Cuando era ni\u00f1o, mi padre me preparaba para las celebraciones navide\u00f1as y epif\u00e1nicas con una serie de inteligentes discursos sobre los pobres que nos rodeaban en aquella Palma de Mallorca burguesa y franquista de los a\u00f1os cincuenta. Sol\u00eda tomar como punto de partida el ambiente que viv\u00eda yo mismo en las visitas dominicales a un barrio marginal como catequista: esos chicos, me dec\u00eda muy serio, son iguales que t\u00fa, tienen los mismos derechos que t\u00fa, pero seguramente viven peor no van a un colegio como el tuyo, y lo que es m\u00e1s serio, tampoco tendr\u00e1n un futuro como el que espero que tengas t\u00fa. Y me lo repet\u00eda varias veces a lo largo del mes de diciembre, sobre todo cuando los domingos iba toda la familia a misa: sol\u00eda record\u00e1rmelo en la acci\u00f3n de gracias tras la comuni\u00f3n, en voz bajita, que hacia la comunicaci\u00f3n todav\u00eda m\u00e1s intensa.<\/p>\n
Pero hab\u00eda algo m\u00e1s. Cuando faltaban pocos d\u00edas para Navidad, primero me tomaba de la mano e \u00edbamos a ver juguetes hasta que eleg\u00edamos el mejor, el que yo m\u00e1s deseaba, y m\u00e1s tarde, ya adolescente, me indicaba que eligiera yo mismo algo especialmente oportuno y bonito para el regalo que ya conoc\u00eda. Se trataba de que el d\u00eda de reyes, cuando la Epifan\u00eda del Ni\u00f1o Dios, \u00edbamos mi padre y yo a recoger a uno de los ni\u00f1os o muchachos del barrio marginal en que desempe\u00f1aba las tareas catequ\u00e9ticas, lo mont\u00e1bamos en el coche con discreci\u00f3n para evitar humillaciones, y pasaba el d\u00eda con nosotros, hasta que despu\u00e9s de la comida le entregaba yo mismo el regalo que los reyes le hab\u00edan dejado en casa. Tanto mi hermana como yo nunca tuvimos un regalo de tanta calidad y tanto coste, nunca, porque formaba parte de la educaci\u00f3n impartida por mi padre. El mejor regalo era para \u00e9l. Merend\u00e1bamos juntos en alg\u00fan lugar de la ciudad, y al final del d\u00eda lo acompa\u00f1\u00e1bamos a su casa, y mi padre se enteraba de las preocupaciones y necesidades de aquella familia. Todo el a\u00f1o estaba pendiente de ellas y procuraba encontrarles soluci\u00f3n. Era, me dec\u00eda, el compromiso adquirido con Dios en Navidad. Y yo lo comprend\u00eda perfectamente.<\/p>\n
Un d\u00eda, cuando trabajaba en la Universidad de San Salvador, la c\u00e9lebre UCA donde mataron a los jesuitas hace a\u00f1os, estaba contemplando sus tumbas en la capilla universitaria y de pronto, comprend\u00ed que si yo estaba all\u00ed dej\u00e1ndome la piel era porque a\u00f1os atr\u00e1s, en Palma de Mallorca, antes de ingresar en la Compa\u00f1\u00eda de Jes\u00fas y de conocer a Ellacur\u00eda, mucho antes de incorporarme a la Teolog\u00eda de la Liberaci\u00f3n y a la lucha contra la injusticia en el Tercer Mundo, un hombre, mi padre, me hab\u00eda ense\u00f1ado lo que era la pobreza y c\u00f3mo los pobres se merec\u00edan lo mejor de nosotros mismos. Est\u00e1 claro que me lo ense\u00f1aba como era frecuente en los a\u00f1os cincuenta, puede que con cierto paternalismo social, puede que hasta con una falta \u00faltima de conciencia pol\u00edtica, pero con una limpieza de coraz\u00f3n y con una seriedad que nunca pude olvidar: si yo estaba all\u00ed, ante las tumbas, era porque previamente hab\u00eda tenido un padre como el m\u00edo. El Tercer Mundo se aprende en este nuestro. Pero necesitamos pedagogos en marginalidad cercana, para poder, un d\u00eda, comprender esa otra tan lejana y tan urgente. Todo empez\u00f3 con un juguete navide\u00f1o. Y acab\u00f3 lejos, donde dej\u00e9 parte de mi alma.<\/p>\n
Norberto Alcover<\/strong>, jesuita<\/p>\n Reinado Social, 861\u00a0diciembre de 2003<\/p>\n Para hacer<\/p>\n Tambi\u00e9n nosotros podemos hacer alg\u00fan gesto significativo estas Navidades. Lo pensamos, los preparamos… y lo realizamos.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Cuando era ni\u00f1o, mi padre me preparaba para las celebraciones navide\u00f1as y epif\u00e1nicas con una serie de inteligentes discursos sobre los pobres que nos rodeaban en aquella Palma de Mallorca burguesa y franquista de los a\u00f1os cincuenta. Sol\u00eda tomar como punto de partida el ambiente que viv\u00eda yo mismo en las visitas dominicales a un […]<\/p>\n","protected":false},"author":10,"featured_media":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"_et_pb_use_builder":"","_et_pb_old_content":"","_et_gb_content_width":"","footnotes":""},"categories":[558,559,229,561,264],"tags":[],"class_list":["post-4578","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-558","category-559","category-cuaderno-joven","category-norberto-alcover","category-testimonio"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/4578","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/users\/10"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=4578"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/4578\/revisions"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=4578"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=4578"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=4578"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}\n