Contenidos inadecuados de las revistas musicales juveniles

1 mayo 2009

Ángeles Pérez, Secretaria del Grupo de Comunicación de la UNESCO y representante de esta entidad en el OCTA (Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales) es la responsable del estudio aparecido en mayo de 2007 sobre las revistas juveniles, principalmente musicales: “La imagen de la adolescencia en las revistas juveniles: la distorsión del espejo”. Resumimos algunas de sus opiniones.

Hicimos el estudio porque recibimos varias quejas de los contenidos y antes de emitir un juicio decidimos analizarlas, y también porque el OCTA centra sus actividades en los medios de comunicación destinados a menores, y estas revistas tienen una gran audiencia entre el público joven, menor de edad y sobre todo entre las chicas.

Se analizaron las revistas de mayor tirada. Entre ellas hay varias especializadas en música y, las que no lo son, los contenidos centrados en artistas relacionados con la música: Super Pop; Bravo; Nuevo Vale; Top Music & Cine; Operación Triunfo; La Revista 40; Star 2; Loka Magazine; Hip Flow y Heavy Rock.

Los compradores de estas revistas  suelen ser los padres, y los lectores, los jóvenes menores de edad entre los 10 y 16 años. Los padres no suelen ser conscientes de los contenidos de las revistas.

Los resultados del estudio nos han sorprendido aunque ya teníamos alguna noticia sobre los contenidos a raíz de las denuncias. Creíamos que eran informaciones puntuales pero hemos visto que el porcentaje de tratamientos inadecuados de los temas es muy elevado.

La revista Super Pop es uno de lo casos más preocupantes ya que es la revista más vendida de las analizadas en la investigación y está destinada a un público muy joven. La información afecta a los jóvenes lectores porque los jóvenes se creen todo lo que cuentan los medios, no tienen la capacidad crítica de los adultos para saber que lo que les cuentan puede estar distorsionado. En este caso, la información sexual, musical, etc…, distorsiona la realidad más que informar sobre ella. El contenido se centra en exclusiva en asociar la música a los artistas pero haciendo una intromisión en la vida privada de los mismos. Eso no es informar de música.

La Revista 40, que llegó hace unos años con la pretensión de convertirse en una de las revistas musicales de referencia, haciendo hincapié en que se centrarían en las cuestiones musicales, no es de las peores, pero no es una revista de referencia musical.

En estas revistas se desinforma sobre el alcohol, es más, en ocasiones se dice explícitamente que si se sale de fiesta es para tomar alcohol… o que no te diviertes cuando no lo tomas. En cuanto a las drogas, tampoco se utilizan las revistas como medio de prevención. Este tipo de soportes podría ser muy útil en la prevención, tanto de alcohol como de drogas, sin que parezca que se hace de forma paternalista.

Muchas de estas publicaciones incluyen encuestas en las que se pregunta por “aficiones, opiniones, etc” y que “sus planteamientos llevan a pensar que, en muchos casos, tienen motivaciones comerciales y de marketing, de conocimiento del target o captación de clientes.”

La imagen del artista que se da a sus fans es en general la de mujeriego, que le gustan sobre todo las fiestas; de algunos incluso que les gusta el alcohol y con una clara carga sexual… No hay referencias a las horas de trabajo que realizan.

Como la prensa rosa: “Hay un preocupante deslizamiento de las revistas hacia el modelo acrisolado” por la prensa rosa. La forma de tratar los temas es similar al de las revistas dirigidas a un público más adulto y sobre todo femenino: de los/las artistas sólo interesan los modelos que se ponen, los cuerpos que tienen y las novias/os del momento.

La imagen de la mujer es muy sexista: las mujeres tienen que ser espectaculares, no tener granos ni celulitis, salir de fiesta con las últimas tendencias en moda y estar dispuestas para el sexo en todo momento.

Extractado de Periodista Musical

por Herminio Otero

 

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