Peligros de las redes sociales para niños y adolescentes

1 abril 2010

Resumimos una entrevista realizada por Rafael Muntaner en Faro de Vigo (10.1.09) a la periodista y consultora tecnológica Mar Monsoriu, autora del libro Manual de redes sociales en Internet, que lleva 17 de sus 46 años analizando la red. Ella avisa de los riesgos de poner la vida privada al descubierto en estas webs que arrasan entre los más jóvenes.

–Facebook, Myspace, Tuenti… y así hasta más de 3.000 redes sociales en todo el mundo. Estas plataformas web que conectan entre sí a personas, arrasan en internet. ¿Por qué están tan de moda, especialmente entre jóvenes y adolescentes?

–Por su facilidad de uso, porque vienen a aglutinar todas las herramientas que hasta ahora se utilizaba de forma dispersa: correo electrónico, webs, subir o ver y compartir vídeos y fotos, programas para chatear, blogs… Cualquier red social te permite hacer todo eso en una sola web… Además está el objetivo que tienen: poner en contacto a gente, que es la esencia de internet.

–¿Qué peligros esconden?

–El principal es la pérdida de tiempo. Son fascinantes y te enganchan. Una persona adulta perfectamente sensata puede tirarse tres horas sin darse cuenta mirando los perfiles y las fotos de sus amigos. Eso, trasladado a un niño o a un adolescente, pueden ser 6 ó 7 horas enganchadísimos. Otro de los grandes riesgos es la falta de privacidad. Nunca en la historia de la humanidad tanta gente ha puesto al alcance de cualquiera tantos datos de tipo personal.

–Esta nueva forma de relacionarse se está imponiendo entre los adolescentes. ¿Eso es peligroso?

–Es muy peligroso. Los niños creen que lo normal, porque es lo que están viviendo en esta eclosión de las redes sociales, es tener la vida al descubierto. No son conscientes de hasta qué punto esa falta de privacidad, de intimidad, puede perjudicarles…

–Pero es difícil controlar lo que hacen los hijos en internet. Mientras ellos son «nativos digitales», es decir que manejan internet desde niños, la red a muchos padres les suena aún a chino. De hecho la mayoría no saben que sus hijos navegan por las redes sociales.

–Eso es verdad, un porcentaje bastante alto de padres desconocen que sus hijos están en redes sociales. Todos los menores españoles a partir de 11 años, o un poquito más, las usan. Es rarísimo encontrar algún niño o niña que no las utilice. Es una cuestión absolutamente masiva. Si los padres no se lo permiten, da igual, irán a casa de un amigo, lo harán en una biblioteca, donde sea… Es la manera que actualmente tienen los menores de socializarse, de comunicarse entre ellos. No puedes ir contracorriente. Por narices, la educación de los hijos debe abordar el mundo digital, les guste a los padres o no.

–Entonces, ¿deben de preocuparse con lo que hacen sus hijos en la red?

–Mucho. Internet ocupa cada vez más la vida de los niños. No pueden pensar que se están autoeducando en la red. Eso es imposible. Son como una esponja que absorben tanto lo bueno como lo malo de la red. A los padres no les queda otra que conocer eso y sobre todo acompañar a sus hijos lo máximo posible en sus experiencias digitales, particularmente cuando son pequeños y explicarles razonablemente los contenidos que no son apropiados para ellos. Cuando ya son más mayores, hay que hablar, compartir y comentar con ellos lo que hacen en la red. Hay que hacerles ver que no es buena idea que pongan fotos suyas con ropa interior en las redes sociales, algo muy, muy común…

–¿Qué podemos hacer para que la red no sea una trampa para nuestros hijos?

–No podemos dejar a los menores en internet a su libre albedrio, es como abandonarlos en la selva y que se apañen. El ordenador debe estar en el salón, en el sitio donde está la televisión y donde la familia pasa más tiempo, y bajo ningún concepto se ha de dejar que los niños se recluyan en sus dormitorios con los ordenadores porque así no los puedes educar. Ellos se tienen que acostumbrar a usar internet de manera pública y a compartirlo con la familia.

Para hacer

  1. «Dejar a los niños solos ante internet es como abandonarlos en la selva». ¿Cuál es nuestra experiencia? ¿¿Y cuál es nuestro deseo? ¿Por qué?
  2. “Los adolescentes y jóvenes no se dan cuenta de que hacer pública información no recomendable les puede perjudicar.” ¿Cómo actuamos?
  3. ¿Qué podemos hacer? Fomentar la información y la educación…Y recordar: todo lo que se sube a internet ya no se puede bajar. Hay que ser muy prudente antes de colgar una foto en la red. ¿Lo hacemos? ¿Por qué?

 

 

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