¡DESPIÉRTAME, SEÑOR!

1 noviembre 2012

Señor, ¿cuándo vas a llegar?

¿Al atardecer?, ¿a media noche?, ¿al amanecer?

A punto de llegar, Señor, y yo… y yo ¡con estos pelos!

y, lo que es peor, con este corazón.

 

Despiértame, Señor,

de la modorra del “tanto tienes, tanto vales.”

Vacía mis bolsillos de tantísima calderilla que, en forma de materialismo,

adormece mi espíritu y anestesia mi vida.

Y llena, sí, Señor, llena, a manos llenas, mi corazón

de tu presencia amorosa y de tu gracia salvadora.

Domingo I de Adviento. Lc 21, 25-28.34-36

 Despiértame, Señor,

de mi conciencia “a prueba de balas.”

Dame un toque de atención, un empujón o… si fuese necesario, un coscorrón

para salir a los caminos de la vida, a las encrucijadas del mundo

y preparar en mi hogar, en mi barrio, en mi clase, en mi trabajo…

y, sobre todo y lo más importante, en mi corazón, tu venida.

Domingo II de Adviento. Lc 3, 1-6

 Despiértame, Señor,

de mi cristianismo light, de butaca, de “cumplo y miento”

de mi testimonio media hora a la semana y siempre de puertas para dentro.

Ayúdame a reconocerte en tus hijos más débiles,

en mis hermanos más necesitados,

pues es en ellos, especialmente en ellos, donde te harás presente en mi vida.

Domingo III de Adviento. Lc 13, 10-18

 Despiértame, Señor,

del letargo de mi vida mediocre y sedentaria.

Al igual que María, ponme en camino para anunciar a unos y a otros

que Tú, Señor, vas a establecer tu morada en nuestras vidas…

“Dichos tú y yo y aquel…, sí, muy dichosos porque hemos creído,

porque lo que nos ha dicho el Señor se cumplirá.”

Domingo IV de Adviento. Lc 1, 39-45

 Señor, ¿cuándo vas a llegar?

¿Al atardecer?, ¿a media noche?, ¿al amanecer?

A punto de llegar, Señor, y yo… y yo…

¡Estoy preparado, Señor, estoy en vela, te estoy esperando!

José María Escudero

 

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