{"id":1512,"date":"2012-12-01T18:16:49","date_gmt":"2012-12-01T18:16:49","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=1512"},"modified":"2012-12-01T18:16:49","modified_gmt":"2012-12-01T18:16:49","slug":"eterna-infancia-de-dios","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/eterna-infancia-de-dios\/","title":{"rendered":"Eterna infancia de Dios"},"content":{"rendered":"
En la fr\u00eda ma\u00f1ana del 25 de diciembre de 1886, un joven de 18 a\u00f1os, que luego llegar\u00eda a ser gran poeta y dramaturgo<\/strong>, se dirigi\u00f3 a la catedral de Notre Dame de Par\u00eds. Hab\u00eda hecho la primera comuni\u00f3n, pero hab\u00eda sido tambi\u00e9n la \u00faltima. El mundo no era para \u00e9l m\u00e1s que un inmenso engranaje material sin coraz\u00f3n y sin rumbo. Fr\u00eda materia y ciego azar: no hay m\u00e1s. \u00bfY los pobres seres humanos? \u00a1Oh, los pobres seres humanos! Nacen sin haberlo pedido, disfrutan quienes pueden, y todos sufren; y luego mueren todos, j\u00f3venes o viejos, de miseria o de enfermedad o de soledad. O de desesperaci\u00f3n. Todos mueren, y no hay m\u00e1s.<\/p>\n As\u00ed pensaba el joven Paul<\/strong> Claudel<\/strong>, principiante de escritor, mientras caminaba triste hacia Notre Dame de Par\u00eds, en la h\u00fameda ma\u00f1ana de la Navidad. Buscaba un tema para escribir, un motivo inspirador. Pero \u00bfqui\u00e9n sabe lo que buscaba? \u00bfQui\u00e9n sabe lo que buscamos? Hac\u00eda poco que hab\u00eda le\u00eddo las Iluminaciones del poeta Rimbaud, y le hab\u00eda producido un profundo sentimiento, casi f\u00edsico, de Presencia \u201csobrenatural\u201d. Hac\u00eda poco tambi\u00e9n que hab\u00eda muerto su abuelo, tras largos meses de un doloroso c\u00e1ncer de est\u00f3mago; desde entonces, la angustia y la obsesi\u00f3n de la muerte no lo abandonaban.<\/p>\n Sigui\u00f3 la misa sin mucho inter\u00e9s. Pero por la tarde, \u201cno teniendo nada mejor que hacer\u201d, seg\u00fan nos cuenta \u00e9l mismo, volvi\u00f3 a Notre Dame para asistir al oficio de V\u00edsperas<\/strong>. Estaba de pie, entre la multitud, junto a la segunda columna del lado de la sacrist\u00eda. Tarde gris de Navidad en Par\u00eds. Tarde oscura del coraz\u00f3n en la catedral iluminada. De pronto, el coro de ni\u00f1os, vestidos de roquetes blancos, enton\u00f3 el Magn\u00edficat, que \u00e9l no conoc\u00eda: el canto de Mar\u00eda, la madre de Jes\u00fas, el canto de los pobres, el salmo de los humildes, el himno de la Vida y de la Misericordia.<\/p>\n \u201cEntonces se produjo el acontecimiento que domina toda mi vida. En un instante, mi coraz\u00f3n fue tocado y cre\u00ed. Tuve de repente el sentimiento penetrante de la inocencia, de la eterna infancia de Dios. Una revelaci\u00f3n inefable\u201d. Y rompi\u00f3 a llorar. Y mientras el blanco coro de ni\u00f1os cantaba el Adeste<\/em>, fideles<\/em>, lloraba m\u00e1s y m\u00e1s. Y cuanto m\u00e1s lloraba, m\u00e1s se consolaba.<\/p>\n Eso es la Navidad: que todas las penas del mundo se transfiguren en l\u00e1grimas de consuelo, en l\u00e1grimas de compasi\u00f3n<\/strong>, hasta que las l\u00e1grimas transfiguren el mundo. Eso es lo esencial, y todo lo dem\u00e1s es an\u00e9cdota, son im\u00e1genes y palabras. A veces, sin embargo, si las im\u00e1genes son bellas y las palabras son inspiradas, se convierten en llamitas de luz y de calor, en poemas que iluminan la noche, tanta noche como queda todav\u00eda.<\/p>\n Que te suceda eso mismo, amiga, amigo, como sea y donde fuere. Y lo llames como lo llames. Que contemples el Misterio como Inocencia y Ternura, que tus ojos se abran, que tu coraz\u00f3n se conmueva, que tus nudos se desaten<\/strong>, que tus l\u00e1grimas fluyan, que tus penas se consuelen.<\/p>\n Me sorprendo al pensar que el joven Claudel apenas sab\u00eda lo que es la Navidad cristiana. S\u00ed, sab\u00eda \u2013por la catequesis infantil y por la cultura ambiental\u2013 que se celebra el nacimiento de Jes\u00fas all\u00e1 en Bel\u00e9n, y que en esa fr\u00e1gil figura de un reci\u00e9n nacido los cristianos adoran al mism\u00edsimo Dios, o a la Segunda Persona de la Sant\u00edsima Trinidad, que se hizo hombre por nosotros y por nuestros pecados. Eso lo sab\u00eda, pero as\u00ed no lo pod\u00eda creer, y por eso lo olvid\u00f3.<\/p>\n Pero aquel d\u00eda de Navidad, por alguna raz\u00f3n, por la tristeza de su coraz\u00f3n o por la belleza del Magn\u00edficat o por la emoci\u00f3n de aquella multitud, perdida como \u00e9l, de pronto todas sus penas y deseos m\u00e1s profundos se agolparon y los recuerdos m\u00e1s rec\u00f3nditos acudieron juntos a su memoria. Y se produjo la Revelaci\u00f3n de lo indecible<\/strong>.<\/p>\n Era aquello mismo que el joven poeta hab\u00eda presentido meses atr\u00e1s en los versos de Rimbaud<\/strong>. Pero ahora se le revelaba en su forma cristiana m\u00e1s bella: los ritos, los c\u00e1nticos, los relatos de Navidad. Jes\u00fas, Mar\u00eda y Jos\u00e9. Los \u00e1ngeles, los pastores, los magos. Bel\u00e9n, Bel\u00e9n, Bel\u00e9n. Dios es carne de ni\u00f1o, es carne de tierra. Dios es carne. Infancia eterna de Dios\u2026.<\/p>\n Recuperemos la Navidad esencial, la Navidad de la Vida. En la vida de Jes\u00fas, hecha de carne sufriente y feliz, reconocemos los cristianos la Encarnaci\u00f3n universal, m\u00e1s all\u00e1 de todas las fronteras de espacio, de tiempo y de religi\u00f3n. La Encarnaci\u00f3n de Dios en todos los mundos desde el primer Big Bang.<\/p>\n Jos\u00e9 Arregi<\/strong><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" En la fr\u00eda ma\u00f1ana del 25 de diciembre de 1886, un joven de 18 a\u00f1os, que luego llegar\u00eda a ser gran poeta y dramaturgo, se dirigi\u00f3 a la catedral de Notre Dame de Par\u00eds. Hab\u00eda hecho la primera comuni\u00f3n, pero hab\u00eda sido tambi\u00e9n la \u00faltima. 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