{"id":9303,"date":"2003-07-01T00:00:47","date_gmt":"2003-06-30T22:00:47","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9303"},"modified":"2003-07-01T00:00:47","modified_gmt":"2003-06-30T22:00:47","slug":"interrogantes-desde-la-praxis-pastoral","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/interrogantes-desde-la-praxis-pastoral\/","title":{"rendered":"INTERROGANTES DESDE LA PRAXIS PASTORAL."},"content":{"rendered":"
<\/strong><\/p>\n <\/strong> <\/strong> PERSPECTIVAS PARA PENSAR Y ACTUAR \u00c1lvaro GINEL es salesiano, doctor en Catequ\u00e9tica y Director de la revista CATEQUISTAS. Resumen del art\u00edculo: El autor reelabora una charla-coloquio ofrecida a los P\u00e1rrocos y Vicarios de la ciudad de Toledo en marzo de 2002, en que presenta las perplejidades actuales de los agenres de pastoral y […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[142,807,94],"tags":[],"class_list":["post-9303","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-alvaro-ginel","category-estudios-318_319","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9303","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9303"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9303\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9303"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9303"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9303"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\n\u00c1lvaro GINEL<\/strong> es salesiano, doctor en Catequ\u00e9tica y Director de la revista CATEQUISTAS.
\n
\nResumen del art\u00edculo:<\/strong>
\nEl autor reelabora una charla-coloquio ofrecida a los P\u00e1rrocos y Vicarios de la ciudad de Toledo en marzo de 2002, en que presenta las perplejidades actuales de los agenres de pastoral y las pistas de futuro de una necesaria pastoral misionera.
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\n<\/strong><\/p>\n\n
\n
\n\u201cHay cansancio. No sabemos d\u00f3nde apoyarnos. Es un momento de cierto desconcierto y esto crea una especie de malestar\u201d. La acci\u00f3n pastoral hoy es lugar donde se denota cansancio[1]<\/a><\/em> en muchos. Palpamos que hay algo que no funciona como nosotros desear\u00edamos… Queremos que nuestra acci\u00f3n tenga resultados…, y muy frecuentemente no los vemos, y se repite la escena de Ema\u00fas: \u201c\u00a1Y nosotros que esper\u00e1bamos que iba a ser \u00e9l el liberador de Israel!\u201d (Lc 24,21). La decepci\u00f3n puede provocar \u201cvuelta a casa\u201d o \u201cpostura de brazos cruzados, paralizaci\u00f3n por no saber qu\u00e9 y c\u00f3mo hacer\u201d. Esta constataci\u00f3n a unos les quema. <\/em>A otros los intranquiliza y los moviliza <\/em>para buscar siempre \u201cotras cosas\u201d sin saber bien qu\u00e9. \u00c9stos se ven sometidos a vivir una constante situaci\u00f3n de \u201censayo\u201d, de imaginaci\u00f3n, de provisionalidad.
\n
\nNo estamos hoy en pastoral como quien sabe bien c\u00f3mo<\/em> hacer, aunque se sepa muy bien qu\u00e9<\/em> hacer: anunciar. El problema nace, a mi juicio, no de una p\u00e9rdida de saber qu\u00e9<\/em> tengo que anunciar sino de saber c\u00f3mo<\/em> lo tengo que hacer. Podemos encontrar una explicaci\u00f3n a esta situaci\u00f3n: Nos faltan referencias personales vividas de una praxis pastoral que no sea lo que hemos visto hacer y sabemos hacer por tradici\u00f3n.<\/em> Nos hemos educado en la infancia y hemos recibido una formaci\u00f3n para una pastoral que hoy detectamos que no es satisfactoria. Quiz\u00e1s ni el ambiente cultural y religioso en el que nos formamos ni las preguntas iniciales del hombre de ayer coinciden con las de las personas concretas que tratamos hoy. Es como un tiempo de desierto<\/em>.
\n
\nAfecta este tiempo a la persona al menos en dos dimensiones: como persona humana que necesita ver que es \u00fatil, eficaz, que su trabajo produce unos frutos<\/em>; y afecta como creyentes, que tienen que reconocer que la misi\u00f3n para la que hemos sido llamados no es s\u00f3lo obra de nuestras manos. El Esp\u00edritu no es manejable.<\/em>
\n
\nEste contexto y panorama, si no es uniforme[2]<\/a>, est\u00e1 muy generalizado. De todas formas, tenemos que reconocer que no todos viven la misma realidad de la misma manera ni como personas ni como creyentes. Aqu\u00ed no se juzga ni se pretende decir qu\u00e9 es lo que est\u00e1 bien y qu\u00e9 es lo que est\u00e1 mal. El problema no es un juicio sobre los haceres (buenos o malos) de los pastores, sino que el hacer pastoral (sea bueno o malo), no parece interesante o importa muy poco a los destinatarios. Y en esa situaci\u00f3n, \u00bfqu\u00e9 hacer?
\n
\nAl mismo tiempo conviene subrayar que en esta situaci\u00f3n Dios ni nos ha abandonado ni se ha olvidado de nosotros.<\/em> Esta situaci\u00f3n de \u201cniebla\u201d es una situaci\u00f3n teologal<\/em>. En la situaci\u00f3n de \u201cniebla\u201d, cuando conducimos, no podemos ir a la misma velocidad que vamos con buena visibilidad. Es momento de ir m\u00e1s despacio y de encender luces de posici\u00f3n y luces antiniebla. En este hoy es donde Dios se nos revela y donde tenemos que anunciar a Dios. Pensar otra cosa es ponernos al margen de la historia de Salvaci\u00f3n, de nuestra historia, de los hombres y mujeres a los que somos enviados para anunciar la Buena Nueva. Me parece importante acentuar que la actual situaci\u00f3n, antes que buena o mala, es situaci\u00f3n de gracia<\/em>. Dios se nos est\u00e1 revelando y Dios nos est\u00e1 urgiendo a que reconozcamos y escuchemos su voz. Dios hoy tiene algo que decirnos en lo que vivimos. Si Dios andaba entre los pucheros, \u00bfc\u00f3mo no andar\u00e1 tambi\u00e9n entre nuestros problemas pastorales?
\n
\n1.2 Dos se\u00f1ales de humo<\/strong>
\n <\/strong>
\nMe atrevo a se\u00f1alar dos lugares en los que vemos \u201cse\u00f1ales de humo\u201d que nos indica que por all\u00ed algo \u201cse est\u00e1 quemando\u201d.
\n
\na) Los sacramentos<\/em>
\nPermitidme una referencia a mis a\u00f1os de estudio en el Institut Catholique de Par\u00eds, por los a\u00f1os 73-76, cuando comenzaba la gran abundancia de los seglares en la catequesis. Los curas de Par\u00eds ten\u00edan que dejar una de sus tareas tradicionales en manos de los seglares. Fue entonces cuando un profesor, el \u201cpadre de la teolog\u00eda pastoral\u201d, Li\u00e9g\u00e9, op, nos dijo en clase: \u201cLes advierto una cosa: El hecho que estamos viviendo de la entrada masiva de laicos en las tareas de la catequesis no es un hecho sin m\u00e1s. Los cl\u00e9rigos somos las personas de los sacramentos. Los catequistas laicos no tendr\u00e1n las mismas insistencias que los cl\u00e9rigos, lo cual no quiere decir que no sean buenos y ortodoxos. Simplemente que la sensibilidad con que se viva la fe ser\u00e1 otra\u201d.
\n
\nLa pr\u00e1ctica sacramental es, para muchos, sobre todo cl\u00e9rigos, el centro y el baremo de referencia para \u201cmedir\u201d la eficacia pastoral. Adem\u00e1s, los sacramentos y su celebraci\u00f3n tienen algo de cuantitativo y de mensurable. Es f\u00e1cil saber cu\u00e1ntos vienen a misa, cu\u00e1ntos se confirman y despu\u00e9s no pisan la iglesia, cu\u00e1ntos se bautizan, cu\u00e1ntos se casan por la Iglesia…, y sabemos que son cada vez menos Y es f\u00e1cil palpar en qu\u00e9 condiciones lo hacen, con qu\u00e9 preparaci\u00f3n, etc.
\n
\nb) La predicaci\u00f3n<\/em>
\nEn los grupos de adultos que animo escucho con frecuencia: \u201cNo es que no queramos ir a misa, es que no queremos escuchar los rollos que nos ech\u00e1is para no decir nada. No calent\u00e1is nuestra vida con la Palabra de Dios. Ech\u00e1is broncas a los que vamos, \u00a1encima que vamos! No nos dec\u00eds nada que nos alegre la vida. El cristianismo que nos predic\u00e1is es triste, negativo; no nos hace felices, no atrae. Ol\u00e9is a viejo<\/em> y encima nos dec\u00eds que es la \u201cbuena nueva\u201d. \u00a1Quedaos con ella! No nos interesa\u201d.
\n
\nEsto lo dicen los que vienen a grupos de reflexi\u00f3n cristiana (no es catequesis…); ignoro lo que dicen otros… Y lo manifiestan con confianza y, a veces, hay que reconocerlo, con pena. Buscan otra cosa. No cosas nuevas no o\u00eddas, sino palabras<\/em> que les alegren la vida y les den sentido para vivir de manera nueva. Sienten que el cristianismo que viven los cristianos es un cristianismo cansado, viejo, poco atrayente. Muchos j\u00f3venes[3]<\/a> son todav\u00eda m\u00e1s mordaces y critican abiertamente un estilo de Iglesia, de anuncio y de vivencia del cristianismo.
\n <\/p>\n\n
\nLa problem\u00e1tica se\u00f1alada m\u00e1s arriba es algo generalizado que est\u00e1 movilizando al mundo cat\u00f3lico. Los diagn\u00f3sticos y tratamientos son parecidos, pero hay variantes y acentuaciones. Yo creo que hay dos preguntas esenciales en lo que vivimos pastoralmente. Una es: \u00bfqu\u00e9 estamos haciendo?<\/em> La otra es: \u00bfqu\u00e9 tenemos que hacer?<\/em> Notemos que la pregunta inicial, la pregunta que nos lleva a otras preguntas, suele ser pr\u00e1ctica<\/em>. Posiblemente la respuesta nunca ser\u00e1 s\u00f3lo pr\u00e1ctica. Lo que hoy nos inquieta nace, en gran medida, de la eficacia-ineficacia constatadas. <\/em>No podemos tener respuesta sin comprender nuestra situaci\u00f3n de cat\u00f3licos en la sociedad actual y sin acudir nosotros mismos a las fuentes de nuestra fe.
\n
\n2.1 Situaci\u00f3n hist\u00f3rica<\/strong>
\n <\/strong>
\nSomos protagonistas de una situaci\u00f3n hist\u00f3rica compleja \u201cdelicada y tal vez decisiva para la configuraci\u00f3n concreta que puedan tener en el futuro nuestras comunidades cristianas\u201d (PPCEE n.4). Es este nuestro tiempo y nuestra realidad. Es aqu\u00ed donde se nos pide ser creyentes y pastores. Es aqu\u00ed donde tenemos que anunciar con esperanza<\/em> el Evangelio, sin situarnos en una postura victimal o a hacer una lectura s\u00f3lo negativa de nuestro mundo. Con los Obispos Franceses hay que confesar abiertamente: \u201cPensamos que los tiempos actuales no son m\u00e1s desfavorables para el anuncio del Evangelio que los tiempos de nuestra historia pasada\u201d (I Parte, n.1, p. 514 de \u201cEcclesia\u201d).
\n
\nLo esencial de esta situaci\u00f3n es que \u201cla crisis por la que atraviesa hoy en d\u00eda la Iglesia se debe en buena medida a la repercusi\u00f3n, en la Iglesia misma y en la vida de sus miembros, de un conjunto de cambios[4]<\/a> sociales y culturales r\u00e1pidos, profundos y que tienen una dimensi\u00f3n mundial. Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Un mundo desaparece y otro est\u00e1 emergiendo, sin que exista ning\u00fan modelo preestablecido para su construcci\u00f3n\u201d (I Parte, n. 2, p. 514 de \u201cEcclesia\u201d). Entender esto es b\u00e1sico.
\n
\nLa situaci\u00f3n nos reta, y la comunidad creyente y sus pastores se dejan retar. Nuestra situaci\u00f3n no s\u00f3lo es \u201chistoria presente\u201d, es signo de los tiempos <\/em>donde el Se\u00f1or se manifiesta. Nos sit\u00faa en b\u00fasqueda como creyentes en \u00e9xodo hacia una tierra prometida nunca alcanzada que nos obliga a ser siempre peregrinantes. No somos sedentarios en una fe y pastoral conquistadas, sino n\u00f3madas en una marcha hacia el Se\u00f1or que nos espera en Galilea, donde le veremos (Mc 16,7). Este encuentro de los disc\u00edpulos con el Se\u00f1or resucitado Marcos no lo describe. Cada generaci\u00f3n de creyentes lo tiene que escribir con su realidad y con la fuerza del Esp\u00edritu que nos lleva hacia el Se\u00f1or que est\u00e1 esper\u00e1ndonos m\u00e1s all\u00e1 de donde nosotros estamos. No es todo negro ni desierto.
\n
\n2.2 Ir a las fuentes<\/strong>
\n
\nLos Obispos Espa\u00f1oles, al describir la realidad interna de la Iglesia espa\u00f1ola, son muy expl\u00edcitos al se\u00f1alar que \u201cel problema de fondo, al que una pastoral de futuro tiene que prestar la m\u00e1xima atenci\u00f3n, es la secularizaci\u00f3n interna<\/em>.<\/strong> La cuesti\u00f3n principal a la que la Iglesia ha de hacer frente hoy en Espa\u00f1a no se encuentra tanto en la sociedad o en la cultura ambiente como en su propio interior; es un problema de casa y no s\u00f3lo de fuera\u201d (PPCEE, n. 10)[5]<\/a>.
\n
\nDe esta constataci\u00f3n nace que se proponga como primera opci\u00f3n pastoral \u201cel encuentro con el misterio de Cristo y la llamada a la santidad\u201d. Los Obispos Franceses con otro lenguaje dicen lo mismo: \u201cEste llamamiento a ir decididamente al coraz\u00f3n de la fe lo ha escuchado la Iglesia muchas veces en el curso de la historia. Se trata de una ley constante del crecimiento en la fe. En per\u00edodos cr\u00edticos, las grandes reformas religiosas y espirituales, los movimientos de renovaci\u00f3n teol\u00f3gica y apost\u00f3lica siempre han surgido de una profundizaci\u00f3n en la fe… La Iglesia est\u00e1 m\u00e1s viva cuando m\u00e1s escucha la llamada a ir al coraz\u00f3n de la fe… (I Parte, n. 3, p. 519 de \u201cEcclesia\u201d).
\n
\nEs imposible una buena pastoral que no brote como fruto de una vida cristiana profunda de encuentro con el Se\u00f1or Jes\u00fas y con la comunidad de los convocados por el misterio de la muerte y resurrecci\u00f3n. Hay que confesar que se ha podido confundir y reducir el hacer pastoral a algo meramente metodol\u00f3gico, a buenos proyectos, a buenas programaciones, a buenas t\u00e9cnicas, en una palabra, a un saber hacer que relegaba a segundo plano el ser y el saber eclesiales. Redescubrimos hoy las palabras del Maestro: \u201cSin m\u00ed no pod\u00e9is hacer nada\u201d (Jn 15,5). Sin intimidad con la Palabra del Se\u00f1or Jes\u00fas y con el mismo Se\u00f1or resucitado no es posible novedad alguna en pastoral. Todo ser\u00e1n miedos y cerrojos (Jn 20,19).
\n
\nLos Obispos Espa\u00f1oles ponen como premisa de la acci\u00f3n pastoral la santidad: \u201cLa santidad <\/strong>ha de ser la perspectiva de nuestro camino pastoral y el fundamento de toda programaci\u00f3n\u201d (PPCEE, n. 17). El inconveniente radica en que la santidad no es f\u00e1cilmente ni directamente programable ni evaluable… La santidad es, sencillamente, el presupuesto.
\n
\nIr al coraz\u00f3n del misterio de la fe[6]<\/a> no es reductible a un simpl\u00f3n \u201cser buenos\u201d, acompa\u00f1ado de unas cuantas devociones o de un mero cumplimiento sacramental. Ir al coraz\u00f3n del misterio de la fe pide un conocimiento del Dios de Jesucristo. La experiencia de fe ser\u00e1 pobre en la medida que sea pobre nuestro \u201cadentrarnos en Dios\u201d.
\n
\nUna fe que no nos pone en relaci\u00f3n y trato \u00edntimo con el Dios de Jesucristo no es una fe f\u00e1cilmente comunicable que pueda decir \u201cvenid y ver\u00e9is\u201d (Jn 1,39). Una fe que no nos humaniza tampoco nos diviniza, pues Jes\u00fas es el rostro misericordioso del Padre. Una fe que no nos hace m\u00e1s libres, m\u00e1s felices, m\u00e1s hermanos de los hombres y mujeres de nuestro hoy, tampoco nos hace m\u00e1s ciudadanos de la Patria celestial. Los grandes testigos de la fe, los Santos, fueron, a la vez, personas de su tiempo y signos y portadores del amor de Dios.
\n
\n2.3 De lo heredado a lo propuesto<\/strong>
\n
\nNo estamos en una situaci\u00f3n en la que funcionen autom\u00e1ticamente los canales de transmisi\u00f3n de la fe. \u201cUno de los hechos m\u00e1s graves acontecidos en Europa durante el \u00faltimo medio siglo ha sido la interrupci\u00f3n de la transmisi\u00f3n de la fe cristiana en amplios sectores de la sociedad. Perdidos, olvidados o desgastados los cauces tradicionales (familia, escuela, sociedad, cultura p\u00fablica), las nuevas generaciones ya no tienen noticia ni reconocen signos del Dios viviente y verdadero o de la encarnaci\u00f3n, muerte y resurrecci\u00f3n de Jesucristo por nosotros. Comprobamos que en proporciones altas no estamos logrando transmitir la fe a las j\u00f3venes generaciones\u201d (PPCEE, n.27).
\n
\nLa Iglesia no se identifica con el mundo. La transmisi\u00f3n de la fe no coincide con los canales de transmisi\u00f3n que la sociedad utiliza. \u201cSon nuevas las condiciones en las que debemos vivir y anunciar el Evangelio. En estas nuevas condiciones, sin dejar de ser los beneficiarios de la herencia recibida, hemos de transformarnos en unos \u2018proponedores\u2019 de la fe. Para alcanzar este objetivo, estamos llamados a vivir nosotros mismos bajo el signo de la novedad del don de Dios, tal y como se manifiesta en Jesucristo, con la fuerza del Esp\u00edritu Santo\u201d (Obispos Franceses, I Parte, n. 3, pp. 519-150 de \u201cEcclesia\u201d).
\n
\nCuando se habla de proponer<\/em> la fe m\u00e1s que de transmitir<\/em> la fe lo que se est\u00e1 acentuando es una vida seg\u00fan el Evangelio<\/em> que propone un modo de existencia visible previo o simult\u00e1neo a la acci\u00f3n de transmisi\u00f3n[7]<\/a>. Esta afirmaci\u00f3n y postura plantean la pregunta de si basta el testimonio de la fe sin la preocupaci\u00f3n por acciones concretas de propuesta de la fe; lo opuesto es la afirmaci\u00f3n de quienes insisten tanto en las acciones (pudiendo llegar \u00e9stas a ser casi proselitismo) que no mencionan o no dan importancia a la vida seg\u00fan el Evangelio[8]<\/a>.
\n
\nAfirmamos con la experiencia multisecular de la Iglesia, que la proposici\u00f3n de la fe incluye tambi\u00e9n propuestas concretas. Los Obispos Espa\u00f1oles, en esta l\u00ednea, se\u00f1alan la \u201ccomunicaci\u00f3n del Evangelio de Cristo\u201d como segunda prioridad pastoral. Y la justifican de esta manera: \u201cEn las actuales circunstancias se siente especialmente urgida a anunciar <\/strong>el Evangelio<\/em>, pues algunos exponentes b\u00e1sicos de la cultura moderna se oponen activamente a \u00e9l, las nuevas generaciones simplemente lo desconocen en n\u00famero creciente y amplios sectores del pueblo \u2013que sigue expresando una arraigada religiosidad popular\u2013 necesitan purificar y revitalizar sus referencias evang\u00e9licas\u201d (PPCEE, n.27)[9]<\/a>.
\n
\n2.4 Elegir una base de partida de la acci\u00f3n pastoral<\/strong>
\n
\nLos Obispos Franceses mencionan diferentes enfoques de la evangelizaci\u00f3n: a) directamente teol\u00f3gico<\/em>, como es el que propone la Evangelii nuntiandi<\/em>, de Pablo VI (1975), en el que se trata los fundamentos cristol\u00f3gicos del acto de la evangelizaci\u00f3n, las etapas y los m\u00e9todos, sus contenidos y destinatarios; b) el directamente pastoral<\/em>, que se centra en los lugares y contextos hist\u00f3ricos donde vive la persona y donde el evangelio tiene que ser vivido y anunciado de manera totalmente nueva (contextos de pobreza, marginaci\u00f3n, riqueza…); c) enfoque hist\u00f3rico y sociol\u00f3gico, <\/em>que analiza distintos modos de evangelizaci\u00f3n a trav\u00e9s de la historia (desde los que evocan proyectos de conquista hasta los que recomiendan el escondimiento). Estos enfoques son complementarios Y no tienen por qu\u00e9 ser excluyentes.
\n
\nEllos mismos eligen un enfoque que podemos llamar de experiencia o constataci\u00f3n:<\/em> \u201cLa experiencia de Iglesia que evangeliza, es decir, de los actos y pr\u00e1cticas que se transforman en actos efectivos de propuesta de la fe y que pueden ser reconocidos como tales por todos los agentes de la pastoral y de la misi\u00f3n cristianas\u201d (III Parte, n. 1, p. 528 de \u201cEcclesia\u201d).
\n
\nLa opci\u00f3n de los Obispos Espa\u00f1oles sigue m\u00e1s de cerca el enfoque teol\u00f3gico. Destacan la importancia de la \u201ciniciaci\u00f3n cristiana\u201d y remiten al documento publicado hace unos a\u00f1os[10]<\/a>. Situados en este enfoque pastoral, es l\u00f3gico que la insistencia caiga en el catecumenado como referencia de los programas pastorales de las comunidades cristianas. \u201cLa vida de la Iglesia primitiva y los resultados positivos que se est\u00e1n viendo en las nuevas experiencias actuales avalan su oportunidad. En las reflexiones y orientaciones sobre La iniciaci\u00f3n cristiana <\/em>(1998) expusimos su motivaci\u00f3n y fundamento, as\u00ed como sus destinatarios (para no bautizados y para bautizados no catequizados) y las caracter\u00edsticas y condiciones que ha de reunir para que d\u00e9 los frutos deseados\u201d (PPCEE, n.33).
\nSobre la catequesis se aprovecha para decir que ocupa abundante personal y energ\u00edas, \u201cnecesita recuperar vitalidad y energ\u00edas\u201d. Se lograr\u00e1, sobre todo, si las Parroquias disponen de catequistas que se hayan encontrado personalmente con Jesucristo, lo hayan descubierto como el Salvador y den testimonio de \u00e9l sin ambages ante ni\u00f1os, j\u00f3venes y adultos (PPCEE, n.34).
\n
\nEstamos ante una propuesta de transmisi\u00f3n de la fe lineal que tiene de fondo una apertura progresiva a la fe. Esta orientaci\u00f3n es perfectamente v\u00e1lida para unos destinatarios y ambientes. Pero quiz\u00e1s cada vez sea m\u00e1s minoritaria. Basta ver las interrupciones de quienes inician procesos catequ\u00e9ticos en las parroquias, la disminuci\u00f3n de los que eligen esta v\u00eda, y la posibilidad o no de que la persona, sobre todo ni\u00f1os, adolescentes y j\u00f3venes, logren hacer la s\u00edntesis de vida y fe progresiva que est\u00e1 en el trasfondo de la propuesta.
\n
\n2.5 Una pastoral misionera<\/strong>
\n
\nDespu\u00e9s de hablar del catecumenado, los Obispos Espa\u00f1oles dicen: \u201cHemos de potenciar con creatividad y \u00e1nimo una pastoral misionera,<\/strong> que llegue a los cristianos que se han alejado de la Iglesia y tambi\u00e9n a los que se acercan ocasionalmente. Hoy, m\u00e1s que nunca, no nos podemos contentar con una pastoral de mantenimiento y de oferta de servicios a los que vienen a nuestras iglesias o despachos. Hemos de recuperar la pedagog\u00eda del acompa\u00f1amiento personalizado, conforme a la tradici\u00f3n cristiana desde el principio, tal como el mismo San Pablo confiesa: \u201cTratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos\u201d<\/em> (1 Tes 1,11). Un acompa\u00f1amiento en camino, que supone respeto a los procesos y que va a lo profundo de las personas, respondiendo a sus interrogantes y expectativas m\u00e1s fundamentales, al estilo de Jes\u00fas (cfr. Lc 24,13-35). Conscientes de la crisis de fe o de sentido por la que est\u00e1n atravesando muchos cristianos en el contexto de una cultura de increencia y escepticismo, hemos de aprovechar las ocasiones de la pastoral ordinaria, como son las homil\u00edas, las conversaciones personales y las publicaciones, para dar raz\u00f3n de nuestra esperanza (Cf 1 Pe 3,15), y ofrecer, como humilde \u201cdiacon\u00eda de la verdad\u201d, una sana apolog\u00eda de la fe que proporcione certidumbre a los cristianos\u201d (PPCEE, n.35).
\n
\nTenemos que reconocer lo t\u00edmida que es esta \u201cpastoral misionera\u201d que comienza nombrando como destinatarios \u201ca los cristianos que se han alejado de la Iglesia y tambi\u00e9n a los que se acercan ocasionalmente\u201d. Parece una pastoral que est\u00e1 pensando s\u00f3lo en creyentes (si bien alejados) y en c\u00f3mo los creyentes se podr\u00e1n defender en un mundo adverso. No se habla expl\u00edcitamente de los que nunca estuvieron en la Iglesia. El templo sigue siendo la referencia primera de encuentro. Quiz\u00e1s pensamos todav\u00eda m\u00e1s en los de dentro (o que alguna vez estuvieron dentro), que en los de fuera[11]<\/a>.
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\nPero por muy t\u00edmida que sea la alusi\u00f3n a la pastoral misionera, creo que es una pastoral de presente y de futuro. Sin olvidar a los de dentro, a quienes habr\u00e1 que seguir alimentando, nos tenemos que abrir a todos. Si confesamos que Dios es Padre de todos, que hace salir el sol sobre justos e injustos (Mt 5,45), tenemos que creer que Dios nos est\u00e1 esperando en todo hombre y mujer para que descubran lo que ya son, \u201chijos\u201d, y lo que Dios ya es para ellos, \u201cPadre\u201d, aunque sea una realidad misteriosa que exige un largo camino en el que abrir los ojos, de alguna manera, y reconocer que marcha con nosotros, a nuestro lado.
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\nTomo las palabras de Juan Mart\u00edn Velasco que me parecen iluminadoras para agrandar el abanico de significaci\u00f3n de la expresi\u00f3n pastoral misionera: <\/em>\u201cLo que llamamos \u2018transmisi\u00f3n de la fe\u2019 consiste, m\u00e1s bien, en ayudar al sujeto a prestar atenci\u00f3n, a tomar conciencia y a consentir una Presencia con la que ese sujeto ha sido ya agraciado: esa presencia originante de Dios y de su gracia que hace de \u00e9l un sujeto creado a imagen de Dios y dotado de una fuerza divina de atracci\u00f3n que le inscribe en el horizonte sobrenatural de la gracia… La transmisi\u00f3n de la fe no consiste en la donaci\u00f3n a otro de una gracia o una fe que le fueran ajenas y que \u00e9l podr\u00eda reducirse a recibir como algo aportado por el agente de la transmisi\u00f3n. De la misma manera que las m\u00e1s nobles comprensiones de la pedagog\u00eda la entienden como un proceso por el que el educador hace que aflore en el educando lo mejor de s\u00ed mismo para que lo asuma y lo realice, as\u00ed, con m\u00e1s raz\u00f3n, la mistagog\u00eda es la relaci\u00f3n, delicada como ninguna otra, por la que el iniciador facilita la toma de conciencia por el sujeto de la presencia originante del Misterio en su interior y le ayuda a consentir a la llamada a una existencia divinizada que esa Presencia le est\u00e1 dirigiendo permanentemente. Transmitir la fe es, fundamentalmente, educar a la persona en la experiencia de Dios presente en su interior, provocando en ella la adhesi\u00f3n de la fe y la experiencia de esa adhesi\u00f3n\u201d[12]<\/a>.
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\nEsta \u00f3ptica exige un situarnos ante el otro de manera reverencial, como adorando un misterio que est\u00e1 ah\u00ed, por muy impenetrable que nos parezca. No se trata tanto de aceptar al otro como el que no sabe o no cree y nosotros como los que sabemos, creemos y tenemos la verdad. La misma Verdad habita en el agente y en el destinatario, aunque no igualmente reconocida, asumida y, por eso mismo, con una relaci\u00f3n personal con ella.
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\n3. ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LA PASTORAL MISIONERA<\/strong>
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\n3.1 Nos precede y nos lanza a salir<\/em><\/strong>
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\nLa afirmaci\u00f3n de que el Resucitado nos precede es justamente la que nos pone en marcha y nos lanza a salir hacia los que no conocen al Se\u00f1or. Si vamos a los otros es porque Dios ya est\u00e1 all\u00ed donde vamos, porque nos est\u00e1 esperando, y confiados en \u00e9l y en el encuentro con \u00e9l, salimos hacia los otros, que son el lugar donde Dios nos espera.
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\nLa acci\u00f3n misionera hacia los otros es una exigencia pascual y precede a cualquier paso de \u201cdespertar religioso\u201d. El encuentro con el otro comienza por aceptar la presencia de Dios fuera de nosotros y valorar el patrimonio que el otro lleva en s\u00ed. Jes\u00fas se nos presenta, en el relato de la samaritana, como necesitado, valorando y dando a la mujer la oportunidad de hacer algo por \u00e9l. Despu\u00e9s descubrir\u00eda que la necesitada de \u201cagua viva\u201d era ella.
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\nEl \u00e9xodo hacia el otro no es un \u00e9xodo de conquista, ni de simple acogida amplia y desinteresada, sino de vigilancia activa: \u201cSe trata de percibir las se\u00f1ales de lo imprevisto de Dios\u201d[13]<\/a>. No se trata de llevarles algo, seg\u00fan la ley de oferta y demanda, sino de percibir que esos hombres y mujeres en b\u00fasqueda \u201cdan fe de la libertad de Dios y de la obra del Esp\u00edritu Santo, que puede despertar en todo ser humano el deseo de ir m\u00e1s all\u00e1 de cuanto vive de inmediato. A su manera, a veces desconcertante, estas personas nos recuerdan que el terreno fundamental de la evangelizaci\u00f3n es el de la existencia humana, y que no existe evangelizaci\u00f3n aut\u00e9ntica sin esta confrontaci\u00f3n efectiva entre el Evangelio de Cristo, la Revelaci\u00f3n de Dios y las expectativas profundas de las que todo ser humano es portados. Pero, a su vez, al comprender estas expectativas humanas y responder a ellas, la Iglesia tiene la responsabilidad de mostrar que no se conforma con responder a unas demandas inmediatas, sino que ejerce una misi\u00f3n que ha recibido de Cristo, y que consiste en mostrar y abrir caminos que conducen a \u00c9l\u201d (Obispos Franceses, III Parte, n.1. pp.528-529).
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\n3.2 Del libro a la vida como libro<\/strong>
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\nQuiz\u00e1s es f\u00e1cil decir expresiones como la \u201cimportancia que tiene la vida\u201d, o que el \u201cterreno fundamental de la evangelizaci\u00f3n es el de la existencia humana\u201d, o \u201ctener en cuenta la realidad del destinatario\u201d. Esto plantea no pocos problemas: tener en cuenta la cultura del otro, no hay dos destinatarios iguales, la realidad pastoral est\u00e1 formada por una enorme variedad de posturas ante lo religioso y cristiano…
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\nUn manual, un libro de catequesis tienen un principio, un desarrollo l\u00f3gico y cronol\u00f3gico… Pero si tenemos en cuenta al destinatario y su realidad, nos damos cuenta de que la vida brota sin la l\u00f3gica del despacho… Pasan las cosas cuando pasan y hacen nacer las preguntas cuando nacen. Muchas veces nos vemos obligados a decir: \u201cEsto no est\u00e1 en el tema\u201d, \u201cEsto no toca hoy, es del tema siguiente…\u201d. La realidad de la persona es tozuda, imprevisible. Las vida se convierte en libro y nos hace tomar otro esquema. No es que no haya que \u201cdar el libro\u201d, pero para darlo tendremos que saber empezar, cuando sea necesario, por el final o por la p\u00e1gina 34, o ir a un libro del \u201ca\u00f1o anterior\u201d porque vemos que no hay base…
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\nTratando este tema J. Mart\u00edn Velasco afirma: \u201cLlama poderosamente la atenci\u00f3n que a esta enorme variedad de situaciones la pastoral de la Iglesia responda con un repertorio verdaderamente \u201cmon\u00f3tono\u201d de respuestas que se reducen en muchos casos al ofrecimiento de unos servicios religiosos para los cat\u00f3licos practicantes, la preparaci\u00f3n casi siempre predominantemente te\u00f3rica para los mismos, y unos pocos cauces de formaci\u00f3n para los grupos muy reducidos de los m\u00e1s pr\u00f3ximos a la Iglesia… La atenci\u00f3n a la variedad de situaciones de los destinatarios impone la correspondiente variedad de modulaciones en la propuesta de la fe para su transmisi\u00f3n.\u201d[14]<\/a>.
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\n3.3 Del grupo a la persona concreta<\/strong>
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\nCreo que el mundo de la catequesis nunca ha relegado el empleo de la palabra \u201cacompa\u00f1amiento\u201d. Nosotros lo enmarcamos en este contexto de \u201crespuesta a la realidad del destinatario\u201d. Creo que estamos ya, o vamos a entrar r\u00e1pidamente, en una etapa de menos grupos y de m\u00e1s acompa\u00f1amiento personal, sobre todo con j\u00f3venes y adultos, para poder dar respuesta a la realidad plural de los destinatarios tanto en lo cultural, como en la expectativa y ritmo personal de evoluci\u00f3n o maduraci\u00f3n de las preguntas planteadas.
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\nEsto trae una repercusi\u00f3n urgente sobre las comunidades cristianas en la organizaci\u00f3n de la pastoral y en la preparaci\u00f3n de otro tipo de catequista o acompa\u00f1ante de j\u00f3venes y adultos. No s\u00f3lo valdr\u00e1 buena voluntad y saber, sino que ser\u00e1 preciso en buen saber hacer… Ser acompa\u00f1antes es una tarea que se vislumbra ya urgente e imprescindible.
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\n3.4 Espiritualidad misionera<\/strong>
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\nHablo de espiritualidad y no de metodolog\u00eda porque estoy profundamente convencido de que hay cosas que para poder ser practicadas tienen que ser vividas, nacer de dentro, formar parte de la manera de ser de la persona. As\u00ed situados, creo que es de destacar la espiritualidad de la pastoral misionera que tiene como idea de fondo la par\u00e1bola del sembrador y el lento germinar de la semilla (Mt 13,1-9; 13,24-32). Tanto las prisas y secretos deseos del sembrador, como la manipulaci\u00f3n de la tierra donde la semilla es arrojada, interrumpen, de alguna manera, el proceso normal de germinaci\u00f3n. De aqu\u00ed se sigue que el agente de pastoral, cl\u00e9rigo o laico, debe profesar una confianza ilimitada en el destinatario. Jes\u00fas de Nazaret, ante las prisas de los disc\u00edpulos, dice: \u201cDejad que crezcan juntas\u201d (Mt 13,30). Y no menos confianza en la Palabra proclamada, que no es de su propiedad y que tiene fuerza en s\u00ed misma: \u201cComo baja la lluvia… as\u00ed ser\u00e1 mi palabra, que sale de mi boca; no volver\u00e1 a m\u00ed vac\u00eda\u201d (Is 55, 10-11). En una pastoral misionera, el pastor o acompa\u00f1ante tendr\u00e1 que aprender la lecci\u00f3n de la espera confiada y convivir con la ciza\u00f1a hasta el final.
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\nA este respecto es iluminador lo que los Obispos del Qu\u00e9bec escriben: \u201cPara los j\u00f3venes y para un gran n\u00famero de creyentes adultos, la fe no se presenta ya como un camino seguro, bien trazado, con sus etapas y sus cruces obligados. No. La fe es descubierta m\u00e1s bien bajo la forma de \u201ctramos de camino\u201d recorridos en compa\u00f1\u00eda de otros creyentes que conocen el nombre de Jes\u00fas o lo buscan, lo descubren presente en lo concreto de sus vidas, a partir de problemas del momento, de una p\u00e1gina de la Escritura, de imprevistos, de dramas cotidianos, de las atrocidades y de las bellezas del mundo. Todo esto ofrece, cada vez con m\u00e1s frecuencia, trazos de fe discontinuos, desconcertantes, imprevisibles… pero m\u00e1s abiertos al viento y a la sorpresa del Esp\u00edritu. Cierto, existe el peligro de una fe fragmentada, ocasional, que no llega inmediatamente a unificar la vida. Existe el peligro de una pertenencia parcial, que no lleva de repente a la experiencia cristiana integral. Pero se comprende, sin embargo, que esta fe, aunque incompleta, a\u00fan poco coherente, representa, para muchos j\u00f3venes, en las condiciones actuales en que viven, el m\u00e1ximo de adhesi\u00f3n posible\u201d[15]<\/a>.
\n
\nLejos de ser un tranquilizante la asunci\u00f3n de la realidad aqu\u00ed descrita de los procesos de fe de j\u00f3venes y adultos, es un reto a la propia fe y al respeto a la libertad del otro. Y no impedir\u00e1 el que el pastor siga esperando el momento de proponer itinerarios m\u00e1s sistem\u00e1ticos si llegara el momento.
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\n4. Una palabra final<\/strong>
\n <\/strong>
\nEl camino no est\u00e1 hecho. Somos invitados a hacerlo. Y no todo de un golpe, sino paso a paso, como paso a paso hacemos la conversi\u00f3n personal. A mi juicio, no es hora de defender nada, sobre todo no es hora de defender estructuras o formas. Estas han sido y son siempre, con mirada evang\u00e9lica, un medio para proclamar el Evangelio, y no todas \u201cson inocentes\u201d. Cada \u201candamiaje\u201d es traducci\u00f3n de una sensibilidad ante el Evangelio, la persona humana y la sociedad. Dicho esto, creo que lo que est\u00e1 en juego es c\u00f3mo hoy el Evangelio <\/em>es proclamado para los que tengan ojos para ver y o\u00eddos para o\u00edr. Y esta es la responsabilidad pastoral que tenemos. Con toda humildad, tendremos que hacer camino estando en disposici\u00f3n de rectificar, de rehacer, de reiniciar.
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\nCuando Jes\u00fas manda a los suyos \u201cde pr\u00e1cticas\u201d les da normas muy generales. La Iglesia, a lo largo de su recorrido, se ha encontrado con pluralidad de situaciones y ha sabido hacer el anuncio. Nosotros tambi\u00e9n seremos capaces de anunciar hoy. Y esto no porque \u201cseamos chicos listos\u201d, sino porque la presencia del Esp\u00edritu nos guiar\u00e1. El problema de fondo ser\u00e1 nuestra docilidad al Esp\u00edritu para tener la sabidur\u00eda que viene de Dios y defender poco lo nuestro y abrirnos mucho a la verdad. Es la que nos har\u00e1 libres y nos dar\u00e1 felicidad.
\n
\n[1]<\/a> Juan MART\u00cdN VELASCO, La transmisi\u00f3n de la fe en la sociedad contempor\u00e1nea, <\/em>Sal Terrae, Santander 2002. \u201cLa falta continuada de respuestas eficaces a las carencias y dificultades experimentadas en este terreno se est\u00e1 convirtiendo en una de las causas principales de la falta de entusiasmo y la perplejidad en que se encuentra la mayor parte de las comunidades cristianas del llamado Primer Mundo\u201d, p. 7. J.-M. TILLARD, Sommes-nous les derniers chretiens?,<\/em> Fides, Paris 1997. El autor se pregunta si no estamos ante la \u00faltima generaci\u00f3n de cristianos.
\n[2]<\/a> Cfr. Descripci\u00f3n que hacen los Obispos Espa\u00f1oles en Una Iglesia esperanzada. Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola. 2002-2005. <\/em>Madrid, 31 de enero de 2002, nn. 7-11. \u00c9v\u00eaques du Qu\u00e9bec, Proposer aujourd\u2019hui la foi aux jeunes,<\/em> \u00c9ditions Fides, 2000. La introducci\u00f3n . (Trad. italiana, Proporre la fede ai giovani oggi. Una forza per vivere<\/em>, LDC, Leumann (Torino) 2001. Les \u00c9v\u00eaques de France, Proposer la foi dans la soci\u00e9t\u00e9 actuelle. Lettre aux Chatoliques de France, <\/em>Ed. Cerf, Paris 1996 (Trad. espa\u00f1ola, en \u201cEcclesia\u201d 2.835-36 (1997). Primera Parte: \u201cComprender nuestra situaci\u00f3n de cat\u00f3licos en la sociedad actual\u201d.
\n[3]<\/a> J. ELZO, \u201cActitudes de los j\u00f3venes frente al tema religioso\u201d, en J\u00f3venes espa\u00f1oles \u201989, <\/em>Fundaci\u00f3n Santa Mar\u00eda, Madrid 1989, p. 295: \u201cDig\u00e1moslo claramente: la Iglesia suena a viejo, a pasado, a otra \u00e9poca para la gran mayor\u00eda de los j\u00f3venes\u201d. Y una reciente encuesta en la Complutense de Madrid pon\u00eda a la Iglesia en el pen\u00faltimo lugar de confianza de los j\u00f3venes. S\u00f3lo el ej\u00e9rcito estaba peor valorado que la Iglesia.
\n[4]<\/a> Es la realizaci\u00f3n de lo que el Vaticano II dijo: \u201cEl g\u00e9nero humano se halla hoy en un per\u00edodo nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su actividad creadora, pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive\u201d (GS 4). Los cambios los percibimos en \u201clas desigualdades sociales, en una crisis de transmisi\u00f3n generalizada, un contexto de pluralismo\u201d.
\n[5]<\/a> Se citan s\u00edntomas de esta crisis interna: \u201cla d\u00e9bil transmisi\u00f3n de la fe a las generaciones j\u00f3venes; la disminuci\u00f3n de vocaciones para el sacerdocio y para los institutos de vida consagrada; el cansancio e incluso desorientaci\u00f3n que afecta a un buen n\u00famero de sacerdotes, religiosos y laicos; la pobreza de vida lit\u00fargica y sacramental de no pocas comunidades cristianas\u201d (PPCEE, n.11).
\n[6]<\/a> Los Obispos Franceses dedican la II Parte de su documento a este punto en el que tratan de manera especial de \u201cabandonarse al Dios de Jesucristo\u201d (no a otro dios inventado o rebajado), \u201cafrontar la prueba del mal\u201d, \u201cvivir y obrar seg\u00fan el Esp\u00edritu\u201d.
\n[7]<\/a> Juan MART\u00cdN VELASCO, en el libro m\u00e1s arriba citado, explicita lo que aqu\u00ed se quiere decir con palabras bien inteligibles: \u201cHay cristianos tan ocupados por la preocupaci\u00f3n (de transmisi\u00f3n de la fe y su problem\u00e1tica) que no tienen tiempo ni energ\u00edas para seguir buenamente transmitiendo la fe que sigue dando sentido a sus vidas. Se nos ha dicho que no debemos estar agobiados por el ma\u00f1ana. Tampoco hay que estarlo, pienso, por lo que excede nuestras fuerzas y capacidades. Adem\u00e1s, tales preocupaciones suelen proceder, m\u00e1s que del inter\u00e9s desinteresado por el cristianismo, de ese otro inter\u00e9s, sumamente interesado, que provoca en nosotros la preocupaci\u00f3n por el n\u00famero, el prestigio, el futuro de los nuestros, de nuestros grupos. Por \u00faltimo, la preocupaci\u00f3n excesiva nos hace estar tan pendientes de los resultados de la transmisi\u00f3n que podemos olvidarnos de lo esencial, que es ser de verdad cristianos que ponen sus cuidados, incluidos sus cuidados por la causa del Reino, en las manos de Dios\u201d (p. 138).
\n[8]<\/a> Esta perspectiva no es m\u00eda, sino de los Obispos Franceses, cfr. III Parte, n. 1, p. 528 de \u201cEcclesia\u201d.
\n[9]<\/a> Dividen la comunicaci\u00f3n del Evangelio en dos aspectos: la transmisi\u00f3n de la fe y la formaci\u00f3n cristiana.
\n[10]<\/a> CONFERENCIA EPISCOPAL ESPA\u00d1OLA. LXX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa\u00f1ola, La iniciaci\u00f3n Cristiana. Reflexiones y Orientaciones., <\/em>Edice, Madrid 1999.
\n[11]<\/a> Me parece que es mucho m\u00e1s amplia la perspectiva de los Obispos franceses: \u201cQueremos hablar en primer lugar de los catec\u00famenos, pero tambi\u00e9n de los que vuelven a acercarse a la fe, y \u2013m\u00e1s ampliamente\u2013 de todos quienes, j\u00f3venes y adultos, est\u00e1n o van estando progresivamente en expectativa de algo, algo que no siempre saben definir de manera expl\u00edcita, pero que puede llevarlos al descubrimiento de Cristo, de su Palabra, de sus sacramentos y de su Cuerpo eclesial… Existe actualmente en nuestra sociedad un cierto n\u00famero de personas que esperan algo de la Iglesia y que tiene la posibilidad de manifestar su expectativa cuando \u2013de una u otra manera\u2013 entran en relaci\u00f3n con la Iglesia misma: ya sea para demandas sacramentales de bautismo o de matrimonio, ya con ocasi\u00f3n de particulares acontecimientos, alegres o tristes, que marcan su existencia, ya gracias a encuentros ocasionales con una comunidad cristiana, con un grupo m\u00e1s o menos informal, o incluso con un movimiento organizado que les propone un camino de iniciaci\u00f3n al Evangelio, en funci\u00f3n de su situaci\u00f3n humana. \u00bfNo debemos quiz\u00e1 admitir que encuentros de este tipo interrogan e incluso trastocan la l\u00f3gica misionera que llev\u00e1bamos en nuestro interior? Porque, de hecho, hemos podido imaginarnos \u2013conforme a una l\u00f3gica m\u00e1s o menos comercial, o por lo menos exclusivamente funcional\u2013 que la Iglesia, para evangelizar, deber\u00eda hacer intervenir una especie de ley de oferta y la demanda, situ\u00e1ndose ella en el lado de la oferta y los dem\u00e1s, las personas en espera, del lado de la demanda. En la realidad concreta, en la experiencia efectiva que la Iglesia est\u00e1 llamada a hacer encontr\u00e1ndose con estas personas, \u00bfqu\u00e9 sucede verdaderamente y c\u00f3mo se presenta el camino que conduce a la propuesta de fe? (III Parte,n.1, p. 528 de \u201cEcclesia\u201d)
\n[12]<\/a> La transmisi\u00f3n de la fe en la sociedad contempor\u00e1nea, <\/em>pp. 85-86.
\n[13]<\/a> Obispos Franceses, III Parte, n.1, p. 529 de \u201cEcclesia\u201d.
\n[14]<\/a> O. c., p. 116-117
\n[15]<\/a> Obispos del Qu\u00e9bec, o. c., <\/em>pp. 20-21 (de la traducci\u00f3n italiana).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"