{"id":2611,"date":"2010-05-01T18:27:25","date_gmt":"2010-05-01T16:27:25","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=2611"},"modified":"2010-05-01T18:27:25","modified_gmt":"2010-05-01T16:27:25","slug":"defender-la-racionalidad","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/defender-la-racionalidad\/","title":{"rendered":"Defender la racionalidad"},"content":{"rendered":"<p><strong>El ciudadano actual parece deambular por un gran supermercado que le distrae, le seduce y le atosiga con tantas posibilidades que al final no sabe qu\u00e9 elegir.<\/strong><\/p>\n<p>No se puede arrojar la cesta con el ni\u00f1o. Junto a los elementos positivos que tiene la situaci\u00f3n presente, se perciben sombras preocupantes y amenazadoras. Alg\u00fan aspecto merece especialmente nuestra atenci\u00f3n.<\/p>\n<p><strong>El eclipse de la raz\u00f3n y el desmoronamiento de los grandes relatos<\/strong>, dejan al ser humano sin las m\u00ednimas y necesarias certezas, perdido en visiones deshilachadas y fragmentadas de la realidad, falto de fundamentos que pongan en pie su vida y de br\u00fajula que lo oriente. No hay metas hacia las que caminar, certezas que defender ni rumbo que seguir. Alguien ha dicho que el ciudadano actual camina despacio porque no tiene a d\u00f3nde ir.<\/p>\n<p>Si todo esto es grave, peor resulta la complaciente indiferencia con que se reacciona. El vac\u00edo de sentido, el hundimiento de los ideales no han llevado, como cabr\u00eda esperar, a m\u00e1s angustia, m\u00e1s absurdo, m\u00e1s pesimismo\u2026; el sistema invita al descanso, <strong>al descompromiso emocional<\/strong>. El ciudadano actual parece deambular por un gran supermercado que le distrae, le seduce y le atosiga con tantas posibilidades que al final no sabe qu\u00e9 elegir, o, ya aturdido, elige cualquier cosa sin saber si le va a servir para algo.<\/p>\n<p><strong>La nueva situaci\u00f3n merece un an\u00e1lisis cr\u00edtico y una toma de postura<\/strong>. Como ciudadanos y educadores tenemos que tomar de nuevo el tim\u00f3n y, sin atender a los cantos de sirena, perseguir afanosa-mente la m\u00e1xima humanizaci\u00f3n propia y ajena. No puede prescindirse de ella, aunque tenga que ser entendida de otra manera. No ciertamente la racionalidad instrumental que ha presidido la modernidad, pero s\u00ed otra racionalidad, esa racionalidad que ya propugnaba Ortega y Gasset, cuando hablaba de la <strong>raz\u00f3n vital<\/strong>. Esa racionalidad que exige no s\u00f3lo pensar con la cabeza, sino con el coraz\u00f3n, porque, como dec\u00eda Pascal, el coraz\u00f3n tiene razones que ignora la raz\u00f3n. Una racionalidad, en fin, transida de afecto y amor por las personas y el mundo.<\/p>\n<p>Necesitamos, adem\u00e1s, una <strong>racionalidad cr\u00edtica<\/strong>, no una racionalidad ingenua, domesticada o servil que se conforma con almacenar conocimientos para quiz\u00e1, sin quererlo, contribuir en nombre de la ciencia y el saber a la consolidaci\u00f3n del injusto orden establecidos, sino una racionalidad aguda y perspicaz capaz de percibir las contradicciones que encubre, los intereses a los que sirve y las consecuencias que promueve. Una raz\u00f3n, pues, al servicio de la libertad y de la justicia.<\/p>\n<p>Estamos urgidos, adem\u00e1s, de una <strong>racionalidad dial\u00f3gica<\/strong>, como propone J\u00fcrgen Haberlas, es decir aquella que renunciando a la presunci\u00f3n individualista y etnoc\u00e9ntrica, tan t\u00edpica de occidente, se sienta a dialogar pacientemente con los otros, sean m\u00e1s o menos inteligentes, j\u00f3venes o mayores, del mundo desarrollado o del mundo pobre, de una confesi\u00f3n o de otra, para poner sobre la mesa com\u00fan las razones y visiones fundadas de cada cual y as\u00ed gestar entre todos el verdadero conocimiento.<\/p>\n<p>En definitiva, la respuesta a la situaci\u00f3n actual es <strong>educaci\u00f3n para todos a lo largo de toda la vida<\/strong>. Educaci\u00f3n que confiere soberan\u00eda personal, capacidad de participaci\u00f3n, plena ciudadan\u00eda. Tendremos que, urgentemente, en una vasta acci\u00f3n educativa de gran calado, distinguir bien los fines de los instrumentos, los valores de los precios.<\/p>\n<p>Junto con lo dicho, se debe hacer un hueco para<strong> la utop\u00eda y la trascendencia<\/strong>, dimensiones que no contradicen a la raz\u00f3n, sino que reconociendo sus l\u00edmites, son capaces de impulsarla hacia delante y hacia arriba abriendo nuevos y estimulantes horizontes de realizaci\u00f3n para individuos y pueblos.<\/p>\n<p style=\"text-align: right\"><strong>Francesc Torralba<\/strong><\/p>\n<p style=\"text-align: right\">Forumlibertas.org, 19\/11\/2008<\/p>\n<p>Para hacer<\/p>\n<p>Aplicamos la frase introductoria a nosotros. \u00bfCu\u00e1l es el gran supermercado por el que nosotros deambulamos? \u00bfC\u00f3mo y de qu\u00e9 nos distrae? \u00bfC\u00f3mo nos seduce y atosiga?<\/p>\n<p>\u00bfEn qu\u00e9 se traduce nuestro descompromiso emocional?<\/p>\n<p>\u00bfC\u00f3mo podemos poner en pr\u00e1ctica nosotros la raz\u00f3n vital y la racionalidad dial\u00f3gica y cr\u00edtica?<\/p>\n<p>&nbsp;<\/p>\n<p>&nbsp;<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>El ciudadano actual parece deambular por un gran supermercado que le distrae, le seduce y le atosiga con tantas posibilidades que al final no sabe qu\u00e9 elegir. 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