{"id":9302,"date":"2003-07-01T00:00:31","date_gmt":"2003-06-30T22:00:31","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9302"},"modified":"2003-07-01T00:00:31","modified_gmt":"2003-06-30T22:00:31","slug":"proponer-la-fe-a-los-jovenes-hoy","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/proponer-la-fe-a-los-jovenes-hoy\/","title":{"rendered":"PROPONER LA FE A LOS J\u00d3VENES HOY."},"content":{"rendered":"

CAMINOS DE RENOVACI\u00d3N PARA LA PASTORAL JUVENIL<\/h1>\n

 
\nEugenio Alburquerque Frutos<\/strong>, te\u00f3logo especializado en moral, es director del Centro de Estudios Teol\u00f3gicos San Juan Bosco (Madrid).
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\nResumen del art\u00edculo:<\/strong>
\nEl autor resume las aportaciones que hacen tres documentos recientes de diversas conferencias episcopales acerca de la situaci\u00f3n actual de la pastoral juvenil, descubriendo unas sugerentes pistas convergentes de actuaci\u00f3n.
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\nToda la acci\u00f3n pastoral de la Iglesia est\u00e1 comprometida hoy en la transmisi\u00f3n de la fe. La tarea es ardua. Pero no se trata tanto de elaborar nuevas estrategias, cuanto de precisar y ahondar nuestro compromiso en la fe en el Dios de Cristo Jes\u00fas. Esta preocupaci\u00f3n aparece fuertemente sentida en los documentos oficiales y, de manera particular, en las orientaciones y pautas que las distintas Conferencias Episcopales han presentado en estos \u00faltimos a\u00f1os para guiar la acci\u00f3n pastoral entre los j\u00f3venes. Si la transmisi\u00f3n de la fe constituye realmente una preocupaci\u00f3n eclesial de fondo, el llegar a precisar las grandes opciones de una pastoral juvenil atenta a la verdad del evangelio y a las exigencias de los tiempos nuevos, se\u00f1ala un desaf\u00edo al que necesariamente hay que responder.
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\nEste art\u00edculo pretende presentar, de forma concisa, las orientaciones que proponen algunos de estos documentos[1]<\/a>. No es mi intenci\u00f3n realizar un an\u00e1lisis cr\u00edtico, ni un estudio comparativo de dichos textos, sino simplemente exponer de forma sistem\u00e1tica el planteamiento, las opciones y los caminos que ofrecen. Lo hago, no de forma pormenorizada, presentando la exposici\u00f3n de cada uno de los documentos, sino globalmente, buscando una visi\u00f3n de conjunto. Para llegar a una visi\u00f3n m\u00e1s completa de su orientaci\u00f3n pastoral remito al lector a los citados documentos. En su conjunto ofrecen una reflexi\u00f3n rica y estimulante sobre las perspectivas y nuevos modos de intervenci\u00f3n para acompa\u00f1ar a los j\u00f3venes al encuentro con Cristo. Pueden representar un signo de la direcci\u00f3n que est\u00e1 tomando en las Iglesias particulares la pastoral juvenil.
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    \n
  1. Un mundo que cambia<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nLa acci\u00f3n pastoral parte de la realidad. Antes de proponer el mensaje, hay que conocer el mundo, la historia, los hombres a quienes se quiere evangelizar. Es necesario, pues, el an\u00e1lisis de la realidad del mundo en que vivimos.
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    \nEn estos comienzos del siglo XXI, los cat\u00f3licos somos conscientes de que hemos de enfrentarnos a una situaci\u00f3n cr\u00edtica. Los s\u00edntomas son muy numerosos y en la Iglesia, con frecuencia, se perciben con temor e inquietud. No puede menos que preocupar la p\u00e9rdida de una cierta memoria cristiana, el descenso de la pr\u00e1ctica religiosa, las dificultades de un contexto social muy secularizado. Realmente, en nuestra sociedad, est\u00e1 en juego el lugar y el porvenir de la fe. Pero esta situaci\u00f3n cr\u00edtica no nos puede llevar a quedar anclados en el pasado, en el desaliento, en la nostalgia. Al contrario, impulsa a ir a las fuentes de las fe, a hacernos disc\u00edpulos y testigos del Resucitado, de una forma m\u00e1s decidida y radical. Especialmente la acci\u00f3n pastoral entre los j\u00f3venes comienza no por el rechazo sino con la lectura y acogida cr\u00edtica del cambio social. Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Desaparece un mundo y otro nuevo est\u00e1 emergiendo sin que exista ning\u00fan modelo preestablecido para su construcci\u00f3n. Es preciso, pues, fijar la atenci\u00f3n en los aspectos que impregnan m\u00e1s fuertemente la mentalidad y la sensibilidad de los j\u00f3venes. As\u00ed lo hacen los documentos se\u00f1alados de las Conferencias Episcopales. De manera muy breve indico algunos que me parecen de especial relevancia.
    \n 
    \n1.1. <\/em> Una cultura marcada por las comunicaciones<\/em>
    \n 
    \nActualmente el horizonte de los j\u00f3venes es el mundo de las im\u00e1genes y de la informaci\u00f3n. Los medios de comunicaci\u00f3n desarrollan en ellos nuevos modos de pensar y nuevos caminos para acceder al conocimiento. Esta evoluci\u00f3n hace dif\u00edcil la praxis pedag\u00f3gica y el discurso religioso tradicionales. Pero estimula tambi\u00e9n a renovar los modos de comunicar la fe.
    \n\u00a0<\/em>
    \n1.2. Un contexto de pluralismo<\/em>
    \n 
    \nEl pluralismo es un estado de hecho, que exige ser reconocido con todas sus implicaciones. Los j\u00f3venes crecen al contacto con la diversidad (\u00e9tnica, religiosa, cultural, \u00e9tica). No existe ya una sola palabra, una sola lengua, una sola opci\u00f3n posible, existen muchas; y este pluralismo puede conducir a la indiferencia. Pero puede abrir tambi\u00e9n a la tolerancia y a la libertad.
    \n\u00a0<\/em>
    \n1.3. <\/em>Valorizaci\u00f3n de la autonom\u00eda de la persona<\/em>
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    \nSer uno mismo constituye hoy una reivindicaci\u00f3n fundamental. El primer compromiso de crecimiento de los j\u00f3venes es construir la propia identidad. Buscan puntos de referencia, pero se rebelan contra todo intento de adoctrinamiento. Sienten vivamente el derecho de expresarse y de decidir. Esto comporta el riesgo de la incertidumbre y del error; pero tambi\u00e9n la posibilidad de que lleguen un d\u00eda a decir personalmente: \u201cCreo\u201d.
    \n 
    \n1.4. Una cultura democr\u00e1tica que valora la participaci\u00f3n y el di\u00e1logo<\/em>
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    \nIndependientemente de su mayor o menor efectividad, la democracia aparece hoy como un cauce de convivencia que constituye un bien en s\u00ed mismo. Y en el contexto democr\u00e1tico se manifiestan como grandes aspiraciones humanas la igualdad y la participaci\u00f3n. Tambi\u00e9n los j\u00f3venes las sienten vivamente. Quieren participar y expresar su opini\u00f3n; y, ciertamente, la participaci\u00f3n y el di\u00e1logo son un camino obligado para alcanzar la verdad y vivir la fe.
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    \n1.5. Una cultura pragm\u00e1tica y cr\u00edtica, marcada por la ciencia y la t\u00e9cnica<\/em>
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    \nCiencia y t\u00e9cnica conforman la sociedad moderna y configuran un tipo de hombre con una mentalidad nueva: una mentalidad cient\u00edfico-t\u00e9cnica. Esta civilizaci\u00f3n cient\u00edfico-t\u00e9cnica busca la producci\u00f3n y la eficacia. Por la eficacia se mide incluso la verdad. Este acercamiento a la realidad contrasta con la fe. Es, pues, la ocasi\u00f3n de replantear con los j\u00f3venes los caminos de acceso a la verdad, la relaci\u00f3n entre ciencia y fe. Y es tambi\u00e9n la ocasi\u00f3n de redescubrir que tambi\u00e9n la fe tiene que llegar a ser pr\u00e1ctica, porque \u201cla fe sin obras est\u00e1 muerta\u201d (St 2, 17).
    \n 
    \n1.6. Un contexto de profundas desigualdades sociales<\/em>
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    \nA nivel mundial no deja de crecer la distancia entre los pa\u00edses pobres y los pa\u00edses ricos; y la globalizaci\u00f3n de los circuitos financieros y econ\u00f3micos tiende a agravar esta distancia. Muchos j\u00f3venes viven en un contexto de paro y precariedad del empleo, de pobreza, miseria y exclusi\u00f3n social. Hoy no es posible proponer la fe a los j\u00f3venes sino es haci\u00e9ndonos efectivamente presentes ante las desigualdades de quienes las sufren y testimoniando que la fe en Jesucristo constituye la raz\u00f3n primera de nuestra acci\u00f3n y la fuente de nuestra esperanza.
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      \n
    1. Situarse en una nueva perspectiva<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

      \u00a0<\/strong>
      \nEl nuevo contexto cultural nos impulsa a una \u201cconversi\u00f3n pastoral\u201d, a situarnos en una nueva perspectiva al intentar proponer la fe cristiana a los j\u00f3venes. Quiz\u00e1s, durante mucho tiempo nos hemos acostumbrado a pensar la transmisi\u00f3n de la fe desde el modelo del r\u00edo que va creciendo poco a poco, aumentando su caudal y alargando su curso por medio de sus numerosos afluentes. La tradici\u00f3n de la fe ten\u00eda su origen en la familia. Despu\u00e9s, durante la infancia y la adolescencia alargaba su curso con el afluente mayor de la escuela y de la ense\u00f1anza religiosa. Enseguida colaboraban tambi\u00e9n las parroquias con la catequesis y formaci\u00f3n cristiana. As\u00ed, la transmisi\u00f3n de la fe crec\u00eda en relaci\u00f3n con la edad y conservaba su vigor a lo largo de la existencia, apoyada en el funcionamiento de las instituciones sociales y eclesiales.
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      \nPero esta imagen del r\u00edo y de sus afluentes no se corresponde ya con la situaci\u00f3n actual. Frecuentemente, en la familia, la fuente est\u00e1 muy seca; en la escuela, la aportaci\u00f3n religiosa se ha reducido o ha quedado eliminada, y las parroquias solo llegan a una peque\u00f1a parte de bautizados. Es decir, los lugares institucionales que apoyaban y alimentaban la fe, han sufrido un fuerte desgaste. Quiz\u00e1s, por ello, sea necesario dejar el modelo del r\u00edo. En las actuales condiciones socio-culturales parece que lo verdaderamente importante es remontarse a la fuente misma de la fe. Es decir, al centro de la experiencia de los creyentes. La fuente se encuentra en las personas, en los momentos esenciales de su vida, en sus experiencias fundamentales. Esta fuente constituye el punto de partida de cualquier itinerario. Es preciso, pues, buscarla, robustecerla, canalizarla sin tregua, atentos al pozo secreto que cada uno tiene en lo m\u00e1s profundo de s\u00ed mismo.
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      \n\u00c9sta es, en realidad, la imagen y el modelo que sugiere la Biblia para los tiempos de niebla y oscuridad. En esta perspectiva de volver a la fuente se sit\u00faan los profetas en el tiempo del exilio y postexilio, cuando los fundamentos hab\u00edan sido destruidos, cuando hab\u00edan desaparecido los soportes religiosos tradicionales: el Templo, los sacerdotes, el ambiente religioso. En esta situaci\u00f3n, anuncian que la nueva alianza de Dios va a surgir del coraz\u00f3n de los hombres: \u201cOs dar\u00e9 un coraz\u00f3n nuevo, infundir\u00e9 en vosotros un esp\u00edritu nuevo… Infundir\u00e9 mi esp\u00edritu en vosotros y har\u00e9 que os conduzc\u00e1is seg\u00fan mis preceptos y practiqu\u00e9is mis normas\u201d (Ez 36, 26-27). Y esta imagen de la fuente inspira tambi\u00e9n el di\u00e1logo de Jes\u00fas con la mujer Samaritana, marginada de su pueblo y alejada de la fe. Jes\u00fas le pide agua; y en ella aviva \u201cla fuente de agua que brota para la vida eterna\u201d (Jn 4,14).
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      \nEs necesario volver a la fuente, olvidar y abandonar el esquema de los canales y acueductos pastorales que ya no dan agua, y buscar las fuentes de la fe, que arraigan en la realidad de la vida. Volver a la fuente es mucho m\u00e1s que proponer creencias o suscitar la adhesi\u00f3n a un sistema. Es, sobre todo, suscitar la experiencia espiritual que surge de la vida, que sorprende, que hace intuir lo esencial, que alienta y pone en camino, que hace vivir. Es ense\u00f1ar a reconocer en las distintas edades, la fuente que el Esp\u00edritu hace brotar en el coraz\u00f3n de las personas como un don fecundo. Desde esta perspectiva, la educaci\u00f3n en la fe no es, ante todo, cuesti\u00f3n de medios, m\u00e9todos y estrategias; es, principalmente, cuesti\u00f3n de redescubrir la fuente.
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      \nPor ello, esta nueva perspectiva en la que es necesario situarse, urge a estar m\u00e1s atentos a los procesos que a los programas. El programa sugiere siempre la idea de lo fijo y establecido; el proceso se concentra en la persona, en su autonom\u00eda y en su propio caminar. Hace pasar de una verdad aprendida a una verdad experimentada, asimilada, convertida en convicci\u00f3n personal.
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      \nLa fe, al proponer una visi\u00f3n del mundo, comporta siempre ense\u00f1anza, conocimiento, verdades. A lo largo de los tiempos, estas verdades se han transmitido a trav\u00e9s de m\u00faltiples canales: predicaci\u00f3n, testimonio de los m\u00e1rtires, pinturas y frescos de las catacumbas e iglesias de los primeros siglos, piedra y vidrieras de las catedrales, m\u00fasica, fiestas, ritos lit\u00fargicos, ense\u00f1anza del catecismo. Hoy, frente a la pluralidad de los medios de comunicaci\u00f3n y la evoluci\u00f3n pedag\u00f3gica, nos encontramos ante el reto de encontrar los medios y lenguajes adecuados para estimular la fe y el compromiso de los j\u00f3venes. Pero, sobre todo, es el momento de llegar a la convicci\u00f3n que la fe se propone, principalmente, por el testimonio de vida de los creyentes. La fe se aprende mediante la experiencia compartida, junto a hermanos y hermanas que sacan del evangelio la fuerza y el sentido para vivir.
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      \nProponer hoy la fe a los j\u00f3venes no es tanto cuesti\u00f3n de programaciones, cuanto de sugerir itinerarios de vida y de acompa\u00f1arles en el propio caminar. Quiz\u00e1s el modelo evang\u00e9lico de este proceso sea el que llevan a cabo los disc\u00edpulos de Ema\u00fas que regresan tristes y desalentados a su aldea. Mientras caminan, encuentran al Resucitado que vuelve a encender su esperanza y los pone en camino hacia los hermanos.
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      1. Caminar con los j\u00f3venes<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nLa nueva e inestable situaci\u00f3n cultural, representa un desaf\u00edo muy fuerte, estimula a los educadores de la fe a situarse en una nueva perspectiva, obliga a renovar en profundidad el modo de concebir y realizar la educaci\u00f3n en la fe. Pero este desaf\u00edo no ha de desalentar; ha de motivar, m\u00e1s bien, para llegar a nuevos puntos de referencia para afrontar con audacia y confianza esta nueva etapa de la evangelizaci\u00f3n. Ello requiere, especialmente, gu\u00edas y acompa\u00f1antes competentes, hombres y mujeres que conozcan la condici\u00f3n juvenil y generosamente est\u00e9n dispuestos a iniciar un camino de fe junto a los j\u00f3venes.
        \n 
        \nAnte todo, la acci\u00f3n pastoral requiere escucha<\/em> y acogida<\/em>, con la misma disponibilidad con la que el Se\u00f1or se hizo compa\u00f1ero de viaje de los dos disc\u00edpulos en el camino de Ema\u00fas, para atender sus interrogantes e interpretar sus esperanzas. Pero es necesario tambi\u00e9n asumir categor\u00edas interpretativas apropiadas que ayuden a conocer y comprender su cultura y su lenguaje, los medios por los que se expresan, sus necesidades m\u00e1s profundas. Desde la empat\u00eda, no desde el rechazo, los educadores de la fe hemos de ser capaces de discernir lo \u201cverdadero y noble\u201d que estas culturas presentan bajo el ropaje de la novedad.
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        \nLa escucha y el acompa\u00f1amiento nos estimulan en una doble direcci\u00f3n: superar los confines habituales de la acci\u00f3n pastoral, para explorar los lugares en los que los j\u00f3venes viven, se encuentran y expresan su propia originalidad, y un esfuerzo de personalizaci\u00f3n, que, llegando a cada joven, lo haga sentirse persona escuchada y acogida por s\u00ed misma.
        \n 
        \nEsta atenci\u00f3n particular implica algunas exigencias pastorales, que podr\u00edan resumirse as\u00ed:
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