{"id":9294,"date":"2003-07-01T00:00:57","date_gmt":"2003-06-30T22:00:57","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9294"},"modified":"2003-07-01T00:00:57","modified_gmt":"2003-06-30T22:00:57","slug":"por-donde-van-los-tiros-10-pistas-para-impulsar-una-pastoral-de-juventud-actualizada","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/por-donde-van-los-tiros-10-pistas-para-impulsar-una-pastoral-de-juventud-actualizada\/","title":{"rendered":"\u00bfPOR D\u00d3NDE VAN LOS TIROS? 10 PISTAS PARA IMPULSAR UNA PASTORAL DE JUVENTUD ACTUALIZADA"},"content":{"rendered":"
Pedro Jos\u00e9 G\u00f3mez<\/strong> <\/p>\n 1. De socializar en la normalidad a proponer lo alternativo<\/strong><\/p>\n 2. De las convocatorias estandarizadas al encuentro personal situado<\/strong><\/p>\n 3. De la prioridad de la acci\u00f3n al cuidado de la contemplaci\u00f3n y el afecto<\/strong><\/p>\n 4. De los procesos deductivos a los inductivos con \u201cterapias de choque\u201d<\/strong><\/p>\n 5. De la transmisi\u00f3n de conocimientos a la comunicaci\u00f3n de una vivencia<\/strong><\/p>\n 6. De la formaci\u00f3n teol\u00f3gica a la iniciaci\u00f3n a experiencias fundamentales<\/strong><\/p>\n 7. Del acento en lo moral a la recuperaci\u00f3n del lenguaje simb\u00f3lico<\/strong><\/p>\n 8. De la exclusividad grupal al hincapi\u00e9 en la personalizaci\u00f3n<\/strong><\/p>\n 9. De la instituci\u00f3n que regula y controla al espacio de crecimiento fraternal<\/strong><\/p>\n 10.De la pastoral del invernadero eclesial y social a la del oasis<\/strong><\/p>\n Pedro Jos\u00e9 G\u00f3mez En la d\u00e9cadas de los 70 y los 80 la pastoral de juventud cobr\u00f3 un extraordinario protagonismo en la Iglesia. Fueron a\u00f1os de gran creatividad originada por los aires renovadores del Concilio Vaticano II y por la toma de conciencia de que, o la fe se presentaba y viv\u00eda de otra […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[804,94,540],"tags":[],"class_list":["post-9294","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-dossier-318_319","category-mision-joven-2","category-pedro-jose-gomez-serrano"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9294"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9294"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9294\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9294"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9294"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9294"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
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\nEn la d\u00e9cadas de los 70 y los 80 la pastoral de juventud cobr\u00f3 un extraordinario protagonismo en la Iglesia. Fueron a\u00f1os de gran creatividad originada por los aires renovadores del Concilio Vaticano II y por la toma de conciencia de que, o la fe se presentaba y viv\u00eda de otra manera, o la mayor parte de la juventud espa\u00f1ola dejar\u00eda de acceder a la experiencia cristiana y de pertenecer a la Iglesia. Se multiplicaron iniciativas como las Pascuas Juveniles, los catecumenados juveniles de confirmaci\u00f3n y postconfirmaci\u00f3n, las convivencias de fin de semana, los campos de trabajo, las visitas a Taize, etc. Muchos de quienes hoy participamos como adultos en la vida de la Iglesia somos hijos de esa pastoral, que qued\u00f3 formulada con acierto en el documento de la Comisi\u00f3n Episcopal de Apostolado Seglar, J\u00f3venes en la Iglesia, cristianos en el mundo<\/em>, publicado en 1992.
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\nEstos planteamientos dieron un fruto muy positivo, aunque cuantitativamente limitado. M\u00e1s all\u00e1 del car\u00e1cter siempre libre y misterioso de la fe que impide imaginar que alguna estrategia evangelizadora tenga que conducir necesariamente a la experiencia religiosa a sus destinatarios, dos causas explican, a mi parecer, los modestos resultados obtenidos a partir de tantos esfuerzos. En primer lugar se minusvalor\u00f3 el efecto profundamente erosionador que tiene para la fe el actual contexto sociocultural, que introduce en un estilo de vida en el que la cuesti\u00f3n religiosa y los valores evang\u00e9licos dif\u00edcilmente encuentran tierra f\u00e9rtil en la que arraigar y desarrollarse. Por otra parte, durante los a\u00f1os 80 la instituci\u00f3n eclesial inici\u00f3 un viraje tradicionalista que implic\u00f3, en la pr\u00e1ctica, un cuestionamiento del modelo de Iglesia que la pastoral juvenil renovadora hab\u00eda promovido y que ocasion\u00f3 en muchos j\u00f3venes un sentimiento de decepci\u00f3n y desamparo institucional lo que, a su vez, condujo a un amplio \u00e9xodo juvenil.
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\nEn la actualidad, los responsables de impulsar la pastoral de juventud en parroquias, movimientos y congregaciones religiosas est\u00e1n haciendo un esfuerzo de replanteamiento motivado por la constataci\u00f3n de que el mundo juvenil cambia a una velocidad de v\u00e9rtigo y de que, algunas opciones del pasado, hab\u00edan descuidado aspectos importantes del proceso de transmisi\u00f3n de la fe. M\u00e1s a\u00fan, el ambiente de inconformismo, de b\u00fasqueda cr\u00edtica o ut\u00f3pica, de cuestionamiento existencial de la vida, que fue el sustrato sobre el que se dise\u00f1aron los planes de pastoral de las dos \u00faltimas d\u00e9cadas, no es el de la actualidad, lo que obliga a imaginar otras metodolog\u00edas para el anuncio de la fe m\u00e1s acordes con la situaci\u00f3n actual.
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\nPor ello, en esta breve reflexi\u00f3n querr\u00eda mostrar algunas intuiciones que podr\u00edan mejorar la labor evangelizadora de la Iglesia entre los j\u00f3venes y que son fruto, tanto de mi propia experiencia personal, como de la lectura de documentos recientes de grupos eclesiales que est\u00e1n buscando nuevos caminos. Las expresar\u00e9 en f\u00f3rmulas polares que no pretenden reflejar alternativas, sino, m\u00e1s bien, una modificaci\u00f3n de acentos, o la necesidad de complementar planteamientos que, vistos en perspectiva, han resultado demasiado unilaterales.
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\nAntes de entrar en la enumeraci\u00f3n de las intuiciones pastorales que se van abriendo camino a partir de la misma pr\u00e1ctica educativa, me parece oportuno expresar algunas convicciones que son bastante compartidas entre los responsables de la pastoral de juventud.
\n*Todos somos conscientes de que existe una crisis aguda en la transmisi\u00f3n intergeneracional de la fe<\/em> que ning\u00fan tipo de encuentro masivo de j\u00f3venes con el Papa puede ocultar y que amenaza la misma supervivencia de la Iglesia si aspira a mantener una presencia social significativa. Esa distancia generacional, conforme se va haciendo mayor, tiende a perpetuarse por su misma inercia.
\n*La Iglesia debe, por consiguiente, afrontar el anuncio de la Buena Noticia a los j\u00f3venes con enormes dosis de creatividad<\/em>, ensayando formas nuevas de presencia y testimonio en los mundos juveniles que son m\u00faltiples y que se encuentran a notable distancia cultural y generacional del grueso de la comunidad eclesial. Pero no parece que se est\u00e9 apoyando institucionalmente a quienes buscan lo nuevo.
\n*Al mismo tiempo, predomina entre nosotros una sensaci\u00f3n de desconcierto<\/em>. Sabemos que algo no funciona; que las iniciativas que antes convocaban ya no lo hacen, que faltan puntos de enganche entre las necesidades y b\u00fasquedas de los j\u00f3venes y nuestra oferta del Evangelio. Por ello, tenemos que compartir nuestras b\u00fasquedas desde la perplejidad. Resuena la pregunta de Hechos 2,37: \u201cHermanos, \u00bfqu\u00e9 debemos hacer ?
\n*Existe una notable contradicci\u00f3n<\/em> entre el tono abierto, cr\u00edtico, animoso, creativo, personalista, comunitario de muchos discursos y documentos oficiales sobre los j\u00f3venes y la pr\u00e1ctica mucho m\u00e1s encorsetada de la mayor\u00eda las instituciones eclesiales. Los j\u00f3venes son muy sensibles a esta discrepancia y no desean estar en un \u00e1mbito en el que no se encuentren a gusto.
\n*Dado que el cambio permanente forma parte irreversible del mundo en que vivimos, en adelante, no podemos aspirar a tener unas formulaciones acabadas, completas y coherentes de los procesos pastorales. Hay que renovar continuamente las mediaciones de la experiencia cristiana <\/em>(cantos, gestos, lenguaje, m\u00e9todos, narraciones, testimonios, s\u00edmbolos, actividades, etc), para que el anuncio del Evangelio pueda ser significativo y la adhesi\u00f3n a Jesucristo plausible en cada momento y en cada contexto.
\n*Al mismo tiempo, la meta<\/em> de toda la labor pastoral seguir\u00e1 siendo siempre la misma: hacer posible, para aquellos j\u00f3venes que libremente lo deseen, el encuentro con Jes\u00fas de Nazaret,<\/em> para que puedan acceder a la relaci\u00f3n de fe con el Padre y para que el Esp\u00edritu configure sus vidas de modo que, insertos en la comunidad cristiana, lleguen a ser difusores del amor de Dios que se dirige hacia todos los seres humanos y en particular a los m\u00e1s pobres.
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\nPor otra parte, tambi\u00e9n va lleg\u00e1ndose a un consenso respecto a las principales dificultades que tiene que afrontar hoy en d\u00eda la pastoral de juventud. Son desaf\u00edos que han sido ampliamente estudiados por soci\u00f3logos y pastoralistas en los \u00faltimos a\u00f1os y que muestran el incremente de la indiferencia religiosa en nuestro pa\u00eds. Los menciono de forma muy resumida para que sirvan de trasfondo a las propuestas posteriores:
\n*El dato que llama la atenci\u00f3n m\u00e1s claramente en la actitud de los j\u00f3venes hacia lo religiosos es el desinter\u00e9s<\/em>. Se encuentra muy vinculado a una cierta instalaci\u00f3n en la superficialidad, en la intrascendencia, en la preocupaci\u00f3n por las peque\u00f1as cuestiones cotidianas, en la evasi\u00f3n respecto a las situaciones que pueden hacer que nos interroguemos sobre la vida con radicalidad. La cultura de la gran evasi\u00f3n acalla los interrogantes que de forma tradicional supon\u00edan un anclaje experiencial para la propuesta religiosa. Si faltan las preguntas es in\u00fatil o incluso contraproducente presentar el Evangelio como respuesta.
\n*En segundo lugar me parece obvio que entre los j\u00f3venes triunfan los suced\u00e1neos no religiosos de salvaci\u00f3n<\/em>: \u201cla vida es una sucesi\u00f3n de peque\u00f1os momentos de placer\u201d dice con precisi\u00f3n filos\u00f3fica un anuncio televisivo de Kit Kat. Y as\u00ed, \u201cestrujar la vida\u201d, \u201cdisfrutar lo posible\u201d, \u201ctener emociones intensas\u201d, \u201cestar a gusto\u201d, \u201cpasarlo bien\u201d o \u201cacceder a un alto nivel de consumo\u201d y todo ello \u201csin comerse mucho el coco\u201d son opciones que se encuentran sumamente extendidas en el entorno juvenil. Estos planteamientos sit\u00faan la vida a notable distancia de la concepci\u00f3n evang\u00e9lica en lo que \u00e9sta tiene de opci\u00f3n por la profundidad y por la entrega.
\n*Otra nota distintiva de la situaci\u00f3n actual radica en la b\u00fasqueda individualista de propuestas pr\u00e1cticas de vida,<\/em> realizada desde una actitud centrada en las propias necesidades y caracterizada por el escepticismo ante las grandes causas que se alimenta de la multitud de ofertas de sentido que ofrece el supermercado de nuestra sociedad (aunque la propuesta consumista se lleve la palma) y del recelo ante los grupos que pueden mermar la libertad o introducir en una din\u00e1mica de exigencia. Desde esta perspectiva, la pretensi\u00f3n globalizadora, comprometida y comunitaria de la fe cristiana, encuentra resisitencias en la sensibilidad juvenil mayoritaria.
\n*Por \u00faltimo, parece clara la creciente distancia que se da entre la mayor parte de la juventud y la Iglesia<\/em>. \u00c9sta empieza por la lejan\u00eda geogr\u00e1fica (la mayor parte de los j\u00f3venes no pisa por ning\u00fan espacio eclesial), pero contin\u00faa con la distancia generacional, est\u00e9tica, ambiental, organizativa, moral y hasta de lenguaje. La experiencia cristiana y los conocimientos b\u00e1sicos sobre religi\u00f3n son ajenos a una mayor\u00eda de los j\u00f3venes que, en el futuro, tendr\u00e1n que realizar una iniciaci\u00f3n a la vida cristiana desde cero, si se incorporan a la Iglesia. Desgraciadamente existe una gran escasez de modelos de referencia de j\u00f3venes adultos que muestre en que consiste hoy ser cristianos y su enorme valor.
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\nHasta hace pocos a\u00f1os, ser cristiano era lo normal en nuestro pa\u00eds y los procesos de socializaci\u00f3n religiosa introduc\u00edan a ni\u00f1os, adolescentes y j\u00f3venes en una cosmovisi\u00f3n compartida por la sociedad de forma natural. De hecho, la profesi\u00f3n de fe se daba por supuesta en la \u201cgente de orden\u201d y la sociedad sancionaba positivamente la religiosidad, penalizando la increencia. Esto ya no es as\u00ed y, en consecuencia, la pastoral de juventud habr\u00e1 de concebirse como la propuesta que la comunidad cristiana hace a los j\u00f3venes para que opten por un tipo de vida alternativa que nace de una experiencia, la de la fe, que tambi\u00e9n va siendo minoritaria. Por consiguiente, la propuesta de Jes\u00fas, m\u00e1s que ser respuesta a una actitud de b\u00fasqueda, habr\u00e1 de ser provocaci\u00f3n e interrogante dirigido a unos j\u00f3venes que, aparentemente, se encuentran a gusto con su situaci\u00f3n, pero que tambi\u00e9n manifiestan una notable desorientaci\u00f3n vital cuando se expresan desde cierta profundidad. De ah\u00ed que sea necesario insistir en la novedad del Evangelio, en su potencialidad para otorgar una dicha y un sentido a la vida insuperables, pero reconociendo, al mismo tiempo, que su acogida va a situar al cristiano a contracorriente de algunos valores socialmente dominantes: creyendo en un clima religiosamente indiferente; cooperando y compartiendo en un entorno que prima la competencia y la mejora del bienestar econ\u00f3mico; invitado a la comunidad en un clima individualista; llamado a comprometerse con los dem\u00e1s en lugar de a cultivar la indiferencia o el aislamiento, etc. La pastoral de juventud que no deje clara la necesidad de optar todos los d\u00edas por el Evangelio y que no cultive una espiritualidad de la resistencia cultural dialogante (ni ingenua, ni sectaria), tendr\u00e1 poco futuro.
\n <\/p>\n
\nLa acci\u00f3n pastoral de la Iglesia ha dependido en el pasado de mecanismos y formas de convocatoria bastante estructurados: socializaci\u00f3n familiar, propuestas de ocio educativo, catequesis presacramentales, actividades vinculadas a los colegios religiosos, etc. En el futuro, estas v\u00edas de acercamiento masivo a los j\u00f3venes van a perder buena parte de su potencialidad por varios motivos. En primer lugar porque los agentes mencionados han perdido dinamismo evangelizador (familia, parroquia, movimientos de ocio, colegios) pero, sobre todo, porque los j\u00f3venes son mucho m\u00e1s individualistas que en el pasado, se muestran crecientemente reacios a participar en grupos estructurados y disponen de una ampl\u00edsima oferta de ocio consumista no educativo que, a corto plazo, se presenta como m\u00e1s atractivo, entretenido y menos exigente. Por todo ello, aunque sea preciso mantener o potenciar las iniciativas tradicionales, cada vez resultar\u00e1 m\u00e1s necesario que los miembros de la comunidad cristiana, a trav\u00e9s de todo tipo de actividades, puedan acercarse a cada adolescente o joven en su situaci\u00f3n personal, para intentar crear, con cada uno de ellos, alg\u00fan tipo de relaci\u00f3n personal significativa basada en la escucha, el di\u00e1logo y el afecto. El agente de pastoral deber\u00e1 atender al momento vital de cada joven para encontrar, en cada caso, una palabra oportuna que llegue a su coraz\u00f3n. Naturalmente, este planteamiento evangelizador es mucho m\u00e1s dif\u00edcil de llevar a cabo que el basado en acciones estandarizadas, pero recordemos que es, precisamente, el que caracterizaba a Jes\u00fas de Nazaret. \u00c9l era capaz de salir al encuentro de la gente, en sus circunstancias \u00fanicas, para invitar a cada uno realizar un itinerario personal e intransferible que, partiendo de sus necesidades inmediatas pudiera situarlas en el horizonte del reinado de Dios. Este enfoque hoy se convierte en necesidad, cuando no podemos hablar de una juventud homog\u00e9nea ante los religioso y, por tanto, de un solo tipo de convocatoria.
\n <\/p>\n
\nBuena parte la pastoral de juventud, particularmente en su fase misionera o de convocatoria ha descansado en la realizaci\u00f3n de actividades y \u201cmovidas\u201d varias: teatro, din\u00e1micas, juegos, talleres, campamentos, m\u00fasica, voluntariados… Todas estas acciones, de enorme valor pedag\u00f3gico, van a seguir siendo imprescindibles. Sin embargo, una mirada atenta a nuestra praxis no puede dejar de reconocer que, en muchos j\u00f3venes que han estado mucho tiempo con nosotros \u201cno ha pasado nada por dentro\u201d, por mucho que se hayan divertido o aunque hayan hablado hasta la saciedad en las reuniones. Si nuestros encuentros o actividades no logran que los chavales entren en la profundidad de su vida y lleguen a perforar la realidad (haciendo que se atrevan a pasar por la cabeza y por el coraz\u00f3n sus inquietudes) todas nuestras acciones ser\u00e1n como \u201cbronce que resuena y campana que toca\u201d (1\u00aa Cor. 13, 1). No es nada f\u00e1cil animar hoy en d\u00eda a los j\u00f3venes a la reflexi\u00f3n, al an\u00e1lisis de nuestro mundo, a la comunicaci\u00f3n profunda de vivencias, al silencio o a la contemplaci\u00f3n, porque todo a su alrededor estimula en sentido contrario. Pero si ellos no acuden a la cita de la interioridad, en la que el Esp\u00edritu de Dios les est\u00e1 esperando, ser\u00e1 imposible acompa\u00f1ar cierta apertura a la trascendencia y llevar a cabo la propuesta cristiana, que es oferta de profundidad, amor y plenitud que se dirige a alguien que decide ser sujeto y protagonista de su existencia y no mero esclavo de est\u00edmulos externos. Y si el ambiente suscita poca apertura a la trascendencia tendremos nosotros que pasar tambi\u00e9n de la educaci\u00f3n impl\u00edcita de la fe a la invitaci\u00f3n expl\u00edcita a descubrirla. Nuestra meta no puede consistir en ofrecer un barniz de valores evang\u00e9licos, sino tambi\u00e9n el acontecimiento que los suscita y sostiene.
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\nLos catecumenados dise\u00f1ados en los a\u00f1os 80 y 90 intentaban acompa\u00f1ar al joven desde la adolescencia hasta su transici\u00f3n a la condici\u00f3n adulta, en itinerarios de educaci\u00f3n en la fe que pose\u00edan una estructura interna l\u00f3gica: la fase de b\u00fasqueda inicial iba seguida por una de formaci\u00f3n teol\u00f3gica que culminaba, finalmente, en la opci\u00f3n o el compromiso creyente. Buena parte de la metodolog\u00eda se basaba en la lectura, la reflexi\u00f3n y el debate en reuniones de grupos en los que se abordaban, sucesivamente, los distintos temas b\u00e1sicos de la fe cristiana. Sigo siendo partidario de estos largos procesos, porque el entorno social apenas acompa\u00f1a a quienes quieren iniciarse en la vida cristiana pero, a mi parecer, el acceso a la fe que hoy puede ser mayoritario no es aquel que se deriva de una camino de reflexi\u00f3n muy documentado, sino el que surge del contacto vivo con experiencias fuertes de la vida que obligan a que nos la planteemos con profundidad (sufrimiento, belleza, intimidad, injusticia, libertad, amor, soledad, pluralismo cultural, etc.) y el encuentro con creyentes apasionados por el Evangelio y que encarnan \u00e9ste en actitudes y opciones concretas. Dado que la sociedad del bienestar material y la diversi\u00f3n permanente anestesia nuestra capacidad para percibir el car\u00e1cter radicalmente misterioso de la realidad y de la vida, es preciso que la pastoral de juventud sea capaz de provocar los interrogantes que abren al ser humano a la dimensi\u00f3n religiosa: \u00bfqui\u00e9n soy yo? \u00bfqu\u00e9 valor tienen la vida y el mundo? \u00bfd\u00f3nde encontrar la felicidad? \u00bfc\u00f3mo orientar mi existencia? \u00bfqu\u00e9 me cabe esperar? \u00bfqui\u00e9nes son los otros para m\u00ed? \u00bfqu\u00e9 tipo de sociedad merece la pena? \u00bfd\u00f3nde pondr\u00e9 mi confianza? \u00bfmerece a pena vivir? \u00bfc\u00f3mo?…
\n <\/p>\n
\nLa catequesis tradicional ha tenido un car\u00e1cter eminentemente intelectual, porque presupon\u00eda la normalidad social de la experiencia religiosa y ten\u00eda por preocupaci\u00f3n fundamental su clarificaci\u00f3n, profundizaci\u00f3n y sistematizaci\u00f3n. El agente de pastoral necesitaba sobre todo una formaci\u00f3n teol\u00f3gica b\u00e1sica y unos materiales en los que los contenidos de la fe cristiana estuvieran bien formulados y resultaran asequibles al destinatario. En adelante, vamos a necesitar sobre todo a personas j\u00f3venes y adultas con una intensa experiencia creyente que puedan narrar en primera persona su historia de fe; el tipo de relaci\u00f3n de amor y confianza que mantienen con el Dios de Jes\u00fas. Y, aunque la fe no se \u201ccontagia\u201d de forma autom\u00e1tica (existen, adem\u00e1s de la sagrada libertad de los j\u00f3venes, sus \u201canticuerpos\u201d ante el Evangelio y, a veces, hasta se encuentran \u201cvacunados\u201dcontra el mismo), s\u00ed resulta necesaria para su transmisi\u00f3n la mediaci\u00f3n del testimonio de personas creyentes. La reflexi\u00f3n te\u00f3rica sobre el cristianismo, que sigue siendo imprescindible y m\u00e1s en una sociedad que se aproxima al \u201canalfabetismo religioso funcional\u201d, vendr\u00e1 despu\u00e9s de que los j\u00f3venes se hayan topado con la densidad de su propia vida y con la experiencia sincera de algunos creyentes. Porque la fe, antes de ninguna consideraci\u00f3n te\u00f3rica, es un acontecimiento salvador en la vida de personas concretas. De ah\u00ed se desprende que la verdadera formaci\u00f3n de agentes de pastoral de juventud consiste, sobre todo, en ayudar a que se produzca su propia conversi\u00f3n. Naturalmente, es m\u00e1s f\u00e1cil formar personas que tengan conocimientos religiosos que suscitar el testimonio de unos j\u00f3venes para que lo ofrezcan a otros. Pero aqu\u00ed se encuentra un reto obvio para el inmediato futuro.
\n <\/p>\n
\nEn el ambiente de hace pocos a\u00f1os, resultaba de vital importancia contestar con argumentos a las objeciones a la fe que realizaban las personas agn\u00f3sticas y ateas. El esfuerzo que hemos realizado durante mucho tiempo ha permitido presentar la fe de un modo no alienante y purificar la imagen de Jes\u00fas para acercarla al rostro reflejado por los distintos relatos del Nuevo Testamento. Pens\u00e1bamos que las im\u00e1genes y las palabras pod\u00edan hacer a Jes\u00fas atractivo para muchos j\u00f3venes. Siendo esto cierto, hoy somos m\u00e1s conscientes de que la adhesi\u00f3n o el rechazo de Jes\u00fas se juega no en el terreno de la ideas sino en el de su seguimiento efectivo. Dicho de otro modo, la verdad del Evangelio se verifica en la praxis de la vida cristiana en un doble sentido: quien profesa el Evangelio pero no lo vive no es verdaderamente cristiano pero, adem\u00e1s, s\u00f3lo quien experimenta la vida cristiana puede verificar, en si mismo, que Jes\u00fas es realmente el camino, la verdad y la vida. Todos hemos empezado a ser cristianos porque nos atra\u00eda la persona de Jes\u00fas, sus palabras, sus valores, sus actitudes, sus acciones. Pero nos ratificamos como tales porque comprobamos, tras la conversi\u00f3n, que esta experiencia de fe, amor y esperanza es la \u00fanica capaz de llenar de dicha y sentido nuestro coraz\u00f3n. En consecuencia, una buena metodolog\u00eda pastoral consistir\u00e1 en hacer posible que los j\u00f3venes degusten las experiencias b\u00e1sicas de la vida cristiana (orar, compartir, discernir, celebrar, comprometerse) en contacto con quienes viven con cierta calidad estas dimensiones de la fe. Una vez m\u00e1s, la reflexi\u00f3n ocupar\u00e1 un lugar posterior a la experiencia y ayudar\u00e1 a clarificar su sentido y su riqueza. S\u00f3lo saboreando la verdad, la bondad y la belleza que habitan en la oraci\u00f3n, en la austeridad solidaria o en el servicio se cae en la cuenta de que Jes\u00fas ten\u00eda raz\u00f3n, incluso cuando propone el dif\u00edcil camino de la cruz y de la entrega como precio inevitable del amor y de la vida.
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\nAl haber situado la iniciaci\u00f3n cristiana en el \u00e1mbito de lo doctrinal o de lo \u00e9tico, hemos desvirtuado el significado profundo de la fe cristiana que es, ante todo, un regalo que nos llega de fuera, una oferta de amor, un ofrecimiento de salvaci\u00f3n de parte de Dios. Las dimensiones de trascendencia y gratuidad de la fe han quedado relegadas en el pasado y nuestro cristianismo ha quedado reducido a activismo, ideolog\u00eda o camino de autorrealizaci\u00f3n. S\u00f3lo el lenguaje simb\u00f3lico es capaz de ponernos en contacto con el misterio de amor que sostiene todo lo creado y que los disc\u00edpulos de Jes\u00fas hemos aprendido a llamar Padre. La alabanza, la adoraci\u00f3n, la acogida y la entrega; lo m\u00e1s intimo y profundo de la experiencia religiosa cristiana; aquella relaci\u00f3n que es su origen, alimento y meta, \u00fanicamente puede realizarse introduci\u00e9ndose en la din\u00e1mica de lo simb\u00f3lico, pues de Dios no tenemos ni podemos tener una experiencia emp\u00edrica e inmediata. La vida de la Iglesia se ha empobrecido en riqueza y creatividad simb\u00f3lica, cuando los j\u00f3venes son muy sensibles a esta dimensi\u00f3n si se desarrollan con cuidado y calidad expresiva. Tambi\u00e9n es cierto que la mentalidad superficial, pragm\u00e1tica y fren\u00e9ticamente audiovisual que nos envuelve, reclama una labor pedag\u00f3gica que desarrolle en los j\u00f3venes una sensibilidad para acercarse al s\u00edmbolo desde una actitud contemplativa de sosiego, acogida y profundidad que trascienda la actitud que busca s\u00f3lo el entretenimiento, las sensaciones o, directamente, el espect\u00e1culo. No son lo mismo diversi\u00f3n y fiesta y, a lo mejor, la b\u00fasqueda denodada de la primera en los entornos juveniles es expresi\u00f3n de que, muchas veces, faltan motivos para celebrar la segunda. En cualquier caso, me queda la convicci\u00f3n de que sin un veh\u00edculo expresivo adecuado es muy dif\u00edcil cultivar la dimensi\u00f3n religiosa.
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\nCreo que ya va siendo un lugar com\u00fan el acento pastoral en la personalizaci\u00f3n. Esto es, en ayudar a los j\u00f3venes a que vayan tomando poco a poco la vida en sus manos para que descubran en ella el paso del Se\u00f1or y sus invitaciones. Detr\u00e1s de esta convicci\u00f3n se encuentra la experiencia de que much\u00edsimos chavales que frecuentaron nuestros grupos durante a\u00f1os, fueron realizando un proceso interior ajeno por completo al proceso formal del grupo. Por ello, grupos juveniles que parec\u00edan consolidados, reflejaban, todo lo m\u00e1s, lo que ocurr\u00eda en aquellos de sus miembros m\u00e1s protagonistas. Resulta imprescindible descubrir y vivir la fe en comunidad. Esta realidad se impone cada vez con m\u00e1s intensidad. Es preciso, ciertamente, dise\u00f1ar catecumenados articulados y sistem\u00e1ticos de iniciaci\u00f3n cristiana. Pero ello no obsta para que, el objetivo educativo fundamental radique en que el Evangelio vaya diciendo algo a la vida real de cada joven concreto en sus situaciones particulares que no tienen por qu\u00e9 coincidir con las del promedio del grupo, ni acontecer cuando \u201ctoca el tema\u201d. En realidad, \u201cpersonalizaci\u00f3n\u201d no es un sin\u00f3nimo de \u201cindividualizaci\u00f3n\u201d. La oraci\u00f3n en grupo, la revisi\u00f3n de vida, la reflexi\u00f3n en com\u00fan, la comunicaci\u00f3n de problemas, situaciones y sentimientos, el discernimiento comunitario, la participaci\u00f3n en Eucarist\u00edas abiertas, las convivencias, etc., son otras tantas formas comunitarias de personalizar la fe. Lo decisivo es que, en la din\u00e1mica pedag\u00f3gica, cada persona se sienta interpelada por Jes\u00fas que le dirige una palabra \u00fanica.
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\nLos cambios que el conjunto de la comunidad eclesial deber\u00eda asumir para poder hacer frente al reto de la pastoral renovada son demasiado amplios para incluirlos en esta reflexi\u00f3n. No obstante, desear\u00eda incidir en uno. Los j\u00f3venes, en adelante, no van a venir a la Iglesia por rutina, por tradici\u00f3n, por aburrimiento, por obligaci\u00f3n o por miedo. Van a venir porque les de la gana. Esto es, porque el ambiente, las relaciones, las actividades, la organizaci\u00f3n y la imagen de nuestras comunidades eclesiales les interesen y les enriquezcan. No es f\u00e1cil que deseen vincularse a un grupo de gente mayor, que usa un lenguaje raro, que tiene unas estructuras que perciben r\u00edgidas, unas actividades poco divertidas y unas propuestas exigentes. Menos a\u00fan si perciben represi\u00f3n, autoritarismo o discriminaci\u00f3n (pecados reales de nuestra Iglesia). La \u00fanica forma en la que los j\u00f3venes pueden sentirse interesados por la Iglesia es descubriendo en ella un espacio en el que se experimentan realidades que no se experimentan en ning\u00fan otro lugar y que dotan de calidad, fecundidad y plenitud a la vida: la experiencia del encuentro con Dios, la experiencia de la fraternidad y la experiencia del compromiso solidario y transformador. Si la Iglesia abandona su pretensi\u00f3n de controlar o encorsetar la vida de sus miembros y se dedica a alimentar y estimular su capacidad de creer, de amar y de esperar, ser\u00e1 mucho m\u00e1s atractiva para los j\u00f3venes. Y esta vivencia eclesial reclama, necesariamente, seguir cultivando la creaci\u00f3n de peque\u00f1as comunidades cristianas insertas en unidades pastorales mas amplias (parroquias, movimientos, etc).
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\nTermino este dec\u00e1logo de buenas intenciones proponiendo la superaci\u00f3n de otro lastre pastoral. Todos hemos sido testigos de tantos y tantos grupos de j\u00f3venes como, aparentando en su Confirmaci\u00f3n un entusiasmo propio de los primeros disc\u00edpulos el d\u00eda de Pentecost\u00e9s, se dilu\u00edan como el az\u00facar en la leche ante cualquier cambio de circunstancias (el veraneo, el paso del colegio al instituto o de \u00e9ste a la universidad, o del estudio al trabajo, o de la solter\u00eda a la pareja, o a causa de un cambio de catequista o de cura, etc.). Todo ello pone de manifiesto tres cosas: que en muchos casos no se hab\u00eda llegado a producir una opci\u00f3n de fe verdaderamente personal, un encuentro profundo con Jes\u00fas (y que otras circunstancias o intereses, por otra parte absolutamente normales, determinaban la pertenencia al grupo); que todos necesitamos estructuras comunitarias de apoyo para perseverar como cristianos; y que no hab\u00edamos generado una espiritualidad de la presencia en el mundo extraeclesial que es, precisamente, el espacio en el que los cristianos debemos vivir la fe. Esta espiritualidad debe ense\u00f1ar a discernir, con esperanza pero sin ingenuidad, como mantener en la sociedad un estilo de vida servicial, testimonial y muchas veces contracultural. Jes\u00fas no separ\u00f3 a sus disc\u00edpulos del mundo, sino que les envi\u00f3 para que difundieran la vida que hab\u00edan recibido. Para esto ha de preparar la pastoral de juventud. Evitando, al mismo tiempo, otro de nuestros errores del pasado: que los grupos juveniles se a\u00edslen tanto del resto de la comunidad adulta que a la postre acaben siendo como \u201cokupas\u201d en la Iglesia; con una indumentaria, lenguaje y s\u00edmbolos tan ajenos a los del resto que sea imposible el mutuo enriquecimiento
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\nA la postre pienso que para renovar nuestra pastoral juvenil no necesitamos estrategias pedag\u00f3gicas sofisticadas, especializadas y costosas, sino dos requisitos, eso s\u00ed, imprescindibles:
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\n*Una experiencia gozosa de nuestra propia fe, que sea capaz de llenar nuestra existencia de amor, sentido, esperanza y pasi\u00f3n, al tiempo que inspire opciones y actitudes que generen vida a nuestro alrededor. Esto es, un tipo de vida que, por su intensidad y calidad, pueda provocar interrogantes e inter\u00e9s en nuestro entorno.
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\n*M\u00e1s fe en nosotros, con lo que ello significa de valent\u00eda, entusiasmo, coraje y creatividad y tambi\u00e9n en Dios que est\u00e1 presente en el mundo y en todo ser humano y que puede, en cualquier momento, invitar a su amistad. Nuestra mediaci\u00f3n es necesaria pero, a la postre el reinado de Dios (a Dios gracias) no est\u00e1 en nuestras manos.
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