Ramón Ariza Gómez realizó su Profesión Perpetua como Salesiano de Don Bosco el pasado sábado. Él mismo nos expresa qué ha significado este día y el paso que ha dado.
El pasado sábado 24 de junio será un día marcado en mi calendario de una forma muy especial, porque renové mis votos como salesiano de un modo distinto respecto a las anteriores ocasiones, ya que esta vez, después de siete años de renovaciones temporales, celebré la Profesión Perpetua. En ella di un “sí” para toda la vida, para siempre, a aquello con lo que Dios me sueña, que es ser salesiano viviendo desde Él para los jóvenes, enviado desde una comunidad en la que compartir mi vocación con hermanos que tienen el mismo horizonte.
Fue un día bonito, no sólo por tener la oportunidad de vivirlo junto a muchas personas con las que he compartido camino, sino sobre todo por poder celebrar públicamente que Dios tiene pensado para cada uno de nosotros un sendero en el que poder experimentar la máxima felicidad, en el que sentirse realizado con aquello que Él quiere para nosotros. En mi caso, ser salesiano consagrado. Espero que, aún con más determinación, siga siendo consciente de que, pese a mis errores y defectos (o incluso a través de ellos), mi vida ha de ser un instrumento para que Él pueda llegar a los demás.
Algunos momentos más de la celebración en ESTE ENLACE