Misión Joven | Septiembre 2021: WikiPastoral (San Google)

2 septiembre 2021

A nadie se nos escapa que estamos ante una nueva era para la comunicación. Muchos de mi generación, crecidos y educados en la cultura moderna e industrial, nos sentimos emigrantes en el nuevo continente digital descubierto y colonizado en esta tarda-modernidad en la que la globalización (propiciada sobre todo por cuestiones económicas) ha difuminado las fronteras geográficas y ha encontrado en la cibercomunicación una poderosa herramienta de democratización del pensamiento, de diálogo y de creatividad. Como inmigrantes, hemos tenido que aprender un nuevo lenguaje y adentrarnos en la comprensión de una nueva cultura. Nos hemos adaptado bien, pero seguimos siendo solo eso, extranjeros en tierra extraña que intentamos apropiarnos de un pedazo de tierra (o mejor de ciberespacio) en la que sobrevivir. No está mal tener esta experiencia de desplazados en nuestra vida. Nos hace más humildes y más atentos a los que a nuestro lado sufren las inclemencias del tiempo y aunque provistos de todo, siguen a la intemperie.

Son los jóvenes, nacidos en el nuevo continente, los nativos oriundos de la nueva cultura digital. Ellos nos estimulan a una continua inculturación, a sumergirnos en la cultura emergente para que – desde dentro – seamos capaces de comunicar con un lenguaje nuevo la Buena Noticia de Jesús.  No nos cabe ninguna duda sobre las inmensas oportunidades para la comunicación que nos ofrece la nueva cultura digital. Los agentes de pastoral, siempre atentos a la realidad, no podemos minusvalorar sus posibilidades ni debemos ignorar sus límites. Nativos o inmigrantes, hemos de preguntarnos cómo está afectando a nuestra capacidad evangelizadora esta nueva era digital, de qué forma está modificando nuestras relaciones o qué nuevos cauces de comunicación se abren tanto en la comunidad real como en la comunidad virtual.

La digitalización global en la que vivimos se presenta ante nosotros como una oportunidad para un renovado impulso evangelizador. La Iglesia ha hecho un enorme esfuerzo en todo tiempo para que la Buena Noticia de Jesucristo llegase a sus contemporáneos. La cultura ha sido siempre vehículo  a través del cual poder transmitir la revelación de Dios de modo que ésta alcance al destinatario de la misma.

Hoy, nuestra cultura secularizada y posmoderna expresada en las sociedades complejas en las que vivimos sigue siendo el ámbito en el que hacer resonar el anuncio evangélico. El nuevo espacio de comunicación que es la realidad virtual se convierte en un medio privilegiado a través del cual hacer llegar el mensaje liberador de Jesucristo para la vida y la esperanza de las personas. Es nuestro areópago cultural, un cruce de culturas e identidades en el que sigue erigido un pedestal al dios desconocido para muchos que todavía, aún sin saberlo, siguen buscando.

En la comunicación del mensaje cristiano, el contenido es la misma persona de Jesucristo, el Verbo encarnado. Es la fides quae expresada en la Iglesia a lo largo de los siglos y que hoy se vuelve a proponer en la cultura del hombre y la mujer de hoy, en el centro de la aldea global, en el espacio infinito de una comunicación universalizada. La propuesta de experiencias y testimonios creíbles en el seno de una Iglesia que baja a la arena de la realidad podrá provocar caminos de encuentro que susciten la adhesión a Cristo, la fides qua que se hace opción personal y compartida a un tiempo en la comunidad de los creyentes.

Ciertamente, no todo vale. Hemos de estar presentes en el continente digital con profesionalidad, es decir, con el lenguaje y la técnica adecuados. No todo, desde luego, depende de cada persona. Hemos de llevar el testimonio de nuestra fe con convicción pero también con creatividad y audacia. En estos tiempos en los que el mensaje es el medio, hemos de hacer todo el esfuerzo posible para que el mejor mensaje de todos, la revelación del amor de Dios en Jesucristo, no se desvirtúe por los odres ajados y cuarteados de una comunicación errónea. Es, sin duda, un desafío para toda la Iglesia y lo es de forma particular para la pastoral juvenil siempre dispuesta a alcanzar nuevas fronteras.

Por eso, en nuestro número de septiembre 2021, Misión Joven ha querido reflexión sobre la cultura digital y el uso de la Red de redes en el trabajo pastoral con jóvenes. Hemos articulado la reflexión en torno a tres cualificados estudios:

  • Nuestro colaborador y experto conocedor de la cultura juvenil contemporánea Jota Llorente, en su artículo La red: tentaciones y virtudes pastorales, describe con acierto la digitalización global en la que viven los jóvenes. El autor reflexiona sobre los límites y las potencialidades del mundo digital y las oportunidades que éste ofrece a la pastoral juvenil como espacio para la nueva evangelización.
  • La conocida comunicadora Xyskia Valladares nos ofrece un estudio titulado Formación crítica para discernir en la red en el que profundiza sobre la necesaria formación de los agentes de pastoral ante la urgencia de favorecer en los jóvenes el discernimiento como hábito ante las ventajas e inconvenientes de Internet. La autora advierte de los daños que puede provocar un uso inadecuado de la Red de redes.
  • En una fecunda simbiosis y desde su amplia experiencia como educadores de jóvenes, Xabier Camino, Jordi Lleixà y Charo Ten, en su artículo Más allá de lo inmediato: una pastoral de procesos y proyectos, reflexionan sobre la necesidad de recuperar una pastoral bien cuidada que requiere de tiempos largos, mentalidad proyectiva y comunidades sólidas ante la inmediatez, las recetas precocinadas y los prontuarios que nos proporciona el fácil acceso a la Red como solución a una pastoral de “cocina rápida”.

José Miguel Núñez

misionjoven@pjs.es

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