{"id":9152,"date":"2004-04-01T00:00:53","date_gmt":"2004-03-31T22:00:53","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9152"},"modified":"2004-04-01T00:00:53","modified_gmt":"2004-03-31T22:00:53","slug":"cuando-la-maternidad-se-vuelve-canto","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/cuando-la-maternidad-se-vuelve-canto\/","title":{"rendered":"CUANDO LA MATERNIDAD SE VUELVE CANTO"},"content":{"rendered":"

Mar\u00eda en estado de Gracia<\/h1>\n

Mar\u00eda Dolores L. Guzm\u00e1n<\/strong>
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\nMar\u00eda Dolores L. Guzm\u00e1n es madre de familia. Profesora en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a distancia San Agust\u00edn.
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nLa maternidad cambi\u00f3 la vida de Mar\u00eda. Siguiendo el ejemplo de tantas mujeres del AT (Rebeca, Noem\u00ed, la madre de los Macabeos), supo aceptar y vivir su maternidad como vocaci\u00f3n al servicio de la Vida. La autora nos lleva de la mano por el camino vocacional que sigui\u00f3 Mar\u00eda, desde su s\u00ed en la anunciaci\u00f3n hasta os amargos momentos de la entrega de la vida su hijo al Padre, mostrando lo que para Ella supuso la maternidad: una vida marcada por la gratuidad y la sobreabundancia de la predilecci\u00f3n de Dios.
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\nUno de los momentos clave de la vida es aquel en el que la persona descubre con claridad su vocaci\u00f3n central. Ese instante tiene el poder de provocar la sensaci\u00f3n de que, por fin, despu\u00e9s de muchas b\u00fasquedas, todo empieza a estar en su sitio. La realidad ya no est\u00e1 totalmente abierta, ya no vale elegir al azar seg\u00fan el gusto o el estado de \u00e1nimo del d\u00eda. Ahora, todo queda supeditado a esa misi\u00f3n central. Mar\u00eda tambi\u00e9n recibi\u00f3 un encargo personal que le cambi\u00f3 la vida: la maternidad. Puso patas arriba su existencia pero le dio sentido e identidad.
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\nDesde entonces todas las generaciones la reconocen y distinguen entre el resto de las mujeres (Lc 1,48). Dios la hizo \u00fanica y ella se hizo \u00fanica para Dios –madre no hay m\u00e1s que una-. Asinti\u00f3 sin reparos a lo que el Esp\u00edritu la propon\u00eda, anim\u00f3 al Hijo en su misi\u00f3n, supo acompa\u00f1arle en silencio hasta la cruz, permaneci\u00f3 al lado de los ap\u00f3stoles en las horas bajas previas a la resurrecci\u00f3n… La guiaban dos convicciones profundas: una confianza sin barreras en la promesa de Dios y un amor a prueba de desalientos. No era para menos pues propio es de las madres vivir para los hijos hasta el final.
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\n1. En la escuela de la historia: las madres corajes<\/strong>
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\nNo todas las madres son iguales. Las hay independientes, despreocupadas, protectoras, depresivas, animosas, abnegadas, imaginativas… Mar\u00eda, supo reconocer la llamada de Dios a un determinado modo de ser madre, porque cont\u00f3 con el ejemplo de algunas mujeres que supieron entender y enfocar su maternidad como vocaci\u00f3n al servicio de la Vida.
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\n1.1. Rebeca: la decidida<\/strong>
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\nPocas mujeres del AT se alejan tanto del modelo de mujer sumisa como Rebeca, la esposa de Isaac. Ella tom\u00f3 las riendas de su vida y no permiti\u00f3 que nadie prescindiera de su voluntad ni, sobre todo, de su fe. Ya lo demostr\u00f3 ante Eliezer el d\u00eda en que se lo encontr\u00f3 junto al pozo y, diligente, se apresur\u00f3 a saciar la sed de los camellos exhaustos sin que el viejo criado de Abraham se lo hubiera pedido (Gn 24,19). No necesitaba que la dieran indicaciones sobre lo que ten\u00eda que hacer. Siempre se fijaba antes que nadie en las necesidades de los dem\u00e1s. Tambi\u00e9n sus padres y su hermano tuvieron que acatar su decisi\u00f3n de marcharse inmediatamente para casarse con Isaac, a pesar de que le hab\u00edan sugerido que demorara su partida (Gn 24,57-58).
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\nCon estos antecedentes no es extra\u00f1o que Rebeca pusiera tanto inter\u00e9s en favorecer a su hijo Jacob. Ten\u00eda dos pistas seguras: la predilecci\u00f3n de Dios por los m\u00e1s d\u00e9biles y ser el peque\u00f1o de los mellizos. El primog\u00e9nito era siempre el que recib\u00eda la mejor parte de la herencia y el que contaba de antemano con una posici\u00f3n de privilegio. Part\u00eda Jacob, por tanto, desde una situaci\u00f3n de clara desventaja.
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\nCuesta entender que una madre muestre tan abiertamente su predilecci\u00f3n por un hijo. No conviene hacer juicios r\u00e1pidos sobre las preferencias de Rebeca. Hay que recordar primero su intenso dolor cuando present\u00eda en sus entra\u00f1as el enfrentamiento entre los dos hermanos: siendo as\u00ed, \u00bfpara qu\u00e9 vivir? (Gn 25,22). Nada le es tan repulsivo a una madre como las rencillas entre sus hijos. Las envidias mutuas son un aut\u00e9ntico atentado a su vocaci\u00f3n: dar vida, contribuir al crecimiento, mirar de un modo \u00fanico a cada uno y ser un permanente recuerdo de fraternidad pues los hermanos tienen su misma sangre, el mismo linaje, la misma procedencia… (1Pe 2,9).
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\nQue ayudara a Jacob a hacerse con la bendici\u00f3n de Isaac destinada a su hermano tiene su explicaci\u00f3n en la convicci\u00f3n profunda de saberse realizadora de los planes de Dios. Conoc\u00eda el car\u00e1cter salvador de Yahv\u00e9 y su gusto por dispersar a los soberbios y exaltar a los humildes (Lc 1,51-52). Lo hab\u00eda experimentado en sus propias carnes cuando Yahv\u00e9 le quit\u00f3 la verg\u00fcenza de la esterilidad. No sent\u00eda, pues, ning\u00fan pudor por inclinarse a favor del m\u00e1s d\u00e9bil. Tambi\u00e9n el Se\u00f1or lo hab\u00eda hecho con ella. Quiz\u00e1s Mar\u00eda, que meditaba tanto las cosas en el coraz\u00f3n, recordara a Rebeca cuando enton\u00f3 los primeros acordes del Magnificat…
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\n1.2. Noem\u00ed: la madre del hijo<\/strong>
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\nLa condici\u00f3n de suegra es una de las m\u00e1s temidas por cualquier mujer, especialmente cuando se tienen nueras. Dice el refr\u00e1n que \u201cel buen marido, el huerfanito\u201d. Una de las ventajas de tener hijas es precisamente librarse de ese indeseado papel de \u201cmadre del hijo\u201d. La relaci\u00f3n suegra-nuera es de las m\u00e1s complicadas y de las que m\u00e1s r\u00edos de tinta han dejado correr. Algo diferente tendr\u00eda Noem\u00ed para que Rut, pudiendo marcharse cuando qued\u00f3 viuda, escogiera quedarse con ella. Ambas estaban unidas por una experiencia com\u00fan de p\u00e9rdida. Noem\u00ed se qued\u00f3 viuda antes que Rut, y poco despu\u00e9s, la muerte se llev\u00f3 a sus dos hijos. Dif\u00edcil imaginar un dolor mayor. A Mar\u00eda le esperaba el mismo destino de soledad si Jes\u00fas en la cruz no le hubiera ofrecido la compa\u00f1\u00eda del disc\u00edpulo amado y de la humanidad entera. As\u00ed y todo, nada ni nadie podr\u00edan sustituir la presencia del hijo en el coraz\u00f3n de la madre.
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\nHabitaba en Noem\u00ed una generosidad especial. Su talante maternal se prolongaba hasta en el trato con sus nueras, a quienes llamaba \u201chijas\u201d, y por quienes se preocupaba y desviv\u00eda como si de verdad lo fueran. Velaba por sus intereses por encima de los propios y las anim\u00f3 a que regresaran a su tierra natal para empezar una vida nueva (Rt 1,11-12). Rut no la abandon\u00f3, como Juan nunca dej\u00f3 a Mar\u00eda.
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\nSu magnanimidad la llevaba a contribuir activamente en la construcci\u00f3n de la felicidad de los otros. Cualidad poco com\u00fan. Es m\u00e1s f\u00e1cil entristecerse con el triste que gozar con las alegr\u00edas ajenas. Noem\u00ed no se contentaba con la compa\u00f1\u00eda de Rut sino que la animaba con insistencia para que enamorara a Booz: l\u00e1vate, perf\u00famate y ponte encima el manto, y baja a la era<\/em> (Rt 3,3). Es posible que Mar\u00eda, madre de un Hijo var\u00f3n, se inspirara en ella para ensanchar y engrandecer los m\u00e1rgenes de la maternidad.
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\n1.3. La madre de los Macabeos: la que anima<\/strong>
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\nEs com\u00fanmente aceptado que cualquier madre dar\u00eda la vida por sus hijos si se le presentara la ocasi\u00f3n. A diario lo demuestran. Gran parte de sus deseos, pensamientos, esfuerzos y desvelos, est\u00e1n destinados a tratar de conseguir los mejores alimentos, la mejor educaci\u00f3n y el mejor futuro para sus v\u00e1stagos. Cualquier amenaza a la prole las pone en estado de alerta y son capaces de abalanzarse \u201ccomo leonas\u201d contra todo aquel que inflija da\u00f1os y perjuicios a la prole. Una madre prefiere sufrir las afrentas en carne propia antes que verlas ejercer contra sus hijos.
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\nCuesta imaginar una entrega mayor. Sin embargo, la madre de los Macabeos dio nuevas pistas de c\u00f3mo el amor se puede hacer a\u00fan m\u00e1s radical. Habitualmente padres y madres son los primeros en poner freno a la entrega que los hijos hacen de s\u00ed mismos. Gusta que sean buenas personas, pero con l\u00edmites. Por ejemplo, cuando un hijo decide irse a tierras de misi\u00f3n, es raro no encontrarse una f\u00e9rrea oposici\u00f3n familiar que acaba convirtiendo la decisi\u00f3n en un aut\u00e9ntico calvario. Cuando al amor se le ponen muros de contenci\u00f3n se echa a perder. No es el caso de esta mujer, cuya presencia pasa casi inadvertida en medio de la mara\u00f1a de personajes del AT y que, sin embargo, fue determinante para la fe de sus hijos.
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\nElla ten\u00eda engastado en el coraz\u00f3n el convencimiento de que dar a luz no le otorgaba ning\u00fan derecho: Yo no s\u00e9 c\u00f3mo aparecisteis en mis entra\u00f1as, ni fui yo quien os regal\u00f3 el esp\u00edritu y la vida<\/em> (2 Mc 7,22). Se mire por donde se mire toda vida es un don. Esta ausencia de sentido de la propiedad respecto a los suyos le permiti\u00f3 animar a sus siete hijos a preferir la muerte antes que traicionar a Dios a pesar del dolor que acompa\u00f1aba esta elecci\u00f3n. Acepta la muerte para que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos<\/em> en la misericordia<\/em> (2 Mc 7,29), fueron las palabras que dirigi\u00f3 al \u00faltimo de sus hijos, casi un adolescente, para que no desfalleciera ante la crueldad de su enemigo. \u00bfForjar\u00eda la Virgen su esp\u00edritu en la escuela de esta madre coraje<\/em> para apoyar la entrega del Hijo?
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  1. La maternidad se gesta <\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

    \u00a0<\/strong>
    \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Desde el momento en que una mujer confirma su estado \u201cde buena esperanza\u201d comienzan a aflorar en su interior emociones, miedos y sentimientos nunca antes experimentados. Es un momento privilegiado y \u00fanico en el que la persona descubre facetas de su ser hasta entonces escondidas o inexistentes. Nadie puede adelantar c\u00f3mo ser\u00e1n sus reacciones ante situaciones desconocidas. La maternidad marca un antes y un despu\u00e9s porque \u201ctoca\u201d todos los rincones del cuerpo y del alma. El tiempo de gestaci\u00f3n no s\u00f3lo afecta y hace crecer al nuevo ser, sino tambi\u00e9n a la mujer como persona y como madre. Es un largo camino hacia la concienciaci\u00f3n de la nueva responsabilidad y del nuevo rumbo de su vida. No es simplemente un periodo de preparaci\u00f3n. Tiene sentido por s\u00ed mismo y dice mucho de la realidad y de Dios.
    \n\u00a0<\/strong>
    \n2.1. \u00danico destino<\/strong><\/p>\n

    <\/h2>\n

    Mar\u00eda se encontr\u00f3 encinta por obra del Esp\u00edritu Santo<\/em> (Mt 1,18) y, en ese estado, tuvo que trasladarse con Jos\u00e9 a Bel\u00e9n para empadronarse (Lc 2,5). Una de las experiencias del embarazo que causan asombro a la mujer, a pesar de su obviedad, es comprobar \u201cen propias carnes\u201d la inseparabilidad de los dos seres. Durante cuarenta semanas existe una vinculaci\u00f3n especial entre la madre y el hijo que les hace compartir el mismo destino. Se da una dependencia total: la salud, el estado de \u00e1nimo y el m\u00e1s m\u00ednimo movimiento de cada uno repercuten inmediatamente en el otro.
    \n 
    \nJes\u00fas, el Hijo de Dios, qued\u00f3 inseparablemente unido a la mujer que lo llev\u00f3 en sus entra\u00f1as. Se aliment\u00f3 y creci\u00f3 gracias al ser de Mar\u00eda y ella qued\u00f3 marcada por esa experiencia para siempre. En este sentido se podr\u00eda decir que la maternidad \u201cimprime car\u00e1cter\u201d. Dios eligi\u00f3 el vientre de una mujer para hacer crecer y traer al mundo a su \u00fanico Hijo. No es extra\u00f1o que, a partir de entonces, la Virgen se atreva a proclamar sin miedo: todas las generaciones me llamar\u00e1n<\/em> bienaventurada<\/em> (Lc 1,48). El Se\u00f1or escogi\u00f3 lo m\u00e1s genuino y propio de la mujer -la capacidad de gestar y de ser portadora de vida-, para hacerse presente entre nosotros.
    \n\u00a0<\/strong>
    \n2.2. La mejor compa\u00f1\u00eda: Isabel<\/strong>
    \n 
    \nLo primero que not\u00f3 Isabel cuando escuch\u00f3 la voz de Mar\u00eda al entrar en su casa fueron las \u201cpatadas\u201d del hijo en sus entra\u00f1as. El ni\u00f1o empez\u00f3 a dar saltos en su seno<\/em> (Lc 1,41) porque le llegaba la inmensa alegr\u00eda que estaba sintiendo su madre. Era natural que la criatura reprodujera sus mismos sentimientos. A Isabel se le hab\u00edan juntado dos experiencias maravillosas: el momento m\u00e1s gozoso de la gestaci\u00f3n -estaba de seis meses- justo cuando la criatura m\u00e1s se mueve y se comunica, y la visita de Mar\u00eda, embarazada como ella, a la que tambi\u00e9n el Se\u00f1or hab\u00eda concedido el regalo de la maternidad. El entendimiento entre ellas fue inmediato, aunque Mar\u00eda hab\u00eda penetrado con m\u00e1s agudeza en el sentido de lo que Dios hab\u00eda realizado en ellas. La mejor muestra de su buena intuici\u00f3n: el Magnificat<\/em>.
    \n 
    \nUna mujer est\u00e9ril y una virgen son testigos de la inclinaci\u00f3n de Dios hacia el d\u00e9bil. Por propia experiencia pueden ratificar la veracidad de lo que el Todopoderoso ven\u00eda anunciando y realizando desde la Creaci\u00f3n: que, efectivamente, es misericordioso con aquellos que le honran <\/em>(Lc1,50), que ensalza a los humildes<\/em> (Lc 1,52), y que act\u00faa a favor de los descendientes de Abraham<\/em> (Lc 1,55). \u00bfQui\u00e9n si no se habr\u00eda acordado de unas \u201cinsignificantes\u201d mujeres como ellas? Imposible no cantar.
    \n 
    \nAmbas quedaban as\u00ed unidas, no s\u00f3lo porque fueran parientes sino, sobre todo, por una acci\u00f3n rompedora de Dios que las privilegiaba y las \u201cengrandec\u00eda\u201d: Isabel por dar a luz a el mayor de los hijos nacidos de mujer<\/em> (Mt 11,11) y Mar\u00eda por su condici\u00f3n de madre del Salvador (Lc 1,30). El Concilio celebrado en \u00c9feso el a\u00f1o 431 reconoci\u00f3 la importancia y singularidad de ese acontecimiento de la vida de Jes\u00fas y Mar\u00eda con la proclamaci\u00f3n del primer dogma mariano: Mar\u00eda Theotokos<\/em> -\u201cmadre de Dios\u201d-. Mar\u00eda fue y es, sobre todo, madre: madre del Hijo y, por eso, madre nuestra.
    \n 
    \n2.3. Nacer a la vida<\/strong>
    \n 
    \nUna nueva etapa empieza con el nacimiento. El llanto del ni\u00f1o al salir del vientre materno anuncia el comienzo de la \u201cruptura\u201d y el paso a un modo de presencia distinto. El reci\u00e9n nacido cambia de h\u00e1bitat en cuesti\u00f3n de segundos tras una larga y dolorosa espera. Ya nada ser\u00e1 igual. Para la madre el parto se convierte en un \u201crito de iniciaci\u00f3n\u201d hacia la laboriosa y delicada tarea de la educaci\u00f3n y la \u201cseparaci\u00f3n\u201d. Todo un arte.
    \n 
    \nContemplar el reconocimiento que los pastores hicieron del ni\u00f1o como Mes\u00edas supuso para Mar\u00eda una confirmaci\u00f3n m\u00e1s de la predilecci\u00f3n de Dios por la sencillez. No s\u00f3lo hab\u00eda escogido la simplicidad para \u00c9l sino que, precisamente por eso, se hab\u00eda fijado en ella –en la humildad de su sierva<\/em> (Lc 1,48)- y, por la misma raz\u00f3n, eran los pobres los \u00fanicos capaces de aceptarle.
    \n 
    \nLa clave de lectura del episodio de los pastores era contundente y dejaba poco lugar a las dudas: para seguir en la \u00f3rbita de Dios hab\u00eda que permanecer, e incluso ahondar, en la pobreza. Mar\u00eda empezaba a captar que, lo m\u00e1s divino y sorprendente de lo que le estaba sucediendo era la profunda humanidad que evidenciaba el Se\u00f1or. Se le debi\u00f3 quedar grabado en el coraz\u00f3n. Por eso se mantuvo fiel a s\u00ed misma y a aquello que hab\u00eda \u201cenamorado\u201d al mismo Dios: su sencillez y disponibilidad asombrosa –h\u00e1gase en m\u00ed seg\u00fan tu palabra<\/em> (Lc 1,37)-, su agradecimiento sin titubeos –proclama mi alma la grandeza del Se\u00f1or <\/em>(Lc 1,47)-, y su capacidad para mantenerse en un segundo plano y servir \u2013se levant\u00f3 Mar\u00eda y se fue con prontitud<\/em> para ayudar a Isabel (Lc 1,39)-. No es tan sencillo, y nunca mejor dicho, acoger tanto amor. Mar\u00eda ten\u00eda por delante el reto de contribuir al crecimiento de quien la hab\u00eda hecho crecer y de quien le hab\u00eda dado, y le seguir\u00eda dando, una nueva vida.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. Un Dios que se descubre <\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      \u00a0<\/strong>
      \nLa elecci\u00f3n de una mujer como Mar\u00eda pone al descubierto las predilecciones de nuestro Se\u00f1or. El Padre puso mucho cuidado y empe\u00f1o en escoger una buena madre para el Hijo. La mejor. No vale cualquiera como futuro padre\/madre de la descendencia. Es una aut\u00e9ntica prueba de fuego para conocer el tipo de amor que se mueve en el coraz\u00f3n.
      \n\u00a0<\/strong>
      \n3.1. La Trinidad pide permiso<\/strong>
      \n 
      \nEn Dios llama la atenci\u00f3n no s\u00f3lo que se fijara en alguien como Mar\u00eda sino que aguardara a la contestaci\u00f3n de ella para actuar. En el modo de tratarla se pone en evidencia a\u00fan m\u00e1s su respeto a la libertad -en este caso de una mujer- y su familiaridad con la paciencia. Mar\u00eda esper\u00f3 en Dios, porque antes \u00c9l la hab\u00eda esperado primero.
      \n 
      \nEl \u00e1ngel, mensajero de Yahv\u00e9, se hace presente en la vida de Mar\u00eda para traerle la buena nueva de la cercan\u00eda de Dios –el Se\u00f1or est\u00e1 contigo<\/em> (Lc 1,28)-. Seguro que no imaginaba hasta qu\u00e9 punto, por eso discurr\u00eda qu\u00e9 significar\u00eda aquel saludo<\/em> (Lc 1,29). Iba a experimentar en su carne la inconmensurable y amorosa presencia de Dios. Gabriel, fuerza de Yahv\u00e9, se dirigi\u00f3 a ella para comunicarle la acci\u00f3n del Esp\u00edritu y el abajamiento del Hijo hasta sus entra\u00f1as. Bajo el calor y el cobijo de la sombra de sus alas <\/em>(Sal 17,8) Mar\u00eda perder\u00e1 el miedo y asentir\u00e1 a la llamada del Alt\u00edsimo<\/em> (Lc 1,35). La Trinidad le hab\u00eda robado el coraz\u00f3n: He aqu\u00ed la esclava del Se\u00f1or…<\/em> (Lc 1,38).
      \n 
      \nLa concepci\u00f3n de Jes\u00fas es la mayor prueba del amor de Dios por la humanidad. El Poderoso<\/em> no se conform\u00f3 con ir al ritmo del hombre en la historia acompa\u00f1\u00e1ndole, sigui\u00e9ndole sus pasos, conduci\u00e9ndole por caminos de verdad y justicia… El Se\u00f1or quiso ir m\u00e1s all\u00e1 de la promesa y del compromiso que supon\u00eda la palabra dada desde tiempos antiguos a Abraham. Ni siquiera pens\u00f3 en sellar un nuevo pacto a trav\u00e9s de la firma en un papel. Ahora propon\u00eda una Nueva Alianza \u201cencarnada\u201d. \u00c9l mismo se ligaba a la humanidad para siempre. Le bast\u00f3 con el asentimiento de Mar\u00eda para unirse \u201cindisolublemente\u201d a nuestra condici\u00f3n. Ella lo intuy\u00f3, aunque le sobrepasaba, y por eso, llena de alegr\u00eda, reconoci\u00f3 al Dios que hab\u00eda hecho maravillas en su favor <\/em>(Lc 1,49).
      \n 
      \nNinguna realidad humana habr\u00eda expresado mejor que la concepci\u00f3n la inmersi\u00f3n total del Se\u00f1or en nuestra historia. Pero, en este acontecimiento, no s\u00f3lo qued\u00f3 \u201cencadenado\u201d el Hijo al ser de su madre sino Mar\u00eda al del Hijo. A partir de entonces hay una parte de Mar\u00eda sumergida tambi\u00e9n en el Misterio; pero no porque quedara convertida en una mujer misteriosa sino por formar parte esencial (en todos los sentidos) de la vida del Hijo, hombre y Dios.
      \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>
      \n3.2. Paternidad compartida<\/strong>
      \n 
      \nCon un Dios como \u00e9ste siempre hay que estar abierto a la sorpresa. Aunque parec\u00eda mentira, todav\u00eda le quedaba espacio para la generosidad; y es que Dios siempre va a m\u00e1s. No le parec\u00eda suficiente desprendimiento conceder a Mar\u00eda la merced de depositar en sus manos la vida y el crecimiento de Jes\u00fas sino que decidi\u00f3 compartir con Jos\u00e9 la tutela de su Hijo. Tampoco a Mar\u00eda le dejaba la exclusiva del cuidado del ni\u00f1o.
      \n 
      \nEl ministerio de la educaci\u00f3n y la transmisi\u00f3n de la fe, responsabilidad principal de los padres, quedaba bajo la \u201cbatuta\u201d de un hombre silencioso y justo<\/em> (Mt 1,19). El justo da sin rehusar jam\u00e1s<\/em> (Prov 21,26). La conducta del justo est\u00e1 marcada por la donaci\u00f3n. No mide lo que da pensando en que se lo puedan devolver. Jos\u00e9 no quiso poner en evidencia a su mujer cuando descubri\u00f3 que estaba encinta, por eso decidi\u00f3 repudiarla en secreto<\/em> (Mt 1,19). Fue generoso con Mar\u00eda posibilitando as\u00ed la generosidad de ella para con su Hijo y de \u00e9ste con nosotros. Porque el que da sin esperar favorece y da espacio para que otros tambi\u00e9n se den. Es la actitud contraria del acaparador.
      \n 
      \nA partir de este momento la vocaci\u00f3n de Jos\u00e9 quedar\u00e1 clara: cuidar<\/em> de una pobre mujer y de un ni\u00f1o que no era suyo. Esa fue su misi\u00f3n. La persona cuidadosa es la que se desvive por el otro, la que pone esmero y atenci\u00f3n en hacer bien las cosas, la que se hace responsable de aquello que se le deja en encargo. Por eso decidi\u00f3 no ir a Judea cuando se enter\u00f3 de que Arquelao reinaba all\u00ed y opt\u00f3 por retirarse a Galilea (Mt 2,22). Estaba totalmente volcado en buscar lo mejor para su familia. Su vida se limit\u00f3 a asistir, guardar y conservar aquello que le hab\u00eda sido encomendado y atendi\u00f3 la pobreza y sencillez de aquellos dos seres que se hab\u00edan puesto en su camino porque el justo conoce la causa de los d\u00e9biles<\/em> (Prov 29,7) y participa de ella. \u00c9l no vivi\u00f3 para s\u00ed, sino para hacer crecer a otros.
      \n 
      \nLa casa de Nazaret qued\u00f3 necesariamente imbuida de la presencia de este hombre cuyo comportamiento condicion\u00f3 el ritmo y el estilo familiar. Cada uno de los miembros de una familia es \u201ccreador\u201d y \u201cparticipador\u201d del ambiente que se vive y del cual todos son responsables. Cada miembro recibe y configura el car\u00e1cter de la comunidad a la que pertenece. Jos\u00e9, como justo, llen\u00f3 la casa de una fuerza positiva (Prov 15,6) de la cual participaron todos lo que vivieron con \u00e9l (Prov 12,17).
      \n 
      \nHasta el m\u00e1s necio sabe que no se puede dejar a cualquiera al cuidado de algo valioso. As\u00ed, el que aparentemente \u201cno hizo nada\u201d, el que no \u201cdestac\u00f3\u201d, el que estuvo a la sombra, el que sobresali\u00f3 en discreci\u00f3n, disponibilidad, ternura, el que vivi\u00f3 para cuidar de una familia pobre, peque\u00f1a y escondida, el que se admiraba de aquel hijo, el que se angusti\u00f3 cuando lo perdi\u00f3 (Lc 2,48)\u2026 fue querido y valorado por Dios tanto como para confiar a su cuidado a los dos tesoros m\u00e1s grandes que ten\u00eda: Mar\u00eda y su \u00fanico Hijo.
      \n\u00a0<\/em><\/strong><\/p>\n

        \n
      1. Dolor en el alma, amor en el coraz\u00f3n <\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

        \u00a0<\/strong>
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Con estos antecedentes no le debi\u00f3 de extra\u00f1ar en exceso a Mar\u00eda la profec\u00eda de Sime\u00f3n en la que se atrev\u00eda a expresar las dificultades que se avecinaban a pesar del dulce momento que estaban viviendo con la presentaci\u00f3n del ni\u00f1o en el templo. Habr\u00eda enfrentamientos y dolor; \u00a1y a ti misma una espada te atravesar\u00e1 el coraz\u00f3n!<\/em> (Lc 2,34). Mar\u00eda se admiraba, quiz\u00e1s, de que otros fueran capaces de ver en Jes\u00fas al Salvador sin conocer los detalles de lo que ella hab\u00eda vivido. Pero todo iba confirm\u00e1ndola en la intuici\u00f3n que capt\u00f3 el d\u00eda de la Anunciaci\u00f3n: que el abajamiento del Hijo (y el suyo propio) no hab\u00eda hecho m\u00e1s que comenzar. No pod\u00eda ser de otro modo, porque fiel es el Se\u00f1or a todas sus palabras, leal en todas sus acciones<\/em> (Sal 145,13). \u00c9l permanece fiel, pues no puede negarse a s\u00ed mismo <\/em>(2 Tm 2,13).
        \n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>
        \n4.1. … Y es que el Hijo es lo primero<\/strong>
        \n 
        \nSiempre que uno se disponga a amar por encima del propio querer e inter\u00e9s se encontrar\u00e1, tarde o temprano, con el dolor. Es inevitable. Comprender y asumir que el bien del otro es tambi\u00e9n mi bien conlleva unas buenas dosis de renuncia y un continuo ejercicio interior. Que una madre, de un modo \u201cnatural\u201d, anteponga sus hijos a todo lo dem\u00e1s no quiere decir que ello no exija esfuerzo y abnegaci\u00f3n. El seguimiento del Hijo le cost\u00f3 a Mar\u00eda \u201csangre, amor y l\u00e1grimas\u201d:
        \nPorque fue qued\u00e1ndose progresivamente en la sombra<\/strong>. La actividad de Jes\u00fas era lo m\u00e1s importante: debo ocuparme de los asuntos de mi Padre<\/em> (Lc 2,49). Mar\u00eda meditaba, miraba, escuchaba… Pocas palabras, pero mucha presencia.
        \nPorque tuvo que aprender de su Hijo<\/strong> el sentido y lugar de su maternidad: Estos son mi madre y mis hermanos,<\/em> dec\u00eda Jes\u00fas mirando a los que estaban sentados en corro (Mc 3,34); predicaba una forma nueva de relacionarse que un\u00eda a las personas m\u00e1s all\u00e1 de los lazos de sangre. Ni siquiera pudo \u201cdisfrutar\u201d de los piropos dedicados a ella —\u00a1Dichoso el seno que te llev\u00f3 y los pechos que te criaron!<\/em> (Lc 11,27)– porque enseguida Jes\u00fas le hac\u00eda ver que el quid<\/em> de la vida no est\u00e1 en los \u201ct\u00edtulos\u201d sino en descubrir y hacer la voluntad del Padre.
        \nPorque anim\u00f3 <\/strong>a Jes\u00fas en su actividad a pesar de intuir, como buena madre, que eso significaba tambi\u00e9n empujarle a \u201cdespegarse\u201d de ella. Sab\u00eda que ten\u00eda una misi\u00f3n que cumplir: haced lo que \u00c9l os diga…<\/em> (Jn 2,5).
        \nPorque fue capaz de dejarle entregarse<\/strong> sin restricciones hasta el final. Desgarrador para una madre presenciar c\u00f3mo su hijo es insultado, maltratado, torturado, asesinado… y no poder hacer nada, ni siquiera defenderle; simplemente estar y acompa\u00f1ar: junto a la cruz de Jes\u00fas estaban su madre y la hermana de su madre <\/em>(Jn 19,25). \u00a1Cu\u00e1nto habr\u00eda deseado Mar\u00eda cambiarse por \u00c9l y ocupar su lugar!
        \n4.2. Gratuidad al l\u00edmite<\/strong>
        \n 
        \nLa relaci\u00f3n entre Jes\u00fas y su madre est\u00e1 marcada por el sello de la gratuidad. El amor aut\u00e9ntico es un regalo. Es algo que se da \u201cgraciosamente\u201d, es decir, por Gracia y, con gracia, con estilo –sin ostentaci\u00f3n ni protagonismo, con respeto y delicadeza–. Cuando uno da y, sobre todo, se da, espera y sue\u00f1a ardientemente con una respuesta por parte del otro. Es inevitable, porque el hombre est\u00e1 hecho para la relaci\u00f3n, el di\u00e1logo y la correspondencia. Pero lo genuino del amor es que no deja de darse aunque le falte la reciprocidad. La anhela, s\u00ed, pero no est\u00e1 condicionado ni supeditado a ella.
        \n 
        \nMar\u00eda capt\u00f3 enseguida la esencia del amor porque se vio inmersa en una historia de gratuidades. Su propia vocaci\u00f3n fue el primer regalo, porque signific\u00f3 \u201cdar a luz\u201d la Buena Noticia de Dios. En segundo lugar, el Esp\u00edritu la cubri\u00f3 con su sombra<\/em> y concibi\u00f3 un Hijo. Y por \u00faltimo, ella se convirti\u00f3 en un aut\u00e9ntico obsequio del Padre para Jes\u00fas (una madre es una madre…) . Como bien se\u00f1ala Juan Pablo II, Mar\u00eda \u201csiendo Virgen, esper\u00f3 de Dios toda la fecundidad de su propia vida\u201d.
        \n 
        \nLa comprensi\u00f3n de la relaci\u00f3n como regalo mutuo la entendieron los dos y lo llevaron hasta las \u00faltimas consecuencias; por eso se llevaron tan bien. Debi\u00f3 de haber una gran complicidad entre ellos. Mar\u00eda favoreci\u00f3 que su Hijo dedicara su vida a los otros. Y Jes\u00fas lo dio todo, hasta su propia madre. Este gesto del Se\u00f1or es \u201cel m\u00e1s dif\u00edcil todav\u00eda\u201d: entregar lo m\u00e1s preciado, lo m\u00e1s sagrado. Ah\u00ed tienes a tu madre <\/em>le dijo Jes\u00fas al disc\u00edpulo cuando estaba agonizando en la cruz (Jn 19,27). Dar una madre es dar algo \u00fanico. Para un ni\u00f1o la madre es alguien que siempre te est\u00e1 mirando, que da seguridad, calor, tranquilidad, que conoce cada gesto, que trata de darte lo mejor… El posesivo (\u201cmi mam\u00e1\u201d, \u201cmi pap\u00e1\u201d) indica el valor tan grande que tienen los padres para los hijos. Son las ra\u00edces de la persona. La constituyen y la configuran.
        \n 
        \nJes\u00fas ha permitido que miremos a su madre con los ojos con los que \u00c9l la mira y que la llamemos como \u00c9l la llama: \u201cmadre\u201d. Esta donaci\u00f3n se produjo en la cruz, en el momento de m\u00e1ximo dolor y de mayor necesidad (cuando los hijos m\u00e1s buscan el calor singular del regazo de la madre). As\u00ed culmina la donaci\u00f3n total del Se\u00f1or. No se queda nada para s\u00ed. Nos confi\u00f3 lo que m\u00e1s quer\u00eda y lo que formaba parte de su ser: Mar\u00eda. Es m\u00e1s f\u00e1cil entregarse uno individualmente que entregar lo que se quiere y, sobre todo, a quien se quiere. Conviene no olvidar.
        \n 
        \nConclusi\u00f3n <\/strong>
        \nUn nombre para recordar: Mar\u00eda <\/strong>
        \n 
        \nDesde ahora me felicitar\u00e1n todas las generaciones… (Lc 1,48) porque, lo que aconteci\u00f3 en Mar\u00eda, es la acci\u00f3n de Dios en estado puro. Ella logr\u00f3 colaborar al cien por cien con el Se\u00f1or en su llamada. Entendi\u00f3 que la elecci\u00f3n no significaba un status superior sino un don y un servicio; por eso no dej\u00f3 de reconocer lo que era: criatura, esclava (Lc 1,38) y sierva (Lc 1,48). Ten\u00eda que mantenerse fiel a la humildad que hab\u00eda atra\u00eddo al Se\u00f1or. Fijarse en sus actitudes y en su respuesta es casi una obligaci\u00f3n para quien quiera adentrarse en los vericuetos del verdadero seguimiento y de la adhesi\u00f3n amorosa a la causa del Reino m\u00e1s all\u00e1 del dolor.
        \n 
        \nLo llevaba escrito en el nombre -Mar\u00eda significa princesa<\/em> y, sobre todo, lugar de encuentro con Dios<\/em>-. Nadie como ella manifest\u00f3 de un modo tan claro la posibilidad de entrar en comuni\u00f3n con el Creador hasta l\u00edmites insospechados. Mar\u00eda es sobreabundancia y predilecci\u00f3n de Dios; y quien mejor vivi\u00f3 y expres\u00f3 la alegr\u00eda de los hambrientos<\/em> que esperan la salvaci\u00f3n (Lc 1,53). La maternidad le inspir\u00f3 un c\u00e1ntico genial, el Magnificat<\/em>, himno por antonomasia de quienes han recibido una nueva visi\u00f3n de la realidad y se encuentran, por la misericordia del Se\u00f1or <\/em>(Lc 1,50.54), en aut\u00e9ntico \u201cestado de Gracia\u201d. Cuando la maternidad se vuelve canto… recordemos a nuestra madre, Mar\u00eda, madre de Dios.
        \n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

        Mar\u00eda en estado de Gracia Mar\u00eda Dolores L. Guzm\u00e1n   Mar\u00eda Dolores L. Guzm\u00e1n es madre de familia. Profesora en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a distancia San Agust\u00edn.   S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO La maternidad cambi\u00f3 la vida de Mar\u00eda. Siguiendo el ejemplo de tantas mujeres del AT (Rebeca, Noem\u00ed, la madre de los […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[878,787,94],"tags":[],"class_list":["post-9152","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-327","category-maria-dolores-lopez-guzman","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9152"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9152"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9152\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9152"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9152"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9152"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}