{"id":9231,"date":"2003-12-01T00:00:08","date_gmt":"2003-11-30T22:00:08","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9231"},"modified":"2003-12-01T00:00:08","modified_gmt":"2003-11-30T22:00:08","slug":"las-cuatro-patas-de-la-pobreza","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/las-cuatro-patas-de-la-pobreza\/","title":{"rendered":"Las \u201ccuatro patas\u201d de la pobreza"},"content":{"rendered":"
Jos\u00e9 Luis Segovia Bernab\u00e9<\/strong> \u00a0<\/strong> Jos\u00e9 Luis Segovia Bernab\u00e9 Jos\u00e9 Luis Segovia es Profesor de Moral Social y DSI (Instituto Superior de Pastoral, Madrid) S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Con sencillez y precisi\u00f3n, el autor clarifica, en primer lugar, algunos t\u00e9rminos clave en relaci\u00f3n a la inclusi\u00f3n-exclusi\u00f3n social (marginaci\u00f3n, exclusi\u00f3n, pobreza), se\u00f1alando al mismo tiempo los grandes problemas que […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[848,850,94],"tags":[],"class_list":["post-9231","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-323","category-jose-luis-segovia-bernabe","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9231","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9231"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9231\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9231"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9231"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9231"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
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\nJos\u00e9 Luis Segovia<\/strong> es Profesor de Moral Social y DSI (Instituto Superior de Pastoral, Madrid)
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong>Con sencillez y precisi\u00f3n, el autor clarifica, en primer lugar, algunos t\u00e9rminos clave en relaci\u00f3n a la inclusi\u00f3n-exclusi\u00f3n social (marginaci\u00f3n, exclusi\u00f3n, pobreza), se\u00f1alando al mismo tiempo los grandes problemas que subyacen. Su interconexi\u00f3n y gravedad suponen un reto muy fuerte para la Iglesia: es necesario universalizar la caridad; es decir, que la caridad sea, de verdad, caridad pol\u00edtica, mediada por la justicia y proyectada por la clave pol\u00edtica. Y es urgente tambi\u00e9n el compromiso y la lucha en las comunidades cristianas contra la marginaci\u00f3n, la exclusi\u00f3n, la pobreza.
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\nMarginaci\u00f3n, exclusi\u00f3n, pobreza… son palabras que se utilizan con frecuencia de modo indistinto y sin embargo presentan matices bien diferenciados. Trataremos de clarificar estos t\u00e9rminos sin meternos en excesivas complicaciones, pero sin renunciar a mostrar el trasfondo que esconden y, sobre, todo apuntando a la necesidad de pol\u00edticas integrales por parte de los poderes p\u00fablicos y la urgencia de una aut\u00e9ntica caridad pol\u00edtica por parte de quienes formamos parte de la Iglesia.
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\nBien podr\u00edamos decir que la plena inclusi\u00f3n de una persona en la sociedad es como una mesa camilla. Para tener plena estabilidad necesita de las cuatro patas. Si falta una se desequilibra, y cuando fallan las cuatro… es imposible que se pueda sostener en pie.
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\nLa primera pata viene dada por la econom\u00eda<\/strong>. Para poder vivir aceptablemente en una sociedad dada una persona necesita un m\u00ednimo capital disponible. Cuando no dispone de \u00e9l empezamos a hablar de pobreza<\/em>. En el sentido m\u00e1s cl\u00e1sico, una persona es pobre cuando \u201cno tiene\u201d ingresos econ\u00f3micos suficientes. Enseguida entenderemos por qu\u00e9 los especialistas dicen que el concepto de pobreza es relativo. Naturalmente, no necesitamos los mismos recursos para sentirnos integrados en una aldea de la sierra que en una gran ciudad, en una sociedad de supervivencia que en una de consumo. Por eso, se entiende bien que en \u00e9sta \u00faltima, en cualquier gran ciudad, una persona es pobre no s\u00f3lo porque no tenga qu\u00e9 comer, o d\u00f3nde dormir, sino simplemente porque no disponga de las posibilidades m\u00ednimas de consumo en esa sociedad. Un chaval de 20 a\u00f1os en una gran urbe de un pa\u00eds del norte, no s\u00f3lo es pobre, sino que incluso, casi se podr\u00eda decir que se morir\u00eda de pena, si no dispone de un m\u00ednimo de dinero para gastar en ocio el fin de semana. Alguien sin un m\u00ednimo de dinero para gastos extra (no de supervivencia) se considera pobre porque queda fuera del circuito de la vida normalizada para los individuos de su edad. Por esta raz\u00f3n, somos tan injustos cuando criticamos que una persona que es ayudada en nuestra parroquia se est\u00e9 tomando un caf\u00e9 en el bar. La inclusi\u00f3n en una sociedad de consumo como la nuestra supone tener unos m\u00ednimos de consumo, incluso de ocio, m\u00e1s all\u00e1 de la mera supervivencia.
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\nIgualmente, hemos de rese\u00f1ar \u201clas nuevas formas de pobreza\u201d, que arrecian especialmente en los ciclos recesivos de la econom\u00eda y que tienen por sujetos a las personas que, habiendo vivido en la \u201czona de integraci\u00f3n social\u201d (con estudios, afrontando la hipoteca de la vivienda etc.), han ido precarizando su situaci\u00f3n (merced, sobre todo, a la falta de estabilidad laboral) y abrumados por las deudas acaban cayendo en la pobreza. El endeudamiento de consumo es caracter\u00edstico de las nuevas pobrezas: por ejemplo, personas incapaces de hacer frente a los recibos de luz, gas, comunidad etc., familias a las que se les corta el suministro incluso en invierno… Todo ello va unido a problemas tales como el descenso en la construcci\u00f3n de viviendas sociales, la disminuci\u00f3n de las prestaciones o el incremento de los requisitos para tener derecho a las mismas.
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\nCon todo, siendo lo econ\u00f3mico importante, no es la \u00fanica variable relevante. Durante mucho tiempo hemos sido bastante \u201cmarxistas\u201d, otorg\u00e1bamos una enorme importancia a este factor pero a costa de descuidar otros. La segunda pata de nuestra peculiar mesa camilla viene dada por la pol\u00edtica<\/strong>. Entendemos \u00e9sta en su sentido m\u00e1s noble y, en concreto, como la capacidad de una persona o de un colectivo humano de influir de alg\u00fan modo en la marcha de la sociedad, de ejercer cierto nivel de poder e influencia, de ser tenido en cuenta en la toma de decisiones colectivas. Cuando alguien \u201cno es tenido en cuenta\u201d, no se siente reconocido, se mina su autoestima, y el imaginario colectivo acaba por despreciar a esa persona. Por eso, alguien que no participa en la vida comunitaria, no ejerce sus derechos, est\u00e1 excluida<\/em> de la colectividad. Se entiende as\u00ed el matiz que representa con respecto a la anterior pata. No es infrecuente que la pobreza vaya de la mano de la exclusi\u00f3n, pero no necesariamente. En otras latitudes, los pobres tienen plena conciencia de su situaci\u00f3n, est\u00e1n organizados, luchan por sus derechos, cuentan con un reconocimiento, salvaguardan su dignidad a pesar de la penuria de medios. Son pobres, pero no est\u00e1n excluidos y cuentan con un cierto nivel de protagonismo. Por estos pagos, como es f\u00e1cil comprobar, la pobreza suele ir unida a la exclusi\u00f3n social, lo que agrava el diagn\u00f3stico y tiene serias implicaciones de cara al tratamiento como se\u00f1alaremos m\u00e1s adelante.
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\nEn ocasiones, parad\u00f3jicamente, es la propia legislaci\u00f3n la que en vez de facilitar la inclusi\u00f3n, la dificulta o la imposibilita. Pensemos en las personas inmigrantes \u201csin papeles\u201d. M\u00e1s all\u00e1 de toda pol\u00e9mica acerca del control de flujos o de las pol\u00edticas de cooperaci\u00f3n internacional, lo cierto es que las personas que indefectiblemente ya est\u00e1n <\/em>en nuestro pa\u00eds y trabajan honradamente y nos generan riqueza se ven privados de derechos universales b\u00e1sicos como el derecho de asociaci\u00f3n o el de huelga, o la posibilidad de acceder a nuestros tribunales de justicia para defender sus derechos cuando son abusados. Por m\u00e1s que se llamen de \u201cintegraci\u00f3n social\u201d, leyes, como las de extranjer\u00eda, que impiden la participaci\u00f3n social, el ejercicio de la ciudadan\u00eda democr\u00e1tica y el disfrute de sus derechos, son profundamente exclus\u00f3genas. Entenderemos as\u00ed que puede haber una persona en esta situaci\u00f3n con aceptable capacidad econ\u00f3mica de consumo (no es pobre<\/em>, por tanto), pero sin capacidad de ejercicio de sus derechos fundamentales (consiguientemente, s\u00ed es excluida<\/em>).
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\nAunque cada vez m\u00e1s vivimos en sociedades pluriculturales, donde van teniendo su asiento el respeto a la diversidad y el pluralismo, existen una serie de valores, de conductas sociales esperadas, de pautas de comportamiento habituales, de ritos y s\u00edmbolos que son asumidos por la mayor\u00eda o, al menos, por el grupo normativo dominante. Todo eso constituye lo que llamamos cultura<\/strong>. Cuando alguien tiene formas de comportamiento, tanto externas (la forma de vestir, por ejemplo), como internas (su cosmovisi\u00f3n), que se alejan de las esperadas socialmente, est\u00e1 persona se sit\u00faa al margen, es un marginado<\/em>. Pi\u00e9nsese en la pertenencia a una minor\u00eda \u00e9tnica que no goce de buena aceptaci\u00f3n (por ejemplo, los gitanos perseguidos desde los Reyes Cat\u00f3licos hasta la Cartilla de la Guardia Civil), o la adopci\u00f3n de ciertos comportamientos (por ejemplo, en muchos contextos, la homosexualidad). Cabe pensar en un gitano rico (sobre todo, si es artista), o en un homosexual influyente (en algunos lugares constituyen aut\u00e9nticos lobbies), sin embargo pueden padecer desprecio social por alejarse de las pautas consideradas normalizadas. Se trata de personas que \u201cse desv\u00edan\u201d de las pautas socialmente consideradas \u201ccorrectas\u201d.
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\nAunque no es este el lugar para desarrollarlo, no dejaremos de hacer menci\u00f3n a otra clarificaci\u00f3n conceptual. Solemos hablar de pluriculturalidad, en sentido estrictamente descriptivo, como la concurrencia en un determinado habitat de diferentes tradiciones culturales. El t\u00e9rmino multiculturalidad, suele utilizarse en un sentido m\u00e1s propositivo: se trata de un acto de afirmaci\u00f3n de la diferencia, desde la idea de no dejarse \u201ccontaminar\u201d por el resto de realidades concurrentes. La cultura, as\u00ed entendida, ser\u00eda algo m\u00e1s est\u00e1tico, inmutable y, en cierto modo, solipsista. Finalmente, se utiliza el vocablo interculturalidad para afirmar, tambi\u00e9n de modo propositivo, sobre todo, los valores que unen, y apostar por un continuo di\u00e1logo entre realidades diferentes, abiertas las unas a las otras y en continua evoluci\u00f3n. Desde nuestro punto de vista, la menos exclus\u00f3gena, la que previene m\u00e1s del ghetto y de la marginaci\u00f3n, es la interculturalidad, sobre todo si es asentada en unos valores comunes a las diferentes culturas, con respeto a las peculiaridades y a la diversidad pero sin mitificarlas. Esta noci\u00f3n de interculturalidad, llevada a sus \u00faltimas consecuencias, deber\u00eda reducir por s\u00ed misma el \u00e1mbito de las personas marginadas en una sociedad paulatinamente m\u00e1s tolerante y respetuosa \u2013que no indiferente-.
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\nLa \u00faltima pata de la mesa camilla est\u00e1 en horas buenas. Las sociedades desarrolladas cuidan tanto la salud que generan un aut\u00e9ntico abanico de nuevas enfermedades (obesidades m\u00f3rbidas, anorexias, vigorexia, infinidad de psicopatolog\u00edas…). Entendemos la salud<\/strong> en un sentido amplio, tal y como la entiende la Organizaci\u00f3n Mundial de la Salud, como bienestar bio-psico-social. De ah\u00ed que quien carece de este bienestar sea considerado enfermo<\/em>. La enfermedad es otra v\u00eda de relegaci\u00f3n en nuestras sociedades del bienestar. Si bien es verdad que se ha generalizado la atenci\u00f3n primaria hasta niveles bastante aceptables, tambi\u00e9n es verdad que determinadas discapacidades f\u00edsicas o ps\u00edquicas dejan a los enfermos y a sus familiares en una situaci\u00f3n de muy seria postraci\u00f3n social. Pensemos en la tragedia de las familias que tienen uno \u2013o varios- hijos con deficiencia mental, o con enfermedades como la esquizofrenia, o cuidan de personas mayores con alzheimer, o han de educar a adolescentes con trastornos de personalidad, o discapacidades f\u00edsicas como la tetraplejia, la ceguera o cualquier otra discapacidad… Y si adem\u00e1s de faltarles la salud, les falta el dinero…
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\nLa forma tradicional de abordar la pobreza ven\u00eda siendo la mera transferencia de rentas, bien a cargo del estado (pol\u00edtica de subsidios, prestaciones econ\u00f3micas etc.) bien a cargo de la Iglesia (a trav\u00e9s de la limosna, o su versi\u00f3n m\u00e1s avanzada en forma de microcr\u00e9ditos). Pero, si estamos hablando de que, adem\u00e1s de pobreza, hay exclusi\u00f3n, marginaci\u00f3n y enfermedad, el enfoque habr\u00e1 de ser muy otro. No se trata de negar que no sea preciso seguir transfiriendo dinero. Desde luego siguen siendo imprescindibles las pol\u00edticas sociales que vehiculen la universalizaci\u00f3n de ciertas prestaciones y las pol\u00edticas fiscales progresivas que contribuyen a una mayor igualdad social y a financiar a las primeras. Pero, al tiempo, se trata de aunar estas medidas, con el facilitador de la participaci\u00f3n y el posibilitar el ejercicio efectivos de derechos ciudadanos. Eso requiere reformas legales, universalizaci\u00f3n de derechos, cauces de democratizaci\u00f3n efectiva…. Adem\u00e1s es necesario cultivar valores fuertes compartidos, asentados tanto en lo procedimental (democracia como forma de elaboraci\u00f3n de la voluntad popular) como en lo sustancial (derechos humanos como m\u00ednimo a respetar por todas las singularidades). Finalmente, ser\u00e1 preciso tambi\u00e9n crear redes de atenci\u00f3n socio-sanitaria, dispositivos espec\u00edficos y la necesaria coordinaci\u00f3n entre los diversos actores sociales.
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\nComo se ve, s\u00f3lo la pol\u00edtica es capaz de dar respuesta a esta realidad paulatinamente m\u00e1s compleja. Por eso, es tan importante descubrir la dimensi\u00f3n de compromiso pol\u00edtico que tiene la fe cristiana. A esta tarea ayuda no poco la Doctrina Social de la Iglesia y su apuesta por el compromiso con lo temporal y el empe\u00f1o en hacer de la tierra un lugar habitado por el sue\u00f1o de Dios sobre la creaci\u00f3n. Esto lo entendi\u00f3 muy bien el Papa P\u00edo XI cuando acu\u00f1\u00f3 el t\u00e9rmino \u201ccaridad pol\u00edtica\u201d, entendiendo por tal una universalizaci\u00f3n de la caridad. Se trata, de la caridad mediada por la justicia y proyectada en clave pol\u00edtica. La \u00fanica caridad capaz de lograr las transformaciones sociales que la inclusi\u00f3n social requiere en sociedades complejas.
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\nEsto se hace todav\u00eda m\u00e1s urgente y perentorio en las sociedades del bienestar, donde a la pobreza se suma la exclusi\u00f3n, la marginaci\u00f3n y la enfermedad. Cada vez m\u00e1s se da esta realidad acumulativa de males. Pocas veces concurre la mera pobreza que se soluciona s\u00f3lo con una ayuda puntual pecuniaria. Un dato relevante es la asociaci\u00f3n acumulativa de problemas sociales que afectan a los hogares con menos ingresos: analfabetismo, infravivienda, problemas de salud, desocupaci\u00f3n, escasa integraci\u00f3n psicosocial, inadaptaci\u00f3n… Adem\u00e1s, en los pa\u00edses occidentales se detecta una triple tendencia que marcar\u00e1 el corto y medio plazo: la extranjerizaci\u00f3n<\/em>, juvenalizaci\u00f3n<\/em> y feminizaci\u00f3n <\/em>de la pobreza. Tampoco debe perderse de vista el aumento de ancianos y las amenazas al sistema p\u00fablico de pensiones que acabar\u00e1n provocando el envejecimiento<\/em> de la pobreza.
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\nUna somera aproximaci\u00f3n a la fenomenolog\u00eda de la precariedad social nos presenta una variada tipolog\u00eda: a) Vital,<\/em> que se mide por la tasa de mortalidad y morbilidad (los m\u00e1s pobres padecen m\u00e1s enfermedades, reciben menos atenci\u00f3n y acaban muri\u00e9ndose bastante antes: los gitanos tienen una esperanza de vida 20 a\u00f1os menor a la media paya); b) Territorial:<\/em> con el r\u00edgido control de fronteras que impide la entrada o expulsa a determinados perfiles de personas (condici\u00f3n suficiente es ser pobre y no ser ciudadano de pa\u00edses del Norte); tambi\u00e9n las pol\u00edticas de concentraci\u00f3n de la marginaci\u00f3n en determinadas zonas (no suelen ser las de nivel medio y alto y m\u00e1s recursos y dispositivos); c) La institucionalizaci\u00f3n<\/em> involuntaria es un factor de exclusi\u00f3n, por m\u00e1s que se quiera presentar m\u00e1s como soluci\u00f3n que como problema de no integrar en el propio medio: c\u00e1rceles, orfelinatos, psiqui\u00e1tricos, residencias de ancianos…; d) Exclusi\u00f3n cultural<\/em> que rechaza al diferente, incapaz de asimilar el reto de la multiculturalidad; e) Exclusi\u00f3n del conocimiento <\/em>y la cualificaci\u00f3n profesional.
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\nTodo ello apunta, una vez m\u00e1s, a la necesidad de pol\u00edticas integrales, de superar abordajes individualistas y apostar por una aut\u00e9ntica \u201ccaridad pol\u00edtica\u201d que contemple tanto la atenci\u00f3n significativa como la denuncia de las injusticias y carencias en la pol\u00edtica social. \u00c9sta, para ser efectiva, habr\u00e1 de ir de la mano de otras pol\u00edticas (la econ\u00f3mica, de vivienda, sanitaria etc.) y no tener car\u00e1cter aislado y residual.
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\n3. La lucha contra la exclusi\u00f3n<\/strong>
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\nLa pobreza, marginaci\u00f3n y la exclusi\u00f3n social (a veces, tambi\u00e9n la enfermedad) son frecuentemente el fruto maduro de la injusticia. Por eso, son t\u00e9cnicamente superables y \u00e9ticamente inaceptables. As\u00ed, pues, superada la visi\u00f3n paternalista y asistencialista, la correlaci\u00f3n pobreza-desigualdad recuerda que estamos ante un fen\u00f3meno social, enraizado en la propia estructura social. De ah\u00ed que la lucha contra la exclusi\u00f3n debe serlo contra la desigualdad. Ello supone acciones dirigidas a los mecanismos causantes de la misma y a garantizar el ejercicio efectivo de los derechos b\u00e1sicos.
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\nTambi\u00e9n habr\u00e1 que distinguir entre estrategias favorecedoras del crecimiento (necesario, pero siempre cuantitativo) y el desarrollo (cualitativo, que supone redistribuci\u00f3n). \u00c9ste debe ser integral, respetuoso con el medio ambiente, las culturas aut\u00f3ctonas, su cohesi\u00f3n social y procurar\u00e1 ir nivelando las asimetr\u00edas y reduciendo las fallas de desigualdad. De esto se infiere que, si bien el crecimiento econ\u00f3mico es un buen indicador de posibilidades, no lo es per se<\/em> de justicia social y lucha contra la marginaci\u00f3n. Sin la concurrencia de pol\u00edticas niveladoras de asimetr\u00edas (supra-estatales, nacionales y regionales), de lucha efectiva contra la exclusi\u00f3n, de protecci\u00f3n a los m\u00e1s vulnerables y de procesos de acompa\u00f1amiento y de integraci\u00f3n social, el solo crecimiento econ\u00f3mico es falaz. Las macromagnitudes (Producto Interior Bruto, Renta Nacional, Renta per Capita etc.) son indicadores f\u00e1cilmente manipulables, si no se ponen en directa relaci\u00f3n con el segmento inferior de la poblaci\u00f3n. Los excluidos, su nivel de ingresos, de servicios recibidos, el dinero invertido en pol\u00edticas de integraci\u00f3n y de acompa\u00f1amiento, el nivel de protecci\u00f3n y el aseguramiento de todos los derechos b\u00e1sicos son indicadores mucho m\u00e1s fiables de la calidad de vida real de un pa\u00eds y, sobre todo, del nivel de atenci\u00f3n al fen\u00f3meno de la exclusi\u00f3n social.
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\nHoy d\u00eda aparece superada la visi\u00f3n paternalista y asistencialista de la pobreza, que obviaba tanto la dimensi\u00f3n estructural del fen\u00f3meno como la condici\u00f3n de sujetos de derechos de los que la padec\u00edan. Por eso la lucha contra la exclusi\u00f3n debe tener por irrenunciable sujeto activo a los estados y a los organismos supra-estatales cada vez m\u00e1s importantes en el dise\u00f1o de las directrices una mayor amplitud territorial. Este protagonismo en el dise\u00f1o de pol\u00edticas globales interrelacionadas, debe estar abierto a la cooperaci\u00f3n con las entidades locales (globalizaci\u00f3n y regionalizaci\u00f3n son partes del mismo proceso), en coordinaci\u00f3n con las ONGs y los grupos sociales y con la participaci\u00f3n de los ciudadanos en general, y de los propios excluidos en particular, como agentes del desarrollo.
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\nSon precisos enfoques multidimensionales, que a\u00fanen esfuerzos coherentes e integrados, con estrategias a medio y a largo plazo que, adem\u00e1s de prevenir la marginaci\u00f3n y de transferir recursos, sean capaces, desde el \u201cpiensa globalmente y act\u00faa localmente\u201d, de generar: a) Pol\u00edticas que trabajen sin\u00e9rgicamente; la pol\u00edtica econ\u00f3mica, de la mano de la social, de vivienda, de inmigraci\u00f3n etc., y no como sucede con frecuencia contradictoriamente enfrentadas: la primera provocando desigualdad, y las otras tratando in\u00fatilmente de combatirla; b) Pol\u00edticas tendentes a prevenir fen\u00f3menos indeseados de violencia, droga, xenofobia; c) Pol\u00edticas de protecci\u00f3n social a los m\u00e1s vulnerables; d) Pol\u00edticas de acompa\u00f1amiento e integraci\u00f3n social de los ya marginados; e) Pol\u00edticas regeneradoras de tejido social solidario y el fomento del trabajo en red, sin eludir el estado sus responsabilidades, pero sin pretender la exclusiva de la intervenci\u00f3n (principio de subsidiariedad de la Doctrina Social de la Iglesia vs. peligro estatalista); f) Educar en valores fuertes de ciudadan\u00eda democr\u00e1tica: ser frente a tener, calidad frente a cantidad, compartir versus<\/em> . poseer, \u00e9tica disidente y solidaria versus<\/em>. altruismos sumisos e indoloros; g)Por \u00faltimo, no debe despreciarse el papel de la mejora de la calidad de vida inespec\u00edfica, desarrollando las infraestructuras b\u00e1sicas (comunicaciones, red sanitaria, educativa etc.) al servicio de todos los ciudadanos.
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\nHemos de destacar los Programas europeos contra la pobreza, as\u00ed como la constituci\u00f3n en 1990 del Observatorio Europeo de lucha contra la exclusi\u00f3n. Por su parte, la Red Europea de Asociaciones de Lucha contra la pobreza, creada en Bruselas en diciembre de 1990 pretende garantizar funciones de presi\u00f3n para y con las personas en precariedad. Posteriores son ATTAC, creada en Francia en 1998, grupo de presi\u00f3n m\u00faltiple que pretende el control democr\u00e1tico del sistema financiero mundial o AGP (Acci\u00f3n Global de los Pueblos), en Ginebra en 1998 para coordinar las acciones contra la globalizaci\u00f3n econ\u00f3mica. \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Todos ellos recuerdan, junto con los informes anuales de Naciones Unidas, que la erradicaci\u00f3n de la marginaci\u00f3n, la justicia planetaria, el aminoramiento de la brecha norte\/ sur, riqueza\/pobreza, debe ser el indicador m\u00e1s relevante del desarrollo y el criterio de las pol\u00edticas regionales de convergencia. Para ello ser\u00e1 preciso seguir conjugando el binomio crecimiento-redistribuci\u00f3n frente al mero crecimiento-competitividad.
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\nEl mundo de los pobres, excluidos, marginados y enfermos ha sido objeto de una especial predilecci\u00f3n por parte de la Iglesia. No pod\u00eda ser de otra forma si quer\u00eda mantenerse m\u00ednimamente fiel al mandato de su Maestro. Desde siempre ha dedicado lo mejor de su impulso creativo a responder a necesidades que luego han ido siendo asumidas por los poderes p\u00fablicos: hospitales, residencias, de ancianos, discapacitados etc. Con todo, a partir del Concilio Vaticano II se produce un recolocamiento de los marginados en la vida de la Iglesia. Las Conferencias Latinoamericanas de Medell\u00edn (1968), Puebla (1978) y el aut\u00e9ntico empuj\u00f3n dado por la Teolog\u00eda de la Liberaci\u00f3n, aterrizando el enfoque iniciado por la Teolog\u00eda Pol\u00edtica, han marcado un hito: los pobres ya no s\u00f3lo un objeto de atenci\u00f3n, sino de opci\u00f3n preferencial. La Teolog\u00eda de la Caridad, incidiendo cada vez en su dimensi\u00f3n estructural-universalizable (caridad pol\u00edtica<\/em>) y la incipiente Teolog\u00eda de la Marginaci\u00f3n constituyen, con sus matices, ricas lecturas creyentes sobre la realidad de la exclusi\u00f3n social. Simult\u00e1neamente ha ido recobrando vigor la Doctrina Social de la Iglesia, ciertamente recuperada en el pontificado de Juan Pablo II, con principios inspiradores b\u00e1sicos como la dignidad inalienable de la persona (GS 41, SRS 47, CA 5…), el destino universal de los bienes de la tierra (MM 119;PP 22, GS 69; SRS 9,CA 30…) o el predominio del trabajo sobre el capital (LE 12.15).
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\nSe produce de este modo una incorporaci\u00f3n tem\u00e1tica de la realidad de los marginados que hunde sus ra\u00edces en la experiencia del Dios liberador de la opresi\u00f3n (experiencia del \u00c9xodo) y en lo mejor de la tradici\u00f3n prof\u00e9tica y de las instituciones al servicio de la lucha contra la pobreza como el a\u00f1o sab\u00e1tico y el a\u00f1o de gracia (Ex 15, 1-8; Lv 25, 1-54)\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Con todo, ser\u00e1 la din\u00e1mica de la encarnaci\u00f3n, las palabras y la praxis dignificadora e incluyente de Jes\u00fas, la que har\u00e1 realidad las bienaventuranzas que acaban por convertir a los pobres no s\u00f3lo en aut\u00e9ntico sacramento de Cristo, sino incluso en juicio \u00faltimo y pen\u00faltimo sobre todo ser humano sin excepci\u00f3n. De todo ello se deriva que la acci\u00f3n de la Iglesia con los pobres y contra la pobreza (Ricoeur) no sea un a\u00f1adido sino un aut\u00e9ntico elemento teologal y constitutivo de su identidad. Se juega en ello no s\u00f3lo su credibilidad como signo visible de Cristo sino incluso la credibilidad de Dios en los contextos m\u00e1s secularizados.
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\nVarios son los retos que se presentan a la comunidad cristiana si quiere ser fiel a su Se\u00f1or: a)Desde luego, tendr\u00e1 que seguir siendo una Iglesia samaritana, ocupada en curar y cuidar las vulnerabilidades del pr\u00f3jimo siendo heraldo de buenas nuevas liberadoras de parte de Dios. Procurar\u00e1 sistematizar y hacer lo m\u00e1s eficaz posible su servicio de acompa\u00f1amiento y proximidad a trav\u00e9s de programas y procesos. b) Realizar\u00e1 una lectura creyente, l\u00facida y prof\u00e9tica, denunciando las nuevas idolatr\u00edas (p.e., la especulaci\u00f3n y el consumo compulsivo), dogmas (el mercado \u00fanico), doctrinas (el pensamiento \u00fanico) y ortodoxias (lo pol\u00edticamente correcto), poniendo en el centro al ser humano. c) Generar\u00e1 espacios comunitarios, abiertos, acogedores, fraternos, c\u00f3modamente habitables por los propios excluidos donde encuentren apoyo y conforto espiritual y humano, sin estigmas ni estereotipos. d) Desarrollar\u00e1 la creatividad (nueva imaginaci\u00f3n de la caridad,<\/em> NMI 49) y la capacidad para generar respuestas nuevas, capaces de acciones significativas que abran v\u00edas y propongan caminos in\u00e9ditos y la generaci\u00f3n de microespacios ut\u00f3picos que anticipen el Reino. e) Concienciaci\u00f3n intra y extracomunitaria de valores evang\u00e9licos universalizables y de la cultura de los derechos humanos. f) Los pobres obligar\u00e1n a reformular los contenidos de la fe y exigir\u00e1n utilizar un lenguaje inteligible, con un catalogo de verdades liberadoras y un mensaje salvador accesible a los m\u00e1s sencillos de una sociedad ilustrada y posmoderna. g) Obligar\u00e1n a remodelar la imagen de Iglesia, desde la austeridad, la renuncia a medios de poder, la sencillez en las formas, los s\u00edmbolos y los ritos… Los pobres ayudan a entender mejor a Dios, a comprender mejor la misi\u00f3n de la Iglesia, a reformular sus rasgos significativos desde la pobreza evang\u00e9lica, el talante de su presencia en el mundo, y a aglutinar en torno a su causa a creyentes y no creyentes que hacen realidad aquello de San Ireneo: \u201cla gloria de Dios es que el ser humano viva\u201d. i) Impostar\u00e1 con ellos todas las acciones de la Iglesia: catequ\u00e9ticas, lit\u00fargicas, etc. y apostar\u00e1 por los valores fuertes, la humanizaci\u00f3n del mundo y el compromiso pol\u00edtico. Por ser la lucha contra la pobreza un valor en s\u00ed, la Iglesia y sus instituciones, puede y debe abrirse a la leal colaboraci\u00f3n con hombres y mujeres de buena voluntad. Para ello, se debe articular la identidad con la apertura y la flexibilidad en la misi\u00f3n.
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\nEn definitiva, lo social no es un a\u00f1adido, sino que constituye un aut\u00e9ntico elemento configurador que tinta el ser mismo de la Iglesia. Sean cuales fueren las modalidades de la respuesta pastoral (como cristianismo de mediaci\u00f3n o de presencia) se requiere cultivar la dimensi\u00f3n de disc\u00edpulos, seguidores de Jes\u00fas y de su praxis, pero tambi\u00e9n la de ciudadanos cr\u00edticos que participan, crean y recrean las mediaciones precisas para dignificar a pobres, excluidos, marginados y enfermos. En el fondo, con unos u otros nombres, de uno u otro modo, los mejores de la Iglesia nunca han dejado de hacerlo as\u00ed.
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\nBibliograf\u00eda<\/strong>
\nCOMISION EPISCOPAL PASTORAL SOCIAL (Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola), La Iglesia y <\/em>los pobres; Id., La caridad en la vida de la Iglesia, Edice, Madrid, 1994<\/em>; COMISI\u00d3N DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS, El desaf\u00edo de la pobreza y la exclusi\u00f3n social,<\/em> Bruselas, 27.03.1995, COM (95-94); CATALA, T., Salgamos a buscarlo. Notas para una teolog\u00eda y una espiritualidad desde el Cuarto Mundo,<\/em> Sal terrae, Santander1991; CODURAS, P., Voluntarios: Disc\u00edpulos y ciudadanos,<\/em> Cristianisme i Justicia, Barcelona 1995; GALBRAITH J. K., Sociedad opulenta<\/em>, Ariel, Barcelona 1962; GARCIA ROCA, J., Exclusi\u00f3n social y contracultura de la solidaridad<\/em>, HOAC, Madrid 1992; GONZALEZ-CARVAJAL, L., Con los pobres, contra la pobreza,<\/em> Paulinas, Madrid 1991; RENES.V., Luchar contra la pobreza hoy<\/em>, Hoac, Madrid 1993; SEGOVIA BERNABE, J. L., voz \u201cMarginaci\u00f3n\u201d en Nuevo Diccionario de Teolog\u00eda Pastoral<\/em>, Madrid 2002; SOLS LUCIA, J., Teolog\u00eda de la marginaci\u00f3n<\/em>, Cristinisme i Justicia, Barcelona, 1992; TAMAYO-ACOSTA, J. J., Teolog\u00eda, pobreza y marginaci\u00f3n. Una reflexi\u00f3n desde Europa,<\/em> PPC, Madrid 1999.
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