{"id":9331,"date":"2003-05-01T00:00:26","date_gmt":"2003-04-30T22:00:26","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9331"},"modified":"2003-05-01T00:00:26","modified_gmt":"2003-04-30T22:00:26","slug":"las-que-tienen-que-servir","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/las-que-tienen-que-servir\/","title":{"rendered":"LAS QUE TIENEN QUE SERVIR."},"content":{"rendered":"

\u201cMADRE CRISTIANA\u201d, UN MINISTERIO EN LA IGLESIA<\/h1>\n

\u00a0<\/strong>
\nM\u00aa Dolores L\u00f3pez Guzm\u00e1n <\/strong>es madre de familia y profesora de Teolog\u00eda del Laicado y de Teolog\u00eda Espiritual en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia \u201cSan Agust\u00edn\u201d.
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo<\/strong>
\nLa autora describe con profundidad y con frescura evang\u00e9lica una realidad tan obvia que parece mentira que haya pasado extra\u00f1amente desapercibida a tantos cristianos: si los ministerios surgen en la comunidad cristiana para servir y animar la vida de fe, ser \u201cmadre\u201d debe ser considerado ministerio<\/em> por excelencia, en el sentido verdadero del t\u00e9rmino, que es esencialmente servicial.
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  1. C\u00d3MO SER MUJER, MADRE, TRABAJADORA Y CRISTIANA\u2026 Y NO MORIR EN EL INTENTO<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

     
    \nDicen que las mujeres no terminamos de encontrar nuestro sitio. O perteneces al grupo de las \u201cindependientes\u201d y feministas, o te cuelgan el denostado \u201csus labores\u201d en el carn\u00e9 de identidad para subrayar que no tienes otra cosa que hacer. Parece que el ansiado equilibrio no llega nunca. Formar parte de la modernidad exige atender demasiados frentes para sentirse una persona \u201ccompleta\u201d.
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    \nAnte esta situaci\u00f3n de inestabilidad hay quienes est\u00e1n levantando la voz de alarma porque estiman que la mujer est\u00e1 perdiendo lo m\u00e1s genuino de su ser. Quiz\u00e1s sea cierto que, en la lucha por la igualdad de derechos, todav\u00eda queden retos importantes sin resolver; y no tanto por el acceso a puestos de trabajo que antiguamente estaban reservados a los hombres, sino porque queda mucho para que la sensibilidad femenina (con lo que significa de amor al detalle, la atenci\u00f3n y cuidado de las personas, cercan\u00eda\u2026) empape la sociedad en su modo de funcionar y de organizarse.
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    \n1.1 Quien mucho abarca\u2026<\/em><\/strong>
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    \nEs dif\u00edcil tratar de compatibilizarlo todo. Se necesita una buena agenda y una envidiable preparaci\u00f3n f\u00edsica para conciliar la atenci\u00f3n al marido, el cuidado de los hijos (con esas interminables noches sin dormir), las relaciones familiares (padres, suegros, sobrinos, abuelos\u2026), la responsabilidad de la casa, el contacto con los amigos\u2026 y el \u201ca\u00f1adido cristiano\u201d del compromiso social y el cultivo de la dimensi\u00f3n espiritual. Todo es tan importante y tan imprescindible que no hay nada que se pueda dejar de lado.
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    \nSin embargo, humanamente hablando, la persona no tiene la capacidad de hacerse cargo de muchas cosas o de muchas personas al mismo nivel. Como dice el refr\u00e1n, quien mucha abarca poco aprieta<\/em>. \u00danicamente Dios lo puede todo y todo lo sostiene (Hb 1,3). Aunque s\u00f3lo sea por una cuesti\u00f3n de supervivencia, es necesario elegir y pararse a pensar cu\u00e1l es el centro que ordena mi vida. Este es uno de los asuntos fundamentales que nadie deber\u00eda dejar de plantearse en la etapa de crecimiento. Est\u00e1 en juego la madurez y la construcci\u00f3n de sujetos sanos dispuestos a reconocer sus l\u00edmites y sus grandezas; es el \u00fanico modo de situarse ante la realidad y de ofrecer lo que uno es sin enga\u00f1o.
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    \nNo tener un eje centralizador que sirva de filtro y que ayude a situar el continuo bombardeo de ofertas e informaci\u00f3n, que invaden la intimidad por diferentes medios, pone a la persona en situaci\u00f3n de riesgo. En primer lugar porque se termina aplicando indiscriminadamente el mismo rasero para todas las cosas sin distinci\u00f3n de las m\u00e1s importantes sobre las que no lo son tanto. Y segundo, porque suele quedar perjudicado lo esencial, ya que, normalmente, se va actuando sobre lo m\u00e1s inmediato.
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    \nLas personas que eligen la Vida Contemplativa, por ejemplo, estructuran su vida en torno a la oraci\u00f3n. Todas las horas y las actividades que realizan durante el resto de la jornada se van ajustando al ritmo que marcan las oraciones (tanto personales como comunitarias). Un individuo que decida cuidar de un enfermo ir\u00e1 optando por hacer aquellas cosas que le ayuden a llevar a cabo mejor ese deseo de atender a la persona de la que se ha hecho cargo. \u00bfCu\u00e1l ser\u00eda ese eje centralizador en el caso de una madre de familia?
    \n\u00a0<\/em>
    \n1.2 Lo irrenunciable<\/em><\/strong>
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    \nCuando se tiene delante la oportunidad de poder desarrollar muchas actividades que se complementan y que contribuyen a enriquecer y a desplegar las capacidades de cualquier mujer, es dif\u00edcil renunciar a alguna. Bastante sufrimiento ha costado el llegar a una situaci\u00f3n de reconocimiento y de cierta igualdad respecto al var\u00f3n como para desaprovechar las ocasiones que se presentan. Sin embargo, para una madre hay una tarea que destaca por encima de todas las dem\u00e1s: la entrega de la propia vida para continuar dando vida a los hijos. Dar a luz no es s\u00f3lo un acontecimiento puntual sino una labor que compromete toda la existencia. Porque cuando una se convierte en madre, lo es para siempre. El resto de las ocupaciones han de ser elegidas en funci\u00f3n de esa misi\u00f3n central.
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    \nEso significa que cada elecci\u00f3n estar\u00e1 en todo momento supeditada a la maternidad (siempre que se den unas condiciones m\u00ednimas de vida digna y de opci\u00f3n) y no la maternidad en funci\u00f3n de las diferentes ocupaciones. Una madre debe pararse de vez en cuando a mirar en qu\u00e9 medida las labores que desempe\u00f1a la est\u00e1n ayudando a atender mejor a sus hijos o no.
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    \nLa preocupaci\u00f3n por los hijos no puede medirse seg\u00fan el mayor o menor n\u00famero de horas de dedicaci\u00f3n. No es algo cuantificable. Hay que tener en cuenta muchos factores: las distintas etapas del crecimiento (es muy distinta la atenci\u00f3n que reclama un beb\u00e9 de la que requiere un adolescente o un universitario), la relaci\u00f3n con el esposo (quiz\u00e1s el mejor legado que se les pueda dejar), los insustituibles espacios personales (que ayudan a los otros a comprender que la madre no es una posesi\u00f3n ni una propiedad privada)\u2026 Educar es un arte que se sostiene en una forma de ser. No se reduce a una \u201catenci\u00f3n directa<\/em>\u201d sino que todo el sujeto, en este caso la madre, comunica e instruye con toda su persona. Tambi\u00e9n con la \u201catenci\u00f3n indirecta<\/em>\u201d se est\u00e1 ense\u00f1ando.
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    \nAhora bien, si el cuidado de los hijos tiene que prevalecer sobre otras decisiones, es inevitable aparcar la realizaci\u00f3n de otros sue\u00f1os. Es importante preguntarse alguna vez a qu\u00e9<\/em> renuncio en la vida, por qu\u00e9<\/em> renuncio y, sobre todo, para qu\u00e9 <\/em>y por qui\u00e9n<\/em>. La renuncia se erige de esta manera en otro gran irrenunciable (y nunca mejor dicho), junto con la centralidad de los hijos, para una mujer que quiera ser, de verdad, madre.
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    \nRealmente asusta el momento en el que se hace consciente y se explicita la vocaci\u00f3n a la maternidad como algo que \u201cordena\u201d y condiciona todo lo dem\u00e1s. Normalmente cuesta reconocer que no se llega a todo. Y adem\u00e1s, los modelos de generaciones anteriores, plagados de mujeres que terminaron viviendo la vida de sus propios hijos (a causa quiz\u00e1 de su dedicaci\u00f3n exclusiva a ellos), no satisfacen, y se huye de ellos \u201ccomo de la peste\u201d. \u00bfQu\u00e9 opciones quedan?
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    \nHacer un \u201cbarrido\u201d con la mirada sobre algunas mujeres importantes del Nuevo Testamento puede iluminar este punto especialmente delicado y enojoso. Hace dos mil a\u00f1os algunas de ellas tuvieron que luchar por compaginar no su profesi\u00f3n laboral (en aquellos tiempos era algo que ni se planteaba) pero s\u00ed su seguimiento al Nazareno con su lugar en la sociedad como mujeres y madres.
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    1. MADRES DE ROMPE Y RASGA<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

       
      \nParece extra\u00f1o que esas mujeres que t\u00edmidamente asoman por las hojas del Evangelio, y de las que apenas tenemos datos, puedan servir de fuente de inspiraci\u00f3n para la vida moderna, cuando justamente se las ha utilizado en numerosas ocasiones para defender casi lo contrario. Hay que escuchar con detenimiento sus historias para tratar de ajustarse lo m\u00e1s posible a la realidad y dejarnos as\u00ed empapar sin prejuicios por sus actitudes y sus obras.
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      \n2.1 Mar\u00eda: un coraz\u00f3n sin descanso<\/em><\/strong>
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      \nDe Mar\u00eda se ha dicho de todo. Es dif\u00edcil describirla sin caer en los t\u00f3picos, pero m\u00e1s dif\u00edcil a\u00fan es mantenerse fieles a lo que de verdad fue. Resulta m\u00e1s f\u00e1cil hablar de Jes\u00fas, a pesar de su naturaleza humana y divina, que hablar de Mar\u00eda, mujer y madre (algo demasiado vulgar para nuestras pretensiones). Es el problema de las personas silenciosas, sobre las que nos gusta m\u00e1s construir una historia, aunque no se corresponda con la realidad, que escuchar el significado de sus pocas palabras. No todos los silencios son iguales. Los hay que reflejan indiferencia, otros son acusadores o admiten culpabilidad (el que calla otorga\u2026), algunos se usan para evitar complicaciones, a veces incluso se emplean para humillar. No es el caso de Mar\u00eda.
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      \nElla hablaba poco porque escuchaba mucho. Pero escuchaba, sobre todo, a su hijo. En dos ocasiones el Evangelio dice expresamente que guardaba las cosas y las meditaba en el coraz\u00f3n. La primera vez que aparece esta expresi\u00f3n es en el nacimiento (Lc 2,19). All\u00ed se pone de relieve que no perd\u00eda detalle, que meditaba todo lo que ve\u00eda. No seleccionaba lo que m\u00e1s le gustaba sino que lo recog\u00eda todo. El amor es as\u00ed, no se conforma con una parte sino que lo quiere todo. Las madres gastan gran parte de su tiempo mirando cada movimiento de sus hijos, por eso los conocen tan bien. Aunque los hijos intenten esconder sus problemas y sentimientos las madres en seguida suelen darse cuenta de que \u201calgo les pasa\u201d con s\u00f3lo mirarles la expresi\u00f3n de la cara.
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      \nEn la segunda ocasi\u00f3n se a\u00f1ade un matiz especial. No s\u00f3lo se trata de contemplar todas las cosas que suceden sino de conservarlas cuidadosamente en lo m\u00e1s profundo del coraz\u00f3n (Lc 2, 51). Tambi\u00e9n Mar\u00eda, como Jos\u00e9 en su estilo de padre protector, es una \u201ccuidadora\u201d nata: mira, contempla, piensa, retiene, recuerda, saborea, conserva, mima\u2026 Todo ello en el santuario de la intimidad, lejos de la impaciencia y de la prisa que, en palabras de la poetisa madrile\u00f1a Gloria Fuertes, \u201cse equivoca y te equivoca\u201d porque \u201cno cree en la esperanza\u201d.
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      \nMar\u00eda no es una observadora a distancia. Las cosas le mueven y le conmueven. Quiz\u00e1s por eso las madres siempre andan pre-ocupadas<\/em>, porque el coraz\u00f3n siempre est\u00e1 lleno de sentimientos, intuiciones y emociones. Mar\u00eda se pregunta por el significado de lo que est\u00e1 sucediendo: \u201c\u00bfC\u00f3mo ser\u00e1 esto si no conozco var\u00f3n?\u201d (Lc 1,34), \u201c\u00bfPor qu\u00e9 nos has hecho esto?\u201d (Lc 2, 48), \u201cEllos no comprendieron la respuesta que les dio\u201d (Lc 2,50)\u2026 Interpela y se deja interpelar. No es una presencia pasiva, sin inquietudes ni voluntad sino todo lo contrario.
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      \nTiene en com\u00fan con Jos\u00e9 (tambi\u00e9n algunos padres son as\u00ed, justo es decirlo) la respuesta r\u00e1pida y sin fisuras a la Gracia que le es dada. Debe quedar bien claro que una cosa es la obediencia y otra la sumisi\u00f3n -no se puede apelar a la Virgen para justificar el sometimiento de la mujer a los caprichos del var\u00f3n-. Tras la Anunciaci\u00f3n, Mar\u00eda se levant\u00f3 y se fue, con prontitud, a visitar a su prima. Ten\u00eda en sus manos la noticia del siglo y decidi\u00f3 permanecer tres meses con Isabel. Fue capaz de entrar en el ritmo de Dios y dejarle hacer a \u00c9l. Jam\u00e1s utiliz\u00f3 el privilegio que le fue concedido de ser la madre del Se\u00f1or en beneficio propio ni se arrog\u00f3 un papel mayor del que le hab\u00eda sido encomendado, simplemente sigui\u00f3 esperando. No se adelantaba a Dios, le segu\u00eda. No es bueno quemar etapas antes de tiempo.
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      \nSencillez y silencio aparecen, por tanto, como las dos cualidades m\u00e1s significativas de Mar\u00eda. Habr\u00eda que haberle dado un sobresaliente por no sobresalir. Pero ser\u00eda un error atribuirle por ello un car\u00e1cter pusil\u00e1nime y desabrido. Se olvida con frecuencia que la sencillez se opone a la simpleza y a la falta de sabor. Su campo de acci\u00f3n es la autenticidad, la de la persona natural que obra con llaneza, sin doblez ni enga\u00f1o. Si en algo destac\u00f3 precisamente fue en saberse situar como lo que realmente era: una criatura querida por Dios. Esta experiencia la despleg\u00f3 en dos campos: en el entorno que rode\u00f3 toda su existencia (Bel\u00e9n, Nazaret, su ser madre, esposa\u2026) y en una fe pura cimentada en la confianza absoluta. Nunca se detuvo en su pobreza sino en la grandeza de Dios. Si se hubiera detenido en su impotencia habr\u00eda bloqueado la acci\u00f3n de Aquel capaz de hacer maravillas. Sin ninguna duda la mejor prueba de la fe es la confianza radical porque ninguna relaci\u00f3n puede salir adelante sin ella.
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      \nTuvo que acostumbrase a \u201centender no entendiendo\u201d (como dec\u00eda santa Teresa) y a curtir su fe en la escuela del dolor. Aprendi\u00f3 a dejar al Hijo crecer fuera de los muros de la casa y a escucharle un modo nuevo de entender la familia y las relaciones en donde su lugar ten\u00eda que ser a\u00fan \u201cmenor\u201d (\u201cEl que cumple la voluntad de mi Padre que est\u00e1 en los cielos, \u00e9se es mi hermano, mi hermana y mi madre\u201d, Mt 12, 49-50). Su misi\u00f3n de cuidar y acompa\u00f1ar lleg\u00f3 al l\u00edmite cuando tuvo el coraje de permanecer a los pies de la cruz viendo morir a quien hab\u00eda dado a luz. Ella hizo grande la maternidad mostrando al mundo que es posible hacer libre a quien ha formado \u2013y conformado- parte del propio ser.
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      \n2.2 Las \u201cotras mujeres\u201d: esperanza y servicio<\/em><\/strong>
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      \n\u201cHab\u00eda all\u00ed muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que hab\u00edan seguido a Jes\u00fas desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban Mar\u00eda Magdalena, Mar\u00eda la madre de Santiago y Jos\u00e9, y la madre de los hijos del Zebedeo\u201d (Mt 27, 55).
      \n 
      \nA pesar de nuestra cultura de lo comunitario casi nadie que se acerque al mundo del Evangelio se siente c\u00f3modo identific\u00e1ndose con la muchedumbre que sol\u00eda rodear a Jes\u00fas en los mejores momentos de su vida p\u00fablica. No agrada perderse en el anonimato de una multitud impersonal de gente en la que cab\u00edan de igual modo curiosos, delincuentes, exaltados pol\u00edticos y buena gente. Pero esa masa sin nombre que escuchaba sedienta las palabras del Se\u00f1or tambi\u00e9n estaba habitada por peque\u00f1os grupos en los que el servicio y el seguimiento a aquel Hombre eran la causa de su unidad. Las mujeres -muchas de ellas \u201cmadres de\u201d- se agrupaban con convicci\u00f3n para no perder de vista a Jes\u00fas. Estaban al pie del ca\u00f1\u00f3n a pesar de no tener el privilegio de la intimidad que s\u00ed tuvieron los ap\u00f3stoles, y llegaron a dar lecciones de fortaleza y fidelidad hasta a los m\u00e1s incr\u00e9dulos.
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      \nEllas miraban de lejos, pero eso les bastaba para creer. Es curioso ver c\u00f3mo la distancia agudiza los sentidos. Supl\u00edan con generosas dosis de entrega y atenci\u00f3n extrema lo que no ten\u00edan al alcance de la mano. Absorb\u00edan todo lo que contemplaban empujadas por la escasez. Les bastaba con acompa\u00f1ar aunque fuera desde la distancia. No se quedaban en las ideas ni en la admiraci\u00f3n. Algunas incluso pon\u00edan sus bienes \u201cpara servirle\u201d. No eran almas c\u00e1ndidas que adoraban a Jes\u00fas \u201cen capilla\u201d sino que lo daban todo por seguirle.
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      \nEste grupo de mujeres, junto con Mar\u00eda Magdalena, fueron las que se fijaron c\u00f3mo era colocado el cuerpo del Se\u00f1or cuando lo sepultaron (Lc 23, 55) y all\u00ed se quedaron quietas, esperando. Santa Teresa contaba c\u00f3mo le gustaba permanecer inm\u00f3vil en sus ratos de oraci\u00f3n para que nada le impidiese perder un solo detalle de la comunicaci\u00f3n del amado. Estaban rotas por el sufrimiento, pero esperaban.
      \n <\/p>\n

        \n
      1. PARA SERVIRLE, PARA SERVIRLES\u2026<\/strong><\/li>\n<\/ol>\n

         
        \nUno de los aspectos m\u00e1s importantes que estas mujeres dejan bien claro es que ser madre cristiana tiene una nota singular y esencial: el seguimiento radical de Cristo. El adjetivo cristiana<\/em> a\u00f1ade \u201cun toque de distinci\u00f3n\u201d (porque nos distingue, nos diferencia). Ello comporta que la maternidad se viva no s\u00f3lo como una misi\u00f3n nuclear sino como una vocaci\u00f3n centrada a su vez en Jesucristo. Dicho de otro modo: la madre cristiana hace de Dios el centro del centro<\/em>.
        \n 
        \nEste injertar (aqu\u00ed proceder\u00eda releer la imagen de la vid y los sarmientos, Jn 15, 1-10) todos nuestros amores en el Se\u00f1or conlleva un nuevo orden (al final uno se pasa la vida orden\u00e1ndose<\/em>) y un particular modo de educar. Acercarse a Mar\u00eda en este momento puede ser crucial. Ninguna como ella ha sabido ofrecer unas pistas tan valiosas para no perder la identidad en este camino:
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