JACULATORIAS VERANIEGAS

1 julio 2010

Para llevar en la guantera del coche o en el bolsillo del bañador, en la riñonera de las caminatas o en el mono de trabajo…

¡Amigo! Este verano, tanto si vas a poder disfrutar finalmente de un merecido descanso como si otro año más te va a tocar hacer sustituciones para ir pagando la dichosa hipoteca, tanto si te vas con los amigos o con la familia de vacaciones como si te toca “alargar” el curso hasta septiembre…, ¡el Señor te espera! Por este motivo te invito a que hables con Él y lo hagas como más te guste: en forma de acción de gracias o de alabanza, de petición o de perdón, incluso, por qué no, en forma de protesta ante el sufrimiento y las contrariedades que no acabas de comprender…

En cada circunstancia, en cada lugar y, sobre todo, en cada persona que se cruce por tu vida durante este verano, Dios se va a hacer presente… Estas jaculatorias, y tantas otras que tú puedas inventarte, te ayudarán a reconocerlo.

  •  Señor, no permitas que este verano salga sin tu GPS… ¡Necesito encontrarme contigo!
  • Gracias, Dios mío, pues con vacaciones o sin ellas, Tú permaneces siempre a mi lado.
  • Perdona, Señor; un verano más y por mi culpa, nos toca “echar codos.”
  • Te espero para hacer juntos la maleta… ¡Me sobran tantas cosas!
  • Ayúdame a conjugar el verbo veranear en segunda persona: no lo que yo siempre quiera, sino también lo que Tú desees.
  • Este verano no me estafan más; acudiré a tu agencia, Señor… ¡Garantía asegurada!
  • Dios mío, la ciudad está vacía, los comercios cerrados, mis compañeros ausentes… ¿Y Tú? ¡Dame un toque! ¡Te necesito!
  • Este año toca turismo de interior (del corazón). A tu lado, Señor, descubriré las maravillas que en forma de hermanos Tú pones en mi camino.
  • Estas vacaciones, no luciré “palmito” aunque presumiré, y de qué forma, de amigo, de Amigo de los de verdad.
  • Gracias, Cartero del reino, porque a cientos de kilómetros de mi lugar de residencia, me haces llegar, puntualmente, la carta de amor que Dios me envía todos los días.
  • Ni turistas, ni guiris, ni veraneantes de ocasión… Todos son hermanos en los que Tú te haces presente.
  • Te informo, Señor, que este verano “la caja tonta,” la Play y el sofá del salón cierran por vacaciones.
  • Gracias, Dios mío; a tu lado no necesito un verano a base de talonario para disfrutar y pasarlo bien.
  • Que el viaje más importante que haga este verano sea al interior de mi corazón, haciendo escala en los corazones de tus hijos, Padre, de mis hermanos.
  • A tu lado, Señor, el síndrome postvacacional no me afectará en absoluto, pues sé que Tú has sacado billete de vuelta…

José María Escudero

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