Al principio del Adviento podemos recordar que la gestión empresarial por la que es reconocida Disney se basa en técnicas de liderazgo en las que es primordial el respeto a las personas y la atención a los clientes. Estas técnicas se resumen en un principio muy sencillo y aplicable: «Cuide de sus empleados y cuidarán de su empresa, no sólo porque es su obligación, sino por voluntad propia». Así logran algo inesperado: «No es magia lo que hace que todo funcione, sino que es nuestra forma de trabajar lo que origina la magia».
En cualquier negocio, el éxito depende en gran medida de la calidad del servicio que se brinda a los clientes. Por eso, todos los empleados de una organización, cuando están de cara al público, deben tener siempre presentes los siguientes comportamientos, concretados a partir de los nombres de los siete enanitos, según resumen de Ángela Méndez en el suplemento Mercados, de El Mundo(21.9.09):
Feliz: La importancia de mirar a la cara y sonreír a las personas con las que hablas hace que éstas se sientan realmente escuchadas y valoradas ante sus peticiones y opiniones.
Bonachón: Hay que saludar y dar la bienvenida a cada uno de los invitados y mostrarse cordial con ellos. El espíritu de hospitalidad y cordialidad es contagioso.
Tímido: Estar atento a las necesidades de los clientes. Además de tener la obligación de ayudar a cada persona que necesite algo, es fundamental no ser tímido y recabar toda la información precisa para prestar el servicio o la ayuda requerida.
Sabio: Tener capacidad de reacción para solucionar los problemas cuando se presentan. No quedarse bloqueado y saber buscar y organizar los recursos para que el error o problema quede subsanado lo antes posible.
Gruñón: Adoptar un lenguaje corporal correcto en todo momento. En el trato directo con cualquier persona hay que cuidar no sólo las palabras sino también la postura, la expresión facial y la actitud para crear una buena impresión.
Dormilón: Hacer lo posible para que los «sueños» de los clientes se hagan realidad y que el recuerdo de la compañía y los servicios prestados sea positivo.
Mudito: No ser parco en palabras. Dé las gracias a los clientes y transmita el agradecimiento que siente por la confianza depositada
¿A qué viene todo esto? Pues a que todos nosotros, educadores, pastores o jóvenes, formamos parte de la compañía del Reino y tenemos personas a las que atender. Y todos podemos aplicar al trato con ellas estossiete principios del servicio a los clientes. Así podríamos llenar de magia nuestro Adviento. ¿Por qué no lo intentamos?
Otras varias secciones de este mismo Cuaderno Joven (Propuestas, Tema, Recursos, Pistas, Decálogo, Parábolas…) ofrecen materiales para que, en el Aviento o en cualquier otra época, intentemos que nuestra forma de trabajar y de vivir conviertan cada momento en un tiempo de magia.
Herminio Otero