{"id":9327,"date":"2003-05-01T00:00:36","date_gmt":"2003-04-30T22:00:36","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9327"},"modified":"2003-05-01T00:00:36","modified_gmt":"2003-04-30T22:00:36","slug":"contemporaneas-de-hace-veinte-siglos","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/contemporaneas-de-hace-veinte-siglos\/","title":{"rendered":"CONTEMPOR\u00c1NEAS DE HACE VEINTE SIGLOS."},"content":{"rendered":"

UNA MIRADA A SIETE ICONOS FEMENINOS DEL EVANGELIO<\/h1>\n

 
\nDolores Aleixandre<\/strong> es religiosa del Sagrado Coraz\u00f3n. Es profesora de Biblia en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).
\n 
\nS\u00edntesis del art\u00edculo<\/strong>
\nLa autora nos presenta a una serie de mujeres que en los relatos evang\u00e9licos cruzan su camino vital con el de Jes\u00fas de Nazaret. Ellas pueden ser para nosotros \u2013justamente en nuestras circunstancias culturales- s\u00edmbolos (\u201ciconos\u201d) de una serie de actitudes que coinciden con las de la nueva humanidad inaugurada en Jes\u00fas. Son mujeres que son modelos de persona nueva, modelos de Reino de Dios, siempre desde (en ning\u00fan caso a pesar de) su sensibilidad femenina.
\n 
\n 
\nCuentan que un novicio jesuita pregunt\u00f3 un d\u00eda al P. Kolvenbach, Superior General de la Compa\u00f1\u00eda de Jes\u00fas:
\n– Padre \u00bfVd. c\u00f3mo reza?
\n– Rezo con iconos.
\n– Y \u00bfqu\u00e9 hace?, \u00bflos mira?
\n– No. Me miran ellos a m\u00ed…
\n 
\nUn icono reclama en un primer momento nuestra mirada pero, si hay algo que nos sorprende y nos atrae de ellos es que, sea cual sea el \u00e1ngulo en que nos situemos, tenemos la sensaci\u00f3n de que nos est\u00e1n mirando. Vamos a acercarnos a contemplar siete iconos de mujeres del Evangelio y lo haremos desde situaciones concretas que hoy vivimos, tratando de que su mirada nos comunique algo de lo que ellas experimentaron en la cercan\u00eda de Jes\u00fas.
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    \n
  1. ISABEL (Lc 1, 39-45)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nUn rasgo de nuestra sociedad es el individualismo, el ensimismamiento narcisista que nos centra y concentra en nuestro yo como lugar preferente de atenci\u00f3n, dedicaci\u00f3n, cuidado e inversi\u00f3n de casi todas nuestras energ\u00edas disponibles. Da la sensaci\u00f3n de que todo desde fuera invita a vivir ensimismados y sordos a las voces que nos vienen de m\u00e1s all\u00e1 de nosotros mismos. Muchas fuerzas externas a nosotros nos llaman a reducir nuestra vida al tama\u00f1o de un bonsai<\/em>, a encoger los deseos hasta reducirlos a los peque\u00f1os bienes accesibles y a conformarnos con peque\u00f1as dosis de placer ego\u00edsta.
    \n 
    \nPero en ese ensimismamiento irrumpen tambi\u00e9n las \u00abvisitaciones\u00bb: si releemos Lc 1,39-45, encontraremos a Isabel, la prima de Mar\u00eda, como prototipo de una vida \u00abvisitada\u00bb, de una existencia que corr\u00eda el peligro de cerrarse en la peque\u00f1a felicidad de su fecundidad sorpresiva y en la que, sin embargo, se abri\u00f3 paso una voz que ven\u00eda de m\u00e1s all\u00e1 de ella misma. Isabel escuch\u00f3 aquella voz y supo reconocer a Mar\u00eda como la nueva Arca de la Alianza que llevaba dentro la salvaci\u00f3n. Y Lucas nos da el dato de que \u00abel ni\u00f1o se puso a dar saltos de alegr\u00eda en su vientre<\/em>\u00ab(Lc 1,44).
    \n 
    \nIsabel, \u00abla visitada\u00bb, puede ense\u00f1arnos a reconocer todo aquello que viene a nosotros envuelto en el disfraz de lo insignificante, algo que constituye una constante b\u00edblica desde Abraham, aquel oscuro n\u00f3mada que se revel\u00f3 como portador de bendici\u00f3n, hasta los de la par\u00e1bola del juicio final de Mateo 25.
    \nHoy sabemos que la miseria que afecta a dos terceras partes del planeta no ha dejado de crecer en las \u00faltimas d\u00e9cadas, lo mismo que el impacto de la emigraci\u00f3n y de la pobreza creciente. Y, cuando tenemos la tentaci\u00f3n de hacernos los sordos a todas esas llamadas, el Evangelio nos ofrece como tesoro secreto la noticia de que es el Se\u00f1or mismo quien se oculta bajo esos rostros. Por eso nos urge a estar siempre \u00abde parte de los visitantes\u00bb y a saber descubrir como portadores de bendici\u00f3n a aquellos que irrumpen e incomodan nuestras vidas que tienden a replegarse y encerrarse. No est\u00e1n lejos de nosotros, nos rodean por todas partes, su voz es f\u00e1cilmente audible. Bastar\u00eda quitarnos los auriculares un momento para escucharles llamando a nuestras puertas. Y abrirlas puede transformar nuestras vidas y llenarlas de alegr\u00eda porque son las personas y no las cosas, la fuente privilegiada de felicidad.
    \n <\/p>\n

      \n
    1. ANA LA PROFETISA (Lc 2, 36-38)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nPertenecemos a una generaci\u00f3n devorada por la inmediatez, con enorme dificultad para encajar procesos de larga duraci\u00f3n: navegamos por Internet, viajamos en trenes de alta velocidad, cocinamos en microondas, consumimos sopas instant\u00e1neas… La publicidad nos lo fomenta: \u00abDisfrute hoy de su compra y pague dentro de ocho meses…\u00bb
      \n 
      \nY el problema est\u00e1 en que con frecuencia intentamos aplicar esos mismos ritmos a las relaciones humanas, pero ni una amistad, ni una pareja, ni una familia, ni una comunidad se forjan con esa medida ultrarr\u00e1pida del tiempo, sino que necesitan procesoS lentos de crecimiento que se nos hace dif\u00edcil aceptar.
      \n 
      \nAna, la profetisa, a quien el Evangelio nos presenta esperando toda su vida la llegada del Mes\u00edas y celebrando haberlo encontrado en sus \u00faltimos d\u00edas, nos ofrece la sabidur\u00eda del saber esperar<\/em>. La imagen que nos da de ella Lucas es que \u00able compens\u00f3\u00bb haber pasado la vida entera a la espera y que, como no qued\u00f3 defraudada sino premiada con creces, su alegr\u00eda se desbord\u00f3 en la alabanza y el agradecimiento.
      \n 
      \nEsperar algo requiere una cualidad que el Nuevo Testamento llama \u00abaguante activo\u00bb y que solemos traducir por \u00abpaciencia\u00bb, pero que tiene m\u00e1s de acoger que de soportar. Revela una capacidad de ser receptivo y eso s\u00f3lo es posible con una confianza que se instala en el fondo y que da fuerza para acoger la vida concreta, los acontecimientos y las cosas en lo que pueden tener de dificultoso, duro, penoso o contrariante.
      \n 
      \nLas im\u00e1genes que usa el Nuevo Testamento para hablar de esa actitud sugieren que el que espera empieza ya a disfrutar en el presente de aquello que es objeto de su espera, aunque la total posesi\u00f3n de lo que ya ha comenzado a gozarse no sea a\u00fan mas que objeto de promesa:
      \n 
      \n– cuando un campesino pasea por su campo y ve el trigo apuntando, se alegra ya<\/em>, aunque sepa que a\u00fan<\/em> no est\u00e1 la cosecha en su granero y que s\u00f3lo la posee en forma de promesa (cf Mc 4,26-29).
      \n– los invitados a un banquete tienen ya en las manos la invitaci\u00f3n a las bodas, que pone en marcha los dinamismos de la preparaci\u00f3n de la fiesta, la impaciente espera del momento en que llegue el novio que est\u00e1 ya en camino(cf Mt 22,1-2; 25,1-12)
      \n– el que \u00abatesora un tesoro en los cielos\u00bb goza de saberlo a salvo en un lugar \u00abdonde no llega el ladr\u00f3n ni roe la polilla\u00bb (Mt 12,33)
      \n– la mujer embarazada no tiene a\u00fan el hijo en sus brazos, pero vive de la promesa de su presencia y, en el momento del parto, est\u00e1 angustiada pero aguanta el dolor desde la alegr\u00eda prometida de poder dar una nueva vida al mundo (cf Jn 16,21).
      \n 
      \nAna la profetisa puede comunicarnos algo del secreto de la esperanza.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. LA SUEGRA DE PEDRO (Mc 1,29-31)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nAl invitarnos a recorrer junto a Jes\u00fas una de sus jornadas en Cafarna\u00fam (Mc 1,21-38), Marcos nos presenta una escena en la que vemos, como en maqueta, todo lo que va a ser la existencia de Jes\u00fas: \u00abDespu\u00e9s de salir de la sinagoga y con Santiago y Juan, se dirigi\u00f3 a casa de Sim\u00f3n y Andr\u00e9s. La suegra de Sim\u00f3n estaba en cama con fiebre y se la recomendaron. El se acerc\u00f3, la tom\u00f3 de la mano y la levant\u00f3. Se le pas\u00f3 la fiebre y se puso a servirles\u00bb (Mc 1,29-31).<\/em>
        \n 
        \nUna mujer an\u00f3nima, a la que s\u00f3lo conocemos referida a su yerno y pose\u00edda por la fiebre, fue introducida en la fiesta comunitaria del servicio fraterno por la mano liberadora de Jes\u00fas. Al comienzo del texto de Marcos, por tanto, es alguien en posici\u00f3n horizontal que es la de los muertos, separada de la comunidad y dominada por la fiebre. Al final del relato la encontramos en pie, curada y prestando servicio. Ha empezado a \u00abtener parte con Jes\u00fas\u00bb (Jn 13,8). El secreto de la transformaci\u00f3n se nos revela de una manera escueta: es el primer gesto silencioso de Jes\u00fas del que hay constancia en Marcos y tres verbos bastan para su sobriedad: \u00abse acerc\u00f3\u00bb, \u00abla cogi\u00f3 de la mano\u00bb, \u00abla levant\u00f3\u00bb.
        \n 
        \nEn un mundo en el que las relaciones se establecen a trav\u00e9s del poder, de la dominaci\u00f3n, de una manera de ejercer la autoridad en que el fuerte se impone sobre el d\u00e9bil, el rico sobre el pobre, el que posee informaci\u00f3n sobre el ignorante, la escena de esta mujer curada por Jes\u00fas nos introduce en el nuevo orden de relaciones que deben caracterizar el Reino: en \u00e9l la vinculaci\u00f3n fundamental es la de la hermandad en el servicio mutuo.
        \nLa praxis de Jes\u00fas desestabiliza todos los estereotipos y modelos mundanos de autoridad, descalificando cualquier manifestaci\u00f3n de dominio de unos hermanos por otros: se inaugura un estilo nuevo en el que el \u00abdise\u00f1o circular\u00bb reemplaza y da por periclitado el \u00abmodelo escalaf\u00f3n\u00bb. Su manera de tratar a la gente del margen pone en marcha un movimiento de inclusi\u00f3n en el que la mesa compartida con los que aparentemente eran \u00abmenos\u00bb y estaban \u00abpor debajo\u00bb, invalidaba cualquier pretensi\u00f3n de creerse \u00abm\u00e1s\u00bb o se situarse \u00abpor encima\u00bb de otros.
        \n 
        \nPor eso, cuando Marcos nos presenta a la suegra de Pedro \u00absirviendo\u00bb, nos est\u00e1 diciendo: aqu\u00ed hay alguien que ha entrado en la \u00f3rbita de Jes\u00fas, que ha respondido a su invitaci\u00f3n de ponerse a los pies de los dem\u00e1s y por eso est\u00e1 \u00abteniendo parte con \u00e9l.\u00bb.
        \nMuchas de las dificultades que tenemos en la vida relacional nos vienen de nuestra resistencia a ponernos en la postura b\u00e1sica de un servicio que no pide recompensas, ni reclama agradecimientos, ni se empe\u00f1a en que \u00able pongan la medallita\u00bb. Al que intenta vivir as\u00ed, le basta con la alegr\u00eda de evitar cansancio a otros y con el gozo de poder estar, como Jes\u00fas, con la toalla ce\u00f1ida para lavar los pies manchados del camino de los hermanos. Imaginad la novedad que supondr\u00eda este modo de relacionarnos con la gente y entre nosotros.
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        \n<\/strong><\/p>\n

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        1. LA VIUDA POBRE (Lc 21,1-4)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

           
          \nDicen los soci\u00f3logos que la fragmentaci\u00f3n es una de las caracter\u00edsticas m\u00e1s clara del individuo posmoderno. No estamos enteros en las cosas ni en los encuentros, sino divididos, parcializados, presentes s\u00f3lo con una parte de nuestro ser: estamos trabajando so\u00f1ando con el fin de semana y estamos en la caravana de retorno a casa el domingo por la tarde a\u00f1orando el \u201chogar, dulce hogar\u201d.
          \n 
          \nNos cuesta tomar decisiones, nos aterra hacer elecciones que nos cierren posibilidades, huimos de compromisos duraderos que cojan a nuestra persona entera, nos horrorizan las palabras \u00abdefinitivo\u00bb, perpetuo, total… Preferimos que todo quede abierto, reserv\u00e1ndonos siempre la posibilidad de marcha atr\u00e1s.
          \n 
          \nAquella viuda pobre que ech\u00f3 la segunda monedita en el cepillo del templo provoca nuestro asombro y, por lo que se ve, tambi\u00e9n el de Jes\u00fas: ten\u00eda entre las manos dos monedas y no se puso a dudar, ni a calcular cu\u00e1nto le dar\u00edan a plazo fijo invirti\u00e9ndolas en un seguro de vejez o en el superlibret\u00f3n de la Caixa, o haciendo apartados: esto para el abono a Canal Plus, esto para ir a Benidorm con el Inserso, esto para la letra del coche… Le pareci\u00f3 que era mejor jug\u00e1rselo todo a una carta, la de la entrega, la de la totalidad, y toda ella estaba entera en su elecci\u00f3n tan arriesgada. Toma la decisi\u00f3n temeraria de echar en el cepillo del templo y de una vez las dos moneditas que eran todo lo que ten\u00eda para vivir.
          \n 
          \nEn la admiraci\u00f3n de Jes\u00fas por esa mujer se nota la alegr\u00eda de una coincidencia de fondo: aquella mujer hab\u00eda aprendido, seguramente sin saberlo, aquella extra\u00f1a sabidur\u00eda de Jes\u00fas de no atesorar para ma\u00f1ana, esos rasgos de desmesura, desproporci\u00f3n, abundancia, esplendidez, derroche, despilfarro que son caracter\u00edsticos de las narraciones evang\u00e9licas. Da la sensaci\u00f3n de que Jes\u00fas carece de sentido de la medida y por eso en Can\u00e1 es una exageraci\u00f3n la cantidad de agua convertida en vino (Jn 2,6), como lo son los doce canastos que sobran de los panes multiplicados (Mt 14,20).
          \n 
          \nLa viuda pobre nos ofrece el tesoro de practicar la convicci\u00f3n de que la mejor manera de vivir el futuro es entreg\u00e1rselo todo al presente, atreverse a entrar en la l\u00f3gica alternativa del derroche y de la p\u00e9rdida, en un talante de vida no basado en la reserva, la precauci\u00f3n y las previsiones, sino en la presencia apasionada en lo que se vive en el momento presente.
          \n 
          \nY podr\u00edamos empezar por las relaciones interpersonales: en ese campo \u00abecharlo todo\u00bb significa que se est\u00e1 convencido de que s\u00f3lo comprometi\u00e9ndonos de todo coraz\u00f3n con la otra persona es como llegamos a conocerla de verdad, s\u00f3lo cuando estamos dispuestos a entregar la segunda moneda, esa que siempre tenemos la tentaci\u00f3n de reservarnos, es cuando empezamos a aprender algo de aquello que la viuda del Evangelio supo vivir tan bien: \u00abAmar\u00e1s al Se\u00f1or tu Dios con todo<\/em> tu coraz\u00f3n, con toda<\/em> tu alma, con todas<\/em> tus fuerzas y al pr\u00f3jimo como a ti mismo\u00bb (Lc 10, 28).
          \n <\/p>\n

            \n
          1. LA CANANEA (Mt 15, 21-28)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

             
            \nVivimos en tiempos de afirmaci\u00f3n del pluralismo. Es un fen\u00f3meno que ha existido siempre: grupos y personas individuales con visiones distintas de las cosas y formas diversas de vivir. Hoy eso est\u00e1 acentuado y cada grupo procura afirmar su identidad a partir de lo que le es propio, diferente de los dem\u00e1s: pluralismo de cultura, grupos \u00e9tnicos, ideas, religiones… El pluralismo puede crear, por un lado, una humanidad m\u00e1s capaz de convivir, pero tambi\u00e9n le amenazan dos peligros: el de una tolerancia pasiva (dejar pasar, dejar ser, dejar estar…) que lleva a la desintegraci\u00f3n, al individualismo o a la autocomplacencia total y que no se deja cuestionar por lo diferente.
            \n 
            \nOtro peligro es la intolerancia combativa: s\u00f3lo mi grupo tiene raz\u00f3n y est\u00e1 en lo cierto, y todos los que no coincidan con \u00e9l est\u00e1n equivocados. Esta aparente tendencia unificadora destruye la comuni\u00f3n porque no tolera lo diferente. El igualitarismo no crea comuni\u00f3n: masifica.
            \n 
            \nEl personaje de la mujer cananea subraya en su comienzo la distancia entre el jud\u00edo Jes\u00fas y la mujer: \u00e9l ha sido enviado solamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel y ella no pertenece a ese grupo sino a \u201clos otros\u201d. Los gentiles excluidos de la Alianza. Pero la actitud de ella, su confiada existencias, hace avanzar el di\u00e1logo, acorta las distancias, rompe las diferencias y la resistencia primera de Jes\u00fas se disuelve ante la fe de la mujer. Ambos encontraron los que les hac\u00eda \u201cconcordes\u201d.
            \n 
            \nAl crear el mundo, Dios introdujo el \u201cprincipio separaci\u00f3n\u201d: desde entonces la comuni\u00f3n se crea a partir de lo diferente, no de lo igual. Se crea dialogando, colaborando en el contexto de una vida en com\u00fan, entrando en un dinamismo enriquecedor de intercambio con lo diferente. La comuni\u00f3n se hace por la convergencia: cada grupo crece a partir de las propias ra\u00edces, integrando las riquezas que le aportan los dem\u00e1s.
            \n 
            \nCatolicidad significa \u201cpluralidad en la unidad\u201d. Una antigua profesi\u00f3n de fe trinitaria dice que el Padre, el Hijo y el Esp\u00edritu Santo son \u201cconcordes en la Trinidad\u201d. Es decir, que son concordes precisamente en lo que los distingue.
            \n 
            \nLa mujer cananea no se cans\u00f3 de insistir, de permanecer, de seguir luchando y expresando su inquietud. Y Jes\u00fas fue capaz de dejarse convencer, de entender sus razonamientos, de admirar su fe y de transformar su postura inicial. Al final, hab\u00edan llegado a ser \u201cconcordes en la diversidad\u201d. Y el resultado fue una ni\u00f1a rescatada de las garras del enemigo, una mujer cananea feliz por haber alcanzado la sanaci\u00f3n de su hija y un jud\u00edo, Jes\u00fas, que descubri\u00f3 la revelaci\u00f3n de que el Padre, a trav\u00e9s de aquella mujer extranjera, le confiaba una misi\u00f3n que alcanzaba al mundo entero.
            \n <\/p>\n

              \n
            1. LA VIUDA DE NAIM (Lc 7,11-17)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

               
              \nDice el Cardenal Daneels que en cada momento de nuestra existencia decimos \u00abadi\u00f3s\u00bb a alguna persona o a alguna cosa, nos vemos enfrentados a la necesidad de despedirnos y de \u00abhacer duelo\u00bb: envejecemos, vemos apagarse nuestra energ\u00eda; sufrimos al perder un ser querido: un hijo, el compa\u00f1ero o compa\u00f1era de nuestra vida, un hermano o una hermana, un amigo, una buena vecina; sufrimos por un trabajo perdido o al que nos vemos obligados a renunciar; sufrimos por tantas heridas y tensiones, por el deterioro de nuestra imagen, por tantas oportunidades fallidas, por la perspectiva de nuestra propia muerte que se acerca inexorablemente… Y dicen los psic\u00f3logos que necesitamos aprender a procesar el duelo, saber decir \u00abadi\u00f3s\u00bb a lo que se va y \u00abhola\u00bb a lo que llega.
              \n 
              \nVivimos en una cultura en que, por una parte, la muerte est\u00e1 omnipresente y, por otra, se la aleja en un intento de ignorarla, evacuarla y expulsarla de nuestra conciencia. Nadie se muere porque es ley de nuestra condici\u00f3n mortal, se muere por accidente, o por un error m\u00e9dico, o v\u00edctima de una enfermedad para la que a\u00fan no se ha encontrado remedio pero que ser\u00e1 vencida en el futuro.
              \nEl paso del tiempo se vive como desvalimiento, inseguridad y perplejidad; es una agresi\u00f3n, y se trata a toda costa de borrar sus huellas, como si fuera algo vergonzoso que hay que ocultar por educaci\u00f3n y elemental buen gusto.
              \n 
              \nNos aferramos a todo lo que poseemos: dinero, fuerzas, trabajos, juventud, saberes, fama, imagen… la p\u00e9rdida de cualquiera de esos \u00abbienes\u00bb nos desconcierta, nos produce rebeld\u00eda y f\u00e1cilmente nos hace caer en el abatimiento. Seguimos anclados en la nostalgia del pasado, incapacitados para mirar lo que nos est\u00e1 trayendo el presente, llorando por haber perdido el sol e impidi\u00e9ndonos as\u00ed, por culpa de las l\u00e1grimas, llegar a ver las estrellas, como dec\u00eda R. Tagore.
              \n 
              \n\u00bfQu\u00e9 sabidur\u00eda encontramos en el Evangelio para vivir de una manera contracultural las p\u00e9rdidas y el paso del tiempo? Aquella mujer viuda de Naim, que hab\u00eda perdido su hijo \u00fanico, nos representa a todos nosotros encajando a duras penas todos los adioses que la vida nos va imponiendo y el evangelio nos la presenta recibiendo de manos de Jes\u00fas al hijo perdido, ahora como un don y no como una posesi\u00f3n que se retiene compulsivamente. Posiblemente su relaci\u00f3n con aquel hijo recobrado adquiri\u00f3 desde entonces otra dimensi\u00f3n preciosa: la del don gratuitamente recibido que no se puede agarrar como propiedad absoluta sino que se tiene entre las manos con agradecimiento y libertad.
              \n 
              \nDe aquella mujer aprendemos a saber relativizar, no perdiendo el inter\u00e9s por las cosas y las personas, sino d\u00e1ndoles su justa medida, la medida del amor, de la vinculaci\u00f3n y el compromiso. Y a saber, como el \u00e1rbol a quien le podan las ramas, que es el precio para poder seguir creciendo y dando fruto.
              \n\u00a0<\/strong><\/p>\n

                \n
              1. LAS MIRR\u00d3FORAS (Mc 16,1-8)<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

                 
                \nPara nadie es un secreto que vivimos tiempos oscuros y que nos sentimos perplejos y tentados de des\u00e1nimo en incontables ocasiones.
                \n 
                \nDe las mujeres que fueron al sepulcro en la ma\u00f1ana de Pascua llevando perfumes quiz\u00e1 podamos aprender su capacidad de afrontar los acontecimientos con sabidur\u00eda y audacia.
                \n 
                \nEn primer lugar, encontramos a unas mujeres \u00abmirr\u00f3foras\u00bb<\/em>, es decir, portadoras de perfumes, que madrugan para ir a embalsamar el cuerpo de Jes\u00fas. La alusi\u00f3n al \u00abprimer d\u00eda de la semana\u00bb y a la \u00absalida del sol\u00bb acompa\u00f1an su aparici\u00f3n en escena sumergi\u00e9ndolas en un universo de nuevas significaciones: estamos en el comienzo de la nueva creaci\u00f3n y la luz del Resucitado las envuelve en su resplandor.
                \n 
                \nSon conscientes del tama\u00f1o de la piedra y de su imposibilidad de moverla, pero eso no es un obst\u00e1culo en su determinaci\u00f3n de ir a embalsamar el cuerpo de Jes\u00fas.
                \nEl joven sentado al lado derecho y vestido con una t\u00fanica blanca les dice: No tem\u00e1is. Busc\u00e1is a Jes\u00fas de Nazaret, el crucificado, no est\u00e1 aqu\u00ed. Ved el lugar donde lo pusieron.\u00bb <\/em>Los t\u00edtulos que se dan a Jes\u00fas: \u00abNazareno\u00bb y \u00abCrucificado\u00bb<\/em> nos remiten necesariamente al primer cap\u00edtulo de Marcos: \u00abComienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios<\/strong>\u00ab<\/em> (Mc 1,1) y nos hacen comprender algo del \u00abproyecto teol\u00f3gico\u00bb del evangelista: los dos t\u00edtulos del comienzo se van llenando de un contenido sorprendente seg\u00fan va avanzando su libro y el lector\/catec\u00fameno va aprendiendo con asombro que el modo concreto elegido por el Padre para su Cristo y su Hijo no es el del triunfo, la gloria, el poder\u00edo o el resplandor luminoso, sino la oscura condici\u00f3n de un nazareno tenido por \u00abuno de tantos\u00bb y el destino tr\u00e1gico de una muerte en cruz.
                \n 
                \nAl llegar al final del evangelio de Marcos ya nadie puede enga\u00f1arse: para reconocer al Cristo Hijo de Dios hay que bajar y no subir, hay que contar con el fracaso y con el dolor, hay que hacer callar a muchas im\u00e1genes falsas de Dios para abrirse a la que se nos revela en aquel galileo crucificado fuera de las murallas de Jerusal\u00e9n.
                \n 
                \nPor eso el final convoca a una cita en Galilea: \u00abId a decir a sus disc\u00edpulos y a Pedro que ir\u00e1 delante de vosotros a Galilea; all\u00ed le ver\u00e9is, como os dijo\u00bb.<\/em> Cada seguidor del Cristo Hijo de Dios tendr\u00e1, a su vez, que dar contenido a su condici\u00f3n de disc\u00edpulo en la Galilea de su vida, tendr\u00e1 que ir verificando la autenticidad de su seguimiento en el esfuerzo por ir acompasando su camino al de aqu\u00e9l que pas\u00f3 haciendo el bien y no rehuyendo ning\u00fan quebrantamiento ni ninguna dolencia, sino haci\u00e9ndose pr\u00f3ximo a todo ello para sanarlo carg\u00e1ndolo sobre s\u00ed.
                \n 
                \nEl temor de las mujeres y su silencio se convierten as\u00ed en un \u00abcortejo adecuado\u00bb para el itinerario al que se invita al cristiano: ir a Galilea no es f\u00e1cil y puede inspirar temor porque ahora ya sabemos cu\u00e1l fue el final del que recorri\u00f3 sus ciudades y sus caminos. Y lo que importa no es hablar sino seguir con atenci\u00f3n el rastro de sus huellas.
                \n 
                \nPero el anuncio encierra una promesa que es ya ,de por s\u00ed, la mejor noticia: el que ya no se deja encerrar por la noche del sepulcro, ha tomado la delantera y espera en Galilea a los que quieran reunirse con \u00e9l . All\u00ed le ver\u00e1n. All\u00ed le veremos tambi\u00e9n nosotros si, como aquellas mujeres, nos dejamos encontrar por \u00e9l.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

                UNA MIRADA A SIETE ICONOS FEMENINOS DEL EVANGELIO   Dolores Aleixandre es religiosa del Sagrado Coraz\u00f3n. Es profesora de Biblia en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).   S\u00edntesis del art\u00edculo La autora nos presenta a una serie de mujeres que en los relatos evang\u00e9licos cruzan su camino vital con el de Jes\u00fas de Nazaret. Ellas […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","inline_featured_image":false,"footnotes":""},"categories":[785,784,94],"tags":[],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9327"}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9327"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9327\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9327"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9327"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9327"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}