De repente nos confinan. Y de repente uno se da cuenta de que el tiempo adquiere otra dimensi\u00f3n y piensa que vale la pena aprovecharlo; y, sin descuidar lo ordinario, dedica momentos a hacer cosas que en \u201ctiempos normales\u201d no puede, como por ejemplo, leer un poco m\u00e1s.<\/p>\n
Y despu\u00e9s de a\u00f1os, vuelve a caer en mis manos \u201cEl hombre en busca de sentido\u201d<\/em>, del psiquiatra Viktor Frankl, donde narra su experiencia en campos de concentraci\u00f3n durante la segunda guerra mundial y expone unas l\u00edneas b\u00e1sicas de su teor\u00eda terap\u00e9utica, la \u201clogoterapia\u201d.<\/p>\n Cuando leemos algo de cierto inter\u00e9s, nos suelen resonar m\u00e1s algunas palabras, frases o ideas, seg\u00fan lo que estamos viviendo, o simplemente porque en ese momento le prestamos m\u00e1s atenci\u00f3n y tomamos m\u00e1s conciencia. \u00bfQu\u00e9 me llam\u00f3 la atenci\u00f3n, entre otras cosas? Lo que en un momento del libro el autor dice sobre la pregunta por el sentido de la vida:<\/p>\n \u201cLo que de verdad necesitamos<\/strong> es un cambio radical en nuestra actitud frente a la vida<\/strong>. Debemos aprender por nosotros mismos, y tambi\u00e9n ense\u00f1ar a los hombres desesperados, que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros<\/strong>. Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente.<\/strong> Y respondamos<\/strong> no con palabras, ni con meditaciones, sino con el valor y la conducta recta y adecuada<\/strong>. En \u00faltima instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular\u201d.<\/em><\/p>\n