Hace 17 años se despertó un fenómeno social, juvenil, comercial, musical y,… otros muchos adjetivos: OT, Operación Triunfo. Este año, cuando los nacidos el 2001 son ahora los jóvenes de nuestros bachilleratos y centros juveniles, parece repetirse esta OTmanía.
Los martes llegan por los pasillos con caras de sueño, son seguidores en redes de cada uno de los concursantes, votan sus actuaciones, escuchan sus canciones en spotify y en sus conversaciones Amaia o Aitana son unas amigas más.
¿Qué tienen estos formatos que les enganchan? ¿Cómo es que tienen toda su atención captada?
Puede parecer casual, pero los promotores del programa procuran que se cuiden muchos de los focos de atención de la juventud. La música, la moda, las redes sociales, … Una generación de jóvenes muy naturales, muy “normales” les hace identificarse con ellos con facilidad.
Nosotros, los educadores, podemos aprovecharnos de esta atención ya captada para trabajar los valores y los contravalores de este programa en particular o de estos formatos en general. El trabajo duro diario, el sacrificio al estar lejos de sus familias y seres queridos para luchar por su sueño, el espíritu de superación, la autonomía personal y profesional que están alcanzando,… Pero también el coste que supone en la exposición de su intimidad, el juicio diario, el aislamiento social,…
Todos estos temas nos pueden dar mucho juego en la tutoría o en la dinámica de la tarde del Centro Juvenil.
Que los jóvenes encuentren modelos en otros jóvenes no debiera preocuparnos siempre que lo sean después de pasar determinados filtros. Para que los chavales sean capaces de discriminar si una persona puede ser un modelo positivo necesita que trabajemos con ellos su conciencia crítica. Enseñarles qué pueden aprender de esos modelos, qué les aportan a sus vidas. Aprender a vivir sus propias vidas, no a calcar las de los otros. Apartar las malas influencias y quedarnos con las buenas, etc…
Sirvámonos pues de la oportunidad que nos ofrecen determinadas tendencias de los jóvenes, no para criticarlas, antes bien, para conocerlas y usarlas a nuestro favor como un elemento educativo más.
Mª PAZ PLASENCIA GARCÍA, Dirección Salesianos San Antonio Abad