Educar a un nativo digital

1 septiembre 2011

Los jóvenes nacidos desde el surgimiento de la web, llamados nativos digitales, constituyen la primera generación en la historia cuya identidad está definida o mediada por el uso de la tecnología digital.

Hablan el idioma de la tecnología fluidamente, mientras que nosotros, sus padres y profesores, lo hablamos como inmigrantes. Porque lo aprendimos de mayores, tenemos un acento fuerte, que dificulta la comunicación entre ambos.

Imaginen lo que resulta para un nativo digital llegar a su escuela y encontrar que todos sus profesores hablan con acento. Se pone de manifiesto el acento cuando llamamos a verificar que alguien recibió un e-mail. O peor aun, cuando lo imprimimos.

La dificultad de comunicación en el lenguaje digital origina una brecha comunicacional que afecta las relaciones interpersonales y la educación. Como consecuencia los jóvenes están enfrentando solos el mayor reto educativo en la historia de la humanidad, comparable tal vez al paso del lenguaje hablado al escrito, y por eso cometen errores.

Los nativos, luego de pasar miles de horas conectados a videojuegos, celulares, internet, parecen tener patrones de aprendizaje completamente diferentes a los que estamos acostumbrados los Inmigrantes. De allí que se escucha la queja constante de padres sobre sus hijos que oyen música, chatean con 10 amigos y hacen la tarea al mismo tiempo.

Y es que ellos son multitasking porque sus aprendizajes no siguen el patrón causa-consecuencia, son paralelos, requieren de refuerzos frecuentes y no a largo a plazo. Además necesitan entender el objetivo y relevancia del aprendizaje, aprender colectivamente (network), y tener acceso sin límites al conocimiento. Por eso crean y comparten: Skype, Mozila, Wikipedia.

Agreguemos a la ecuación el hecho de que estamos en presencia de una de las generaciones con mayor sentido de identidad, responsabilidad social y compromiso de mejorar a sus comunidades, lo cual acabamos de ver, en el proceso de las revoluciones del Medio Oriente.

Habrá entonces colegas profesores que aprendan a enseñar diferente para poder estar presentes en los procesos educativos de los jóvenes. De otra forma, la escuela quedará desfasada con respecto a la sociedad.

Habrá que utilizar lo que sabemos de los videojuegos para maximizar los aprendizajes, porque si vemos a un niño que conoce los nombres de 100 Pokemones, y sus mutaciones, no tiene excusas para no conocer los nombres de los 101 países del mundo, y sus capitales. O sí. Tal vez la respuesta radica en que el aprendizaje, como nosotros lo vivimos y queremos transmitirlo, es aburrido para la Generación Digital.

Ana Tettner

Tal Cual Digital, 11/03/2011

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