UNA pintora amiga m\u00eda estaba pintado mi retrato. Deb\u00eda andar escasa de modelos, y me propuso dibujarme. Me sent\u00f3 en su estudio, me acomod\u00f3 la po\u00adse, se fue al caballete y empez\u00f3 a pintar. Yo, claro, la ve\u00eda a ella pero no ve\u00eda el lienzo por el lado en que ella pintaba. Al cabo de un rato largo en que ella se cans\u00f3 de estar de pie y yo de estar sentado, dej\u00f3 los pinceles y dijo: \u00abVamos a descansar un rato\u00bb.<\/p>\n
Yo me levant\u00e9, y fui derecho a ver el cuadro a medio pintar. Ella se interpuso r\u00e1pida y me grit\u00f3: \u00a1De ninguna manera! Lo ver\u00e1s cuando est\u00e9 terminado. Si lo ves ahora no te gustar\u00e1.\u00bb Me sonre\u00ed amistosamente, y nos fuimos a tomar una taza de t\u00e9.<\/p>\n
ENTRE sorbo y sorbo le dije:<\/p>\n
-Me has dado una lecci\u00f3n que no voy a olvidar. \u00bfSabes en qu\u00e9 estoy pensan\u00addo? Que la vida, cuando la vemos a medio hacer, tampoco nos gusta. No la en\u00adtendemos. No tienen sentido esos trazos incompletos y esos borrones disper\u00adsos. \u00bfTe has fijado en la cantidad de veces que decimos que la vida no tiene sen\u00adtido, que si es demasiado corta o demasiado larga, que por qu\u00e9 pasa esto o de\u00adja de pasar? Todos nos quejamos de que no se entiende. Como tu cuadro. No me lo dejas ver porque si lo viera ahora no me gustar\u00eda. Unas cuantas l\u00edneas desconectadas que parecen un insulto a mi persona. Pero cuando lo acabes, me lo mostrar\u00e1s con orgullo y te felicitar\u00e9 por el resultado. \u00bfMe entiendes?<\/p>\n
-Ya lo creo que te entiendo -me dijo la pintora sonriendo-. T\u00fa siempre con tus filosof\u00edas. \u00a1Hala!, a sentarte otra vez, que hay que trabajar.<\/p>\n
Y me sent\u00e9 humildemente a dejarme pintar.<\/p>\n
<\/p>\n
CARLOS G. VALL\u00c9S<\/p>\n
\u00abVida Nueva\u00bb<\/p>\n
<\/p>\n
PARA TRABAJAR Y ORAR EN GRUPO:<\/p>\n
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