{"id":950,"date":"1997-07-01T15:49:44","date_gmt":"1997-07-01T15:49:44","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=950"},"modified":"1997-07-01T15:49:44","modified_gmt":"1997-07-01T15:49:44","slug":"procesos-de-educacion-en-la-fe-convivencias-y-ejercicios-espirituales-con-jovenes","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/misionjoven\/procesos-de-educacion-en-la-fe-convivencias-y-ejercicios-espirituales-con-jovenes\/","title":{"rendered":"Procesos de \u00abeducaci\u00f3n en la fe\u00bb, \u00abConvivencias\u00bb y Ejercicios Espirituales con j\u00f3venes"},"content":{"rendered":"

\u00c1ngel T\u00e9llez<\/h2>\n

\u00c1ngel T\u00e9llez <\/strong>es profesor de Did\u00e1ctica de la Reli\u00adgi\u00f3n en la \u00abFacultad de Educaci\u00f3n\u00bb de la Universi\u00addad de Valladolid.<\/em><\/p>\n

S\u00cdNTESIS DEL ART\u00cdCULO<\/h3>\n

Tanto las \u00abconvivencias\u00bb como los Ejercicios Espirituales con j\u00f3venes, a veces, no es\u00adt\u00e1n colocados dentro de un verdadero proceso de educaci\u00f3n en la fe; las primeras, inclu\u00adso, no est\u00e1n exentas del peligro de reducirse a \u00absimples juegos de convivencia\u00bb. El autor subraya la importancia del \u00abcamino educativo\u00bb en el que deben situarse estos \u00abmomentos de experiencias intensas\u00bb. Lo hace considerando algunas condiciones esenciales para que las \u00abconvivencias cristianas con j\u00f3venes\u00bb constituyan un \u00abtiempo fuerte\u00bb en el proceso de educaci\u00f3n en la fe: los presupuestos previos del acompa\u00f1amiento y ,la continuidad, el \u00abequipo animador\u00bb, los destinatarios y el contenido. Al hilo de las reflexiones sobre estos temas, van apareciendo no pocos interrogantes que culminan en el que cierra el art\u00edculo: \u00bfel contexto ambiental y familiar, la situaci\u00f3n de los j\u00f3venes -particularmente, la escasez de referencias cristianas b\u00e1sicas-, etc., no estar\u00e1n exigi\u00e9ndonos un dr\u00e1stico replantea\u00admiento <\/em>de las \u00abconvivencias\u00bb…?<\/p>\n

Inicio este art\u00edculo confesando que no me resulta f\u00e1cil hablar sobre las convivencias o ejercicios espirituales con j\u00f3venes despu\u00e9s de haber animado o dirigido a bastantes gru\u00adpos durante doce a\u00f1os. Y no me resulta f\u00e1cil porque no quisiera caer en denuncias, <\/em>idealis\u00admos, t\u00f3picos… <\/em>que pueden conducir al des\u00e1\u00adnimo. Nada m\u00e1s lejos de mi intenci\u00f3n.<\/p>\n

Tan s\u00f3lo quisiera ser \u00absanamente realista\u00bb y ayudar a quienes hoy d\u00eda realizan con entusias\u00admo estas tareas, a partir de mi reflexi\u00f3n surgida de experiencias hechas anteriormente. As\u00ed pues, desde un cierto distanciamiento que me hace ver las cosas desapasionadamente, <\/em>me pro\u00adpongo presentar algunas claves para entender las convivencias <\/em>y ejercicios espirituales<\/em> dentro de un proceso de educaci\u00f3n de\/en la fe. Con\u00adcluir\u00e9, en fin, suscitando un interrogante final sobre el planteamiento de las convivencias.<\/em><\/p>\n

1.El<\/span> nombre<\/span><\/h3>\n

Tuve la oportunidad de vivir los \u00faltimos tiempos de los llamados \u00abejercicios espirituales con j\u00f3venes\u00bb, casi siempre planteados desde la plataforma escolar. Ya en la d\u00e9cada de los se\u00adtenta se empez\u00f3 a proponer otro tipo de accio\u00adnes que sustitu\u00edan a los ejercicios<\/em> y que, entre otras cosas, resultaban dif\u00edciles de realizar. Se trataba de las llamadas \u00abconvivencias cristia\u00adnas\u00bb. Su planteamiento y su din\u00e1mica eran dife\u00adrentes a los de los Ejercicios Espirituales. Estos ten\u00edan una metodolog\u00eda m\u00e1s expositivo-discur\u00adsiva y pretend\u00edan ser \u00abmomentos de reflexi\u00f3n\u00bb.<\/p>\n

Las convivencias, por su parte, estaban plan\u00adteadas con una din\u00e1mica m\u00e1s activa y partici\u00adpativa, mediante t\u00e9cnicas de din\u00e1mica de gru\u00adpos. A los destinatarios y destinatarias les re\u00adsultaban m\u00e1s gratificantes que losejercicios espirituales,<\/em> pero los animadores inicialmente ten\u00edan una cierta dificultad para realizar la ta\u00adrea, de forma que algunos abandonaron ese campo de trabajo tras el cambio de nombre y planteamiento apuntados. La din\u00e1mica de las convivencias <\/em>no siempre ha sido realizada convenientemente y eso contribuy\u00f3 a que las t\u00e9cnicas resultaran, a veces, juegos<\/em> que pro\u00adpiciaban poco o nada la reflexi\u00f3n.<\/p>\n

Tanto en el caso de los ejercicios espirituales<\/em> como de las convivencias, <\/em>muchas veces los planteamientos no supon\u00edan un aut\u00e9ntico pro\u00adceso de educaci\u00f3n en la fe, al no estar asumido como tal en el colegio. Eran, m\u00e1s bien, actos aislados que se consideraban obligatorios en los colegios privados de religiosos y religiosas o afines. Otro detalle importante del cambio de nombre hemos de concretarlo en quienes eran invitados a hacer la convivencia sin estar suficientemente aclarados; sol\u00edan manifestar que ellos hab\u00edan ido a \u00abconvivir\u00bb, con lo cual re\u00adlegaban a un segundo t\u00e9rmino otros elementos de reflexi\u00f3n y profundizaci\u00f3n en clave religiosa.<\/p>\n

2. Las \u00abconvivencias\u00bb y \u00abejercicios espirituales\u00bb como \u00abmomentos fuertes\u00bb del proceso de educaci\u00f3n en la fe.<\/h3>\n

Entiendo que tanto las convivencias co\u00admo los ejercicios espirituales<\/em> (aunque en ade\u00adlante me refiera s\u00f3lo a las primeras) se han de plantear a partir de una pastoral escolar am\u00adplia, en la que representan uno de sus mo\u00admentos fuertes<\/em>. As\u00ed podremos relacionarlas con el proceso de pedagog\u00eda de la fe. De lo contrario resultan \u00abmomentos aislados\u00bb que pueden ser gratificantes, pero poco significa\u00adtivos para el desarrollo y crecimiento de los j\u00f3\u00advenes en la direcci\u00f3n hacia una fe madura.<\/p>\n

Tal planteamiento inicial exige un proceso di\u00adn\u00e1mico en duraci\u00f3n e intensidad y que asuma toda la realidad personal de los educandos. Es decir, se precisa un tiempo y una intensidad acorde con la edad y con la finalidad de las convivencias. <\/em>Los expertos hablan de un m\u00edni\u00admo de cuatro d\u00edas. La duraci\u00f3n puede ser dis\u00adcutible seg\u00fan los planteamientos que se ten\u00adgan. En cualquier caso, no pensamos en las convivencias o encuentros de fin de semana que hace un grupo de confirmaci\u00f3n o similar. Se trata de algo m\u00e1s prolongado en el tiempo.<\/p>\n

Otras claves, que se derivan de lo anterior, es\u00adtar\u00edan representadas por los siguientes n\u00facleos de atenci\u00f3n de los que nos ocupamos seguida\u00admente: el animador de las convivencias, los destinatarios, c\u00f3mo y cu\u00e1ndo realizarlas, la con\u00adtinuidad y el acompa\u00f1amiento, los contenidos de las convivencias.<\/p>\n

3. La continuidad y el acompa\u00f1amiento: presupuestos previos.<\/h3>\n

Si ha existido un antes, <\/em>en el que se han preparado y motivado suficientemente las con\u00advivencias, lo m\u00e1s importante entonces es el despu\u00e9s:<\/em> un tiempo de acompa\u00f1amiento por parte de alg\u00fan animador de la casa<\/em>(parroquia, colegio, centro juvenil, movimiento…) en el que se trata de seguir y \u00abestar junto a\u00bb quienes han trabajado durante los d\u00edas previos, esto es, du\u00adrante las convivencias o d\u00edas fuertes; <\/em>a trav\u00e9s del di\u00e1logo personal oel trabajo en grupo se tratar\u00e1, en primer lugar, de comprobar el grado de incidencia que han tenido las convivencias y <\/em>su aplicaci\u00f3n a la vida diaria del joven. Esta cla\u00adve exige que quienes hagan las convivencias <\/em>vayan no s\u00f3lo libremente sino suficientemente motivados y conscientes del trabajo que se va a realizar: sabiendo claramente a lo que van y c\u00f3mo van a trabajar; conociendo con claridad lo que se pretende, los contenidos a trabajar, la metodolog\u00eda de trabajo, la din\u00e1mica y el con\u00adtexto en el que se van a realizar las conviven\u00adcias. Ciertos problemas se solucionan cuando se tiene claro el planteamiento y finalidad de los \u00abencuentros educativo-pastorales\u00bb.<\/p>\n

4. Cu\u00e1ndo y c\u00f3mo hacer las \u00abconvivencias\u00bb.<\/h3>\n

Las convivencias, <\/em>tal y como las plantea\u00admos en este art\u00edculo, sin pretender excluir otras perspectivas, est\u00e1n muy centradas y referidas al ambiente escolar, sea \u00e9ste anterior o poste\u00adrior a los estudios superiores. En ambos casos conllevan, para quienes las han de realizar, una fuerte dosis de libertad. No obstante se han de elegir siempre los d\u00edas m\u00e1s apropiados.<\/p>\n

En el caso del per\u00edodo de la ense\u00f1anza secun\u00addaria (bachillerato, \u00faltimos cursos de FP) pienso que es bueno \u00abno dar todo hecho\u00bb. Es decir, que el colegio no ceda<\/em> sin m\u00e1s tres d\u00edas de clase pa\u00adra convivencias, <\/em>sino que los j\u00f3venes sean capa\u00adces de coger parte de \u00absu tiempo\u00bb extraescolar (viernes tarde, s\u00e1bado o domingo) y, unido a otro escolar, consigamos unos d\u00edas aptos para el tra\u00adbajo prolongado y reposado. Mi experiencia en este sentido ha sido positiva. Siempre me han re\u00adsultado muy bien aquellas convivencias <\/em>que, jun\u00adto al mi\u00e9rcoles o jueves, inclu\u00edan el fin de sema\u00adna. Hacer las convivencias <\/em>lleva consigo renun\u00adciar o posponer otras cosas. De esta manera tambi\u00e9n se aclaran y superaran ciertas motiva\u00adciones que encierran una dosis considerable de ambig\u00fcedad a la hora de hacer las convivencias.<\/em><\/p>\n

Ya nos hemos referido a la din\u00e1mica activa y participativa de las convivencias. <\/em>No es la \u00fanica forma de plantearlas; pueden existir otros plan\u00adteamientos en cuanto a la din\u00e1mica. Lo impor\u00adtante: que lo que se hace se haga bien (t\u00e9cni\u00adcas, charlas, ejercicios de din\u00e1mica de grupos, etc.) y se fomente la reflexi\u00f3n del joven, ayu\u00add\u00e1ndole a enfrentarse con su propia vida a la luz del evangelio, de forma que el proceso de las convivencias <\/em>le ayude a retomar la vida con mayor seriedad, le proporcione pautas para la conversi\u00f3n y un compromiso mayor en la so\u00adciedad y en el mundo en el que vive.\u00a0<\/strong><\/p>\n

5. El animador de las \u00abconvivencias\u00bb<\/h3>\n

No resulta f\u00e1cil encontrar \u00abanimadores de convivencias con j\u00f3venes\u00bb. M\u00e1s a\u00fan, si algu\u00adnos animadores ponen condiciones que no entienden las mismas personas que est\u00e1n so\u00adlicitando su presencia.<\/p>\n

A veces se dice que es mejor una persona que venga \u00abde fuera\u00bb, porque los \u00abde dentro\u00bb ya est\u00e1n muy o\u00eddos. No siempre vale esta teo\u00adr\u00eda, sino que muchas veces es bueno que sea uno de los cercanos el que dirija o anime las convivencias <\/em>para garantizar la continuidad.<\/p>\n

Sea una u otra alternativa, siempre se ha de asegurar que no se dificulte un proceso, que pi\u00adde un antes<\/em> y un despu\u00e9s<\/em>. Si el animador es \u00abde fuera\u00bb, se ha de asegurar que alguien \u00abde den\u00adtro\u00bb acompa\u00f1e al grupo de j\u00f3venes durante el proceso de las convivencias<\/em>. Alguien que pos\u00adteriormente va a seguir en contacto y realizando el acompa\u00f1amiento. No un simple supervisor o supervisora del orden. La instituci\u00f3n educativa o pastoral ha de poner los medios adecuados pa\u00adra que se logre el fin que se pretende.<\/p>\n

Con estos planteamientos, podemos hablar de grupo de animadores: compuesto, al me\u00adnos, por el responsable \u00faltimo y por un miem\u00adbro de la casa <\/em>(parroquia, colegio, centro juve\u00adnil, etc.) que posteriormente va a realizar el tra\u00adbajo de seguimiento; el tercer miembro del grupo de animadores puede ser un o una jo\u00adven que haya realizado ya la experiencia de las convivencias. <\/em>Respecto a este \u00faltimo, su ejemplo y testimonio, a la vez que su labor de mediaci\u00f3n entre los adultos y los j\u00f3venes pue\u00adde ser muy positiva y enriquecedora. Si este grupo quiere funcionar como \u00abgrupo de ani\u00admadores\u00bb ha de poner en juego una serie de elementos en los que aqu\u00ed no entro1<\/a>.<\/p>\n

Para cerrar este tema, tan s\u00f3lo quiero se\u00f1alar una serie de caracter\u00edsticas m\u00ednimas que ha de tener el animador responsable \u00faltimo de las convivencias. Si lo que se hace es una expe\u00adriencia de b\u00fasqueda \u00abhumano-cristiana\u00bb desde la din\u00e1mica apuntada al principio, es preciso que el animador sea un adulto (o joven maduro) creyente, preparado, con experiencia de grupo y relaciones humanas, con suficiente flexibilidad y libertad interior, atento siempre a lo que va su\u00adcediendo y dispuesto a revisarse<\/em> a lo largo del proceso de realizaci\u00f3n de las convivencias.<\/p>\n

6. Los destinatarios de las \u00abconvivencias\u00bb<\/h3>\n

No he hablado, hasta ahora, de los niveles de maduraci\u00f3n humana y religiosa de quienes piden hacer convivencias. <\/em>Creo que somos cons\u00adcientes que \u00abhay grupos y grupos\u00bb e, incluso dentro de un mismo grupo, las situaciones son diversas. Por otra parte, no es lo mismo una convivencia <\/em>para un grupo que las hace por pri\u00admera vez, que para aquel grupo cuya experien\u00adcia ya ha pasado por otras anteriores 2<\/a>.<\/p>\n

Si tenemos esto presente, de una forma ge\u00adneral y en un primer momento, podemos apun\u00adtar algunas actitudes b\u00e1sicas que se deber\u00edan exigir a quienes van a realizar las convivencias (sin prejuicio de ulteriores especificaciones cuando se trata de j\u00f3venes que ya han partici\u00adpado en experiencias anteriores):<\/p>\n

– Ir libremente y suficientemente motivados.<\/p>\n

– Estar abiertos ante la experiencia o en acti\u00adtud de b\u00fasqueda. Tener inquietud.<\/p>\n

– Capacidad de reflexi\u00f3n (interiorizaci\u00f3n, ora\u00adci\u00f3n, silencio).<\/p>\n

– No poner obst\u00e1culos al trabajo en grupo. Sentido de grupo.<\/p>\n

– Saber claramente a qu\u00e9 se va.\u00a0<\/strong><\/p>\n

7. El contenido de las \u00abconvivencias\u00bb<\/h3>\n

Si orientamos las convivencias<\/em> como un \u00abproceso de educaci\u00f3n en la fe\u00bb desde la perspectiva humano-cristiana (conforme a la experiencia personal que sostiene estas refle\u00adxiones), en las convivencias <\/em>no pueden faltar ciertos temas y experiencias que ayuden a lo\u00adgrar los objetivos. En este sentido, pienso que en el planteamiento y desarrollo de las convi\u00advencias <\/em>han de estar muy presentes algunos centros de referencia fundamentales: la histo\u00adria personal de quien las hace; Jesucristo, el Se\u00f1or; la historia y el mundo en el que se vive; el compromiso de la solidaridad y servicio.<\/p>\n

Uno de los esquemas de trabajo -que a m\u00ed me parece v\u00e1lido que, en parte, he seguido durante a\u00f1os-, procede de la adaptaci\u00f3n del esquema y desarrollo publicado por Manuel Plaza en su libro sobre \u00abEjercicios Espirituales y Pedagog\u00eda de la fe con J\u00f3venes\u00bb 3<\/a>. Para otros niveles de mayor edad y madurez, sugerir\u00eda un esquema inspirado en Jos\u00e9 A. Garc\u00eda-Monge, m\u00e1s cercano al planteamiento de los Ejerci\u00adcios Espirituales para j\u00f3venes (Qui\u00e9n soy yo y, <\/em>desde <\/em>Cristo, qui\u00e9n tengo que ser). <\/em>El esque\u00adma en cuesti\u00f3n es el siguiente:<\/p>\n

– Tarde de la llegada y d\u00eda primero<\/strong><\/p>\n