{"id":9331,"date":"2003-05-01T00:00:26","date_gmt":"2003-04-30T22:00:26","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/?p=9331"},"modified":"2003-05-01T00:00:26","modified_gmt":"2003-04-30T22:00:26","slug":"las-que-tienen-que-servir","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/las-que-tienen-que-servir\/","title":{"rendered":"LAS QUE TIENEN QUE SERVIR."},"content":{"rendered":"
\u00a0<\/strong> \u00a0<\/strong> \u00a0<\/strong> \u201cMADRE CRISTIANA\u201d, UN MINISTERIO EN LA IGLESIA \u00a0 M\u00aa Dolores L\u00f3pez Guzm\u00e1n es madre de familia y profesora de Teolog\u00eda del Laicado y de Teolog\u00eda Espiritual en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia \u201cSan Agust\u00edn\u201d. S\u00edntesis del art\u00edculo La autora describe con profundidad y con frescura evang\u00e9lica una realidad tan obvia […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[784,787,94],"tags":[],"class_list":["post-9331","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-estudios-316","category-maria-dolores-lopez-guzman","category-mision-joven-2"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9331","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9331"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9331\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9331"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9331"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9331"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}
\nM\u00aa Dolores L\u00f3pez Guzm\u00e1n <\/strong>es madre de familia y profesora de Teolog\u00eda del Laicado y de Teolog\u00eda Espiritual en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia \u201cSan Agust\u00edn\u201d.
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\nS\u00edntesis del art\u00edculo<\/strong>
\nLa autora describe con profundidad y con frescura evang\u00e9lica una realidad tan obvia que parece mentira que haya pasado extra\u00f1amente desapercibida a tantos cristianos: si los ministerios surgen en la comunidad cristiana para servir y animar la vida de fe, ser \u201cmadre\u201d debe ser considerado ministerio<\/em> por excelencia, en el sentido verdadero del t\u00e9rmino, que es esencialmente servicial.
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\n<\/strong><\/p>\n\n
\nDicen que las mujeres no terminamos de encontrar nuestro sitio. O perteneces al grupo de las \u201cindependientes\u201d y feministas, o te cuelgan el denostado \u201csus labores\u201d en el carn\u00e9 de identidad para subrayar que no tienes otra cosa que hacer. Parece que el ansiado equilibrio no llega nunca. Formar parte de la modernidad exige atender demasiados frentes para sentirse una persona \u201ccompleta\u201d.
\n
\nAnte esta situaci\u00f3n de inestabilidad hay quienes est\u00e1n levantando la voz de alarma porque estiman que la mujer est\u00e1 perdiendo lo m\u00e1s genuino de su ser. Quiz\u00e1s sea cierto que, en la lucha por la igualdad de derechos, todav\u00eda queden retos importantes sin resolver; y no tanto por el acceso a puestos de trabajo que antiguamente estaban reservados a los hombres, sino porque queda mucho para que la sensibilidad femenina (con lo que significa de amor al detalle, la atenci\u00f3n y cuidado de las personas, cercan\u00eda\u2026) empape la sociedad en su modo de funcionar y de organizarse.
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\n1.1 Quien mucho abarca\u2026<\/em><\/strong>
\n
\nEs dif\u00edcil tratar de compatibilizarlo todo. Se necesita una buena agenda y una envidiable preparaci\u00f3n f\u00edsica para conciliar la atenci\u00f3n al marido, el cuidado de los hijos (con esas interminables noches sin dormir), las relaciones familiares (padres, suegros, sobrinos, abuelos\u2026), la responsabilidad de la casa, el contacto con los amigos\u2026 y el \u201ca\u00f1adido cristiano\u201d del compromiso social y el cultivo de la dimensi\u00f3n espiritual. Todo es tan importante y tan imprescindible que no hay nada que se pueda dejar de lado.
\n
\nSin embargo, humanamente hablando, la persona no tiene la capacidad de hacerse cargo de muchas cosas o de muchas personas al mismo nivel. Como dice el refr\u00e1n, quien mucha abarca poco aprieta<\/em>. \u00danicamente Dios lo puede todo y todo lo sostiene (Hb 1,3). Aunque s\u00f3lo sea por una cuesti\u00f3n de supervivencia, es necesario elegir y pararse a pensar cu\u00e1l es el centro que ordena mi vida. Este es uno de los asuntos fundamentales que nadie deber\u00eda dejar de plantearse en la etapa de crecimiento. Est\u00e1 en juego la madurez y la construcci\u00f3n de sujetos sanos dispuestos a reconocer sus l\u00edmites y sus grandezas; es el \u00fanico modo de situarse ante la realidad y de ofrecer lo que uno es sin enga\u00f1o.
\n
\nNo tener un eje centralizador que sirva de filtro y que ayude a situar el continuo bombardeo de ofertas e informaci\u00f3n, que invaden la intimidad por diferentes medios, pone a la persona en situaci\u00f3n de riesgo. En primer lugar porque se termina aplicando indiscriminadamente el mismo rasero para todas las cosas sin distinci\u00f3n de las m\u00e1s importantes sobre las que no lo son tanto. Y segundo, porque suele quedar perjudicado lo esencial, ya que, normalmente, se va actuando sobre lo m\u00e1s inmediato.
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\nLas personas que eligen la Vida Contemplativa, por ejemplo, estructuran su vida en torno a la oraci\u00f3n. Todas las horas y las actividades que realizan durante el resto de la jornada se van ajustando al ritmo que marcan las oraciones (tanto personales como comunitarias). Un individuo que decida cuidar de un enfermo ir\u00e1 optando por hacer aquellas cosas que le ayuden a llevar a cabo mejor ese deseo de atender a la persona de la que se ha hecho cargo. \u00bfCu\u00e1l ser\u00eda ese eje centralizador en el caso de una madre de familia?
\n\u00a0<\/em>
\n1.2 Lo irrenunciable<\/em><\/strong>
\n
\nCuando se tiene delante la oportunidad de poder desarrollar muchas actividades que se complementan y que contribuyen a enriquecer y a desplegar las capacidades de cualquier mujer, es dif\u00edcil renunciar a alguna. Bastante sufrimiento ha costado el llegar a una situaci\u00f3n de reconocimiento y de cierta igualdad respecto al var\u00f3n como para desaprovechar las ocasiones que se presentan. Sin embargo, para una madre hay una tarea que destaca por encima de todas las dem\u00e1s: la entrega de la propia vida para continuar dando vida a los hijos. Dar a luz no es s\u00f3lo un acontecimiento puntual sino una labor que compromete toda la existencia. Porque cuando una se convierte en madre, lo es para siempre. El resto de las ocupaciones han de ser elegidas en funci\u00f3n de esa misi\u00f3n central.
\n
\nEso significa que cada elecci\u00f3n estar\u00e1 en todo momento supeditada a la maternidad (siempre que se den unas condiciones m\u00ednimas de vida digna y de opci\u00f3n) y no la maternidad en funci\u00f3n de las diferentes ocupaciones. Una madre debe pararse de vez en cuando a mirar en qu\u00e9 medida las labores que desempe\u00f1a la est\u00e1n ayudando a atender mejor a sus hijos o no.
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\nLa preocupaci\u00f3n por los hijos no puede medirse seg\u00fan el mayor o menor n\u00famero de horas de dedicaci\u00f3n. No es algo cuantificable. Hay que tener en cuenta muchos factores: las distintas etapas del crecimiento (es muy distinta la atenci\u00f3n que reclama un beb\u00e9 de la que requiere un adolescente o un universitario), la relaci\u00f3n con el esposo (quiz\u00e1s el mejor legado que se les pueda dejar), los insustituibles espacios personales (que ayudan a los otros a comprender que la madre no es una posesi\u00f3n ni una propiedad privada)\u2026 Educar es un arte que se sostiene en una forma de ser. No se reduce a una \u201catenci\u00f3n directa<\/em>\u201d sino que todo el sujeto, en este caso la madre, comunica e instruye con toda su persona. Tambi\u00e9n con la \u201catenci\u00f3n indirecta<\/em>\u201d se est\u00e1 ense\u00f1ando.
\n
\nAhora bien, si el cuidado de los hijos tiene que prevalecer sobre otras decisiones, es inevitable aparcar la realizaci\u00f3n de otros sue\u00f1os. Es importante preguntarse alguna vez a qu\u00e9<\/em> renuncio en la vida, por qu\u00e9<\/em> renuncio y, sobre todo, para qu\u00e9 <\/em>y por qui\u00e9n<\/em>. La renuncia se erige de esta manera en otro gran irrenunciable (y nunca mejor dicho), junto con la centralidad de los hijos, para una mujer que quiera ser, de verdad, madre.
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\nRealmente asusta el momento en el que se hace consciente y se explicita la vocaci\u00f3n a la maternidad como algo que \u201cordena\u201d y condiciona todo lo dem\u00e1s. Normalmente cuesta reconocer que no se llega a todo. Y adem\u00e1s, los modelos de generaciones anteriores, plagados de mujeres que terminaron viviendo la vida de sus propios hijos (a causa quiz\u00e1 de su dedicaci\u00f3n exclusiva a ellos), no satisfacen, y se huye de ellos \u201ccomo de la peste\u201d. \u00bfQu\u00e9 opciones quedan?
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\nHacer un \u201cbarrido\u201d con la mirada sobre algunas mujeres importantes del Nuevo Testamento puede iluminar este punto especialmente delicado y enojoso. Hace dos mil a\u00f1os algunas de ellas tuvieron que luchar por compaginar no su profesi\u00f3n laboral (en aquellos tiempos era algo que ni se planteaba) pero s\u00ed su seguimiento al Nazareno con su lugar en la sociedad como mujeres y madres.
\n <\/p>\n\n
\nParece extra\u00f1o que esas mujeres que t\u00edmidamente asoman por las hojas del Evangelio, y de las que apenas tenemos datos, puedan servir de fuente de inspiraci\u00f3n para la vida moderna, cuando justamente se las ha utilizado en numerosas ocasiones para defender casi lo contrario. Hay que escuchar con detenimiento sus historias para tratar de ajustarse lo m\u00e1s posible a la realidad y dejarnos as\u00ed empapar sin prejuicios por sus actitudes y sus obras.
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\n2.1 Mar\u00eda: un coraz\u00f3n sin descanso<\/em><\/strong>
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\nDe Mar\u00eda se ha dicho de todo. Es dif\u00edcil describirla sin caer en los t\u00f3picos, pero m\u00e1s dif\u00edcil a\u00fan es mantenerse fieles a lo que de verdad fue. Resulta m\u00e1s f\u00e1cil hablar de Jes\u00fas, a pesar de su naturaleza humana y divina, que hablar de Mar\u00eda, mujer y madre (algo demasiado vulgar para nuestras pretensiones). Es el problema de las personas silenciosas, sobre las que nos gusta m\u00e1s construir una historia, aunque no se corresponda con la realidad, que escuchar el significado de sus pocas palabras. No todos los silencios son iguales. Los hay que reflejan indiferencia, otros son acusadores o admiten culpabilidad (el que calla otorga\u2026), algunos se usan para evitar complicaciones, a veces incluso se emplean para humillar. No es el caso de Mar\u00eda.
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\nElla hablaba poco porque escuchaba mucho. Pero escuchaba, sobre todo, a su hijo. En dos ocasiones el Evangelio dice expresamente que guardaba las cosas y las meditaba en el coraz\u00f3n. La primera vez que aparece esta expresi\u00f3n es en el nacimiento (Lc 2,19). All\u00ed se pone de relieve que no perd\u00eda detalle, que meditaba todo lo que ve\u00eda. No seleccionaba lo que m\u00e1s le gustaba sino que lo recog\u00eda todo. El amor es as\u00ed, no se conforma con una parte sino que lo quiere todo. Las madres gastan gran parte de su tiempo mirando cada movimiento de sus hijos, por eso los conocen tan bien. Aunque los hijos intenten esconder sus problemas y sentimientos las madres en seguida suelen darse cuenta de que \u201calgo les pasa\u201d con s\u00f3lo mirarles la expresi\u00f3n de la cara.
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\nEn la segunda ocasi\u00f3n se a\u00f1ade un matiz especial. No s\u00f3lo se trata de contemplar todas las cosas que suceden sino de conservarlas cuidadosamente en lo m\u00e1s profundo del coraz\u00f3n (Lc 2, 51). Tambi\u00e9n Mar\u00eda, como Jos\u00e9 en su estilo de padre protector, es una \u201ccuidadora\u201d nata: mira, contempla, piensa, retiene, recuerda, saborea, conserva, mima\u2026 Todo ello en el santuario de la intimidad, lejos de la impaciencia y de la prisa que, en palabras de la poetisa madrile\u00f1a Gloria Fuertes, \u201cse equivoca y te equivoca\u201d porque \u201cno cree en la esperanza\u201d.
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\nMar\u00eda no es una observadora a distancia. Las cosas le mueven y le conmueven. Quiz\u00e1s por eso las madres siempre andan pre-ocupadas<\/em>, porque el coraz\u00f3n siempre est\u00e1 lleno de sentimientos, intuiciones y emociones. Mar\u00eda se pregunta por el significado de lo que est\u00e1 sucediendo: \u201c\u00bfC\u00f3mo ser\u00e1 esto si no conozco var\u00f3n?\u201d (Lc 1,34), \u201c\u00bfPor qu\u00e9 nos has hecho esto?\u201d (Lc 2, 48), \u201cEllos no comprendieron la respuesta que les dio\u201d (Lc 2,50)\u2026 Interpela y se deja interpelar. No es una presencia pasiva, sin inquietudes ni voluntad sino todo lo contrario.
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\nTiene en com\u00fan con Jos\u00e9 (tambi\u00e9n algunos padres son as\u00ed, justo es decirlo) la respuesta r\u00e1pida y sin fisuras a la Gracia que le es dada. Debe quedar bien claro que una cosa es la obediencia y otra la sumisi\u00f3n -no se puede apelar a la Virgen para justificar el sometimiento de la mujer a los caprichos del var\u00f3n-. Tras la Anunciaci\u00f3n, Mar\u00eda se levant\u00f3 y se fue, con prontitud, a visitar a su prima. Ten\u00eda en sus manos la noticia del siglo y decidi\u00f3 permanecer tres meses con Isabel. Fue capaz de entrar en el ritmo de Dios y dejarle hacer a \u00c9l. Jam\u00e1s utiliz\u00f3 el privilegio que le fue concedido de ser la madre del Se\u00f1or en beneficio propio ni se arrog\u00f3 un papel mayor del que le hab\u00eda sido encomendado, simplemente sigui\u00f3 esperando. No se adelantaba a Dios, le segu\u00eda. No es bueno quemar etapas antes de tiempo.
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\nSencillez y silencio aparecen, por tanto, como las dos cualidades m\u00e1s significativas de Mar\u00eda. Habr\u00eda que haberle dado un sobresaliente por no sobresalir. Pero ser\u00eda un error atribuirle por ello un car\u00e1cter pusil\u00e1nime y desabrido. Se olvida con frecuencia que la sencillez se opone a la simpleza y a la falta de sabor. Su campo de acci\u00f3n es la autenticidad, la de la persona natural que obra con llaneza, sin doblez ni enga\u00f1o. Si en algo destac\u00f3 precisamente fue en saberse situar como lo que realmente era: una criatura querida por Dios. Esta experiencia la despleg\u00f3 en dos campos: en el entorno que rode\u00f3 toda su existencia (Bel\u00e9n, Nazaret, su ser madre, esposa\u2026) y en una fe pura cimentada en la confianza absoluta. Nunca se detuvo en su pobreza sino en la grandeza de Dios. Si se hubiera detenido en su impotencia habr\u00eda bloqueado la acci\u00f3n de Aquel capaz de hacer maravillas. Sin ninguna duda la mejor prueba de la fe es la confianza radical porque ninguna relaci\u00f3n puede salir adelante sin ella.
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\nTuvo que acostumbrase a \u201centender no entendiendo\u201d (como dec\u00eda santa Teresa) y a curtir su fe en la escuela del dolor. Aprendi\u00f3 a dejar al Hijo crecer fuera de los muros de la casa y a escucharle un modo nuevo de entender la familia y las relaciones en donde su lugar ten\u00eda que ser a\u00fan \u201cmenor\u201d (\u201cEl que cumple la voluntad de mi Padre que est\u00e1 en los cielos, \u00e9se es mi hermano, mi hermana y mi madre\u201d, Mt 12, 49-50). Su misi\u00f3n de cuidar y acompa\u00f1ar lleg\u00f3 al l\u00edmite cuando tuvo el coraje de permanecer a los pies de la cruz viendo morir a quien hab\u00eda dado a luz. Ella hizo grande la maternidad mostrando al mundo que es posible hacer libre a quien ha formado \u2013y conformado- parte del propio ser.
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\n2.2 Las \u201cotras mujeres\u201d: esperanza y servicio<\/em><\/strong>
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\n\u201cHab\u00eda all\u00ed muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que hab\u00edan seguido a Jes\u00fas desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban Mar\u00eda Magdalena, Mar\u00eda la madre de Santiago y Jos\u00e9, y la madre de los hijos del Zebedeo\u201d (Mt 27, 55).
\n
\nA pesar de nuestra cultura de lo comunitario casi nadie que se acerque al mundo del Evangelio se siente c\u00f3modo identific\u00e1ndose con la muchedumbre que sol\u00eda rodear a Jes\u00fas en los mejores momentos de su vida p\u00fablica. No agrada perderse en el anonimato de una multitud impersonal de gente en la que cab\u00edan de igual modo curiosos, delincuentes, exaltados pol\u00edticos y buena gente. Pero esa masa sin nombre que escuchaba sedienta las palabras del Se\u00f1or tambi\u00e9n estaba habitada por peque\u00f1os grupos en los que el servicio y el seguimiento a aquel Hombre eran la causa de su unidad. Las mujeres -muchas de ellas \u201cmadres de\u201d- se agrupaban con convicci\u00f3n para no perder de vista a Jes\u00fas. Estaban al pie del ca\u00f1\u00f3n a pesar de no tener el privilegio de la intimidad que s\u00ed tuvieron los ap\u00f3stoles, y llegaron a dar lecciones de fortaleza y fidelidad hasta a los m\u00e1s incr\u00e9dulos.
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\nEllas miraban de lejos, pero eso les bastaba para creer. Es curioso ver c\u00f3mo la distancia agudiza los sentidos. Supl\u00edan con generosas dosis de entrega y atenci\u00f3n extrema lo que no ten\u00edan al alcance de la mano. Absorb\u00edan todo lo que contemplaban empujadas por la escasez. Les bastaba con acompa\u00f1ar aunque fuera desde la distancia. No se quedaban en las ideas ni en la admiraci\u00f3n. Algunas incluso pon\u00edan sus bienes \u201cpara servirle\u201d. No eran almas c\u00e1ndidas que adoraban a Jes\u00fas \u201cen capilla\u201d sino que lo daban todo por seguirle.
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\nEste grupo de mujeres, junto con Mar\u00eda Magdalena, fueron las que se fijaron c\u00f3mo era colocado el cuerpo del Se\u00f1or cuando lo sepultaron (Lc 23, 55) y all\u00ed se quedaron quietas, esperando. Santa Teresa contaba c\u00f3mo le gustaba permanecer inm\u00f3vil en sus ratos de oraci\u00f3n para que nada le impidiese perder un solo detalle de la comunicaci\u00f3n del amado. Estaban rotas por el sufrimiento, pero esperaban.
\n <\/p>\n\n
\nUno de los aspectos m\u00e1s importantes que estas mujeres dejan bien claro es que ser madre cristiana tiene una nota singular y esencial: el seguimiento radical de Cristo. El adjetivo cristiana<\/em> a\u00f1ade \u201cun toque de distinci\u00f3n\u201d (porque nos distingue, nos diferencia). Ello comporta que la maternidad se viva no s\u00f3lo como una misi\u00f3n nuclear sino como una vocaci\u00f3n centrada a su vez en Jesucristo. Dicho de otro modo: la madre cristiana hace de Dios el centro del centro<\/em>.
\n
\nEste injertar (aqu\u00ed proceder\u00eda releer la imagen de la vid y los sarmientos, Jn 15, 1-10) todos nuestros amores en el Se\u00f1or conlleva un nuevo orden (al final uno se pasa la vida orden\u00e1ndose<\/em>) y un particular modo de educar. Acercarse a Mar\u00eda en este momento puede ser crucial. Ninguna como ella ha sabido ofrecer unas pistas tan valiosas para no perder la identidad en este camino:
\n <\/p>\n\n
\nQuien debe \u201cdirigir\u201d nuestras vidas es Dios. \u00c9l es el que verdaderamente ense\u00f1a c\u00f3mo amar a los hijos. El amor de madre no es tan natural ni tan ideal como lo pintan. Existe la tentaci\u00f3n de la posesi\u00f3n, el deseo de control, el arropamiento excesivo que asfixia y encadena, el desentendimiento para evadir la responsabilidad, el deseo compulsivo de rendir cuentas de todo lo que se hace por ellos\u2026 Mar\u00eda es un recuerdo constante de que con unas buenas dosis de apertura a la Palabra, una pizca de humildad y un chorro generoso de fidelidad se puede llegar a amar de otra manera, al estilo inconfundible del Se\u00f1or. Un estilo que se aprende en el evangelio, cuyo Maestro es Jes\u00fas.
\n
\nTodas las palabras del Evangelio tendr\u00edan que resonar en primer lugar en el interior de las casas. Vivir la fe s\u00f3lo \u201cde puertas a fuera\u201d o \u201cde cara a la galer\u00eda\u201d ser\u00eda, para una madre, una traici\u00f3n a una vocaci\u00f3n que es sagrada y primigenia (en cuanto que es la que primero hay que desarrollar). El sentido de la maternidad est\u00e1 en el servicio a la vida del hijo que Dios le ha puesto entre las manos para hacerla crecer.
\n
\nLa educaci\u00f3n deber\u00eda tener dos prioridades: ayudar a los hijos a ser protagonistas y constructores de su propia historia, como hizo Mar\u00eda con Jes\u00fas; y animarles a sostenerse en Dios y s\u00f3lo en \u00c9l. Aunque sea costoso, es importante encaminarles de tal manera que puedan llegar a liberarse hasta de la madre. Mar\u00eda nunca fue una atadura para su Hijo.
\n
\nPara lograr esos objetivos ser\u00eda interesante rescatar esos espacios de comunicaci\u00f3n de la fe que pon\u00edan de manifiesto la presencia capital de Dios en la vida familiar: la bendici\u00f3n de la mesa, la oraci\u00f3n antes de dormir, la eucarist\u00eda dominical (incluido el aperitivo al salir de la misa)\u2026
\n <\/p>\n\n
\nLos dolores de parto (a pesar de la epidural) son una buena met\u00e1fora de lo que significa dar vida. En el instante del nacimiento queda recogida la l\u00f3gica profunda de la maternidad: el comienzo de la relaci\u00f3n madre-hijo que tiene como punto de partida el dolor nacido de un amor profundo (cualquier dolor es bien recibido con tal de que sea por amor); y ese continuo empujar a los hijos hacia fuera para que \u201csalgan de ella\u201d y cumplan la voluntad de Dios. Impacta sobremanera el testimonio de madres como la de los Macabeos que anim\u00f3 hasta al \u00faltimo de los hijos que le quedaba, para que diera su vida antes de traicionar las tradiciones y creencias del pueblo de Israel (2 Mac 7).
\n
\nQuiz\u00e1s sea esa la raz\u00f3n por la que las madres siempre lloran, porque sea como sea, la perspectiva del despojamiento de lo que tanto se quiere produce un dolor inevitable e intenso. En el momento en que se tienen hijos, la vida queda ya hipotecada a la felicidad de ellos. Sus alegr\u00edas son las alegr\u00edas de la madre, y sus tristezas las suyas tambi\u00e9n. No hay mayor ofensa que pueda hacerse que la que se hace a un hijo. Quien realmente quiera da\u00f1ar a un padre o a una madre s\u00f3lo tiene que herir a sus v\u00e1stagos; dif\u00edcilmente conseguir\u00e1 su objetivo de una manera tan r\u00e1pida y eficaz.
\n
\nHoy en d\u00eda parece haber ca\u00eddo ya en desuso la costumbre de llamar a la mujer por su vinculaci\u00f3n con el marido. Nada m\u00e1s casarse la mujer pasaba al estadio \u201cse\u00f1ora de\u201d como si se hubiera convertido de repente en una propiedad (de hecho, en el mundo anglosaj\u00f3n la mujer sigue perdiendo su apellido al casarse, como norma general, para adoptar el del marido). Sin embargo, lo que s\u00ed se mantiene en la etapa escolar de los hijos con car\u00e1cter positivo e incluso con orgullo, es el nombrar a las madres de los compa\u00f1eros de colegio como \u201cla madre de\u201d. \u00bfSer\u00e1 que forma parte de la condici\u00f3n materna este quedar en la sombra?
\n
\nCiertamente todo lo que tenga que ver con dejar espacio al ser de los dem\u00e1s, contribuir a su crecimiento, ponerse a su servicio, darle vida, empeque\u00f1ecerse para hacer grande al otro\u2026 resuena a evangelio. Aquellas mujeres que segu\u00edan a Jes\u00fas desde lejos y que posibilitaron con sus bienes y su servicio la misi\u00f3n del Se\u00f1or, se mantuvieron en un discreto anonimato a pesar de su asombrosa labor. Que fueron madres de<\/em> disc\u00edpulos conocidos (y reconocidos) y que permanecieron leales a su Maestro es lo \u201cpoco\u201d que nos ha quedado de ellas. Benditas sean por no haber robado al Hijo el \u201cprimer plano\u201d y por haber dotado a la humildad de su verdadero sentido.
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\nUna de las notas caracter\u00edsticas de la maternidad es, aunque resulte una obviedad, que madres ha habido siempre. Dada la vida tan corta que suelen tener los proyectos en la sociedad actual no es trivial encontrarse con una realidad que ha estado presente desde el comienzo de la historia de la humanidad. A veces damos demasiado por supuestas las relaciones cotidianas sin caer en la cuenta de que su sola presencia es un aut\u00e9ntico lujo.
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\nAhora que los grupos ecologistas est\u00e1n haciendo crecer la conciencia de la importancia de custodiar el planeta (la madre<\/em> tierra) y sus recursos, porque est\u00e1 en juego el futuro de la especie humana, habr\u00eda que tomarse tambi\u00e9n en serio el cuidado de la mujer como portadora de vida. A pesar de los adelantos de la bio\u00e9tica el mundo no ser\u00eda el mismo sin la figura de la madre. Ella dice mucho de nuestro pasado y, a\u00fan m\u00e1s del porvenir.
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\n5.1 La llamada de la Iglesia<\/em><\/strong>
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\nNo es extra\u00f1a la preocupaci\u00f3n que el Magisterio est\u00e1 mostrando en sus \u00faltimas intervenciones por el tema de la familia. Al margen de que se est\u00e9 o no de acuerdo con todas las afirmaciones que se hacen desde las instancias superiores, lo cierto es que se trata de asuntos de los que depende la sociedad y la que ser\u00e1 la cultura del futuro.
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\nEn 1994, con ocasi\u00f3n del A\u00f1o Internacional de la Familia, Juan Pablo II escribi\u00f3 una carta dirigida a las familias en la que declaraba con enorme contundencia que \u201centre los numerosos caminos, la familia es el primero y m\u00e1s importante. Es un camino com\u00fan, aunque particular, \u00fanico e irrepetible, como irrepetible es todo hombre; un camino del cual no puede alejarse el ser humano. En efecto, \u00e9l viene al mundo en el seno de una familia, por lo cual puede decirse que debe a ella el hecho mismo de existir como hombre. Cuando falta la familia, se crea en la persona que viene al mundo una carencia preocupante y dolorosa que pesar\u00e1 posteriormente durante toda la vida.\u201d (Carta de Juan Pablo II a las Familias con ocasi\u00f3n del A\u00f1o Internacional de la Familia<\/em>, 2 de febrero de 1994, n\u00ba 2).
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\nLlama la atenci\u00f3n el hecho de que, a lo largo de la historia, la Iglesia haya valorado la vocaci\u00f3n a la Vida Consagrada por encima de otros estados de vida cuando en realidad, para sobrevivir y crecer, necesita tanto de familias cristianas transmisoras de fe. \u00bfNo ha sido siempre la familia el caldo de cultivo de nuevos cristianos deseosos de anunciar el evangelio? En la Iglesia todos los miembros se necesitan mutuamente y no existe ninguno con car\u00e1cter absoluto. El \u00fanico Absoluto es Dios.
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\nPoco a poco va aumentando en las parroquias el inter\u00e9s por buscar espacios apropiados para las familias. Realmente se trata de una asignatura pendiente. No son suficientes las catequesis de preparaci\u00f3n para la comuni\u00f3n o la confirmaci\u00f3n, pues se va viendo cada vez con mayor claridad que se necesita el apoyo y el compromiso de los padres. Queda a\u00fan mucho por hacer aunque se van dando los primeros pasos.
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\nLa vocaci\u00f3n de construir un hogar tiene su origen en el mismo Dios, quien ya desde el principio de la Creaci\u00f3n concluy\u00f3: \u201cNo es bueno que el hombre est\u00e9 solo\u201d (Gn 2, 18). La promesa hecha a Abraham de darle una gran descendencia (Gn 15, 1-6) hay que valorarla como un juramento intr\u00ednsecamente ligado a este deseo del Creador. Por tanto, se trata de algo sagrado que no depende totalmente del hombre sino de Dios.
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\nEl papel que le corresponde a la mujer en la construcci\u00f3n de la casa es especialmente relevante. Tiene la particularidad de llevar en sus entra\u00f1as la nueva vida que cambiar\u00e1 el paisaje del hogar. Ese hecho, en s\u00ed mismo, le aportar\u00e1 una nueva sensibilidad ante el mundo y ante los dem\u00e1s, ya que, a trav\u00e9s de la maternidad, todo su ser (su cuerpo y su alma) se ver\u00e1 \u201ctocado\u201d de un modo \u00fanico, cualitativamente distinto. \u201cPor consiguiente, es necesario que el hombre sea plenamente consciente de que en este ser padres en com\u00fan, \u00e9l contrae una deuda especial con la mujer\u201d[1]<\/a>.
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\n5.2 Ministerio verdadero<\/em><\/strong>
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\nTradicionalmente la Iglesia confiaba a la madre el papel de transmisi\u00f3n de la fe a la prole. La oraci\u00f3n antes de dormir, compartida con los hijos, se convert\u00eda en el lugar privilegiado donde contar las historias sagradas de los patriarcas, los profetas, los santos\u2026 Era un espacio \u00fanico de di\u00e1logo y encuentro. En la catequesis es f\u00e1cil escuchar de labios de los adolescentes el comentario de que \u201cde estas cosas de Dios no se habla en ning\u00fan sitio\u201d. Desgraciadamente este cord\u00f3n umbilical de la fe familiar est\u00e1 cort\u00e1ndose poco a poco y apenas quedan referencias y expresiones de la vivencia religiosa en las habitaciones de la casa. Las abuelas (madres al fin y al cabo) est\u00e1n siendo en estos momentos las piezas clave para el sostenimiento del evangelio en el entorno del hogar.
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\nResulta curioso comprobar que los esfuerzos que se van haciendo para conseguir la colaboraci\u00f3n en t\u00e9rminos de igualdad, entre el hombre y la mujer, en las tareas dom\u00e9sticas no se extiendan tambi\u00e9n, en las familias cristianas, a la educaci\u00f3n de los hijos en el seguimiento de Jes\u00fas. Cada vez se deja m\u00e1s en manos de las parroquias o del colegio.
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\nSin embargo, si hay una misi\u00f3n prioritaria para unos padres, \u00e9sa es la de ser testigos de la fe para los hijos. Si se les manda a la catequesis \u201cpara cumplir\u201d sin que eso se corresponda con una aut\u00e9ntica vivencia interior, poco se puede hacer. Por eso es tan importante tomarse en serio el papel determinante que los padres ejercen en la fe de los hijos. Es un aut\u00e9ntico ministerio eclesial reconocido desde siempre y, con especial \u00e9nfasis, por el Magisterio: \u201cEl deber educativo recibe del sacramento del matrimonio la dignidad y la llamada a ser un verdadero y propio ministerio<\/em> de la Iglesia al servicio de la edificaci\u00f3n de sus miembros. Tal es la grandeza y el esplendor del ministerio educativo de los padres cristianos, que santo Tom\u00e1s no duda en compararlo con el ministerio de los sacerdotes\u201d[2]<\/a>.
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\nEl sue\u00f1o de toda madre es dar la mejor educaci\u00f3n posible a sus hijos. Eso puede traducirse en una buena formaci\u00f3n acad\u00e9mica, una estupenda vivienda, ropa para vestir, alimentaci\u00f3n adecuada para que sean sanos y fuertes\u2026 Pero no puede escap\u00e1rsele de las manos el \u00fanico legado con garant\u00edas de eternidad: la fe en el Dios de Jes\u00fas. Todo lo dem\u00e1s estar\u00e1 sometido a los vaivenes de la vida y nunca se podr\u00e1 controlar del todo. Hasta los padres pueden fallar y faltar alg\u00fan d\u00eda. S\u00f3lo Dios permanecer\u00e1 siempre a su lado. \u00bfNo es entonces la herencia mejor?
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\n5.3 Constructoras de futuro<\/em><\/strong>
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\nToda madre que se precie tiene que aprender a desarrollar una buena visi\u00f3n de futuro en dos campos importantes de su vida. En primer lugar, en el crecimiento de los hijos. Aunque se pueda vivir al d\u00eda en el aspecto econ\u00f3mico no puede hacerse lo mismo en lo referente a la educaci\u00f3n. Una pregunta clave que hay que plantearse alguna vez es c\u00f3mo quiero que mis hijos sean de mayores. Es el mejor modo de detectar si se me cuelan sue\u00f1os leg\u00edtimos o ileg\u00edtimos y si la fe forma parte esencial en esa vida que deseo para ellos.
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\nEs importante en este sentido caer en la cuenta de que no se puede improvisar. Hay cosas que, si no se van cultivando desde la cuna, el grado de dificultad para implantarlas aumenta exponencialmente a medida que va pasando el tiempo.
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\nY, por \u00faltimo, la preocupaci\u00f3n por el futuro cobra un relieve especial en la vida de una madre porque -sucede con frecuencia- la dedicaci\u00f3n tan fuerte que exigen los hijos la va apartando poco a poco del mercado laboral dada la dificultad que supone encontrar un trabajo (fuera del hogar) que se adapte adecuadamente a su ritmo.
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\nLa falta de flexibilidad de los horarios en las empresas est\u00e1 generando un gran estr\u00e9s en las mujeres que tratan de compaginar su dimensi\u00f3n profesional con su faceta de madres y esposas. Esto hace que muchas de ellas renuncien a un estatus elevado en el \u00e1mbito laboral que les impedir\u00eda atender a sus hijos. No es f\u00e1cil elegir y este punto es motivo de tensi\u00f3n continua. En ocasiones se desaprovecha la preparaci\u00f3n y capacitaci\u00f3n de numerosas mujeres por falta de creatividad en los empresarios y por la esclavitud que supone tener que ajustarse a las leyes del mercado sin ning\u00fan tipo de l\u00edmites ni protecci\u00f3n. Urge poner en marcha reformas sociales que ofrezcan un dise\u00f1o diferente del mundo que nos rodea y que no contemplen \u00fanicamente el beneficio econ\u00f3mico como objetivo absoluto. La b\u00fasqueda de rentabilidad es leg\u00edtima y buena, por supuesto; pero debe compaginarse con otras metas y el beneficio debe ser invertido en mejorar la calidad de vida de todos.
\nProbablemente, mientras se va aprendiendo a ser madre (porque la madre no nace, se hace) se cometan errores; pero hay que confiar en que los hijos sabr\u00e1n captar el esfuerzo que se hace por lograr un equilibrio necesario y bueno para ambas partes.
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\nEs importante caer en la cuenta de que en algunas etapas del desarrollo de los ni\u00f1os es casi imprescindible la presencia de la persona entera, al cien por cien<\/em>. Pero eso no significa que la vida de la madre empiece y acabe en los hijos. Cada vez est\u00e1 siendo m\u00e1s evidente que la formaci\u00f3n profesional de las mujeres es m\u00e1s profunda y m\u00e1s larga porque la mayor\u00eda de ellas es capaz de mantener, de alg\u00fan modo y con altas dosis de esfuerzo e ingenio, peque\u00f1os espacios de estudio permanente o de trabajos espor\u00e1dicos que la mantienen \u201cal d\u00eda\u201d. En cualquier caso, la sola conciencia de que su futuro va m\u00e1s all\u00e1 del cuidado de los hijos es motivo de esperanza, ayuda a criar y educar mejor y, sobre todo, ensancha el necesario espacio de libertad mutua.
\n[1]<\/a> Juan Pablo II, Mulieris Dignitatem<\/em>, 1988, n.18.
\n[2]<\/a> Juan Pablo II, Familiaris Consortio<\/em>, 1981, n. 38.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"