{"id":5421,"date":"2001-12-01T00:00:19","date_gmt":"2001-11-30T22:00:19","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=5421"},"modified":"2001-12-01T00:00:19","modified_gmt":"2001-11-30T22:00:19","slug":"distintas-maneras-de-mirar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/distintas-maneras-de-mirar\/","title":{"rendered":"DISTINTAS MANERAS DE MIRAR"},"content":{"rendered":"
A la hora de poner en im\u00e1genes una historia, el director de cine debe conferir un tono a su relato. El fracaso o el \u00e9xito de una propuesta art\u00edstica depende en muchas ocasiones precisamente del acierto al elegir esa entonaci\u00f3n: la intensidad de vibraci\u00f3n, el nervio con que la c\u00e1mara va a ir desgranando el argumento. Cercan\u00eda o distancia, iron\u00eda o convicci\u00f3n, contenci\u00f3n o arrebato, pulsaci\u00f3n l\u00edrica o arranque \u00e9pico, detallismo o visi\u00f3n elusiva de lo contado son algunos de los m\u00faltiples tonos o registros con que un mismo gui\u00f3n puede ser materializado. Como el director de orquesta, el de cine imprime su car\u00e1cter a un texto previo (la partitura o el gui\u00f3n, seg\u00fan el caso) situ\u00e1ndose m\u00e1s cerca o m\u00e1s lejos, optando por el preciosismo, por la insinuaci\u00f3n, por la crudeza. A esta toma de posici\u00f3n ante el material narrativo la vamos a llamar, esquivando cualquier tecnicismo, manera de mirar. Veamos algunos ejemplos de \u00abmanera de mirar\u00bb en tres pel\u00edculas de indudable validez pedag\u00f3gica y pl\u00e1stica.<\/p>\n
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La habitaci\u00f3n del hijo<\/em> aborda el delicado tema del dolor ante la muerte: una familia debe encarar la p\u00e9rdida de uno de sus miembros, un joven, v\u00edctima de un tr\u00e1gico accidente. Las diferentes actitudes con que el padre, la madre y la hermana se enfrentan a la desgracia y las profundas grietas que en la relaci\u00f3n familiar provoca este hecho constituyen los ejes alrededor de los cuales Moretti construye su obra. Precisamente, el mayor acierto de esta interesante pel\u00edcula reside en la forma en que el director pulsa un material tan fr\u00e1gil. Su manera de mirar nace de la sutil mezcla de realismo sereno y lirismo desnudo, resultante este \u00faltimo de la contemplaci\u00f3n atenta y sensible de los detalles de la propia realidad. Con esta f\u00f3rmula, el director italiano esquiva la tentaci\u00f3n del melodramatismo, del exceso sentimental, para ahondar as\u00ed en la repercusi\u00f3n profunda de los hechos, m\u00e1s que en su significado epid\u00e9rmico y meramente emotivo. M\u00e1s que presentar el dolor, con todo su s\u00e9quito de desgarro y patetismo, la pel\u00edcula indaga en sus efectos m\u00e1s profundos, en las contradicciones del alma a las que acaba por someter al ser humano, en los callejones sin salida a los que conduce lo radicalmente incomprensible. Nanni Moretti va m\u00e1s all\u00e1 de las l\u00e1grimas: reniega de la espectacularizaci\u00f3n del sufrimiento y, en su lugar, se atreve a sondear la terrible e \u00edntima soledad del que sufre.<\/p>\n Sin embargo, La habitaci\u00f3n del hijo<\/em> no es una pel\u00edcula redonda porque en algunos instantes el autor cae en la tentaci\u00f3n del formulismo, de subrayar lo obvio, de recrearse en lo expl\u00edcito; en otros momentos incluso se llega a romper ese realismo sin alardes de la cinta al caracterizar, por ejemplo, de forma caricaturesca a una serie de personajes sobre los que se ironiza improcedentemente. A este respecto, todo lo que tiene que ver con la relaci\u00f3n del padre, un siquiatra de \u00e9xito, y sus clientes est\u00e1 tratado de una manera mucho m\u00e1s burda, mucho menos atinada, y esto motiva que el resto de la pel\u00edcula se resienta de ese desequilibrio.<\/p>\n <\/p>\n En Requiem por un sue\u00f1o<\/em> se nos cuenta la ca\u00edda en espiral de una serie de personajes en el abismo de las drogas. Frente al enfoque directo y despojado, aunque po\u00e9tico, de la pel\u00edcula anteriormente comentada, Aronofskyi escoge el tremendismo, la desmesura dram\u00e1tica y visual como v\u00eda de acceso a sus seres, enredados en una mara\u00f1a sin soluci\u00f3n. La progresiva inmersi\u00f3n en la dependencia, el paulatino desmoronarse de las ilusiones a las que el t\u00edtulo alude se corresponde con una evoluci\u00f3n del tono: la pel\u00edcula vira desde lo ligeramente humor\u00edstico y amable de los primeros compases de la obra hasta la negrura m\u00e1s insondable y el histerismo est\u00e9tico en que desemboca la funci\u00f3n. Se trata de una opci\u00f3n leg\u00edtima pero de resultados discutibles: el riesgo de una apuesta de este calibre radica, desde mi punto de vista, en el hecho de que se deja poco margen para la capacidad de sugerencia de la imagen y para la propia inteligencia del espectador. Yo, particularmente, prefiero lo evocativo, lo que se intuye, m\u00e1s que lo mostrativo, lo que se exhibe desde el exceso. Me toca m\u00e1s la fibra un reflejo que un destello, un indicio que un cuerpo. Creo m\u00e1s en los poemas que en los discursos y Requiem por un sue\u00f1o<\/em> tiene m\u00e1s de alegato apocal\u00edptico que de apunte l\u00edrico.<\/p>\n <\/p>\n Deseando amar<\/em> es, en parte, el perfecto reverso tanto de La habitaci\u00f3n del hijo<\/em> como deRequiem por un sue\u00f1o<\/em>. Esta obra maestra contempla la historia de un hombre y una mujer que descubren que sus respectivos c\u00f3nyuges son amantes. Desde ese momento, entre ellos se establece una relaci\u00f3n que, en el intento de explicarse las razones del adulterio, va decant\u00e1ndose hacia el deseo contenido y el amor imposible. Frente al realismo de Moretti, Wong Kar-Wai elige una visi\u00f3n irrealizadora, de un formalismo minimalista subyugante. El esteticismo preciosista de sus im\u00e1genes, impregnadas por una honda musicalidad, es el mejor trasunto y la forma m\u00e1s adecuada de contar este hermos\u00edsimo relato sobre sentimientos l\u00edmpidos y seres puros, casi ideales a pesar de su concreci\u00f3n y su humanidad. Por otro lado, al contrario que Aronofsky, el director de Hong Kong lanza sobre su material narrativo una mirada envolvente, tangencial, atenta a transmitir la intensidad de unos sentimientos m\u00e1s que la gravedad o significaci\u00f3n de unos hechos. Su discurso entra en los m\u00e1s profundos dominios de la poes\u00eda, de ah\u00ed su gusto por la repetici\u00f3n, la rima y los recursos de honda ra\u00edz imaginaria (metonimia y met\u00e1fora son las bases de su estilo, en especial la primera).<\/p>\n Tres ejemplos de otras tantas maneras de mirar: realismo l\u00edrico, tremendismo discursivo, esteticismo po\u00e9tico. Detr\u00e1s de estas f\u00f3rmulas art\u00edsticas, hay tambi\u00e9n formas diversas de considerar la realidad, de pensar la vida.<\/p>\n Jes\u00fas Villegas<\/p>\n <\/p>\n <\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" A la hora de poner en im\u00e1genes una historia, el director de cine debe conferir un tono a su relato. 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