{"id":9296,"date":"2003-07-01T00:00:56","date_gmt":"2003-06-30T22:00:56","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9296"},"modified":"2003-07-01T00:00:56","modified_gmt":"2003-06-30T22:00:56","slug":"los-lunes-al-sol-notas-para-el-analisis-de-la-pelicula","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/los-lunes-al-sol-notas-para-el-analisis-de-la-pelicula\/","title":{"rendered":"LOS LUNES AL SOL. NOTAS PARA EL AN\u00c1LISIS DE LA PEL\u00cdCULA"},"content":{"rendered":"

Jes\u00fas Villegas<\/strong>
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\nVamos a recorrer el desarrollo de la pel\u00edcula, comentando r\u00e1pidamente, casi a vuela pluma, aquellos momentos m\u00e1s significativos. A fin de abarcar m\u00e1s, utilizaremos un estilo telegr\u00e1fico que, espero, sep\u00e1is disculpar:
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\nArranque: im\u00e1genes documentales de las revueltas en los astilleros: Movilizaciones en las calles y un fondo musical melanc\u00f3lico, que anticipa el pat\u00e9tico final de este tipo de conflictos: el cierre de la empresa, el fracaso en la lucha, la derrota. La polic\u00eda carga sobre los obreros. La pel\u00edcula, desde la \u00f3ptica de los trabajadores, potenciar\u00e1 esta dicotom\u00eda apuntada en estas im\u00e1genes: los primeros son los \u201cperros guardianes del poder\u201d, son el sistema; los otros, los d\u00e9biles, los oprimidos, los vencidos. Por eso Reina (nombre nada gratuito, que funde el ejercicio absoluto del mando y el femenino insultante), en su oficio de guarda de seguridad, de madero sometido a las \u00f3rdenes de los de siempre, resulta tan antip\u00e1tico. Cambi\u00f3 de bando, se vendi\u00f3, se prostituy\u00f3, se puso el uniforme. Hay ruedas ardiendo: su humo cubre el gran r\u00f3tulo de metal donde aparece el nombre del astillero: met\u00e1fora terminal, anticipo del fin de la reconversi\u00f3n, s\u00edmbolo ofrecido casualmente por la propia realidad (las im\u00e1genes pertenecen a las revueltas navales en Gij\u00f3n, aunque luego la pel\u00edcula est\u00e9 ambientada en una ciudad imprecisa del norte de Espa\u00f1a). La escena de apertura funde en negro, recurso habitual de puntuaci\u00f3n en la pel\u00edcula, que subraya el car\u00e1cter de pieza independiente de muchas de las secuencias, as\u00ed como el lirismo crepuscular de las mismas, su pesimismo eleg\u00edaco.
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\nEl barco \u201cLady Espa\u00f1a\u201d: La pel\u00edcula comienza en la estaci\u00f3n mar\u00edtima. Son las ocho de la ma\u00f1ana, las gentes compran billetes para el barco que cruza la r\u00eda. Entre la multitud ir\u00e1n apareciendo Santa, Lino y Jose. Hemos pasado de lo documental de la secuencia de los cr\u00e9ditos a lo colectivo y ah\u00ed, en el conjunto, hemos encontrado a los personajes de nuestra historia: son uno m\u00e1s, estamos en medio de la realidad. El barco se llama \u201cLady Espa\u00f1a\u201d: sobran explicaciones. En m\u00faltiples ocasiones, a lo largo de la pel\u00edcula, aparecer\u00e1n planos de la proa del barco y de las ruedas de flotaci\u00f3n a estribor (como las que ardieron en la apertura) mientras navega. Nunca veremos a Lady Espa\u00f1a<\/em> llegar a puerto, porque permanece en una zona de zozobra, navegando sin puerto y sin estrella (recordad el final, con el barco a la deriva), como los personajes: met\u00e1fora de la vida, de la falta de destino, del dirigirse firmes hacia ning\u00fan sitio. Los planos del barco, en esta primera secuencia, asemejan los que en Lamerica<\/em> filmaban a aquel gran buque que transportaba a los inmigrantes albaneses y hay algo de su \u00e9pica en las im\u00e1genes. M\u00e1s all\u00e1 del simbolismo obvio del nombre, recordemos que nuestros protagonistas nunca m\u00e1s fabricar\u00e1n naves como esta. Santa se cuela en el barco y le espeta al muchacho que recoge los billetes y que le exige el suyo \u201cni que el barco fuera tuyo\u201d: otro polic\u00eda m\u00e1s, otro garante del sistema. Jos\u00e9 rellena boletos de la bonoloto, una manera de buscar soluciones al desempleo que suena a claudicaci\u00f3n. Lino va a presentarse a la entrevista para un puesto de trabajo en el que se exige veh\u00edculo propio (que no tiene), conocimientos de inform\u00e1tica (de los que carece), 35 a\u00f1os (acumula catorce m\u00e1s) y… \u00a1que no sabe en qu\u00e9 consiste! La presentaci\u00f3n de los tres personajes no puede ser m\u00e1s elocuente y ajustada. Fundido en negro.
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\nEl bar \u201cEl N\u00e1utico\u201d: Nuestros personajes son moscas de barra, se pasan las horas muertas ante una cerveza. Rico (otro nombre poco casual) es el due\u00f1o del bar: invirti\u00f3 el dinero del despido en un negocio que, al menos, le permite tirar para adelante. All\u00ed, en \u201cEl N\u00e1utico\u201d se encuentran, pasan las horas, filosofan. Es un recinto sin alharacas, despojado, que huele a lej\u00eda y a proletariado. Beben, beben mucho, sobre todo Jose y Amador, y convierten su vida sobre el mostrador en objeto de reflexi\u00f3n. Los encuadres en el bar suelen estar desequilibrados, aparentemente mal compuestos, con el descuido de la improvisaci\u00f3n y de la realidad, de forma que las elucubraciones de los personajes suenen m\u00e1s a conversaci\u00f3n espont\u00e1nea, a palabra dicha al buen tunt\u00fan, como la propia imagen.
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\nAna, el desodorante, la sirena: Una serie de planos detalle de una mujer en ropa interior frente al espejo nos muestra c\u00f3mo esta roc\u00eda todo su cuerpo con desodorante. Es Ana, la mujer de Jos\u00e9: trabaja en una conservera y su obsesi\u00f3n con el olor a pescado, del que no puede librarse, vuelve f\u00edsica su repugnancia ante un trabajo duro en cadena que la deshumaniza y la marca para siempre. Horas y horas destripando pescado para, al final, arrastrar un dolor perenne en la pierna derecha y el hedor a v\u00edsceras de pez muerto, su infierno particular. Su marido, en sus arrebatos de ternura, insiste una y otra vez en que ella, en realidad, huele a sirena: el amor transmuta la realidad, la embellece, la vuelve soportable. M\u00e1s adelante le regalar\u00e1 unos zapatos preciosos, robados en el chalet de lujo en el que Santa estuvo cuidando un ni\u00f1o: la sirena, adem\u00e1s, debe convertirse en princesa y calzarse los zapatitos de cristal. Fundido en negro.
\nLos espejos: Una y otra vez, los personajes se miran en espejos, como Ana en la anterior secuencia: met\u00e1fora cl\u00e1sica del enfrentamiento de cada uno con su propia identidad, del descubrimiento de los propios autoenga\u00f1os o del careo con los fantasmas interiores. Santa, antes de pagar al juez las ocho mil pesetas de la farola que rompi\u00f3, se mira al espejo en busca de su dignidad malherida; la evoluci\u00f3n de Lino est\u00e1 dada sobre los espejos: se mira a un espejo mientras se sobrepone la ropa que acaba de sustraer a su hijo para aparentar una juventud que no tiene, se mira a un espejo sucio y salpicado en el barco, mientras se ti\u00f1e el cabello; se mira en un cenicero que le devuelve expresivamente su imagen deformada antes de entrar a la entrevista laboral con un disfraz de joven que lo vuelve pat\u00e9tico; finalmente, se mira al espejo, en la en\u00e9sima empresa a la que acude a conseguir un empleo, y por fin se ve tal cual es, sin atenuantes ni treguas, para aceptar con resignaci\u00f3n que, por esa v\u00eda de la insistencia a la desesperada, nunca conseguir\u00e1 nada: cada reflejo es un paso dram\u00e1tico m\u00e1s en su toma de conciencia. Tambi\u00e9n Jos\u00e9 y Ana se besan y aman en el interior de un espejo, all\u00e1 donde el olor a pescado no llega, donde el mundo mejora, remite, se vuelve amable. Cuando Ana se va, Jos\u00e9 se enfrenta solo ante el espejo a su situaci\u00f3n y al miedo al vac\u00edo que la ausencia del otro a su lado en el reflejo le produce.
\nAustralia: Australia es una mancha en el techo de la pensi\u00f3n de Santa. Es el para\u00edso, los ant\u00edpodas, el lugar adonde deber\u00eda llevarnos siempre nuestro barco. \u201cEs todo lo contrario a aqu\u00ed\u201d. \u201cCuando te jubilas, te dan una parte del pa\u00eds\u201d. Australia, la tierra de la gran promesa. Mientras Lino y Santa toman el sol, un lunes cualquiera, con los ojos cerrados, a ritmo del vals que suena de fondo, se transportan a ese territorio id\u00edlico pero improbable. Australia, el ed\u00e9n de las utop\u00edas obreras, tiene algo tambi\u00e9n de perspectiva amodorrante, de refugio que condena al inmovilismo: para llegar a Australia, hay que blanquear el techo, hay que eliminar Australia. Australia puede ser tambi\u00e9n un callej\u00f3n sin salida y lo es para Santa que, en su af\u00e1n por mantenerse fiel a unas ideas, no encuentra soluci\u00f3n a la desesperanza, no encuentra la ruta para escapar a Australia… o para huir de all\u00ed.
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\nLa farola y el valor moral del dinero: A Santa lo han juzgado por apedrear durante las movilizaciones una farola. Est\u00e1 condenado a pagar ocho mil pesetas. Pero no piensa amortizar su deuda con el sistema, puesto que el valor moral de esas ocho mil pesetas es, para \u00e9l, de muchos millones: magn\u00edfico apunte de gui\u00f3n que establece con claridad meridiana la diferencia entre precio y valor, entre lo que uno puede vender y lo que no se puede comprar. Cuando, resignado, paga, s\u00f3lo puede encontrar alivio al sonrojo producido por su traici\u00f3n apedreando una nueva farola: secuencia bien resuelta, filmada primero a trav\u00e9s del retrovisor de un coche (otro espejo m\u00e1s: el retrovisor permite que Santa \u201cvuelva a atr\u00e1s\u201d y rehaga ese orgullo que destroz\u00f3 al cumplir con la ley), luego, desde el punto de vista del abogado, que mira por la luna de atr\u00e1s del coche con el acompa\u00f1amiento de la m\u00fasica cl\u00e1sica de la radio (expresi\u00f3n de la tranquilidad de este hombre, que hab\u00eda conseguido que Santa cediera y cumpliera su obligaci\u00f3n) y, por fin, desde la \u00f3ptica de Santa, reventando de una pedrada algo m\u00e1s que una simple bombilla. \u201cMucho mejor\u201d, dice, cuando vuelve a subir al coche, una vez hecha de nuevo justicia all\u00ed donde la ley no podr\u00eda jam\u00e1s haber llegado.
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\nLa televisi\u00f3n: En el bar hablan de salir en la tele y nuestros peripat\u00e9ticos contertulios resumen en qu\u00e9 consiste semejante oficio: \u201chacer el tonto, rodeado de t\u00edas buenas\u201d. Jos\u00e9 observa en el televisor a una mujer en ropa interior, imagen que le remite a Ana ante el espejo con el desodorante, a su propia historia. M\u00e1s adelante, Lino, Santa y Jos\u00e9 saldr\u00e1n en la televisi\u00f3n, pero en una televisi\u00f3n grotesca, en la inversi\u00f3n de la programaci\u00f3n al uso, en la \u00fanica televisi\u00f3n a la que tienen acceso los individuos an\u00f3nimos y reales: borrachos, de madrugada, en una tienda de electrodom\u00e9sticos, se divierten viendo su propia imagen captada por una c\u00e1mara de v\u00eddeo en un receptor tras el escaparate, mientras Santa inventa un concurso: \u201c\u00bfQui\u00e9n es el m\u00e1s capullo?\u201d. Lino no adivina una pregunta (\u201c\u00bfa cu\u00e1ntas horas est\u00e1 Australia?\u201d) y pierde el premio inventado por Santa, un puesto de trabajo maravilloso. La broma no le hace gracia al mayor del grupo. Al final, se queda s\u00f3lo el presentador de tan singular programa, Santa, frente al televisor, dentro del televisor. A sus espaldas vemos, en la pantalla, c\u00f3mo Lino y Jose se marchan tambale\u00e1ndose. La televisi\u00f3n es otro espejo m\u00e1s, en la pel\u00edcula y en la vida: espejo de toda una sociedad, espejo deformante de los sue\u00f1os y de las pesadillas de cada uno, incomprensible pozo que nos devuelve ecos de lo que somos, donde nos vemos y no nos reconocemos, o nos reconocemos demasiado bien…
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\nEl partido de f\u00fatbol: Desde la obra que vigila Reina pueden asistir a los partidos de f\u00fatbol del equipo de la ciudad, pero s\u00f3lo ven medio campo, pues la otra mitad la cubre el ala de un tejado. Divertida situaci\u00f3n de comedia que, como en otras ocasiones en la pel\u00edcula, insiste en la idea de exclusi\u00f3n, de marginalidad de los personajes, sin aminorar lo absurdo e hilarante del episodio. Reina recoge del suelo las migajas de queso que dejan caer sus amigos mientras meriendan, con lo que su sumisi\u00f3n al orden se vuelve palmaria y humillante. La secuencia concluye con un plano general de todos ellos, tomados de espaldas, sentados all\u00e1 arriba, lo m\u00e1s cerca del cielo que nunca estar\u00e1n, contemplando su medio partido… Fernando Le\u00f3n tiende a insertar planos generales de mucho aliento y vigor como s\u00edntesis del sentido de sus secuencias m\u00e1s intensas, planos que hermanan a sus personajes y, adem\u00e1s, devienen aut\u00e9nticos cuadros-resumen: plano general de Lino y Santa tomando el sol a la orilla del mar mientras hablan de Australia; plano general de Amador y Santa ri\u00e9ndose en el suelo, borrachos, frente al piso del primero (despu\u00e9s se repetir\u00e1, con Santa solo, tras el suicidio de su amigo, en ese momento que culmina con la bombilla de la entrada al portal fundi\u00e9ndose); plano general de todos cantando en el Karaoke… La n\u00f3mina ser\u00eda ampl\u00edsima.
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\nAmador, la luz, el lado m\u00e1s oscuro: Amador ocupa siempre un sitio fijo en la barra, casi est\u00e1 all\u00ed perpetuamente instalado. Vive en un estado de borrachera constante. Su mujer, aunque los otros no lo sepan, lo ha abandonado. Es el caso l\u00edmite de desesperaci\u00f3n y su estado de ebriedad permanente lo vuelve extra\u00f1amente l\u00facido: como los locos, como los ciegos, el borracho llega al fondo de las cosas, encuentra un sentido profundo a la realidad en las heces del vaso: sus reflexiones sobre si Dios cree o no cree en los hombres o la historia de los siameses (\u201cSe abrazan para nacer pero, cuando se pelean, si cae uno, cae el otro\u201d) demuestran la extraordinaria sobriedad de su borrachera. Santa y Jos\u00e9 ven en Amador su posible futuro, por eso el director los relaciona mediante diversos procedimientos: el drama matrimonial de Amador se proyecta en Jos\u00e9; en la secuencia en que Amador descubre con perplejidad que la luz del ba\u00f1o del bar no puede apagarse, pues se apaga sola (s\u00edmbolo anticipador de su suicidio, de la decisi\u00f3n libremente elegida de \u201capagarse solo\u201d, que se corresponde tambi\u00e9n con esa otra luz, la de la farola, que por propia voluntad desconect\u00f3 para siempre Santa), un plano relaciona a Santa y Amador: el rostro de Amador, que mira la luz, a la derecha del encuadre, se desenfoca mientras se enfoca el rostro de Santa, a la izquierda, que mira a Amador. Uno es testigo de la historia del otro, pero tambi\u00e9n posible continuador de su estela si no sale del remolino de la desesperanza. Este procedimiento de enlazar destinos de unos y otros personajes constituye una marca m\u00e1s del estilo de Le\u00f3n de Aranoa.
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\nEl astillero y el barco que nunca ser\u00e1: Hay un par de secuencias en los astilleros que rezuman melancol\u00eda, abandono y c\u00f3lera contenida. La maquinaria del astillero va a ser subastada, en sus terrenos erigir\u00e1n apartamentos u hoteles, las oficinas est\u00e1n casi desiertas y s\u00f3lo un retrasado, Lazarito, vigila los restos mortales de lo que fue. En este contexto desolador, destaca sobre todo el plano largo del barco inconcluso, varado como una ballena en descomposici\u00f3n. M\u00e1s adelante, en otro plano en el que el tama\u00f1o enorme pero muerto de la nave contrasta con la peque\u00f1ez ind\u00f3mita de Santa, este lanzar\u00e1 contra su casco una botella de refresco a medio consumir, en un bautismo airado y sin futuro de ese barco que ya nunca navegar\u00e1, que nunca llegar\u00e1 a Australia, que se ahog\u00f3 a la orilla con toda su tripulaci\u00f3n de obreros en paro a bordo: rabiosa forma de expresar la impotencia, en la que resuena la pedrada contra la farola.
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\n\u201cEl cuento de La cigarra y la hormiga\u201d: Santa ejerce de canguro del hijo de unos millonarios, despu\u00e9s de que Natalia, la hija de Rico, le \u201csubcontratara\u201d el servicio. Para que el ni\u00f1o se duerma, se dispone a leerle la f\u00e1bula de \u201cLa cigarra y la hormiga\u201d. Pero Santa le ofrece al muchacho su particular interpretaci\u00f3n, subversiva y disolvente, de tan singular historia: la hormiga es una \u201cespeculadora hija de puta\u201d y el libro no explica por qu\u00e9 unos nacen cigarra (y est\u00e1n jodidos) y otros hormiga. El pobre ni\u00f1o, hijo de hormigas, escucha sin pesta\u00f1ear esa versi\u00f3n pol\u00edticamente incorrecta pero cierta de la realidad. Los m\u00e1s de tres millones de cigarras de nuestro pa\u00eds saben bien de qu\u00e9 trata este cuento.
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\nEl cr\u00e9dito: Ana y Jos\u00e9 van a pedir un cr\u00e9dito. S\u00f3lo disponen del salario eventual de Ana y no cuentan con ning\u00fan otro aval. En una tensa escena, Jos\u00e9 descubre que, no s\u00f3lo es un desempleado, sino tambi\u00e9n un \u201csujeto pasivo\u201d para el capital. El eufemismo camufla su inexistencia, su car\u00e1cter de mero accidente, su condici\u00f3n de aut\u00e9ntico cad\u00e1ver improductivo. La sensaci\u00f3n de no pintar nada se ve confirmada cuando su solicitud pasa a engrosar el portapapeles de lo que nunca se tramitar\u00e1. Su furia estalla en el banco y luego, en la calle (borrosa: s\u00f3lo se distinguen los rostros de Ana y Jos\u00e9). M\u00e1s terrible que no trabajar es no ser. En nuestra sociedad, la frontera entre uno y otro verbo se ha difuminado terriblemente.
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\nLas ocho menos cinco en el reloj: si todos los d\u00edas es lunes para nuestros personajes, todas las horas que marcan los relojes en la pel\u00edcula son las ocho menos cinco. El tiempo se ha parado cuando los \u201csujetos activos\u201d est\u00e1n a punto de iniciar su turno, porque los otros, los pasivos que protagonizan la historia de esta pel\u00edcula, nunca llegar\u00e1n a las ocho, nunca volver\u00e1n a reincorporarse a la cadena.
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\nLa casa de Amador: Cuando Santa lleva a Amador a su casa, descubre en sus habitaciones la verdadera historia de su compa\u00f1ero. Nada m\u00e1s acostarlo, abre las ventanas (al fondo, la r\u00eda: el astillero, el empleo perdido, el principio del fin…) para ventilar un olor todav\u00eda inexplicable, aunque m\u00e1s fuerte y terrible que el del pescado de Ana: es el olor del caos, de la ruina. Santa entra en el ba\u00f1o para lavar los vasos, pero en los grifos no hay agua ni toallas en los toalleros. El espejo del ba\u00f1o (otro m\u00e1s) le devuelve la primera imagen del drama de Amador. Mientras recorre la casa en semipenumbra (la c\u00e1mara subjetiva nos permite identificarnos con el progresivo estupor de Santa), el alcance de la devastaci\u00f3n de Amador se vuelve espacio f\u00edsico: la casa es el alma de Amador. La basura, los peri\u00f3dicos amontonados, los restos de comida, la suciedad, los vaso usados y sin lavar: un estercolero, la desolaci\u00f3n amueblada de un coraz\u00f3n ya sin destino. La c\u00e1mara girar\u00e1 sobre Santa, que gira tambi\u00e9n, en un plano tan poco sutil como eficaz para evidenciar el v\u00e9rtigo de la iluminaci\u00f3n, el horror ante el vac\u00edo. Antes de salir de aquel infierno, cierra la ventana y apaga, a orden de Amador, la luz. Fundido en negro, negr\u00edsimo.
\nTe\u00f1irse el pelo: Lino, en el barco (la c\u00e1mara encuadra muy a prop\u00f3sito una vez m\u00e1s su nombre, Lady Espa\u00f1a)<\/em> se ti\u00f1e el pelo para optar as\u00ed a un empleo. Le\u00f3n de Aranoa consigue filmar la escena m\u00e1s inc\u00f3moda, m\u00e1s acerada de la pel\u00edcula. Continuos apuntes refuerzan la sensaci\u00f3n de desaz\u00f3n: las gotas de tinte que ensucian el lavabo, el hombre que llama a la puerta, urgi\u00e9ndole para que salga, el plano de su reflejo deformado en el cenicero en la sala de espera, el sudor que arrastra en sus gotas el tinte y cae sobre el peri\u00f3dico (ese peri\u00f3dico sempiterno, lleno (\u00bflleno?) de ofertas de trabajo que nunca son la suya), el sudor que recorre su cuello y su espalda, la c\u00e1mara que, en plano medio corto, atrapa, aprisiona, encierra a Lino, mientras se mueve sobre su rostro con una leve combinaci\u00f3n de travelling y panor\u00e1mica, el pa\u00f1uelo que no encuentra a la primera, la tristeza de la m\u00fasica, Lino lav\u00e1ndose en una fuente p\u00fablica… Todo, absolutamente todo est\u00e1 perfectamente conjugado para sugerir, con melancol\u00eda, el desagradable ritual de la verg\u00fcenza. Recordemos que, en la primera secuencia, Lino manifest\u00f3 que, al que no le gusten sus canas, \u201cque se joda\u201d…
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\nLa discusi\u00f3n en el bar: una vez m\u00e1s, en el bar, Santa y Reina se enzarzan. El segundo defiende que el que quiere trabajar, trabaja. El primero, no obstante, habla de otra cosa, es la conciencia, el esp\u00edritu del movimiento obrero: como siempre, se aferra a los ideales perdidos, a las ilusiones truncadas: cuando, en las tensiones en los astilleros, acabaron por rendirse y firmar el convenio, aceptaron una componenda que, en el fondo, sacrificaba el trabajo de sus hijos. Al a\u00f1o estaban todos en la calle: al dejar de reivindicar lo suyo al un\u00edsono, en cuanto cay\u00f3 uno, cayeron todos, como los siameses. En esta escena, Santa muestra los motivos de su cinismo, de su amargura: m\u00e1s que la falta de empleo, le exaspera la p\u00e9rdida de la solidaridad, la inmolaci\u00f3n de la dignidad, siempre eterna, por unas simples y pasajeras pesetas.
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\nEl tanatorio: La muerte de Amador est\u00e1 filmada con maestr\u00eda: Santa llega al portal de su amigo, pulsa el timbre y nadie le abre. Cae en la cuenta de que parpadea la luz del peque\u00f1o saledizo del techo bajo el cual se encuentra la entrada al edificio. Mira hacia arriba y descubre la madera astillada, extra\u00f1amente hundida. Recula… La c\u00e1mara subjetiva nos permite descubrir c\u00f3mo, sobre este sotechado, se encuentra el cuerpo inerte de Amador. Sint\u00e9tico y emotivo. Luego, el apag\u00f3n simb\u00f3lico de la luz, el llanto de Santa en plano general, el fundido en negro. En el velatorio, roban una corona a otro difunto. Recortan de la cinta unas letras: donde pon\u00eda \u201ccompa\u00f1eros de administraci\u00f3n\u201d dejan s\u00f3lo la palabra \u201ccompa\u00f1eros\u201d, porque son eso, algo m\u00e1s profundo que compa\u00f1eros en el empleo: compa\u00f1eros en el paro, en la desprotecci\u00f3n, en el continuo desvivir.
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\nLos lunes al sol: Son las ocho. La gente espera para tomar un barco que ha desaparecido. la pel\u00edcula concluye., como ya hemos dicho, con nuestros personajes embarcados en el Lady Espa\u00f1a <\/em> en medio de ning\u00fan sitio. \u201c\u00bfQu\u00e9 d\u00eda es hoy?\u201d, pregunta Santa. Siempre ser\u00e1 lunes, lo saben: el primer d\u00eda de la semana de los que trabajan y, lo que es m\u00e1s duro, el \u00fanico que existe para los que no pueden ya hacerlo.
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\nPARA HACER<\/p>\n

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  1. Describid situaciones parecidas a las de la pel\u00edcula. Buscad en prensa y en los medios personajes similares. \u00bfQui\u00e9n tiene la culpa de que se den? \u00bfC\u00f3mo solucionarlas?<\/li>\n
  2. Estudiad los personajes principales de la pel\u00edcula. \u00bfOs identific\u00e1is con alguno? \u00bfPor qu\u00e9? Haced una mesa redonda en que interpret\u00e9is a cada uno de ellos y tratad un tema… \u00bfEs f\u00e1cil o dif\u00edcil ponerse en su piel?<\/li>\n
  3. La pel\u00edcula deja un sabor a desesperanza… \u00bfC\u00f3mo poner esperanza en esas situaciones? \u00bfConoc\u00e9is gente que lo haga?<\/li>\n
  4. \u00bfC\u00f3mo convertir los lunes al sol en martes, mi\u00e9rcoles, … domingos activos?<\/li>\n<\/ol>\n

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    Jes\u00fas Villegas   Vamos a recorrer el desarrollo de la pel\u00edcula, comentando r\u00e1pidamente, casi a vuela pluma, aquellos momentos m\u00e1s significativos. A fin de abarcar m\u00e1s, utilizaremos un estilo telegr\u00e1fico que, espero, sep\u00e1is disculpar:   Arranque: im\u00e1genes documentales de las revueltas en los astilleros: Movilizaciones en las calles y un fondo musical melanc\u00f3lico, que anticipa […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[66,820,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9296"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9296"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9296\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9296"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9296"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9296"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}