{"id":9071,"date":"2004-10-01T00:00:18","date_gmt":"2004-09-30T22:00:18","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9071"},"modified":"2004-10-01T00:00:18","modified_gmt":"2004-09-30T22:00:18","slug":"a-causa-de-las-entranas-de-misericordia-de-nuestro-dios-lc-178","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/a-causa-de-las-entranas-de-misericordia-de-nuestro-dios-lc-178\/","title":{"rendered":"\u201cA causa de las entra\u00f1as de misericordia de nuestro Dios\u201d (Lc, 1,78)"},"content":{"rendered":"

Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9<\/strong>
\n 
\nJuan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9 es profesor de Sagrada Escritura en el Instituto Superior de Teolog\u00eda D. Bosco (Madrid).
\n 
\nS\u00cdNTESIS DEL ARTICULO<\/strong>
\nIntenta mostrar el autor que la recuperaci\u00f3n de la ternura de Dios, tema central y coraz\u00f3n del evangelio, puede contribuir a una aut\u00e9ntica recuperaci\u00f3n de la evangelizaci\u00f3n y del evangelizador. Presenta al Dios de Israel como un Dios compasivo, con entra\u00f1as de misericordia, que se da a conocer salvando y liberando al pueblo; y es precisamente actuando la salvaci\u00f3n c\u00f3mo manifiesta su ternura. La actuaci\u00f3n de Dios se manifiesta especialmente en Jes\u00fas. \u00c9l revela la ternura divina en sus obras y en sus palabras, aunque directamente no hable mucho de ella. El muestra el rostro humano de un Dios tierno que ama, vela y protege \u201ca causa de su entra\u00f1able misericordia\u201d.
\n <\/p>\n

\u201cHasta el d\u00eda de hoy ha faltado ternura <\/em><\/p>\n

a los evangelizadores cristianos de cualquier confesi\u00f3n\u201d<\/em>.[1]<\/a><\/p>\n

 
\nQuiz\u00e1 la cr\u00edtica de B\u00f6ll, aunque lejana en el tiempo, siga siendo certera. Y si al evangelizador le ha faltado ternura
[2]<\/a> mientras evangelizaba, probablemente se haya debido a que olvid\u00f3 que un Dios entra\u00f1ablemente tierno el coraz\u00f3n del evangelio es. Recuperar la ternura de Dios como tema del evangelio podr\u00eda contribuir, pues, a una aut\u00e9ntica recuperaci\u00f3n de la evangelizaci\u00f3n y del evangelizador.
\n 
\nA diferencia del Dios de la cultura hel\u00e9nica, un Dios necesario pero indiferente, arbitrario y ap\u00e1tico, que piensa pero que no habla con los hombres, omnipotente pero neutral, ocupado en s\u00ed y desatento con el mundo, el Dios b\u00edblico es un Dios que gobierna el mundo con sabidur\u00eda, que interviene en la historia con pasi\u00f3n; no contempla con distancia las acciones del hombre ni las encaja impasible; se deja implicar por aquello que le importa y reacciona con celo, a veces desmedido.
[3]<\/a>
\n <\/p>\n

    \n
  1. El Dios b\u00edblico, un Dios de entra\u00f1able misericordia <\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nEn la Biblia la existencia de Dios se da por descontada; es un hecho evidente, s\u00f3lo el necio podr\u00eda negarla (Sal 14,1; 53,1). M\u00e1s a\u00fan, cuando en ella se habla de Dios, no se quiere definir su esencia, sino describir su actuaci\u00f3n, narr\u00e1ndola por lo general. La Biblia no especula, pues, sobre la naturaleza de Dios, relata c\u00f3mo se revel\u00f3 a los hombres. Tan evidente es su presencia en el mundo, tan experimentada su acci\u00f3n en la historia, que el hombre b\u00edblico las narra como si de un coet\u00e1neo suyo se tratara: Dios cre\u00f3, sostiene y dirige el universo; Dios est\u00e1 presente, act\u00faa y gobierna la historia.
    \n 
    \nQue este Dios tenga \u201centra\u00f1as de misericordia\u201d (Lc 1,78)
    [4]<\/a> bien puede resumir lo esencial de la revelaci\u00f3n b\u00edblica: es el n\u00facleo b\u00e1sico de la historia de Israel y en el NT se convierte en un punto fundamental del evangelio. El Dios en el que crey\u00f3 Israel, el Dios que anunci\u00f3 Jes\u00fas de Nazaret es un Dios, si algo, \u201clento a la ira y rico en piedad\u201d (Ex 34,6; Nm 14,18; Sal 86,15; 103,8; 145,8; Jl 2,13; Jon 4,2).
    \n 
    \n1.1 Un Dios que se da a conocer salvando <\/strong>
    \n 
    \nLa experiencia de ese Dios fue fruto m\u00e1s de un proceso permanente, a veces doloroso, que consecuencia de una s\u00fabita desvelaci\u00f3n, m\u00e1s aprendizaje costoso que descubrimiento puntual: a Israel le llev\u00f3 algo m\u00e1s de ocho siglos para alcanzar el m\u00e1s estricto monote\u00edsmo, que logr\u00f3 en el primer juda\u00edsmo, habiendo partido de una convivencia pac\u00edfica con otros dioses en la \u00e9poca de los padres. Con todo, en tiempos de politeismo apenas discutido, el problema de Israel se centraba no tanto en creer en un solo Dios, sino en guardarle solo a \u00c9l fidelidad; fue la monolatr\u00eda, m\u00e1s que el monote\u00edsmo, lo que ocup\u00f3 por igual a Dios y a Israel durante su larga historia de aliados.
    \n 
    \nEl Israel b\u00edblico hab\u00eda nacido como pueblo al estrenar libertad crey\u00e9ndose que un Dios, el dios de los padres, le hab\u00eda salvado de la esclavitud de Egipto; ese Dios que le sac\u00f3 de tierra extra\u00f1a con la promesa de entregarle en propiedad una tierra buena, que mana leche y miel (Ex 3,8.17; Nm 14,8), ese Dios que le obligar\u00eda a entrar en un desierto para d\u00e1rsele a conocer como compa\u00f1ero y aliado (Ex 13,18; Dt 1,31; 8,15-16), ese Dios que hab\u00eda creado la tierra que Israel encontr\u00f3 cultivada cuando se posesion\u00f3 de ella era \u00fanico que le hab\u00eda elegido y salvado (Dt 13,16-27; 31,20-21), porque hab\u00eda visto la aflicci\u00f3n, escuchado el clamor y conocido las angustias de su pueblo (Ex 3,6-7), es un Dios que se revela porque piensa salvar y salva porque se compadece. La compasi\u00f3n de Dios es el motivo de su desvelaci\u00f3n-salvaci\u00f3n.
    \n 
    \nEl hombre antiguo no conoc\u00eda el ate\u00edsmo, m\u00e1s bien era el monote\u00edsmo \u2013 o mejor la monolatr\u00eda \u2013 su problema. El Dios propio, raramente uno, conviv\u00eda en paz con los dioses de los dem\u00e1s la mayor de las veces. En la misma Biblia hay pruebas suficientes de que el monote\u00edsmo fue durante mucho tiempo fe minoritaria: Yahv\u00e9 tuvo que competir con otros dioses (2 Re 17,7-18; 18,4; 21,1-16) populares entre la poblaci\u00f3n.
    \n 
    \n1.2 Un Dios celoso de s\u00ed y de los suyos<\/strong>
    \n 
    \nPero la fe proclamada no siempre logra convertirse en experiencia vivida: aunque para Israel su Dios sea uno, \u00fanico, exclusivo (Ex 20,2-6; Dt 5,6-10; 6,4-9), su historia es la cr\u00f3nica de un constante, y repetido, alejamiento de ese Dios suplantado por dioses menos exigentes y m\u00e1s manejables (Jue 2,11-19; 3,7-11; 10,6-16; 2 Re 17,18; Os 7,16; 8,11). Y la misma Biblia conserva el relato apasionado de esa lucha de Dios contra los baales cananeos por mantener primac\u00eda y exclusividad (Dt 6,4).
    \n 
    \nEs precisamente en esa lucha por la supremac\u00eda cultual que el Dios de Israel manifiesta su celo por ser reconocido en exclusiva Dios del pueblo que \u00c9l se eligi\u00f3 (Dt 4,32-33): el celo lo define, es su nombre (cf. Ex 34, 14; 20,5; Dt 4,24; 5,9; 6,15; 9,7-10,11); otros pueblos pueden seguir otros dioses, no as\u00ed Israel (Miq 4,5), que no debe confundir a Dios con sus creaturas (Dt 4,19; Is 45,7), que a \u00c9l pertenecen (Dt 10,14).
    \n 
    \nHa sido salvando, precisamente, que se ha identificado (Dios de los padres<\/em>: Ex 3,1-6; 6,2-9), que se ha dado un nombre (Ex 3,12-14) y se ha adquirido un pueblo, eligi\u00e9ndolo como hijo primog\u00e9nito (Ex 4,22-23); Israel le debe amor total (Dt 10,12-13), porque, habi\u00e9ndolo elegido para ser salvado, lo ha conocido personalmente. El Dios de Israel es uno; es s\u00f3lo \u00c9l es el Dios, que lo sac\u00f3 de Egipto (Ex 20,2; Dt 5,6); a \u00c9l se debe con todo su coraz\u00f3n (Dt 6,5): supervivencia y prosperidad depender\u00e1n de su fidelidad (Dt 31,15-20). Si Dios reivindica Israel en exclusividad es porque s\u00f3lo a \u00e9l ha salvado (Is 44,24-28; Is 45,15.17.21): Israel no tiene enemigos a los que temer, pues de ellos le salva Dios, ni ha de tener otros dioses a quienes servir (Is 45,14-25): su Dios no le permite alternativa (Is 45,5).
    \n 
    \n1.3 Las dos caras del celo divino<\/strong>
    \n 
    \nBenevolencia e ira, misericordia y juicio, son las dos caras de la siempre apasionada relaci\u00f3n de Dios con su pueblo: la primera es la reacci\u00f3n inmediata, natural, en Dios; la segunda emerge, cuando su voluntad no es bienvenida o es rechazada. Ambas, ira o misericordia delatan que Dios no es indiferente al mal, ni impasible; pero airado, Dios es lento; enamorado, sobreabundante y gratuito (cf. Sal 103,8; Is 54,8).
    \n 
    \nAunque la historia de Israel ser\u00e1 la de la infidelidad (Os 9-11), Dios no destruye (Os 11,9; cf. 2 Sam 24,14); por m\u00e1s que jure vengarse o piense incluso en desdecirse y deshacerse de Israel, su pueblo (Ex 32,12), Dios siempre termina por recuperarse a s\u00ed mismo recuperando la compasi\u00f3n por los suyos (Sal 85,3). Siempre es precedido el castigo por la advertencia y la misericordia ofrecida (Am 4,1-12; 5,4-7.15; 7,8; 8,2; Is 5,25; 9,11.16.20; 10,4; 14,32; 28,16-17; 30,18; Ez 20,5-26), de forma que cuando la perdici\u00f3n parece irremontable, Dios se presenta como recreador de nuevo (Jr 31,31-34; Is 65,16-25; Ex 36,24-32).
    \n 
    \nEl Dios de Mois\u00e9s (Ex 34,6-7), el Dios de la piedad s\u00e1lmica es el Dios del amor gratuito y permanente (Sal 103,10; 130,3; Ex 34,6-7cf. Sal 59,11.17.18; 89,2.3.15.25.29.34.50; 106.1.7.45; 107,1.8.21.31; 118,1-4.29; 119,41.64.76.88.124.149.159; 136): escucha la voz del necesitado (Sal 6,8-10; 17,6; 28,6; 66,19-20) y se manifiesta compasivo salv\u00e1ndole de su necesidad (Ex 33,19; Is 63,10). Y es que Dios no resiste, sin alterarse, ver a los suyos sufriendo (Ex 3,7-10; Lc 1,76-78), ni sufre, impasible, que los suyos lo abandonen (Ex 32,7-10); el malestar de su pueblo lo conmueve entra\u00f1ablemente (Is 63,14-15; cf. Gn 43,30), y se siente \u00c9l molesto cuando los suyos no responden a sus desvelos (Is 65,1-7).
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Las entra\u00f1as de Dios, lugar y definici\u00f3n de su misericordia <\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nEntra\u00f1a es el nombre de la misericordia divina (Sal 119,156; 103,13), en hebreo, rahamin, <\/em>que es un plural intensivo de rehem<\/em>, vientre materno, \u00fatero, v\u00edsceras (Jr 1,5). Un 80% de las usos de la ra\u00edz b\u00edblica rhm<\/em> tiene a Dios como sujeto y est\u00e1 en estrecha relaci\u00f3n con el acontecimiento salv\u00edfico de la alianza; el adjetivo rahum <\/em>califica exclusivamente a Dios.
      \n 
      \n2.1 Misericordia como ternura<\/strong>
      \n 
      \nMientras que en griego, y en general en las lenguas romances, el sentido de misericordia remite m\u00e1s bien al \u00e1mbito de lo sicol\u00f3gico, de lo individual, en la mentalidad b\u00edblica el concepto tiene que ver m\u00e1s con lo comunitario, expresa una realidad interpersonal. En el vocabulario hebreo, entre los t\u00e9rminos que expresan una relaci\u00f3n interpersonal como amor (ahabah<\/em>), benevolencia (hesed<\/em>), fidelidad (emunah<\/em>), firmeza (emet<\/em>), misericordia (rahamin<\/em>) ocupa un lugar aparte; es el \u00fanico que define la relaci\u00f3n a partir del sentimiento interior que est\u00e1 a la base y es su fuente, y que sugiere una gran implicaci\u00f3n emotiva: lo mismo es el amor materno que vincula estrechamente \u2013 \u00a1por las entra\u00f1as! \u2013 una madre con su hijo, que es esa misericordia que reestablece un v\u00ednculo a\u00fan mayor que el nacido de la sangre.
      \n 
      \nNo resulta, pues, f\u00e1cil encontrar una traducci\u00f3n ajustada: el uso normal de nuestros conceptos de misericordia<\/em>, en cuanto compasi\u00f3n o<\/em> piedad<\/em>, apuntan hacia un sufrimiento de otra persona, por m\u00ed reconocido y compartido, que el t\u00e9rmino b\u00edblico incluye pero en el que no se agota. Piedad<\/em> ser\u00eda la emoci\u00f3n que surge del contacto con la desgracia que sobreviene a alguien sin justificaci\u00f3n ni merecimiento; lo contrario a sentir envidia ante la buena fortuna. Compasi\u00f3n<\/em>, en cambio, es el sentimiento que lleva a conmoverse ante el espect\u00e1culo del sufrimiento del otro y que se apiada de quien no merece su mal; la compasi\u00f3n nace no la percepci\u00f3n objetiva del sufrimiento del pr\u00f3jimo sino de la valoraci\u00f3n que ese dolor no es justo, es inmerecido
      [5]<\/a> Ternura<\/em> es, probablemente, el significado que mejor expresa el calor y la intimidad propias de ese sentimiento entra\u00f1able que la misericordia b\u00edblica (1 Re 8,50; Is 49,14-15; 54,10; 66,13; Sal 25,16; 106,46).
      \n 
      \nLos antiguos localizaban los sentimientos en las entra\u00f1as porque eran la parte m\u00e1s interna y oculta, la m\u00e1s c\u00e1lida y blanda. Los griegos ve\u00edan las v\u00edsceras como el lugar de la pasi\u00f3n violenta, fuera amor u odio. El vientre era para los hebreos el centro de la ternura, piedad y benevolencia; pod\u00eda albergar otras intensas emociones, como el sufrimiento (Job 30,27; Sal 31,10), la alegr\u00eda (Prov 23,16), el miedo y la angustia (Is 15,4; Lam 1,20); ser\u00eda lo m\u00e1s cercano a lo que para nosotros hoy, en lenguaje com\u00fan, llamamos \u2018el coraz\u00f3n\u2019.
      \n 
      \nLas entra\u00f1as designan el lugar corporal donde se sit\u00faa el instinto materno (1 Re 3,26), esa experiencia de profunda resonancia afectiva, donde siente una madre su visceral relaci\u00f3n con el hijo de su vientre (Is 49,15), de un padre por el grito de su hijo malherido (Eclo 30,7). Puede denotar la profonda conmoci\u00f3n de alguien por su hermano de sangre, (Gn 43,30; Am 1,11), la emoci\u00f3n de la enamorada (Cant 5,4), lo mismo que cuanto Dios siente por sus creaturas (Sal 25,6; 116,5).
      \n 
      \nPuesto que en Dios se da una plenitud de vida, la capacidad de generarla por antonomasia (Sap 11,23-24), Israel puede considerarlo padre (Os 11,1; Is 1,2; 63,16; Jr 31,9) y madre (Is 42,14; Jr 31,20). Cual padre, intenta recuperar a su hijo colm\u00e1ndolo de atenciones y lleno de preocupaci\u00f3n (Sal 103,13; Is 63,15-16), \u201ccon cuerdas de ternura, con lazos de amor lo(s) atra\u00eda, fui como quien alza un ni\u00f1o hasta sus mejillas y se inclina hasta \u00e9l para darle de comer\u201d (Os 11,4); el pensamiento solo de abandonar a su hijo Israel \u201cle da un vuelco al coraz\u00f3n y sus entra\u00f1as se estremecen<\/em>\u201d (Os 11,8). Como esposo enamorado (Os 2,21), llega a jurarle amor eterno (Is 54,4-10): \u201ccon amor eterno te amo y por eso te mantengo mi favor\u201d (Jr 31,3). Como madre, Dios consuela (Is 66,13), es incapaz de olvido (Is 49,15), tiende siempre a cobijar y proteger (cf. Lc 13,34), a amar m\u00e1s que la propia madre (Eclo 4,10); prueba tan profunda conmoci\u00f3n que se llena de ternura por su hijo predilecto, incluso cuando lo amenaza: \u201csiempre que hablo contra \u00e9l, lo recuerdo a\u00fan m\u00e1s; por eso mis entra\u00f1as se conmueven<\/em> por \u00e9l, cierto que tendr\u00e9 de \u00e9l misericordia\u201d (Jr 31,20; cf. Is 63,15-16).
      \n 
      \n2.2 Ternura que se realiza como salvaci\u00f3n<\/strong>
      \n 
      \nEn el lenguaje corriente, misericordia (cor miser<\/em>, coraz\u00f3n que se apena con) incluye la compasi\u00f3n (Sal 106,45), afectaci\u00f3n por la miseria de otro, e perd\u00f3n (Dn 9,9), disponibilidad al olvido de la afrenta o de la responsabilidad. En el lenguaje b\u00edblico, lo sustantivo en el concepto b\u00edblico de ternura es la afectaci\u00f3n interna, visceral, de alguien por otro que le pertenece muy estrechamente, la entra\u00f1able conmoci\u00f3n interior que se traduce en gestos concretos de bondad por quien, padeciendo extrav\u00edo o malestar, precisa de compasi\u00f3n concreta, de benevolencia (cf Is 63,7).
      \n 
      \nLa actuaci\u00f3n compasiva, que alcanza a quien nos pertenece o a quien pertenecemos, es la cara visible de la intensa conmoci\u00f3n, sentida en la propia entra\u00f1a, que nos afecta ante la desgracia del necesitado. Misericordia es siempre afectaci\u00f3n interior, fidelidad visceral, lealtad entra\u00f1able (1 Re 3,26), una profunda conmoci\u00f3n que tiene su sede en las entra\u00f1as de un padre (Jr 31,9.20; Sal 103,13), de una madre que se acuerda del hijo de su vientre (Is 49,15; 63,13), de un hermano que llora emocionado (Gn 43,30), de un ciego enamorado (Is 54,6-7). Como el vientre (rehem<\/em>), la compasi\u00f3n divina (rahamin<\/em>) es productora de vida, la cobija y la alimenta, la restaura y la asegura. Sugerida queda en el concepto una vinculaci\u00f3n entre la entra\u00f1a materna y el hijo entra\u00f1able o entre quienes han salido del mismo vientre: tal es la manera que Israel se imagina la misercordia de su Dios con \u00e9l.
      \n 
      \nEn esta concepci\u00f3n de afecto visceral, entra\u00f1able compasi\u00f3n, se apoya los antropomorfismos sobre la misericordia divina (Is 63,15; Jr 31,20), que presentan a Dios como lleno de ternura por su pueblo (Dt 13,18; 2 Sam 24,14; Is 54,7; 63,7.15; Jr 16,19; Os 2,21; Zac 7,9; Sal 40,10; 79,8). Dios manifiesta su ternura con ocasi\u00f3n de la miseria humana, no puede soportar ver en la miseria a los suyos, contemplar la desgracia de lo que le pertenece (Ex 3,7.16). La misericordia de Dios no es beneficencia sensiblera con los pobres, ni compasi\u00f3n altruista con todo el que sufra; es ternura que elige aquel con quien quiere mostrarse tierno: \u201cYo protejo \u2013 declara abiertamente a Mois\u00e9s \u2013 a quien quiero y tengo compasi\u00f3n de quien me place\u201d (Ex 33,19). Dios se dej\u00f3 afectar entra\u00f1ablemente por la suerte de un solo pueblo, su elegido, Israel, y ello a pesar de su frecuente deslealtad (Ex 33,19; Is 63,9). Y fue as\u00ed que sali\u00f3 del anonimato y se dio a conocer (Ex 3,6-14; 6,2-8).
      \n 
      \nCuando Dios es piadoso y compasivo, lo mismo que cuando (no) lo es el pueblo, la insistencia no cae sobre el sentimiento b\u00e1sico que tiene quien es benevolente, sino sobre las actuaciones que manifiestan su bien hacer. Siendo tierno, Dios no es d\u00e9bil; ni se debilita refugi\u00e1ndose en un estado de sensibler\u00eda ineficaz, ni debilita a los que compadece; pues es su ternura la que pone en movimiento su potente actuaci\u00f3n salv\u00edfica: Dios muestra su misericordia, al recordarse de su alianza, y visita a su pueblo llevado por su entra\u00f1able misericordia (cf. Lc 1,72.78). Y es que ejercer benevolencia es praxis propia de aliados, solidarios como se han comprometido a ser para hacerse el bien que se deben.
      \n 
      \nLa alianza puede cerrarse entre iguales y entre desiguales; en ambos casos, uno queda comprometido a favor del otro: lealtad entre iguales, compasi\u00f3n, entre desiguales. La lealtad de Dios, superior como aliado que permanece fiel, es siempre gracia; Israel puede siempre esperar esa gracia, aunque le conste su deslealtad (Ex 34,9; Num 14,19; Jr 3,13); Dios, en cambio, \u2018recuerda\u2019 su alianza, no olvida su compromiso con el pueblo y realiza su misericordia visitando a su pueblo (Lc 1,68.72; cf. 1,50.54.58): ese recuerdo \u2013 misericordia eficaz – es \u2018entra\u00f1able\u2019 (Lc 1,78). Es el estado de necesidad, por limitaci\u00f3n natural (enfermedad o mal) o por infidelidad consciente (pecado y malicia) lo que mueve a Dios a actuar a favor de aquel que considere suyo.
      \n 
      \nPero m\u00e1s esclarecedora que la etimolog\u00eda del t\u00e9rmino resulta la narraci\u00f3n de la experiencia religiosa del pueblo elegido: en una historia religiosa en que la infidelidad fue la respuesta del pueblo a su Dios, la constante benevolencia de Dios adquiri\u00f3 el aspecto de perseverante ternura, siempre fiel a s\u00ed misma, siempre sobreabundante (Sal 19,156). Puesto al l\u00edmite por la rebeld\u00eda de su pueblo, Dios nunca \u201cdespert\u00f3 todo su enojo\u201d (Sal 78,38). La ternura en Dios vence siempre la ira, que le provoca un pueblo \u201caferrado a su infidelidad\u201d (Os 11,7), sea que \u00c9l, estremecido, recuerde su alianza (Os 11,7-9: \u201c\u00bfAcaso puedo abandonarte, Israel?.. Mi coraz\u00f3n me da un vuelco, todas mis entra\u00f1as se estremecen. No dejar\u00e9 correr el ardor de mi ira, no volver\u00e9 a destruir a Efra\u00edn, porque yo soy Dios, no un hombre.. y no me complazco en destruir\u201d), sea que alguien le conmueva, record\u00e1ndole sus promesas (Ex 32,13), su celo y ternura (Is 63,151-6), y haci\u00e9ndole caer en la cuenta de que \u201cesa naci\u00f3n es tu pueblo\u201d (Ex 33,13), logre que Dios \u201cse arrepienta de haber querido hacer el mal a su pueblo\u201d (Ex 32,12.14). Su amor \u2013 jura despu\u00e9s de haber sido repetidamente traicionado \u2013 no cambiar\u00e1 de amado, \u201caunque los montes cambien de lugar y se desmoronen las colinas\u201d (Is 54,10); y si por un breve momento abandon\u00f3 a \u201cla esposa de su juventud\u201d, Dios la recuperar\u00e1 acos\u00e1ndola con inmensa ternura, porque su cari\u00f1o por ella es eterno (Is 54,6-8; Jr 31,3).
      \n 
      \nEn Dios, pues, la ternura es un sentir \u00edntimo, un profundo quedar afectado, un verse implicado en las desventuras de su pueblo. Ese \u2018pasi\u00f3n\u2019 divina no es merecida por su beneficiario, aunque su estado de necesidad la haya provocado; ser\u00e1 siempre don y expresi\u00f3n de la conmiseraci\u00f3n divina. Sus refractarios no tienen nada que objetar, porque el sentimiento no es suyo, nace en las entra\u00f1as de Dios; al final termina por imponerse como perd\u00f3n paciente y comprensi\u00f3n sin l\u00edmites. Est\u00e1 en la naturaleza del Dios b\u00edblico enternecerse ante la necesidad de quien ama y amar a quien le necesita. Ser tierno y compasivo es \u201cuna cualidad constitutiva e irrenunciable de su ser y de su actuar (Dt 4,31; Sal 78,38; Eclo 50,19)\u201d.
      [6]<\/a>
      \n <\/p>\n

        \n
      1. Jes\u00fas de Nazaret, icono de la ternura de Dios<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nEl coraz\u00f3n del mensaje del NT es la proclamaci\u00f3n de la actuaci\u00f3n de Dios en Jes\u00fas, una afirmaci\u00f3n en la que Dios es claramente el protagonista, si no \u00fanico, s\u00ed principal: Dios, \u201cel Dios de nuestros padres, ha manifestado la gloria de su siervo Jes\u00fas… Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo ha resucitado de entre los muertos\u201d (Hch 3,13.15). Con todo, a partir de la experiencia pascual la fe en el Dios que resucit\u00f3 a Jes\u00fas desliza su centro de inter\u00e9s del sujeto (Dios) al objeto (Jes\u00fas) y en \u00e9l se fija: \u201cDios ha hecho Se\u00f1or y Mes\u00edas a este Jes\u00fas\u201d, \u201cy de ello somos testigos todos nosotros\u201d (Hch 2,36.32).
        \n 
        \nMientras el testimonio apost\u00f3lico, despu\u00e9s de Pascua, tendr\u00e1 la proclamaci\u00f3n del Se\u00f1or Jes\u00fas como tema y motivo predominante, la predicaci\u00f3n de Jes\u00fas de Nazaret, seg\u00fan ha quedado registrada en la tradici\u00f3n evang\u00e9lica, sigue siendo todav\u00eda, y fundamentalmente solo, teol\u00f3gica: tiene a Dios y su reino por venir como motivo central (Mc 1,14-15). El Dios al que Jes\u00fas anuncia sigue siendo tierno cuando salva (Mt 18,27; Lc 15,20), y Jes\u00fas, su mensajero, compasivo al proclamarlo: la compasi\u00f3n personal del mensajero es implicaci\u00f3n cordial en la situaci\u00f3n de sus oyentes, una simpat\u00eda que manifiesta la invisible ternura del Dios que viene a los que m\u00e1s lo necesitan: publicanos (Mc 2,13-17; Lc 15,1) y prostitutas (Mt 21,31), enfermos (Mt 4,23-24; 9,35-36; 14,35-36) y endemoniados (Mt 8,16.28-34), ciegos (Mt 9,27-31; 20,29-34) y leprosos (Mt 8,1-4), mujeres (Mt 9,21-28) y extranjeros (Mc 7,24-30; Jn 4,1-42), viudas (Lc 7,11-17) y ni\u00f1os (Mc 5,21-23.34-43; 15,15-20), pobres y ricos (Lc 19,1-10).
        \n 
        \n3.1 Compasivo en obras <\/strong>
        \n 
        \nLa tradici\u00f3n evang\u00e9lica presenta a menudo a Jes\u00fas conmovido por la necesidad ajena, y para expresarlo recurre al t\u00e9rmino splagchn\u00edzomai<\/em>, forma verbal de splagchna, <\/em>entra\u00f1as (Hch 1,18; Col 3,12; 1 Jn 3,17), afecto entra\u00f1able (2 Cor 7,15; Flp 1,8), coraz\u00f3n o vida propia (Fil 2,1; Flm 1,7.12.20).
        \n 
        \nCon excepci\u00f3n de las tres veces que Jes\u00fas utiliza el verbo en sus par\u00e1bolas (Mt 18,27; Lc 10,33; 15,20), el sujeto de ese movimiento de profunda ternura es siempre Jes\u00fas; la conmoci\u00f3n da raz\u00f3n de la actividad taumat\u00fargica, sea porque le basta a Jes\u00fas contemplar el mal para, enternecido, sanar (Mc 1,41; Lc 7,13), sea porque se le recuerda su capacidad de ternura para pedir la curaci\u00f3n (Mc 9,22). El verbo describe la emoci\u00f3n profunda, tan conmovedora como para desestabilizar visiblemente a quien la siente (Mt 9,36; 14,14; Lc 7,13; 10,33) y que es producida por una desgracia objetiva y evidente (Mt 15,32; 18,27; 20,34; Mc 1,41; 8,2; 19,22). Reaccionar enternecido no se debilidad, pues la profunda afectaci\u00f3n no muere en s\u00ed misma, antecede siempre la actuaci\u00f3n milagrosa; el milagro es consecuencia tanto, o m\u00e1s, de la compasi\u00f3n de Jes\u00fas, que de la necesidad del enfermo, quien no siempre ha pedido la misericordia que obtiene (Mt 14,14). Representante de Dios, Jes\u00fas, no s\u00f3lo lucha contra el mal en el hombre, se siente por \u00e9l tocado en lo m\u00e1s profundo de s\u00ed: el mal que encuentra dominante le llega primero, dir\u00edamos hoy, al alma (Mt 9,36; 14,14; 15,32; 20,34; Lc 7,13).
        \n 
        \nAnunciando el reino, Jes\u00fas se topa con gente necesitada, cuya situaci\u00f3n lo conmueve profundamente (Mt 14,14) sea por el mal que domina a algunos (Mc 1,41: lepra; Mt 20,34: ceguera; Lc 7,13: muerte), sea por la lastimosa situaci\u00f3n de la mayor\u00eda (Mt 9,36: su cansancio y abatimiento; Mt 15,32\/Mc 8,2: el hambre de tres d\u00edas; Mc 6,34: andar como ovejas sin pastor). En Jes\u00fas oyen (Lc 15,20; Mt 18,17) y ven que Dios tiene un coraz\u00f3n apasionado y compasivo (Mc 5,19; Lc 16,24).
        \n 
        \nEn su palabra, la gente puede escuchar el compromiso de un Dios que est\u00e1 por venir a salvarlos (Mc 1,14-15); en su actuaci\u00f3n compasiva descubre el pueblo el inicio de esa voluntad de cercan\u00eda de Dios y son muchos quienes se acercan a \u00e9l pidiendo misericordia (Mt 9,27; 15,22; 17,15; 20,30-31; Mc 10,47; Lc 17,13; 18,38-39); en su implicaci\u00f3n afectiva (Mt 9,36; 14,14; 15,32; 20,34; Mc 1,41; 6,34; 8,2; 9,22; Lc 7,13), los necesitados pueden sentirse acompa\u00f1ados por un Dios al que no resulta desconocido el dolor humano.
        \n 
        \nQue Jes\u00fas pueda sanar<\/em> del mal es consecuencia, y prueba, de que puede sentirlo<\/em>: salva del mal porque lo padece cuando lo descubre; salva al que lo padece, porque se compadece, del ciego (Mt 20,34), del leproso (Mc 1,41), del muerto (Lc 7,13), del epil\u00e9ptico (Mc 9,22), del hambriento (Mt 15,32; Mc 8,2). En Jes\u00fas compasi\u00f3n es mirar la desgracia del otro como propria, apropiarse su dolor y dejarse afectar por \u00e9l
        [7]<\/a>; una persona compasiva no huye ante el dolor ajeno, se deja herir por \u00e9l (Lc 10,37) y lo padece con quien lo est\u00e1 padeciendo (Mt 18,27; 16,24).
        \n 
        \n3.2 … y en palabras<\/strong>
        \n 
        \nRevelador de la ternura divina, porque la act\u00faa, Jes\u00fas habla, en cambio, escasamente sobre ella, y s\u00f3lo en par\u00e1bolas, es decir, de modo indirecto.
        \n 
        \nEn dos de ellas (Mt 18,23-25; Lc 15,11-32) recurre al t\u00e9rmino propio de la misericordia entra\u00f1able (splagchnizomai<\/em>) para se\u00f1alar, en sendos momentos decisivos de la narraci\u00f3n, una profunda conmoci\u00f3n, compasi\u00f3n con el subordinado (Mt 18,27), amor paterno (Lc 15,20), en el protagonista que representa a Dios. En ambos casos, un movimiento de ternura precede y provoca la decisi\u00f3n de perdonar, el rey, una inmensa deuda a su insolvente criado (Mt 18,24-25), el padre, un grave pecado a su hijo menor (Lc 15,18-19); en ambos casos, rey o padre reaccionan como har\u00eda el amor entra\u00f1able de Dios, que se compadecen sin que se de ellos se esperara tal reacci\u00f3n, pero obligan a ser compasivos a quien ha obtenido compasi\u00f3n: el rey espera que condone deudas quien ha obtenido ser condonado (Mt 18,33); el padre ruega al hermano mayor que retorne a la vida com\u00fan como lo ha hecho el hijo peque\u00f1o (Lc 15,24.32).
        \n 
        \nSin duda as\u00ed queda en evidencia lo m\u00e1s caracter\u00edstico del concepto de ternura divina en el NT: un Dios entra\u00f1able, que se conmueve cuando perdona y quiere a los suyos, pide de ellos que perdonen y amen entra\u00f1ablemente a sus pr\u00f3jimos. El Dios de Jes\u00fas exige misericordia a quien la ha recibido, y exige que se conceda gratias, como fue otorgada. Y es que \u201cno se puede recibir el amor sin hacerse su disc\u00edpulo\u201d
        [8]<\/a>. Que haya que ser compasivo, sin sacar otro beneficio que el de beneficiar al pr\u00f3jimo necesitado, hace imperativa la misericordia gratuita, so pena de perderla una vez obtenida. El Dios entra\u00f1ablemente misericorioso ni es un Dios blando, ni es est\u00fapido: exige lo que ha dado, impone llegar a ser como El es, santo (Lev 19,2), perfecto (Mt 5,48), compasivo (Lc 6,36). La motivaci\u00f3n de la misericordia fraterna es la imitaci\u00f3n de Dios, la apropiaci\u00f3n de su paternidad (Mt 5,45) lo que pone el acento en la interioridad, sinceridad afectuosa, del perd\u00f3n. Hay que tener un coraz\u00f3n perdonado para perdonar; la misericordia no nace del coraz\u00f3n del hombre, pero el coraz\u00f3n del hombre puede recibirla y, si la recibe, ha de darla.
        \n 
        \nDe hecho, en la par\u00e1bola de Mt 18 Jes\u00fas llega a decir que el Dios tierno est\u00e1 dispuesto a retirar su ternura y recuperar su enojo, si el vasallo perdonado no aprende a condonar a sus deudos (Mt 18,33). En materia de perd\u00f3n, al final Dios se comportar\u00e1 seg\u00fan haya sido nuestro comportamiento: la mejor manera de asegurar el perd\u00f3n de Dios es darlo al pr\u00f3jimo (Mt 18,35; 6,12). Es m\u00e1s a\u00fan, seg\u00fan explica Jes\u00fas en Lc 15, tan a gusto se siente el Dios perdonando entra\u00f1ablemente a sus hijos que se arriesga a perder a quien no lo siga en la misericordia: el hijo mayor, fiel donde los haya (Lc 15,29-30), no particip\u00f3 en la fiesta familiar porque no quiso compartir la alegr\u00eda del perd\u00f3n de su padre. Como al padre de la par\u00e1bola, el Dios de Jes\u00fas con tal de no dejar de perdonar, no perdona que su amor no convierta al perd\u00f3n a quienes de \u00e9l han usufructuado. Porque Dios tiene entra\u00f1as de misericordia, quiere de los suyos \u201cmisericordia y no sacrificios\u201d (Mt 9,13; 12,7; cf. Os 6,6); los creyentes han de ser a imagen de su Dios, signos vivientes de su ternura.
        \n 
        \nLa mejor confirmaci\u00f3n de cuanto se acaba de afirmar est\u00e1 en Lc 10,33, donde aparece por tercera vez, y \u00faltima, en el NT el verbo splagchnizomai<\/em>. Es tambi\u00e9n la \u00fanica en la que la conmoci\u00f3n interior no alude, ni siquiera indirectamente, al proceder de Dios. Aplicado al samaritano de la par\u00e1bola, manifiesta una conmiseraci\u00f3n verdaderamente eficaz \u2013 aut\u00e9ntica \u2018imaginaci\u00f3n de la caridad\u2019
        [9]<\/a> \u2013 que lleva a poner todos los medios posibles con tal de salvar al necesitado que ha encontrado casualmente en su camino (Lc 10,33.37). A quienes pasaron antes que \u00e9l, no les conmovi\u00f3 ver un hombre medio muerto; por eso, pasaron de largo (Lc 10,31.32): a ellos los ocupaba el culto a Dios, por \u00e9l quedan definidos en la narraci\u00f3n, a \u00e9l se deben (Lc 10,31-32). El samaritano, porque sinti\u00f3 pena, se acerc\u00f3 al malherido, vend\u00f3 y cur\u00f3 las heridas, lo llev\u00f3 al mes\u00f3n y cuid\u00f3 de \u00e9l, y, cuando no pudo hacerlo personalmente, dej\u00f3 pagados los servicios (Lc 10,34-35): estas acciones, que manifiestan con eficacia el poder del sentimiento, convirtieron al extranjero en pr\u00f3jimo. La conmoci\u00f3n ante el dolor ajeno hace hermano al desconocido. Al final de la par\u00e1bola, Jes\u00fas impondr\u00e1 esta entra\u00f1able y eficaz conmiseraci\u00f3n, como norma del hacer del disc\u00edpulo (Lc 10,37); el sentimiento interior no basta, si no produce una actuaci\u00f3n en pro del projimo: sentirse mal ante el mal no sirve si no provoca a hacer el bien[10]<\/a>.
        \n 
        \nLa caridad supone y requiere ternura, aunque no se reduzca a ella; el sentimiento, la afectaci\u00f3n no es necesaria para amar en cristiano; s\u00f3lo ama como Cristo, quien como \u00c9l da la vida (Jn 15,13). Con todo, la ternura es el coraz\u00f3n de la caridad, a\u00f1ade al amor la dimensi\u00f3n personal, la implicaci\u00f3n emotiva, la tensi\u00f3n a hacerse don para el otro, a interesarse por su suerte y participar en ella; a\u00f1ade, sobre todo, que quien ama tiernamente se semeja a Dios (Lc 6,36).
        \n <\/p>\n

          \n
        1. Un Dios muy humano<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nEl sentimiento de ternura entra\u00f1able, que define la actuaci\u00f3n \u2013 y por tanto el ser \u2013 del Dios b\u00edblico, incluye tres contenidos de fondo: la piedad<\/em>, benevolencia eficaz, misericordia gratuita, ayuda desinteresada, perd\u00f3n concedido; la dilecci\u00f3n, <\/em>capacidad para simpatizar y quedar afectado por el otro, \u00edntima conmoci\u00f3n que se vierte fuera de uno, disponibilidad para donarse o acoger, para condividir y solidarizarse; la debilidad<\/em>, ese dejarse herir por la necesidad o la pobreza del otro, la compasi\u00f3n que nace en el propio interior y que all\u00ed resta, como motor de la dilecci\u00f3n y como causa de la piedad.
          \n 
          \nSe ha dicho que la preocupaci\u00f3n por el otro, su cuidado y las atenciones que nos merece (Sorge<\/em>), y la voluntad de hac\u00e9rsele cercano, y encargarse de su penosa situaci\u00f3n (F\u00fcrsorge<\/em>) son los datos constitutivos de nuestro ser en el mundo (Dasein<\/em>).
          [11]<\/a>. Se ha dicho tambi\u00e9n que el grado de sensibilidad que tengamos para advertir y compadecer los sufrimientos de los dem\u00e1s mide el grado de nuestra propia humanidad[12]<\/a>.
          \n 
          \nPues bien, esa voluntad de cercan\u00eda a la necesidad del hombre, que nos hace humanos, y tanta como para sentirla en las propias entra\u00f1as, la tuvo el Dios de Israel y de ese Dios tierno nos habl\u00f3 Jes\u00fas. Dios siente estremecimiento al ver la desgracia de la humanidad; y al no poder soportarla, la padece con quien la sufre, \u201ca causa de su entra\u00f1able misericordia\u201d (Lc 1,78). El Dios b\u00edblico es ese Dios que \u201cse emociona\u201d salv\u00e1ndose, se interesa, porf\u00eda, lucha, se vuelve celoso, vengativo incluso, no deja solos a los suyos ni de d\u00eda ni de noche, vela mientras duermen, los defiende y alimenta, hasta que, rendidos a su amor, los convierte en aliados. El Dios cristiano es un Dios muy humano, \u201ca causa de su entra\u00f1able misericordia\u201d (Lc 1,78).
          \n <\/p>\n

          Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9<\/p>\n

          estudios@misionjoven.org<\/p>\n

           
          \n
          [1]<\/a> H. B\u00f6ll, Lettera a un giovane cat\u00f3lico, <\/em>Vicenza 1968, 54.
          \n
          [2]<\/a> \u201cAlcuni pensano che la tenerezza sia un sentimento marginale della personalit\u00e0. Appartiene invece al nostro stesso essere: la sua assenza \u00e8 il segno di una natura incompleta. \u00c8 questa la ragione per cui chi non la possiede, cerca almeno di averne dei surrogati\u201d (M. Canciani, La tenerezza<\/em>, Roma 1993, 15).
          \n
          [3]<\/a> A. Heschel, Il messaggio dei profeti, <\/em>Roma: Borla, 1981, 9.
          \n
          [4]<\/a> En la f\u00f3rmula lucana \u2018entra\u00f1as de misericordia\u2019<\/em>, el genitivo es de cualidad. El sentido ser\u00eda: Dios tiene entra\u00f1as que se conmueven a piedad, su conmiseraci\u00f3n es visceral, entra\u00f1able; se enternece profundamente cuando<\/em> se compadece.
          \n
          [5]<\/a> Arist\u00f3teles, Po\u00e9tica<\/em> XIII 1453 a 4.
          \n
          [6]<\/a> C. Rocchetta, Teologia della Tenerezza. <\/em>Un \u2018vangelo\u2019 da riscoprire (Bolonia: EDB, 2000) 105.
          \n
          [7]<\/a> Cf. Tom\u00e1s de Aquino, Summa Theologica<\/em> II-II 30,2
          \n
          [8]<\/a> X. Quinz\u00e1 Lle\u00f3, \u201cEn las entra\u00f1as del coraz\u00f3n de Dios\u201d: Vida Nueva <\/em>2.421 (2004) 24.
          \n
          [9]<\/a> \u201cQue promueva no tanto y no s\u00f3lo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno\u201d (Juan Pablo II, Al comienzo del nuevo Milenio <\/em>50).
          \n
          [10]<\/a> \u201cEl significado verdadero y propio de la misericordia en el mundo no consiste \u00fanicamente en la mirada, aunque sea la m\u00e1s penetrante y compasiva, dirigida al mal moral, f\u00edsico o material: la misericordia se manifiesta en su aspecto verdadero y propio, cuando revalida, promueve y extrae el bien de todas las formas de mal <\/em>existentes en el mundo y en el hombre\u201d (Juan Pablo II, Dives in Misericordia <\/em>6).
          \n
          [11]<\/a> M. Heidegger, Sein und Zeit<\/em>, Frankfurt a.M. 1977, Vol I 6,41-42.
          \n
          [12]<\/a> A. Heschel, Chi \u00e8 l\u2019uomo?<\/em>, Milano 1976, 71-72.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

          Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9   Juan Jos\u00e9 Bartolom\u00e9 es profesor de Sagrada Escritura en el Instituto Superior de Teolog\u00eda D. Bosco (Madrid).   S\u00cdNTESIS DEL ARTICULO Intenta mostrar el autor que la recuperaci\u00f3n de la ternura de Dios, tema central y coraz\u00f3n del evangelio, puede contribuir a una aut\u00e9ntica recuperaci\u00f3n de la evangelizaci\u00f3n y del evangelizador. […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[923,541,94],"tags":[],"class_list":["post-9071","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-333","category-juan-jose-bartolome-lafuente","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9071","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9071"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9071\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9071"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9071"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9071"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}