Los dinosaurios fueron una obra maestra del diseño. ¿Cómo un cerebro tan pequeño podía controlar un cuerpo del tamaño de una tractomula? El cerebro de dinosaurio es nuestra fuente de instrucciones para el manejo de instintos y emociones. El pensamiento del cerebro de dinosaurio está acompañado por una alta excitación emocional; no es lógico, pero detrás de él hay fuerza y convicción, sigue algunas normas como: tomar decisiones fáciles, nunca tiene tiempo para una planeación, se concentra en una serie de necesidades, a la vez, exhibe un patrón inmaduro. Estas son actitudes que presentan algunos administradores con síndrome de cerebro de dinosaurio.
» Asumiendo su propio rol, tome papel y lápiz, proceda a contestar las siguientes preguntas,
» Compárelas después con los comportamientos dados en el documento [de la página siguiente].
» Hágalo de la manera más ética posible. Recuerde que nadie lo está observando, por lo tanto no vale la pena engañarse a sí mismo:
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» Lea después el documento de la página siguiente [Textos] y compare sus respuestas con el resultado.
Si el resultado que le arroja la prueba coincide con lo que está aquí expuesto: no se alarme, nadie lo ha puesto en evidencia; es posible que esté en la etapa de transición para llegar a tener un cerebro de dinosaurio.
Ahora bien, si reflexiona y hace un acto de contrición prometiéndose que va a cambiar, es posible que aplace ese momento. Pero si coincide en más de un 70% con los comportamientos aquí presentados, comience a inquietarse porque lo único que le resta es cambiar la figura para quedar igual a un dinosaurio; en este caso se le aconseja que busque pareja y se olvide de que va a ser un buen profesional, o vaya donde un psicólogo para que le quite la obsesión por los dinosaurios y decida cambiar por otra especie de la fauna.
D. F. CAMARGO, Estudiante con cerebro de dinosaurio. El libro que todo estudiante debe leer, DAFRA, 2011