{"id":9156,"date":"2004-04-01T00:00:11","date_gmt":"2004-03-31T22:00:11","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9156"},"modified":"2004-04-01T00:00:11","modified_gmt":"2004-03-31T22:00:11","slug":"maria-desde-la-cercania","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/maria-desde-la-cercania\/","title":{"rendered":"Mar\u00eda, desde la cercan\u00eda."},"content":{"rendered":"

La madre de Jes\u00fas en la pastoral juvenil<\/h1>\n

Antonio Escudero<\/strong>
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\n<\/strong>
\nAntonio Escudero<\/strong> es profesor de Mariolog\u00eda en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma
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\nS\u00cdNTESIS DEL ARTICULO:<\/strong>
\nDesde la percepci\u00f3n de c\u00f3mo, tantas veces, todo lo que se refiere a Mar\u00eda llega a los j\u00f3venes con lenguajes y ropajes que provocan desapego y alejamiento, el autor se interroga por el lugar que ocupa la madre de Jes\u00fas en la acci\u00f3n pastoral con los j\u00f3venes e intenta responder especialmente a dos cuestiones: c\u00f3mo hablarles hoy de Mar\u00eda y cu\u00e1ndo se puede decir que un planteamiento pastoral promueve el aspecto mariano de la vivencia cristiana de la fe, se\u00f1alando la capacidad evocativa de la figura de Mar\u00eda, sus rasgos caracter\u00edsticos y las condiciones hist\u00f3ricas que la imagen b\u00edblica transmite.
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\n1. Mar\u00eda, entre la atracci\u00f3n y el desapego<\/strong>
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\nLa figura de Mar\u00eda en el anuncio cristiano ejerce una fuerza indudable sobre el creyente que descubre, o al menos percibe, la frescura de lo genuino y los rasgos concretos de una personalidad aut\u00e9ntica en el horizonte de la benevolencia de Dios hacia el hombre.
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\nEsta experiencia pertenece ya a los mismos or\u00edgenes cristianos cuando los autores de los evangelios han juzgado necesaria la menci\u00f3n de la madre de Jes\u00fas. El recuerdo de Mar\u00eda no se reduce para ellos a una mera noticia en relaci\u00f3n con una rutinaria informaci\u00f3n de la familia, sino que la presencia de la madre queda reflejada en diferentes momentos de la vida de Jes\u00fas, y la forma de tratar el personaje se hace adem\u00e1s de acuerdo con los planteamientos narrativos y teol\u00f3gicos de cada evangelio. Dicho de otro modo, los pasajes marianos en los evangelios no resultan unas a\u00f1adiduras artificiales en el conjunto de cada relato, sino que se relacionan con el centro pascual y cristol\u00f3gico del mensaje cristiano. De aqu\u00ed cabe ya suponer una vivencia cristiana inicial que reconoce un v\u00ednculo importante de la comunidad con la madre del Se\u00f1or.
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\nEsta misma experiencia vuelve a presentarse en el camino de la comunidad cristiana en diferentes \u00e9pocas, lugares y situaciones. Es interesante observar c\u00f3mo las mejores formas de invocaci\u00f3n, de s\u00faplica, de encarecimiento o de gratitud hacia la madre de Dios en el curso de los siglos, se nos ofrecen en los momentos de una fe madura, comprometida y humana: la iglesia de los m\u00e1rtires se dirigi\u00f3 a Mar\u00eda con la oraci\u00f3n Bajo tu protecci\u00f3n nos acogemos<\/em>; los movimientos renovadores de la cristiandad medieval difundieron una devoci\u00f3n mariana filial; los m\u00edsticos consideraron a Mar\u00eda como caso emblem\u00e1tico del encuentro con Dios y nos han dejado expresiones de una sencilla ternura hacia ella; las iniciativas evangelizadoras, educativas o asistenciales de la \u00e9poca moderna insistieron con acentos particulares en su talante mariano. De igual manera, hoy no cesa de manifestarse la fascinaci\u00f3n por Mar\u00eda, que se abre camino desde la naturalidad de una vida sin artificios frente a la complejidad de los engranajes actuales que tienden a someter cualquier atisbo de novedad.
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\nTambi\u00e9n es verdad que todo lo mariano llega con demasiada frecuencia a los j\u00f3venes con unos ropajes tan extra\u00f1os a la figura de Mar\u00eda, que provocan el alejamiento y, antes que eso, un desapego casi irremediable. Palabras grandilocuentes, representaciones donde lo afectivo degenera en f\u00f3rmulas acarameladas y empalagosas, gestos exteriores sin asomo de resonancia vivida ni de compromiso: todo ello acaba por esconder la imagen aut\u00e9ntica de la madre del Se\u00f1or. \u00bfC\u00f3mo pueden no chocar las estridencias entre la asociaci\u00f3n, muy corriente, de Mar\u00eda con lo extraordinario de las intervenciones prodigiosas \u2013 apariciones y milagros[1]<\/a> \u2013 y el camino real de su vida, que no tuvo ning\u00fan \u00abcarril reservado\u00bb, ninguna rebaja especial en el precio de peligros, vicisitudes o problemas? \u00bfPor qu\u00e9 sorprenderse que Mar\u00eda quede apartada de la historia de los j\u00f3venes, si antes ella misma ya ha sido sacada de la historia concreta que hubo de afrontar? \u00bfNo queda ya atr\u00e1s el tiempo de im\u00e1genes, que por estar tan elevadas aparecen separadas, por completo aisladas?
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\nSi hoy nos preguntamos sobre el lugar que ocupa Mar\u00eda en nuestras propuestas pastorales, reconocemos \u2013 de alguna manera \u2013 el significado que la madre de Jes\u00fas tiene para el joven que voy a encontrar acaso dentro de un momento, y del que puedo esperar reacciones de todo tipo (desinter\u00e9s, curiosidad, confusi\u00f3n, olvido, estima, piedad, e incluso rechazo) si escucha algo de la Virgen. Esta dificultad se expresa tambi\u00e9n en otras preguntas. En concreto quiero formular ahora tan s\u00f3lo dos, para trabajar sobre ellas en la reflexi\u00f3n que sigue: \u00bfC\u00f3mo hablar hoy de Mar\u00eda a los j\u00f3venes? \u00bfCu\u00e1ndo se podr\u00e1 decir que una l\u00ednea pastoral promueve bien el aspecto mariano de la vivencia cristiana de fe?
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\n2. Apertura hacia los j\u00f3venes de la experiencia mariana<\/strong>
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\nPara empezar cabe se\u00f1alar la capacidad evocativa de la figura de Mar\u00eda. Sus rasgos caracter\u00edsticos y las condiciones hist\u00f3ricas que la imagen b\u00edblica nos transmite, muestran las enormes posibilidades del tema mariano para los j\u00f3venes. No se trata de \u00abinventar\u00bb ahora un personaje m\u00e1s atrayente, quitando o poniendo trazos seg\u00fan convenga, porque es inaceptable cualquier tipo de manipulaci\u00f3n, incluso con \u00f3ptimas intenciones. Pero tampoco han de pasar desapercibidos, y hasta quedar enterrados, determinados aspectos de su vida que dan idea del sentido de las opciones personales y del valor exacto de los hechos.
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\n2.1.La identidad en la encrucijada<\/strong>
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\nEl evangelio de Lucas, cuidadoso anotador de las coordenadas espacio-temporales (cfr Lc<\/em> 1,23-25; 2,1-2; 3,1-2), recuerda la regi\u00f3n, Galilea, y la aldea, Nazaret, del encuentro de Gabriel con Mar\u00eda. El pasaje lucano deja entender con toda claridad que la comparecencia del \u00e1ngel sucede en la estancia habitual, en la casa familiar (cfr Lc<\/em> 1,28).
[2]<\/a> Con todo Mar\u00eda se distingue por vivir un hogar nada holgado ni digno de menci\u00f3n. Pero a despecho de las preferencias sociales y religiosas, que hab\u00edan sido recordadas para Zacar\u00edas, Isabel y Jos\u00e9, Mar\u00eda alcanza la benevolencia divina radical: \u00abNo temas, Mar\u00eda, porque has hallado gracia delante de Dios\u00bb (Lc<\/em> 1,30).
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\nSi bien Nazaret no pasaba de ser un peque\u00f1o n\u00facleo, casi al reparo de influencias extra\u00f1as, y se mantuvo pr\u00e1cticamente fiel a las tradiciones jud\u00edas, quedaba a poca distantia (4 o 6 kil\u00f3metros) de S\u00e9foris, ciudad mucho m\u00e1s poblada, a mitad de camino entre Tolemaida y Tiber\u00edades, de donde sal\u00eda la v\u00eda monta\u00f1osa hacia Jerusal\u00e9n. Mar\u00eda vive junto a una de las encrucijadas m\u00e1s transitadas de la zona.
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\n\u00abGalilea de los gentiles\u00bb (cfr Mt<\/em> 4,15; Is<\/em> 8,23) es adem\u00e1s la tierra de paso, la regi\u00f3n fronteriza, expuesta a la corriente humana que la puede atravesar en cualquier momento. Galilea no es el lugar de la pureza en la observancia de las tradiciones, sino el de la creencia confusa, porque tampoco se la puede asimilar a los paganos extranjeros, ni a los perdidos samaritanos. Esta ambig\u00fcedad hace de Galilea una referencia inc\u00f3moda, que desconcierta si hay que tratar con todo lo que de all\u00ed proviene. Galilea es, as\u00ed, el territorio de muchos, el lugar de la diversidad y, por tanto, la situacion social que no conoce una \u00fanica divinidad y un \u00fanico Se\u00f1or. Para los que vivan all\u00ed les ser\u00e1 m\u00e1s dif\u00edcil alcanzar las certezas de la vida.
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\nEn esta situaci\u00f3n, Mar\u00eda ha de ser presentada desde su relaci\u00f3n con Dios. Ella es alguien de quien Dios \u00abhabla bien\u00bb, y lo hace en una manera fuera de lo com\u00fan: bendita entre las mujeres<\/em> (cfr Lc<\/em> 1,42). Mar\u00eda se define entonces como aquella que ha dado cr\u00e9dito a la promesa de Dios: la que ha cre\u00eddo<\/em> (cfr Lc<\/em> 1,45). Su actitud no adquiere la forma de una declaraci\u00f3n intelectual hacia una palabra incierta, ni tampoco la de una tranquila expectativa de algo que ocurrir\u00e1, sino que se presenta como una vida que se desenvuelve de acuerdo a la realidad del mensaje escuchado.
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\nMar\u00eda es el sujeto humano, concretetamente femenino, conformado a Cristo: se distingue en ella el perfil de la sencillez, de la libertad, de la exclusi\u00f3n del pecado, de la santidad, de la obediencia al Padre, de la apertura al Esp\u00edritu, de la solicitud hacia el necesitado, de la palabra oportuna, de la b\u00fasqueda de la inteligencia del designio de la misericordia.
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\nLa imagen b\u00edblica de Mar\u00eda demuestra rasgos de una personalidad original: querer comprender e indagar en los hechos que la conciernen (cfr Lc<\/em> 2,19.51); mantener la disponibilidad y la presencia de animo, que no son el resultado de la concurrencia de circunstancias favorables (cfr Lc<\/em> 2,7); afrontar con realismo las situaciones m\u00e1s dispares, pasando del encumbramiento de la madre del Rey, que recibe los regalos y merece la adoraci\u00f3n (cfr Mt<\/em> 2,11), a la huida de la madre del perseguido (cfr Mt<\/em> 2,14-15); demostrar la autonom\u00eda en sus opciones, capaz de resistir a las presiones externas; quedar en segundo plano sin pretensiones ni remordimientos, de modo que el ocultamiento \u2013 los tiempos en Egipto y en Nazaret \u2013 deja de ser algo transitorio y ocasional para convertirse en una cualidad permanente \u2013 la presencia en la primera comunidad y el t\u00e9rmino de la vida \u2013, pero sin perder ni la dignidad ni la estima personal. Todos estos son elementos de un retrato sobre el fondo de una situaci\u00f3n humana viva y compleja.
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\n2.2.Imagen en movimiento<\/strong>
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\nCon la madre de Jes\u00fas m\u00e1s que fotograf\u00edas sin movimiento y rostros quietos, aparecen secuencias, vidas en acci\u00f3n: el Dios viviente y Mar\u00eda llena de vida. La presentaci\u00f3n divina no petrifica una situaci\u00f3n, condenada as\u00ed a la inmutabilidad: \u00abTal y como est\u00e1s, as\u00ed has de quedar\u00bb; ni tan siquiera Dios ha querido encerrarse en la inmutabilidad impasible.
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\nLa historia de Mar\u00eda aparece marcada ante todo por un continuo viajar: los desplazamientos empiezan desde el primer momento en que ella aparece en los evangelios de Mateo y de Lucas. La escena sin\u00f3ptica que la recuerda m\u00e1s adelante junto a un grupo familiar que va tras Jes\u00fas (cfr Mc<\/em> 3,31; Mt<\/em> 12,46; Lc<\/em> 8,19) es la \u00fanica noticia de la actividad de la madre durante la predicaci\u00f3n de su hijo. Y las dos escenas marianas en el cuarto evangelio se\u00f1alan c\u00f3mo Mar\u00eda ha compartido el camino de los disc\u00edpulos casi al principio de la existencia del grupo (cfr Jn<\/em> 2,12), y desde el mismo instante en que se da la ausencia de Jes\u00fas y tienen que aprender a vivir sin \u00e9l (cfr Jn<\/em> 19,27 y Hch<\/em> 1,11.14).
\nPero el cambio es, adem\u00e1s, una condici\u00f3n de vida y una disposici\u00f3n del esp\u00edritu, que acepta vivir una movilidad permanente. Al desplazarse al encuentro de Isabel, Mar\u00eda toma tambi\u00e9n el papel de mensajera o portadora de Dios, en favor de aquella que no hab\u00eda tenido ningun encuentro directo con Gabriel. Ya en el curso de la maternidad, Mar\u00eda no s\u00f3lo le toma el relevo al \u00e1ngel, el cual no volver\u00e1 a aparecer, sino que perfecciona esa funci\u00f3n, pues lleva a un tiempo el mensaje y al que lo env\u00eda.
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\nEl \u00e1nimo de la madre encinta no se aferra a su estado actual, sino que pone su mirada en la realidad que ya est\u00e1 en ciernes. La espera de la maternidad excluye por completo la opci\u00f3n est\u00e1tica, que pretenda detener el curso de las cosas. A la madre concierne el crecimiento en la espera, sabiendo que llegar\u00e1 su hijo. Mar\u00eda es as\u00ed la figura de la esperanza del Reino, ya presente entre nosotros, pero que atiende su plena manifestaci\u00f3n (cfr Rm<\/em> 8,19).
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\nMar\u00eda ofrece la imagen de la persona en crecimiento, que acepta sin dramatismos las exigencias y los reveses de la vida. El hacer de cada d\u00eda denota entonces un planteamiento confiado y activo frente a un futuro enormemente extenso.
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\n3. La lectura individualista de Mar\u00eda de Nazaret<\/strong>
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\nSi pasamos al terreno de la comprensi\u00f3n de la figura de Mar\u00eda que se vive y se transmite, consciente o inconscientemente, en \u00e1mbitos cristianos, nos lleva a observar un panorama inabarcable de expresiones, sentimientos, s\u00edmbolos e im\u00e1genes. La piedad mariana constituye un fen\u00f3meno complejo, que requiere atenci\u00f3n particular.
[3]<\/a> Si no es posible llegar a tener una visi\u00f3n completa de la piedad mariana, tanto menos ser\u00eda imaginable una valoraci\u00f3n adecuada sobre la misma. Resulta incluso arriesgado \u00abliquidar\u00bb con algunos juicios determinadas formas de devoci\u00f3n.
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\nPodemos, sin embargo, indicar el peso que ejerce un planteamiento individualista en la comprensi\u00f3n de la figura de Mar\u00eda, y que condiciona gravemente la oraci\u00f3n, la catequesis y el compromiso cristiano.
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\nLa escritora Marina Warner publicaba en el 1976 un estudio que ve\u00eda en el culto mariano la propuesta de un ideal humano inalcanzable, dejando a los devotos en un estado de inferioridad y de postraci\u00f3n.
[4]<\/a> Sin necesidad de estar de acuerdo con las interpretaciones que se presentan en este texto, no dejan de ser bastante evidentes las huellas que una mentalidad marcada por la acentuaci\u00f3n de la individualidad ha hundido en el terreno de la devoci\u00f3n mariana, de modo que Mar\u00eda queda \u00absola entre las mujeres\u00bb, como dice el t\u00edtulo escogido por Marina Warner para su libro.
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\n3.1.El agobiante dominio de lo individual<\/strong>
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\nLa exaltaci\u00f3n de la persona y la misi\u00f3n de Mar\u00eda de Nazaret, de no completarse con otros criterios de colocaci\u00f3n en su contexto hist\u00f3rico, de referencia a los datos b\u00edblicos, de relaci\u00f3n al hecho global cristiano, conduce a su mismo aislamiento. Con una perspectiva individualista, la madre de Jes\u00fas queda confinada en su unicidad, tan admirada como incomunicable.
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\nUna cierta lectura individualista de la doctrina mariana ha cedido con extrema facilidad a la insidia que la dejaba en un estado de segregaci\u00f3n. Se ilustra esta mentalidad con algunos ejemplos. Si la inmaculada concepci\u00f3n pasa ante todo como un privilegio de la madre de Jes\u00fas, un hecho \u00fanico, dejando de lado otros aspectos teol\u00f3gicos y antropol\u00f3gicos, surge casi de inmediato la pregunta si su vida pudo parecerse en algo a la de cualquier otro, visto que no tuvo que padecer en ning\u00fan momento el sometimiento al pecado. Mar\u00eda aparece encumbrada en una santidad que es toda suya, pero que nunca podr\u00eda ser nuestra.
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\nEl mismo dato de la virginidad, mientras se ajusta con la peculiaridad del origen de Jes\u00fas, subraya la ausencia de la intervenci\u00f3n de un padre humano, y pone el acento sobre lo irrepetible. A semejante lectura se corresponde m\u00e1s la idea de la soledad de Mar\u00eda que aqu\u00e9llas de la cordialidad o de la amistad.
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\nLa relaci\u00f3n entre Mar\u00eda y Jes\u00fas se dibuja con los trazos excepcionales de una intimidad incomparable, entre el terreno de la imaginaci\u00f3n y el de lo legendario. Una visi\u00f3n de este tipo atribuye a Mar\u00eda conocimientos singulares e intervenciones cuyo valor ser\u00eda especial, pero fuera del alcance del resto de los hombres. Y si nos acercamos finalmente a la existencia escatol\u00f3gica, la asunci\u00f3n de Mar\u00eda adquiere el significado del reconocimiento definitivo, pero tambi\u00e9n el de la separaci\u00f3n m\u00e1s completa.
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\nLa comprensi\u00f3n individualista de Mar\u00eda se hace tanto m\u00e1s grave cuanto m\u00e1s exclusiva, y queda igualmente reflejada en las expresiones devotas de ensalzamiento, en las representaciones figurativas de im\u00e1genes solitarias, o en las s\u00faplicas que parecen endiosarla.
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\n3.2. Las incoherencias de la comprensi\u00f3n individualista<\/strong>
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\nSemejante presentaci\u00f3n de Mar\u00eda marcada primordialmente por la unicidad y la distinci\u00f3n, comienza a fallar enseguida, constatando que se le ha impuesto un esquema demasiado angosto. Un motivo constante de la piedad mariana es el de proponer a Mar\u00eda como modelo del creyente. Ahora bien, desde una visi\u00f3n individualista la madre de Jes\u00fas es tan ejemplar, como dif\u00edcilmente imitable. Sus virtudes quedan demasiado lejos del resto de los hombres para tomarse como referencia v\u00e1lida o como sugesti\u00f3n eficaz.
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\nTampoco falta en las lecturas individualistas la idea de la imitaci\u00f3n de la madre de Jes\u00fas, pero la propuesta del modelo mariano pierde casi toda su fuerza y se reduce a sugerir algunos trazos, que se separan de una vivencia personal completa y real, para ofrecerse entonces como exhortaciones despersonalizadas. El mismo tema de la intercesi\u00f3n mariana, que expresa una solidaridad profunda de la madre del Se\u00f1or expl\u00edcita en la inmensa mayor\u00eda de las oraciones marianas, resulta tambi\u00e9n debilitado, pues con el alejamiento de la figura de Mar\u00eda decae el sentido de su contacto con la comunidad y con el devoto. En resumidas cuentas la comprensi\u00f3n individualista plantea dificultades evidentes, que hacen necesaria una correcci\u00f3n de la perspectiva interpretativa.
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\n4. Mar\u00eda a partir de la solidaridad<\/strong>
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\nEl mensaje cristiano habla en definitiva de comuni\u00f3n de vida y de solidaridad concreta. El anuncio de la salvaci\u00f3n no hace m\u00e1s que transmitir el prop\u00f3sito de Dios de compartir la vida, hasta el final y sin reparos. Si este dato se convierte efectivamente en criterio para entender todo lo que sucede, estaremos aceptando la solidaridad no s\u00f3lo como algo conocido<\/em>, sino sobre todo como algo para conocer<\/em>. La amistad sincera, el encuentro verdadero entre personas, la reconciliaci\u00f3n real sin resquicios, vienen a ser los destellos que iluminan la realidad. Hay que a\u00f1adir que si la categor\u00eda de la solidaridad es la nueva perspectiva interpretativa, la mirada no pierde agudeza visual \u2013 trabajamos desde esta convicci\u00f3n \u2013 sino que gana en perspicacia.
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\n4.1. Necesidad de la solidaridad<\/strong>
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\nEn relaci\u00f3n a un proyecto solidario que deje atr\u00e1s los viejos esquemas individualistas y egoc\u00e9ntricos, los j\u00f3venes \u2013 y con ellos todos nosotros \u2013 se debaten entre el anhelo y el desencanto. Por un lado prevalecen hoy demasiados intereses parciales que benefician a unos pocos y ponen en peligro la existencia de muchos. Las amenazas que acechan a la humanidad desde los \u00e1mbitos de la ecolog\u00eda, de la econom\u00eda, de los fundamentalismos ideol\u00f3gicos, de la salud y de la demograf\u00eda, surgen claramente desde planteamientos restrictivos de grupos de poder, aunque no siempre sea f\u00e1cil identificarlos, pues el anominato pertenece a las estrategias de la ambici\u00f3n y de la indiferencia. La generosidad quedar\u00eda para los ingenuos y los perdedores.
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\nPor otro lado, se escuchan por todas partes las voces que piden concordia y un quehacer com\u00fan, mientras obtienen el consenso generalizado las iniciativas que fomentan el di\u00e1logo y la colaboraci\u00f3n. Las propuestas de respeto de los ambientes naturales, los programas de cooperaci\u00f3n, los encuentros interreligiosos, el di\u00e1logo ecum\u00e9nico entre los cristianos, las organizaciones humanitarias, las operaciones de acogida de refugiados y las campa\u00f1as para las poblaciones m\u00e1s desafortunadas, indican que la solidaridad no es un concepto llamativo: antes que nada es una urgencia hist\u00f3rica.
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\nSi el cristianismo fuera capaz de expresar el proprio mensaje de comuni\u00f3n desde la coherencia de vida con la radicalidad del hecho Pascual, para entrar en sinton\u00eda con el momento actual, dar\u00eda entonces su aportaci\u00f3n m\u00e1s caracter\u00edstica y tomar\u00eda la v\u00eda m\u00e1s sencilla del encuentro con la humanidad.
[5]<\/a> Tomar la solidaridad como categoria fundamental del cristianismo: si \u00e9ste es el reto, podemos aceptarlo para hablar de Mar\u00eda y para trazar las l\u00edneas de la devoci\u00f3n mariana actual.
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\n4.2. Apuntes para la comprensi\u00f3n solidaria de Mar\u00eda<\/strong>
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\nDesde el primer momento puede intuirse que una perspectiva solidaria resulta perfectamente adecuada para apreciar la figura de la madre del Se\u00f1or. En Mar\u00eda pr\u00e1cticamente todo habla de relaci\u00f3n. Intentamos sugerir a continuaci\u00f3n algunos pasos en la direcci\u00f3n de una interpretaci\u00f3n relacional. Mar\u00eda aprende y comunica la identidad de Dios, sin suprimir el misterio pero sin falsear la imagen. Con su vida Mar\u00eda expresa la diversidad del Padre, del Hijo y del Esp\u00edritu, mientras se ofrece un mensaje de convergencia y de compromiso de cercan\u00eda. La presentaci\u00f3n evang\u00e9lica de Mar\u00eda es al mismo tiempo la presentaci\u00f3n de Dios, en un entramado natural que no da nunca la idea de competici\u00f3n ni de conflicto: es as\u00ed que hablando de Mar\u00eda se habla de Dios y viceversa.
\n 
\nLa virginidad est\u00e1 inmediatamente unida a la maternidad, que es una realidad relacional. La virginidad es materna. La maternidad virginal no s\u00f3lo es un episodio prodigioso que precede a la vida matrimonial, sino que se trata de un proyecto relativo al Emmanuel<\/em>, al Dios-con-nosotros<\/em>, de modo que se lleve a cabo el encuentro de Dios con la humanidad. La virginidad se convierte en el dato compartido en el hogar de Jos\u00e9, que \u00abno la conoc\u00eda hasta que ella dio a luz un hijo\u00bb (Mt<\/em> 1,25). La vivencia mariana singular de la maternidad virginal entra en una dimensi\u00f3n nueva con la vida familiar. Ahora es Jos\u00e9 quien se encuentra con el acontecimiento de la virginidad materna de Mar\u00eda, y tambi\u00e9n a \u00e9l le corresponde mostrar un sentido de acogida, despu\u00e9s de un tiempo de crisis (cfr Mt<\/em> 1,18-24).
\n 
\nLa inseparabilidad existencial entre Mar\u00eda y Jes\u00fas, la relaci\u00f3n maternal, aparece en las palabras de Isabel, con el t\u00edtulo que ella atribuye a la mujer que ha venido desde Galilea: la madre de mi Se\u00f1or<\/em> (cfr Lc<\/em> 1,43). Por la denominaci\u00f3n de Jes\u00fas como \u00abSe\u00f1or\u00bb, este apelativo mariano adquiere un talante pascual (cfr Flp<\/em> 2,11), y por tanto anticipador en el relato lucano de la victoria sobre la muerte. El evangelista presenta a Mar\u00eda en la perspectiva de la explosi\u00f3n pascual de la vida, cuando la Vida (cfr Jn<\/em> 14,6) ha tomado cuerpo en la mujer, apenas perceptible pero ya con el poder de hacer saltar de alegr\u00eda a cada criatura llena del Esp\u00edritu.
\n 
\nLa total exclusi\u00f3n del pecado \u2013 la negaci\u00f3n de la negaci\u00f3n \u2013 indica en la madre de Jes\u00fas la ausencia completa de cualquier elemento de disgregaci\u00f3n o de divisi\u00f3n. De cualquier forma que entendamos el pecado, como connivencia con el mal, como opci\u00f3n equivocada y contradictoria, o como divisi\u00f3n interior, adquiere siempre el significado de atentado contra la convivencia pac\u00edfica y justa. El dogma de la inmaculada concepci\u00f3n habla entonces de una existencia radicalmente cordial y abierta a la amistad m\u00e1s sincera, porque nada en ella la enturbia.
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\nLa existencia humana que se afirma m\u00e1s all\u00e1 de la muerte, es el contenido de la celebraci\u00f3n de la asunci\u00f3n de Mar\u00eda, no para decir la pasividad de una situaci\u00f3n inmutable, aburrida y lejana, sino para indicar la realizaci\u00f3n de todas nuestras ansias de comuni\u00f3n, sin perder el v\u00ednculo con todos los esfuerzos por llegar a ella. La solidaridad es el destino cuya conciencia acompa\u00f1a el camino, pero sin dispensar de la tarea por construirla. La devoci\u00f3n mariana aut\u00e9ntica adquiere la nota distintiva de la solidaridad: el culto mariano incluye espont\u00e1neamente la s\u00faplica fraterna, el compromiso generoso, el testimonio sencillo y la amistad que se anticipa. La referencia mariana en la vida del cristiano estimula y hace crecer la solidaridad.
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\n4.3. \u00a1La lectura funciona!<\/strong>
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\nHabr\u00eda que pasar al terreno del compromiso y de la vida compartida para ver si la lectura solidaria de la madre del Se\u00f1or no es tan s\u00f3lo un conjunto de expresiones m\u00e1s o menos logradas, sino el reflejo consciente de una experiencia hist\u00f3rica de fe, que quiere ser comunicada y pretende crecer en fidelidad al mensaje del evangelio.
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\nLa devoci\u00f3n mariana puede tomar precisamente la referencia del canto mariano del evangelio de Lucas (cfr Lc<\/em> 1,46-55) cuando intenta establecer la correspondencia entre las palabras y los hechos. El Magnificat<\/em> de Mar\u00eda tiene poco que ver con las formas comedidas, con posiciones equidistantes, y con miramientos medrosos. Mar\u00eda tiene una expresi\u00f3n beligerante, pol\u00e9mica y comprometida, porque reconoce esa misma beligerancia y compromiso en Dios cuando recorre los acontecimientos personales y los del propio pueblo.
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\nEn la vida diaria no se trata de demostrar el saber perfecto, se trata de caminar con un no-comprender. Mar\u00eda y Jos\u00e9 no comprenden a su hijo (cfr Lc<\/em> 2,50), tal y como \u00e9l no es comprendido por sus disc\u00edpulos (cfr Lc<\/em> 9,45; 18,34; 24,25; Mt<\/em> 16,22; 17,23; Mc<\/em> 8,32; 9,32). La sabidur\u00eda aut\u00e9ntica no es la que ha eliminado toda duda, sino la que ha aprendido a vivir con ellas.
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\n5. Hacia una conclusi\u00f3n \u00bfCu\u00e1ndo una pastoral se hace \u00abmariana\u00bb?<\/strong>
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\nY ahora en lo que podr\u00eda ser la conclusi\u00f3n, tomamos la segunda pregunta formulada al principio. Si la solicitud pastoral nos ha llevado a plantear una atenci\u00f3n al modo de presentar a la madre de Jes\u00fas, es posible pedir alg\u00fan cambio en la pastoral desde la perspectiva mariana \u00bfcu\u00e1ndo una l\u00ednea pastoral toma realmente en serio la figura de Mar\u00eda? \u00bfcu\u00e1ndo se puede hablar de \u00abpastoral mariana\u00bb?
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\nEstamos de acuerdo que la dimensi\u00f3n mariana en la pastoral no puede consistir en la simple menci\u00f3n, ni espor\u00e1dica ni repetida; de la madre de Jes\u00fas. De hecho una determinada propuesta pastoral donde aparezcan con frecuencia t\u00edtulos y motivos marianos, puede tener muy poco de mariana si, por ejemplo, carece de engarce con el anuncio de Cristo, o abandona la relaci\u00f3n trinitaria, o falla en construir un sentido aut\u00e9nticamente humano, o se desentiende de las necesidades reales del contexto. Por el contrario una l\u00ednea pastoral cuyos momentos expl\u00edcitamente marianos sean bastante comedidos, puede haber asimilado bien las sugestiones y exigencias que provienen de la madre de Cristo. La dimensi\u00f3n mariana en la pastoral tampoco puede consistir en proponer un c\u00famulo de gestos que distraigan respecto al camino fundamental de fe del cristiano.
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\nLa presencia de Mar\u00eda en la pastoral est\u00e1 unida al sentido del valor de lo humano. La madre de Jes\u00fas es la persona concreta que aparece como presencia aut\u00e9nticamente humana en la plenitud de los tiempos<\/em> (cfr Ga<\/em> 4,4). El recuerdo mariano habla de la humanidad, libre y creativa, cuando se encuentra con la amistad de Dios: no s\u00f3lo no pierde la identidad, sino que la desarrolla en el mejor aporte que habr\u00eda imaginado dar.
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\nLa presencia de Mar\u00eda en la pastoral expresa el sentido de Dios. La madre de Jes\u00fas es el sujeto profundamente en relaci\u00f3n con Dios, hasta el punto que para explicar su vida tiene que tomarse la perspectica de Dios, esto es, la del amor y de la libertad. La presentaci\u00f3n personal de Mar\u00eda (cfr Lc<\/em> 1,38), la presentaci\u00f3n que otros hacen de ella (cfr Lc<\/em> 1,42-45), y la misma presentaci\u00f3n que viene de Dios (cfr Lc<\/em> 1,28.30), ponen siempre en \u00c9l el centro de la existencia. La presencia de Mar\u00eda en la pastoral requiere estar bien enraizados en la historia. Mar\u00eda aporta el sentido del realismo y de la adecuada comprensi\u00f3n del momento, con intervenciones oportunas en cada caso. Ella indica la direcci\u00f3n del camino de una existencia humana que se orienta hacia el encuentro total en Cristo. En Mar\u00eda se armonizan el compromiso hist\u00f3rico y el destino final, la libertad y el don. La presencia de Mar\u00eda en la pastoral invita a la comunicabilidad aut\u00e9ntica y eficaz. Compartir la existencia es la nota caracter\u00edstica de la vida de Mar\u00eda. La misi\u00f3n que ha recibido no s\u00f3lo no la lleva al aislamiento, sino que abre un horizonte inagotable de benevolencia. La vida deja de ser una propiedad privada para uso y consumo del due\u00f1o, para reconocerse en la relaci\u00f3n que pone en juego toda la persona, capaz de darse y de intervenir.
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[1]<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Como muestra puede verse la descripci\u00f3n del culto mariano en los dos \u00faltimos siglos que se hace en E. Fattorini, Il culto mariano tra Ottocento e Novecento: Simboli e devozione. Ipotesi e prospettive di ricerca<\/em>, = Temi di Storia, Milano, FrancoAngeli 1999.
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[2]<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 La investigaci\u00f3n arqueol\u00f3gica sobre la casa de Nazaret est\u00e1 documentada en el art\u00edculo de E. Alliata, La casa de Mar\u00eda en Nazaret<\/em>, en \u00abTeolog\u00eda Espiritual\u00bb 41 (1997) 381-391.
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[3]<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 El reciente Directorio sobre la piedad popular dedica un cap\u00edtulo, el quinto, a las formas de la devoci\u00f3n mariana: Congregaci\u00f3n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Directorio sobre piedad popular y Liturgia. Principios y orientaciones<\/em>, = Documentos 15, Madrid, San Pablo 2003, nn. 183-207.
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[4]<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 M. Warner, Alone of All Her Sex. The Myth and the Cult of the Virgin Mary, London, Vintage 1976.
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[5]<\/a>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Esta misma es la propuesta del concilio que se expresa en la constituci\u00f3n Gaudium et spes<\/em>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

La madre de Jes\u00fas en la pastoral juvenil Antonio Escudero Antonio Escudero es profesor de Mariolog\u00eda en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma   S\u00cdNTESIS DEL ARTICULO: Desde la percepci\u00f3n de c\u00f3mo, tantas veces, todo lo que se refiere a Mar\u00eda llega a los j\u00f3venes con lenguajes y ropajes que provocan desapego y alejamiento, el […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[879,878,94],"tags":[],"class_list":["post-9156","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-antonio-salvador-escudero","category-estudios-327","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9156"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9156"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9156\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9156"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9156"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9156"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}