{"id":6058,"date":"1999-10-01T00:00:01","date_gmt":"1999-09-30T22:00:01","guid":{"rendered":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/index2.php\/?p=6058"},"modified":"1999-10-01T00:00:01","modified_gmt":"1999-09-30T22:00:01","slug":"6058-2","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/pastoraljuvenil.es\/blog\/6058-2\/","title":{"rendered":""},"content":{"rendered":"

Si hemos de hacerle caso a la Estad\u00edstica (\u00fanica Musa que permanece en activo en estos tiempos descre\u00eddos) los j\u00f3venes abandonan el campo, dejan atr\u00e1s las tierras de unos antepasados que ya no son semi\u00addioses intangibles, sino se\u00f1ores que miran con rara expresi\u00f3n desde los portafotos. Tales antepasados han perdido el poder de marcar la l\u00ednea de sus vidas; ahora esa l\u00ed\u00adnea es la de la carretera que va, contone\u00e1n\u00addose, hasta la ciudad, esa carretera que descubrieron en un utilitario prestado y re\u00adzong\u00f3n, compa\u00f1ero de tantas correr\u00edas de fin de semana.<\/p>\n

La ciudad tiene olor a tabaco, a labios que sujetan desenfadadamente un cigarri\u00adllo, a electricidad chisporroteante, a tres de la ma\u00f1ana. De manera que las nuevas ge\u00adneraciones ya no quieren ser ovejitas Dolly de sus padres -cl\u00f3nicos de una vida anun\u00adciada-, sino primos hermanos de los per\u00adsonajes de la tele: siempre metidos en l\u00edos y siempre, siempre, urbanitas.<\/p>\n

Yo comprendo que los biorritmos de la juventud ya no los puedan marcar las esta\u00adciones, las antojadizas lluvias, la helada de \u00faltima hora o el pedrisco, sino las modas, modismos y modales (mayormente malos). Comprendo que los j\u00f3venes escojan dejar de mirar siempre al cielo (a ver qu\u00e9 cae),para dedicarse a mirar el televisor (a ver qu\u00e9 echan). Hemos importado el Gran Sue\u00f1o Americano -que incluye ir a la uni\u00adversidad, no trabajar con las manos y tener un coche mejor lo antes posible-, y esto ha cortado de ra\u00edz el relevo generacional en el campo. En el fondo es un problema de vo\u00adcaci\u00f3n, lo mismo que el sacerdocio. El tra\u00adbajo del campo es sin\u00f3nimo hoy de renun\u00adcia, implica un sacrificio: el sacrificio de ese gran sue\u00f1o americano. Ya no se aspira a perpetuar la explotaci\u00f3n paterna o ma\u00adterna sino a dar el salto, a \u00abalgo mejor\u00bb, a una oportunidad de la que carecieron nues\u00adtros padres.<\/p>\n

Sin embargo, hay un movimiento de gente que escapa de la ciudad a sus se\u00f1ue\u00adlos para volver a los pueblos. No es un re\u00adtiro, no es alejarse del mundanal ruido: son conscientes de que las ventajas Ce la urbe siguen estando al alcance de la mano. Han aprendido a cohonestar los fragantes sen\u00adderos del bosque y las p\u00e1ginas \u00a0web de In\u00adternet. Muchos j\u00f3venes podr\u00edamos hacer lo mismo. Pero estas cosas s\u00f3lo las da la ex\u00adperiencia: ese abono que la vida te da cuan\u00addo tu flor ya languidece.<\/p>\n

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JUAN AMADOR \u00abEl Mundo\u00bb, suplemento de Castilla v Le\u00f3n (4.8.99)<\/p>\n

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PARA HACER\u00a0<\/strong><\/p>\n

1. Al referirnos a los j\u00f3venes, pensamos inconscientemente en los j\u00f3venes urbanos. Pero tambi\u00e9n est\u00e1n los que viven en el campo. O los que viv\u00edan, porque cada vez son menos los que all\u00ed se quedan. \u00bfQu\u00e9 sabemos de ellos?<\/p>\n

2. Leer el art\u00edculo. \u00bfQu\u00e9 pensamos?<\/p>\n

3. La seducci\u00f3n urbana engulle a todos y al final margina a salir, o sea, a volver para, como siempre, encontramos con nosotros mismos. Para eso es necesario recuperar el campo. ;L\u00e1stima que s\u00f3lo despu\u00e9s de haber huido se descubra que es necesario volver! \u00bfEstamos de acuerdo?<\/td>\n<\/tr>\n<\/tbody>\n<\/table>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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