{"id":1872,"date":"2012-04-01T15:30:15","date_gmt":"2012-04-01T15:30:15","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=1872"},"modified":"2012-04-01T15:30:15","modified_gmt":"2012-04-01T15:30:15","slug":"concordia","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/concordia\/","title":{"rendered":"CONCORDIA"},"content":{"rendered":"
El accidente del crucero Concordia frente a costas italianas, se ha convertido en uno de los sucesos m\u00e1s impresionantes que hemos visto recientemente. [Mes y medio despu\u00e9s otro crucero de la misma compa\u00f1\u00eda qued\u00f3 a la deriva en las Sheychelles].<\/p>\n
El fenomenal trasatl\u00e1ntico, herido de muerte junto a la costa, varado como una ballena met\u00e1lica que lanza sus \u00faltimos estertores antes de expirar, est\u00e1 concitando la mirada de millones de hombres y mujeres que, con la respiraci\u00f3n contenida, asistimos a los acontecimientos del que fue un gran barco de lujo y ahora agoniza en la playa.<\/p>\n
El Costa Concordia era un monumento a la ostentaci\u00f3n. Naci\u00f3 el 7 de Julio de 2006, \u00e9se fue el primer d\u00eda en que fue botado con la idea de convertirse en un palacio flotante que hiciera las delicias de todos los que navegaran con \u00e9l. Con capacidad para 3200 pasajeros y dotado de 1500 camarotes, el Concordia dispon\u00eda de 5 restaurantes, cuatro piscinas, sauna, ba\u00f1o turco, solarium, sala de cine, casino, teatro y discoteca. 292 metros de pompa y magnificencia, de suntuosidad y esplendor para navegar entre la diversi\u00f3n y la fascinaci\u00f3n viendo el mundo desde el otro lado y recorriendo la silueta de continentes, ajenos a sus historias y a sus dramas.<\/p>\n
En su interior, y disfrutando de unas vacaciones perfectas, conviv\u00edan hombres y mujeres de muchas nacionalidades: italianos, alemanes, franceses, espa\u00f1oles, brit\u00e1nicos, australianos, turcos, kazajos, polacos, nepal\u00edes, serbios, sudafricanos\u2026 hasta 62 nacionalidades constitu\u00edan un peque\u00f1o mundo flotante que hac\u00eda alusi\u00f3n al nombre del trasatl\u00e1ntico, un peque\u00f1o para\u00edso de la concordia, multi\u00e9tnico, plurirreligioso, interracial, plural.<\/p>\n
M\u00e1s de 4.000 vidas, entre trabajadores y pasajeros, cada cual con sus historias y vivencias. Hab\u00eda quien disfrutaba del viaje de novios, otros hab\u00edan ahorrado para pasar unas vacaciones, familias enteras se regalaban el crucero, j\u00f3venes ansiosos de ver cuanto m\u00e1s mundo mejor se hab\u00edan embarcado, personas que se jubilaban y lo celebraban, habr\u00eda quien huir\u00eda de su pasado buscando reencontrase\u2026 Muchas vidas, muchas historias, muchas ilusiones.<\/p>\n
Y he aqu\u00ed que, de la forma m\u00e1s insulsa imaginable, la noche del 13 de enero el barco encall\u00f3, hundiendo vidas y esperanzas de miles de personas. Pronto empez\u00f3 el recuento de muertos, de desaparecidos, de supervivientes; comenz\u00f3 asimismo el miedo al desastre ecol\u00f3gico amenazante con los dep\u00f3sitos llenos de fuel.<\/p>\n
Los profesionales de la mar se aprestaron a decir que el capit\u00e1n del barco hab\u00eda cometido una imprudencia enorme: acercarse excesivamente a la costa sin hacer caso de las cartas de navegaci\u00f3n que se\u00f1alaba las rocas contras las que embisti\u00f3 la embarcaci\u00f3n. Al parecer el capit\u00e1n quiso saludar a unos coleguitas de la isla y rendirles un homenaje. El imprudente marino fue el primero que, tras el choque, abandon\u00f3 el barco en lancha mientras los navegantes del Concordia luchaban desesperadamente para salvar la vida. S\u00e1lvese quien pueda, debi\u00f3 pensar el intr\u00e9pido lobo de mar cuando, izando la bandera de la desverg\u00fcenza, escapaba del barco al ver que el viaje estaba acabando tr\u00e1gicamente.<\/p>\n
Como si fuera una par\u00e1bola de nuestra crisis socioecon\u00f3mica, el lujo se hund\u00eda mientras los responsables se pon\u00edan a salvo bien seguros. La mar se tragaba el esplendor y el derroche mientras los causantes del desastre se aseguraban otras playas en las que sentirse tan ricamente.<\/p>\n
Y frente a este espect\u00e1culo dantesco y vergonzante, hubo un gesto hermos\u00edsimo que debe ser rese\u00f1ado: los 1.500 habitantes de la isla de Giglio abrieron sus casas, su Iglesia, sus almacenes y su coraz\u00f3n para acoger y albergar a las v\u00edctimas de la tragedia. Esas sencillas gentes de mar dieron una sobrecogedora lecci\u00f3n de acogida y amor. Dieron albergue, mantas, comida y medicinas; tambi\u00e9n dieron cari\u00f1o, consuelo y humanidad a un colectivo de personas que les triplicaba en n\u00famero y a las que el mar se hab\u00eda tragado sus ilusiones.<\/p>\n
Me quedo con esta \u00faltima imagen. Mientras en nuestra sociedad vamos asistiendo al hundimiento de un modelo de vida que va dejando tras de s\u00ed miseria, desahucios y estrecheces a la vez que los responsables del naufragio est\u00e1n bien seguros, s\u00f3lo la solidaridad nos salvar\u00e1. S\u00f3lo abrir los brazos al que est\u00e1 con el agua al cuello nos har\u00e1 salir a flote. Habr\u00e1 que empobrecerse un poco para que otros puedan emerger.<\/p>\n
Me viene a la memoria el lema de la \u00faltima campa\u00f1a de Caritas: \u201cVivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir\u201d. Los habitantes de Giglio han dado una hermosa lecci\u00f3n de sencillez y misericordia. Sin esa actitud fraterna que nos impulsa a compartir, naufragar\u00e1n nuestro humanismo y nuestros ideales. Sin la solidaridad se nos hundir\u00e1 hasta la concordia.<\/p>\n
JOSAN MONTULL<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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