El Campobosco 2024 (#CPB24) ya está en tierras italianas, y los jóvenes no perdieron el tiempo en comenzar a explorar los lugares que marcaron la infancia de Don Bosco. Durante la mañana, todos los grupos tuvieron la oportunidad de visitar en profundidad el Colle Don Bosco, la casa de Don Bosco, la casa de José y celebrar la Eucaristía en este entorno salesiano.

I Becchi: La semilla del sueño de Don Bosco

La jornada comenzó con la oración de la mañana en la cripta, donde el canto inicial invitaba a «dejarse hacer» y abrirse a la experiencia. José Miguel Núñez recordó a los jóvenes que llevarían consigo tierra de I Becchi como símbolo de las raíces carismáticas a las que regar y cuidar. Los animó a «descalzarse» al entrar en esta tierra sagrada, donde Don Bosco forjó su personalidad y creció en la fe junto a su madre, Mamá Margarita.

Los jóvenes conocieron lugares emblemáticos de la vida de Don Bosco:

La casita donde vivió de los dos a los doce años.
La Basílica de Don Bosco, construida donde se encontraba la finca Biglione, en la que trabajó su padre.
El Santuario de María Auxiliadora, de estilo neogótico piamontés.
La casa de José, hermano de Don Bosco, con su capilla dedicada a la Virgen del Rosario y el museo de la vida campesina.
El monumento a Juanito Prestidigitador.
El Prado y Ermita del sueño de los 9 años.
El Monumento a Mamá Margarita.
El Museo Etnográfico Misionero.

La mañana concluyó con la celebración de 4 celebraciones al unísono, una por cada inspectoría, en total en acción de gracias por lo vivido y por el regalo de la fe.

Celebrando la reconciliación y la luz de Jesús

Después de la intensa visita y la comida, hubo un tiempo de reunión por grupos y la «Celebración de la Reconciliación» en la Basílica de  Don Bosco. El salesiano Xabier Camino, delegado de pastoral de la Inspectoría Santiago El Mayor, presidió la celebración y recordó a los jóvenes que recibir el perdón de Dios es recibir su misericordia, lo que lleva a una alegría profunda y duradera.

El día culminó con la vigilia de la luz, un momento para dejar que Jesús, la luz del mundo, ilumine sus vidas y los convierta en luz para los demás, tomando como ejemplo la maestría de la Auxiliadora:


“La Señora del sueño se nos presenta como Maestra y Madre. Es la Madre del Señor, majestuosa en el sueño de Don Bosco y en el nuestro. Y como a Don Bosco, hoy, aquí en el Colle, cerquita de donde tuvo el sueño que marcó toda su vida, también, tomándonos de la mano, nos dice: mira, aprende y ten paciencia.

«Mirar” lleva a la persona a descentralizarse, a captar algo que va más allá de su horizonte; es invitación, desafío, provocación, llamamiento y guía. Porque pide una participación plena y total, como en Juan Bosco, que se desvivirá en favor de sus muchachos. Y también nos invita al silencio, a mirar en nuestro interior, a cuidar nuestra interioridad. Levantar la mirada y fijar muy bien los pies en la realidad diaria.”

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