{"id":5535,"date":"2001-07-01T00:00:37","date_gmt":"2001-06-30T22:00:37","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=5535"},"modified":"2001-07-01T00:00:37","modified_gmt":"2001-06-30T22:00:37","slug":"gladiator-y-billy-elliot-peliculas-bunuelo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/gladiator-y-billy-elliot-peliculas-bunuelo\/","title":{"rendered":"Gladiator y Billy Elliot: \u00abpel\u00edculas bu\u00f1uelo\u00bb"},"content":{"rendered":"

Si un bu\u00f1uelo es un dulce de harina, tan esponjado y aparente como relleno de nada, llamaremos pel\u00edcula-bu\u00f1uelo a la versi\u00f3n en celuloide de este producto, es decir, a todas aquellas obras cinematogr\u00e1ficas cuya masa fotogr\u00e1fica s\u00f3lo recubre el m\u00e1s ins\u00edpido de los vac\u00edos.<\/p>\n

Hay muy diferentes formas de \u00abrebozado\u00bb, siguiendo con la met\u00e1fora gastron\u00f3mica. El m\u00e1s com\u00fan, aquel con el que cualquier espectador medianamente atento est\u00e1 familiarizado, lo encontramos sobre todo en el cine de m\u00e1s alta producci\u00f3n. Nos referimos a aquellas pel\u00edculas que, detr\u00e1s de un aparato t\u00e9cnico apabullante, debajo de su pirotecnia de efectos, m\u00fasica, fotograf\u00eda y estrellas, s\u00f3lo esconde tres o cuatro trucos manidos, unos personajes con el grosor del papel de fumar y ninguna idea visual digna de ser rese\u00f1ada. Los ejemplos ser\u00edan tantos que con citar uno nos bastar\u00e1: Gladiator<\/em>, pel\u00edcula rancia de ideas, pobre de personajes, trufada de im\u00e1genes tan vistosas como poco expresivas.<\/p>\n

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La pel\u00edcula-bu\u00f1uelo-gran espect\u00e1culo (y la \u00faltima triunfadora de los \u00d3scar pertenece por derecho propio a esta categor\u00eda) est\u00e1 construida de forma opuesta a la que cualquier l\u00f3gica art\u00edstica aconseja: tomando como punto de partida unos contenidos narrativos y dram\u00e1ticos (un argumento, unos personajes, unos conflictos), en lugar de utilizar los medios cinematogr\u00e1ficos (puesta en escena, encuadre, montaje, sonido) para profundizar<\/em> en su \u00faltimo sentido, en lo que de aut\u00e9ntica significaci\u00f3n humana o pl\u00e1stica puede tener lo representado, se sirve de todos estos mecanismos para recubrir<\/em> ostentosamente el relato. El artista ahonda en las historias que narra, viaja hacia sus adentros<\/em> mediante la construcci\u00f3n de formas: el facturador de bu\u00f1uelos trabaja hacia afuera<\/em> lo que cuenta, lo hincha, lo envuelve, lo disfraza, lo barniza. La pr\u00e1ctica del exhibicionismo sustituye al proceso de desnudamiento. Donde deber\u00edamos encontrar indagaci\u00f3n s\u00f3lo brilla el maquillaje; el fuego de artificio reemplaza a esa antorcha, el arte, iluminadora de los entresijos de la verdad.<\/p>\n

Pero hay otra clase de pel\u00edculas-bu\u00f1uelo todav\u00eda m\u00e1s peligrosas, porque aspiran a dar gato por liebre. El cine comercial, en \u00faltima instancia, cumple con las expectativas del espectador medio, ese que no busca que le hagan pensar o sentir emociones, sino que desea subirse durante un par de horas a un carrusel, a una atracci\u00f3n de feria. Sin embargo, ciertas obras \u00abcon pretensiones\u00bb art\u00edsticas, sociales o morales padecen de la misma enfermedad. En su caso, no obstante, el dorado exterior no son los medios t\u00e9cnicos o los procedimientos de lenguaje, sino las buenas intenciones, las ideas, el fondo. Son bu\u00f1uelos de prestigio, en general bastante aprovechables desde el punto de vista pedag\u00f3gico (el relleno de verdad lo pondr\u00e1 el educador), aunque igual de nocivos desde una \u00f3ptica art\u00edstica.<\/p>\n

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S\u00f3lo tengo espacio para descubrir la inanidad de una pel\u00edcula-bu\u00f1uelo-gran humanismo. Billy Elliot<\/em> es un clamoroso caso de cine bienintencionado pero reduccionista, tramposo y vacuo. Situar la historia de voluntad y superaci\u00f3n personal de un ni\u00f1o que quiere ser bailar\u00edn en una zona deprimida de Inglaterra, asolada por conflictos laborales, se gana de antemano la simpat\u00eda de cualquier espectador sensible con \u00ablo social\u00bb. El desarrollo de la obra se encarga de banalizar este planteamiento, ajustando los principios de una obra supuestamente \u00abdura\u00bb a los m\u00e1s simples trucos narrativos de cualquier telenovela y presentando, en \u00faltima instancia, las mismas deficiencias que un Gladiator<\/em> cualquiera: los personajes, t\u00edpicos y t\u00f3picos, evolucionan sin otra l\u00f3gica que la preparaci\u00f3n del final feliz (v\u00e9ase la relaci\u00f3n entre el padre y el hermano del protagonista, o la propia actitud de este \u00faltimo hacia Billy; o el personaje de la maestra de ballet, tan trillado; o el amigo homosexual…); las circunstancias contextuales quedan relegadas a un segundo plano, hasta volverse intrascendente decorado; el af\u00e1n por ganarse la simpat\u00eda del espectador degenera en situaciones f\u00e1ciles de comedieta o en un final sonrojante, por rid\u00edculo y triunfalista… Toda la pel\u00edcula sacrifica en el altar de la facilidad y el conformismo, en el regodeo m\u00e1s gratuito lo que, en principio, se vende como compromiso. En fin: el mismo bu\u00f1uelo con distintas alforjas.<\/p>\n

Jes\u00fas Villegas<\/p>\n

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Pel\u00edculas como ventanas<\/strong>\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0<\/strong><\/h1>\n

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Defin\u00edamos en la p\u00e1gina anterior la \u00abpel\u00edcula-bu\u00f1uelo\u00bb. Seguiremos utilizando las met\u00e1foras para intentar poner cierto orden en nuestra comprensi\u00f3n del complejo universo del cine. Para ello, recurrir\u00e9 a otra imagen, la de la ventana, como punto de partida de mis reflexiones.<\/p>\n

Muchas veces se ha pretendido emparentar la pantalla del cinemat\u00f3grafo con una ventana. En efecto, en cierto modo, una pel\u00edcula es una especie de enorme tragaluz por el cual se cuela en nuestras retinas la vida o, al menos, su simulacro. Hablemos un poco de este curioso artilugio arquitect\u00f3nico.<\/p>\n

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Una ventana nos permite, entre otras cosas, ver lo que ocurre al otro lado. El material con que se fabrica, el cristal, deja pasar en mayor o menor medida la luz. Gracias a esta cualidad podemos vislumbrar desde dentro lo que hay fuera, o, por qu\u00e9 no, a la inversa, estaremos en condiciones de espiar indiscretamente qu\u00e9 ocurre en el interior, en el espacio privado.<\/p>\n

Sin embargo, sabemos que los cristales de las ventanas facilitan o dificultan nuestra mirada de forma diferente: desde la transparencia extrema hasta los m\u00e1s variados grados de translucidez, llegando incluso a la opacidad, el vidrio presenta una gama insospechada de relaciones con la luz y, por tanto, con el ojo que mira. En \u00faltimo extremo, el cristal puede convertirse incluso en espejo donde el observador se ve reflejado.<\/p>\n

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A veces, el cine nos invita a mirar fuera, m\u00e1s all\u00e1, hacia esos otros \u00e1mbitos que se encuentran alejados de nosotros en el espacio, en el tiempo, en la conciencia. En ocasiones, sin embargo, la pel\u00edcula se abre de par en par a nuestros adentros, a lo m\u00e1s rec\u00f3ndito y privado del ser humano. Ciertas tradiciones cinematogr\u00e1ficas (el cine cl\u00e1sico, por ejemplo) o ciertos directores aspiran al m\u00e1ximo grado de transparencia: el cristal ha de notarse lo menos posible, no ha de empa\u00f1arse bajo ning\u00fan concepto, para que pueda refulgir lo visible y lo invisible en todo su esplendor tras su frontera n\u00edtida. Otras tendencias expresivas (el cine de autor o de arte y ensayo) optan por lo transl\u00facido, que deforma con sus colores y biseles los contornos y exige un esfuerzo en la contemplaci\u00f3n. Finalmente, sea cual sea la posici\u00f3n elegida (mirar de dentro afuera o de fuera adentro; construir una ventana transparente o transl\u00facida), el gran artista es capaz de transformar su ventana en espejo sin que ambas realidades entren en contradici\u00f3n: a trav\u00e9s de lo otro, de lo que est\u00e1 m\u00e1s all\u00e1 del cristal, uno acaba por verse a s\u00ed mismo. A ese ser dotado para inventar ventanas-espejo algunos lo llaman genio y, a sus productos, obras maestras.<\/p>\n

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Las ventanas transparentes no son lo mismo que las ventanas sin cristal, al igual que la sencillez no es lo mismo que la simpleza. Para cualquier artista resulta un aut\u00e9ntico reto conseguir la transparencia: el cristal ha de estar ah\u00ed, terso, apenas apreciable, garantizando nuestra protecci\u00f3n contra la realidad en bruto o, lo que es peor, contra su banalizaci\u00f3n. La vida nos ha de llegar con apariencia de espont\u00e1nea floraci\u00f3n, pero en realidad se materializa ante nosotros convertida en s\u00edmbolo, quintaesenciada, con toda su verdad puesta a la luz. Si no hay cristal, la vida, o bien se nos cuela sin sentido por todos los resquicios, o bien se manifiesta de forma maniquea y, entonces, el arte como experiencia sublimadora desaparece.<\/p>\n

Del mismo modo, las ventanas translucidas y las ventanas opacas difieren de forma radical: lo complejo, lo ambiguo, lo sugerente no guarda relaci\u00f3n alguna con lo incomprensible, lo herm\u00e9tico, lo cr\u00edptico. A trav\u00e9s de una ventana translucida, la realidad adquiere nuevos perfiles aunque, en \u00faltima instancia, sigue siendo la misma, pasada por un filtro que la altera y acaba por resaltar sus formas en perspectivas personales e insospechadas. Por el contrario, a trav\u00e9s de una ventana opaca no podemos ver nada.<\/p>\n

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Como ejercicio de pr\u00e1ctica a prop\u00f3sito de todo lo expuesto, os recomiendo El camino a casa<\/em>, pel\u00edcula transparente\/pel\u00edcula espejo y Deseando amar<\/em>, pel\u00edcula transl\u00facida\/pel\u00edcula espejo. En negativo, un buen ejemplo de pel\u00edcula tramposa: Chocolate<\/em>, pel\u00edcula que aspira a ser transparente pero, lo siento, para m\u00ed carece de cristal.<\/p>\n

Jes\u00fas Villegas<\/p>\n

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