EL ARTE DE HABLAR Y LA VIRTUD DE CALLAR

1 julio 2006

Hablar es fácil, pero callar, requiere prudencia y dominio.

Cristo, como hombre estuvo callado, vivió en silencio e ignorado durante treinta años, para poder hablar como Dios por espacio de tres años solamente.

La Palabra de Cristo, al promulgar su obra redentora, fue amable, atrayente, pero también se caracterizó por ser decisiva penetrante y convincente. Llamó al pan, pan, y al vino, vino, sin rodeos y con total sencillez y simplicidad. Pero cuando calló, no se defendió contra las infamias, calumnias acusaciones, injusticias, atropellos y crímenes. Porque es inútil y contraproducente hablar a personas que, de antemano, están predispuestas o con prejuicios ya instalados en sus corazones.

Jesús con su vida, nos regala los siguientes ejemplos:
– Hablar oportunamente, es acierto.
– Hablar frente al enemigo, es civismo.
– Hablar ante una injusticia, es valentía.
– Hablar para rectificar, es un deber.
– Hablar para defender, es compasión.
– Hablar ante un dolor, es consolar.
– Hablar para ayudar a otros, es caridad.
– Hablar con sinceridad, es rectitud.
– Hablar de sí mismo, es vanidad.
– Hablar restituyendo la fama, es honradez.
– Hablar aclarando los chismes, es obligación.
– Hablar disipando falsos conceptos, es deber de conciencia.
– Hablar debiendo callar, es necedad.
– Hablar por hablar, es tontería.
– Hablar de dios, expresa mucho amor.

Cuando Cristo hablaba, encendía los corazones sinceros y nobles, pero en su callar sorprendió a todos, desconcertó a sus mismos enemigos.
Jesús, callando, enseñó a llevar la Cruz. Por eso mismo:
– Callar cuando acusan, es heroísmo.
– Callar cuando insultan, es amor.
– Callar las propias penas, es sacrificio.
– Callar de sí mismo, es humildad.
– Callar miserias humanas, es caridad.
– Callar a tiempo, es prudencia.
– Callar en el dolor, es penitencia.
– Callar palabras inútiles, es virtud.
– Callar cuando hieren, es santidad.
– Callar para defender, es nobleza.
– Callar defectos ajenos, es benevolencia.
– Callar debiendo hablar, es cobardía.

Es importante aprender, primeramente a callar para luego poder hablar con acierto y tino, porque si hablar es plata, callar es oro.

De la misma manara como tú callas y defiendes a los demás, cubriendo los defectos ajenos, de la misma manera serás defendido por Dios. Por esto:
– Callar las cualidades propias es humildad.
– Callar las buenas obras del prójimo es envidia.
– Callar para no herir la susceptibilidad es delicadeza.
– Callar los defectos propios es prudencia.
– Callar los defectos ajenos es caridad.
– Callar las palabras inútiles es sabiduría.
– Callar para escuchar es educación.
– Callar a tiempo es discernimiento.
– Callar junto al que sufre es solidaridad.
– Callar cuando se ha de hablar es cobardía.
– Callar ante el fuerte es sometimiento.
– Callar ante el débil es magnanimidad.
– Callar ante una injusticia es complicidad.
– Callar cuando te humillan es andar en la verdad.
– Callar en los momentos de dolor es virtud
– Callar ante la injuria es fortaleza.
– Callar para mejor amar es santidad.

Julio César Cabrera Floreán

 

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