AYUNO Y ABSTINENCIA, ¿piezas arqueológicas?

1 marzo 2006

…Y si el ayuno y la abstinencia tuvieran un sentido traducido a nuestros días.

…Y si hay algo más que lo que ha quedado de cambio de carne por pescado.

…Y si para notar la falta o echar de menos apago el móvil, un buen rato.

…Y si cuando llego a casa no conecto inmediatamente la televisión.

…Y si, por un día, “ayuno” de información indiscriminada a todas horas.

…Y si no voy a hacer la compra al centro comercial, el domingo.

…Y si abro el ordenador para ver los correos, mañana, y hoy le escribo una carta a mano –de las de antes– a esa persona que está necesitando una palabra de consuelo.

…Y si me siento cinco minutos a no hacer nada.

…Y si escucho atentamente a mi hijo contándome lo que le ha pasado en el “cole”, como si no tuviera ninguna otra cosa que hacer en el mundo.

…Y si dedico otros cinco minutos más a pensar.

…Y si no me llevo el coche al trabajo y me llevo un libro al autobús.

…Y si “me abstengo” de charlas de café en las que parece vamos arreglar el mundo.

…Y si me compro un ramo de margaritas amarillas y admiro sin prisa lo bonitas que son.

…Y si le digo al jefe que hoy “ayuno” de reuniones urgentes a las ocho y media de la tarde.

…Y si antes de empezar o de acabar el día, dedico un rato a la oración o a la meditación.

…Y si, verdaderamente, el ayuno y la abstinencia fueran algo más que un par de “piezas arqueológicas” como las que se exponen en los museos, que nos recuerdan valores y formas pasadas.

…Y si, resulta, que tienen una significación para el mundo de hoy, en el que estamos saciados de todo y nos viene bien echar de menos –¿que… la carne, el pesado, un poco de dieta?–, no, echar de menos el andamiaje en el que andamos “colgados”.

…Y si, después de unos días (40 pueden ser, eso dura la Cuaresma) de esta nueva forma de “ayuno y abstinencia” nos encontramos más ágiles, menos estresados, más contentos, además de confiados y atentos a nuestro interior y al de los demás…, ¿será algo así el inicio de un camino de conversión?

 

Estamos llamados a convertirnos en personas felices.

¡Ojalá el ayuno y la abstinencia nos ayuden a descubrir quienes somos!

 MARI PAZ LÓPEZ SANTOS

pazsantos@wanadoo.es

Eclesalia, 18/02/05

 

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