{"id":9088,"date":"2004-09-01T00:00:09","date_gmt":"2004-08-31T22:00:09","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9088"},"modified":"2004-09-01T00:00:09","modified_gmt":"2004-08-31T22:00:09","slug":"formacion-al-servicio-de-la-evangelizacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/formacion-al-servicio-de-la-evangelizacion\/","title":{"rendered":"Formaci\u00f3n al servicio de la evangelizaci\u00f3n"},"content":{"rendered":"

Nadie forma a nadie.<\/em><\/p>\n

Nadie se forma a s\u00ed mismo.<\/em><\/p>\n

Nos formamos unos a otros en la convivencia.<\/em><\/p>\n

(P. Freire)<\/p>\n

\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Existe un acuerdo generalizado en la praxis pastoral sobre la necesidad y urgencia de formaci\u00f3n de todos los agentes de pastoral: animadores de grupos cristianos, catequistas, dirigentes de asociaciones y movimientos. Sin embargo, tal acuerdo es m\u00e1s d\u00e9bil cuando empezamos a hablar del tipo concreto de formaci\u00f3n que precisan. Unos dan mucha importancia a los objetivos y contenidos que se deben conseguir como preparaci\u00f3n para desempe\u00f1ar la acci\u00f3n pastoral; otros, a los estilo, a las condiciones espec\u00edficas, a las metodolog\u00edas.
\n 
\n\u00bfQu\u00e9 formaci\u00f3n?<\/strong>
\n\u00a0<\/strong>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Me parece necesario que, antes incluso de empe\u00f1arnos en la tarea formativa de nuestros agentes de pastoral, empecemos por reflexionar sobre el tipo de formaci\u00f3n necesaria. Creo que lo verdaderamente importante no est\u00e1 en los contenidos, ni en las condiciones requeridas, ni en las metodolog\u00edas. Todo ello habr\u00e1 que tenerlo en cuenta. Pero la verdadera formaci\u00f3n mira, m\u00e1s bien, a entrar en un proceso de madurez cristiana como tarea permanente y din\u00e1mica, en vistas a realizar la vocaci\u00f3n\/misi\u00f3n encomendada. En este quehacer, el verdadero protagonista de la formaci\u00f3n es el mismo agente; pero el proceso acontece solamente a trav\u00e9s de la experiencia en su realidad social y eclesial, en relaci\u00f3n con el ambiente y la cultura, con la indispensable colaboraci\u00f3n de \u201cformadores\u201d y de la propia comunidad de fe.
\n 
\nConviene resaltar que la formaci\u00f3n no es nunca algo est\u00e1tico, metas y condiciones que se alcanzan de una vez para siempre. Es necesario tener muy en cuenta el desarrollo de cada persona y situar el quehacer formativo, de forma din\u00e1mica, en la perspectiva de una respuesta continua, estimulada por la evoluci\u00f3n de cada uno, por las exigencias de la situaci\u00f3n y por las circunstancias que marcan la existencia.
\n 
\n\u00bfQu\u00e9 formadores?<\/strong>
\n 
\nEste tipo de formaci\u00f3n, apenas perge\u00f1ado, motiva tambi\u00e9n la superaci\u00f3n del perfil tradicional del formador de catequistas, dirigentes, animadores de grupos, de todos aquellos que englobamos como \u201cagentes de pastoral\u201d. Quiz\u00e1s el modelo tradicional privilegiaba el conocimiento y la ense\u00f1anza del mensaje cristiano, la organizaci\u00f3n y las metodolog\u00edas. Hoy resulta todav\u00eda m\u00e1s necesario que el conocimiento de los datos de la fe, el crecimiento y maduraci\u00f3n de una actitud global de fe, vivida en esperanza, con esp\u00edritu comunitario, con capacidad de discernimiento. Todo ello, traducido a la realidad concreta, comprende: asimilaci\u00f3n del esp\u00edritu de Cristo y de sus opciones b\u00e1sicas, inmersi\u00f3n en la vida social y eclesial, sensibilidad ante los signos de los tiempos, estar preparado para los cambios y saber cambiar, percibir la complejidad de la vida actual, estar siempre en camino y en proceso de conversi\u00f3n y de formaci\u00f3n.
\n 
\nM\u00e1s que maestros, los formadores son acompa\u00f1antes, que ayudan a quienes inician un ministerio eclesial a transformar la propia experiencia en experiencia de fe, a madurar actitudes cristianas, a alcanzar experiencia pastoral. Refiri\u00e9ndose concretamente a los catequistas, el Directorio General para la Catequesis<\/em> destaca tres dimensiones para su formaci\u00f3n: ser, saber, <\/em>y saber hacer<\/em>. La m\u00e1s profunda es el ser<\/em> del catequista, que hace referencia a su dimensi\u00f3n humana y cristiana. La formaci\u00f3n ha de ayudarle, ante todo, a madurar como persona, como creyente y como ap\u00f3stol. Despu\u00e9s est\u00e1 todo el \u00e1mbito del saber<\/em>, que implica el conocimiento y competencia en el mensaje que se transmite y al destinatario que lo recibe; y finalmente est\u00e1 la dimensi\u00f3n del saber<\/em> hacer<\/em>, que orienta toda la comunicaci\u00f3n del mensaje, en cuanto educador de personas y de la vida de estas personas. Evidentemente, cuanto el documento catequ\u00edstico anota, resulta sumamente v\u00e1lido y precioso para todos los agentes de pastoral. Quiz\u00e1s lo que nunca podemos perder de vista es, sencillamente, que de lo que se trata es de formar agentes para las necesidades evangelizadoras de este momento hist\u00f3rico que vivimos, con sus valores, sus desaf\u00edos y sus sombras.
\n <\/p>\n

Eugenio Alburquerque<\/p>\n

directormj@misionjoven.org<\/p>\n

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