En esta Casa he aprendido muchas cosas

10 mayo 2018

La Casa Don Bosco de Lleida, nace el 8 de febrero de 1988 a raíz del cierre del proyecto de Les Llars Mundet, en Barcelona. Los Salesianos en Capítulo inspectorial deciden que deben seguir teniendo una Casa de acogida para los jóvenes más desfavorecidos y se escoge la Obra de Lleida para llevarlo a cabo, que en aquel momento llevaba 10 años de presencia pastoral y obrera, en el barrio de la Bordeta.

Esta Casa en sus 30 años de vida ha acogido a más de 220 jóvenes, en sus 7 plazas residenciales para chicos, a partir de 14 años, tutelados por la administración pública (DGAIA) y posteriormente también con la acogida a los ex-tutelados en el piso de emancipación.

La Casa nace con el propósito de acoger y educar a estos jóvenes. Crece y desarrolla su potencial a través ellos, cuyas características y necesidades han ido cambiando con el paso de los años, lo que ha supuesto que el equipo educativo, que también ha ido cambiando, se mantuviera alerta a los procesos a seguir con cada uno de ellos. La formación permanente, el estar al lado y con los jóvenes, el cambio de estrategias, sin perder de vista la prevención y teniendo como base la acogida incondicional, la vida en familia y la consecuente responsabilidad que ello conlleva para favorecer y potenciar un ambiente educativo de: cercanía, seguridad y confianza, ha posibilitado el agradecimiento, el perdón y el acompañamiento mutuo.

El sábado pasado, al celebrar los 30 años de vida, el equipo de Casa Don Bosco y los jóvenes con los que compartimos esta etapa, nos sentimos plenamente satisfechos con el trabajo realizado juntos y como regalo, recibimos las palabras de aliento de los jóvenes de ayer y de hoy.

Queremos compartir la palabras de Josemi, uno de los jóvenes que llegó hace un año a Casa, enfadado con el mundo, el sistema y decepcionado con la vida, los adultos y los centros de menores. Josemi ha hecho un proceso grande e importante estando en Casa Don Bosco, se ha dejado acompañar por todo el equipo y por sus compañeros, aunque a veces…. No ha sido nada fácil!, nos ha hecho hablar, reír, enfadar, llorar y preocuparnos. Pero lo más importante es que ha aprendido a dejar de estar enfadado con la vida y ha empezado a preocuparse por él mismo y su situación, ha dicho un “¡basta de ser víctima!” para empezar a ser protagonista de su historia y su futuro.

Sus palabras ratifican que el trabajo realizado, por todos y cada uno de los que han formado parte de esta Casa (salesianos, voluntarias/os, jóvenes, cocineras, educadoras y educadores) merece la pena seguir realizándolo, porque sigue teniendo sentido el “Da mihi animas e cetera tolle” de Don Bosco:

 

La vida en un centro no es nada fácil, entiendo que a veces no tenemos fuerzas para seguir adelante, entiendo que a veces nos gustaría hacer daño a algún compañero, a algún educador y también entiendo lo doloroso que es irte lejos de tu familia, a un sitio totalmente nuevo y desconocido, con gente que te dice lo que tienes que hacer y con horarios para todo. Pero ahora, paremos a pensar lo que hubiera sido de nosotros si no hubiéramos entrado en un centro, voy a poner mi propio caso.

 Si no hubiera entrado en un centro, no sé donde viviría, no sé con qué vestiría, no sé qué comería, no sé qué estudiaría y tampoco sé si tendría la personalidad fuerte que tengo gracias a estar en un centro.

Yo mismo lo he pasado realmente mal, todo lo que he nombrado anteriormente lo he sentido, eso y mil cosas más. Recuerdo que mi tía me dijo una vez, donde tú has acabado, ha sido una oportunidad para demostrarte que vas a ser muy grande en esta vida, una oportunidad para crecer y una oportunidad donde de verdad te trataran como el “niño bonito” que eres y te mereces, además del luchador en el que te convertirás. Yo no lo pensé así hasta hace muy poco y ahora veo la persona luchadora de la que mi tía me hablaba.

Así que nosotros somos los protagonistas de nuestra vida, somos los únicos que sabemos cómo seguir adelante, cómo afrontar los problemas, nadie nos va a entender como nos entendemos a nosotros mismos y nadie nos va a querer tanto como lo podemos hacer nosotros mismos.

En esta Casa he aprendido muchas cosas y he crecido tanto física como mentalmente y vuelvo a repetir, aunque nosotros seamos los protagonistas de esta historia, todo esto no funcionaría sin la ayuda de todo el equipo que forman esta Casa, así que quiero agradecer a todos desde mi historia algo bueno que me llevaré de ellos a los 18 años. Aunque también quiero agradecer a todos mis compañeros toda la ayuda recibida.

Y aunque luego diga cosas diferentes, en el día a día, y sea un provocador, tenéis que quedaros con que el verdadero Josemi es el que ha escrito esta carta, el que os quiere y el que estará siempre agradecido por vuestra ayuda, OS QUIERO !

Jose Miguel T.

Casa Don Bosco, 30 aniversario.

 

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