 los pies de Jes\u00fas y sin cesar de dar gracias a Dios se march\u00f3 muy contenta. Yo no sal\u00eda de mi asombro. \u00a1Jam\u00e1s hab\u00eda visto nada parecido! \u00bfEra posible todo aquello? \u00bfQu\u00e9 quer\u00eda decir lo que estaba ocurriendo? La fe, Jon\u00e1s, le fe. La confianza en el Dios de la vida que en Jes\u00fas nos mostraba su rostro. El encuentro con el Maestro que sanaba heridas, enderezaba a los que hab\u00edan ca\u00eddo y devolv\u00eda la esperanza a todos los que la hab\u00edan perdido en las veredas de la vida.
                  \n 
                  \nDios ha visitado a su pueblo<\/strong>
                  \n 
                  \nY esto se repiti\u00f3 muchas otras veces. \u00a0 \u00bfConoces a Jairo, el hijo de Joel, el jefe de la sinagoga de Cafarna\u00fan? Un buen hombre, Seguro que lo recuerdas. Vino a nuestro encuentro aquel d\u00eda. Hab\u00edamos llegado a la entrada del pueblo hacia mediod\u00eda, cansados y sudorosos, despu\u00e9s de una larga caminata. Hicimos un alto para refrescarnos y descansar mientras algunos del grupo se adelantaron para buscar algo de comer. Sentados en el brocal del pozo, vimos a los lejos a dos hombres que se acercaban a toda prisa y al llegar hasta nosotros vimos su rostros preocupados y sus miradas doloridas. Uno de ellos era Jairo. Ten\u00eda los ojos arrasados por la l\u00e1grimas. Con un nudo en la garganta alcanz\u00f3 a decir:
                  \n 
                  \n– Maestro, mi hija est\u00e1 muy enferma… si puedes, te ruego que hagas algo por ella.<\/em>
                  \n\u00a0<\/em>
                  \nJes\u00fas tom\u00f3 sus manos, lo levant\u00f3 del suelo y abraz\u00e1ndolo le dijo:
                  \n 
                  \n– Vamos a tu casa.<\/em>
                  \n\u00a0<\/em>
                  \nNo estaba lejos. Hab\u00edamos andado s\u00f3lo unos metros cuando un hombre se acerc\u00f3 para decir a Jairo:
                  \n <\/p>\n

                    \n
                  • No hace falta que molestes ya al Maestro, la peque\u00f1a acaba de morir. <\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                     
                    \nJairo baj\u00f3 la mirada y no alcanz\u00f3 a articular ni una sola palabra. Se hizo un silencio expectante y nadie se atrev\u00eda a decir nada. Unos segundos de tensi\u00f3n tan s\u00f3lo roto por el sollozo de algunos…
                    \n 
                    \n– Jairo, dijo Jes\u00fas, vamos a tu casa. Tu hija no ha muerto, s\u00f3lo est\u00e1 dormida. Vamos, no esperemos m\u00e1s.<\/em>
                    \n\u00a0<\/em>
                    \nEl rumor se hizo m\u00e1s intenso y algunos comenzaron a gritar, burl\u00e1ndose de Jes\u00fas. No era para menos, aquello no parec\u00eda que fuese a acabar bien.
                    \nLlegamos a su casa. Todos gritaban y lloraban. Jes\u00fas entr\u00f3 con Jairo y le acompa\u00f1aron Pedro, Santiago y Juan. No s\u00e9 muy bien lo que sucedi\u00f3 despu\u00e9s, lo cierto es que la hija de Jairo despert\u00f3 de su letargo y parec\u00eda curada. Muchos no daban cr\u00e9dito a lo que estaban viendo, pero yo no dejaba de pensar, con los ojos encendidos, en que las manos de aquel nazareno ten\u00edan algo de Dios, que su mirada penetraba el coraz\u00f3n, que su palabra era veraz y que aquellos signos eran el anuncio de que algo nuevo estaba sucediendo entre nosotros \u00bfSer\u00e1 verdad que Dios ha visitado a su pueblo?
                    \n 
                    \nMira a tu alrededor…<\/strong>
                    \n 
                    \nSucedi\u00f3 algo parecido con aquellos dos ciegos a la vera del camino que gritaban con fuerza, \u201c\u00a1Ten piedad de nosotros, Hijo de David!\u201d y a los que Jes\u00fas devolvi\u00f3 la vista; o con Zaqueo, jefe de publicanos y muy rico el d\u00eda que nos invit\u00f3 a comer en su casa. Jes\u00fas lo dej\u00f3 en evidencia por su mala vida, pero aquel encuentro supuso un vuelco en su vida. Para todos ellos, para m\u00ed y para muchos m\u00e1s, el encuentro con Jes\u00fas fue una experiencia liberadora, una experiencia de salvaci\u00f3n que nos hizo palpar el amor de Dios que no se olvida de su pueblo y devuelve la vida a manos llenas a los que la historia y los hombres se las negaron.
                    \nJairo descubri\u00f3 mucho m\u00e1s que un gesto m\u00e1gico en el signo del Maestro. En la sonrisa de su hija pudo leer la propia sonrisa de Dios que en Jes\u00fas se ha puesto definitivamente de parte de los m\u00e1s peque\u00f1os. Como \u00e9l, el ciego del camino, aquellos pescadores de Genesaret, Mar\u00eda de Magdala (te contar\u00e9 m\u00e1s adelante su historia) y tantos otros descubrieron el rostro de Dios surcado por las cicatrices de los vencidos de la historia, sus manos solidarias sosteniendo a los ca\u00eddos y su voz desgarrada alentando a todos los que los poderosos les robaron el pan y la sal.
                    \nTe confieso que, de nuevo, aquella noche no pude dormir. Daba vueltas y m\u00e1s vueltas y no encontraba el sue\u00f1o. Una y otra vez ven\u00eda a mi mente todo lo que hab\u00eda visto y o\u00eddo aquel d\u00eda. \u00bfSer\u00e1s t\u00fa el que ten\u00eda que venir?, me preguntaba. Resonaban con fuerza en mi cabeza las profec\u00edas de nuestro pueblo que durante siglos hab\u00edan alentado la esperanza de Israel y hab\u00edan mantenido encendida la llama del cumplimiento de la promesa: Dios har\u00eda realidad, de una vez por todas, una tierra buena donde habite la justicia y los hombres puedan ser felices.
                    \n\u00bfQu\u00e9 eran aquellos signos? \u00bfQu\u00e9 significaba aquella palabra que tocaba las entra\u00f1as? \u00bfQu\u00e9 ten\u00edan de especial aquellas manos? No eran gestos m\u00e1gicos, ni Jes\u00fas era un embaucador o un impostor, no… Hab\u00eda algo diferente en todo lo que sent\u00ed aquel d\u00eda. Jes\u00fas era diferente a otros profetas, diferente a otros rabinos, diferente a otros santones y tantos falsos mes\u00edas como pululaban aqu\u00ed y all\u00e1.
                    \nLa mirada de aquella mujer, la mirada de Jairo, el coraz\u00f3n de cuantos escuchamos su palabra hablaban de novedad, la novedad de Dios que abraza con entra\u00f1as de misericordia, la novedad de un mensaje aut\u00e9nticamente liberador, la novedad de un gesto entra\u00f1ablemente solidario que levanta, sana y da vida; la novedad de un encuentro que transforma y hace mirar la realidad con ojos m\u00e1s limpios. \u00bfSer\u00e1n los signos del Reino?
                    \nEra casi el alba cuando por fin me dorm\u00ed rendido por el cansancio. Un \u00faltimo pensamiento qued\u00f3 en mi conciencia segundos antes de sumergirme en el sue\u00f1o: Dios est\u00e1 de nuestra parte<\/em>. Y me invadi\u00f3 una gran paz.
                    \nAhora, despu\u00e9s de todo lo que ha sucedido, puedo comprender mejor la respuesta de Jes\u00fas a los disc\u00edpulos de Juan:
                    \n <\/p>\n

                      \n
                    • Mira a tu alrededor… los ciegos ven, los cojos andan y a los m\u00e1s pobres se les ha anunciado la buena noticia de Dios. <\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                       
                      \nJes\u00fas es el signo. Encontrarse con \u00e9l es descubrir la vida. El Reino ya est\u00e1 entre nosotros y Dios ha tomado la palabra en la historia de los hombres abriendo el mar, como una vez en nuestra historia, para que pasemos a la otra orilla entre las aguas caudalosas. Es la orilla de la promesa, la orilla de la justicia, en una \u201ctierra que mana leche y miel\u201d en la que un horizonte de plenitud se abre ante nosotros.
                      \n <\/p>\n

                        \n
                      1. Como una peque\u00f1a semilla<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                        Las par\u00e1bolas del Reino<\/em><\/strong>
                        \n 
                        \nJes\u00fas nos habl\u00f3 muchas veces del Reino. Era fascinante escucharle por las veredas y los campos cuando \u00edbamos de camino. Hablaba con sencillez, para ser entendido por todos. Era rico de la sabidur\u00eda de su gente y de su pueblo. Sab\u00eda leer las cosas que suced\u00edan y nos ense\u00f1aba con im\u00e1genes cuanto quer\u00eda decirnos.
                        \n 
                        \nComo un banquete<\/strong>
                        \n 
                        \nPero lo mejor ven\u00eda al caer el sol. Cuando nos qued\u00e1bamos solos, en la serenidad del crep\u00fasculo, vencida ya la jornada. Me acuerdo bien de un atardecer en Betsaida alrededor del fuego, cansados del peso del d\u00eda, con el roce en el rostro del viento fresco de la noche que avanzaba pero con el calor que provoca en el alma la intimidad de los amigos. La conversaci\u00f3n, entre bromas y veras, trascurr\u00eda serena comentando las an\u00e9cdotas del d\u00eda. A un cierto momento, Felipe \u2013 uno de los doce \u2013 le pregunt\u00f3 a Jes\u00fas:
                        \n 
                        \n– Maestro, entonces \u00bfcu\u00e1ndo se har\u00e1 realidad el Reino de Dios definitivamente?<\/em>
                        \n 
                        \nJes\u00fas se tom\u00f3 unos instantes antes de contestar. Todos est\u00e1bamos pendientes de su respuesta:
                        \n 
                        \n– \u00bfSab\u00e9is? El Reino es como una semilla de mostaza, la m\u00e1s peque\u00f1a de las hortalizas que crece poco a poco, casi sin darnos cuenta, pero llega a convertirse en un \u00e1rbol grande que da sombra y cobija a muchos p\u00e1jaros en sus ramas.
                        \n 
                        \nNo entend\u00ed muy bien aquella comparaci\u00f3n, pero me pareci\u00f3 que hab\u00eda un brillo especial en su mirada cuando hablaba del Reino.
                        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Continu\u00f3 Felipe:
                        \n 
                        \n– Entonces, \u00bfquieres decir que ya est\u00e1 entre nosotros y crece sin darnos cuenta?
                        \n\u00a0<\/em>
                        \n– As\u00ed es, <\/em>respondi\u00f3 Jes\u00fas. Pero solo al final ser\u00e1 definitivamente realidad. Ahora vosotros sois como los criados del rey que piensa dar un banquete y os pide que salg\u00e1is a los caminos a invitar a todos. Muchos no querr\u00e1n venir, pero todos est\u00e1n invitados.<\/em>
                        \n\u00a0<\/strong>
                        \n\u00a1Como un banquete! El Reino es como un banquete de bodas donde todos estamos invitados pero al que hay que ir con el traje de fiesta preparado. Continu\u00f3 Jes\u00fas:
                        \n 
                        \n– Comenz\u00f3 el banquete y el Rey comenz\u00f3 a saludar a los invitados que llenaban el sal\u00f3n. Todos re\u00edan y se felicitaban por la fiesta. Pero el rey repar\u00f3 en uno de los invitados que no ten\u00eda traje de fiesta. \u2018\u00bfC\u00f3mo es que no has tra\u00eddo traje de fiesta?\u2019 Le dijo. \u2018\u00a1Vete fuera ahora mismo!\u2019<\/em>
                        \n 
                        \nHemos encontrado un tesoro<\/strong>
                        \n\u00a0<\/strong>
                        \nDisfrut\u00e1bamos escuch\u00e1ndolo. Aunque algunos comenzaron a retirarse a descansar, yo me qued\u00e9 un rato m\u00e1s. Se estaba bien. Una suave brisa acariciaba los rostros que segu\u00edan con atenci\u00f3n las palabras de Jes\u00fas. Nos habl\u00f3 de la levadura que fermenta la masa, de un mercader de perlas que en uno de sus viajes encontr\u00f3 la m\u00e1s preciosa que jam\u00e1s pudo existir… Palabras pronunciadas con fuerza, con expresiva convicci\u00f3n y un punto de pasi\u00f3n que hac\u00edan m\u00e1s cre\u00edble el mensaje.
                        \n <\/p>\n

                          \n
                        • Os voy a contar otra historia. El Reino es como un hombre que, trabajando en un campo, encontr\u00f3 un tesoro. \u00a1Pod\u00e9is imaginaros su alegr\u00eda y su desconcierto! \u00bfqu\u00e9 pens\u00e1is que hizo? Emocionado y nervioso pens\u00f3 unos instantes qu\u00e9 pod\u00eda hacer con aquel tesoro y decidi\u00f3 esconderlo de nuevo. Luego fue a casa y en los d\u00edas siguientes, vendi\u00f3 todo lo que ten\u00eda y compr\u00f3 aquel campo. \u00a1El tesoro ya era suyo!<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                           <\/p>\n

                            \n
                          • \u00bfEl Reino es el tesoro?, <\/em>le pregunt\u00e9 torpemente.<\/li>\n<\/ul>\n

                             <\/p>\n

                              \n
                            • Claro, Silas. Hace falta vender todo, tener el coraz\u00f3n libre, para poder tener el tesoro, para poseer la vida, para experimentar la libertad de los hijos de Dios, para hacer surgir un orden nuevo a nuestro alrededor, para descubrir lo que nos hace felices y hace felices a los que est\u00e1n a nuestro lado.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                               
                              \nAunque era de noche y no se not\u00f3, sent\u00ed que me sonrojaba ligeramente. De nuevo Jes\u00fas se dirig\u00eda a m\u00ed para insistir en la necesidad de venderlo todo para ser m\u00e1s libre y poseer el Reino. Quiz\u00e1s el Maestro sab\u00eda m\u00e1s de mi coraz\u00f3n de lo que yo imaginaba. Lo cierto es que me inquietaba \u00a0 la urgencia de soltar lastre en mi vida para estar m\u00e1s disponible. Como sabes, buen Jon\u00e1s, no tengo demasiados bienes que vender, pero s\u00ed creo que tengo que liberar m\u00e1s mi coraz\u00f3n y tener mi mente y mis manos m\u00e1s abiertas \u00bfSer\u00eda esto lo que Jes\u00fas me estaba queriendo decir? Lo he pensado mucho desde que no est\u00e1 entre nosotros. Puede que el reproche que aquella noche Jes\u00fas le hizo a Felipe pudiera estar tambi\u00e9n dirigido a m\u00ed:
                              \n\u00a0<\/em>
                              \n– \u00bfTanto tiempo conmigo y a\u00fan no has comprendido, Felipe? <\/em>
                              \n\u00a0<\/em>
                              \nSer el servidor de todos<\/strong>
                              \n\u00a0<\/em>
                              \nNos cost\u00f3 comprender qu\u00e9 era el Reino que Jes\u00fas anunciaba. \u00c9ramos cabezotas y and\u00e1bamos todav\u00eda, muchos de nosotros, con esquemas equivocados acerca de la liberaci\u00f3n de Israel y de la instauraci\u00f3n del reinado de Dios. Sin ir m\u00e1s lejos, esa misma noche, hablando del Reino, cuando la conversaci\u00f3n se hab\u00eda caldeado, Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, hicieron que Jes\u00fas se pusiese serio. Santiago, el mayor de los \u201chijos del trueno\u201d \u2013 as\u00ed los llamaba Jes\u00fas -, tom\u00f3 la palabra con tono euf\u00f3rico:
                              \n <\/p>\n

                                \n
                              • Se\u00f1or, cuando est\u00e9s en tu Reino, \u00a1haz que mi hermano y yo nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda!<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                                \u00a0<\/em>
                                \nA Jes\u00fas le cambi\u00f3 la expresi\u00f3n de la cara. Muy serio, le respondi\u00f3:
                                \n <\/p>\n

                                  \n
                                • \u00bfQu\u00e9 est\u00e1s diciendo, Santiago? El que os sent\u00e9is a mi derecha o a mi izquierda no me toca a m\u00ed determinarlo. Mira, en la tierra hay jefes que tiranizan a los dem\u00e1s y sue\u00f1an con el poder. Entre vosotros no puede ser as\u00ed. Tienes que entender que entre vosotros no puede haber privilegios y que ninguno est\u00e1 por encima de los dem\u00e1s.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                                  \u00a0<\/em>
                                  \nEnseguida intervino su hermano Juan:
                                  \n <\/p>\n

                                    \n
                                  • Jes\u00fas, hoy discut\u00edamos por el camino qui\u00e9n de tus disc\u00edpulos era el primero de todos, si es verdad lo que dices \u00bfninguno de nosotros es el m\u00e1s importante?<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                                    Jes\u00fas parec\u00eda visiblemente contrariado.
                                    \n <\/p>\n

                                      \n
                                    • Juan, Santiago… escuchadme todos. Es necesario cambiar de esquemas. Aquel de vosotros que quiera ser el primero, que sea el servidor de todos. Aqu\u00ed est\u00e1 el verdadero poder, en el servicio. Aqu\u00ed est\u00e1 la grandeza de cada uno de nosotros, en servir sin condiciones, poniendo a los dem\u00e1s por delante. El Reino de Dios s\u00f3lo se abrir\u00e1 paso entre nosotros si hacemos del servicio nuestra manera de vivir.<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                                      \u00a0<\/em>
                                      \nSe hizo un silencio prolongado. Las brasas chisporroteaban casi consumidas y s\u00f3lo percib\u00edamos algunos rasgos de los rostros sombreados en torno al fuego. Santiago, aunque impulsivo, tiene un coraz\u00f3n grande y aquella noche comenz\u00f3 a entender \u00a1C\u00f3mo ha cambiado! \u00a1Qu\u00e9 distinto al que en estos d\u00edas no deja de alentar a todos desvivi\u00e9ndose por unos y otros! No sabes c\u00f3mo lo vi llorar la tarde en que Jes\u00fas muri\u00f3.
                                      \n <\/p>\n

                                        \n
                                      • Tienes raz\u00f3n, Maestro<\/em>, logr\u00f3 musitar aquella noche el \u201chijo del trueno\u201d.<\/li>\n<\/ul>\n

                                         
                                        \n\u00bfEst\u00e1s dispuesto a venir conmigo hasta el final?
                                        \n 
                                        \nDespu\u00e9s de aquello, nos fuimos quedando s\u00f3lo algunos. Algo m\u00e1s de conversaci\u00f3n y al rato, me encontr\u00e9 a solas con Jes\u00fas.
                                        \n <\/p>\n

                                          \n
                                        • –<\/li>\n
                                        • Di, Maestro. <\/em><\/li>\n
                                        • \u00bfSabes? Las zorras tienen madriguera y los p\u00e1jaros nido; pero el hijo del hombre no tiene d\u00f3nde reclinar la cabeza. \u00bfEstas dispuesto a venir conmigo hasta el final?<\/em><\/li>\n
                                        • Te seguir\u00e9 a dondequiera que vayas…<\/em><\/li>\n
                                        • Hazte fuerte, porque las cosas no ser\u00e1n f\u00e1ciles<\/em><\/li>\n<\/ul>\n

                                           
                                          \nNo pude contestar. No alcanzaba a entender qu\u00e9 quer\u00eda decirme Jes\u00fas. Ahora lo s\u00e9. Y guardo en mi coraz\u00f3n sus palabras de aquella noche pronunciadas en la intimidad de la noche y la amistad. S\u00f3lo Dios sabe que respond\u00ed con generosidad. Despu\u00e9s de todo lo ocurrido, despu\u00e9s del desconcierto y el miedo de su partida s\u00f3lo espero ser fuerte.
                                          \n <\/p>\n

                                            \n
                                          • Buenas noches<\/em>, dijo Jes\u00fas.<\/li>\n
                                          • Buenas noches<\/em>, Maestro.<\/li>\n<\/ul>\n

                                             
                                            \nA\u00fan permanec\u00ed alg\u00fan tiempo ante los restos del fuego removiendo distra\u00eddamente las brasas y refugi\u00e1ndome en la manta que me cubr\u00eda. Me hab\u00eda quedado solo. Liberar el coraz\u00f3n, encontrar un tesoro, poner a los dem\u00e1s por delante… Las palabras de Jes\u00fas parec\u00edan querer encontrar alojo en mi cabeza. Adondequiera que vayas… le hab\u00eda dicho. Pas\u00f3 un buen rato. Despu\u00e9s, tambi\u00e9n a m\u00ed me venci\u00f3 el sue\u00f1o.
                                            \n <\/p>\n

                                            Jos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez<\/p>\n

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                                            Relatos de un disc\u00edpulo Jos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez Delegado de Pastoral Juvenil de la Provincia Salesiana de Andaluc\u00eda Occidental y Extremadura   Este material que se presenta a continuaci\u00f3n, ha sido concebido como un intento de narrar en primer persona los acontecimiento referidos a Jes\u00fas de Nazaret desde la perspectiva de un disc\u00edpulo, Silas, en su […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[815,928,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9065"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9065"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9065\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9065"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9065"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9065"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}