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A nadie se nos escapa que estamos ante una nueva era para la comunicaci\u00f3n. Muchos de mi generaci\u00f3n, crecidos y educados en la cultura moderna e industrial, nos sentimos emigrantes en el nuevo continente digital descubierto y colonizado en esta tarda-modernidad en la que la globalizaci\u00f3n (propiciada sobre todo por cuestiones econ\u00f3micas) ha difuminado las fronteras geogr\u00e1ficas y ha encontrado en la cibercomunicaci\u00f3n<\/em> una poderosa herramienta de democratizaci\u00f3n<\/em> del pensamiento, de di\u00e1logo y de creatividad. Como inmigrantes, <\/em>hemos tenido que aprender un nuevo lenguaje y adentrarnos en la comprensi\u00f3n de una nueva cultura. Nos hemos adaptado bien, pero seguimos siendo solo eso, extranjeros en tierra extra\u00f1a que intentamos apropiarnos de un pedazo de tierra (o mejor de ciberespacio) en la que sobrevivir. No est\u00e1 mal tener esta experiencia de desplazados<\/em> en nuestra vida. Nos hace m\u00e1s humildes y m\u00e1s atentos a los que a nuestro lado sufren las inclemencias del tiempo y aunque provistos de todo, siguen a la intemperie.<\/p>\n Son los j\u00f3venes, nacidos en el nuevo continente, los nativos<\/em> oriundos de la nueva cultura digital. Ellos nos estimulan a una continua inculturaci\u00f3n<\/em>, a sumergirnos en la cultura emergente para que \u2013 desde dentro \u2013 seamos capaces de comunicar con un lenguaje nuevo la Buena Noticia de Jes\u00fas.\u00a0 No nos cabe ninguna duda sobre las inmensas oportunidades para la comunicaci\u00f3n que nos ofrece la nueva cultura digital. Los agentes de pastoral, siempre atentos a la realidad, no podemos minusvalorar sus posibilidades ni debemos ignorar sus l\u00edmites. Nativos o inmigrantes, hemos de preguntarnos c\u00f3mo est\u00e1 afectando a nuestra capacidad evangelizadora esta nueva era digital, de qu\u00e9 forma est\u00e1 modificando nuestras relaciones o qu\u00e9 nuevos cauces de comunicaci\u00f3n se abren tanto en la comunidad real como en la comunidad virtual.<\/p>\n La digitalizaci\u00f3n global en la que vivimos se presenta ante nosotros como una oportunidad para un renovado impulso evangelizador. La Iglesia ha hecho un enorme esfuerzo en todo tiempo para que la Buena Noticia de Jesucristo llegase a sus contempor\u00e1neos. La cultura ha sido siempre veh\u00edculo <\/em>\u00a0a trav\u00e9s del cual poder transmitir la revelaci\u00f3n de Dios de modo que \u00e9sta alcance al destinatario de la misma.<\/p>\n Hoy, nuestra cultura secularizada y posmoderna expresada en las sociedades complejas en las que vivimos sigue siendo el \u00e1mbito en el que hacer resonar el anuncio evang\u00e9lico. El nuevo espacio de comunicaci\u00f3n que es la realidad virtual se convierte en un medio privilegiado a trav\u00e9s del cual hacer llegar el mensaje liberador de Jesucristo para la vida y la esperanza de las personas. Es nuestro are\u00f3pago cultural, un cruce de culturas e identidades en el que sigue erigido un pedestal al dios desconocido para muchos que todav\u00eda, a\u00fan sin saberlo, siguen buscando.<\/p>\n En la comunicaci\u00f3n del mensaje cristiano, el contenido es la misma persona de Jesucristo, el Verbo encarnado. Es la fides quae<\/em> expresada en la Iglesia a lo largo de los siglos y que hoy se vuelve a proponer en la cultura del hombre y la mujer de hoy, en el centro de la aldea global, en el espacio infinito de una comunicaci\u00f3n universalizada. La propuesta de experiencias y testimonios cre\u00edbles en el seno de una Iglesia que baja a la arena de la realidad podr\u00e1 provocar caminos de encuentro que susciten la adhesi\u00f3n a Cristo, la fides qua<\/em> que se hace opci\u00f3n personal y compartida a un tiempo en la comunidad de los creyentes.<\/p>\n Ciertamente, no todo vale. Hemos de estar presentes en el continente digital con profesionalidad<\/em>, es decir, con el lenguaje y la t\u00e9cnica adecuados. No todo, desde luego, depende de cada persona. Hemos de llevar el testimonio de nuestra fe con convicci\u00f3n pero tambi\u00e9n con creatividad y audacia. En estos tiempos en los que el mensaje es el medio, hemos de hacer todo el esfuerzo posible para que el mejor mensaje de todos, la revelaci\u00f3n del amor de Dios en Jesucristo, no se desvirt\u00fae por los odres ajados y cuarteados de una comunicaci\u00f3n err\u00f3nea. Es, sin duda, un desaf\u00edo para toda la Iglesia y lo es de forma particular para la pastoral juvenil siempre dispuesta a alcanzar nuevas fronteras.<\/p>\n Por eso, en nuestro n\u00famero de septiembre 2021, Misi\u00f3n Joven ha querido reflexi\u00f3n sobre la cultura digital y el uso de la Red de redes en el trabajo pastoral con j\u00f3venes. Hemos articulado la reflexi\u00f3n en torno a tres cualificados estudios:<\/p>\n Jos\u00e9 Miguel N\u00fa\u00f1ez<\/p>\n\n