{"id":9244,"date":"2003-11-01T00:00:35","date_gmt":"2003-10-31T22:00:35","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9244"},"modified":"2003-11-01T00:00:35","modified_gmt":"2003-10-31T22:00:35","slug":"salud-y-salvacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/salud-y-salvacion\/","title":{"rendered":"Salud y salvaci\u00f3n"},"content":{"rendered":"
Francisco \u00c1lvarez<\/strong> \u00a0<\/strong> \u00a0<\/strong> \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong> \u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/strong> El evangelio, un modo saludable de vivir Francisco \u00c1lvarez Francisco Alvarez es religioso camilo, profesor del \u201cCamillianum\u201d (Instituto Internacional de Teolog\u00eda Pastoral Sanitaria) de Roma. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO El objetivo de este art\u00edculo es, principalmente, fijar la relaci\u00f3n entre salud y salvaci\u00f3n. El autor hace, primero, una aproximaci\u00f3n al amplio sentido de […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[838,839,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9244"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9244"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9244\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9244"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9244"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9244"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
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\nFrancisco Alvarez es religioso camilo, profesor del \u201cCamillianum\u201d (Instituto Internacional de Teolog\u00eda Pastoral Sanitaria) de Roma.
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\nS\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong>
\nEl objetivo de este art\u00edculo es, principalmente, fijar la relaci\u00f3n entre salud y salvaci\u00f3n. El autor hace, primero, una aproximaci\u00f3n al amplio sentido de la salud para mostrar su significado global: no solo consiste en estar bien<\/em>, sino tambi\u00e9n en sentirse bien<\/em> y ser bien<\/em>. Despu\u00e9s se detiene en la relaci\u00f3n de Cristo con la salud y, pensando especialmente en los j\u00f3venes, se\u00f1ala algunas aportaciones del evangelio vivido a la salud. La fe proclamada, celebrada y vivida ha de ser saludable
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\nLa relaci\u00f3n entre salud y religi\u00f3n \u2013 es decir, entre salud y salvaci\u00f3n \u2013 est\u00e1 adquiriendo en estos tiempos una nueva actualidad. Salta de los laboratorios de investigaci\u00f3n sociol\u00f3gica a los medios de comunicaci\u00f3n, de las aulas de teolog\u00eda a la calle. Titulares de corte period\u00edstico traducen los \u201cnuevos\u201d hallazgos en afirmaciones como \u00e9stas: \u201cLos que van a Misa viven m\u00e1s a\u00f1os\u201d, \u201crezar hace bien a la salud<\/em>\u201d\u2026 Por el lado opuesto siguen teniendo mucha audiencia las proclamas de otros tiempos: \u201cLa religi\u00f3n es el opio del pueblo\u201d, \u201cla moral cat\u00f3lica aliena y coarta la libertad\u201d\u2026<\/em>
\nPosiciones tan dispares son, de entrada, una prueba de la complejidad de ese emparejamiento. En mi aportaci\u00f3n tratar\u00e9 de entrar en la espesura de ese bosque, haciendo lo posible para que el \u00e1rbol no impida ver el conjunto. M\u00e1s all\u00e1 de t\u00f3picos y esl\u00f3ganes podremos saborear alguna verdad saludable para nuestra vida. Para ello os propongo el siguiente itinerario.
\nEn primer lugar, haremos una incursi\u00f3n en el variopinto mosaico de la salud. Por ah\u00ed andan dos preguntas claves: Cuando decimos salud \u00bfde qu\u00e9 salud estamos hablando? Y, sobre todo: \u00bfQu\u00e9 salud puede ofrecer el Evangelio vivido?
\nEn un segundo momento, nos asomaremos al modelo de salud que propuso Jes\u00fas a los hombres y mujeres de su tiempo. Es \u00e9sta una etapa fundamental, de la que ciertamente surgir\u00e1n sugerencias para la vida y para la misi\u00f3n de anunciar hoy una salvaci\u00f3n cre\u00edble y saludable, cosa que haremos en la \u00faltima parte.
\n <\/p>\n\n
\nEn 1946 la OMS defini\u00f3 la salud como un \u00abestado de completo bienestar f\u00edsico, mental y social, y no solamente ausencia de enfermedad o dolencia<\/em>\u00ab. A partir de entonces las definiciones se han multiplicado de forma desbordante. Ahora bien, quien salga a la calle preguntando al ciudadano\/a sobre su particular concepci\u00f3n de salud se encontrar\u00e1 ciertamente con unas coincidencias llamativas. Con unos acentos que marcan determinados rostros, y descuidan o ignoran ol\u00edmpicamente otros, como si se trata de un inmenso mosaico.
\n <\/p>\n\n
\nEs la salud centrada en el cuerpo, en sus \u00f3rganos, tejidos y funciones. Una salud muy objetiva, mensurable, comprobable: la que sale en placas y papeles. Popularmente se la identifica con el vigor, la vitalidad y la prestancia f\u00edsica. Ah\u00ed apunta el ojo cl\u00ednico de cualquier observador cuando sentencia que alguien tiene \u00abbuen aspecto<\/em>\u00ab, \u00abbuena cara<\/em>\u00ab, o que \u00abest\u00e1 en forma<\/em>\u00ab. La cultura actual va m\u00e1s lejos todav\u00eda, al acentuar el valor de ese criterio. Hoy se rinde culto al cuerpo, a la imagen, a la belleza, a la juventud… El \u00abfooting\u00bb, los gimnasios y saunas, las dietas \u00abligth\u00bb son algunas de las v\u00edas aconsejadas para acercarse al nuevo ideal de salud. \u00c9ste ya no apela, como en otros tiempos, a la medicina que satisface necesidades, sino a la \u201cmedicina del deseo<\/em>\u201d. No basta con curar el cuerpo, hay que perfeccionarlo (no basta corregirlo) mejorar sus prestaciones laborales, l\u00fadicas, sexuales\u2026 Es la medicina convertida en \u201chappiness business\u201d (negocio de felicidad).
\nPero no es sano todo lo que reluce. Una salud as\u00ed vista y buscada es todav\u00eda excesivamente \u201cveterinaria\u201d. El cuerpo no es s\u00f3lo objeto y exterioridad. Es tambi\u00e9n intimidad.<\/em> No basta poseer un cuerpo vigoroso para ser o sentirse sanos. Entre otras razones porque el cuerpo no es \u00abalgo\u00bb que se tiene, sino m\u00e1s bien algo que se es.<\/em> Vivir significa convivir <\/em>con \u00e9l. \u00bfDe qu\u00e9 sirve la apariencia si uno est\u00e1 en guerra dentro de \u00e9l? Un cuerpo es sano tambi\u00e9n cuando es libre y no esclavo; cuando vive en armon\u00eda, a pesar del l\u00edmite; cuando es \u00ablugar\u00bb de encuentro y no de reclusi\u00f3n. Vistas as\u00ed las cosas, no resulta dif\u00edcil entender que haya, a menudo, tanta riqueza escondida tras las apariencias de la debilidad; y tanta vaciedad patol\u00f3gica camuflada tras sobredosis de vigor. Y es que ni es sano todo lo que reluce, ni enfermo todo lo d\u00e9bil…
\n <\/p>\n\n
\nSe admite f\u00e1cilmente que es sano quien puede trabajar, mientras que el enfermo est\u00e1 leg\u00edtimamente exento de esa responsabilidad y de ese derecho. Es el criterio de utilidad<\/em>. Seg\u00fan el mismo, la salud consiste en aquel estado de eficiencia que permite al individuo desarrollar los roles y tareas para los cuales ha sido socializado (A. Pearsons).
\nTambi\u00e9n en este caso es preciso afinar la mirada en busca de otros rostros. Y no s\u00f3lo por la parcialidad de dicho criterio, sino sobre todo por las connotaciones culturales que conlleva. No en balde vivimos en una sociedad hecha por los sanos para los sanos, que acent\u00faa la competitividad, la agresividad, el poder y la imagen, y que tiene dificultad en considerar sanos a los \u201cdiferentes\u201d, excluy\u00e9ndolos as\u00ed f\u00e1cilmente del derecho al trabajo.
\nEs bueno, pues, recordar aqu\u00ed que ni todos los enfermos se sienten in\u00fatiles, ni el hecho de estar sano vacuna contra la inutilidad. Esto es as\u00ed porque, entre otras razones, lo que caracteriza al ser humano no es el hacer<\/em> sino el actuar<\/em>, imposible al animal. Por otro lado, no existe actividad laboral que agote todas las posibilidades de la misi\u00f3n.<\/em> La utilidad, de hecho, no consiste tanto en el trabajo (aunque normalmente lo requiera), cuanto en el cumplimiento de la misi\u00f3n que todo hombre ha descubrir primero y saborear, despu\u00e9s.
\nEs cierto que toda enfermedad f\u00edsica lleva en s\u00ed el aguij\u00f3n del sentimiento de inutilidad. Pero no lo es menos que la historia est\u00e1 llena de personas que, viviendo el l\u00edmite de la enfermedad f\u00edsica, han sobresalido en el cumplimiento de misiones nobles y dif\u00edciles e, incluso, en el desarrollo de m\u00faltiples actividades.
\nEstos \u00abenfermos\u00bb constituyen, sobre todo hoy, una memoria viva de ese rostro oculto del mosaico salud. Nadie es verdaderamente sano hasta que no responde al interrogante: Salud \u00bfpara qu\u00e9? (Dr. Siebeck); es decir, hasta que no aprende a sacarle partida a su vida (sean cuales fueren sus limitaciones), a descubrir nuevas posibilidades partiendo de su situaci\u00f3n concreta, a encontrar \u00absu\u00bb lugar en el mundo, a gustar el valor de la gratuidad, el alcance de las cosas peque\u00f1as, el valor de cuanto el dinero es incapaz de comprar.
\n <\/p>\n\n
\nTodav\u00eda no existen certificados de salud expedidos por los soci\u00f3logos, los antrop\u00f3logos, moralistas o directores espirituales. Tradicionalmente ha sido el m\u00e9dico o el psiquiatra quienes, con sus propios criterios, determinan cu\u00e1ndo una persona est\u00e1 sana o enferma.
\nMuy pocos ponen en duda el papel primordial de la medicina. Sin embargo esa concentraci\u00f3n (que alguien llama \u00absecuestro\u00bb) de la suerte de la salud en sus manos y la consiguiente medicalizaci\u00f3n de la misma ha sido y es una peligrosa reducci\u00f3n. El criterio m\u00e9dico, a pesar de todas las apariencias, tambi\u00e9n es relativo<\/em>. No tiene la \u00fanica palabra. La salud s\u00f3lo puede ser promovida, atendida y entendida a partir de una alianza<\/em>; es decir, del concurso de criterios y esfuerzos complementarios, interdisciplinares. Nadie posee todas las piezas del mosaico. Nadie, por tanto, puede hacer un diagn\u00f3stico integral ni conducir un proceso terap\u00e9utico que abarque a toda la persona.
\nPodr\u00edamos ilustrar estas afirmaciones poniendo algunos ejemplos: El m\u00e9dico puede diagnosticar la ausencia de enfermedad f\u00edsica, pero no puede imponer a su paciente que se sienta bien; puede curar una \u00falcera de est\u00f3mago, pero no modificar el estilo insano de vida del paciente y, menos aun, darle nuevas razones para vivir; puede suprimir o aliviar el sufrimiento f\u00edsico, pero normalmente se siente impotente ante su sufrimiento moral; puede dar el alta m\u00e9dica a una persona a la que, fuera del hospital, nadie espera\u2026
\n <\/p>\n\n
\nCuriosamente, las vivencias m\u00e1s personales son las que tienen una mayor proyecci\u00f3n relacional y social. As\u00ed, el amor y el odio, la libertad, la muerte. Sucede lo mismo con la salud. \u00c9sta es, a la vez, algo \u00edntimo y compartido. Existir saludablemente equivale a coexistir<\/strong> sanamente; del mismo modo que vivir significa convivir y desvivirse por alguien, y trabajar comporta participar.
\nHoy en d\u00eda la sociedad se muestra cada vez m\u00e1s sensible a estas dos dimensiones de la salud: la dimensi\u00f3n psicol\u00f3gica<\/em> y la social<\/em>. No es f\u00e1cil determinar cu\u00e1ndo uno es sano desde el punto de vista psicol\u00f3gico. Si bien han aumentado las posibilidades de diagn\u00f3stico por un mejor conocimiento de la persona, tambi\u00e9n es cierto que se conoce mejor la complejidad de la misma. Sabemos, sin embargo, que en la pr\u00e1ctica totalidad de las patolog\u00edas se comprueba una carencia com\u00fan: la falta de una adecuada colocaci\u00f3n o ubicaci\u00f3n frente a s\u00ed mismo, frente al mundo, o a los dem\u00e1s; un problema relacional<\/em>, por tanto. Y es que una relaci\u00f3n sana es tan importante como un \u00f3rgano sano. Es \u00e9ste uno de los rostros m\u00e1s preciados de la salud. S\u00f3lo quienes lo viven pueden, a su vez, irradiarla, \u00abcontagiarla\u00bb.
\nSurgen espont\u00e1neamente algunas preguntas: \u00bfEn qu\u00e9 hospitales se curan las relaciones enfermas? \u00bfEn qu\u00e9 escuela se aprende a relacionarse sanamente con… todo? \u00bfQu\u00e9 medicina reclama en este sentido la sociedad de hoy?
\nLa salud no es un asunto puramente individual y aislable. Cada pieza del mosaico forma parte del conjunto. As\u00ed, cada uno es deudor y acreedor de un determinado entorno, cada vez m\u00e1s amplio. Dentro del mismo no s\u00f3lo se contagian enfermedades, sino que tambi\u00e9n se promueve una cultura que favorece una vida m\u00e1s sana o m\u00e1s enferma; cultura que, obviamente, se traduce en estilos de vida, en modos concretos de plantearse la existencia, con sus valores y contravalores. Cada uno \u00abfabrica\u00bb la propia salud dentro de un habitat sano o insano, participando en un tejido de relaciones sociales saludables o pat\u00f3genas, viviendo unas determinadas condiciones de trabajo, e inmerso en una cultura de solidaridad o de competitividad…
\n <\/p>\n\n
\nLas preguntas acerca de la salud son preguntas acerca de la persona, de lo m\u00e1s nuclear dentro de ella. As\u00ed conclu\u00eda una encuesta hecha en Francia all\u00e1 por los a\u00f1os 70. No en vano se trata de una de las experiencias m\u00e1s fundamentales y complejas. Tiene su sede en el cuerpo, pero de un cuerpo vivido<\/em> por un sujeto. No es s\u00f3lo, por tanto, cuesti\u00f3n de estar bien, sino tambi\u00e9n de sentirse bien<\/em> y, m\u00e1s a\u00fan, de \u201cser bien<\/em>\u201d, es decir, de que la persona (el sujeto) \u201cfuncione\u201d bien en todo aquello que la constituye como tal. No s\u00f3lo enferma el est\u00f3mago, tambi\u00e9n pueden enfermar las relaciones con los dem\u00e1s, con las cosas; no basta con tener sanos los ojos, es preciso aprender a mirar; no es suficiente manejar bien el propio cuerpo, hay que vivir a gusto dentro de \u00e9l. Las esclavitudes de la libertad, atenazada por las drogodependencias, son tan patol\u00f3gicas como las enfermedades que pueden generar. La ausencia de un sentido para la vida no tiene una localizaci\u00f3n precisa dentro del cuerpo, pero puede conducir a la patolog\u00eda com\u00fanmente conocida como \u201cvac\u00edo existencial\u201d.
\nS\u00f3lo partiendo de esta visi\u00f3n integral (u hol\u00edstica) tiene sentido plantearse hoy la relaci\u00f3n entre el Evangelio y la salud humana. De entrada hay que decir que Cristo no vino para curar cuerpos y\/o competir con la ciencia o los curanderos de entonces. Su aportaci\u00f3n hubiera sido un fracaso. Tampoco hizo tan largo viaje, desde su condici\u00f3n divina a la condici\u00f3n de siervo, para que los hombres y mujeres de su tiempo se \u201csintieran bien\u201d. Este \u201csentirse bien\u201d nunca podr\u00e1 ser, visto desde el Evangelio, un objetivo; ser\u00e1 s\u00f3lo el resultado \u2013 no garantizado \u2013 de un modo de vivir, y, en todo caso, relativo: el Evangelio no es sedante ni euforizante, ni opio. S\u00ed vino, en cambio, para sanar a la persona, es decir, para que cada hombre y cada mujer puedan vivir saludablemente, y \u201cfuncionar\u201d bien en todo aquello que las distingue del resto de la creaci\u00f3n. M\u00e1s a\u00fan, vino para potenciar lo humano, para que en la aventura de vivir todos puedan desarrollar al m\u00e1ximo sus propias potencialidades. Y, como la persona no es fragmentable ni divisible, y puesto que su amor la abarcaba por entero, su oferta de salud era total. Comenzaba por el cuerpo, pero no se deten\u00eda ah\u00ed. Veamos todo esto un poco m\u00e1s de cerca.
\n <\/p>\n\n
\nParece fuera de duda que Jes\u00fas, en los a\u00f1os de su ministerio, realiz\u00f3 curaciones de diferentes patolog\u00edas y dolencias. Los relatos evang\u00e9licos refieren una realidad de base, aunque el lenguaje usado y el contexto catequ\u00e9tico de su difusi\u00f3n es el propio del mundo de los signos. Dicho de forma muy sencilla: en los tiempos de Jes\u00fas abundaban las personas que pose\u00edan facultades (no ciertamente cient\u00edficas) para curar enfermos, incluso de forma espectacular: eran magos y curanderos. Jes\u00fas no vino a competir con ellos ni a sustituirse a la ciencia. Creer en sus curaciones era relativamente f\u00e1cil. No lo era tanto adherirse a su significado. Sus milagros \u2013as\u00ed lo dicen los evangelistas, especialmente Juan \u2013 eran signos, se\u00f1ales. Tan importante o m\u00e1s que la materialidad de los hechos era la intenci\u00f3n, la pedagog\u00eda, la direcci\u00f3n con que Jes\u00fas los realizaba. Eran, como dice Ren\u00e9 Latourelle, par\u00e1bolas (mensaje de salvaci\u00f3n) puestas en obra.
\nEl primer significado: Cristo no desde\u00f1a el t\u00edtulo de terapeuta\/sanador (pues \u00e9l mismo se presenta as\u00ed, por ejemplo en la sinagoga de Nazaret: Lc 4, 18ss); sin embargo viene fundamentalmente como salvador<\/em>. Como salvador \u00fanico y\u2026 at\u00edpico<\/em>. No tiene igual. Ambas caracter\u00edsticas se reflejan de diferentes modos. La salvaci\u00f3n que ofrece viene de arriba. Trae por tanto impresas las se\u00f1ales de Dios: es la encarnaci\u00f3n de su misericordia infinita y de su pasi\u00f3n por el hombre, de la biofilia<\/em> (del amor por la vida). Porque viene de \u00c9l, trae tambi\u00e9n sus \u201cmedidas\u201d, es decir, supera todas las previsiones humanas y va m\u00e1s all\u00e1 de lo que el hombre pueda esperar; es, por tanto, sorprendente (\u201cni el ojo vio, ni el o\u00eddo oy\u00f3<\/em>\u2026\u201d), y \u00fanica.
\nAl mismo tiempo, la salvaci\u00f3n \u201cbaja\u201d, alcanza al hombre tal como es y all\u00ed donde est\u00e1, asume la \u201cmedida del hombre\u201d, se hace historia y camina con ella, se vuelve concreta como el pan, grandiosa y sencilla; se traduce en vaso de agua y en agua que sacia la sed hasta la vida eterna; se expresa en vista para el ciego de nacimiento y en liberaci\u00f3n de la ceguera interior, en perd\u00f3n de los pecados y en confianza en la divina Providencia… La salvaci\u00f3n toma cuerpo en el cuerpo. Es ofrecida tambi\u00e9n bajo forma de salud.
\nUn segundo significado: la relaci\u00f3n de Cristo con la salud no se limita a las curaciones, por tanto, a sus acciones a favor de los enfermos oficiales de su tiempo. La salud que ofrece va dirigida a todos: tambi\u00e9n a los sanos<\/em>. Veamos algunas de sus caracter\u00edsticas.
\n <\/p>\n\n
\nJes\u00fas en ning\u00fan momento idolatra la salud, sobre todo la f\u00edsica. Nos invita a gastarla e incluso perderla (\u201cel que no pierde su vida<\/em>\u201d, dar la vida por los dem\u00e1s\u2026), y \u00e9l mismo sacrific\u00f3 la suya propia en la cruz. Sin embargo su sensibilidad no despreci\u00f3 nada de lo humano. Fue sensible a una fiebre banal, a las enfermedades cr\u00f3nicas, a las exclusiones de la comunidad por motivo de la estigmatizaci\u00f3n de la enfermedad. Habiendo asumido plenamente la condici\u00f3n humana, nada de lo humano le era extra\u00f1o e indiferente. Tan es as\u00ed que se puede decir que vino ante todo a ense\u00f1arnos a ser hombres y mujeres, a acertar en la aventura de serlo, a recuperar el entusiasmo de serlo. Con su sensibilidad exquisita y con su magistral pedagog\u00eda invit\u00f3 a todos a despertar del sue\u00f1o, a tomar conciencia de la dignidad de la condici\u00f3n humana, a convivir saludablemente con la propia corporalidad. Ninguna dimensi\u00f3n de la persona qued\u00f3 al desamparo, pues no vino a curar una parte sino al hombre entero<\/em>.
\n <\/p>\n\n
\nUna caracter\u00edstica muy importante. La salud de la que Cristo es eficaz portador para todos, est\u00e1 \u00edntimamente ligada a su persona. Algo de esto se revela en aquel texto que dice: \u201cDe \u00e9l sal\u00eda una fuerza que curaba a todos\u201d. Parafrase\u00e1ndola podr\u00edamos a\u00f1adir: La salud habitaba en su interior, de tal manera que \u00e9l mismo era la salud, y era saludable<\/em>. Por eso lo era tambi\u00e9n cuanto dec\u00eda y hac\u00eda: su palabra, sus gestos, su presencia f\u00edsica, su relaci\u00f3n con los dem\u00e1s, su actitud ante las cosas. Por \u00e9l circulaba la salvaci\u00f3n saludable y dejaba tras de s\u00ed una especie de rastro ben\u00e9fico, accesible sobre todo a los hombres y mujeres de buena voluntad y, entre \u00e9stos, a los m\u00e1s pobres.
\nDe hecho, la salud que \u00e9l ofrece no es \u201calgo\u201d, no se sit\u00faa en el orden de los objetos, sino en la orden de los valores: entre \u00e9l y los curados la salud es fruto de una relaci\u00f3n<\/em> (animada por la fe, por la confianza: \u201ctu fe te ha salvado\u201d) y tiene la finalidad de establecer una nueva relaci\u00f3n<\/em> saludable en quien acepta su oferta.
\nPodr\u00edamos decir que la nota m\u00e1s distintiva de su salud es la capacidad de generar un salto de calidad relacional: nueva relaci\u00f3n con el cuerpo, con la enfermedad, con las cosas, con los dem\u00e1s, con Dios. La salud ser\u00e1 siempre la experiencia de una m\u00faltiple y compleja relaci\u00f3n. Pues, a eso vino el Se\u00f1or.
\n <\/p>\n\n
\nPuesto que Cristo viene como Salvador, todo cuanto dice o hace a favor de los hombres est\u00e1 ordenado a ese bien esencial: la salvaci\u00f3n, es decir, la plenitud de lo humano en Dios. La verdadera salud no termina con la curaci\u00f3n de la enfermedad corporal (ceguera, par\u00e1lisis etc.) ni siquiera con la expulsi\u00f3n de esp\u00edritus inmundos. Comienza m\u00e1s bien a partir de ah\u00ed. El regalo se convierte en nueva posibilidad, en tarea y misi\u00f3n para el curado. \u00c9ste es invitado por Jes\u00fas a recorrer un nuevo itinerario. De hecho, esto es visible en el conjunto de los milagros. \u00c9stos apuntan en una direcci\u00f3n de profundizaci\u00f3n e interiorizaci\u00f3n de la salud, es decir, de camino hacia la salvaci\u00f3n. Veamos algunos ejemplos de este itinerario.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 – De la salud f\u00edsica a la salud psico-espiritual<\/em>. Esta transici\u00f3n es palpable sobre todo en ciertos milagros. El ciego de nacimiento, seg\u00fan el relato del cap. 9 de S. Juan, en su relaci\u00f3n con Jes\u00fas pasa de la curaci\u00f3n de los ojos de su cuerpo al hallazgo de una nueva visi\u00f3n: llega a postrarse ante el Jes\u00fas reconocido como Mes\u00edas. En otros casos el dinamismo saludable lleva al curado\/ a recuperar la dignidad perdida o usurpada, como en el caso de la hemorro\u00edsa, puesta al descubierto para dignificarla: \u201ctu fe te ha salvado<\/em>\u201d. Con frecuencia los curados son invitados a cambiar, a reemprender una nueva vida, a insertarse de nuevo en la comunidad, a comenzar de nuevo. Otros exteriorizan su \u201cnueva salud\u201d siguiendo o pretendiendo seguir al Maestro, y casi siempre brota de ellos la acci\u00f3n de gracias y la difusi\u00f3n irreprimible del favor recibido. Finalmente, la invitaci\u00f3n a no pecar m\u00e1s ratifica la intenci\u00f3n de Jes\u00fas de transformar al hombre desde dentro, desde sus esclavitudes internas, desde la ra\u00edz ultima de muchos males.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 – De los oficialmente enfermos a los supuestamente sanos. <\/em>La oferta salv\u00edfica y terap\u00e9utica de Jes\u00fas es tan honda y universal que alcanza a todos. Quienes se dejaron diagnosticar en profundidad por \u00e9l, no s\u00f3lo se sintieron salvados (perdonados, acogidos) sino tambi\u00e9n interiormente sanados: de sus prejuicios y tab\u00faes, de la ceguera interior, de esclavitudes, de una mala relaci\u00f3n con los bienes de este mundo\u2026 Cuando Jes\u00fas cura a los \u201cenfermos\u201d, su mirada est\u00e1 apuntando siempre tambi\u00e9n <\/em>a los \u201csanos\u201d. Es como si les dijera: \u201c\u00bfVeis lo que estoy haciendo con \u00e9ste? Pues eso mismo quiero hacer con vosotros: con las telara\u00f1as de vuestro coraz\u00f3n, con las muletas de vuestro cerebro, con vuestras resistencias al cambio, con vuestro rechazo a despertar…\u201d.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 – Del individuo a la comunidad<\/em>. Consciente de que la sociedad es generadora de salud y de enfermedad, de inclusi\u00f3n y de exclusi\u00f3n, Jes\u00fas no se limit\u00f3 a sanar individuos sino que puso las mejores bases para la salud comunitaria. En la comunidad no deber\u00e1 haber m\u00e1s excluidores ni excluidos, marginadores ni marginados, opresores ni oprimidos. S\u00f3lo una comunidad fraterna y solidaria es una comunidad sana. M\u00e1s a\u00fan, el pacto sellado por \u00e9l con su sangre es tambi\u00e9n una \u201cnueva alianza por la salud<\/em>\u201d. \u00c9sta es encomendada como misi\u00f3n a la comunidad y, adem\u00e1s, se ofrece a todos la posibilidad de vivir saludablemente. La salud no es un mandato; s\u00ed lo es vivir saludablemente y promover la salud integral propia y ajena. La comunidad que nace de la Pascua resulta ser, de hecho, la comunidad de los salvados y de los sanados. As\u00ed fue la experiencia que hicieron los disc\u00edpulos.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 – Desde el l\u00edmite (y las posibilidades) a una nueva calidad de vida. <\/em>Nunca alguien podr\u00e1 decir que Cristo invita a los creyentes a un falso triunfalismo, a rendir culto al propio cuerpo, a buscar obsesivamente la salud. Partiendo de una valoraci\u00f3n positiva y estupenda de todo lo humano (incluido el cuerpo) nos ense\u00f1\u00f3 que el camino de la salud hacia la plenitud comienza de \u201cabajo\u201d, desde la fragilidad que nos habitar\u00e1 siempre, desde la aceptaci\u00f3n de la propia corporalidad. Para vivir saludablemente es preciso acoger ciertas paradojas humanas y cristianas: para vivir es preciso reconciliarse con la muerte, para subir es necesario bajar, para vivir creciendo hemos de desvivirnos por alguien y por algo, para dar vida es preciso entregar la propia en el fuego lento de cada d\u00eda, para crecer y avanzar es preciso que algo vaya muriendo en nosotros (no s\u00f3lo quedando atr\u00e1s\u2026). Su salud, por tanto, es compatible no s\u00f3lo con el l\u00edmite sino tambi\u00e9n con las enfermedades y, por supuesto, con la muerte. M\u00e1s a\u00fan ,como la libertad misma, tambi\u00e9n ella se fragua y se forja en la resistencia.
\nEn el horizonte, sin embargo, todo apunta hacia la plenitud. El creyente tiene muchas posibilidades de alcanzar en su existencia una nueva calidad de vida<\/em>. Es la que nace no s\u00f3lo de la curaci\u00f3n\/sanaci\u00f3n de las dimensiones \u201cenfermas\u201d o enfermizas de la persona, sino sobre todo de los dinamismos que introduce en ella la fe, la adhesi\u00f3n a Cristo, la escucha de la Palabra, la integraci\u00f3n en la comunidad de creyentes. Dicho de una manera gr\u00e1fica, seg\u00fan expresi\u00f3n de B. Tyrrell: Jes\u00fas no se limita, tampoco hoy, a arrojar de nosotros \u201cesp\u00edritus malignos\u201d, sino que introduce en nosotros el Esp\u00edritu. Es el Esp\u00edritu de la salud y de la sanidad, el que \u201csantifica y da vida<\/em>\u201d, seg\u00fan confiesa nuestra fe.
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\nInicio esta parte conclusiva con dos testimonios, el primero m\u00e1s personal que el segundo. El citado B. Tyrrell, al comienzo de su interesante libro \u201cCristoterapia: La curaci\u00f3n por medio de la iluminaci\u00f3n\u201d, refiere que, encontr\u00e1ndose en un momento \u201cpsicol\u00f3gicamente angustioso y turbulento de su vida\u201d, recurre al gran psiquiatra Thomas Hora. \u00c9ste, sorprendido, le dice: \u201c\u00bfNo le parece c\u00f3mico que usted, sacerdote, jesuita y te\u00f3logo, acuda a m\u00ed para hacerse curar por un psiquiatra? Si una religi\u00f3n es realmente aut\u00e9ntica y si usted busca sinceramente vida y luz por medio de ella, ella deber\u00eda ser la fuente de curaci\u00f3n y de integridad a todos los niveles de su ser, tanto el ps\u00edquico y el som\u00e1tico como el moral y espiritual\u201d<\/a>. Por su lado, I. Baumgartner en su voluminosa obra \u201cPsicolog\u00eda pastoral\u201d, se pregunta si los \u201cciegos\u201d, cojos\u201d, \u201cencorvados\u201d\u2026 de hoy no estar\u00e1n buscando \u201cinconscientemente una Iglesia terap\u00e9utica\u201d<\/a>
\n<\/a>, y una convicci\u00f3n bien demostrada recorre todo el libro: la Iglesia de Cristo, para serlo, ha da ser inseparablemente salv\u00edfica y saludable\/terap\u00e9utica.
\nLa historia de veinte siglos de cristianismo no es especialmente generosa con esas afirmaciones. Lamentablemente, la transmisi\u00f3n del mensaje ha descuidado en exceso esa doble dimensi\u00f3n. Hoy se est\u00e1 recuperando, pues no en vano esa recuperaci\u00f3n forma parte de una corriente teol\u00f3gico-pastoral m\u00e1s global: la salvaci\u00f3n se realiza ya en la historia, y no s\u00f3lo despu\u00e9s de ella.
\nCuanto dir\u00e9 en la brevedad de las l\u00edneas que restan, parte de la convicci\u00f3n que vengo profundizando desde hace a\u00f1os: Creer es muy saludable<\/em>. Y aunque el Evangelio no sea ni mucho menos como una aspirina, sin embargo vivir de acuerdo con \u00e9l es lo mejor que nos puede suceder. No s\u00f3lo no est\u00e1 re\u00f1ido con la plenitud, sino que es el mejor camino hacia ella. Pensando especialmente en los j\u00f3venes, de forma muy selectiva (por tanto parcial) voy a se\u00f1alar cuatro aportaciones a la salud del Evangelio vivido, aportaciones de las que ellos est\u00e1n hoy particularmente necesitados.
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\nUna de las peores patolog\u00edas actuales consiste en el as\u00ed llamado \u201cvac\u00edo asistencial<\/em>\u201d. Vivimos en la que alguien ha llamado \u201cla era del vac\u00edo\u201d. Como ha explicado hasta la saciedad el psiquiatra humanista Viktor Frankl, \u00e9ste se debe b\u00e1sicamente a la ausencia o p\u00e9rdida de un significado para la vida, y genera a su vez otras patolog\u00edas y desviaciones, sin excluir el suicidio. Nunca como hoy se ha puesto de relieve la necesidad de un sentido, en la triple acepci\u00f3n de significado, orientaci\u00f3n y valor. No s\u00f3lo sentidos parciales, sino \u2013 cosa mucho m\u00e1s dif\u00edcil \u2013 sentido de totalidad.
\n\u00bfC\u00f3mo conseguir que el cristianismo sea realmente aportador de sentido? He aqu\u00ed una cuesti\u00f3n b\u00e1sica para la pastoral. La experiencia de siglos est\u00e1 mostrando que eso no se consigue mediante la \u201cmoralizaci\u00f3n\u201d de la fe, ni de su reducci\u00f3n a la praxis cultual. Tampoco a trav\u00e9s de una transmisi\u00f3n que rinde culto a las respuestas y desde\u00f1a las preguntas. El sentido es una cuesti\u00f3n m\u00e1s afectiva que te\u00f3rica, apela m\u00e1s a los s\u00edmbolos y al coraz\u00f3n que a los discursos y a la mente (Jes\u00fas predic\u00f3 en par\u00e1bolas\u2026), surge y se alimenta m\u00e1s en el contacto\/experiencia con la persona de Cristo que en el aprendizaje de su doctrina. Dicho de forma muy breve: el sentido apela a la dimensi\u00f3n cordial<\/em> de la fe.
\n\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 – La salud es un valor y requiere valores. <\/em>La estimativa de la salud, sobre todo en ciertas dimensiones, se ha disparado en estos tiempos. Nunca hab\u00eda sido tan apreciada, hasta convertirse en una especie de nueva diosa, justamente la diosa \u201chghieia\u201d. Sin embargo, tal vez nunca ha sido tan maltratada, expuesta m\u00faltiples desviaciones y excesos. El consumismo, la patolog\u00eda de la abundancia, las variadas dependencias (humo, alcohol, droga, trabajo, dinero, comida, sexo\u2026), los ritmos desenfrenados de vida, las contaminaciones de todo tipo\u2026 conviven con esa especie de \u201cculto\u201d. De la mano del \u201ccamino triunfal de la medicina\u201d, se ha pretendido convertir la salud en una cuesti\u00f3n t\u00e9cnica (la resuelve la ciencia) y econ\u00f3mica (se soluciona con recursos). Se ha olvidado la dimensi\u00f3n biogr\u00e1fica<\/em>, personal y comunitaria, de la salud. La salud no es un objeto de consumo, es un valor que, a su vez, depende de valores y creencias, en definitiva de la libertad. Educar cristianamente equivale obviamente a formar en valores; significa ense\u00f1ar a vivir sana y saludablemente<\/em>. \u00bfCu\u00e1ndo se ha tenido esto presente en la catequesis, en la predicaci\u00f3n? Formar as\u00ed en la fe ha de comportar necesariamente una serie de contenidos. Por ejemplo: Proponer alternativas a los actuales estilos insanos y pat\u00f3genos de vida, descubrir la bondad y la belleza de los valores (en definitiva de la moral cristiana), descubrir la solidaridad como condici\u00f3n saludable de convivencia\u2026
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\nNo se trata del cuerpo sin m\u00e1s, es decir en cuanto objeto; sino del cuerpo vivido<\/em>. Ese es el quicio en torno al cual gira la salud vivida. De nuestra relaci\u00f3n, compleja, rica o pobre, pero siempre misteriosa con nuestro cuerpo depende en buena medida la salud. En la transmisi\u00f3n de la fe, tal vez haya que poner el acento sobre todo ah\u00ed. De hecho, en el misterio de la Encarnaci\u00f3n, prolongado luego en el tiempo en la persona de Cristo, se fundamenta la vivencia salv\u00edfica y sana de nuestra corporalidad. Haci\u00e9ndose hombre vino a ense\u00f1arnos a serlo. Asumiendo un cuerpo nos revel\u00f3 c\u00f3mo vivirlo, no s\u00f3lo en clave de santidad, sino tambi\u00e9n de sanidad.
\nVivirlo como \u00c9l quiere decir, por ejemplo, acogerlo de lleno y hasta las \u00faltimas consecuencias, reconciliarse con sus l\u00edmites y desarrollar sus posibilidades, lograr la uni\u00f3n entre lo biol\u00f3gico y lo biogr\u00e1fico, convertirlo en epifan\u00eda coherente de la persona, aceptarlo y desarrollarlo como lugar de encuentro (y no como simple objeto retenido en propiedad), gastarlo y entregarlo a favor de los dem\u00e1s, \u201cmultiplicarlo\u201d como veh\u00edculo y generador de vida\u2026 En estos frentes se juega hoy, sobre todo en el mundo juvenil, la suerte de la salud integral. Fen\u00f3menos como la anorexia, el rechazo impl\u00edcito o manifiesto del propio cuerpo, la servidumbre y esclavitud de las modas y de las dietas, los excesos de todo tipo, el divorcio constante entre sexo y amor\u2026 hacen urgente una nueva pedagog\u00eda cristiana sobre la corporeidad\/corporalidad. Entre el escepticismo (e incluso desprecio) de otros tiempos en torno al cuerpo (propios de una espiritualidad que dur\u00f3 en exceso) y el culto id\u00f3latra y narcisista de ciertas culturas de hoy, el mensaje cristiano ha de ayudar a los j\u00f3venes a descubrir la bondad y belleza del propio cuerpo, a respetar (incluso venerar) su dignidad, a vivirlo en actitud de homenaje a Dios, a adquirir una mayor familiaridad con \u00e9l, a desarrollar todas sus potencialidades.
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\nDeber\u00e1 pasar todav\u00eda alguna generaci\u00f3n hasta que en la Iglesia la recuperaci\u00f3n de la dimensi\u00f3n terap\u00e9utica y saludable del Evangelio sea realidad. Caminamos en esa direcci\u00f3n, pero con lastres y r\u00e9moras inveterados, con resistencias de ayer y de hoy. Quienes se apoyan b\u00e1sicamente en experiencias fallidas (creer no sirve de nada) o apelan a razonamientos teol\u00f3gicos (la salvaci\u00f3n es otra cosa, el Evangelio no tiene nada que ver con la salud), dif\u00edcilmente podr\u00e1n abrirse a esta nueva perspectiva reconfortante.
\nEn el recorrido, sin perder la esperanza, hay requisitos indispensable para avanzar. Por ejemplo, ahondar en el hecho, b\u00edblicamente relevante, de que Dios es el Dios de la vida, el gran aliado del hombre. No es freno ni l\u00edmite, sino est\u00edmulo y horizonte. No aguafiestas, sino fuente alegr\u00eda y de paz. Tampoco es tapagujeros ni pretexto f\u00e1cil para d\u00e9biles y perezosos, sino Aquel que toma en serio al hombre y que, en Cristo, vino a despertarnos de sue\u00f1os y letargos, a hacernos conscientes del \u201cpeso de la realidad\u201d y, al mismo tiempo, de su direcci\u00f3n hacia la plenitud.
\nNo ser\u00e1 f\u00e1cil deshacerse de t\u00f3picos ni de posturas arraigados que nos remiten, a nuestro pesar, al rostro desfigurado de Dios y a una imagen poco o nada atractiva de la Iglesia. En la calle, en el ambiente, en el clima que se respira, m\u00e1s que en razones razonadas, est\u00e1 extendida la idea de que a las religiones oficiales les llegar\u00e1 la hora de pasar el relevo a las espiritualidades, de que aqu\u00e9llas no contribuyen al bienestar y a la paz; y habr\u00e1n de reducirse al \u00e1mbito de la intimidad o de la vida privada.
\nPara que nuestra fe proclamada, celebrada y vivida sea saludable ser\u00e1 preciso que lleguemos a ser testimonios de que a nosotros, sea cual sea nuestra edad, creer en Cristo, compartir la fe, vivir la Iglesia y en la Iglesia\u2026 nos humaniza, nos ayuda a vivir gozosa y constructivamente la aventura humana, nos abre a nuevas dimensiones, nos centra la vida, nos estimula en la solidaridad. Nos ense\u00f1a el complejo \u201carte de vivir<\/em>\u201d.
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\nBibliograf\u00eda de referencia<\/em><\/strong>
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