{"id":9274,"date":"2003-09-01T00:00:44","date_gmt":"2003-08-31T22:00:44","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9274"},"modified":"2003-09-01T00:00:44","modified_gmt":"2003-08-31T22:00:44","slug":"de-que-hablais-por-el-camino","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/de-que-hablais-por-el-camino\/","title":{"rendered":"\u201c\u00bfDE QUE HABLAIS POR EL CAMINO?\u201d"},"content":{"rendered":"
\u00a0<\/strong> \u00a0<\/strong> ACOMPA\u00d1AR A LOS J\u00d3VENES EN LA VIDA DIARIA \u00a0 Jos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez, es salesiano, Doctor en Teolog\u00eda, profesor del centro de Estudios Teol\u00f3gicos de Sevilla y Delegado de Pastoral Juvenil de Andaluc\u00eda Occidental y Extremadura. Resumen del art\u00edculo: El autor nos da una serie pistas en positivo para orientar el acompa\u00f1amiento personal de j\u00f3venes, […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[814,815,94],"tags":[],"class_list":["post-9274","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-320","category-jose-miguel-nunez-moreno","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9274"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9274"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9274\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9274"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9274"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9274"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nJos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez<\/u><\/strong>, es salesiano, Doctor en Teolog\u00eda, profesor del centro de Estudios Teol\u00f3gicos de Sevilla y Delegado de Pastoral Juvenil de Andaluc\u00eda Occidental y Extremadura.
\n
\nResumen del art\u00edculo:<\/strong>
\nEl autor nos da una serie pistas en positivo para orientar el acompa\u00f1amiento personal de j\u00f3venes, bas\u00e1ndose sobre todo en el sistema del fundador de los Salesianos, Don Bosco, que se podr\u00eda resumir con ese icono de todo acompa\u00f1ante cristiano que es Jes\u00fas Resucitado en el camino de Ema\u00fas.
\n <\/p>\n\n
\nMaestro bueno…, \u00bfqu\u00e9 tengo que hacer de bueno para ganar la vida eterna?\u00bb (Mt 19, 16). El joven protagonista del relato evang\u00e9lico se acerca hasta Jes\u00fas atra\u00eddo, probablemente, por la fuerza de la propuesta de vida del galileo. La seducci\u00f3n de sus palabras y la transparencia de su mirada han ga\u00adnado la confianza de aquel joven que anhela para su propia vida nuevos senderos de autenticidad y madurez. Quiz\u00e1s haya comprendido que la vida hay que vivirla sin median\u00edas y que vale la pena apostar por un proyecto entusias\u00adta merecedor de la adhesi\u00f3n sincera del coraz\u00f3n.
\n
\nEl di\u00e1logo con Jes\u00fas es iluminador. M\u00e1s all\u00e1 de la respuesta y de la ense\u00f1an\u00adza que el evangelista nos quiere transmitir, es importante acoger la din\u00e1mica de la escena. La confianza del joven que se atreve a dirigirse al Maestro con coraz\u00f3n disponible, encuentra la acogida y la res\u00adpuesta atenta y afectuosa de su interlo\u00adcutor. Ante la nobleza de la interpelaci\u00f3n y descubriendo la anchura de su mirada, Jes\u00fas apunta lejos y abre horizontes.
\nEncontrarnos aqu\u00ed, en la sobriedad del relato, elementos iluminadores para la reflexi\u00f3n que queremos afrontar. En efecto, acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes en pro\u00adcesos personales tiene como clave el en\u00adcuentro y como meta el crecimiento y la madurez de la persona a la que se le muestra y se le posibilita el acceso a la experiencia de Dios.
\n
\n1.1. \u00bfQu\u00e9 queremos decir cu\u00e1n\u00addo decimos \u00abacompa\u00f1a\u00admiento\u00bb‘?<\/strong>
\n
\nMuchos son los equ\u00edvocos a los que nos enfrentamos cuando hablamos de acompa\u00f1amiento. No podemos identificar el acompa\u00f1amiento simplemente como una acci\u00f3n pedag\u00f3gica del que sigue, desde la distancia, las acciones de un grupo, las etapas que cubre o los ob\u00adjetivos que alcanza. Ni, por el contrario, podremos entender el acompa\u00f1amiento como el \u00abintervencionismo\u00bb de quien, sin implicarse demasiado, da indicacio\u00adnes a otro desde su experiencia con ta\u00adlante m\u00e1s o menos directivo.
\nPor otra parte, en nuestra praxis pasto\u00adral, el acompa\u00f1amiento debe ir mucho m\u00e1s all\u00e1 de la sinton\u00eda con los j\u00f3venes o del buen ambiente del que a veces nos hacemos eco cuando nos preguntamos c\u00f3mo van las cosas. Sin duda, ser\u00e1n ne\u00adcesarias ambas condiciones (y de ellas hablaremos m\u00e1s tarde), pero ser\u00e1n a to\u00addas luces insuficientes si queremos al\u00adcanzar al destinatario m\u00e1s all\u00e1 de un colegueo que termina, desde el punto de vista pastoral, siendo est\u00e9ril. Me hablaba un director de un colegio hace unas cuantas de semanas de lo peligroso que era la pastoral del \u00ab\u00a1jo, t\u00edo!\u00bb. Se refer\u00eda a la presencia de los animadores o educadores en medio de los j\u00f3venes que se agotaba en el echar el brazo por encima del hombro del joven de turno y exclamar \u00ab\u00a1jo, t\u00edo!\u00bb mientras se bromeaba con cualquier historia y se estallaba en risas. Naturalmente, se entiende que la amis\u00adtad y la cercan\u00eda con los j\u00f3venes es im\u00adprescindible en nuestra praxis pastoral, pero \u00e9sta debe ir m\u00e1s all\u00e1 al hacerse pro\u00adpuesta personal que ayude a crecer y se\u00ad\u00f1ale nuevos horizontes en la vida de la persona. Confundir la cerveza y el buen rollo con un nuevo estilo de acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes que se nos conf\u00edan sin lo\u00adgrar dar otros pasos es un equ\u00edvoco de\u00admasiado instalado, a mi juicio, en el sub\u00adconsciente colectivo de muchos anima\u00addores y agentes de pastoral juvenil.
\nEntonces, \u00bfqu\u00e9 queremos decir cuan\u00addo decimos \u00abacompa\u00f1amiento\u00bb? Acom\u00adpa\u00f1ar significa hacer camino con el otro, desde el encuentro personal, en el itine\u00adrario que cada cual va recorriendo sin perder de vista el horizonte que juntos quisi\u00e9ramos alcanzar. Tal horizonte, en clave creyente, no es otro que \u00abla estatu\u00adra de Jesucristo\u00bb como plenitud de lo humano. Se trata pues, de ayudar a los j\u00f3venes a ser aut\u00e9nticos \u00abdisc\u00edpulos de Jes\u00fas\u00bb que, identificados con su Maes\u00adtro, hagan suyo el proyecto del Reino.
\nAs\u00ed, la experiencia del acompa\u00f1amien\u00adto requiere varias condiciones: un es\u00adfuerzo por parte del educador que Per\u00adsonaliza y pone en el centro al joven con\u00adcreto; la confianza generada que posibi\u00adlita la apertura del coraz\u00f3n; las actitudes pedag\u00f3gicas adecuadas que hacen del educador un maestro que camina junto al joven; el horizonte hacia el que cami\u00adnar desde la realidad concreta en la que el joven se encuentra.
\n <\/p>\n\n
\nAcompa\u00f1ar es hacerse cercano al otro para compartir el sendero que se ha de recorrer en el crecimiento y la madura\u00adci\u00f3n de la propia persona. En esta tarea, se han de descubrir las actitudes que po\u00adsibilitan el caminar juntos para que el jo\u00adven, con el apoyo incondicional del acompa\u00f1ante, pueda alcanzar horizon\u00adtes de mayor madurez en todas las di\u00admensiones de su persona, pueda dar pa\u00adsos en su experiencia de fe y logre abrir espacios que posibiliten la opci\u00f3n voca\u00adcional.
\nAcompa\u00f1ar desde la experiencia re\u00adquiere asumir corno punto de partida la realidad en la que vive el joven. Desde la situaci\u00f3n en la que \u00e9ste se encuentra, el acompa\u00f1ante ha de saber acoger a la persona, iluminar su situaci\u00f3n vital y es\u00adtimular las motivaciones necesarias para hacer surgir las actitudes que posibiliten el crecimiento. Como punto de partida, la experiencia no podr\u00e1 nunca dejarse atr\u00e1s. Por el contrario, es siempre el punto de referencia inexcusable desde el que contrastar los pasos dados y alentar el esfuerzo hacia el horizonte que alcanzar.
\nAcompa\u00f1ar, pues, desde la vida. No podemos hacer del acompa\u00f1amiento un momento artificial alejado de la realidad que viven las personas. Por el contrario, es necesario cuidar la cercan\u00eda y el en\u00adcuentro desde la realidad cotidiana con sus tonos grises y su colorido habituales.
\n\u00bfHacia d\u00f3nde? Hacia la maduraci\u00f3n de la persona, hacia la experiencia cristiana de Dios aut\u00e9ntica y veraz, hacia la unificaci\u00f3n de la persona en torno a los valores centrales del Reino, hacia el hombre nuevo en Cristo. En este itinera\u00adrio, la oraci\u00f3n personal, el discernimien\u00adto y el compromiso evang\u00e9lico son aprendizajes que incorporados al estilo de vida del joven le permitir\u00e1n alcanzar la madurez de un proyecto unificado y asumido con libertad.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nMucho m\u00e1s que un encuentro per\u00adsonal, acompa\u00f1ar exige la proximidad del que camina junto a otro compartiendo la vida. El acompa\u00f1ante ser\u00e1, pues, un adulto creyente, maestro en el arte de la acogida y del encuentro que ayuda a levantar la mirada del estrecho metro cuadrado que rodea al joven e invita a mirar lejos para descubrir nuevos senderos por los que caminar y nuevos hori\u00adzontes que alcanzar.
\nEntra\u00f1ablemente cercano y simp\u00e1tico, el acompa\u00f1ante cuenta con la sonrisa franca del que sabe hacerse querer y hace entender al otro, sin estridencias, que es importante para \u00e9l. El cari\u00f1o sincero dispone el coraz\u00f3n y libera cualquier ce\u00adrraz\u00f3n. Ganar el coraz\u00f3n es disponer al joven para superar dificultades y asumir responsabilidades desde la confianza v la autoestima.
\nEl acompa\u00f1ante ayuda a crecer sin ata\u00adduras, en libertad. Mantiene siempre su puerta abierta y su disponibilidad a punto para la atenci\u00f3n y la acogida. El tiempo es siempre del otro y las prisas o el mucho quehacer no son obst\u00e1culos para la escucha y la atenci\u00f3n. Como educador, vive el encuentro desde la acepta\u00adci\u00f3n incondicional del joven y busca siempre la empat\u00eda con su realidad per\u00adsonal cultivando la comprensi\u00f3n y el di\u00e1logo.
\nTestigo de la fe, sabe anunciar con pa\u00adciencia la buena noticia de Jes\u00fas de Na\u00adzaret, respetando los ritmos del joven que se le ha confiado pero sin dulcificar la propuesta evang\u00e9lica.
\nEl acompa\u00f1ante es un narrador de la vida. Ha aprendido a narrar el acontecimiento de Jes\u00fas, para la vida y la espe\u00adranza de las personas. Se ha sentado muchas veces en torno a las brasas encendidas y, en el fr\u00edo de la noche, ha contado a otros sus historias, poniendo fuego en el coraz\u00f3n. Desde el esfuerzo por la co\u00adherencia personal, trata de vivir con honestidad cuando anuncia desde la sencillez y la humildad del que se sabe toda\u00adv\u00eda en camino. Apunta siempre alto y alienta el esfuerzo en medio de la fatiga del camino, consciente de ser m\u00e1s compa\u00f1ero de viaje que espectador del proceso.
\n\u00a0<\/strong>
\n2. ACOMPA\u00d1AR A LOS J\u00d3VENES<\/strong>
\n
\nHablar de los j\u00f3venes es siempre arriesgado si queremos ir m\u00e1s all\u00e1 de los cuatro t\u00f3picos habituales. No es \u00e9ste el lugar para presentar los rasgos de la ti\u00adpolog\u00eda juvenil de estos inicios del siglo XXI. Pero sin perder de vista las aportaciones de la sociolog\u00eda en el estudio de la realidad juvenil y con la mirada puesta en la experiencia de nuestro trabajo con j\u00f3venes, nos planteamos algunos interro\u00adgantes en relaci\u00f3n al acompa\u00f1amiento.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nAunque hace alg\u00fan tiempo en nuestra pastoral juvenil hubo una inflaci\u00f3n de acompa\u00f1amiento, sin embargo, constatamos la dificultad en el acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes en estos a\u00f1os recientes. La distancia generacional, el alejamiento del mundo juvenil, la fractura entre las demandas de los j\u00f3venes y las posturas eclesiales, la inmediatez de la vida diaria que para los j\u00f3venes se traduce en la apuesta por valores finalistas sin la nece\u00adsidad de valores instrumentales, el convencimiento de la autoconstrucci\u00f3n libre de la persona y la poca valoraci\u00f3n de las mediaciones… son s\u00f3lo algunas de las dificultades con las que los educadores nos encontramos a la hora de proponer caminos de largo recorrido en la maduraci\u00f3n personal.
\nSin embargo, parece que la realidad juvenil actual -en constante movilidad y sujeta a variados cambios- est\u00e1 propi\u00adciando tambi\u00e9n mejores condiciones pa\u00adra el acompa\u00f1amiento personal. En efecto, la confusi\u00f3n en la que muchos j\u00f3ve\u00adnes viven, la sensaci\u00f3n de inseguridad ante el mundo adulto, la incertidumbre ante un futuro nada claro en lo laboral y en la inserci\u00f3n social, la experiencia de la soledad a\u00fan en medio de la vor\u00e1gine de movidas y colegas, la p\u00e9rdida del senti\u00addo de trascendencia que propicia la sociedad secularizada y pluralista… son el caldo de cultivo que genera la necesidad de apoyos emocionales y afectivos aunque no siempre emerjan de forma consciente.
\nAdem\u00e1s, la marginalidad de las gran\u00addes cuestiones, a las que la cultura tardomoderna parece orillar, hace necesa\u00adrio el suscitar preguntas en la vida de los j\u00f3venes. El educador-acompa\u00f1ante debe Perforar la dura corteza de la vida cotidiana para hacer emerger interrogantes que el ritmo diario y la propuesta de una cultura de la banalidad parecen obviar.
\nLos j\u00f3venes tienen capacidad para preguntarse por el sentido de la propia vida y plantearse la necesidad de un proyecto que unifique su historia. Pero es necesario hacer surgir, desde la realidad personal y social en la que se vive, las preguntas adecuadas en el momento justo. He aqu\u00ed la maestr\u00eda del educador que, desde la cercan\u00eda, ayuda a dirigir la mirada m\u00e1s all\u00e1 y m\u00e1s a fondo de la aparente superficialidad en cuyas aguas navega la vida.
\nMe parece percibir mayor disponibilidad en los j\u00f3venes al encuentro y al acompa\u00f1amiento que hace algunos a\u00f1os. Pienso que hay buena tierra
\ndispuesta para ser removida y cultivada con mayor esmero. En este tiempo de modelos banales y de chabacana basura confundida con la cultura, se buscan maestros que ofrezcan alternativas y, desde la cercan\u00eda, sepan proponer caminos nuevos en los que encontrar respuestas m\u00e1s convincentes y modelos de referencia m\u00e1s cre\u00edbles para la propia vida.
\n\u00a0<\/sub><\/strong><\/p>\n\n
\nLos j\u00f3venes son especialmente sen\u00adsibles a estas actitudes en el encuentro con el educador-acompa\u00f1ante. Son, de hecho, la puerta para cualquier experiencia de acompa\u00f1amiento.
\nPuede parecer obvio, pero no es demasiado habitual en nuestra propuesta pastoral y en los diferentes ambientes eclesiales. Pienso que es necesario un mayor cuidado de la acogida en nuestras iniciativas pastorales y en los e\u00adncuentros personales. En efecto, los j\u00f3venes reclaman la aceptaci\u00f3n y la acogida como valores que est\u00e1n demasiado au\u00adsentes de la vida diaria y que, sin em\u00adbargo, parecen determinantes para la realidad personal. La sonrisa acogedora, el tiempo disponible, el dar m\u00e1s importancia a las personas que a las cosas que hay que hacer, deben ser algunas de las actitudes m\u00e1s cuidadas en nuestra presencia educativa en medio de los j\u00f3venes. La pastoral juvenil necesita espacios de acogida donde las personas encuentren receptividad y atenci\u00f3n a sus demandas sin reproches ni rechazos.
\nLa aceptaci\u00f3n incondicional del joven es, adem\u00e1s, una de condiciones para el di\u00e1logo franco que genera confianza y abre el coraz\u00f3n. Sin prejuicios, el educador se sit\u00faa ante la realidad del joven con disponibilidad y apertura, po\u00adsibilitando que se creen espacios interio\u00adres de libertad y confianza en la persona. En el encuentro personal, la apertura del joven que comunica y hace participe de su situaci\u00f3n personal al acompa\u00f1ante ha de verse correspondido con el talante amable y receptivo de \u00e9ste, siendo capaz de transmitir serenidad y confianza. Es entonces cuando surgir\u00e1 en el joven la actitud de acogida, de escucha y la dis\u00adposici\u00f3n al cambio, al esfuerzo y al compromiso personal.
\nEn todo este proceso, la libertad de la persona debe salvaguardarse por enci\u00adma de todo. No se pueden forzar el encuentro ni los procesos. En todo momen\u00adto, la iniciativa es del joven que se des\u00adcubre como protagonista del camino em\u00adprendido. El educador, que acompa\u00f1a en su mismo servicio educativo-pastoral, est\u00e1 disponible para el encuentro personal y para dar pasos hacia un ma\u00adyor compromiso en el itinerario que re\u00adcorre cada joven que se le conf\u00eda. El en\u00adcuentro se provoca cuando la libertad del joven se encuentra con la disponibi\u00adlidad, la cercan\u00eda y la acogida del acom\u00adpa\u00f1ante.
\n <\/p>\n\n
\nHe aqu\u00ed una de las claves del proceso de acompa\u00f1amiento. Nadie puede suplir la tarea ineludible de la construcci\u00f3n de la propia persona. As\u00ed, el acom\u00adpa\u00f1ante es enormemente respetuoso con el proceso de la persona que acompa\u00f1a y jam\u00e1s podr\u00e1 sustituir la iniciativa perso\u00adnal ni crear dependencias en la toma de
\ndecisiones. Por el contrario, el educador-acompa\u00f1ante debe ser punto de referen\u00adcia que ayude a contrastar, ilumine las situaciones y apunte diversos caminos a recorrer, dejando al joven que sea \u00e9l mis\u00admo quien haga sus opciones, tome sus decisiones y madure sus respuestas.
\nEl joven ha de ser aut\u00e9ntico protago\u00adnista de su propia historia y tomar las riendas de su vida en las manos. Esta convicci\u00f3n exige al acompa\u00f1ante no for\u00adzar ritmos, cultivar la paciencia y acep\u00adtar las opciones realizadas con disponi\u00adbilidad siempre a la acogida a\u00fan en las equivocaciones. \u00c9stas, desde una lectura positiva y acompa\u00f1ada, pueden resultar madurativas y deben ser asumidas por la persona como parte del camino.
\nNo tienen cabida, pues, en un acompa\u00ad\u00f1amiento aut\u00e9ntico y responsable, acti\u00adtudes de dependencia, proteccionismo o directividad. Hay que cultivar m\u00e1s bien la relaci\u00f3n de ayuda desde la libertad, si\u00adtuando al joven ante la responsabilidad de la autoconstrucci\u00f3n de la propia per\u00adsona y apuntando horizontes que alcan\u00adzar, compromisos que asumir y actitu\u00addes a conquistar. En este proceso, el pro\u00adyecto personal de vida puede tener una importancia decisiva.
\n <\/p>\n\n
\nEn la praxis pastoral con j\u00f3venes, el estilo salesiano nos aporta elementos decisivos que caracterizan nuestra manera de ser y estar en medio de ellos y pueden contribuir al acompa\u00f1amiento. Entendemos al educador-pastor como aquel que acompa\u00f1a en la vida diaria los procesos madurativos de los j\u00f3venes que se le conf\u00edan en la escuela, en los orato\u00adrios y centros juveniles , en la parroquia, en los diferentes proyectos para j\u00f3venes en dificultad o en el grupo de educaci\u00f3n en la fe. En todos los casos, el punto de partida es la persona -sea cual sea la si\u00adtuaci\u00f3n en la que se encuentre-, y la me\u00adta es su maduraci\u00f3n humana y cristiana en el desarrollo integral de todas sus po\u00adtencialidades.
\nCon este tel\u00f3n de fondo, la praxis salesiana nos ofrece algunas pautas para el acompa\u00f1amiento personal de los j\u00f3venes sobre los que reflexionamos brevemente a modo de c\u00edrculos conc\u00e9ntricos.
\n <\/p>\n\n
\nPara Don Bosco fue siempre im\u00adportante, en su planteamiento educati\u00advo, la creaci\u00f3n de ambientes positivos que contribuyesen a liberar los recursos constructivos de los j\u00f3venes. El criterio de la preventividad nos compromete a los educadores a cuidar ambientes don\u00adde el joven se encuentre a gusto, acogi\u00addo, libre de presiones y donde pueda en\u00adcontrar elementos que le motiven y ayu\u00adden a asumir actitudes liberadoras y constructoras de la propia persona. En ambientes as\u00ed, la presencia del educa\u00addor-acompa\u00f1ante se hace cercana y en\u00adtra\u00f1able, atenta y acogedora. Por eso es tan importante en nuestra acci\u00f3n pasto\u00adral estar en medio de los j\u00f3venes siendo educadores en todo momento. La pre\u00adsencia preventiva no es opresora ni res\u00adtrictiva, por el contrario, cultiva la fami\u00adliaridad que hace surgir el afecto sin el que no se puede generar la confianza.
\n\u00bfSe acompa\u00f1a desde el \u00abambiente\u00bb? Naturalmente que s\u00ed, aunque no es sufi\u00adciente. Es un primer c\u00edrculo que posibili\u00adtar\u00e1 el camino hacia el encuentro y el acompa\u00f1amiento personalizados.
\n <\/p>\n\n
\nNuestra manera de estar en medio de los j\u00f3venes no es s\u00f3lo la del \u00a1jo, t\u00edo!, si\u00adno la presencia del educador-pastor que busca siempre el bien de los j\u00f3venes y busca recursos para liberar las fuerzas interiores de la persona.
\nAs\u00ed, algunos elementos de la praxis salesiana nos ayudan a adentrarnos en un segundo c\u00edrculo conc\u00e9ntrico que tiene como destinarios todav\u00eda al grupo. Las tradicionales \u00abbuenas noches\u00bb (o \u00abbuenos d\u00edas\u00bb o \u00abbuenas tardes\u00bb), en las que el educador dirige la palabra con simpat\u00eda al grupo de j\u00f3venes que tiene delante tratando de partir de la vida -de cuanto han compartido- para iluminar la vida, son un recurso de primer orden que hace expl\u00edcito el talante educativo del acompa\u00f1ante. D\u00edgase lo mismo de la intervenci\u00f3n en el aula m\u00e1s all\u00e1 de la ex\u00adplicaci\u00f3n matem\u00e1tica, de la palabra adecuada en el momento justo, de la refle\u00adxi\u00f3n oportuna cuando la ocasi\u00f3n lo re\u00adquiere.
\nJunto estas intervenciones educativas, Don Bosco entend\u00eda la palabra al o\u00ed\u00addo como la oportunidad y el momento adecuado para acercarse personalmente al joven y provocar el di\u00e1logo, haci\u00e9ndo\u00adle llegar un mensaje positivo. Superadas distancias epocales, lo cierto es que el educador-acompa\u00f1ante rompe el anonimato cuando personaliza su atenci\u00f3n. Los j\u00f3venes son especialmente sensibles a este dirigirse personalmente a ellos con la cercan\u00eda y la acogida propias del ami\u00adgo al que no le pasan desapercibidas las situaciones que preocupan y no deja pa\u00adsar la oportunidad de animar o alentar.
\nEl joven debe percibir que es im\u00adportante para el acompa\u00f1ante y que el afecto se expresa en la sencillez del en\u00adcuentro, la palabra amable y el inter\u00e9s por aquello que vive, le inquieta, busca o anhela. El acompa\u00f1ante no es un profe\u00adsional que se juega la eficacia de su tarea en horarios convenidos y formularios sabiamente elaborados, sino un educa\u00addor vocacionado que pone en juego sus mejores recursos para abrir espacios de libertad y responsabilidad en la vida del joven. La palabra al o\u00eddo se traduce, pues, en la cercan\u00eda del gesto y la pala\u00adbra educativa en situaciones no formales que desbloquean y ganan el coraz\u00f3n porque est\u00e1n cargados de afecto y apun\u00adtan siempre hacia la escucha y el est\u00edmu\u00adlo.
\n\u00a0<\/strong><\/p>\n\n
\nSi la palabra al o\u00eddo se produce en lo espont\u00e1neo de la vida diaria como recurso de cercan\u00eda y de camino hacia la personalizaci\u00f3n, \u00e9sta posibilita \u2013en el ambiente adecuado- el tercer c\u00edrculo: el encuentro personal y el di\u00e1logo franco y abierto. Es en el coloquio donde el acompa\u00f1ante alcanza el mayor grado de personalizaci\u00f3n en su intervenci\u00f3n educativa. Los j\u00f3venes exigen un acompa\u00f1amiento que les ayude a madurar humanamente, que les posibilite la personalizaci\u00f3n de la experiencia de la fe y que ofrezca elementos para la maduraci\u00f3n vocacional.
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\nEl di\u00e1logo frecuente del acompa\u00f1ante con el joven cristaliza cuanto el ambien\u00adte y las intervenciones educativas han ido apuntando en la vida diaria. As\u00ed, el encuentro personal no est\u00e1 alejado de la vida ni se plantea como un par\u00e9ntesis. Por el contrario, en los momentos de co\u00adloquio expresado en t\u00e9rminos de rela\u00adci\u00f3n interpersonal, aparece la vida con su colorido y sus tonos grises. El acom\u00adpa\u00f1ante, que no est\u00e1 ausente de la vida del joven, tiene una mirada ancha sobre la realidad que te permite intuir, detec\u00adtar, conocer, apuntar, sugerir elementos que puedan ayudar a iluminar y trans\u00adformar la vida.
\nEl joven ofrece su disponibilidad y su apertura que s\u00f3lo es posible porque se ha generado confianza y afecto en el en\u00adtrelazarse de la vida cotidiana y encuen\u00adtra el eco necesario en la acogida, la pa\u00adciencia y la comprensi\u00f3n del educador. En este \u00abponer la vida en juego\u00bb, el jo\u00adven es receptivo a las sugerencias e indi\u00adcaciones de quien le acompa\u00f1a siendo protagonista de la propia vida.
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\nEl instrumento necesario para recorrer el camino de maduraci\u00f3n que hemos in\u00addicado es el proyecto personal. El proyecto de vida se configura desde la vo\u00adluntad de autenticidad de la propia per\u00adsona y con una buena dosis de libertad. El joven debe ser consciente de su situa\u00adci\u00f3n personal, del momento del camino en el que se encuentra y del itinerario que quiere recorrer. Contrastado con su acompa\u00f1ante, encuentra en el di\u00e1logo frecuente pistas para la propuesta y la revisi\u00f3n de sus elementos. Cuidado y se\u00adguido, el proyecto personal de vida se convierte en un recurso pedag\u00f3gico efi\u00adcaz que ayuda, en el esfuerzo por madu\u00adrar y crecer, a abrir cauces y apuntar ho\u00adrizontes en cada tramo del camino.
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\n4.\u00bfDe qu\u00e9 habl\u00e1is por el camino?<\/strong>
\nEl relato de Ema\u00fas nos ofrece un aut\u00e9ntico camino pedag\u00f3gico para el acompa\u00f1amiento de los j\u00f3venes. Volver la mirada hacia esta experiencia de fe pascual nos ayuda a concluir nuestra re\u00adflexi\u00f3n con algunos elementos muy su\u00adgerentes para la praxis pastoral.
\nEn el sendero hacia la maduraci\u00f3n y el crecimiento integral de los j\u00f3venes, compartiendo la vida junto a los caminantes, Jes\u00fas Resucitado se hace presen\u00adte poniendo fuego en el coraz\u00f3n. La es\u00adcucha de la Palabra y la Fracci\u00f3n del Pan como elementos centrales en la vida dia\u00adria de los j\u00f3venes y en la de aquellos que les acompa\u00f1an provocan el encuentro con el Viviente. Su presencia, narrada tambi\u00e9n en la vida de los testigos, com\u00adpromete e invita siempre y constante\u00admente a volver a Jerusal\u00e9n, el lugar don\u00adde se da la vida y se da toda. Presencia cercana y confianza, anuncio y acogida de la buena noticia desde la vida, invita\u00adci\u00f3n a la escucha de la Palabra, iniciaci\u00f3n y profundizaci\u00f3n en la celebraci\u00f3n cristiana, compromiso… elementos que con\u00adfiguran la propuesta pedag\u00f3gica y que deben ayudar a los j\u00f3venes a alcanzar la estatura de Jesucristo, plenitud de lo humano.
\nJes\u00fas se hace compa\u00f1ero de camino. Es el mejor acompa\u00f1ante. Su vida y su palabra para la vida del mundo alientan la esperanza de cuantos, de la mano, recorren veredas de autenticidad en la propia historia. Acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes en la vida diaria es hacer camino ha\u00adcia Ema\u00fas, icono de la comunidad cris\u00adtiana que madura la fe en el encuentro cotidiano con el Se\u00f1or Resucitado y anuncia a todos la buena noticia de Dios. En esta tarea, acompa\u00f1ar a otros es reco\u00adrrer juntos el sendero siempre nuevo de la vida que es Cristo.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"