{"id":947,"date":"1997-07-01T15:40:22","date_gmt":"1997-07-01T15:40:22","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=947"},"modified":"1997-07-01T15:40:22","modified_gmt":"1997-07-01T15:40:22","slug":"experiencia-humana-y-ejercicio-espiritual-en-nuestro-tiempo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/experiencia-humana-y-ejercicio-espiritual-en-nuestro-tiempo\/","title":{"rendered":"Experiencia humana y \u00abejercicio espiritual\u00bb en nuestro tiempo"},"content":{"rendered":"
Jos\u00e9 A. Garc\u00eda<\/strong>\u00a0<\/em><\/p>\n Jos\u00e9 A. Garc\u00eda <\/strong>es director de la revista \u00abSal Terrae\u00bb.<\/em><\/p>\n S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/strong><\/p>\n E1 autor apunta la experiencia fundante del \u00abexistir ante Alguien, no ante s\u00ed\u00bb como necesitada de \u00abejercicios espirituales\u00bb, que han de girar en <\/em>torno al \u00abvivir unificados, no en perpetua di\u00e1spora\u00bb. El camino Y elcampo de <\/em>ejercicio no <\/em>pueden ser otros que los de la compasi\u00f3n,<\/em> como terapia contra la apat\u00eda. EI art\u00edculo se cierra con el apunte <\/em>de diversas pautas conclusivas sobre el \u00abejercicio espiritual\u00bb que necesita la experiencia humana de nuestro tiempo.<\/p>\n El t\u00edtulo de este trabajo pone en relaci\u00f3n tres conceptos: el de \u00abexperiencia humana\u00bb, el de \u00abejercicio espiritual\u00bb y el de \u00abnuestro tiem\u00adpo\u00bb. \u00bfPor qu\u00e9? \u00bfQu\u00e9 se intenta con ello?<\/p>\n La conexi\u00f3n entre experiencia <\/em>humana y <\/em>nues\u00adtro tiempo<\/em> parece evidente. Lo humano tiene al\u00adgo de transcultural, de permanente, y mucho de cultural, de cambiante. La experiencia hu\u00admana es siempre una experiencia condiciona\u00adda, encarnada, contextualizada en una determi\u00adnada situaci\u00f3n. No podr\u00edamos, por tanto, aludir al tema de la experiencia humana sin a\u00f1adir que es a la experiencia humana \u00aben nuestro tiempo\u00bb a la que queremos referirnos.<\/p>\n La conexi\u00f3n entre experiencia <\/em>humana y <\/em>ejercicio espiritual,<\/em> es aun m\u00e1s directa e intencionada; se\u00f1ala sin duda alguna el objetivo m\u00e1s importante de este art\u00edculo. Por eso merece la pena aclarar esa relaci\u00f3n y esa inten\u00adci\u00f3n un poco m\u00e1s detenidamente.<\/p>\n La experiencia que un hombre o mujer puedan tener de s\u00ed mismos en un determinado momento de su evoluci\u00f3n biogr\u00e1fica o cultural no es cano\u00adnizable sin m\u00e1s. Es una experiencia que, como todo lo humano, resulta ambigua. Est\u00e1 abierta a lo mejor y tambi\u00e9n a lo peor de la naturaleza hu\u00admana, dependiendo de los sedimentos gen\u00e9ti\u00adcos, afectivos, culturales y religiosos de que est\u00e9 hecha y tambi\u00e9n de lo que ese hombre o mujer en cuesti\u00f3n quieran o puedan hacer consigo mis\u00admos y con ellos. En ese sentido es una experien\u00adcia necesitada de ejercicio espiritual.<\/p>\n Puede ser que la expresi\u00f3n \u00abejercicio espiri\u00adtual\u00bb tampoco resulte clara por estar expuesta a muchas im\u00e1genes previas, a muchos signifi\u00adcados distintos, algunos de los cuales provo\u00adcan sin m\u00e1s un claro rechazo. B\u00e1stenos decir por ahora -el resto se lo encomendamos al de\u00adsarrollo de este art\u00edculo- que en la expresi\u00f3n ejercicio espiritual, lo de \u00abespiritual\u00bb alude a Es\u00adp\u00edritu, es decir, a un ejercicio nacido de la rela\u00adci\u00f3n interior con Algo o Alguien, relaci\u00f3n en la que encontramos la inspiraci\u00f3n, el aliento y la fortaleza para trascender lo meramente instin\u00adtual nuestro, y tambi\u00e9n lo que nos llega de fue\u00adra como instancia meramente cultural. Y que lo de \u00abejercicio\u00bb alude a la firme convicci\u00f3n de que tanto el impulso como la meta nacidos de esa relaci\u00f3n no se producir\u00e1n sin el concurso de nuestra implicaci\u00f3n, es decir, sin ejercicio.<\/p>\n Con este pre\u00e1mbulo estamos ya en disposi\u00adci\u00f3n de plantear las dos preguntas claves que servir\u00e1n de gu\u00eda a este art\u00edculo, y una tercera sobre su metodolog\u00eda:<\/p>\n Por lo que tiene de moderna, es decir, de elementos que le llegan de la Ilustraci\u00f3n y de la Industrializaci\u00f3n, nuestra cultura induce en el individuo \u00ablecturas planas\u00bb -racionales, cient\u00edfi\u00adcas- de s\u00ed, de los dem\u00e1s y del mundo. Por lo que tiene de postmoderna, es decir, de reac\u00adci\u00f3n contra el racionalismo y de recuperaci\u00f3n del sentimiento, nuestra cultura induce en el hombre y mujer actuales \u00ablecturas psicologi\u00adzantes\u00bb, una autocomprensi\u00f3n del sujeto muy centrada en los avatares de su yo. En ambos casos, la presi\u00f3n cultural tiende a producir identidades in-trascendentes, <\/em>un tipo humano que viene de s\u00ed mismo, que vive ante s\u00ed mismo, que muere tambi\u00e9n para s\u00ed mismo.<\/p>\n Esta in-trascendencia del sujeto toma dos formas fundamentales en nuestra sociedad que se alimentan mutuamente. Una de ellas es la forma culta,<\/em> ese rechazo frontal de muchos de nuestros intelectuales del momento para quie\u00adnes la garant\u00eda del individuo libre no puede ser otra que su autonom\u00eda radical. Otra, la m\u00e1s ex\u00adtendida, es la que se manifiesta en forma de in\u00addiferencia, <\/em>incluso al planteamiento mismo de toda pregunta por una posible trascendencia de lo humano, no s\u00f3lo religiosa sino incluso his\u00adt\u00f3rica. En ambos casos, aunque con muy dife\u00adrente calidad moral por supuesto, el resultado se traduce en un yo que existe \u00fanicamente desde s\u00ed y ante s\u00ed. En el mejor de los casos, ese desde s\u00ed y ante s\u00ed incluye inequ\u00edvocamente tambi\u00e9n un para los dem\u00e1s. En el peor, deriva en un cerrado para s\u00ed. Lo que no incluyen es el vivir desde Alguien y ante Alguien.<\/p>\n Este cuadro cultural quedar\u00eda, sin embargo, totalmente mutilado si no se aludiera a toda una masa de poblaci\u00f3n -en nuestro caso la mayor, sin duda- que no es ni lo uno ni lo otro aunque de alg\u00fan modo se vea tentada por am\u00adbos. Me refiero a todos aquellos que s\u00ed cuen\u00adtan con un Alguien ante el que vivir, aunque ese alguien tenga formas poco personales, muy di\u00adfusas, escasamente vertebradoras. Un Alguien que se parece a un Algo -\u00abalgo tiene que ha\u00adber\u00bb- o a un Imperativo moral, m\u00e1s que a un Presencia acogedora que comunica confianza a la vida, impulso a la acci\u00f3n, esperanza a la muerte. A las nuestras y a las de los dem\u00e1s.<\/p>\n Ah\u00ed vivimos, en el interior de una cultura que es as\u00ed de indeterminada y plural, que presiona por tanto en m\u00faltiples direcciones, que deja a nuestro yo en la ambig\u00fcedad de vivirse in-tras\u00adcendentemente o de vivirse ante Dios. \u00bfC\u00f3mo no aceptar entonces que, si queremos enten\u00addernos a nosotros mismos como criaturas que surgen del amor de Dios, como sujetos que vi\u00adven ante \u00e9l, con \u00e9l y como \u00e9l, como hombres y mujeres cuyo m\u00e1ximo deseo consiste en arti\u00adcular su libertad en la Libertad de Dios, nues\u00adtros sue\u00f1os en su Sue\u00f1o, habremos de some\u00adter nuestra natural ambig\u00fcedad y la presi\u00f3n cultural del momento a un \u00abejercicio espiritual\u00bb\u00a0 profundo y nada convencional? Pocas dudas, pienso, pueden caber al respecto. M\u00e1s dif\u00edcil ser\u00e1 saber hacia d\u00f3nde dirigir ese ejercicio y c\u00f3mo hacerlo. Aun as\u00ed, nada impide intentarlo.<\/p>\n 1.1. Vivir de fe, vivir la fe<\/strong><\/p>\n Si lo contrario a las lecturas planas del mundo y a la lectura curvada de uno mismo, es la mirada de la fe, \u00abvivir de fe\u00bb ser\u00e1 un ejercicio fundamental y primero del hombre y mujer ac\u00adtuales. Un ejercicio que, sin duda alguna, pasa por la oraci\u00f3n pero que no se reduce a ella.\u00a0<\/em><\/p>\n Vivir de <\/em>fe<\/em> implica la vida entera no s\u00f3lo un rato de oraci\u00f3n al d\u00eda. Es esa actitud del cora\u00adz\u00f3n y de la mente que en la relaci\u00f3n con los dem\u00e1s y con el mundo percibe a Dios como Presencia acogedora e incitante, y que en la relaci\u00f3n con Dios percibe siempre a los dem\u00e1s y al mundo como su m\u00e1xima preocupaci\u00f3n. \u00abDios es esencialmente respectivo al mundo\u00bb (X. Zubiri): no nos est\u00e1 permitido, por tanto, en\u00adcontrarle a \u00e9l sin encontrar en \u00e9l al mundo. \u00abEl mundo entero, y nosotros en \u00e9l, fluye del amor de Dios\u00bb: no nos est\u00e1 permitido igualmente adentrarnos en el mundo sin descubrir en \u00e9l a Dios, sin adorarlo y servirlo en la creaci\u00f3n.<\/p>\n Ejercitarse en esta vida de fe -un modo de ser, de estar y de actuar que no podemos es\u00adperar como \u00abgracia barata\u00bb- supone a mi mo\u00addo de ver dos cosas: una pr\u00e1ctica frecuente de la oraci\u00f3n y el ejercicio de las dos miradas. Me gustar\u00eda decir una palabra sobre ambas.<\/p>\n Oramos porque deseamos agradecer expl\u00edci\u00adtamente a Dios el don de la vida, los amigos, la familia, el mundo… Oramos porque queremos contar a Dios, y grit\u00e1rselas pidiendo ayuda, las penas y las alegr\u00edas del mundo, y las nuestras propias, aun a sabiendas de que ya las cono\u00adce… Oramos tambi\u00e9n para examinar ante Dios la calidad de nuestra vida y para preparamos a \u00abser como \u00e9l\u00bb… Suponer que todo eso nos lo va a dar la vida sin m\u00e1s, que nuestro actuar va a ser, sin m\u00e1s, puro, desinteresado, gratuito, agra\u00adciante, es -vita teste-<\/em> una culpable ingenuidad.<\/p>\n Pero no basta. Si la vida entera, y no s\u00f3lo la oraci\u00f3n, est\u00e1 llamada a ser lugar de encuentro con Dios, \u00abmedio divino\u00bb que dir\u00eda Teilhard de Chardin, es <\/em>necesario ejercitar una doble mi\u00adrada sobre la realidad: la mirada contemplati\u00adva<\/em> que trata de descubrir el Sue\u00f1o de Dios en favor del mundo para articularnos en \u00e9l, y la mirada <\/em>anal\u00edtica <\/em>que investiga los modos con\u00adcretos de dicha articulaci\u00f3n. Dos miradas que nunca deber\u00edan andar separadas, dos mira\u00addas de cuyo \u00abejercicio\u00bb depende que algunas experiencias humanas dominantes del momento actual no se perviertan a s\u00ed mismas y perviertan a los dem\u00e1s. \u00bfQu\u00e9 podr\u00eda ayudar\u00adnos para ejercitar y unir esa doble mirada?<\/p>\n La mirada anal\u00edtica <\/em>est\u00e1 hecha de estudio, de an\u00e1lisis de la realidad y de los mecanismos que la configuran, de implicaci\u00f3n en aquellos cambios que traigan un futuro mejor para los pobres de este mundo, de evaluaci\u00f3n de nues\u00adtras implicaciones concretas, etc. Ejercitar esa mirada pasa, sin duda alguna, por ejercer esos an\u00e1lisis para los que muchos creyentes solemos estar poco dispuestos e incluso reti\u00adcentes. La mirada contemplativa <\/em>est\u00e1 hecha de la pregunta por Dios en el interior de la re\u00adalidad humana, de la pregunta por su Presen\u00adcia en ella y su Sue\u00f1o sobre ella, de la pre\u00adgunta tambi\u00e9n por nuestra respuesta creyen\u00adte. Ejercitar esa mirada supone hacerse fre\u00adcuentemente esa pregunta, vivir esa Presen\u00adcia, so\u00f1ar ese mismo Sue\u00f1o…\u00a0<\/strong><\/p>\n 1.2. En las fuentes del yo<\/strong>\u00a0<\/strong><\/p>\n Una cuesti\u00f3n b\u00e1sica de toda existencia hu\u00admana es \u00e9sta: \u00bfde qui\u00e9n me recibo yo? Es b\u00e1si\u00adca porque -lo confesemos o no, nos guste m\u00e1s o menos reconocerlo- siempre nos recibimos de algo o de alguien. \u00abMe recibo mucho m\u00e1s que me hago a m\u00ed mismo\u00bb, dec\u00eda el arriba citado T. de <\/em>Chardin. <\/em>Qui\u00e9n sea y qu\u00e9 calidad tenga ese algo o alguien de quien nos recibimos, no es una cuesti\u00f3n balad\u00ed ya que ese hecho modela pro\u00adfundamente nuestro modo de ser y las finalida\u00addes que damos a nuestra vida. Pues bien…<\/p>\n En las experiencias humanas de nuestro tiempo lo m\u00e1s normal es recibirse de uno mismo, de lo que uno es, tiene, sabe o vale, o tam\u00adbi\u00e9n de la propia impotencia, es decir, de la mi\u00adseria, pecado o frustraci\u00f3n de los que uno se ve no s\u00f3lo rodeado sino tambi\u00e9n transido.<\/p>\n Alternativa a recibirnos de nuestro poder o de nuestra impotencia es \u00abrecibirnos de Dios\u00bb. As\u00ed de claro. Un Dios en el que nos movemos, existimos y somos -\u00absi \u00e9l no fuese nada ser\u00eda\u00bb, dec\u00eda el m\u00edstico medieval Raimundo Lull-; <\/em>que hace salir el sol sobre justos y pecadores y se alegra m\u00e1s por un pecador que se convierte que por noventa y nueve que no necesitan conversi\u00f3n, dec\u00eda Jes\u00fas; que habit\u00e1ndolo to\u00addo, se da en todo, trabaja en todo, en todo desciende, provocando as\u00ed agradecimiento y entrega, dec\u00eda Ignacio de Loyola.<\/em><\/p>\n Recibirse de Dios, no de nuestro yo, libera al hombre de batallas in\u00fatiles, de la necesidad de tener que justificarnos <\/em>a nosotros mismos en cada momento, de la agresi\u00f3n a otros yos a quienes se ve en confrontaci\u00f3n con el nues\u00adtro… Una experiencia gozosa que libera ener\u00adg\u00edas aprisionadas en torno a la obsesi\u00f3n por nuestro yo -hay Otro que se cuida de m\u00ed- diri\u00adgi\u00e9ndolas hacia el bien de los dem\u00e1s.<\/p>\n \u00bfQui\u00e9n de nosotros seguir\u00e1 siendo tan in\u00adgenuo como para pensar que una experiencia as\u00ed -correctivo necesario y terapia teologal a muchas experiencias humanas actuales toca\u00addas de un profundo narcisismo o, a lo m\u00e1s, de una auto-expresi\u00f3n del yo que no sobrepasa las barreras familiares o grupales y que se tra\u00adduce siempre en insolidaridad- nos va a ser concedida sin ejercitarnos en ella? No hay me\u00adjor ejercicio para ello que el empe\u00f1o en cono\u00adcer cada vez m\u00e1s y mejor a Jesucristo, adhe\u00adrirse cada vez m\u00e1s a \u00e9l, seguirle cada d\u00eda me\u00adjor. Existir en <\/em>\u00e9l, vivir con <\/em>\u00e9l, moverse por \u00e9l.\u00a0<\/strong><\/p>\n Si juntamos pluralismo cultural por un la\u00addo y solicitaci\u00f3n publicitaria por otro, como fe\u00adn\u00f3menos masivos de nuestra \u00e9poca, no de\u00adber\u00edamos asustarnos de que el hombre y mu\u00adjer actuales padezcan de una notable di\u00e1spo\u00adra ideol\u00f3gica y afectiva. Una enfermedad que ataca de plano la unificaci\u00f3n de mente y de coraz\u00f3n que necesitamos para vivir con hori\u00adzontes claros, con deseos definidos, y con paz en la realizaci\u00f3n progresiva de estos y de aquellos. \u00bfQu\u00e9 tiene de extra\u00f1o el que, si fal\u00adta esa unificaci\u00f3n, la experiencia humana ac\u00adtual se ti\u00f1a de un cierto caos interior, de un subjetivismo asfixiante, de una \u00abhiperinversi\u00f3n de energ\u00edas en las cuestiones de yo\u00bb?<\/p>\n Pero, si esto es as\u00ed, es decir, si no cualquier culto a la interioridad y al pluralismo moder\u00adnos, con los productos que de ellos nacen, es sin m\u00e1s humano, qu\u00e9 ejercicio espiritual po\u00addr\u00eda purificar ese movimiento hacia la autenti\u00adcidad personal y hacia la diferencia que cons\u00adtituye uno de los valores irrenunciables de la cultura moderna?<\/p>\n 2.1. La centralidad del Reino de Dios<\/strong><\/p>\n \u00abReino de Dios\u00bb fue sin duda alguna la categor\u00eda central de la vida y de la predicaci\u00f3n de Jes\u00fas. Un Reino de Dios que est\u00e1 dentro de nosotros y tambi\u00e9n fuera, en todo coraz\u00f3n que sea aut\u00e9nticamente humano y en toda humanidad que tenga coraz\u00f3n. Y es que all\u00ed donde Dios es reconocido como Padre bueno y los dem\u00e1s como hermanos -y eso puede su\u00adceder en el coraz\u00f3n pero tambi\u00e9n en la reali\u00addad exterior- all\u00ed florece el Reino de Dios, su Sue\u00f1o sobre el mundo. Hemos de cultivar la interioridad, sin duda alguna; ella es lugar del Reino de Dios. Pero una interioridad trascen\u00addente, no aquella que se curva sobre s\u00ed asfi\u00adxi\u00e1ndose; el mundo es el lugar de ejercicio de ese Reino interior.<\/p>\n \u00abBuscad primero el Reino de Dios y su justi\u00adcia, dijo Jes\u00fas, y todo lo dem\u00e1s se os dar\u00e1 por a\u00f1adidura\u00bb. Una vez m\u00e1s, el ejercicio espiritual est\u00e1 llamado a purificar y sanar, a humanizar experiencias humanas como las del pluralismo y la interioridad que, sin \u00e9l, se desv\u00edan f\u00e1cil\u00admente hacia la b\u00fasqueda de reinos sumamen\u00adte ambiguos, muchas veces malignos.\u00a0<\/strong><\/p>\n 2.2. Una secreta alegr\u00eda<\/strong><\/p>\n En la vida podemos movilizarnos por mu\u00adchas razones, por motivaciones distintas no todas de igual calidad. Puede movernos una idea, un sentimiento, un imperativo \u00e9tico, la in\u00addignaci\u00f3n, un amor, un rencor… Puede mover\u00adnos tambi\u00e9n una alegr\u00eda.<\/p>\n Jes\u00fas habl\u00f3 una vez de esta \u00faltima posibili\u00addad y la propuso como par\u00e1bola del Reino: \u00abUn hombre iba por el campo y encontr\u00f3 un tesoro; el encuentro le produjo tal alegr\u00eda<\/em> que vendi\u00f3 todo lo que ten\u00eda para comprar el campo aquel\u00bb (Mt 13,44). Tan luminoso es el proceso narrado en esta peque\u00f1a par\u00e1bola que ape\u00adnas necesita explicaci\u00f3n. Decir \u00fanicamente que lo que sucede entre Dios y nosotros -su acercamiento salvador- y lo que Dios sue\u00f1a para nosotros -un mundo que sea familia hu\u00admana- puede constituir una sorpresa tal y tan alegre que sea ella, la alegr\u00eda de ese encuen\u00adtro, la que unifique y totalice nuestras vidas al servicio de ese Reino de Dios. La santidad cristiana es fruto de una alegr\u00eda. S\u00f3lo que es\u00adtamos ante una alegr\u00eda tan singular que tam\u00adpoco podremos esperarla como \u00abgracia bara\u00adta\u00bb. Por no ser f\u00e1cilmente deducible de lo que pasa por nuestro interior ni de lo que cuenta en el exterior, s\u00f3lo ex-poni\u00e9ndonos a ella, con\u00advirti\u00e9ndola en materia de contemplaci\u00f3n y de plegaria, de Deseo y de ejercicio espiritual, podremos encontrarla.<\/p>\n La mala prensa que rodea al t\u00e9rmino com\u00adpasi\u00f3n<\/em> responde mucho m\u00e1s a determinadas encarnaciones que hemos hecho de ella que a su significado profundo. Com-pasi\u00f3n, palabra de etimolog\u00eda latina, significa padecer-con, sen\u00adtir-con, vibrar-con, afectarse-con… Su equiva\u00adlente, esta vez derivado del griego, ser\u00eda la pala\u00adbra simpat\u00eda,<\/em> t\u00e9rmino al que se opone directa\u00admente el de a-pat\u00eda, ausencia de sentimientos, de vibraci\u00f3n, de capacidad de cercan\u00eda.<\/p>\n Esta aclaraci\u00f3n de t\u00e9rminos nos sirve ya pa\u00adra definir, al menos aproximativamente, lo que sucede en nuestra cultura. No es que en esta cultura nuestra, y en el tipo de hombre y mu\u00adjer que produce, la compasi\u00f3n est\u00e9 muerta, si\u00adno que no es ni suficientemente fuerte ni sufi\u00adcientemente universal. Se quiebra con excesi\u00adva facilidad, se cierra con excesiva comodi\u00addad. Me explico…<\/p>\n Dice Robert <\/em>N. Bellah<\/em> que lo que caracteriza al sujeto moderno no es tanto un individualis\u00admo bruto, sin ventanas al exterior, cerrado en s\u00ed, tosco. El sujeto moderno habr\u00eda intuido, y en parte tambi\u00e9n experimentado, que vivir as\u00ed lleva a la asfixia de su ser interior. La reacci\u00f3n habr\u00eda consistido en un cultivo interior del yo -gusto por las experiencias de todo tipo, in\u00adcluidas las religiosas- y en una salida controla\u00adda del yo hacia el exterior -gusto por la familia, los grupos de amigos, las aficiones comparti\u00addas, etc.-. A esta caracter\u00edstica del sujeto mo\u00adderno la calific\u00f3 Bellah <\/em>con el t\u00e9rmino de \u00abindi\u00advidualismo expresivo\u00bb. Expresivo<\/em> porque el yo se expresa realmente en esos fen\u00f3menos; in\u00ad<\/em>dividualismo,<\/em> porque en el fondo son las nece\u00adsidades del individuo, y no las de los otros, las que siguen ocupando el centro de la cuesti\u00f3n.<\/p>\n Eso explicar\u00eda por qu\u00e9, si bien es cierto que la compasi\u00f3n no est\u00e1 muerta en nuestra cul\u00adtura, tambi\u00e9n lo es que est\u00e1 amenazada de in\u00adconsistencia, la aparici\u00f3n de la cruz puede que\u00adbrarla en cualquier momento, y de tribalismo, lo que sobrepasa mi entorno familiar o grupal no es problema m\u00edo.<\/p>\n Nuestra cultura, pues, y nosotros en ella, esta\u00admos amenazados de una forma sutil de a-pat\u00eda, m\u00e1s sutil en cuanto es m\u00e1s fina, m\u00e1s expresiva, pero no por ello menos olvidadiza del sufrimien\u00adto de tantas v\u00edctimas. \u00bfC\u00f3mo reconvertir, hacer m\u00e1s humana, m\u00e1s \u00abdel otro\u00bb y m\u00e1s \u00abde todos los otros\u00bb la com-pasi\u00f3n? \u00bfDe qu\u00e9 ejercicio espiri\u00adtual est\u00e1 necesitada esta reconversi\u00f3n?\u00a0<\/strong><\/p>\n 3.1. \u00abFijos los ojos en Jes\u00fas\u00bb<\/strong><\/p>\n El secreto de la com-pasi\u00f3n humana lo tie\u00adne Jes\u00fas. Es evidente que el movimiento de esperanzas que suscit\u00f3 Jes\u00fas en torno suyo lo produjo la autoridad<\/em> que emanaba de su per\u00adsona -la palabra autoridad tiene debajo una ra\u00ad\u00edz latina que significa \u00abhacer crecer\u00bb- y el hecho de que esta autoridad la empleara en favor de los pobres de su tiempo, cur\u00e1ndolos, alent\u00e1n\u00addolos, perdon\u00e1ndolos, defendi\u00e9ndolos. Y todo ello en nombre de su Padre Dios.<\/p>\n He ah\u00ed el misterio, en forma de tr\u00edpode, de la com-pasi\u00f3n ejercida por Jes\u00fas, cuyos elemen\u00adtos analizaremos despu\u00e9s brevemente. Antes perm\u00edtaseme una consideraci\u00f3n.<\/p>\n La carta a los <\/em>Hebreos <\/em>llama a Jes\u00fas \u00abpione\u00adro y consumador de la fe\u00bb, es decir, protocre\u00adyente (pionero) y creyente total (consumador). Creer en Jes\u00fas es, por tanto, aceptarlo como Aquel en quien se apoya e inspira nuestra vaci\u00adlante fe, de quien cobra consuelo y fortaleza. Creer en Jes\u00fas es mucho m\u00e1s que aceptar ver\u00addades<\/em> sobre \u00e9l. Es entregarle la confianza de que su modo de entender a Dios, al mundo, a los dem\u00e1s, es el radicalmente verdadero, y que su modo vivir ante Dios y con \u00e9l, en el mundo y a favor de los pobres, es el modo humano <\/em>de vivir. Fuera de eso no hay salvaci\u00f3n porque fue\u00adra de eso no hay humanidad.<\/p>\n Pues bien, he ah\u00ed el primer paso de un ejerci\u00adcio espiritual tendente a encarnar en nosotros la compasi\u00f3n humana al modo de Jes\u00fas. Un primer paso que consiste en ejercitar la fe en Jes\u00fas en su forma b\u00e1sica de confianza y entre\u00adga a \u00e9l. Despu\u00e9s de haber andado muchos ca<\/em>minos, <\/em>cre\u00eddo en muchas verdades, experimen\u00adtado muchas vidas, tal vez caigamos rendidos a los pies de Jes\u00fas diciendo como aquellos disc\u00edpulos suyos: \u00ab\u00bfAd\u00f3nde iremos, Se\u00f1or?, t\u00fa tienes palabras de vida eterna\u00bb Una cosa pare\u00adce clara: la fe en Jes\u00fas, o incluye esa confesi\u00f3n o no es apenas nada.\u00a0<\/strong><\/p>\n 3.2. \u00abSer como Dios\u00bb<\/strong><\/p>\n Dios fue para Jes\u00fas mucho m\u00e1s que un referente metaf\u00edsico, est\u00e9tico o moral. Fue pa\u00addre-madre en el sentido m\u00e1s hondo y primario del t\u00e9rmino: dador de ser y de sentido, de ins\u00adpiraci\u00f3n y de confianza, cimiento y viento de su propia libertad. Lo que Jes\u00fas piensa sobre el mundo lo ha bebido en Dios; su manera de situarse ante la realidad no hace m\u00e1s que en\u00adcarnar visible e hist\u00f3ricamente el modo como se sit\u00faa invisible pero realmente Dios. Por eso, a quienes le acusan de no ser bueno porque va con gente mala (cf. Lc 15,1 s), Jes\u00fas les res\u00adponde con un argumento que carece de toda fundamentaci\u00f3n racional para llenarse de ra\u00adz\u00f3n teol\u00f3gica. \u00abYo soy as\u00ed porque mi Padre es as\u00ed: como un Pastor que deja las noventa y nueve ovejas intachables para irse tras la des\u00adcarriada; como una mujer que pone la casa patas arriba para encontrar una moneda per\u00addida y que cuando la encuentra manifiesta an\u00adte sus vecinas una alegr\u00eda totalmente despro\u00adporcionada; como un padre al que la vuelta del hijo pr\u00f3digo desata una experiencia de go\u00adzo carente de toda reivindicaci\u00f3n\u00bb.<\/p>\n En el Antiguo Testamento el pecado consis\u00adt\u00eda en querer \u00abser como Dios\u00bb (Gen 3,5). En el Nuevo, \u00abser como Dios\u00bb constituye la m\u00e1xima y m\u00e1s radical invitaci\u00f3n que nos hace Jes\u00fas. \u00bfC\u00f3\u00admo se explica esta contradicci\u00f3n? Cuando a Dios se le entiende en clave de conocimiento y de poder -ese es el caso de Ad\u00e1n y Eva- que\u00adrer ser como \u00e9l es un peligro para la humani\u00addad. Todos los tiranos de la historia han queri\u00addo ser como Dios. Pero cuando se le entiende como misericordia envolvente, como Dios com\u00adpasivo que hace salir el sol sobre justos y peca\u00addores -ese es el caso en Jes\u00fas-ser como Dios se convierte en un requisito para ser plenamen\u00adte humanos.<\/p>\n Dios es hacia nosotros y hacia el mundo aga\u00adp\u00e9,<\/em> es decir, amor puro, gratuito, universal, com\u00adpasivo. Un amor que, precisamente por ser as\u00ed, se vuelve amor parcial hacia todo aquello y aquellos que est\u00e1n excluidos de la misericor\u00addia. Nosotros raramente amamos a los dem\u00e1s con un amor as\u00ed. Nuestro amor se mueve mu\u00adcho m\u00e1s -nada malo en ello pero s\u00ed mucha am\u00adbig\u00fcedad- a impulsos del eros<\/em> y de la filia,<\/em> es decir, de lo que provoca en nosotros la belleza o el parentesco. \u00a1Cu\u00e1nto bien nos har\u00eda expo\u00adner nuestro eros y nuestra fil\u00eda a la experiencia del amor de Dios para curarlos de tanta curva\u00adci\u00f3n hacia nuestro yo, de tanta ausencia de com-pasi\u00f3n! He ah\u00ed otro ejercicio espiritual ne\u00adcesario en nuestro tiempo.\u00a0<\/strong><\/p>\n 3.3. El proceso de la compasi\u00f3n<\/strong><\/p>\n En los profetas y en Jes\u00fas se produce, en pri\u00admer lugar, una interiorizaci\u00f3n del dolor y alegr\u00eda del mundo como dolor y alegr\u00eda simult\u00e1nea de Dios. Una mirada anal\u00edtica que se convierte, por la fe, en mirada simult\u00e1neamente contemplati\u00adva, teologal. A un creyente le es imprescindible la mirada del soci\u00f3logo, pero no le basta. En el fondo de ella, descubre, presente y actuante, a Dios como el primerafectado <\/em>por lo que suce\u00adde a sus hijos e hijas. Sin esa mirada, la com\u00adpasi\u00f3n humana es ciertamente humana, pero queda des-enraizada de la compasi\u00f3n de Dios. \u00abSin doxolog\u00eda no hay profec\u00eda\u00bb. A Jes\u00fas se le conmueve el coraz\u00f3n -los Evangelios est\u00e1n lle\u00adnos de esa expresi\u00f3n- ante lo que ve: ante las masas derrengadas, ante L\u00e1zaro muerto, ante una mujer encorvada u otra a quien se le ha muerto el hijo…, pero la compasi\u00f3n que siente Jes\u00fas ante tales situaciones est\u00e1 enraizada en una compasi\u00f3n anterior, mayor, primera, la de su Padre Dios. La cr\u00edtica prof\u00e9tica contra lo que destruye a la humanidad cobra su m\u00e1xima fuer\u00adza, su virulencia mayor, justamente en esa iden\u00adtificaci\u00f3n de los profetas y de Jes\u00fas con la compasi\u00f3n de Dios. Ah\u00ed la justifican. Ah\u00ed la vali\u00addan. Dios es para ellos el m\u00e1ximo garante del hombre, su gran defensor.<\/p>\n Compasi\u00f3n humana y comuni\u00f3n con la com\u00adpasi\u00f3n de Dios se traducen en los profetas y en Jes\u00fas en palabras y gestos alternativos que ponen de manifiesto lo nuevo, lo no derivado de la situaci\u00f3n, las posibilidades in\u00e9ditas que tiene lo humano cuando se deja conducir por lo mejor que hay en nosotros, por lo que de imagen de Dios hay cada mujer y en cada hombre.<\/p>\n La experiencia actual de la compasi\u00f3n, que no est\u00e1 ausente del coraz\u00f3n humano y que se manifiesta en muchos fen\u00f3menos actuales, necesita de este ejercicio espiritual al menos por tres razones: a) para salir al paso de la apat\u00eda, ese mal siempre amenazante que con\u00adsiste en olvidarse del sufrimiento ajeno; b) pa\u00adra que no derive hacia una compasi\u00f3n contro\u00adlada y de corto alcance, el individualismo ex\u00adpresivo; c) para que -como dice uno de los Cantos del Siervo de Isa\u00edas- la fuerza del Es\u00adp\u00edritu haga que \u00abel siervo no se quiebre\u00bb.<\/p>\n 4. Conclusi\u00f3n<\/strong><\/p>\n Para terminar, me gustar\u00eda recoger lo m\u00e1s importante de este art\u00edculo en las cuatro afirmaciones siguientes:<\/p>\n Jos\u00e9 A. Garc\u00eda<\/strong><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Jos\u00e9 A. Garc\u00eda\u00a0 Jos\u00e9 A. Garc\u00eda es director de la revista \u00abSal Terrae\u00bb. S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO E1 autor apunta la experiencia fundante del \u00abexistir ante Alguien, no ante s\u00ed\u00bb como necesitada de \u00abejercicios espirituales\u00bb, que han de girar en torno al \u00abvivir unificados, no en perpetua di\u00e1spora\u00bb. El camino Y elcampo de ejercicio no pueden […]<\/p>\n","protected":false},"author":3,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[36,52,9,10,54,19,2,5],"tags":[],"class_list":["post-947","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-36","category-246_247","category-autores","category-estudios","category-jose-a-garcia","category-materias","category-mision-joven","category-revistas"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/947","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/users\/3"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=947"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/947\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=947"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=947"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=947"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}\n
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3. La experiencia de la compasi\u00f3n, terapia contra la apat\u00eda<\/h4>\n
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