{"id":9184,"date":"2004-01-01T00:00:36","date_gmt":"2003-12-31T22:00:36","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9184"},"modified":"2004-01-01T00:00:36","modified_gmt":"2003-12-31T22:00:36","slug":"horizontes-de-espiritualidad-para-los-jovenes-en-europa","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/horizontes-de-espiritualidad-para-los-jovenes-en-europa\/","title":{"rendered":"Horizontes de espiritualidad para los j\u00f3venes en Europa"},"content":{"rendered":"
Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda. Universidad Pontificia Salesiana (Roma)<\/strong> Jes\u00fas Manuel Garc\u00eda. Universidad Pontificia Salesiana (Roma) No es mi intenci\u00f3n presentar un cuadro completo de la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes en Europa o de su relaci\u00f3n con la religi\u00f3n.[1] Confront\u00e1ndome con el contexto de la actual situaci\u00f3n cultural y eclesial, tratar\u00e9 simplemente de ofrecer algunas pautas sobre el camino espiritual proponible hoy a […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[854,857,94],"tags":[],"class_list":["post-9184","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-324_325","category-jesus-manuel-garcia-gutierrez","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9184","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9184"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9184\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9184"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9184"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9184"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n
\nNo es mi intenci\u00f3n presentar un cuadro completo de la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes en Europa o de su relaci\u00f3n con la religi\u00f3n.[1]<\/a> Confront\u00e1ndome con el contexto de la actual situaci\u00f3n cultural y eclesial, tratar\u00e9 simplemente de ofrecer algunas pautas sobre el camino espiritual proponible hoy a los j\u00f3venes. Introducir\u00e9 la exposici\u00f3n con algunas premisas, necesarias para delimitar el tema.
\nAnte todo, los protagonistas de mi reflexi\u00f3n no son s\u00f3lo los j\u00f3venes comprometidos y que forman parte de alg\u00fan grupo eclesial sino, sobre todo, aquellos que siguen buscando la forma de dar sentido a sus vidas y que, potencialmente, pueden encontrar ayuda en una propuesta de vida cristiana que se adapte y responda a sus exigencias.
\nSoy consciente, por otra parte, de que hoy no se puede hablar de j\u00f3venes en general. Hay que admitir una variabilidad en la definici\u00f3n de \u201cjuventud\u201d que depende de cada \u00e9poca y de las caracter\u00edsticas socio-culturales del ambiente concreto en que se vive. Concretamente la sociedad europea occidental esta descubriendo un fen\u00f3meno nuevo: la \u201ceterna juventud\u201d y, como consecuencia, su acentuada prolongaci\u00f3n anagr\u00e1fica.[2]<\/a>
\nEl mismo calificativo de \u00abeuropeos\u00bb pudiera parecer demasiado ambicioso. En realidad no lo es. En una sociedad siempre m\u00e1s planetaria y globalizada no resulta dif\u00edcil encontrar rasgos comunes \u2013relativos al comportamiento, a las convicciones y a las actitudes de los j\u00f3venes\u2013 a partir de los cuales construir una propuesta de espiritualidad juvenil. Com\u00fan, por ejemplo, es el contexto de complejidad social y cultural[3]<\/a> en el cual viven los j\u00f3venes europeos hoy. Un \u201carchipi\u00e9lago cultural\u201d, caracterizado por una fragmentaci\u00f3n que complica enormemente cualquier trabajo educativo que se proponga como finalidad la unificaci\u00f3n de la persona. Comunes son tambi\u00e9n los modelos culturales propuestos por la sociedad occidental europea, \u201ccon muchos dioses y verdades y, quiz\u00e1 por esto, ninguno\u201d, y que reflejan un pluralismo y un relativismo \u00e9tico que dificulta la construcci\u00f3n de cualquier proyecto de vida.
\nNo nos tiene, por tanto, que sorprender que los j\u00f3venes sean los primeros en pagar este resquebrajarse de los valores tradicionales de nuestra sociedad occidental, y que se dejen capturar por el vac\u00edo existencial, la indiferencia, el presentismo, el individualismo, el subjetivismo, el materialismo y el hedonismo.[4]<\/a>
\nEn efecto, detr\u00e1s de una imagen aparente de j\u00f3venes pragm\u00e1ticos, seguros y libres, se esconde una realidad mucho m\u00e1s preocupante para la educaci\u00f3n en la fe: la de j\u00f3venes fr\u00e1giles, inseguros e impreparados para afrontar las dificultades de la vida. Es aqu\u00ed d\u00f3nde quiere colocarse mi aportaci\u00f3n acerca de la espiritualidad juvenil.
\nPor \u00abespiritualidad\u00bb entiendo no una realidad abstracta, dif\u00edcil de definir, casi en estado \u00abgaseoso\u00bb -como predican algunos-, sino que hago referencia expl\u00edcita a la \u201cvida en el Esp\u00edritu\u201d, el Esp\u00edritu de Jes\u00fas. En su significado m\u00e1s pleno, la \u00abespiritualidad\u00bb concierne la relaci\u00f3n concreta del individuo, de un grupo o de una comunidad con Dios y, como consecuencia, la actuaci\u00f3n a favor del Reino.
\nNo podemos concebir una \u00abespiritualidad\u00bb a-hist\u00f3rica o a-temporal. Cualquier propuesta que se diga \u201cespiritual\u201d deber\u00e1 ser encuadrada dentro de un contexto hist\u00f3rico y sociol\u00f3gico concreto. En el caso de Europa, nos referiremos a una sociedad pluralista, multicultural, plurireligiosa y ampliamente secularizada.
\nTodav\u00eda quiero a\u00f1adir que hoy la palabra \u00abespiritualidad\u00bb no es reducible a la acepci\u00f3n cristiana. Religiones no cristianas, y tambi\u00e9n corrientes laicas, hacen referencia a la espiritualidad.
\nEn el \u00e1mbito juvenil vemos c\u00f3mo la b\u00fasqueda espiritual de muchos j\u00f3venes no puede ser definida como \u00abcristiana\u00bb. Lo cual no impide que, analizando con atenci\u00f3n dicha b\u00fasqueda, descubramos elementos importantes y significativos (dinamismos, deseos…) para la reflexi\u00f3n y realizaci\u00f3n de una propuesta de espiritualidad cristiana.[5]<\/a>
\n1. \u00bfExiste un modelo de espiritualidad juvenil?<\/strong>
\nNo podemos elegir un modelo de espiritualidad, que contagie a los j\u00f3venes, sin antes aclarar el puesto que la religi\u00f3n ocupa en sus vidas. Intentar\u00e9 brevemente describir algunos rasgos de esta relaci\u00f3n.
\n– La pastoral juvenil no puede ignorar el lugar perif\u00e9rico que ocupa la religi\u00f3n<\/em>, en cuanto instituci\u00f3n, en la sociedad europea. Por otra parte, dif\u00edcilmente se puede presentar como fuerza de seguridad y de unidad;[6]<\/a> es m\u00e1s, con frecuencia aparece como fuerza de destrucci\u00f3n.[7]<\/a>
\nLa religi\u00f3n, aunque sigue estando presente, no forma parte del vivir cotidiano de una buena parte de j\u00f3venes\u2026 que no tienen ganas de remar contra corriente. Frente a esta p\u00e9rdida del control institucional de la creencia y de subjetivizaci\u00f3n de la fe, no se tiene ning\u00fan problema en mezclar elementos de las m\u00e1s variadas tradiciones religiosas, con una suerte de sincretismo o eclecticismo religioso: \u00abEl Dios vivo \u2013dicen los obispos espa\u00f1oles\u2013 es apartado de la vida diaria, mientras los m\u00e1s diversos \u00eddolos se adue\u00f1an de ella\u00bb.[8]<\/a> Una especie de \u201cecumenismo religioso\u201d o bricolage de creencias<\/em> cuya funci\u00f3n principal es que sirva al usuario para sus parcheos personales.[9]<\/a>
\nSurge, de este modo, el deseo de organizar la sociedad sobre principios racionales, m\u00e1s que sobre los principios revelados. La socializaci\u00f3n de los individuos en virtud de la tradici\u00f3n, de la religi\u00f3n, de la moral, va cediendo terreno a la acci\u00f3n promovida por la informaci\u00f3n medi\u00e1tica y por el mundo de la imagen.[10]<\/a>
\nEsta situaci\u00f3n se ha visto reforzada con la revoluci\u00f3n industrial que ha facilitado la diferenciaci\u00f3n de una sociedad que, caracterizada por la diversidad y por la pluralidad de los diversos sectores, se organizar\u00e1 seg\u00fan leyes propias. Dios, la religi\u00f3n y todo lo sagrado parecen innecesarios para sostener el mundo. La religi\u00f3n pasa de ser el marco omnicomprensivo que determinaba el valor de cada persona y de cada cosa, a ser un factor m\u00e1s, junto a otros, o bien, un factor sometido como los dem\u00e1s a los nuevos principios de orientaci\u00f3n y organizaci\u00f3n tales como el sujeto, la raz\u00f3n, la t\u00e9cnica, la historia, el progreso o la sociedad.[11]<\/a>
\nEn este contexto se comprende que resulte problem\u00e1tica la misma transmisi\u00f3n de la fe: \u00abUno de los hechos m\u00e1s graves acontecidos en Europa durante el \u00faltimo medio siglo ha sido la interrupci\u00f3n de la transmisi\u00f3n de la fe cristiana en amplios sectores de la sociedad. Perdidos, olvidados o desgastados los cauces tradiconales (familia, escuela, sociedad, cultura p\u00fablica), las nuevas generaciones ya no tienen noticia ni reconocen signos del Dios viviente y verdadero o de la encarnaci\u00f3n, muerte y resurrecci\u00f3n de Jesucristo por nosotros. Comprobamos que en proporciones altas no estamos logrando transmitir la fe a las j\u00f3venes generaciones\u00bb.[12]<\/a> Una crisis que se agrava con la dificultad de la comunicaci\u00f3n y el di\u00e1logo entre las diversas generaciones de la sociedad europea occidental. La escuela, la Iglesia y, sobre todo, la familia encuentran grandes obst\u00e1culos a la hora de transmitir ideas, actitudes y experiencias religiosas a los j\u00f3venes.[13]<\/a>
\n
\n– La seguridad y la autorealizaci\u00f3n<\/em>, as\u00ed como el desarrollo de la propria vida interior, no se buscan tanto en las instituciones sino, m\u00e1s bien, se reservan al \u00e1mbito de lo privado<\/em>. En este mismo proceso social est\u00e1 implicada la Iglesia. La mayor\u00eda de la gente en Occidente no considera a la Iglesia como \u201ccomunidad\u201d con la cual identificarse siempre y en todas las partes, sino como un servicio para satisfacer las necesidades religiosas privadas. La Iglesia, de este modo, pasa a ser una organizaci\u00f3n con la que la persona se identifica espor\u00e1dica y parcialmente; al tiempo que la religi\u00f3n se convierte en objeto de consumo para satisfacer sus necesidades.
\n
\n– La identificaci\u00f3n cristiana en la sociedad actual halla otra grave dificultad: en muchas partes de Europa el anuncio cristiano se enfrenta a unos j\u00f3venes que, cada vez en mayor n\u00famero, carecen de \u201cmemoria religiosa\u201d<\/em>. Con palabras de Mardones: \u00abSe vive el presente y en la superficie de la realidad. Un presentismo sin pasado y sin tradici\u00f3n. El ser humano es un ser deambulante, sin historia, con una memoria debilitada, sin recuerdos autorizados y sin fuerza moral para imponerle un sentido o una direcci\u00f3n a esa historia\u00bb.[14]<\/a>
\nEl educador en la fe de los j\u00f3venes se encuentra con un panorama ideol\u00f3gico esencialmente ef\u00edmero, m\u00f3vil e inestable.
\nEn aparente contradicci\u00f3n con lo dicho, existe, por otra parte, una sed de misterio, de profundidad y de sagrado<\/em>, que conduce a menudo hacia la b\u00fasqueda extravagante por los caminos del exoterismo, las m\u00edsticas orientales o las psicolog\u00edas transpersonales. Tiempos de indiferencia y de credulidad, de secularismo y postsecularidad, de desacralizaci\u00f3n y de sacralizaci\u00f3n.[15]<\/a>
\nLas consecuencias de todo lo dicho, son f\u00e1cilmente deducibles para la pastoral juvenil. Elenco s\u00f3lo algunas.
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\n– Es dif\u00edcil creer y vivir como cristianos sin el conocimiento y la interiorizaci\u00f3n de la historia que narra la acci\u00f3n de Dios<\/em>. A la base de nuestra fe cristiana no est\u00e1 una religiosidad natural o una ideolog\u00eda abstracta. La fe cristiana se fundamenta en la convicci\u00f3n de que Dios no s\u00f3lo se revela en el interior de cada hombre o del universo, sino, sobre todo, en la historia. El Dios cristiano se revela al hombre a trav\u00e9s de su Palabra, acogida especialmente en la vivencia del pueblo de Israel y, de forma \u00fanica, definitiva e insuperable, en la persona de Jesucristo. El que desee conocer qui\u00e9n es Dios, cu\u00e1l es su proyecto para el hombre y para la historia deber\u00e1 dirigirse, por tanto, a la historia narrada de Dios en el hombre. Esta necesaria mediaci\u00f3n supone un serio inconveniente para la vivencia de la fe, sobre todo porque los j\u00f3venes viven inmersos en una cultura dominada por el inmanentismo superficial y cambiante.[16]<\/a>
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\n– Sin la identificaci\u00f3n con algunos s\u00edmbolos<\/em>, tradiciones, usanzas, lenguaje… es dif\u00edcil imaginar una pertencia a la comunidad cristiana. Sin una iniciaci\u00f3n a la realidad del s\u00edmbolo, capaz de evocar la transcendencia, resultar\u00e1 dif\u00edcil ensanchar la racionalidad del ser humano y corregir o curar la visi\u00f3n unilateral que ofrece la cultura moderna.[17]<\/a>
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\n– La coherencia en la fe supone adem\u00e1s la aceptaci\u00f3n<\/em> de aquellos valores<\/em> que est\u00e1n \u00edntimamente vinculados al mensaje religioso. En cambio, hoy vemos c\u00f3mo es posible apropiarse de algunos valores del cristianismo sin identificarse necesariamene con una comunidad de fe. Se pueden aceptar los valores del Evangelio, sin que por ello se compartan o tan siquiera se forme parte de la comunidad de creyentes.
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\n– La falta de memoria<\/em> supone tambi\u00e9n que el joven ignora f\u00e1cilmente los contenidos doctrinales<\/em> en que se formula la fe, los ritos con los que se celebra, las formas de vida, los usos y costumbres que la fe origina, la historia del grupo, una forma de pensar que se manifiesta en la comunidad, en el arte, en las produciones est\u00e9ticas y en la ciencia de la fe.
\nEl educador en la fe de los j\u00f3venes har\u00e1 bien en favorecer una din\u00e1mica de encuentro y di\u00e1logo cr\u00edtico entre fe y cultura: \u00abLa buena nueva de Cristo \u2013nos recuerda la GS<\/em>\u2013 renueva constantemente la vida y la cultura del hombre deca\u00eddo\u00bb (GS 58,4<\/em>). La fe ejerce una funci\u00f3n cr\u00edtica respecto a la cultura, y la cultura, por su parte, impulsa una mayor purificaci\u00f3n y decantaci\u00f3n de expresiones, conductas y representaciones cristianas en la medida en que \u00e9stas resultan inadecuadas a unos tiempos y lugares determinados.
\n2. El paso de la fe del \u201cpracticante\u201d a la fe del \u201cperegrino\u201d<\/strong>
\nLa desaparici\u00f3n de la exigencia normativa de la religi\u00f3n y de la presi\u00f3n que antes facilitaba la identificaci\u00f3n total, obliga al hombre de hoy \u2013sobre todo al joven\u2013 a configurar selectivamente la propria identidad sobre la base de experiencias y de preferencias personales. Esta religi\u00f3n \u201ca la carta\u201d da lugar a una serie de tipolog\u00edas diversas, en cuanto se refiere a la identificaci\u00f3n con la Iglesia y con la religi\u00f3n. Por mi parte me limitar\u00e9 a presentar, entre otros,[18]<\/a> dos modelos \u2013el del \u201cpracticante\u201d y del \u201cperegrino\u201d\u2013[19]<\/a> que pueden resumir, de alguna manera, los rasgos esenciales del paso de una fe patrimonial,<\/em> a una fe integradora<\/em>.[20]<\/a>
\nSe entiende por \u201cpracticante\u201d el cristiano que cumple con sus deberes religiosos y morales y nutre simpat\u00eda hacia la instituci\u00f3n religiosa. El \u201cperegrino\u201d, en cambio, se caracteriza por unos contenidos m\u00e1s pobres y por la falta de seguridad en su relaci\u00f3n con la comunidad y con los grupos concretos.
\nLa diferencia entre un modelo y otro depende, sobre todo, del control institucional. El \u201cpraticante\u201d se adec\u00faa a normas y prescripciones fijas, con car\u00e1cter obligatorio. La observancia, aunque sea personal, conserva siempre una intenci\u00f3n comunitaria.
\nEl cristiano \u201cperegrino\u201d, en cambio, entiende la fe desde s\u00ed mismo, m\u00e1s que desde una referencia a la instituci\u00f3n. Incluso cuando la peregrinaci\u00f3n adquiere una forma colectiva y de masa, su pr\u00e1ctica es libre, bas\u00e1ndose en una decisi\u00f3n m\u00e1s personal que institucional.
\nLos dos modelos entienden el tiempo y el espacio religioso de forma diferente. El \u201cpracticante\u201d est\u00e1 vinculado a la estabilidad de la parroquia. El \u201cperegrino\u201d no cuenta con un territorio fijo, sino con un itinerario, un camino.
\nEs el \u201cperegrino\u201d un joven que busca, que explora caminos diferentes, dentro y fuera de la tradici\u00f3n cristiana, que practica su fe en modo aut\u00f3nomo, voluntario y discontinuo. Un joven que acude a la religi\u00f3n s\u00f3lo para dar respuesta a sus necesidades existenciales y que encuentra la convalidaci\u00f3n de su fe, en su propia certeza subjetiva. Una fe, por otra parte, que depende, en buena medida, del tono vital de la persona, de encuentros significativos y de las lecturas que hace. Un tipo de fe subjetiva que se caracteriza por su dimensi\u00f3n experimental y emocional y que capta la presencia \u2013siempre oscura\u2013 de lo divino a trav\u00e9s de la interioridad afectiva. Como consecuencia, el modelo del peregrino es distante y cr\u00edtico con todo lo que supone tradici\u00f3n e instituci\u00f3n. [21]<\/a>
\nCual ejemplo de espiritualidad del \u201cperegrino\u201d podemos citar la experiencia de Taiz\u00e9, despu\u00e9s copiada por las jornadas mundiales de los j\u00f3venes (Santiago, Par\u00eds, Roma…). La nueva f\u00f3rmula permite a j\u00f3venes y adultos una participaci\u00f3n variada y flexible, en donde cada uno se empe\u00f1a en la medida e intensidad que desea. En estos encuentros la apertura a todos es un dato esencial. No obstante la necesaria organizaci\u00f3n, se logra crear la sensaci\u00f3n de que cada uno es \u201cbienvenido\u201d, cualquiera que sea su identidad.
\nA partir de una serena cr\u00edtica, la experiencia del \u201cperegrino\u201d puede ser significativa para la vida espiritual, en cuanto que favorece un mayor conocimiento de s\u00ed mismos, recordando la necesidad de la purificaci\u00f3n continua y de la vida interior.
\nAceptar la falta de certezas es t\u00edpico de los j\u00f3venes que viven en un mundo en movimiento. No se tiene la pretensi\u00f3n de controlarlo todo, sino que se deja amplio espacio a lo imprevisible. En la vida de los m\u00edsticos de la tradici\u00f3n cristiana, tenemos abundantes ejemplos en los que se presenta la vida espiritual como un camino incierto y lleno de obst\u00e1culos. Baste pensar en \u201cLa subida al Monte Carmelo\u201d, de San Juan de la Cruz o, por citar un autor actual, \u00abEl viaje espiritual para el hombre contempor\u00e1neo\u00bb, de Nouwen.
\nEl peregrino de Taiz\u00e9, Lourdes, Roma, Compostela, etc., tiene una identidad, no responde simplemente a la l\u00f3gica del marketing<\/em>, sino que se trata de una verdadera b\u00fasqueda espiritual. No se camina sin meta. Uno se deja guiar por los caminos que otros han recorrido antes. Sentirse peregrino supone, en cierto modo, entrar dentro de una tradici\u00f3n creyente. M\u00e1s que un rito de devoci\u00f3n, puede llegar a ser una transformaci\u00f3n del ser. Por esto se debe salir de casa, dejar las comodidades del ambiente familiar. Dos preguntas se imponen antes de iniciar el camino: \u00bfQu\u00e9 tengo que llevarme? \u00bfQu\u00e9 tengo que dejar? (cf. Lc 9,3). Salir supone romper con la vida ordinaria y, sobre todo, abandonar cuanto te impide caminar.
\nEl lugar del peregrino es siempre un lugar santo. El peregrino busca a Dios aunque normalmente descubre que Dios no corresponde con la idea que se hab\u00eda hecho de \u00e9l. Durante el camino se hace experiencia de acercarse a Dios y, al mismo tiempo, de no alcanzarlo nunca. La tentaci\u00f3n del peregrino es aquella de creerse que ya ha llegado. El camino, en cambio, no ha hecho nada m\u00e1s que comenzar: llegar es partir.
\n3. Pautas para un proyecto de espiritualidad juvenil<\/strong>
\nNo pretendo responder a los desaf\u00edos que emergen de la situaci\u00f3n descrita; me limito a sugerir algunos elementos de car\u00e1cter educativo y pastoral, aprovechando el modelo del \u201cperegrino\u201d, y sin excluir el modelo del \u201cpracticante\u201d.
\n3.1. La primera evangelizaci\u00f3n<\/strong>
\nUn trabajo inevitable en buena parte de Europa viene marcado por la urgencia de la primera evangelizaci\u00f3n.[22]<\/a> Grandes grupos de j\u00f3venes no han o\u00eddo todav\u00eda el anuncio de la Buena Noticia y, como consecuencia, no son capaces de interiorizar el mensaje cristiano como alimento para sus vidas. Su analfabetismo religioso se debe, en parte, a los prejuicios que circulan, con raz\u00f3n o sin ella, acerca de la vida cristiana. Europa se est\u00e1 convirtiendo en tierra de misi\u00f3n donde florecen formas de vaga religiosidad. Tarea ineludible del educador ser\u00e1 la de reflexionar c\u00f3mo proponer por primera vez el mensaje cristiano a los j\u00f3venes.
\nCiertamente, en la situaci\u00f3n actual, el primer anuncio no provocar\u00e1 la conversi\u00f3n de grandes grupos a la fe. Sin embargo, s\u00ed puede enriquecer de humanismo generoso la vida de muchos j\u00f3venes.
\nEl anuncio no podr\u00e1 contar como antes con las instituciones sociales (familia, escuela, parroquia, etc.) que aseguraban, casi autom\u00e1ticamente, la transmisi\u00f3n de la fe y la nutrici\u00f3n de la vida espiritual. M\u00e1s que en el pasado, se tendr\u00e1 que hacer hincapi\u00e9 en la fuerza transformadora del mismo mensaje cristiano.
\nLos j\u00f3venes esperan hoy, de la propuesta cristiana, ideales y perspectivas de futuro, m\u00e1s que juicios doctrinales; pautas para la reflexi\u00f3n, m\u00e1s que doctrinas; orientaci\u00f3n, m\u00e1s que r\u00edgidas metodolog\u00edas; apertura hacia una cultura pluralista, m\u00e1s que seducciones hacia posiciones integristas y fan\u00e1ticas.
\nEl anuncio cristiano deber\u00e1 mostar c\u00f3mo se construye una vida con los valores del Evangelio, c\u00f3mo se da significado a los actos, a partir de una adhesi\u00f3n vital y personal, que no puede ser atemorizada por prohibiciones o c\u00f3digos legislativos. Los j\u00f3venes esperan un anuncio que explicite los motivos por los que el hombre vive; razones que fundamenten el ejercicio de una libertad no s\u00f3lo \u201cde\u201d sino, sobre todo, \u201cpara\u201d.
\nPor otra parte, la falta de un lenguaje de la fe dificulta la apropiaci\u00f3n del mensaje cristiano.[23]<\/a> Si los j\u00f3venes no tienen memoria religiosa, ni lenguaje para comunicarla, ser\u00e1 necesario y urgente crear espacios en los cuales puedan ser ellos mismos testigos de la fe ante sus coet\u00e1neos. La eficacia pues del primer anuncio cristiano depender\u00e1, en buena medida, de la capacidad de saber implicar a los j\u00f3venes en el anuncio. En realidad, nos toca recuperar una genuina tradici\u00f3n cristiana: \u00ablos j\u00f3venes, misioneros de los j\u00f3venes\u00bb.[24]<\/a>
\n3.2. El compromiso y servicio hacia los dem\u00e1s<\/strong>
\nPoner en pr\u00e1ctica el amor hacia el pr\u00f3jimo es un signo de autenticidad del amor a Dios. En el contexto juvenil actual parece imponerse el itinerario del compromiso por los dem\u00e1s como forma de apertura hacia Dios. El encuentro con Dios se act\u00faa en muchos casos a trav\u00e9s de formas de servicio a los dem\u00e1s. Para un gran n\u00famero de j\u00f3venes, la acci\u00f3n social parece ser el camino ideal donde adquirir una sensibilidad hacia ciertos valores que superan la inmediatez y que puden abrir espacio al encuentro con Dios.
\nNumerosas pueden ser las formas de compromiso con los dem\u00e1s: dar una mano a un amigo, ayudar a un compa\u00f1ero de clase, contribuir a la soluci\u00f3n de alg\u00fan problema en el barrio, ser solidario con los m\u00e1s necesitados, emigrantes, personas desconocidas, etc. En tiempos de globalizaci\u00f3n medi\u00e1tica, los necesitados est\u00e1n ante nuestros ojos, siempre y en todas partes. Otros campos requieren quiz\u00e1 un compromiso m\u00e1s urgente: el empe\u00f1o ecol\u00f3gico para salvaguardar la naturaleza y el ambiente o el compromiso por la paz, amenazada a nivel individual, local e internacional. Nace as\u00ed una nueva forma de servicio como es el voluntariado, local e internacional.
\nEn tiempos de subjetivismo y de individualismo, como los descritos precedentemente, la solidariedad no se puede dar por descontada. En realidad son pocos los j\u00f3venes que se interesan por la causa com\u00fan o los j\u00f3venes que colaboran en la pol\u00edtica. Desde una perspectiva cristiana, quiz\u00e1 tengamos que establecer puentes, cre\u00edbles para los j\u00f3venes, entre el compromiso social y su valor teologal. La presencia de adultos que tomen en serio el mandamiento del amor a los dem\u00e1s, arriesgando incluso su propia vida, ser\u00e1 un acicate para tantos j\u00f3venes que han dejado de creer en la eficacia de las palabras. Por fortuna no faltan en la Iglesia hombres y mujeres, testigos significativos de la belleza \u00e9tica, de humanidad y fe cristiana, que pueden seguir atrayendo a los j\u00f3venes hacia ideales cada vez m\u00e1s altos. Escasea, por desgracia, la fantas\u00eda y la creatividad para que la presentaci\u00f3n de estos modelos regenere el entusiasmo en el j\u00f3venes.
\n3.3. Interioridad, meditaci\u00f3n y oraci\u00f3n<\/strong>
\nSeg\u00fan encuestas recientes la mayor\u00eda de los j\u00f3venes dice que reza. Estudiando un poco m\u00e1s en profundidad cada uno de los casos, se llega a la conclusi\u00f3n de que en realidad de lo que se trata es de un recogimiento en la intimidad de uno mismo, desentendi\u00e9ndose del mundo exterior. Lejos, pues, de aquel \u201cestar a solas con quien sabemos que nos ama\u201d que nos recuerda Santa Teresa en su Libro de la Vida<\/em>.
\nEn este sentido los j\u00f3venes tienen que ser iniciados y educados a la verdadera oraci\u00f3n.[25]<\/a> Esto supone siempre un ambiente donde se reza, una catequesis y un acompa\u00f1amiento. Hoy falta esta iniciaci\u00f3n, incluso en las familias que se declaran cristianas. Y faltando la cultura de la interioridad, resulta complicado hablar de espiritualidad juvenil. Para rezar es necesario, ante todo, un poco de \u201chigiene mental\u201d. Si falta la vida interior, ser\u00e1 dif\u00edcil que florezca la simiente de la Buena Noticia. La simiente que cae en terreno pedregoso no puede dar fruto.
\nEn el actual contexto europeo muchos j\u00f3venes no logran entrar en contacto con la dimensi\u00f3n interior de la propia vida porque est\u00e1n sumergidos en un mundo \u201cartificial\u201d, dominado por los ritmos y sonidos de la m\u00fasica omnipresente y por la euforia del fin de semana. Cuando la m\u00fasica se apaga, surgen las preguntas sobre el mundo, sobre los hombres, sobre s\u00ed mismos. Es en estos momentos cuando se echa de menos un interlocutor que acompa\u00f1e la reflexi\u00f3n personal de los j\u00f3venes.
\nPor otra parte, los j\u00f3venes son prisioneros de la fuerza de las im\u00e1gines, presentes en todas partes, en la TV y en las calles; im\u00e1genes que desatan emociones fuertes y, a veces, contradictorias. Todo esto les empuja a encerrarse en s\u00ed mismos. No se aprende a dialogar con las emociones, porque no existe un espacio interior en el cual retirarse.
\nEsta situaci\u00f3n supone una grave amenaza para la vida espiritual, no s\u00f3lo para los j\u00f3venes, sino tambi\u00e9n para los adultos. La interioridad del hombre se construye y se nutre sobre la base de relaciones afectivas y efectivas, de la experiencia de la belleza, de la amistad, del conocimiento de los misterios del hombre, del mundo y del universo. Reconstruir este mundo interior, inspirado por el Esp\u00edritu, sin duda, es la tarea prioritaria del educador en la fe de los j\u00f3venes. Si el j\u00f3ven no aprende a entrar dentro de s\u00ed y a escucharse en profundidad, no escuchar\u00e1 ni a Dios, ni a los dem\u00e1s.[26]<\/a>
\n\u00bfC\u00f3mo hacer para acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes hacia el gusto por una vida interior? Cito algunas experiencias que, lejos de ser condenadas por el educador, pueden favorecer la apertura hacia la transcendencia.[27]<\/a>
\n3.3.1. El deseo de sensaciones fuertes<\/strong>
\nEn la sociedad actual, privada de grandes proyectos, se desarrolla el deseo de sensaciones fuertes. Algunos adolescentes y j\u00f3venes cultivan el gusto por riesgos extremos, con la sensaci\u00f3n de que no puede sucederles nada irremediable. Otros j\u00f3venes juegan con la muerte: uso excesivo de alcohol, carreras con el coche, deportes peligrosos… Se pone a prueba el sentido de la vida, exponiendo el propio cuerpo. El fen\u00f3meno no es nuevo. Es nuevo, en cambio, el contexto econ\u00f3mico de bienestar, que produce una l\u00f3gica perplejidad en quienes estudian este fen\u00f3meno.
\nAlgunos educadores han utilizado, con j\u00f3venes especialmente vulnerables, este tipo de deportes de alto riesgo, como instrumento de valor educativo. Afrontar el riesgo, siempre \u201ccomedido\u201d, puede ser un est\u00edmulo para la vida espiritual: el descubrimiento de la propia fragilidad, de la contingencia de la propia existencia.
\n3.3.2. La p\u00e9rdida de una persona amada<\/strong>
\nNadie puede huir del dolor que provoca la desaparici\u00f3n f\u00edsica de algo o alguien querido. A todas las edades de la vida pueden aparecer heridas afectivas: el fin de una amistad, un divorcio, la muerte de una persona querida, etc. Cada uno de estos momentos puede convertirse en escenario privilegiado de crecimiento espiritual. Cada p\u00e9rdida pone en tela de juicio los fundamentos mismos de la existencia y de la propia identidad.
\n3.3.3. Los primeros pasos en el amor<\/strong>
\nUna tercera experiencia es el descubrimiento del sentimiento del amor. \u00bfQui\u00e9n es el otro? \u00bfPor qu\u00e9 lo amo? Pasado el primer impulso emotivo, viene el tiempo de dar y de recibir, de querer la felicidad del otro. Una relaci\u00f3n serena permite compartir la interioridad. La experiencia amorosa se vive m\u00e1s all\u00e1 de las palabras, y la alegr\u00eda compartida crea relaciones fuertes que puede transformar la vida de las personas.
\nEn tiempos de exaltaci\u00f3n del cuerpo y de banalizaci\u00f3n del sexo, el educador no puede desentenderse de esta tarea, ardua pero necesaria, de ayudar a los j\u00f3venes a relacionarse con autenticidad y sinceridad. Tambi\u00e9n en el \u00e1mbito de la \u00e9tica profesional.
\n3.3.4. Sed de absoluto y ausencia de ataduras<\/strong>
\nCon frecuencia la vida espiritual vislumbra un rayo de luz en la experiencia de la noche, del vac\u00edo existencial. La misma vida cotidiana puede conducirnos al aburrimiento, a la pesadumbre y al desagrado. Sin olvidar las experiencias de ansiedad y de angustia vividas por tantos j\u00f3venes y que terminan, frecuentemente, con el uso de estupefacientes varios.
\nA\u00fan con el riesgo de una excesiva simplificaci\u00f3n, bastar\u00eda leer atentamente la vida de algunos santos para descubrir c\u00f3mo, despu\u00e9s de \u201chaber pasado\u201d momentos de \u201cnoche\u201d (San Juan de la Cruz), o per\u00edodos de \u201causencia de Dios\u201d (San Pablo de la Cruz), o de temporadas de \u201cdesierto\u201d (Charles de Foucauld), etc., si estas experiencias son vividas con la luz de la esperanza cristiana, la persona sale m\u00e1s robustecida en su fe. No es raro que despu\u00e9s de este tipo de experiencias fuertes, se abra un camino de intercambio, de condivisi\u00f3n y de b\u00fasqueda del sentido de la vida.
\n3.4. La expresi\u00f3n ritual de la fe<\/strong>
\nLa historia de la pedagog\u00eda cristiana documenta la atenci\u00f3n hacia la liturgia y hacia los sacramentos, considerados como un elemento fundamental en la pedagog\u00eda religiosa. La est\u00e9tica en las funciones lit\u00fargicas, el esmero con el que se preparaban los j\u00f3venes a la Eucaristia, la participaci\u00f3n activa y festiva a los sacramentos, parecen ser una realidad de otros tiempos.
\nPara muchos j\u00f3venes, la adolescencia supone el adi\u00f3s, provisional o definitivo, a la pr\u00e1ctica sacramental. Adem\u00e1s, faltando un camino de madurez en la fe, no siempre el joven que reza, o incluso frecuenta los sacramentos, es capaz de descubrir en \u00e9stos uno de los canales privilegiados por los que Dios se comunica al hombre.
\n\u00bfC\u00f3mo hacer para que la expresi\u00f3n ritual de la fe (liturgia, culto y sacramentos) sea significativa en la vida espiritual de los j\u00f3venes? El problema se nos antoja vasto y complicado. Me limito a sugerir algunas consideraciones, recuperando el modelo del \u201cperegrino\u201d.
\nAnte la mirada que busca s\u00f3lo lo que es \u00fatil y eficaz, habr\u00e1 que potenciar la mirada contemplativa. Si el joven pierde la capacidad de admiraci\u00f3n, el sentido del asombro, el valor de la gratuidad… es dif\u00edcil que encuentre el gusto de celebrar el misterio de la vida. Se deber\u00e1 favorecer el acercarse a Dios mediante la belleza de las celebraciones, m\u00e9todo poco usado hasta ahora, a causa del predominio de \u201clo verdadero\u201d y de lo \u201cbueno\u201d.
\nPermanece todav\u00eda el problema de c\u00f3mo comunicar el misterio, a trav\u00e9s de las celebraciones lit\u00fargicas. En efecto, la liturgia posee un lenguaje propio que debe ser aprendido. No se puede renunciar a conceptos como \u00abgracia\u00bb, \u00abpecado\u00bb, \u00abresurrecci\u00f3n\u00bb, \u00abIglesia\u00bb o \u00abReino de Dios\u00bb… Con todo, el lenguaje lit\u00fargico deber\u00e1 mantenerse en sinton\u00eda con la experiencia vivida de la fe. Lograr la misma longitud de onda. Lo que se entiende correctamente y se cree con fervor, se manifiesta con precisi\u00f3n y se comunica con el coraz\u00f3n. De esta forma, las celebraciones lit\u00fargicas ser\u00e1n momentos de intensa vida de oraci\u00f3n y de comuni\u00f3n con Cristo, sin quedar reducidas a un happening <\/em>o a un concierto musical.
\nA pesar de las cr\u00edticas, una lecci\u00f3n podemos aprender de los grandes encuentros juveniles… Las celebraciones, a\u00fan cuando no se alejan mucho del ritual cl\u00e1sico, se adaptan a los diversos tipos de lenguaje de la cultura contempor\u00e1nea. Estas celebraciones conservan el sentido del misterio, la apertura hacia la transcendencia, sin dejar de suscitar el entusiasmo y la participaci\u00f3n activa en tantos j\u00f3venes.
\n3.5. Lugares<\/strong>
\nLo dicho anteriormente supone que se creen<\/em> algunos lugares donde se puedan compartir experiencias autenticas de fe, comunidades con una misi\u00f3n reconocible, espacios donde no domine una actividad fren\u00e9tica ni un anonimato atroz, sino donde se pueda \u201csentir\u201d el misterio sagrado que se esconde detr\u00e1s de la realidad, y que los cristianos llamamos Dios. S\u00f3lo aquella comunidad creyente donde se pueda percibir el n\u00facleo de la fe y la certeza de su contenido, donde exista una relaci\u00f3n alegre y sincera entre sus miembros, ser\u00e1 atractiva para los j\u00f3venes.
\nEl an\u00e1lisis de la religiosidad juvenil revela que los j\u00f3venes tienen necesidad de espacios vitales en los cuales se garantice la experiencia libre, dentro de un marco bien definido. La espiritualidad del \u201cperegrino\u201d supone el reconocimiento de diversos caminos de fe. Los adultos tendr\u00e1n que hacerse a la idea del car\u00e1cter provisional de muchas formas actuales de vida eclesial. Ya en los a\u00f1os 60 Romano Guardini escrib\u00eda que la vida tiene necesidad de tiempo, de perder tiempo y de alargar el tiempo. Caminos indirectos, paradas y retrasos son inevitables y tienen su significado importante en la vida de los j\u00f3venes.
\nLa espiritualidad del \u201cperegrino\u201d se realiza hoy a trav\u00e9s de formas de identificaci\u00f3n parcial con el mensaje cristiano. Esto supone evitar la creaci\u00f3n de \u00ablugares de ansiedad\u00bb donde se exige a los j\u00f3venes lo que no quieren o no pueden cumplir. En cambio, a sabiendas del individualismo y del pluralismo bien entendidos, tiene que estar permitido y garantizado que los j\u00f3venes puedan emprender un camino de fe con gradualidad. Un camino personalizado. Si no se logra crear etapas y niveles distintos de exigencia en la fe de la Iglesia, se bloquear\u00e1 en muchos j\u00f3venes, que ciertamente manifiestan un inter\u00e9s sincero por la fe y por la Iglesia, el camino hacia una espiritualidad madura.
\n4. Algunas mediaciones que favorecen la vida espiritual de los j\u00f3venes<\/strong>
\n4.1. El proyecto de vida<\/strong>
\nResulta dif\u00edcil hablar hoy de proyecto de vida[28]<\/a> a j\u00f3venes indiferentes, aparentemente cansados y aburridos. J\u00f3venes \u201csin proyecto\u201d, que se cruzan entre ellos, o incluso se atropellan, como las part\u00edculas coloidales en el movimiento browniano.[29]<\/a> J\u00f3venes que aceptan f\u00e1cilmente cuanto acontece en la vida sin formularse apenas alguna pregunta. Es conveniente, pues, que el educador, antes de presentar a los j\u00f3venes las razones por las que merece la pena hacer un proyecto de vida, conozca los obst\u00e1culos que lo impiden.
\n4.1.1.Dificultades en la elaboraci\u00f3n del proyecto personal<\/strong>
\nCito s\u00f3lo algunas:
\nLa exaltaci\u00f3n del \u201c\u00e9xito\u201d y el miedo a no ser capaces de responder a las exigencias del \u201cmercado\u201d<\/strong>
\nPor una parte, se trata de aprender r\u00e1pidamente t\u00e9cnicas siempre nuevas, poder seguir los ritmos de la vida impuestos por otros, asimilar ideas que no son propias, entrar en armon\u00eda con un ambiente nuevo. Por otra, est\u00e1 la necesidad de sobresalir y de tener \u00e9xito a toda costa. Cualquier camino es l\u00edcito, si conduce al \u00e9xito final. La idea del l\u00edmite, del fracaso, de la muerte, de la obra no completa, resulta dif\u00edcil de aceptar.
\nEs imposible crecer en la vida espiritual, si no se integra la experiencia del l\u00edmite en la propia existencia. No todo est\u00e1 bajo el control de la persona. Esta aceptaci\u00f3n, vivida espiritualmente, aumenta la libertad, la determinaci\u00f3n y el gusto de vivir.
\nLa dificultad de ser uno mismo<\/strong>
\nEl miedo de no ser capaz de lograr el \u00e9xito en la vida provoca la p\u00e9rdida de autoestima. Algunos j\u00f3venes tienen miedo al anonimato y, para ser alguien, hacen todo lo posible para imponerse a los dem\u00e1s. Otros se esconden por miedo a no ser aceptados. Otras veces, para ser aceptados es necesario hacer como hacen los dem\u00e1s. Esto aumenta la dificultad en los j\u00f3venes de ser ellos mismos. En un mundo donde todos juzgan a todos, \u00bfC\u00f3mo no sentirse despreciables?
\nEl fragmento y el presente<\/strong>
\nOtro freno a la madurez humana es el acento sobre una cultura que privilegia el instante presente. \u00abDe acuerdo con esta cultura vivida \u2013escribe Mart\u00edn Velasco\u2013, las realidades transcendentes pierden posibilidad de ser admitidas como v\u00e1lidas y son declaradas insignificantes y carentes de todo inter\u00e9s y valor. Tal cultura encierra al hombre en el c\u00edrculo estrecho de lo inmediato e de lo accesible, le hace perder el sentido de los largos plazos. La cultura de la intrascendencia ata al hombre al aqu\u00ed y ahora, le impele a aferrarse a lo dado en cada instante \u2013carpe diem\u2013, <\/em>a instalarse en la finitud y acomodar sus proyectos a la medida de sus deseos\u00bb.[30]<\/a>
\nLa fragilidad de las relaciones sociales y del mundo del trabajo, as\u00ed como la inestabilidad de las relaciones afectivas hacen dif\u00edcil cualquier proyecci\u00f3n de futuro. \u00bfD\u00f3nde encontar puntos de referencia s\u00f3lidos para dar sentido a la vida? Muchos j\u00f3venes prefieren encerrarse en su fragmento, quedando atrapados por un estilo de vida que concede la \u00faltima palabra a la circunstancia y a la fluctuaci\u00f3n del deseo. En este contexto palabras como compromiso, fidelidad o proyecto definitivo gozan de una una fr\u00e1gil subsistencia.
\n4.1.2. Dinamismos que favorecen la elaboraci\u00f3n del proyecto personal<\/strong>
\nQuedarnos s\u00f3lo en el an\u00e1lisis de los obst\u00e1culos con los que se encuentra un joven que quiera organizar su vida en torno a una opci\u00f3n fundamental, no s\u00f3lo es exagerado sino que desfigura la realidad. Es necesario completar la reflexi\u00f3n con otros aspectos que manifiesten dinamismos positivos y que pueden ser encauzados y potenciados a trav\u00e9s de un proyecto de vida.
\n La necesidad de ser amados<\/strong>
\nResulta complicado construir un proyecto de vida sin un ambiente en donde la persona se sienta acogida, apreciada y amada. De hecho, todos tenemos necesidad de ser \u201creconocidos\u201d por los dem\u00e1s. Amar y ser amados constituye la esencia del vivir con los dem\u00e1s y la condici\u00f3n para poder escuchar y acoger el amor de Dios: \u00abPorque eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo\u00bb (Is 43,4).
\nEl educador que, entreg\u00e1ndose a los j\u00f3venes, no logra que \u00e9stos se sientan amados y reconocidos, no obtendr\u00e1 buenos resultados pedag\u00f3gicos. Lo primero en el amor no es la acci\u00f3n, sino la atenci\u00f3n a la persona en cuanto tal. El joven que no ha recibido esta \u201cconfirmaci\u00f3n\u201d fundamental, intentar\u00e1 atribuirse a s\u00ed mismo la dignidad que otros no le han dado, rode\u00e1ndose de riqueza material, de prestigio, de deseo de sobresalir. La hipersexualidad despojada de amor, la agresividad, etc., son otras de entre las numerosas manifestaciones e intentos de atribuirse la importancia personal que en principio s\u00f3lo se puede recibir de los otros.
\n El deseo de donarse<\/strong>
\nEl amor recibido lleva en s\u00ed el deseo de la reciprocidad. Todo proyecto de vida se fundamenta en una forma de altruismo. Algunos j\u00f3venes se orientan en este sentido: buscan una forma de voluntariado, o una profesi\u00f3n en el \u00e1mbito social en donde la entrega a los dem\u00e1s llega a ser un elemento determinante de la personalidad.
\nEl educador tendr\u00e1 que discernir y aclarar las verdaderas motivaciones que impulsan al joven hacia la donaci\u00f3n. Detr\u00e1s de un ejercicio de compromiso social, puede esconderse una fuga de los problemas concretos de la vida o el simple deseo de complacer a los dem\u00e1s.
\nComo veremos m\u00e1s adelante hablando del acompa\u00f1amiento, es necesario valorar positivamente este deseo de darse a los dem\u00e1s. Se trata de un modo eficaz para romper con el mundo de la \u201csatisfacci\u00f3n\u201d y poder entrar en el \u201cdinamismo del deseo\u201d.[31]<\/a>
\n4.2. El grupo y los grandes encuentros
\nLa experiencia espiritual es personal pero se enriquece con la vida comunitaria. Los j\u00f3venes buscan, a veces, el calor del peque\u00f1o grupo y, otras veces, la energ\u00eda de los grandes encuentros. En ambos casos la experienca de los j\u00f3venes necesita ser acompa\u00f1ada.
\n4.2.1. Los grandes encuentros<\/strong>
\nA partir de los a\u00f1os \u201970 los cristianos europeos son visiblemente una minor\u00eda. En este contexto los grandes encuentros responden a la necesidad de hacer visible la fe cristiana. Muchos j\u00f3venes, en efecto, sufren aislamiento, incomprensi\u00f3n y, a veces, hasta burla. Buscan seguridad en el encuentro masivo, all\u00ed donde pueden expresar, sin temor a ser juzgados, la alegr\u00eda de creer. Los grandes encuentros con el Papa tienen, ante todo, esta finalidad. Encuentros que se van multiplicando en muchas di\u00f3cesis europeas. Los obispos buscan reunir j\u00f3venes, de por s\u00ed aislados y de grupos muy heterog\u00e9neos, para construir la comuni\u00f3n eclesial.
\nLa pastoral juvenil se vive hoy con la modalidad de los tiempos fuertes. Los encuentros son vividos con gran intensidad. Por algunas horas cada uno deja su propia monoton\u00eda para vivir momentos extraordinarios. Mientras en la vida cotidiana la fe parece d\u00e9bil, en tales ocasiones parace consolidarse. Son tiempos de recarga espiritual. El problema est\u00e1 en dar una continuaci\u00f3n a estas experiencias fuertes.
\nA veces estos grandes encuentros conllevan una especie de falsa ilusi\u00f3n. Dejan creer que todo ser\u00e1 f\u00e1cil porque se han encontrado tantos j\u00f3venes y han vivido la fe, algunas horas, con tanto entusiasmo y en un ambiente de fiesta. Para no caer en la demagogia, los organizadores tienen que integrar en la pedagog\u00eda de estos encuentros un tiempo adecuado de preparaci\u00f3n. El encuentro ser\u00e1 entonces un lugar privilegiado para poner en com\u00fan aquello que ya se ha vivido antes. Para evitar que todo se quede en el impacto emocional del momento, conviene programar un retorno a la vida cotidiana. Los j\u00f3venes tienen que ser acompa\u00f1ados en el empe\u00f1o de poner en pr\u00e1ctica lo que se ha celebrado en el grupo grande.
\n4.2.2. El peque\u00f1o grupo<\/strong>
\nLas grandes reuniones ofrecen a los j\u00f3venes apertura, est\u00edmulos, identidad cristiana, gozo, fiesta, etc.; en cualquier caso, han de alternarse con los peque\u00f1os grupos.
\nEn los peque\u00f1os grupos el j\u00f3ven busca el calor de los amigos. All\u00ed encuentra la ocasi\u00f3n propicia para construir su personalidad confront\u00e1ndose con sus coet\u00e1neos.[32]<\/a> Los caminos reales de trasformaci\u00f3n se realizan en peque\u00f1os grupos. Partir de peque\u00f1os grupos quiere decir recuperar el realismo de las relaciones. Efectivamente, en el grupo se puede desenmascarar m\u00e1s f\u00e1cilmente todo lo que lleva a la inercia y al miedo.
\nLa pertenencia a un peque\u00f1o grupo invita a asumir un estilo de presencia y de comportamiento m\u00e1s atento a las exigencias de los otros; reclama constantemente rec\u00edprocas responsabilidades, favorece los momentos de oraci\u00f3n com\u00fan y de estudio. Al contacto con los propios compa\u00f1eros, el joven encuentra criterios de vida y orientaciones pr\u00e1cticas, lee<\/em> los hechos de la experiencia y los compara con el pasado, se expresa con un protagonismo gratificante. El grupo representa para muchos j\u00f3venes el \u00fanico camino para recomponer la fragmentaci\u00f3n que amenaza continuamente su vida. De esta manera, la soledad, que es parte integrante del proceso de desarrollo personal, se puede superar m\u00e1s f\u00e1cilmente.
\n4.3. El acompa\u00f1amiento personal<\/strong>
\nPara que los modelos y las experiencias narradas sean \u00fatiles y puedan enriquecer la vida espiritual de los j\u00f3venes es importante la presencia de una gu\u00eda, capaz y experimentada, que ayude a desarrollar todo lo que el joven ya es y que, por los motivos presentados anteriormente, dif\u00edcilmente logra desarrollar.
\nMucho se ha escrito recientemente sobre el acompa\u00f1amiento de los j\u00f3venes.[33]<\/a> Me limito, con estas palabras, a presentar algunas atenciones que, seg\u00fan mi parecer, no pueden ser descuidadas por el educador en la fe de los j\u00f3venes. Por lo dem\u00e1s, entiendo estas l\u00edneas de actuaci\u00f3n colocadas dentro de un proceso gradual y progresivo.
\n4.3.1. Descubrir la clave interpretativa de la propia experiencia<\/strong>
\nEs f\u00e1cil que el joven pretenda construir su personalidad dej\u00e1ndose guiar por el fantasma de lo irreal, de lo imaginario o bien de lo virtual. Poco a poco, y a veces sin darse cuenta, crecer\u00e1 la distancia entre la realidad y el mundo de la imaginaci\u00f3n. El joven, en este caso, deber\u00e1 ser ayudado por los educadores para poder escuchar su voz interior y ser guiado en la lectura real\u00edsta de la vida, reordenando los aspectos y momentos esenciales de la propia existencia.[34]<\/a>
\nSe procurar\u00e1 crear espacios en los que los j\u00f3venes puedan reflexionar sobre su propia vida. Experiencias como las del trabajo cotidiano, la entrega, la renuncia a la propia comodidad abren al misterio de Dios y hacen madurar interiormente.[35]<\/a> Los obispos italianos, en la presentaci\u00f3n del programa pastoral para este decenio, insisten en la importancia de educar a los j\u00f3venes a asumir sus proprias responsabilidades: \u00abEn el decenio pasado nos hab\u00edamos detenido voluntariamente en la importancia de dar confianza a los j\u00f3venes, de favorecer su inserci\u00f3n en el voluntariado, en todo aquello que los ayuda a vivir el fin \u00fanico de la vida humana, que es la caridad. Queda claro, por lo dem\u00e1s, que para amar como personas adultas, maduras y responsables, es necesario asumir todas las responsabilidades de la vida humana: estudio, adquisici\u00f3n de una profesi\u00f3n, compromiso con la comunidad civil. Las experiencias fuertes pueden ayudar m\u00e1s o menos en la medida en que se conjuguen con los caminos ordinarios de la vida, que consisten en realizar decisiones de las cuales despu\u00e9s se es responsable\u00bb.[36]<\/a>
\nEl encuentro con la verdad de la vida y con la verdad del hombre es tambi\u00e9n un encuentro con la verdad de uno mismo.[37]<\/a> La lectura cr\u00edtica de la realidad debe llevar al joven a la trasformaci\u00f3n personal y al deseo de darse a los dem\u00e1s.
\n4.3.2. Aceptar la vida como don, llamada y proyecto<\/strong>
\nEl joven est\u00e1 llamado a costruir la propia personalidad mediante un proceso hist\u00f3rico que supone, ante todo, la aceptaci\u00f3n de todo lo que ha recibido originariamente.[38]<\/a> Esto sucede con algunos j\u00f3venes de manera espont\u00e1nea. Para otros, por el contrario, es \u00e9sta la primera y grande apuesta. Piensan, y sufren internamente, que su vida no merece la pena de ser vivida.[39]<\/a> Y mucho menos el ser entregada a los dem\u00e1s. Experiencias negativas o carencias fundamentales los llevan a dejarla correr o a cederla a bajo precio. En estos casos se requiere la presencia del educador que acompa\u00f1e a estos jovenes, con inteligencia y con amor educativo, para que puedan reconocer el valor inestimable de la vida y consigan la autoaceptaci\u00f3n. Es el paso indispensable para que el joven llegue a ser protagonista de su propia historia y responsable de sus propias decisiones.
\n4.3.3. Favorecer la relaci\u00f3n para salir de s\u00ed mismo hacia el mundo, hacia el otro y hacia Dios<\/strong>
\nLos \u201cexpertos\u201d en temas de espiritualidad, dicen que el reconocer que se est\u00e1 de frente a una generaci\u00f3n juvenil satisfecha es un dato que conserva toda su ambig\u00fcedad, porque si la satisfacci\u00f3n es un estado de moment\u00e1neo bienestar, a la larga, con el tiempo, produce un movimiento de soledad, de angustia y de muerte. Tal vez es por esto por lo que la generaci\u00f3n juvenil permanece tan pobre de grandes deseos. La necesidad que es satisfecha inmediatamente conduce f\u00e1cilmente al propio ego\u00edsmo y narcisismo. El deseo, por el contrario, lanza<\/em> decididamente m\u00e1s all\u00e1 de uno mismo y est\u00e1 en grado de recoger los mensajes del infinito.[40]<\/a>
\nEl acompa\u00f1amiento en la fe debe ponerse a salvo de una concepci\u00f3n subjetivista que hace del individuo centro y medida de s\u00ed mismo, que concibe la realizaci\u00f3n personal como defensa y promoci\u00f3n de s\u00ed mismo, m\u00e1s que como apertura y donaci\u00f3n. Y lo mismo se puede decir de aquellas concepciones que, en la relaci\u00f3n intersubjetiva, permanecen prisioneras de la sola complacencia, sin considerar la dimensi\u00f3n \u00e9tica de la relaci\u00f3n.
\nAyudar a los j\u00f3venes a abrirse al dinamismo del deseo es predisponerlos a aceptar el principio de separaci\u00f3n de s\u00ed mismos, de las cosas y de los otros para facilitar el encuentro con algo o con Alguien m\u00e1s grande que ellos mismos, en el que pueden depositar el propio presente y futuro. El deseo es alimentado y vivido por todo lo que es deseado, no tanto por aquel que desea.
\nEl deseo permanece vivo solamente si entre quien desea y aquello que es deseado se establece una distancia en permanente acortamiento, pero nunca suprimida o satisfecha. Precisamente esta distancia permite que nazca lo que podr\u00edamos llamar una relaci\u00f3n de acompa\u00f1amiento. Por lo que se refiere a las cosas, al propio cuerpo y a Dios, existe una distancia que se mantiene: es la distancia en la que se construye el deseo, el cual en las experiencias hist\u00f3ricas concretas permanece siempre insatisfecho, pero precisamente por ello crea el espacio adecuado para la las relaciones humanas y para la transcendencia, alimentando siempre la respiraci\u00f3n de la vida.
\nEl reclamo de la trascendencia llega a ser m\u00e1s evidente cuando la persona es sabedora de los interrogantes fundamentales de la existencia y acoge su densidad real. Aparece entonces la apertura hacia delante y hacia dentro. Comprende que no puede pararse en aquello que es inmediatamente perceptible, ni circunscribirse al hoy. Tiene que abrirse hacia el m\u00e1s all\u00e1.
\n4.3.4. Llevar a los j\u00f3venes hacia una plenitud real de la vida<\/strong>
\nEl punto de llegada de un proyecto de vida radica en esto: \u00bfc\u00f3mo ayudar a los j\u00f3venes a dar el salto del encuentro con los otros, al encuentro con Dios?
\nEn el di\u00e1logo entre fe y cultura, Dios aparece como Aquel que responde a las necesidades del hombre. \u00c9l se presenta como la verdad del hombre, de todo el hombre, y por consiguiente tambi\u00e9n como la verdad m\u00e1s verdadera de uno mismo. Se tratar\u00e1 de hacer comprender a los j\u00f3venes que no existe solamente la l\u00f3gica de la necesidad, del vac\u00edo que se debe llenar, sino que existe en el hombre una aspiraci\u00f3n mucho m\u00e1s fuerte que le empuja a andar m\u00e1s all\u00e1, a superar la peque\u00f1ez del yo. [41]<\/a> Alcanzar este deseo de Dios no es ciertamente f\u00e1cil. Solo en el joven que renuncia a la dispersi\u00f3n de los propios deseos subsiste y llega a ser reconocible la voluntad de Dios, es decir, el designio de Dios sobre \u00e9l.[42]<\/a> Por esta raz\u00f3n, el educador no puede quedarse en los niveles del crecimiento humano, aunque sea inspirado en el cristianismo, sino que debe llegar al descubrimiento del sentido global y \u00faltimo de la existencia que solo la fe sabe y puede ofrecer.
\nLa fe permite dar un sentido amplio a la propia existencia, tambi\u00e9n a aquel sector que parece no tenerlo. En el campo de la fe, toda la vida, con todo su bagaje de contradicciones y de asimetr\u00edas, se cumple y se comprende dentro de la totalidad del Amor: \u201cel todo est\u00e1 en el fragmento y el fragmento est\u00e1 en el todo\u201d.[43]<\/a> La educaci\u00f3n en la fe pide avanzar en el encuentro no con un Dios gen\u00e9rico, sino con una persona, Jesucristo, el rostro de Dios Padre.
\n4.3.5. Poner de relieve la dimensi\u00f3n \u00e9tica y social de la vida<\/strong>
\nLa fe en Jesucristo se tiene que traducir en comportamiento. Un aspecto importante en el actual contexto cultural concierne la formaci\u00f3n social. No se pueden descuidar las actitudes necesarias para asegurar la supervivencia del planeta. A medida que el mundo llega a ser, cada vez m\u00e1s, un conjunto global, en una red de comunicaci\u00f3n, de intercambio y de intereses, tanto m\u00e1s dif\u00edcil resulta el estar juntos en el planeta. El verdadero problema puede quedar sintetizado en la siguiente pregunta: \u00bfC\u00f3mo construir una cultura que permita vivir sobre la tierra, con relaciones de verdadera solidaridad, respetando al mismo tiempo la promoci\u00f3n de la diversidad de las culturas? La espiritualidad juvenil deber\u00e1 recordar al joven su condici\u00f3n original: ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, hu\u00e9sped en la tierra, que es la casa de Dios. El encuentro gratuito con \u00c9l abre al joven a la dimensi\u00f3n universal de su Amor.
\n5. Conclusi\u00f3n<\/strong>
\nComenz\u00e1bamos estas p\u00e1ginas con una radiograf\u00eda que presentaba a los j\u00f3venes con fuertes contrastes internos, con notables contradicciones entre los ideales y la realidad pragm\u00e1tica que les toca vivir, movi\u00e9ndose dentro de un modelo social donde predomina la eficacia. J\u00f3venes sin puntos de referencia s\u00f3lidos y con notables dificultades en la comunicaci\u00f3n generacional y en la transmisi\u00f3n de valores.
\nEs precisamente en este contexto donde me parece urgente que los j\u00f3venes encuentren a lo largo de su camino, testimonios de vida, capaces de transmitir la memoria y el sentido del pasado y, con sabidur\u00eda y experiencia, logren indicar las l\u00edneas maestras que permitan a los j\u00f3venes ser los protagonistas de sus vidas.
\nEntre las mediaciones que pueden favorecer la vida espiritual he subrayado la cercan\u00eda a los j\u00f3venes y una escucha atenta a trav\u00e9s del acompa\u00f1amiento. Invertir en la juventud significa invertir en la riqueza de nuestra sociedad de hoy y de ma\u00f1ana. Los j\u00f3venes no son un problema, son un recurso, una potencia.[44]<\/a> En el fondo, tambi\u00e9n los j\u00f3venes de la sociedad digital se hacen las mismas preguntas de siempre. Se tratar de provocar o explicitar las grandes preguntas que intentan ser tapadas por la cultura del tiempo.
\nQuiz\u00e1 este tiempo de banalizaci\u00f3n de la fe puede ser propicio para una purificaci\u00f3n de la misma, para asentarla con seriedad en la vida. La fe como terapia para una sociedad adormilada por el consumismo f\u00e1cil y la gratificaci\u00f3n instant\u00e1nea. Admitamos la llamada del Esp\u00edritu para abandonar la fe sociol\u00f3gica y ponernos al descubierto, expuestos al fr\u00edo de la sociedad de las vivencias y el mercado de las sensaciones. En los a\u00f1os \u201990 escrib\u00eda Iris Murdoch: \u00abVivimos en un estrado de crisis. Si uno piensa en el pr\u00f3ximo siglo podr\u00eda haber un colapso del poder de la racionalidad y del Bien para dirigirnos. Mucha gente, probablemente, no quiere que la religi\u00f3n sobreviva. Pero yo s\u00ed. Ser\u00eda terrible si en Europa nos convirti\u00e9ramos en la parte del planeta m\u00e1s mecanicista, sin ternura o amor\u00bb.[45]<\/a>
\nFrente a una espiritualidad \u201claica\u201d que no quiere ir m\u00e1s all\u00e1 del sujeto tenemos que mostrar c\u00f3mo la interioridad se juega en una relaci\u00f3n de alteridad con un Incognoscible transcendente. Frente a la mera espiritualidad de la inmanencia tenemos que mostrar el camino hacia una transcendencia que no es s\u00f3lo exterioridad. De cara a la autonom\u00eda de nuestro mundo moderno tenemos que indicar, con la vida y con nuestros conceptos, las consecuencias de una Transcendencia que ha asumido rostro humano. Es verdad que no sabemos c\u00f3mo es el rostro del Misterio. Sabemos s\u00f3lo veladamente que alguien nos pregunta por nuestro nombre y nos saca del encierro de nosotros mismos. La fe se convierte as\u00ed en entrega confiada, m\u00e1s que un conocer doctrinal sobre Aquel cuyo nombre no sabemos. Aprender\u00e1n as\u00ed los j\u00f3venes que la fe se ama, m\u00e1s que se conoce.
\n
\n[1]<\/a> V\u00e9ase, como ejemplo: COMMISSIONE DELLE COMUNIT\u00c0 EUROPEE, Libro Bianco della Commissione Europea. Un nuovo impulso per la giovent\u00f9 europea<\/em>, novembre 2001, en: http:\/\/europa.eu.int\/eur-lex\/it\/com\/wpr\/200 l\/com2001_068lit01.pdf<\/a>; CENSIS, I giovani e la cultura nell’era della comunicazione<\/em>, 8 novembre 2002, en: http:\/\/www.censis.it\/censis\/ricerche\/2002\/cei\/<\/a>; CIS, Religi\u00f3n (International Social Survey Programme)<\/em>, Estudio 2301<\/em> (septiembre 1998), Madrid, 1999. Sobre la relaci\u00f3n de los adulos con los j\u00f3venes se puede ver: P. DONATI, Quale ricambio generazionale?<\/em>, en: http :\/\/www.augustea.it\/dgabriele\/italiano\/home_donati2.htm,07.03.2001.
\n[2]<\/a> Cf. A. CAVALLI \u2013 O. GALLAND (Edd.), Senza fretta di crescere. L\u2019ingresso difficile nella vita adulta<\/em>, Napoli, Liguori, 1996, 7. Varios estudios recientes tienden a considerar \u201cjoven\u201d un sujeto cuya edad comienza entre los a\u00f1os 15-17 y termina entre los 30-35. Cf. F. GARELLI, I giovani di oggi e le loro attese<\/em>, en \u00abNote di Pastorale Giovanile\u00bb 36 (2002) 2, 6-11; G. MILAN, Disagio giovanile e strategie educative<\/em>, Roma, Citt\u00e0 Nuova, 2001, 8; C. BUZZI – A. CAVALLI \u2013 A. DE LILLO (Edd.), Giovani del nuovo secolo. Quinto rapporto IARD sulla condizione giovanile in Italia<\/em>, Bologna, Il Mulino, 2002, 525-527.
\n[3]<\/a> La expresi\u00f3n \u00abcomplejidad\u00bb es utilizada normalmente para indicar una cultura caracter\u00edstica de las sociedades desarrolladas econ\u00f3micamente, que han vivido internamente procesos de secularizaci\u00f3n y de modernizaci\u00f3n. Cf. M. POLLO, Le sfide educative dei giovani d\u2019oggi,<\/em> Leumann, Elle Di Ci, 2002, 7-8.
\n[4]<\/a> Cf. R. ZAPPAL\u00c1, La cultura dell\u2019unit\u00e0. Orizzonti per una nuova formazione umana<\/em>, en \u00abUnit\u00e0 e Carismi\u00bb 9 (1999) 3\/4, 13.
\n[5]<\/a> Mi propuesta sigue la l\u00ednea marcada por el prof. J. SCHEPENS, en su curso de Espiritualidad Juvenil,<\/em> en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Cf. H. HERBRETEAU, Come accompagnare i giovani verso l\u2019esperienza spirituale<\/em>, Leumann, Elle Di Ci, 2001. Una reflexi\u00f3n org\u00e1nica y actual sobre la espiritualidad juvenil <\/em> la ofrece tambi\u00e9n el prof. R. Tonelli en sus cursos y publicaciones. Se vea, por ejemplo, R. TONELLI, Una spiritualit\u00e0 per la vita quotidiana<\/em>, Leumann, Elle Di Ci, 1991; ID., Per la vita e la speranza. <\/em>Un progetto di pastorale giovanile<\/em>, Roma, LAS, 1996.
\n[6]<\/a> Por ejemplo, la creencia religiosa en la Espa\u00f1a actual hay que imagin\u00e1rsela de forma tripartita: un tercio de creyentes muy o relativamente practicantes; 36 % otro tercio largo de no practicantes \u2013no practicantes duros 20 %, los que ni siquiera practican anualmente 12 %, y los que lo hacen alguna vez al a\u00f1o 24,8 %\u2013 y finalmente un tercio 25 % de no creyentes, indiferentes o ateos. Cf. CIS, Religi\u00f3n (International Social Survey Programme).<\/em> Se puede ver tambi\u00e9n E. BUENO DE LA FUENTE, Espa\u00f1a entre cristianismo y paganismo<\/em>, Madrid, San Pablo, 2002, 51-55; P. GONZ\u00c1LEZ BLASCO – J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, Religi\u00f3n y sociedad en la Espa\u00f1a de los 90<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Maria, Madrid, 1992; J. ELZO – P. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, J\u00f3venes espanoles ’99<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Maria, Madrid, 1999.
\n[7]<\/a> A juicio de casi la mitad de los espa\u00f1oles, el 47,6 % afirma: \u00abobservando lo que pasa en el mundo, las religiones son m\u00e1s una fuente de conflicto que de paz\u00bb. Adem\u00e1s se tiene la idea, un 56,9% frente a un 20 % que est\u00e1n en desacuerdo, que \u00ablos creyentes son a menudo demasiado intolerantes con los dem\u00e1s\u00bb. Cf. Cf. CIS, Religi\u00f3n (International Social Survey Programme)<\/em>, pregunta 19.
\n[8]<\/a> CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA\u00d1OLA, Plan pastoral de la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola 2002-2005<\/em>, Madrid, Edice, 2002, 8.
\n[9]<\/a> Cf. LL. OVIEDO TORR\u00d3, Algunos rasgos acerca la religi\u00f3n en Espa\u00f1a<\/em>, en \u00abRaz\u00f3n y fe\u00bb (2002) 1250, 296-297.
\n[10]<\/a> Cf. G. LYPOVESTSKY, El imperio de lo ef\u00edmero<\/em>, Barcelona, Anagrama, 1986, 256-257.
\n[11]<\/a> Cf. J. MART\u00cdN VELASCO, Ser<\/em> cristiano en una cultura posmoderna<\/em>, Madrid, PPC, 1997, 18.
\n[12]<\/a> CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA\u00d1OLA, Plan pastoral de la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola 2002-2005<\/em>, Madrid, Edice, 2002, 28.
\n[13]<\/a> C. VALDIVIA, La familia<\/em>, en F.A. ORIZO – J. ELZO (Eds.), Espana 2000, entre el localismo y la globalidad,<\/em> Fundaci\u00f3n Santa Maria, Madrid, 2000, 111-123.
\n[14]<\/a> J.M. MARDONES, En el umbral del ma\u00f1ana. <\/em>El cristianismo del <\/em>futuro<\/em>, Madrid, PPC, 2000, 33. Cf. J.M. ROVIRA I BELLOSO, Fe y cultura en nuestro tiempo<\/em>, Santander, Sal Terrae, 43-48; MART\u00cdN VELASCO, Ser cristiano<\/em>, 56-57.
\n[15]<\/a> Cf. P. BERGER, Una Gloria lejana. La b\u00fasqueda de la fe en \u00e9poca de credulidad<\/em>, Barcelona, Herder, 1994, 3; L. GONZ\u00c1LEZ-CARVAJAL, Ideas y creencias del hombre actual<\/em>, Santander, Sal Terrae, 4<\/sup>1996, 176-178.
\n[16]<\/a> Dicen los obispos espa\u00f1oles : \u00abLa cultura p\u00fablica occidental moderna se aleja conscientemente y decididamente de la fe cristiana y camina hacia un humanismo inmanentista<\/em>. Insertos como estamos en Europa, despu\u00e9s de la ca\u00edda del muro de Berl\u00edn se ha manifestado con m\u00e1s claridad que el complejo cultural que podemos llamar \u00abcultura moderna\u00bb, presenta ante odo un rostro totalmente arreligioso, en ocasiones anticristiano y con manifestaciones p\u00fablicas contra la Iglesia\u00bb (CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA\u00d1OLA, Plan pastoral de la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola 2002-2005<\/em>, Madrid, Edice, 2002, 7).
\n[17]<\/a> Cf. J. MART\u00cdN VELASCO, La transmisi\u00f2n de la fe en la sociedad contempor\u00e1nea<\/em>, Santander, Sal Terrae, 2002, 140-142.
\n[18]<\/a> Otro modelo es, por ejemplo, el \u201cfundamentalista\u201d. Se trata de una minor\u00eda de j\u00f3venes que adoptan un estilo de fe \u201cintegrista\u201d. Frente a las tensiones cotidianas de esta sociedad, el creyente fundamentalista busca seguridad aferr\u00e1ndose a lo que dio resultado en generaciones anteriores. Es una fe que, ante todo, busca seguridad al precio que sea. \u00c9sta viene dada en los movimientos integristas por una afirmaci\u00f3n agresiva de la doctrina oficial de la Iglesia. Quienes pertenecen a este grupo suelen presentarse con el radicalismo y celo de quienes poseen la verdad. La fe fundamentalista es una fe miedosa. Detr\u00e1s de su b\u00fasqueda de seguridad y de su firmeza en defender lo que dice el Magisterio, se encuentra un esp\u00edritu inseguro ante la realidad que le toca vivir; ante la incertidumbre que le produce el mundo, rompor con \u00e9l y prefiere construirse un mundo paralelo amurallado contra la contaminaci\u00f3n. Cf. J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, Los cat\u00f3licos espa\u00f1oles en el umbral del siglo XXI<\/em>, en \u00abSociedad y Utopia\u00bb (1998) 11, 280-283.
\n[19]<\/a> Cf. D. HERIEU-LEGER, Le p\u00e8lerin et le converti<\/em>, Paris, Flammarion, 1999.
\n[20]<\/a> P. GONZ\u00c1LEZ BLASCO – J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, Religi\u00f3n y sociedad en la Espa\u00f1a de los 90<\/em>, Fundaci\u00f3n Santa Maria, Madrid, 1992, 186-193; tambi\u00e9n J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, Los cat\u00f3licos espa\u00f1oles en el umbral del siglo XXI<\/em>, en \u00abSociedad y Utopia\u00bb (1998) 11, 265-283.
\n[21]<\/a> J. GONZ\u00c1LEZ-ANLEO, Los cat\u00f3licos espa\u00f1oles<\/em>, 265-283.
\n[22]<\/a> Cf. GIOVANNI PAOLO II, Esortazione apostolica post-sinodale \u00abEcclesia in Europa\u00bb del Santo Padre Giovanni Paolo II, ai vescovi, ai presbiteri e ai diaconi, ai consacrati e alle consacrate ed a tutti i fedeli laici su Ges\u00f9 Cristo, vivente nella sua Chiesa, sorgente di speranza per l\u2019Europa<\/em>, Citt\u00e0 del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 2003, nn. 44-65.
\n[23]<\/a> Cf. P. BABIN, El lenguaje de la nueva cultura<\/em>, Madrid, Paulinas, 1993.
\n[24]<\/a> Cf. R. BERZOSA, Evangelizar en una nuova cultura<\/em>, Madrid, San Pablo, 1998; L. GONZ\u00c1LEZ-CARVAJAL, Los cristianos del siglo XXI. Interrogantes y retos pastorales ante el tercer milenio<\/em>, Santander, Sal Terrae, 2000.
\n[25]<\/a> Entre la numeros\u00edsima bibliografia sobre el tema de la oraci\u00f3n, me limito a citar la publicaci\u00f3n de J.A. GARC\u00cdA-MONGE, Unificaci\u00f3n personal y experienca cristiana. Vivir y orar con la sabidur\u00eda del coraz\u00f3n<\/em>, Santander, Sal Terrae, 2001. En las p\u00e1ginas 42-424 se encuentra una bibliograf\u00eda esencial sobre la orac\u00edon.
\n[26]<\/a> D. BONHOEFFER, La Vita Comune<\/em>, Queriniana, Brescia, 3<\/sup>1971, 148-149.
\n[27]<\/a> Cf. HERBRETEAU, Come accompagnare<\/em>, 37-47.
\n[28]<\/a> Para una visi\u00f3n sistem\u00e1tica sobre el tema del \u201cproyecto personal\u201d se puede ver la reciente publicaci\u00f3n: J.M. GARC\u00cdA, El proyecto personal<\/em>, en \u00abCuadernos de formaci\u00f3n permanente, 9\u00bb, Madrid, CCS, 2003, 13-38.
\n[29]<\/a> Cf. J.F. LYOTARD, La condici\u00f3n posmoderna, <\/em>Madrid, C\u00e1tedra, 2<\/sup>1986, 36.
\n[30]<\/a> MART\u00cdN VELASCO, Ser cristiano, <\/em>42.
\n[31]<\/a> Cf. S. PAGANI, L’accompagnamento spirituale dei giovani. Verso una regola di vita<\/em>, Milano, San Paolo, 1997.
\n[32]<\/a> Cf. S. DE PIERI, Orientamento educativo e accompagnamento vocazionale<\/em>, Leumann, Elle Di Ci, 2000, 26.
\n[33]<\/a> Una s\u00edntesis, con bibliograf\u00eda general sobre el tema, se puede encontrar en J.M. GARC\u00cdA (ed.), Accompagnare i giovani nello Spirito<\/em>, Roma, LAS, 1998, 99-125. Cito adem\u00e1s algunas monograf\u00edas que tratan el argumento del acompa\u00f1amiento espiritual, aunque no siempre hagan referencia expl\u00edcita a los j\u00f3venes: A. LOUF, Sotto la guida dello Spirito, <\/em> Magnano, Qiqajon\/Comunit\u00e0 di Bose, 1990; J. SASTRE GARCIA, El acompa\u00f1amiento espiritual<\/em>, Madrid, San Pablo, 2<\/sup>1993; A. LOUF, Generati dallo Spirito<\/em>, Magnano (VC), Qiqaion\/Comunit\u00e0 di Bose, 1994; S. PAGANI, L’accompagnamento spirituale dei giovani. Verso una regola di vita, <\/em> Cinisello Balsamo, San Paolo, 1997; P. DEL CORE \u2013 A.M. PORTA (edd.), Identit\u00e0, cultura e vocazione. Quale futuro per la formazione in Europa?<\/em>, Roma, LAS, 2002; J. SASTRE, Acompa\u00f1ar por los caminos del Esp\u00edritu<\/em>, Burgos, Monte Carmelo, 2002, 72-74; M. P. GASPERINI, L\u2019accompagnamento personale sulla base interdisciplinare,<\/em> en B. SECONDIN et al., Come lievito nella<\/em> pasta. La formazione in un mondo che cambia<\/em>, Milano, San Paolo, 2003, 119-135; Acompa\u00f1amiento: verdad o mentira<\/em>, en \u00abMisi\u00f3n joven\u00bb 43 (2003) 320, n\u00famero monogr\u00e1fico.
\n[34]<\/a> Cf. J. SASTRE GARCIA, El acompa\u00f1amiento espiritual<\/em>, 84.
\n[35]<\/a> \u00abPer questo un’autentica pastorale vocazionale non si stancher\u00e0 mai di educare i ragazzi, gli adolescenti e i giovani al gusto dell’impegno, al senso del servizio gratuito, al valore del sacrificio, alla donazione incondizionata di s\u00e9. Si fa allora particolarmente utile l’esperienza del volontariato, verso cui sta crescendo la sensibilit\u00e0 di tanti giovani\u00bb: GIOVANNI PAOLO II, Pastores dabo vobis. Esortazione di Giovanni Paolo II sulla formazione dei sacerdoti<\/em>, 25 marzo 1992, 40.
\n[36]<\/a> Cf. CONFERENZA EPISCOPALE ITALIANA, Comunicare il Vangelo in un mondo che cambia. Orientamenti pastorali dell\u2019episcopato italiano per il primo decennio del 2000<\/em>, Bologna, Dehoniane, 2001, 51.
\n[37]<\/a> Cf. M. BUBER, Il cammino dell\u2019uomo secondo l\u2019insegnamento chassidico<\/em>, Magnano, Qiqajon\/Comunit\u00e0 di Bose, 1990.
\n[38]<\/a> G. PIANA, Uomo<\/em>, en Dizionario di Pastorale Giovanile, <\/em>Roma, LAS, 1992, 1278.
\n[39]<\/a> Cf. M. QUOIST, Costruire l’uomo. Il testamento spirituale di Michel Quoist<\/em>, Torino, SEI, 1998; J. Powell, Perch\u00e9 ho paura di essere pienamente me stesso. Alla scoperta della propria autoaffermazione<\/em>, Citt\u00e0 di Castello, Gribaudi, 2002.
\n[40]<\/a> Cf. PAGANI, L’accompagnamento spirituale,<\/em> 36-47. Sobre este argomento se puede ver tambi\u00e9n: D. BOTTINO, La guida e l’itinerario spirituale: come far crescere nel chiamato il desiderio di Dio<\/em>, en D. BOTTINO et al., Direzione spirituale e accompagnamento vocazionale. Teologia e scienze umane a servizio della vocazione, <\/em> a cura del Centro Nazionale Vocazioni, Milano, Ancora, 1996,102-151.
\n[41]<\/a> Cf. A. MANENTI, Affettivit\u00e0 e vocazione<\/em>, en \u00abVocazioni\u00bb 2 (1992) 14-18.
\n[42]<\/a> Cf. LOUF, Generati dallo Spirito<\/em>, 167-186.
\n[43]<\/a> Cf. SASTRE GARC\u00cdA, El acompa\u00f1amiento espiritual,<\/em> 57-64. Se vea tambi\u00e9n GARC\u00cdA-MONGE, Unificaci\u00f3n personal y experienca cristiana.<\/em>
\n[44]<\/a> COMMISSIONE DELLE COMUNIT\u00c0 EUROPEE, Libro Bianco della Commissione<\/em>
\nEuropea. Un nuovo impulso per la giovent\u00f9 europea<\/em>, novembre 2001, en: http:\/\/europa.eu.int\/eur-lex\/it\/com\/wpr\/200 l\/com2001_068lit01.pdf<\/a>.
\n[45]<\/a> I. MURDOCH, en \u00abDiario 16\u00bb (11-XI-1992) 30.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"