Oración de fin y principio de año

1 diciembre 2004

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,

tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al terminar este año quiero darte gracias

por todo aquello que recibí de ti.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol,

por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar

y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,

las amistades nuevas y los antiguos amores,

los más cercanos a mí y los que estén más lejos,

los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,

con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy quiero pedirte perdón:

perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,

por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,

y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando

y que ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
En los próximos días iniciaremos un nuevo año.

Detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar

y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,

la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y con bondad

llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras

mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.

 

Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno.

Que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.

Tomás del Valle-Reyes

 

 

NAVIDAD: “DIOS CONTIGO”

 

Cuando Dios nació,

el firmamento siguió su rumbo:

ni luceros brillantes, ni estrellas fugaces.

 

Cuando Dios nació,

el Universo no hizo ningún alarde gravitatorio,

ni temblores de tierra, ni repique de campañas.

 

Cuando Dios nació,

el mundo se despertó como cualquier día:

ni el odio cesó ni el hombre se vistió de fiesta.

 

Y es que, cuando Dios nació,

solamente acertó a balbucear unas letras:

¡Tu nombre!

 

Sí, amigo, cuando Dios nació,

se acordó de ti y te llamó por tu nombre…

Y lo sigue haciendo Navidad tras Navidad.

 

Ojalá que, cuando este año Dios nazca,

escuches tu nombre… ¡Sería maravilloso!

 

Entonces sí, el firmamento

se poblará de una inmensa luz

que disipará todo atisbo de tiniebla,

la Tierra retemblará estremecida,

el mundo se vestirá con sus mejores galas

y tú.., tu serás el primero en entonar:

“Gloria a Dios en los cielos

y paz a los hombres que en estas Navidades

escuchen su nombre de labios del Niño-Dios”.

 

José María Escudero

 

Para hacer

  1. Cuando Dios nació no se notó nada… Pero a lo largo de los siglos, y ahora mismo, sí se puede notar. ¿En qué?
  2. La navidades llegan son su intercambio de mensajes. ¿No podría ser éste un texto para incluir en una felicitación? ¿Y si escribimos otro, personalmente o en grupo?

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