Dio del Arbol:

1 marzo 1998

[vc_row][vc_column][vc_column_text]repoblación forestal

 

Nadie puede valorar y querer aquello que desconoce. Los espacios naturales con­tinuamente son maltratados, muchas son las agresiones que de forma periódica o constante reciben, y de casi todos, debido a la poca concienciación que existe sobre la importancia de los mismos. Por ello, es ne­cesario que desde instituciones educativas se potencien actitudes críticas que lleven a fomentar el respeto hacia la Naturaleza, al ser ésta una fuente de riqueza y vida que pone a nuestra disposición multitud de re­cursos. Cuando estos recursos, tanto reno­vables como no renovables, se degradan debido a usos incorrectos y abusivos, se producen situaciones de difícil restaura­ción.

Debemos, pues, proponer actividades que desarrollen la observación de los dife­rentes elementos que componen la natura­leza y ayuden a comprender mejor nuestro entorno en su globalidad. Proponemos a continuación, con motivo del Día Forestal Mundial (21 de marzo) o para utilizar en la Fiesta del Árbol (26 de marzo), una sencilla actividad en torno a la repoblación forestal.

  • Objetivos

Conocer árboles autóctonos de nuestra zona que por incendios, explotación abusi­va o contaminación, corren peligro de desa­parición y tomar conciencia, a través de una acción concreta, de que podemos con­tribuir a eliminar los desequilibrios que producen actuaciones desafortunadas.

  • Desarrollo

Con la antelación suficiente (al inicio del curso sería el tiempo mejor), se realiza una visita al campo para identificar con ayuda del profesor/a los distintos árboles de nuestro entorno y recolectar hojas y semi­llas.

Se secan y prensan las hojas entre perió­dicos para elaborar una fibra donde a tra­vés de un trabajo de investigación, por par­te del alumno/a figuren datos referentes al árbol, tales como: usos y aprovechamiento, tipo de suelo adecuado para su óptimo de­sarrollo, referencias que a él se hacen en re­franes, literatura, leyendas, canciones, etc.

Como orientación concreta, la ficha del ár­bol se puede configurar en doble folio. Las semillas se ponen a germinar en un reci­piente con drenaje (un envase de yogur con dos agujeros en la base es válido). Para ello se ponen tres capas de espesor semejante.

Primero arena o grava fina, a continua­ción musgo, encima la semilla y por último se tapa ésta otra vez con musgo, si no hu­biese musgo el algodón puede sustituirlo. Se riega para que este húmedo, evitando encharcamiento y agua en exceso. Una vez germinada la semilla, en un recipiente ma­yor, que puede ser el envase de agua mine­ral al que se corta la parte superior y se le hacen dos agujeros en la base, se pone tie­rra y la semilla germinada para que forme un arbolito. La semilla debe ir en la parte superior tapada por una capa fina de tierra. La razón de hacer germinar por separado la semilla es para elaborar una pequeña bio­grafía en la que se pueden anotar las trans­formaciones observadas en este proceso vi­gilándolo cada dos días, levantando la últi­ma capa de musgo. Lo mismo se deben anotar del arbolillo el crecimiento semanal y otras variaciones detectadas.

Finalmente, coincidiendo con el Día del Árbol se culmina la actividad con una sali­da al monte donde cada uno busca el sitio que le parece más adecuado para el trans­plante definitivo de su arbolillo.

 

ARMINDO DE FRANCISCO Colexio Salesiano de Ourense

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