{"id":3738,"date":"2007-12-01T17:34:11","date_gmt":"2007-12-01T15:34:11","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=3738"},"modified":"2007-12-01T17:34:11","modified_gmt":"2007-12-01T15:34:11","slug":"un-lugar-en-el-paraiso","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/un-lugar-en-el-paraiso\/","title":{"rendered":"Un lugar en el Para\u00edso"},"content":{"rendered":"
Hace muchos a\u00f1os, viv\u00eda en el nordeste de Brasil un matrimonio muy pobre, cuya \u00fanica posesi\u00f3n era una gallina. Con mucho esfuerzo, viv\u00edan de los huevos que \u00e9sta pon\u00eda. Sucede que, el d\u00eda de Nochebuena, el animal muri\u00f3. El marido, que s\u00f3lo ten\u00eda unos pocos centavos, lo que no bastaba para comprar alimentos para la cena de aquella noche, fue a pedir ayuda al p\u00e1rroco de la aldea.<\/p>\n
En lugar de ayudar, el p\u00e1rroco se limit\u00f3 a comentar:<\/p>\n
\u2014Si Dios cierra una puerta, abre una ventana. Ya que tu dinero no llega para casi nada, ve al mercado y compra lo primero que te ofrezcan. Yo bendigo esa compra y, como en Nochebuena suceden milagros, algo en tu vida cambiar\u00e1 para siempre.<\/p>\n
Aun sin estar convencido de que aqu\u00e9lla era la mejor soluci\u00f3n, el hombre fue al mercado; un comerciante lo vio caminando sin rumbo y le pregunt\u00f3 qu\u00e9 buscaba.<\/p>\n
\u2014No lo s\u00e9. Tengo poqu\u00edsimo dinero, y me ha dicho el padre que compre lo primero que me ofrezcan.<\/p>\n
El comerciante era riqu\u00edsimo, pero aun as\u00ed nunca dejaba pasar una oportunidad de lucrarse. Inmediatamente cogi\u00f3 las monedas, garabate\u00f3 algo en un papel, y se lo entreg\u00f3 al hombre:<\/p>\n
\u2014\u00a1El padre tiene raz\u00f3n! Como siempre he sido un hombre bueno, te estoy vendiendo mi sitio en el Para\u00edso, en este d\u00eda de fiesta. \u00a1Aqu\u00ed est\u00e1 la escritura!<\/p>\n
El hombre cogi\u00f3 el papel y se alej\u00f3, mientras el comerciante se hench\u00eda de orgullo por haber cerrado otro excelente negocio. Aquella noche, mientras se preparaba para la cena en su casa llena de sirvientes, le cont\u00f3 la historia a su mujer, creyendo que gracias a su capacidad de pensar r\u00e1pido, hab\u00eda conseguido hacerse tan rico.<\/p>\n
\u2014\u00a1Qu\u00e9 verg\u00fcenza! \u2014dijo la mujer. \u00a1Actuar de esa forma el d\u00eda del nacimiento de Jes\u00fas! \u00a1Ve a casa de ese hombre y trae de nuevo el papel, o no vuelves a poner los pies en esta casa!<\/p>\n
Asustado con la furia de su esposa, el comerciante decidi\u00f3 obedecer. Despu\u00e9s de mucho indagar, al fin encontr\u00f3 la casa del hombre. Al entrar, vio al matrimonio sentado a una mesa que no ten\u00eda m\u00e1s que aquel papel encima.<\/p>\n
\u2014He venido hasta aqu\u00ed porque he actuado de forma equivocada \u2014dijo. Aqu\u00ed tiene su dinero; devu\u00e9lvame lo que le vend\u00ed.<\/p>\n
\u2014Usted no ha actuado de forma equivocada \u2014replic\u00f3 el pobre. Yo he seguido el consejo del padre y s\u00e9 que tengo algo bendito.<\/p>\n
\u2014No es m\u00e1s que un papel: \u00a1nadie puede vender su sitio en el Para\u00edso! Si lo desea, le pago el doble de lo que usted me dio por \u00e9l.<\/p>\n
Pero el pobre no quer\u00eda venderlo, pues cre\u00eda en los milagros. Poco a poco, el hombre fue subiendo su oferta, hasta llegar a las diez monedas de oro.<\/p>\n
\u2014No me servir\u00e1 de nada \u2014dijo el pobre. Tengo que darle una vida m\u00e1s digna a mi mujer, y para eso hacen falta cien monedas de oro. \u00c9se es el milagro que espero en esta Nochebuena.<\/p>\n
Desesperado, sabiendo que si se retrasaba un poco m\u00e1s, nadie comer\u00eda en su casa ni asistir\u00eda a la Misa del Gallo, el hombre acab\u00f3 pagando las cien monedas y consigui\u00f3 recuperar el papel. Para el matrimonio que era tan pobre, el milagro se hab\u00eda hecho. Para el comerciante, lo que su esposa le hab\u00eda pedido se hab\u00eda cumplido. Pero \u00e9sta estaba llena de dudas: \u00bfhab\u00eda sido demasiado dura con su marido?<\/p>\n
Cuando hubo terminado la Misa del Gallo, fue a hablar con el p\u00e1rroco y le cont\u00f3 la historia.<\/p>\n
\u2014Padre, mi marido encontr\u00f3 a un hombre a quien usted le hab\u00eda sugerido que comprara lo primero que le ofrecieran. Intentando ganar un dinero f\u00e1cil, escribi\u00f3 en un papel que le vend\u00eda su sitio en el Para\u00edso. Yo le dije que no cenar\u00eda en casa si no volv\u00eda con el papel, y al final tuvo que pagar cien monedas de oro para recuperarlo. \u00bfFui demasiado lejos? \u00bfCuesta tanto un sitio en un para\u00edso?<\/p>\n
\u2014En primer lugar, tu marido ha demostrado generosidad en el d\u00eda m\u00e1s importante de la vida cristiana. En segundo lugar, \u00e9l ha sido el instrumento de Dios para que se realizase un milagro. Pero para responder a tu pregunta: cuando vendi\u00f3 su sitio en el cielo por unos pocos centavos, no ped\u00eda el precio que vale. Pero cuando decidi\u00f3 volver a compr\u00e1rselo por cien monedas, s\u00f3lo para alegrar a la mujer que ama, te puedo garantizar que vale mucho m\u00e1s que eso.<\/p>\n
\u00a0Paulo Coelho<\/p>\n
Magazine del Mundo, 11 de diciembre de 2005<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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