«Sígueme»
A. SITÚATE:
Los publicanos recaudaban dinero para los romanos y para los reyezuelos impuestos por Roma. La gente, esquilmada por tantos tributos, los rechazaba y los consideraba pecadores y vendidos a los opresores.
Jesús causó un escándalo cuando llamó a Leví, un publicano, incluso entre sus propios seguidores, y más cuando acogía a los pecadores y compartía la mesa con ellos. Los rabinos se rodeaban de buenos discípulos, y rechazaban la compañía de la «mala gente». Jesús, en cambio, se siente como un médico y debe vivir entre los «enfermos» para curarlos.
Leví, al ser llamado, lo abandona todo en seguida y sigue a Jesús. Su vida cambia radicalmente, pasa de la seguridad que parece dar el dinero a la confianza en aquel maestro que pasó ante él y le miró.
B. UNA LUZ QUE ILUMINA: Lucas 5,27-32
Salió Jesús y vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
—Sígueme.
Él, dejándolo todo, se levantó y le siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
—¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
Jesús les respondió:
—No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.
C. PONTE EN ORACIÓN:
Señor Jesús, tú pasas ante nosotros, nos miras con cariño y nos llamas a seguirte.
Tu llamada nos sorprende e interpela, tus ojos nos fascinan y tu acogida nos envuelve.
Señor, gracias por llamarnos aunque seamos pecadores.
Gracias por sanar nuestras vidas.
Danos fuerzas para dejarlo todo y seguirte.
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