¿CÓMO PRESENTAR A JESÚS EN UNA PASTORAL DE MISIÓN?

1 enero 2012

Alfredo Delgado, Adsis

SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
El autor, desde su experiencia práctica, nos ofrece algunos caminos para presentar a Jesús a los jóvenes mediante la presencia, la itinerancia, la sanación, la paradoja, el testimonio, la propuesta, la narración… en una comunidad cristiana.
 
El título del artículo nos plantea una pregunta para la que no tengo ninguna fórmula mágica y que no tiene una solución única[1]. Intentaré responder desde la experiencia[2] de estos años en los que me he dedicado precisamente a anunciar a Jesús a los jóvenes[3], desde diversos ámbitos pastorales (la pastoral de ambientes, la calle, el colegio, la parroquia), en diversos países y a distintos tipos de jóvenes.
 

  1. Las certezas

Comienzo compartiendo certezas del corazón, son la teoría que fundamenta la práctica pastoral.
 
1.1. La semilla
Hace cuarenta años se descubrieron unas semillas de palmera en Masada[4]. En el año 2008 publicaba la prestigiosa revista Science los resultados de los estudios: las semillas tenían dos mil años. En el año 2005 unos científicos israelíes habían plantado las semillas de palmera y lo asombroso es que la palmera germinó y sigue creciendo[5]. A la palmera la han llamado Matusalén. ¡Es increíble! ¡Dos mil años después!
Esta historia de la semilla me permite poner palabra a una experiencia que he vivido en estos años en relación con el anuncio de Jesús. La semilla que estamos invitados a sembrar en el corazón de las personas es de buena calidad. Hoy tengo esa certeza. Dará fruto. Tal vez no el esperado y no en el momento en el que nosotros desearíamos, pero la semilla germinará[6].
He visto cómo la semilla plantada en tantos jóvenes ha dado fruto, en muchos de ellos ya de adultos, en diversos momentos y circunstancias. Algunos necesitarán del baño de proteínas vegetales que le dieron a las semillas de palmera antes de plantarlas, necesitarán sobre todo vivir determinadas experiencias que les hagan hacerse las preguntas necesarias para poder leer su vida, el evangelio y la realidad con los ojos de Dios. Seguramente el posmoderno necesite para hacerse preguntas importantes, tener un hijo, o ver morir a uno de sus padres. Pero las preguntas surgirán, la semilla entonces crecerá. Nuestro evangelio tiene la misma edad que la semilla y mejor calidad todavía porque ha dado frutos antes[7].
 
1.2. Dios actúa
Otra certeza es que Dios actúa y habla. Esta pequeña frase que es «Dios actúa» es la traducción de la predicación de Jesús[8]: «El reino está llegando» (Mc 1,14). Dios está actuando. Juan lo traduce con la frase: «Mi padre trabaja y yo siempre trabajo» (Jn 5,17).
No hay menos Dios que hace dos mil años. El Espíritu Santo no trabaja menos. No se ha cansado. Es el Espíritu Santo el verdadero protagonista de la Pastoral. Nosotros: colaboradores. El campo es suyo (Mt 13,24) y «sus ovejas» también (Jn 21,15). Dios tiene sus planes (Is 55,8) y creemos que se sabe su oficio. A nosotros, «siervos inútiles» (Lc 17,10), nos toca confiar.
Más que tratar de llevar a cabo un plan pastoral que tenemos muy claro, se trata de «prestar atención[9] a la acción del Espíritu en ellos y colaborar con él a la hora de trabajar la experiencia humana de cada persona».
Leer el libro de los Hch es un buen horizonte siempre. Entre Pablo y Ananías, entre Pedro y Cornelio, Jesús establece una relación en la que se ayudan a entender la realidad y su experiencia de Dios. En el diálogo se aclararon. Hemos de estar atentos a lo que el Espíritu hace en ellos y unirnos a su acción.
La experiencia de la JMJ creo que ha sido para muchos una clara manifestación de que Dios actúa y sigue actuando, que el mundo es muy grande, que el Espíritu sigue trabajando en el corazón de las personas[10]. A veces, nuestra realidad concreta nos hace perder perspectiva. Nos viene bien una mirada amplia a la historia y al mundo para no caer víctimas de las profecías posmodernas que auguraban «el fin de la historia» donde ya «nada hay nuevo bajo el sol» (Ecle 1,7).
 
1.3. Los jóvenes merecen la pena
Los jóvenes merecen la pena, es otra certeza de mi vida. Me han enseñado muchas cosas. Muchos me han evangelizado. Si uno no disfruta estando con ellos, algo no va. Creo que el evangelizador que no se deja evangelizar, querer, que no se alimenta de la relación con ellos se acaba quemando (caso típico del profesor con buena voluntad que termina cansado de tanto adolescente). Los jóvenes son agradecidos. Pocos conozco a los que me haya acercado con cariño y afecto, con sincera preocupación por su vida y sus intereses y no lo hayan agradecido.
 
1.4. Dios ya está en su corazón
«Dios es amor, quien ama conoce a Dios» (1 Jn 4,7) y su «Espíritu ha derramado su amor en nuestros corazones» (Rom 5,5). Me parece que son la mejor tarjeta de presentación que podemos hacer del mensaje del NT. Dios ya está (Hch 17,28). Algo de Él ya conocen.
No tenemos que introyectarles ninguna medicina con una jeringuilla que no acabamos de encontrar. Se tratará de ayudarles a que le reconozcan y le pongan nombre a algo que les constituye y les acompaña desde siempre[11]. Cierto que el joven participa de una cierta religión[12], pero Dios les acompaña como bendición desde siempre (Hch 14,16-17). Creo que el amor es la clave para acercar al joven a Dios.
 
1.5. No es lo mismo
No es lo mismo conocer a Jesús que no conocerlo. No se vive igual esta vida con Él que sin Él. Esta es una certeza que nos impulsa a anunciarle. El joven está hoy muy solo. Sufre mucha soledad. Como dice «Lírico» en «Asómate»: «tienen todo lo que quieren menos lo que necesitan». Buena definición de nuestros jóvenes. Les faltan padre y madre porque trabajan mucho y no saben dialogar con ellos. De niños los aparcaron en la tele con Disney y ahora los dejan solos con un ordenador en su cuarto. Ellos se compensan en la red buscando afecto. Son la generación donde el 30% son hijos de padres separados. Nuestra vida debiera ser un modelo de identificación importante para ellos, un faro en su navegar por este mundo. Sin nuestro testimonio difícil que encuentren a Jesús.
Anunciar a Jesús, encontrarse con él, experimentar su salvación no es algo anecdótico. Cuando lo conocemos nuestra vida adquiere otro sabor y horizonte. «Nadie más que Él puede salvarnos, solo a través de Él nos concede Dios a los hombres la salvación sobre la tierra» (Hch 4,12). Pero nos conviene recordar que Dios es un absoluto. «La religión que pretenda venderse como algo útil con vistas a algún otro objetivo diferente, porque nos ayuda a vivir una vida más sólida, más firme o equilibrada, porque nos libera del estrés y de las tensiones o bien nos permite hacernos ricos, está tirando piedras sobre su propio tejado. El objeto de toda religión es orientarnos hacia Dios. Si decimos: «Hágase cristiano y dormirá mejor por las noches». Ello equivaldría a reducir la religión a un mero accesorio útil a incorporar dentro del estilo de vida, al mismo nivel que ir al gimnasio o hacer ejercicio. Equivaldría a vender la idea de Dios como algo útil para mí, a la manera de unas sales de baño o una aromaterapia[13]». Dios es mucho más.
 
1.6. Distinguir «catequesis» de «primer anuncio»
La experiencia en estos años me ha hecho aprender que son dos tareas distintas. El «primer anuncio» es un proceso largo, que en sí mismo ya pertenece al proceso evangelizador. Pero tiene su especificidad. Es el que vamos a desarrollar en este artículo. Primero se llega a la fe, después viene la catequesis[14]. La catequesis supone que la persona ha tenido un primer encuentro con Jesús y que desea conocerlo en profundidad. Un claro error es hacer catequesis con personas que no se han encontrado con Jesús, que no han manifestado un deseo de conocerlo.
 

  1. Presentar a Jesús a los jóvenes

«Queremos presentar a Jesús a los jóvenes». Vamos a analizar los elementos de esta frase.
 
¿Quién es Jesús?
El evangelizador ha de conocer a Jesús, conocer su vida, conocer a Jesús de los evangelios[15], rezar, tener una relación personal con él. Se nos nota mucho cuando lo vivimos y cuando no. Cuando rezamos y cuando no. Parafraseando a Rahner, el evangelizador del siglo XXI será místico o no será evangelizador. Además, hemos de animarnos a seguir conociendo a Jesús. Cuanto más sepamos, mejor podremos adaptar el mensaje de Jesús a las circunstancias y mejor podremos narrar a Jesús. Todo lo que nos formemos en este sentido repercute en el anuncio. Creo que es una gran laguna de nuestra pastoral. No podemos seguir anunciando a Jesús con esquemas simplistas: «los fariseos eran todos malos», «todo el pueblo esperaba un Mesías», etc., afirmaciones que hoy no se sostienen desde la investigación. Presentar a Jesús a un adolescente requiere saber explicar sus milagros y su resurrección. No podemos seguir presentando a un Jesús «power ranger» y un evangelio caído del cielo. Es importante que crean en Dios y en Jesucristo, pero más importante aún es qué imagen les transmitimos de Dios.
 
¿Quiénes son los jóvenes?
Hemos de conocerles[16], su ambiente, sus palabras, su vocabulario, sus intereses[17] y deseos, sus expectativas. Imprescindible conocer la posmodernidad. Ellos no son el problema de la pastoral[18].
 
¿Qué es presentar?
¿Cuál es el objetivo? ¿Cómo se realiza ese proceso? Estando presentes, dando testimonio, haciendo propuestas y narrando. Esto es lo que desarrollaremos más adelante en este artículo en tres apartados: la presencia, la propuesta, la narración. El objetivo de este proceso es el encuentro con Jesús[19]. De camino a este horizonte hay otros objetivos necesarios: ayudar al joven a conocerse, a quererse, a crecer, a ser sujeto de su vida. Darle las herramientas para que pueda vivir una vida plena. Todo esto sigue siendo evangelización. No se nace cristiano. Es un encuentro[20] lo que nos hace ser cristianos. Para llegar a este encuentro es necesario un proceso.
 
¿Quién es el sujeto del verbo «queremos»?
Es decir, ¿quién es el sujeto de esta presentación? Es el Espíritu Santo y la comunidad. No el francotirador. «La comunidad cristiana es el origen, lugar y meta de la catequesis» (DGC 254). Lo que convoca y anuncia a Jesús es que se vea que nos queremos. Muchas de las acciones pastorales que realizamos no tienen como sujeto a una comunidad, no generen experiencia comunitaria y no tienen una propuesta comunitaria para el joven. Algo a cambiar.
El desafío principal del trabajo pastoral pasa hoy por una colaboración familia, escuela, parroquia (y otros agentes). Han de trabajar juntos[21] (DGC 179). La secularización y la fuerza del ambiente no dejan otra alternativa. Es necesario que se hagan planes conjuntos y que exista una articulación dinámica entre ellos[22]. Sin esto no hay futuro. Hemos de seguir creyendo en el objetivo de trabajar juntos. Unir a todos y remar en la misma dirección fue y es la intención del Fórum de Pastoral de Jóvenes.
En este sentido, el desafío de los Centros educativos sería dedicar toda la pastoral a la evangelización del profesor. Es el verdadero destinatario. Cuando sea testigo habrá evangelización. El desafío de la parroquia es el trabajo con los padres. Debemos implantar la Catequesis familiar. No hay adolescente insertado en una parroquia sin familia cristiana. En un arciprestazgo los destinatarios preferentes de la formación deberían ser los curas. Hay que actualizarse e intentar poner de acuerdo a los curas para que se puedan hacer cosas comunes. El desafío de la diócesis: actualizar nuestras pastorales más allá de los eventos y darle un lavado de imagen a la cara que muestra a veces una parte de la jerarquía en los medios de comunicación.
 

  1. La práctica: un itnerario

Los pasos de un posible itinerario podrían ser los siguientes: estar presentes, hacer propuestas y narrar a Jesús.
 
3.1. La presencia
El primer paso es estar con ellos, conocerles, escucharles, pasar tiempo con ellos. «Lo primero que hace la catequesis es ponerse a la escucha de los deseos, las expectativas, la sed de la gente, para ayudarles a descubrir todo su alcance y profundidad».
Valorar lo que de bello, justo, bueno y verdadero hacen estos hombres y mujeres, aunque no nos guste[23].
Relacionarnos con cercanía y cariño. Hemos de conocerles para amarles. El roce hace el cariño. Jesús al «joven rico» lo miró con amor» (Mc 10,21), nosotros a ellos también. Como decía Don Bosco: «no basta amar, han de sentirse amados». Han de tener la experiencia de ser aceptados y queridos sin reservas.
 
La itinerancia
La itinerancia sería un aspecto de este «estar presentes». Me refiero a hacer camino con ellos. Como hizo Jesús con los dos de Emaus. «No se trata de ganar a los jóvenes, se trata de explorar con ellos la sabiduría que hace vivir y los signos de Dios[24]». Hemos de acompañarles en su proceso de crecimiento, de descubrimiento y ayudarles a que cojan las riendas de su vida. Mirarles con asombro y dejarnos maravillar por el misterio que hay depositado en cada uno de ellos. Cada vez estoy más convencido de que educar es ayudar a que crezca un tesoro que llevan dentro. Para ello hemos de preocuparnos por sus cosas. Sin interés sincero y gratuito por sus personas y sus intereses, tenemos poca evangelización.
«Nos abrimos a la fe en medio de una serie de caminos de todo tipo: los de la duda y el desconcierto; los del sufrimiento y la deficiencia; e igualmente los de la curiosidad, la búsqueda paciente o la creatividad. La fe se enraíza en experiencias humanas fundamentales: el amor, una opción de vida, la solidaridad, la debilidad, la indigencia, la impotencia…, como otros tantos lugares de encuentro con la verdad, el abandono de sí y la libertad interior. De todas estas situaciones existenciales se puede intentar extraer la experiencia espiritual que brota de la vida, que asombra, que hace presentir lo esencial, que despierta, que pone en camino, que hace vivir»[25].
 
La curación
Otra aspecto de este «estar presentes» es ayudar a curar las heridas de los que lo necesitan. A Jesús se le acercó la gente principalmente porque curaba y porque tuvo una palabra que generaba esperanza y ganas de vivir. Estas curaciones hicieron que se extendiera la fama de Jesús. Ésta se expandió rápidamente (Mc 3,8). Después se acercaron las personas. Si nosotros curamos, si los acompañamos en sus heridas, se acercarán los jóvenes (Mc 1,36). La curación pasa por la escucha, por tener una palabra de confianza y de esperanza para sus vidas, ayudarles a leer la realidad. El famoso médico Galeno vivió la primera epidemia bajo el mandato de Marco Aurelio. ¿Qué fue lo que hizo? Marchó rápidamente de Roma, hasta que pasó el peligro. Los cristianos se quedaron[26]. Fue este estilo de relaciones el que evangelizó.
 
El testimonio
Mientras estamos con ellos hemos de dar testimonio de nuestra fe. Hemos señalado que antes de poder llegar a narrar a Jesús, le tiene que haber llegado al joven el rumor de Jesús[27] (Mc 1,28). Su fama seguramente tuvo que ver con su alegría y con su autoridad[28]. Ese rumor le tiene que llegar a través de otros y tiene que ser suscitado por nuestro testimonio que debe ser de amor. Un testimonio que ha de ser comunitario. «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros» (Jn 13,35). Se trata de una experiencia de ósmosis, no de inculcar una doctrina[29]. «La transmisión no se realiza tanto mediante las palabras o gestos intencionales, pensados, pre-programados y voluntarios como por ósmosis, por impregnación, por enculturación».
Inigualable: «Supongamos un cristiano o un grupo de cristianos que, dentro de la comunidad humana donde viven, manifiestan su capacidad de comprensión y de aceptación, su comunión de vida y de destino con los demás, su solidaridad en los esfuerzos de todos en cuanto existe de noble y bueno. Supongamos, además, que irradian de manera sencilla y espontánea su fe en los valores que van más allá de los valores corrientes, y su esperanza en algo que no se ve ni osarían soñar. A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos hacen plantearse, a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? Pues bien, este testimonio constituye ya de por sí una proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva » (EN 21).
Las siguientes reflexiones de Rodney Stark sobre el cristianismo primitivo y sobre la sociología de la conversión en nuestra sociedad son para pensarlas profundamente: «La gente común no busca la fe, la encuentra a través de sus lazos con otras personas que aceptan su fe. Los vínculos interpersonales se hayan en el corazón de las conversiones. La conversión tiende a realizarse mediante redes sociales formadas por lazos interpersonales. Los cristianos mantuvieron relaciones sociales atractivas, liberadoras y efectivas[30]». El joven primero busca la relación con nosotros, después nuestra fe pasa a ser importante para él porque es nuestra. Una verdad como un templo.
Y dos reflexiones para terminar este apartado que se han convertido en certezas para mí: «Se transmite lo que para uno ha llegado a ser tan esencial que no es absolutamente negociable[31]». «En la catequesis solo se transmite lo que se vive concretamente[32]».
 
La paradoja
El testimonio de nuestra vida debería provocar preguntas. Sin que surjan sus preguntas no podemos narrar. Contestar a lo que no nos han preguntado no lleva a nada bueno. Hemos de suscitar paradojas. Si nuestra vida no las suscita, nos lo hemos de hacer mirar. La paradoja hace referencia a lo extraño, lo inesperado, lo increíble, lo extraordinario. Una buena paradoja es la de la semilla con la que hemos empezado el artículo. Esta semilla ¿está viva o muerta? ¿Cómo puede dar vida? Para que haya paradoja tiene que haber dos polos, tiene que saltar una chispa. No es la pobreza la que evangeliza sino la unión de pobreza y felicidad. No es el celibato lo que suscita la pregunta sino ser célibe y estar feliz, ser pobres y sentirse libres. «Alegres pero afligidos» (1 Ped.1, 6). Hemos de utilizar metáforas, planteando un tema con unas propiedades que no le corresponden pero proporcionan un medio para expresar algo de la extrañeza de Dios[33].
 
3.2. La propuesta
Una vez que se ha suscitado la pregunta, es un buen momento de proponer «experiencias» al joven. Sería el segundo momento de este proceso. Experiencias de vida que le hagan crecer y hacerse preguntas. Experiencias de conocimiento, de silencio, de trascendencia, de interioridad, de grupo[34], de solidaridad. Se trata de provocarles deseo por algo más grande. Primero hay que invitarle a vivir el mensaje de Jesús[35] y después narrárselo. Proponer la fe hoy a los jóvenes no es tanto pretender darles cursos cuanto sugerirles itinerarios de vida, invitarles a dar algunos pasos en el sentido del evangelio. Pretende poner en marcha a los sujetos, ponerles en movimiento hacia Cristo. Invitarles a hacer experiencias con sus experiencias.
Educar a la trascendencia es fundamental[36]. La contraposición inmanencia/trascendencia es la dicotomía básica de la religión. Son muchas las experiencias[37] que se pueden proponer: de cercanía a la naturaleza, la belleza, el arte, la música, la danza, etc. Y unido a estos la educación a la solidaridad. No hay experiencia auténtica de la interioridad si no hay también una apertura vivificante del otro fuera de sí, más allá de sí[38]. Ayudarles a ser críticos, a hacerse preguntas. Decirles: «no seas cristiano porque tus padres te lo han dicho. Busca, siente, encuentra. No te pierdas una experiencia bonita porque no la has tenido. Poco inteligente a los diez años sería firmar un papel que dijera no saldré con una chica/o. Hay más cosas de las que has experimentado». Son frases que veo que les han tocado.
Nos tenemos que tomar en serio la posmodernidad e inventar nuevas formas comunitarias y relacionales, ante un individualismo postmoderno muy fuerte que genera personalidades débiles. No vale la comunidad de antaño ni recrear las comunidades ya existentes. Creo que la postmodernidad pide otra cosa.
 
Excursus: la fenomenología del encuentro
En este excursus quiero presentar la dinámica que lleva al encuentro en el corazón con Jesús. «Encuentro» es una palabra que expresa una experiencia, es una construcción que elabora la persona. La palabra quiere expresar que la persona ha llegado a conectar con otra y que se ha producido un conocimiento, una unión con ella. Ese encuentro acontece en el corazón del joven a través del Espíritu, posibilitado en una comunidad, en la oración y en el servicio con los pobres y con los que sufren (Mt 25). La experiencia religiosa auténtica es un don gratuito, algo recibido que viene de fuera.
La fe, el «encuentro» con Jesús, se produce cuando se dan dos experiencias y salta la chispa entre ellas:
– La escucha de la historia de Jesús (es necesario que alguien me cuente la «buena noticia»).
– La experiencia consciente del Espíritu en mí[39] (es necesario que yo lo sienta).
 
No basta con la primera sola, y la segunda no es posible sin la primera. Por ello es fundamental narrar a Jesús, dar testimonio de su acción en nuestra vida, de nuestra relación viva con Él, cómo le hemos experimentado y a la vez ayudar al joven a que esa experiencia pueda hacerla él. También a los apóstoles las mujeres les contaron la noticia de la resurrección y ellos no las creyeron. Tuvieron que experimentarlo vivo. Cleofás (Lc 24) y Tomás (Jn 20) son paradigmas de ello.
No hay «experiencia» sin «palabra», aunque necesitan experimentar para poder conocer y poner palabra. Solo experimentamos algo cuando somos capaces de nombrarlo. Por eso, las experiencias religiosas sólo pueden darse en personas que han aprendido el lenguaje para interpretar religiosamente la realidad. Quien no ha oído hablar de Dios, no puede tener experiencia de Dios. El que sale al encuentro de la realidad sin conceptos, sin lenguaje, sin cuadros de interpretación, sin hipótesis de trabajo, percibe sólo una realidad vaga y confusa.
Se han de cumplir cuatro cosas para que esta narración le llegue. Primera, esta narración tiene que pasar por su cabeza, ha de entender lo que le contamos. Segunda, al posmoderno le tiene que entrar por los sentidos, por lo estético. Tercera: tiene que llegarle al corazón, ha de sentir emoción[40]. Cuarta: tiene que moverle a algo: manos, pies, acción, compromiso.
 
3.3. La narración
Como tercer paso de nuestro itinerario está la presentación y narración de Jesús. Es ineludible. Ya sabemos que la posmodernidad es una época difícil para las metanarraciones[41]. Pero solo aprenderán a hablar de la fe hablando con otros creyentes. Escuchando sus historias, sus historias de salvación, sus aventuras y fracasos leídos desde Dios.
El cristiano es alguien que cuenta la historia bíblica como su historia, una historia de la que se reconoce partícipe[42]. Nadie se ha dado la fe a sí mismo. Nadie puede creer solo. El creyente ha recibido la fe de otro. Solo escuchando podrán llegar a la fe. «San Pablo nos dice que, la fe viene de la escucha[43]» (Rom 10,17). «No de la reflexión, como la filosofía. Su esencia no estriba en ser proyección de lo concebible, a lo que se ha llegado después de un proceso intelectivo. La fe nace, por el contrario, de la audición; es recepción de lo no pensado, de tal modo que el pensar en la fe es siempre reflexión sobre lo que antes se ha oído y recibido». «La fe no es lo que yo mismo me imagino, sino lo que oigo, lo que me interpela, lo que me ama, lo que me obliga, pero no como pensado ni pensable. Es esencial para la fe la doble estructura del ¿crees? creo, la del ser llamado desde afuera y responder a esa llamada[44]».
¿Qué es narrar? Narrar es ampliar la verdad para que pueda verse de lejos. Y para que se vea de lejos, los relatos deben centrarse en lo esencial. Cinco son los relatos fundamentales: el relato de una tierra amada, el relato de la génesis de la vida y del universo, el relato del sueño frustrado, el relato de la llamada a la fraternidad y el relato de lo comenzado pero aún inacabado[45]. La narración cumple con la tarea de interpretar la experiencia humana ofreciendo una historia más amplia a través de la que podemos leer nuestra vida. Estos relatos deben irse entretejiendo con los acontecimientos de cada día, con las luchas y los conflictos de la vida. Hechos cuenta la historia de Jesús varias veces. Narra la historia del pueblo de Israel de diversas maneras ante diversos públicos.
Narrar a Jesús hoy a los jóvenes supone partir de ellos y de sus vidas y preguntas y después ir presentando a Jesús y sus valores como respuesta a sus problemas[46]; desde ahí generar el deseo de un encuentro con Él, presentando su vida[47] e invitar a su seguimiento. ¿Qué le interesa hoy al joven? Esta será una pregunta cíclica y redundante con los jóvenes. Seguramente los amigos, la novia, el novio; la familia, sus heridas y dolores; el proyecto de vida; conocerse a sí mismo. El encuentro, los estudios, el trabajo, la diversión, aquello que le alimenta. Desde ahí iremos dialogando y presentando diversos aspectos de la vida de Jesús. Se trata de ir trenzando historias y narraciones donde podamos tejer unidas la vida del joven, el testimonio de la acción de Jesús en nuestra vida y la historia de la vida de Jesús. Con pena y tristeza contemplo cómo muchos evangelizadores anuncian un mensaje aséptico en el que no narran su vida. No se mojan. El joven necesita escuchar nuestra historia de encuentro y amor con Jesús. Así mismo hemos de ayudarles a leer sus experiencias humanas a la luz del evangelio[48].
 
Todas estas narraciones, diálogos, dinámicas y experiencias quieren generar en el joven el deseo de conocer a Jesús, de que tenga un encuentro pequeño con Él.
Que el joven pueda llegar a decir: «quiero conocer un poco más a ese Jesús»; «¿maestro dónde vives?» (Jn 1,38). Entonces podemos comenzar la catequesis (DGC 85), que ha de ser ya seguimiento. No se conoce a Jesús solo leyendo un libro, sino rezando, compartiendo en comunidad y sirviendo a los demás[49]. Aquí habremos de presentar sistemáticamente a Jesús[50]. Termino con una oración: ¡Señor! no sabemos muy bien cómo hacer. ¡Guíanos!
 

Alfredo Delgado

 
 
[1] «La pastoral de jóvenes no es monolítica. El modo de acercamiento es por fuerza distinto en función de los distintos ambientes» en B. DESCOULEURS, «Pastorale dei giovani e iniziazione alla vita spirituale», Catechesi e iniziazione cristiana (ed. H. DERROITTE) (Torino 2006), 145.
[2] Ni que decir tiene que hay mucho escrito y muy bueno. Para empezar el Directorio General de la Catequesis. Obra insustituible. No es mi intención repetir lo ya escrito sino compartir una experiencia. En el artículo cito diversas fuentes y materiales conocidos. Mucho escrito, pero sigue existiendo un profundo foso entre nuestras teorías y nuestras prácticas.
[3] A. DELGADO – C. GIL – M. GÓMEZ – F. MARTÍNEZ, «Jesús de Nazaret», 10 palabras clave sobre Pastoral con jóvenes (ed. J. M. BAUTISTA) (Estella 2008).
[4] Fueron descubiertas en 1963. Masadá es la antigua fortaleza en Israel, que fue destruida por los romanos en el año 73 d.C. Las palmeras de Judea se extinguieron después de la destrucción de toda la presencia judía en la tierra por los romanos en el siglo I. Las palmeras en Israel hoy no son descendientes de la Palmera de Judea antigua. Han sido importadas de California.
[5] La noticia aparecía en National Geographic News el 12 de Junio de 2008. Para Science, cfr. www.sciencemag.org, 13 Junio 2008.
[6] Confortar ante las dificultades fue posiblemente el objetivo primero de la parábola. Jesús no era ingenuo, ya las conocía. Realista pero esperanzado. «La investigación crítica ha reconocido en la parábola originaria una parábola de contraste en medio de los fracasos del presente, los oyentes pueden confiar en el triunfo del Reino de Dios» en U. LUZ, El Evangelio según San Mateo. Mt 8-17 (Vol II) (Salamanca 2001), 407.
[7] El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra. (Mc 4,26). Habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece (1Ped 1,23).
[8] J. R. BUSTO SAIZ, Cristología para empezar (Santander 11999), 46.
[9] «Esto supone pasar de la simple lógica de la trasmisión a una lógica de la propuesta. Una catequesis de la propuesta es una catequesis que escucha con la intención de proponer» en H. DERROITTE, Por una nueva catequesis: jalones para un nuevo poyecto catequético (Santander 2004), 81
[10] En este tiempo comparto estudios con varios compañeros coreanos católicos. Desde 1965, el número de católicos en Corea del Sur se ha multiplicado por diez.
[11] Se trata de la mayeútica educativa.
[12] «El bienestar es Dios, el consumo su templo y el cuerpo su libro sagrado» en G. LIPOVETSKY, La felicidad paradójica: ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo (Compactos; Barcelona 2010) 529, 145. «El ser humano siempre se ha fabricado dioses acordes a sus deseos».
[13] T. RADCLIFFE, ¿Qué sentido tiene ser cristiano?: el atisbo de la plenitud en el devenir de la vida cotidiana (Bilbao 2007), 11-12
[14] CONFERENCIA EPISCOPAL DE BÉLGICA, Hacerse adulto en la fe: catequesis y signos de los tiempos (Santander 2010), 23
[15] Me parece sugerente algunas de las consideraciones que presenta Klaus Berger en su libro sobre Jesús, que se toma en serio el conjunto del mensaje del evangelio y no una selección de pasajes en función de mis intereses, cfr. K. BERGER, Jesús (Santander 2009),
[16] Hay muchos jóvenes y muchos estudios sobre ellos. P. GONZÁLEZ BLASCO – J. GONZÁLEZ-ANLEO, Jóvenes españoles 2010 (Madrid 2010), FUNDACIÓN BBVA, Estudio de la Fundación BBVA sobre los universitarios españoles (Bilbao 2006), J. GONZÁLEZ-ANLEO – J. M. GONZALEZ-ANLEO, Para comprender a la juventud actual (Estella 2008) 87.
[17] «Sus cinco intereses prioritarios: Música, consumo, cuerpo, sexo y ocio». En Para comprender a la juventud actual, o.c.
[18] Como dicen los obispos de Francia: «Rechazamos toda nostalgia de épocas pasadas. Los tiempos actuales no son menos desfavorables para el anuncio del evangelio que los tiempos de nuestra historia pasada». CONFERENCIA EPISCOPAL FRANCESA, «Proponer la fe en la sociedad actual», Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto (ed. D. MARTÍNEZ – P. GONZÁLEZ – J. L. SABORIDO CURSACH) (Santander 1996), 45.
[19] DGC 80: «El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo».
[20] «En los orígenes del cristianismo tenemos una experiencia muy precisa. Todo empezó, efectivamente, con un encuentro». E. SCHILLEBEECKX, En torno al problema de Jesús. Claves de una cristología (Madrid 1983), 23. Después vino la formación. Posteriormente analizamos en un excursus esta palabra y la experiencia que conlleva.
[21] «La colaboración exitosa entre la clase de religión, la pastoral educativa y la catequesis de la comunidad, exige que todos los implicados estén dispuestos a participar activamente». CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA, «La catequesis en un tiempo de cambio», Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto (ed. D. MARTÍNEZ – P. GONZÁLEZ – J. L. SABORIDO CURSACH) (Santander 2004), 111.
[22] G. ROUTHIER, Benedetto Catechismo! Famiglie e parrocchie tra disagio e speranza (Torino 2008), 29.
[23] Pablo en Atenas está indignado de ver lo que ve (Hch 17,16), pero hace otra lectura de la realidad ante los atenienses: «he visto que sois muy religiosos» (Hch 17,22).
[24] ASAMBLEA DE OBISPOS DE QUEBEC, «Proponer hoy la fe a los jóvenes. Una fuerza para vivir», Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto (ed. D. MARTÍNEZ – P. GONZÁLEZ – J. L. SABORIDO CURSACH) (Santander 2000), 23.
[25] «Jesucristo, camino de humanización. Orientaciones para la formación para la vida cristiana», Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto (ed. D. MARTÍNEZ – P. GONZÁLEZ – J. L. SABORIDO CURSACH) (Santander 2004), 136.
[26] R. STARK, La expansión del cristianismo: un estudio sociológico (Estructuras y procesos. Religión; Madrid 2009), 84.
[27] J. MOINGT, El hombre que venía de Dios. I, Jesús en la historia del discurso cristiano (Bilbao 1995), 19-24.
[28] «Jesús debió de ser un tipo alegre. La autoridad de Jesús debía consistir en su alegría inefable» en RADCLIFFE, ¿Qué sentido tiene ser cristiano? , 89.
[29] «Cuando los padres trasmiten lo religioso, no transmiten tanto un cristianismo oficial como un modo existencial de vivirlo en las vicisitudes de la vida familiar del siglo XXI. Se trata de la comunicación de una vida, de la realización de una ósmosis, no de inculcar una doctrina» H. DERROITTE, «¿Qué futuro tiene la catequesis de familia?», 15 nuevos caminos para la catequesis hoy(ed. H. DERROITTE) (Santander 2008), 166.
[30] STARK, La expansión del cristianismo, 28, 62 y 192.
[31] DERROITTE, «¿Qué futuro tiene la catequesis de familia?», 168.
[32] CONFERENCIA DE LOS OBISPOS DE FRANCIA, Texto nacional para la orientación de la catequesis en Francia y principios de organización (Madrid 2008), 111.
[33] «Una fe monoteísta debe actuar con metáforas para no convertirse en idólatra. La metáfora se convierte en una estrategia por la que la fe de Israel, en su tendencia monoteísta (la cual lo tiende a centrar todo en Yahvé y así puede empobrecer su imagen) pueda dejar espacio a la riqueza, la diversidad la variedad de Yahve». En W. BRUEGGEMANN, Teología del Antiguo Testamento. Un juicio a Yahvé (Salamanca 2007), 86.
[34] Hoy una dificultad es encontrar una mínima frecuencia en las reuniones o celebraciones» en DESCOULEURS, «Pastorale dei giovani», 145.
[35] Invitar a la Cristopraxis de la que habla Jürgen Moltmann. J. MOLTMANN, El camino de Jesucristo: cristología en dimensiones mesiánicas (Salamanca 22000) 129, 96
[36] Se trata de desarrollar su inteligencia espiritual, la competencia espiritual.
[37] «Lo trascendente se comunica en términos inmanentes, sin embargo, para tratar con lo inmanente es menester postular lo trascendente como su pareja inevitable» en D. LYON, Jesús en Disneylandia: la religión en la posmodernidad (Madrid 2002), 96
[38] S. BRETON, «La mystique: lieu dondamental de l’être humain», Scintillements de la mystique, Theophilyon III/2 (1998), 266
[39] También lo señala el DGC 116: «La relación del mensaje cristiano con la experiencia humana no es puramente metodológica, sino que brota de la finalidad misma de la catequesis».
[40] «Se dijeron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32).
[41] Lyotard define la posmodernidad como la incredulidad ante las metanarraciones. J. F. LYOTARD, La condición postmoderna (Madrid 1989), 77.
[42] K. J. VANHOOZER, El drama de la doctrina: una perspectiva canónico-lingüística de la teología cristiana (Salamanca 2010), 125.
[43] «Quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación» (1Cor 1,21). «Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; más para los que se salvan – para nosotros – es fuerza de Dios» (1Cor 1,18).
[44] J. RATZINGER, Introducción al cristianismo (Salamanca 21971), 66-67.
[45] ASAMBLEA DE OBISPOS DE QUEBEC, «Proponer hoy la fe a los jóvenes», 185.
[46] Entrar con la suya para poder salir con la nuestra como diría Ignacio de Loyola [EE 332].
[47] Un intento de esta presentación lo he realizado en el cuaderno titulado «Jesús fue un rapero» en A. DELGADO, «Jesús fue un rapero y su troupe también», Cuadernos formativos. Delegación Diocesana de Pastoral con Jóvenes Vitoria-Gazteiz 14 (2008).
[48] G. ADLER, «Conocer, vivir, celebrar, orar. Las tareas de la catequesis», 15 nuevos caminos para la catequesis hoy (ed. H. DERROITTE) (Santander 2008), 17. Citando a Brueggemann: «La Biblia es valiosa porque ofrece un modo de entender el mundo desde un nuevo enfoque, un enfoque que conduce a la vida, a la alegría Nos proporciona una identidad alternativa, un manera alternativa de entendernos a nosotros mismos, un modo alternativa de relacionarnos con el mundo; nos reta a repensarnos y nos invita a unirnos a la peregrinación de aquellos que viven en los despojos de la historia, con empatía, al abrigo de un dios aliado que también peregrina por la historia». W. BRUEGGEMANN, La Biblia fuente de sentido (Barcelona 2007), 15-18.
[49] Seguir a Jesús es la única forma de conocer a Cristo de un modo auténtico. J. B. METZ, Followers of Christ: the religious life and the Church (London-New York 1978), 39-40. Todo intento de conocer a Jesús es un camino, un seguimiento. Solo siguiéndole e imitándole podemos conocer con quien estamos tratando.
[50] A. DELGADO, Proceso catecumenal para adultos: Ha llegado la hora 1, Queremos ver a Jesús (Madrid 2010),