Un mundo que cambia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nLa acci\u00f3n pastoral parte de la realidad. Antes de proponer el mensaje, hay que conocer el mundo, la historia, los hombres a quienes se quiere evangelizar. Es necesario, pues, el an\u00e1lisis de la realidad del mundo en que vivimos.
\n
\nEn estos comienzos del siglo XXI, los cat\u00f3licos somos conscientes de que hemos de enfrentarnos a una situaci\u00f3n cr\u00edtica. Los s\u00edntomas son muy numerosos y en la Iglesia, con frecuencia, se perciben con temor e inquietud. No puede menos que preocupar la p\u00e9rdida de una cierta memoria cristiana, el descenso de la pr\u00e1ctica religiosa, las dificultades de un contexto social muy secularizado. Realmente, en nuestra sociedad, est\u00e1 en juego el lugar y el porvenir de la fe. Pero esta situaci\u00f3n cr\u00edtica no nos puede llevar a quedar anclados en el pasado, en el desaliento, en la nostalgia. Al contrario, impulsa a ir a las fuentes de las fe, a hacernos disc\u00edpulos y testigos del Resucitado, de una forma m\u00e1s decidida y radical. Especialmente la acci\u00f3n pastoral entre los j\u00f3venes comienza no por el rechazo sino con la lectura y acogida cr\u00edtica del cambio social. Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Desaparece un mundo y otro nuevo est\u00e1 emergiendo sin que exista ning\u00fan modelo preestablecido para su construcci\u00f3n. Es preciso, pues, fijar la atenci\u00f3n en los aspectos que impregnan m\u00e1s fuertemente la mentalidad y la sensibilidad de los j\u00f3venes. As\u00ed lo hacen los documentos se\u00f1alados de las Conferencias Episcopales. De manera muy breve indico algunos que me parecen de especial relevancia.
\n
\n1.1. <\/em> Una cultura marcada por las comunicaciones<\/em>
\n
\nActualmente el horizonte de los j\u00f3venes es el mundo de las im\u00e1genes y de la informaci\u00f3n. Los medios de comunicaci\u00f3n desarrollan en ellos nuevos modos de pensar y nuevos caminos para acceder al conocimiento. Esta evoluci\u00f3n hace dif\u00edcil la praxis pedag\u00f3gica y el discurso religioso tradicionales. Pero estimula tambi\u00e9n a renovar los modos de comunicar la fe.
\n\u00a0<\/em>
\n1.2. Un contexto de pluralismo<\/em>
\n
\nEl pluralismo es un estado de hecho, que exige ser reconocido con todas sus implicaciones. Los j\u00f3venes crecen al contacto con la diversidad (\u00e9tnica, religiosa, cultural, \u00e9tica). No existe ya una sola palabra, una sola lengua, una sola opci\u00f3n posible, existen muchas; y este pluralismo puede conducir a la indiferencia. Pero puede abrir tambi\u00e9n a la tolerancia y a la libertad.
\n\u00a0<\/em>
\n1.3. <\/em>Valorizaci\u00f3n de la autonom\u00eda de la persona<\/em>
\n
\nSer uno mismo constituye hoy una reivindicaci\u00f3n fundamental. El primer compromiso de crecimiento de los j\u00f3venes es construir la propia identidad. Buscan puntos de referencia, pero se rebelan contra todo intento de adoctrinamiento. Sienten vivamente el derecho de expresarse y de decidir. Esto comporta el riesgo de la incertidumbre y del error; pero tambi\u00e9n la posibilidad de que lleguen un d\u00eda a decir personalmente: \u201cCreo\u201d.
\n
\n1.4. Una cultura democr\u00e1tica que valora la participaci\u00f3n y el di\u00e1logo<\/em>
\n
\nIndependientemente de su mayor o menor efectividad, la democracia aparece hoy como un cauce de convivencia que constituye un bien en s\u00ed mismo. Y en el contexto democr\u00e1tico se manifiestan como grandes aspiraciones humanas la igualdad y la participaci\u00f3n. Tambi\u00e9n los j\u00f3venes las sienten vivamente. Quieren participar y expresar su opini\u00f3n; y, ciertamente, la participaci\u00f3n y el di\u00e1logo son un camino obligado para alcanzar la verdad y vivir la fe.
\n
\n1.5. Una cultura pragm\u00e1tica y cr\u00edtica, marcada por la ciencia y la t\u00e9cnica<\/em>
\n
\nCiencia y t\u00e9cnica conforman la sociedad moderna y configuran un tipo de hombre con una mentalidad nueva: una mentalidad cient\u00edfico-t\u00e9cnica. Esta civilizaci\u00f3n cient\u00edfico-t\u00e9cnica busca la producci\u00f3n y la eficacia. Por la eficacia se mide incluso la verdad. Este acercamiento a la realidad contrasta con la fe. Es, pues, la ocasi\u00f3n de replantear con los j\u00f3venes los caminos de acceso a la verdad, la relaci\u00f3n entre ciencia y fe. Y es tambi\u00e9n la ocasi\u00f3n de redescubrir que tambi\u00e9n la fe tiene que llegar a ser pr\u00e1ctica, porque \u201cla fe sin obras est\u00e1 muerta\u201d (St 2, 17).
\n
\n1.6. Un contexto de profundas desigualdades sociales<\/em>
\n
\nA nivel mundial no deja de crecer la distancia entre los pa\u00edses pobres y los pa\u00edses ricos; y la globalizaci\u00f3n de los circuitos financieros y econ\u00f3micos tiende a agravar esta distancia. Muchos j\u00f3venes viven en un contexto de paro y precariedad del empleo, de pobreza, miseria y exclusi\u00f3n social. Hoy no es posible proponer la fe a los j\u00f3venes sino es haci\u00e9ndonos efectivamente presentes ante las desigualdades de quienes las sufren y testimoniando que la fe en Jesucristo constituye la raz\u00f3n primera de nuestra acci\u00f3n y la fuente de nuestra esperanza.
\n <\/p>\n\n- Situarse en una nueva perspectiva<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/strong>
\nEl nuevo contexto cultural nos impulsa a una \u201cconversi\u00f3n pastoral\u201d, a situarnos en una nueva perspectiva al intentar proponer la fe cristiana a los j\u00f3venes. Quiz\u00e1s, durante mucho tiempo nos hemos acostumbrado a pensar la transmisi\u00f3n de la fe desde el modelo del r\u00edo que va creciendo poco a poco, aumentando su caudal y alargando su curso por medio de sus numerosos afluentes. La tradici\u00f3n de la fe ten\u00eda su origen en la familia. Despu\u00e9s, durante la infancia y la adolescencia alargaba su curso con el afluente mayor de la escuela y de la ense\u00f1anza religiosa. Enseguida colaboraban tambi\u00e9n las parroquias con la catequesis y formaci\u00f3n cristiana. As\u00ed, la transmisi\u00f3n de la fe crec\u00eda en relaci\u00f3n con la edad y conservaba su vigor a lo largo de la existencia, apoyada en el funcionamiento de las instituciones sociales y eclesiales.
\n
\nPero esta imagen del r\u00edo y de sus afluentes no se corresponde ya con la situaci\u00f3n actual. Frecuentemente, en la familia, la fuente est\u00e1 muy seca; en la escuela, la aportaci\u00f3n religiosa se ha reducido o ha quedado eliminada, y las parroquias solo llegan a una peque\u00f1a parte de bautizados. Es decir, los lugares institucionales que apoyaban y alimentaban la fe, han sufrido un fuerte desgaste. Quiz\u00e1s, por ello, sea necesario dejar el modelo del r\u00edo. En las actuales condiciones socio-culturales parece que lo verdaderamente importante es remontarse a la fuente misma de la fe. Es decir, al centro de la experiencia de los creyentes. La fuente se encuentra en las personas, en los momentos esenciales de su vida, en sus experiencias fundamentales. Esta fuente constituye el punto de partida de cualquier itinerario. Es preciso, pues, buscarla, robustecerla, canalizarla sin tregua, atentos al pozo secreto que cada uno tiene en lo m\u00e1s profundo de s\u00ed mismo.
\n
\n\u00c9sta es, en realidad, la imagen y el modelo que sugiere la Biblia para los tiempos de niebla y oscuridad. En esta perspectiva de volver a la fuente se sit\u00faan los profetas en el tiempo del exilio y postexilio, cuando los fundamentos hab\u00edan sido destruidos, cuando hab\u00edan desaparecido los soportes religiosos tradicionales: el Templo, los sacerdotes, el ambiente religioso. En esta situaci\u00f3n, anuncian que la nueva alianza de Dios va a surgir del coraz\u00f3n de los hombres: \u201cOs dar\u00e9 un coraz\u00f3n nuevo, infundir\u00e9 en vosotros un esp\u00edritu nuevo… Infundir\u00e9 mi esp\u00edritu en vosotros y har\u00e9 que os conduzc\u00e1is seg\u00fan mis preceptos y practiqu\u00e9is mis normas\u201d (Ez 36, 26-27). Y esta imagen de la fuente inspira tambi\u00e9n el di\u00e1logo de Jes\u00fas con la mujer Samaritana, marginada de su pueblo y alejada de la fe. Jes\u00fas le pide agua; y en ella aviva \u201cla fuente de agua que brota para la vida eterna\u201d (Jn 4,14).
\n
\nEs necesario volver a la fuente, olvidar y abandonar el esquema de los canales y acueductos pastorales que ya no dan agua, y buscar las fuentes de la fe, que arraigan en la realidad de la vida. Volver a la fuente es mucho m\u00e1s que proponer creencias o suscitar la adhesi\u00f3n a un sistema. Es, sobre todo, suscitar la experiencia espiritual que surge de la vida, que sorprende, que hace intuir lo esencial, que alienta y pone en camino, que hace vivir. Es ense\u00f1ar a reconocer en las distintas edades, la fuente que el Esp\u00edritu hace brotar en el coraz\u00f3n de las personas como un don fecundo. Desde esta perspectiva, la educaci\u00f3n en la fe no es, ante todo, cuesti\u00f3n de medios, m\u00e9todos y estrategias; es, principalmente, cuesti\u00f3n de redescubrir la fuente.
\n
\nPor ello, esta nueva perspectiva en la que es necesario situarse, urge a estar m\u00e1s atentos a los procesos que a los programas. El programa sugiere siempre la idea de lo fijo y establecido; el proceso se concentra en la persona, en su autonom\u00eda y en su propio caminar. Hace pasar de una verdad aprendida a una verdad experimentada, asimilada, convertida en convicci\u00f3n personal.
\n
\nLa fe, al proponer una visi\u00f3n del mundo, comporta siempre ense\u00f1anza, conocimiento, verdades. A lo largo de los tiempos, estas verdades se han transmitido a trav\u00e9s de m\u00faltiples canales: predicaci\u00f3n, testimonio de los m\u00e1rtires, pinturas y frescos de las catacumbas e iglesias de los primeros siglos, piedra y vidrieras de las catedrales, m\u00fasica, fiestas, ritos lit\u00fargicos, ense\u00f1anza del catecismo. Hoy, frente a la pluralidad de los medios de comunicaci\u00f3n y la evoluci\u00f3n pedag\u00f3gica, nos encontramos ante el reto de encontrar los medios y lenguajes adecuados para estimular la fe y el compromiso de los j\u00f3venes. Pero, sobre todo, es el momento de llegar a la convicci\u00f3n que la fe se propone, principalmente, por el testimonio de vida de los creyentes. La fe se aprende mediante la experiencia compartida, junto a hermanos y hermanas que sacan del evangelio la fuerza y el sentido para vivir.
\n
\nProponer hoy la fe a los j\u00f3venes no es tanto cuesti\u00f3n de programaciones, cuanto de sugerir itinerarios de vida y de acompa\u00f1arles en el propio caminar. Quiz\u00e1s el modelo evang\u00e9lico de este proceso sea el que llevan a cabo los disc\u00edpulos de Ema\u00fas que regresan tristes y desalentados a su aldea. Mientras caminan, encuentran al Resucitado que vuelve a encender su esperanza y los pone en camino hacia los hermanos.
\n
\n<\/strong><\/p>\n\n- Caminar con los j\u00f3venes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nLa nueva e inestable situaci\u00f3n cultural, representa un desaf\u00edo muy fuerte, estimula a los educadores de la fe a situarse en una nueva perspectiva, obliga a renovar en profundidad el modo de concebir y realizar la educaci\u00f3n en la fe. Pero este desaf\u00edo no ha de desalentar; ha de motivar, m\u00e1s bien, para llegar a nuevos puntos de referencia para afrontar con audacia y confianza esta nueva etapa de la evangelizaci\u00f3n. Ello requiere, especialmente, gu\u00edas y acompa\u00f1antes competentes, hombres y mujeres que conozcan la condici\u00f3n juvenil y generosamente est\u00e9n dispuestos a iniciar un camino de fe junto a los j\u00f3venes.
\n
\nAnte todo, la acci\u00f3n pastoral requiere escucha<\/em> y acogida<\/em>, con la misma disponibilidad con la que el Se\u00f1or se hizo compa\u00f1ero de viaje de los dos disc\u00edpulos en el camino de Ema\u00fas, para atender sus interrogantes e interpretar sus esperanzas. Pero es necesario tambi\u00e9n asumir categor\u00edas interpretativas apropiadas que ayuden a conocer y comprender su cultura y su lenguaje, los medios por los que se expresan, sus necesidades m\u00e1s profundas. Desde la empat\u00eda, no desde el rechazo, los educadores de la fe hemos de ser capaces de discernir lo \u201cverdadero y noble\u201d que estas culturas presentan bajo el ropaje de la novedad.
\n
\nLa escucha y el acompa\u00f1amiento nos estimulan en una doble direcci\u00f3n: superar los confines habituales de la acci\u00f3n pastoral, para explorar los lugares en los que los j\u00f3venes viven, se encuentran y expresan su propia originalidad, y un esfuerzo de personalizaci\u00f3n, que, llegando a cada joven, lo haga sentirse persona escuchada y acogida por s\u00ed misma.
\n
\nEsta atenci\u00f3n particular implica algunas exigencias pastorales, que podr\u00edan resumirse as\u00ed:
\n <\/p>\n\n- \u00a0Toda la comunidad cristiana<\/em> est\u00e1 llamada a un camino de conversi\u00f3n y a un testimonio evang\u00e9lico coherente, que la haga \u201ccasa de acogida\u201d para los j\u00f3venes.<\/li>\n
- \u00a0Hay que buscar a los j\u00f3venes, donde ellos est\u00e1n, acudiendo a los lugares donde viven, trabajan o se divierten. Muchas veces, ello va a exigir dejar nuestros esquemas habituales, nuestras programaciones y proyectos<\/li>\n
- \u00a0Los nuevos lugares, lenguajes y modelos de vida de los j\u00f3venes reclaman de la comunidad eclesial que haga una lectura puntual y apasionada del mundo juvenil, a partir de su horizonte cultural.<\/li>\n
- \u00a0Los educadores de los j\u00f3venes hemos de acertar en ofrecer propuestas de encuentro y atenci\u00f3n educativa, iniciativas de animaci\u00f3n y procesos personalizados; y, en particular, es necesario ofrecer figuras educativas cre\u00edbles en la familia, en la escuela, en las actividades de tiempo libre, en la calle. Tambi\u00e9n los educadores de la fe, tenemos que aprender a trabajar \u201cen red\u201d, valorando la riqueza que proviene de la pluralidad de \u201cagencias\u201d educativas.<\/li>\n
- \u00a0Hemos de aprender, especialmente, a estar con los j\u00f3venes. No es cuesti\u00f3n de edad, ni de actitudes \u201cpaternalistas\u201d. Implica un coraz\u00f3n joven y maduro al mismo tiempo. Pero este \u201csaber estar\u201d con los j\u00f3venes, exige unas actitudes coherentes: comprensi\u00f3n, empat\u00eda, di\u00e1logo, impulso misionero<\/li>\n<\/ul>\n
<\/p>\n
\n- En el centro, la persona de Cristo<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nAfirmar que Cristo Jes\u00fas es el centro y el coraz\u00f3n de todo camino de fe significa fijar la atenci\u00f3n pastoral en su n\u00facleo fundamental. Evangelizar es siempre anunciar la persona viva de Cristo. Es anunciar un hecho hist\u00f3rico: Jes\u00fas de Nazaret, Hijo de Dios encarnado, crucificado y resucitado. Es anunciar su presencia siempre actual en la Iglesia. Jesucristo es la respuesta de la Iglesia al hombre que se pregunta sobre el sentido de la vida, experimentada como enigma, problema y misterio. Especialmente, constituye la respuesta definitiva para los j\u00f3venes, que se abren a la vida entre la incertidumbre y la esperanza.
\n
\nPor eso, la educaci\u00f3n en la fe conduce al encuentro con Cristo. Precisamente este encuentro vital con la persona de Jesucristo permite superar un doble peligro en la comprensi\u00f3n cristiana de la fe: una concepci\u00f3n abstracta que la reduce a \u00e1ridas f\u00f3rmulas doctrinales y una concepci\u00f3n puramente emotiva. La aut\u00e9ntica evangelizaci\u00f3n lleva a reconquistar las razones fuertes de la fe y su dimensi\u00f3n global en relaci\u00f3n a la vida, evitando contraponer raz\u00f3n y coraz\u00f3n, y valorando tambi\u00e9n las dimensiones m\u00e1s cercanas a la sensibilidad de los j\u00f3venes, como la b\u00fasqueda de sentido, la dimensi\u00f3n est\u00e9tica, los caminos del coraz\u00f3n.
\n
\nPero los procesos de este encuentro deben huir de la tentaci\u00f3n de los senderos solitarios, para encontrar el camino en la comunidad eclesial: una comunidad capaz de ofrecer junto a lo esencial del anuncio, espacios de silencio y oraci\u00f3n, la pasi\u00f3n por los pobres, el signo vivo del amor en la comuni\u00f3n. De todo ello provienen algunas opciones concretas:
\n <\/p>\n
\n- \u00a0Necesidad de proponer a los j\u00f3venes una visi\u00f3n integral de la persona de Cristo, mediante un anuncio y catequesis que han de hacerse tambi\u00e9n cultura<\/em>.<\/li>\n
- \u00a0Ofrecer lugares de silencio, interiores y f\u00edsicos (como monasterios, casas de retiro), que ayuden a educar para la oraci\u00f3n y la amistad con Cristo.<\/li>\n
- \u00a0Iniciar a los j\u00f3venes en la vida como respuesta a una vocaci\u00f3n, ayud\u00e1ndoles a ver que su camino de seguimiento de Cristo tiene que realizarse concretamente en un estado de vida, sin temor a las propuestas exigentes, especialmente a la llamada a un proyecto de santidad.<\/li>\n
- \u00a0En esta perspectiva vocacional puede comprenderse y valorarse mejor la experiencia del voluntariado como servicio y disponibilidad a Cristo y a los hermanos.<\/li>\n
- \u00a0Promover una aut\u00e9ntica espiritualidad laical como camino de santidad, que encarna el mandamiento del amor en las relaciones personales y en el compromiso de humanizaci\u00f3n del mundo.<\/li>\n
- \u00a0Y especialmente el encuentro con Jes\u00fas encuentra un espacio espec\u00edfico de realizaci\u00f3n en el compromiso por la justicia, vivido en las situaciones lacerantes de marginaci\u00f3n y pobreza.<\/li>\n<\/ul>\n
\nPero, de manera particular, el encuentro con Cristo conduce al seguimiento. Si el anuncio del evangelio ha sido y es exigente, es porque dicho anuncio ha de hacerse testimonio. Es cierto que no se puede confundir la fe con la moral, ni presentar a los j\u00f3venes una fe moralizante. Pero existe el peligro de perder de vista en qu\u00e9 medida el encuentro con el Dios de Jesucristo puede modificar y esclarecer de una forma nueva el significado de nuestra vida y el campo de nuestra acci\u00f3n concreta. No cabe duda de que la radicalidad de las cuestiones \u00e9ticas, especialmente las que se plantean los j\u00f3venes, nos invitan a comprender por qu\u00e9 y c\u00f3mo nuestras formas de vivir y de obrar son inseparables de nuestra propuesta de fe. Es hoy sumamente importante que en la acci\u00f3n pastoral con los j\u00f3venes nos atrevamos a vincular la propuesta de la fe a la moral, porque, en realidad, est\u00e1 en juego la misma definici\u00f3n del acto de fe en Jesucristo. Decir \u201ccreo\u201d compromete un obrar que atestig\u00fce que vivimos realmente \u201cen Cristo\u201d, y \u201cseg\u00fan el Esp\u00edritu\u201d. El v\u00ednculo entre fe y moral es constitutivo de la experiencia cristiana, de manera que cualquier separaci\u00f3n har\u00eda vana la adhesi\u00f3n de la fe, priv\u00e1ndola de su propia naturaleza de respuesta al amor gratuito de Dios.
\n
\nEsto no significa que la vida cristiana est\u00e9 constituida en primer lugar por la conformidad a unas normas \u00e9ticas, sino, fundamentalmente por una disposici\u00f3n y una orientaci\u00f3n de la libertad suscitadas por la acogida de la salvaci\u00f3n de Dios en Jesucristo. Lo verdaderamente importante no es tanto preguntarse: \u00bfqu\u00e9 debo hacer?, sino \u00bfqui\u00e9n tengo que ser?, y \u00bfqu\u00e9 tengo que llegar a ser para que mi vida sea realmente respuesta al don recibido? Es decir, para los creyentes, la norma moral concreta, personal y universal es Cristo. La contemplaci\u00f3n de la figura de Cristo, la escucha de su palabra iluminan y forjan la libertad humana, haci\u00e9ndola entrar en una visi\u00f3n de la existencia conforme a la voluntad de Dios.
\n <\/p>\n
\n- Caminos que hay que recorrer<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\nLos caminos de iniciaci\u00f3n y educaci\u00f3n en la fe son muchos. Est\u00e1, ante todo, el camino de la vida, con sus satisfacciones y frustraciones; el del servicio, el de la Palabra compartida con los creyentes, el de la oraci\u00f3n interior, el del pan partido en memoria del Resucitado. Y es importante proponer a los j\u00f3venes este conjunto de caminos como proceso de iniciaci\u00f3n y de acceso a la experiencia cristiana.
\n
\n5.1. El camino de la vida<\/em>
\n
\nDios se hace cercano, ante todo, en el centro de la vida, de la existencia y de la historia personal de cada uno. La vida es siempre maravillosa y, al mismo tiempo, fr\u00e1gil. Maravillosa, como esplendor de la creaci\u00f3n; fr\u00e1gil, como la salud. Es, al mismo tiempo, dulce y amarga. Junto a la felicidad de vivir, coexisten las dificultades de la vida cotidiana.
\n
\nLos j\u00f3venes no escapan a esta experiencia vital bajo ambos aspectos. Junto a la alegr\u00eda de vivir, de crecer, de descubrir, de servir, de lograr, est\u00e1 tambi\u00e9n la experiencia del dolor, de la soledad, de la violencia, del fracaso, de las familias rotas, de la pobreza, de un porvenir incierto. A trav\u00e9s de las alegr\u00edas y de las desventuras, los j\u00f3venes tienen necesidad de probar y de conservar el gusto de vivir. Deben descubrir que la vida, a\u00fan cuando pueda ser dura, es buena; que, a pesar de todo, es verdaderamente mejor que la muerte.
\n
\nLa \u201ccrisis del creer\u201d supera el \u00e1mbito religioso. Muchos j\u00f3venes no llegan a creer en la vida, en el amor, en el futuro. \u00bfC\u00f3mo podr\u00e1n llegar a creer en Dios? Es, pues, sumamente importante acompa\u00f1arles en el camino de la vida, para ayudarles a acoger la belleza y la dureza de la existencia. En un tiempo en el que muchos j\u00f3venes encuentran dif\u00edcil vivir y sienten incluso un hondo malestar por la vida, la fe en el Dios de la vida es inseparable de la fe en la vida.
\n
\n5.2. El camino del servicio<\/em>
\n
\nEs el camino que abre al sentido social, al compromiso por la justicia y la solidaridad. Esta experiencia de servicio, de cualquier tipo que sea (social, comunitario, deportivo, humanitario, eclesial) expresa, con frecuencia, un est\u00edmulo en el camino moral, espiritual y religioso de los j\u00f3venes.
\n
\nEn un tiempo de inflaci\u00f3n de discursos y palabras, los j\u00f3venes se muestran especialmente sensibles a los hechos. A trav\u00e9s del servicio concreto aprenden a superarse y descubren la trascendencia, el \u201csacramento del hermano\u201d.
\n
\n5.3. El camino de la palabra compartida<\/em>
\n
\nLa experiencia de la palabra \u2013con los compa\u00f1eros, con los padres- es fundamental para el crecimiento humano, para la identidad personal y la comuni\u00f3n. No puede sorprender, por tanto, que tambi\u00e9n en la experiencia cristiana alcance un lugar privilegiado. Acogida en la propia vida, compartida en fraternidad, sentida en el testimonio de los primeros creyentes, proclamada y meditada en los encuentros de oraci\u00f3n, la Palabra incesantemente convoca, interpela, ilumina, reconforta y compromete.
\n
\nEs importante que los j\u00f3venes puedan hacer esta experiencia de la palabra que los hace volver sobre s\u00ed mismos, mientras descubren la Palabra de Dios. El aprendizaje de este di\u00e1logo entre la palabra humana y la palabra de Dios supone un contacto frecuente y significativo con la Biblia.
\n
\n5.4. El camino de la oraci\u00f3n interior<\/em>
\n
\nEs el camino del coraz\u00f3n, de la interioridad. Comenzar a orar es fruto de una ense\u00f1anza. Se puede hablar de iniciaci\u00f3n a la oraci\u00f3n. En sus comienzos, el ni\u00f1o reza balbuceando invocaciones y palabras que escucha a los adultos. Poco a poco, la oraci\u00f3n se convierte en un camino para hacerse responsables de la propia vida, en ocasi\u00f3n para acoger la vida, con sus sombras y sus silencios, para contar la propia vida a Dios.
\n
\n5.5. El camino del pan partido<\/em>
\n
\nEs el camino que conduce a Ema\u00fas, el camino del encuentro con el Resucitado. Es la experiencia de la vida le\u00edda y contada a la luz de su palabra y de sus gestos, de la vida iluminada y celebrada en la certeza de su presencia y cercan\u00eda. Es la experiencia del Se\u00f1or que nos alcanza y nos acompa\u00f1a en nuestros caminos humanos: nacimiento, crecimiento, amor, perd\u00f3n, enfermedad, muerte. De manera especial, es la experiencia de la Eucarist\u00eda, signo y memoria de Cristo que ofrece su vida para la salvaci\u00f3n del mundo.
\n
\nEn la iniciaci\u00f3n cristiana, siempre ha tenido una importancia muy grande la reuni\u00f3n comunitaria para compartir la Palabra y el Pan en memoria del Se\u00f1or. Hoy sigue siendo un reto abrir a los j\u00f3venes a este misterio del Pan partido y entregado para que lleguen a experimentar, en la mesa compartida, el amor, la fraternidad y el servicio.
\n <\/p>\n\n- Algunas opciones concretas<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/strong>
\nA la luz del contexto social descrito y de la necesidad de situarnos, como pastores y educadores de la fe, en una nueva perspectiva, podemos entrever tambi\u00e9n algunas grandes opciones y decisiones de fondo, que deben orientar la acci\u00f3n pastoral entre los j\u00f3venes. Se\u00f1alo, de forma sint\u00e9tica y como conclusi\u00f3n, algunas de las se\u00f1aladas con mayor insistencia en los documentos que han servido de base a esta reflexi\u00f3n.
\n <\/p>\n\n- Sin duda, la preocupaci\u00f3n fundamental de la pastoral juvenil se concentra en retomar su verdadero car\u00e1cter misionero<\/em>. Su centro es y ha de ser siempre la educaci\u00f3n en la fe, la comunicaci\u00f3n a los j\u00f3venes del misterio del Dios vivo y verdadero, fuente de alegr\u00eda y esperanza. Como recordaba Pablo VI, la evangelizaci\u00f3n es la gracia y la vocaci\u00f3n propia de la Iglesia; constituye su identidad m\u00e1s profunda (cf. EN 14). A ello tiende toda la pastoral eclesial, teniendo en cuenta que la misi\u00f3n se realiza, ante todo, por lo que se es, antes que por lo que se dice o se hace. Por ello, si queremos imprimir un dinamismo misionero a la acci\u00f3n pastoral con los j\u00f3venes, si queremos ser cre\u00edbles en la tarea evangelizadora, es necesario nuestro propio testimonio de evangelizadores evangelizados. Hay que ser testigos, antes de convertirse en maestros. Especialmente los j\u00f3venes poseen un vivo sentido de la autenticidad y lo que necesitan es ver encarnados los valores del Reino en quienes los anuncian.<\/li>\n
- La educaci\u00f3n de la fe pretende llevar a los j\u00f3venes a un gradual y continuo descubrimiento y a una generosa adhesi\u00f3n a Cristo. Por ello, tiene, necesariamente, un sentido progresivo. Madura lentamente, conduciendo a la transformaci\u00f3n del hombre a imagen de Cristo. Lo verdaderamente importante es acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes para guiarlos a una aut\u00e9ntica mentalidad de fe, lo que significa la capacidad de ver la vida como \u00c9l, amar y abrirse a los hombres como \u00c9l.<\/li>\n
- La adhesi\u00f3n a Cristo y la transformaci\u00f3n del hombre a su imagen supone una relaci\u00f3n intensa entre fe y vida. Supone lo que justamente entendemos con la expresi\u00f3n \u201cintegraci\u00f3n fe-vida\u201d. La fe debe integrar la vida de los j\u00f3venes. Pastoralmente, esto significa trabajar educativamente para formar una personalidad cuyos criterios de acci\u00f3n y de discernimiento se refieran a Jesucristo y a su mensaje, como la respuesta que proviene de la vida misma; es decir, para que Jesucristo llegue a ser realmente el centro unificador de toda la existencia.<\/li>\n
- Este camino lento de madurez en la fe exige tambi\u00e9n un proceso educativo<\/em> adecuado a la evoluci\u00f3n y desarrollo del propio caminar cristiano. Y en la perspectiva de los procesos, los educadores de la fe han de acertar en la propuesta de itinerarios de iniciaci\u00f3n y de catecumenado. Los itinerarios de educaci\u00f3n en la fe son m\u00faltiples; pero hay que intentar tambi\u00e9n que sean sencillos, concretos y, sobre todo, que partan y lleven directamente a la fuente, a lo esencial. Tendr\u00edan que iniciarse ya en el \u00e1mbito de la misma familia, porque corresponde a los padres la primera iniciaci\u00f3n cristiana de los hijos. Despu\u00e9s, se prolongar\u00eda esta tarea en la escuela, en la parroquia, en los movimientos, asociaciones y grupos juveniles. Por una parte, la vida misma sugiere los itinerarios apropiados de acuerdo con el proceso de desarrollo, evoluci\u00f3n y crecimiento. Por otra, la Iglesia propone itinerarios lit\u00fargicos (tiempos del a\u00f1o lit\u00fargico, iniciaci\u00f3n sacramental, celebraci\u00f3n dominical) que pueden acompa\u00f1ar el crecimiento cristiano. Todos ellos han de ofrecer a los j\u00f3venes, la posibilidad de compartir la fe junto a otros creyentes, un ambiente de valores vivos, un campo de acci\u00f3n suficientemente amplio, expresi\u00f3n y creatividad en la celebraci\u00f3n de la fe, compromisos concretos.<\/li>\n
- Es necesario subrayar, expl\u00edcitamente, la dimensi\u00f3n educativa de la pastoral juvenil, que supone una estrecha relaci\u00f3n entre educaci\u00f3n y educaci\u00f3n de la fe. Si se define como \u201ceducaci\u00f3n de la fe\u201d, necesariamente le es esencial dicha dimensi\u00f3n, que conlleva la preocupaci\u00f3n no solo por la propuesta de fe, sino tambi\u00e9n por la condici\u00f3n existencial de la comunicaci\u00f3n y del nivel de madurez de los destinatarios. Todo ello implica la exigencia de un especial cuidado a las distintas etapas del crecimiento, a las disposiciones del sujeto, a sus ritmos de maduraci\u00f3n, a la pedagog\u00eda del proceso evangelizador y a las metodolog\u00edas empleadas<\/li>\n
- La acci\u00f3n evangelizadora parte de la comunidad y conduce a la comunidad. No ser\u00eda bueno entender la responsabilidad de la evangelizaci\u00f3n como una tarea de \u201cespecialistas\u201d. Es una tarea de toda la comunidad cristiana. Ella alcanza su verdadero rostro cuando vive la comuni\u00f3n y se lanza a la misi\u00f3n de los m\u00e1s alejados. Por el anuncio y testimonio de la fe, la comunidad cristiana llega a ser el ambiente m\u00e1s propicio para la iniciaci\u00f3n, la acogida de la Palabra y el compromiso. Resulta, pues, una tarea primordial construir la comunidad cristiana, educar para vivir en ella y participar en su vida. Es el horizonte imprescindible de la pastoral juvenil, conscientes, al mismo tiempo, de que para que las comunidades puedan llegar a ser evangelizadoras y para que los j\u00f3venes puedan insertarse en ellas, es necesario la elecci\u00f3n del \u201cgrupo\u201d, como m\u00e9todo para conducir a la comunidad.<\/li>\n
- Especialmente la situaci\u00f3n actual estimula a caminar juntos hacia lo esencial. Se trata de ir decididamente al coraz\u00f3n de la fe. Es un llamamiento que lo ha escuchado la Iglesia muchas veces en el curso de la historia, pero que, adem\u00e1s, constituye una ley constante del crecimiento de la fe. Sobre todo en los periodos cr\u00edticos, los movimientos de renovaci\u00f3n cristiana y apost\u00f3lica han surgido siempre de una profundizaci\u00f3n en la fe. En cada \u00e9poca, los creyentes hemos de apropiarnos de una manera particular del sentido de la Palabra y hemos de recrear y rescribir el evangelio. Solo desde esta exigencia de ir a lo esencial del don de Dios en Jesucristo, es posible comprender la verdadera propuesta de la fe en la sociedad actual y en los j\u00f3venes. No se trata de presentar algo nuevo, sino de reconocer las nuevas condiciones en las que debemos vivir y anunciar el evangelio.<\/li>\n
- La propuesta de la fe a los j\u00f3venes tiene que insertarse en su historia concreta, intentando captar y comprender los interrogantes que les preocupan. Se evangeliza no al margen ni despu\u00e9s de la experiencia humana, sino desde el interior mismo de ella. De manera especial, los j\u00f3venes exigen un nuevo lenguaje. Sometidos a un continuo bombardeo de ideas, de afirmaciones, de acontecimientos, viven con intensidad el surgir de su personalidad, el descubrimiento de los valores fundamentales y el desarrollo de la sociedad. Su vocabulario evoluciona continuamente, de una civilizaci\u00f3n lineal, basada en la escritura, al mundo audiovisual. Todo su sistema de comunicaci\u00f3n tiene un estilo caracter\u00edstico, en el que se debe pensar y expresar el evangelio, para que llegue a ser para ellos anuncio de alegr\u00eda y buena nueva.<\/li>\n
- Es importante llegar a una mayor convergencia y unidad entre la pastoral de ni\u00f1os, de preadolescentes y la pastoral juvenil y familiar. La pastoral juvenil ha de estar precedida de una seria iniciaci\u00f3n cristiana de los ni\u00f1os y adolescentes. Y despu\u00e9s, el itinerario de educaci\u00f3n en la fe de los j\u00f3venes contin\u00faa en la perspectiva de la pastoral del matrimonio y la familia. Tiene que existir una conexi\u00f3n entre pastoral juvenil y pastoral familiar para que el camino de los j\u00f3venes hacia el sacramento del matrimonio resulte tambi\u00e9n una ocasi\u00f3n propicia para el robustecimiento de la opci\u00f3n de fe, de la pertenencia a la Iglesia, del descubrimiento de la vocaci\u00f3n al matrimonio y de su vivencia cristiana. Instrumento privilegiado para llegar a tal conexi\u00f3n es la elaboraci\u00f3n del proyecto pastoral por parte de la comunidad local.<\/li>\n
- Todo ello subraya la importancia de la parroquia, como \u00e1mbito apropiado para la propuesta de la fe a los j\u00f3venes. Hoy se encuentran frente a fuertes desaf\u00edos como: el retroceso de la pr\u00e1ctica dominical, la ausencia casi total de j\u00f3venes y de j\u00f3venes adultos, la escasez creciente de vocaciones sacerdotales. Es importante que los j\u00f3venes encuentren en la parroquia el espacio donde resuena el evangelio, como un lugar de acogida para vivir y compartir la fe. De manera particular, en la parroquia se ha de valorar la iniciaci\u00f3n cristiana de los j\u00f3venes cuando piden el sacramento del perd\u00f3n, de la eucarist\u00eda, de la confirmaci\u00f3n, del matrimonio, ofreci\u00e9ndoles no solo una preparaci\u00f3n lit\u00fargica, sino un verdadero itinerario evang\u00e9lico. Del mismo modo, ha de desarrollar la dimensi\u00f3n catecumenal y participativa, y ha de ofrecer iniciativas de formaci\u00f3n b\u00edblica y teol\u00f3gica, ocasiones para entrar en contacto con personas significativas de la comunidad (voluntarios, agentes de pastoral, catequistas, sacerdotes, creyentes comprometidos en la acci\u00f3n social), abriendo nuevos caminos de expresi\u00f3n y de compromiso.<\/li>\n<\/ol>\n
\u00a0<\/strong>
\n
\n[1]<\/a> En concreto, he tenido en cuenta los tres documentos siguientes: Proposer aujourd\u2019hui la foi aux jeunes: une force pour vivre<\/em>, (Asamblea de Obispos de Qu\u00e9bec, \u00c9ditions Fides 2000); Educare i Giovanni alla Fede <\/em>(Conferencia Episcopal Italiana, Roma 1999); Proponer la fe en la sociedad actual<\/em> (Conferencia Episcopal Francesa, traducci\u00f3n en Ecclesia<\/em> n\u00fams.. 2835-36, 5 y 12 de abril 1997). No he tenido directamente en cuenta el breve documento de la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola: Orientaciones sobre pastoral juvenil<\/em> (1991), por haber sido analizado y comentado en esta revista. Cf. J. L. MORAL, \u201cOrientaciones de la Conferencia Episcopal sobre pastoral juvenil\u201d, Misi\u00f3n joven<\/em> 180-181(1992)45-48. Puede resultar de inter\u00e9s, la aplicaci\u00f3n a la pastoral juvenil de las orientaciones publicadas en el Plan pastoral de los a\u00f1os 2002-2005: \u201cUna Iglesia esperanzada\u201d (Madrid, 2002).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"CAMINOS DE RENOVACI\u00d3N PARA LA PASTORAL JUVENIL Eugenio Alburquerque Frutos, te\u00f3logo especializado en moral, es director del Centro de Estudios Teol\u00f3gicos San Juan Bosco (Madrid). Resumen del art\u00edculo: El autor resume las aportaciones que hacen tres documentos recientes de diversas conferencias episcopales acerca de la situaci\u00f3n actual de la pastoral juvenil, descubriendo unas […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[807,465,94],"tags":[],"class_list":["post-9302","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-318_319","category-eugenio-alburquerque-frutos","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9302","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9302"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9302\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9302"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9302"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9302"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}